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44 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
"Todo lo que quiero es una vida tranquila juntos"
A raíz de una conversación con algunos amigos de esta web, me he visto obligado a replantear el inicio de mi crítica a esta maravillosa película de Zhang Yimou. Realmente, es difícil elegir un criterio por el cual se asigna una puntuación a una película. La personalidad de cada uno, su educación, su cultura y su estado de ánimo son los que determinan a mi parecer la puntuación final que se otorga a un film. En lo que a mí respecta, valorar una película con un 10 (lo que sería el concepto utópico de la "perfección absoluta") supone encontrar un film con vida propia, es decir, que la excelencia de la obra es capaz de sorprenderme y emocionarme independientemente de las circunstancias en las que lo vea. Como ya comenté en otra crítica, hay pocos films que aguanten una revisión contínua manteniendo ese aura mágica del primer visionado. Y Vivir! es sin duda una de ellas.
Porque la sexta película del realizador chino combina magistralmente el drama y la comedia, el llanto desaforado y la sonrisa más enérgica, la denuncia sutil y el realismo mágico. La historia se asienta sobre los acontecimientos de la convulsa sociedad china de los años 40-60 (en medio de la guerra civil entre los nacionalistas de Chiang Kai Chek y los comunistas de Mao Zedong y su "revolución cultural"). Basada en una novela de Yu Hua, narra la historia de Fu Gui, un joven rico que dilapida la fortuna familiar por su afición al juego. Superando su adicción tras el nacimiento de su hija, se verá obligado a ganarse la vida y mantener a los suyos con su trabajo de titiritero. Fu Gui será apresado por el ejército nacionalista y verá la muerte con sus propios ojos. Sin embargo, la victoria de los comunistas permitirá que regrese a su casa, donde nacerá su hijo. Mientras tanto, la gente es obligada a trabajar como esclava en pro de la victoria del gran lider Mao. Y de nuevo, la tragedia se cernirá sobre Jia Zheng (su mujer) y Fu Gui. Con el paso del tiempo, la pareja casará a su hija con un humilde obrero y serán abuelos en un final apoteósico que se insipira claramente en la trilogía de Apu de Satyajit Ray.
El hilo argumental le sirve a Yimou para hacer un magnífico fresco de la cultura china. Combina la fastuosidad del local de juego, la belleza del teatro de sombras, la riqueza arquitectónica de la mansión familiar con la austeridad de la clase obrera mayoritaria. Asímismo, la predilección del director por el color rojo (patente en toda su obra, especialmente en La Linterna Roja) y el gusto por los planos generales dibujan un entorno natural privilegiado (el campo de sorgo, las montañas nevadas, los campos de cereales...) pero salvaje, en el que la supervivencia es hostil. Sigue en el spoiler (no revelo datos de la película)
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125 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Hubiera sido más feliz Ulises si hubiera olvidado Itaca?
Hoy, y después de muchos años acabo de ver una película a la que puedo calificar con un 9, me rindo y muestro pleitesía ante la maestría de Zhang Yimou, porque ha hecho una película que te seduce, te conmueve, de una profunda belleza porque es imposible quedarte indiferente ante la epopeya que vive esta familia, sus muestras de amor, lucha, abnegación y de dignidad, que te emociona hasta la extenuación, donde el director sabe dar la duración justa a los sucesos trágicos que ocurren sin caer en un exceso de grandilocuencia.

Las interpretaciones están acordes con la película, Gong Li , soberbia con una capacidad de recursos inmesos (no me gusta la caracterización visual de su personaje de vieja) y Ge You solemne, como va dando forma a un personaje odioso al principio, pusilánime después, ingenuo siempre, en la vida real las buenas personas casi siempre lo son, hasta acabar de dibujar un hombre integro, de una dignidad asombrosa.

La música forma una conjunción inigualable con las imágenes, la fotografía es maravillosa con una sincronía de colores que parecen sacados de una pintura, donde siempre falta el azul, quizás porque el director no quiere dar ni un mínimo de frialdad, sino intensidad y calidez al relato, (paradójicamente los títulos de credito del final si se muestran en azul).

El final me parece maravilloso, nos muestra un epílogo optimista lleno de esperanza, con el mensaje que lo importante, a pesar de todo lo que nos ocurra en nuestras vidas, es seguir viviendo.
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63 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
VIVIR!!!! (El titulo lo dice todo)
“La vida se ve como un río, en la que unos flotan y otros se hunden, unos se ahogan y otros permanecen vivos, sin saber cuando llegarán los rápidos y los remolinos. Sin que los esfuerzos por nadar les sirvan a algunos para salvarse, ni el dejarse llevar por la corriente significa hundirse. Al final quien lo cuenta es quien vivió para contarlo"

Mi película favorita de Yimou, y posiblemente una de las que este en mi Top10 personal.

“Vivir!” Es un relato sólido, estructurado de manera tradicional, lo cual es una de las fuertes bazas de la película: la historia de una familia, en primer plano, que vive los grandes cambios sucedidos en China entre los años 40 y 60: la guerra civil que instaura el comunismo, el llamado Gran Salto Adelante de los 50, y la depuración y Revolución Cultural.
Es frecuente que muchas películas naufraguen en su intento por abarcar en dos horas tantos años. No ocurre así en este caso. El director recurre, en los grandes y obligados saltos de tiempo, al sencillo y antiguo cartel explicativo: unas palabras que entran en pantalla y salen con la luz y el color y el ritmo de una buena escena, con la perfección de un actor. Así de simple y eficaz.

Como sin esfuerzo, música, fotografía, y las palabras en la boca y en los gestos de los actores, con la dirección de arte, van llevando al espectador a través de sucesos e ideas y sentimientos, se pasa por muy distintos ambientes y climas humanos. Con medida, drama, armonía, sorpresa…

Las marionetas y las sesiones de sombras chinescas son también suelo y trasfondo, hilo conductor, en el transcurrir de la historia familiar; lo son de modo evidente los sucesos políticos y de guerra en un sentido, y, en otro sentido, mayor, la presencia constante en la familia de las leves marionetas, que adquieren un valor de símbolo, como si de una bandera de permanencia cultural y moral se tratase.

Como en todas las obras tocadas con la gracia de lo clásico, hay drama y comedia, hay dolor y humor y ternura, y hay esperanza: “Vivir!”, y no sólo físicamente. Vencer.
Todo esto, que puede parecer exquisitez minoritaria, no lo es, y no lo es por la fuerza de la historia, permanente y universal por verdaderamente humana.
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58 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El juego de sombras
No podían haber escogido un título más adecuado para este excelso drama que, efectivamente, nos conduce a lo largo del intenso, doloroso, incierto y en definitiva milagroso viaje por la vida.
Gran acierto el de Yimou al tomar como punto central y como hilo conductor a una sencilla familia que, a través de los años, pasa por diversos avatares marcados por los tropiezos, las reconciliaciones, el aprendizaje de la madurez y de apreciar el valor de amar; también, como es inevitable, marcados por las tragedias que los someterán a las pruebas más duras que se puedan soportar; y marcados por el telón de fondo de una era de grandes cambios políticos y sociales, que supuso la llegada de la revolución y la instauración del régimen comunista de Mao Tse Tung (o como quiera que lo llamen ahora, yo desde pequeña escuché y leí que la transcripción de su nombre era "Mao Tse Tung". ¿Cómo lo llaman ahora? ¿"Mao Ze Dong"? Bueno, qué más da).
Yimou arroja una mirada crítica a los acontecimientos de aquellos tiempos, pero lo hace como observador que nos pone delante unos hechos a través del punto de vista de las personas sencillas, que vieron cómo su forma de vida tradicional quedaba trastocada y se encontraron sometidos a una ideología y a unas profundas modificaciones en las costumbres, las cuales tuvieron que acatar por temor a represalias y a ser acusados de "antirrevolucionarios". Observamos claramente cómo la mayoría de aquellas personas no comprendían muy bien toda esa terminología y parafernalia revolucionaria, pero obedecían por miedo y por sensatez.
La familia protagonista es una familia como podría serlo cualquiera. Al principio se hallan en una situación acomodada, pero la inconsciencia e inmadurez del cabeza de familia les lleva a la ruina y a la pobreza. Tras una época de recapacitación y superación de la ludopatía que lo condujo al desastre, el cabeza de familia finalmente se ha concienciado de que no hay nada más prioritario que permanecer unido a los seres amados y cuidarlos, y regresa junto a su mujer y a sus hijos. Se gana la vida como intérprete de teatro itinerante de sombras chinescas, que es una de las más apreciadas diversiones públicas de la gente. Pero justo entonces la revolución de Mao se abate sobre el país y el antiguo estilo de vida queda barrido de un plumazo. Comienza una etapa incierta y peligrosa.
Siguiendo el día a día de la familia, sus penalidades, sus alegrías, sus esfuerzos por salir adelante, todos esos pequeños detalles corrientes que nos tocan el corazón, que nos inundan con su sencillez, detalles en los que todos nos reconocemos, sentimientos universales que todos experimentamos en cualquier cultura (el amor hacia los hijos, hacia los padres, hacia los hermanos, la felicidad de estar juntos, de disfrutar de los pequeños momentos, el esfuerzo de arreglárselas en un ambiente difícil, el terrible sufrimiento de la pérdida...).
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32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La vida es un camino muy largo
Me gusta el Yimou de historias sencillas y humanas, ese Yimou de emociones sinceras llenas de historias de personas, salpicadas con dramas, y pequeños momentos de felicidades. Este Yimou me emociona. "Vivir!" es ese tipo de película, como también lo son otros de sus films como "La linterna roja", "Ju Dou, semilla de crisantemo", "Ni uno menos", o "El camino a casa". Este es el Yimou que más me gusta, y "Vivir!" es uno de sus máximos exponentes.

"Vivir! es la historia de una familia que tiene que tiene que abandonar su casa debido a las deudas contraídas por las apuestas del padre. La historia está ambientada entre los años cuarenta y setenta, en plena época de cambios socio-políticos con la instauración del régimen comunista. La familia vive adaptándose a todos estos cambios mientras sobreviven a sus dramas familiares. Yimou emociona y lo hace con sutileza.

Zhang Yimou vuelve a contar con su musa para este gran film. Gong Li es la mejor actriz asiática. Yimou le debe mucho a esta bella actriz, i Gong Li le debe a Yimou el prestigio que se ha ganado. Forman una dupla sobresaliente.

El cine en Asia es, hoy por hoy, un referente mundial, y Zhang Yimou, a pesar de sus últimos tropezones, es uno de los máximos exponentes de este gigante asiático.
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30 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Huozhe
Sexto largometraje del realizador Zhang Yimou (Xian, China, 1951). El guión, de Lu Wei y You Hua, adapta la novela “Huozhe” (1992), la segunda del joven escritor Yu Hua (Hangzhou, China, 1960). Se rueda en escenarios naturales de China y en estudio. Nominado a la Palma de oro (Cannes), gana el premio al mejor actor (Ge You), el Gran Premio del Jurado y el Premio del Jurado Ecuménico. Gana, además, el Bafta al mejor film en lengua no inglesa. Producido por Fu-Sheng Chiu, Funhong Kow y Christophe Tseng para Era Internacional y Shanghai Film Studios, se proyecta por primera vez en público el 18-V-1994 (Festival de Cannes).

La acción dramática tiene lugar en China entre los primeros años 40 y los 70 del XX. La localización principal es una ciudad entre mediana y pequeña, no determinada, en la que se habla el mandarín. Xu Fugui (Ge You), adicto a los dados y poco aficionado al trabajo, está casado con Xu Jiazheng (Gong Li). Son padres de una niña, Xu Fengxia (Tianchi Lui), sordomuda a causa de una enfermedad, y de un niño menor, Xu Youqing (Deng Fei). La familia afronta los cambios, las desdichas y las alegrías que les depara la vida a través de tres grandes etapas de la historia del país: los últimos años de la Guerra Civil (1927-1950), el Gran Salto Adelante (1950-60) y la Revolución Cultural (1966-69). Se relacionan con el alcalde de la ciudad o jefe de distrito (Ben Niu), con el joven Wan Erxi (Wu Jiang), Chunsheng (Tao Guo) y otros. Fugui es ingenuo, sencillo, frágil e inseguro. Trabaja como cantante de un grupo de teatro de marionetas tradicionales. Su esposa es fuerte, animosa, cariñosa, sufrida y tolerante. Ella es la espina dorsal de la familia.

El film suma drama, melodrama, comedia y análisis histórico. Desarrolla un relato centrado en la cotidianeidad de una familia corriente, sin importancia y sin relieve social, insignificante, humilde y prácticamente desconocida, dedicada a trabajar en lo que puede o lo que le mandan. Tanto los personajes principales, como el grupo familiar, experimentan a lo largo de los años cambios importantes. La implantación del régimen comunista, la supresión de tareas domésticas, la incorporación de la mujer al trabajo, la asunción por ella de tareas duras y que exigen esfuerzo físico, la proliferación de comedores comunitarios, las tareas colectivas planificadas, las directrices centralizadas sobre la producción orientada a la industrialización y, dentro de ésta, la producción de acero a partir de desechos y útiles de todo tipo. Años después la Revolución Cultural y sus secuelas imponen nuevos cambios y nuevas rupturas, como la prohibición de las representaciones del teatro de marionetas y canciones tradicionales antiguas, depuraciones personales, etc. A los cambios externos se añaden las incidencias propias de la vida de familia, con satisfacciones, disgustos, gozos, esperanzas y alegrías.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La épica cotidiana
Indudablemente, se trata de un dramón clásico. De un dramón clásico muy cercano, por cierto, a los mejores dramones clásicos de la historia del cine: “Las uvas de la ira”, “Ladrón de bicicletas”, “Los mejores años de nuestra vida”, “Harakiri”, “Doctor Zhivago”, “El hombre elefante”, “Mystic River”… Y eso significa, impepinablemente, que si has logrado disfrutar de todas —o casi todas— estas pelis con total y absoluto deleite, también deberías conseguirlo —sin demasiado esfuerzo— con “¡Vivir!”.

El problema de los dramones clásicos como “¡Vivir!”, sin embargo, es que —actualmente— no tienen la buena prensa de antaño. Así pues, lo que verdaderamente mola hoy en día es el drama “a lo bestia”. En plan “Réquiem por un sueño”, “Ciudad de Dios”, “Contra la pared” o “Irreversible”. Dramas con cámara epiléptica, montajes abruptos y despiadadas tramas argumentales que —más que conmocionar— lo que pretenden y consiguen, en definitiva, es perturbar al espectador de la forma más descarnada posible.

A mi, particularmente, me gustan todos los dramas. Todos. Independientemente de su tono, de su estilo y de su intensidad. Siempre y cuando, por supuesto, conecte con ellos y no perciba rastro alguno de sensiblería, sentimentalismo y moralina. Sin lugar a dudas, las tres grandes lacras del género en cuestión.

Obviamente, nada de ello detectaréis en la peli de Yimou. Un drama que fluye sin prisa pero sin pausa y que nos ofrece un espléndido fresco de la China maoísta a través de la propia experiencia vital de Fu Gui (Ge You) y Jia Zheng (Gong Li), un matrimonio que luchará a brazo partido contra la adversidad constatando, por si fuera poco, que vivir es —indudablemente— la mayor batalla que puedes librar y la mayor victoria que puedas lograr en esta puta vida.

Pedazo de ocho, pues, para un dramón clásico de impecable factura al que sólo cierta candidez y superficialidad aparente la alejan de ese nueve que durante gran parte del metraje campeó en su marcador. Ainsss!
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20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El cambiante sendero de la vida
“Tenemos el deber de ser responsables ante el pueblo. Ser responsables ante el pueblo significa que cada palabra, cada acción y cada acto político nuestros, deben concordar con los intereses del pueblo. Y si cometemos errores, debemos corregirlos”.

Estas son fervientes palabras de Mao Zedong, pronunciadas pocos años antes de proclamar la República Popular China tras el triunfo de la revolución que él mismo liderara. Como todas las palabras bienintencionadas de todos los líderes del mundo, tampoco éstas se cumplieron al pie de la letra, pues los gobernantes representan la cabeza del ajedrez, pero son muchas las piezas del juego gubernamental, aunque aquellos tengan que responder por algunos de sus actos. Y, desde los mandos medios, muchos errores, desmanes y violaciones a las leyes, pueden cometerse por ignorancia, deshonestidad o por abuso de autoridad… Por supuesto, también habrá ordenes que vienen desde lo más alto y que, a la inversa, son los empleados medios los que cargan con toda responsabilidad.

Zhang Yimou, sin duda uno de los directores más calificados del cine actual y quizás el número uno de China, no parece tener los mejores recuerdos de la Revolución Cultural y películas como “Semilla de Crisantemo” o “La Linterna Roja” que son, como ésta, críticas soterradas a las infortunadas acciones del régimen, le han costado censuras y una estrecha vigilancia a todos sus proyectos.

“¡VIVIR!” es la recreación muy precisa de la vida de una modesta familia, a lo largo de varias décadas que se inician en los años 40… justo en vísperas de la Revolución Popular. Y Yimou logra con eficacia, y con acciones muy puntuales que tocan con el sentir, con la libertad de acción y de expresión, y con la negación de ciertos derechos, dejar sentado un alegato que golpea, de pleno, tres centímetros debajo del esternón.

Gong Li, su musa, su amiga y su amante, durante varios años, encarna a Jiazhen la típica mujer firme y concreta en sus objetivos, capaz de sobrevivir con denuedo y entereza a las peores tragedias. Su esposo, Fugui, a ratos semeja a un ave de mal agüero, y el amor entre ellos parece de aquellos que nacieron para no vivirse cerca.

Llena de variopintos matices, la vida de la familia Xu es intensa, y por ella – como por cualquier otra familia – emergen las rosas y las espinas, mientras, con gran sutileza, Yimou va dando sutiles detalles de la opresión que oscurece el legendario, y sin duda significativo, régimen de Mao. Y si alguien quiere ver alusiones indirectas a lo que viven hoy los chinos, quizás encuentre algo que lo haga asentir con la cabeza.

Y hay cosas, como la recompensa que trae la perseverancia, como el bien que se oculta en todo mal, o como la serenidad que conlleva el aceptar lo que sucede en contra de lo que se espera que, este inspirador filme, nos deja al alcance para una buena reflexión.

Y recuérdalo: ¡Pase lo que pase, es necesario Vivir! ¡Esta es la decisión de los valientes!
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
CUESTIÓN DE TONOS
La película cuenta un ciclo histórico, a lo largo de años: la vida de una familia vapuleada por acontecimientos trágicos, resaltados con un patetismo que se fija en las paradojas del destino.

Si no le hubiera dicho yo que hiciese eso, Si no me hubiera empeñado en darle aquello, Si no se hubiera puesto en tu lugar… (Los personajes comentan con redundancia las jugadas).

Esa versión popular de la fatalidad griega (que, en cambio, fulmina de una sola vez): varios sucesos que aparecen con su signo nefasto e inundan de dolor la vida, a la vez que la vertebran a golpes.

Y, a pesar de todo, la vida sigue, porque consiste en sobreponerse a esos golpes.

Ése es un tono, el de la lógica fatalista, simple pero coherente, y da lugar a un arranque bastante logrado.

Otro tono es el empleado para referir el entorno histórico y político del relato.

Con independencia de la censura que objetivamente merezca el régimen maoísta, no hay en las punzadas de Yimou crítica sino burla; alusión grotesca, sin humor en la parodia y el sarcasmo. Tampoco llega a caricatura o sátira. Es pobre, sin más, y también lo es la exposición de cómo lo político influye en las vidas de los protagonistas. Los planos individual e histórico no se entrelazan en serio. Y si ese tono flojamente burlesco resulta empobrecedor, escenas como la del ginecólogo represaliado son indignas de una película que pretenda un nivel elevado o profundo.

Gran trabajo de los actores que encarnan al matrimonio protagonista. Sugieren esa continuidad de la vida a través de las tormentas, ese desapego que ve con serena indiferencia lo grato o ingrato de los acontecimientos y se acostumbra a recibir las cosas como vienen, con madura aceptación. Aparecen en algunas imágenes con cierta belleza clásica.

Es tema serio, casi solemne, y podría considerarse tratado con adecuación si no fuera porque ciertas realidades históricas, presentadas en el baldío de lo fácil y lo chistoso, quedan aparatosamente fuera del tratamiento.
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24 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Imprescindible
"¡Vivir!" es todo lo que se puede esperar de una película china y más. Mucho más. Es bella y desgarradora a un tiempo. Un viaje por el tiempo a través de una familia. Es imprescindible para entender un poco mejor la china contemporánea y, en general, cualquier país. Sin llegar a ser pretencioso me atrevo incluso a decir que ésta película, ni mucho menos simple, ayuda a entender un poco mejor en qué clase de mundo estamos inmersos y las vueltas que da la vida, y las vicisitudes que estas vueltas conllevan. El maestro Yimou describe con tal sutileza y brillantez a sus personajes, evoca tan sorprendentemente la poesía visual con sus imágenes, que es muy dificil que ésta historia no conmueva a todo el que la vea, porque, lo que más me maravilla es la forma en que el director construye una verdadera tragicomedia como las de antaño, es decir, hay partes en la película en las que te paras a pensar lo bella y preciosa que es y lo amena que se te hace, pero luego hay otras partes en las que literalmente algo dentro de ti se mueve incómodo, llora y recapacita, pues es a la vez durísima e impactante, y ambos generos los conjuga el director con un talento y una genialidad inimitables e impagables. Y es también una critica demoledora, amarga y esclarecedora a los actuales principios chinos y a los de la época de Mao Tse Tum: la última media hora es absurda y absolutamente genial. Necesaria.
Luego, hay una escena que me dejó con la boca abierta y que pasará a la posteridad, yo creo; esa escena en la que los soldados comunistas bajan corriendo por la ladera de la montaña.
Por último, dejar patente mi rotundo acuerdo con el Festival de Cannes al darle a esta gradiosa joya el Gran Premio del Jurado y el premio al mejor actor para Ge You, que realmente se sale, pero, en mi opinión, la que de verdad se sale es esa sublime belleza llamada Gong Li. Impresionante interpretación. La mejor actuación de la película sin ningun tipo de duda.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La vida es como una noria...
... a veces estás arriba, y a veces estás abajo.

No sé muy bien quién pronunció esta frase por primera vez, pero desde luego le viene como anillo al dedo para describir esta pequeña maravilla.

Hace relativamente poco escribí una crítica sobre el film "El Camino a Casa" diciendo que era la primera película que veía de Zhang Yimou y que desde luego no sería la última. Tras la cinta antes mencionada vi "Hero", una genial película de artes marciales visualmente espectacular. Con "¡Vivir!" he tenido mi tercer contacto con el cine de Yimou, y menudo contacto amigos...

Yimou nos presenta esta cinta como un retrato, por momentos con una belleza y un sentimentalismo increible, y por otros con una crudeza implacable, de la sociedad china durante el régimen maoista a través de las desventuras de una familia china que de la noche a la mañana pasan de tenerlo todo a no tener nada.

Con esta película me reafirmo en que el director chino es un as manejando la cámara, creando bellos planos que nos hacen meternos de lleno en la historia.
En cuanto a los actores, increíbles ambos protagonistas. Gong Li soporta toda la carga drámatica del film de una manera asombrosa, además de mostrar una belleza exquisita. Ge You hace también un extraordinario trabajo digno de aplauso.

Si con "El Camino a Casa", Yimou me maravilló con su sencillez, con "¡Vivir!" el realizador oriental me ha conquistado desde la simbiosis entre lo crudo y lo bello de esta magnífica película.

Así pues, finalizo mi crítica como siempre animándoles a que le echen un vistazo a este estupendo film. Pasarán rato ameno, con momentos tiernos, y con otros tantos duros, pero estoy seguro de que al finalizar la película estarán de acuerdo conmigo en que el cine que nos llega desde el lejano oriente es un diamante en bruto.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Gente corriente
Como decía Forrest: "La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes lo que te va a tocar"

Corolario: claro que si eres chino y sales en una película de Zhang Yimou, te tocarán todos los bombones pochos.

Exagerada nota la de esta película.

Quizás el hecho de que no nos han llegado de China muchas películas que critiquen tan abiertamente el régimen maoísta ha contribuido a darle un extra a una historia bonita e inofensiva, incapaz de mostrar con profundidad las relaciones entre los personajes y que delega toda su capacidad emotiva en las cercanía de su reparto, que sabe hacerse con el corazoncito del espectador a pesar del material desganado y formulaico que la sustenta. Entre el matrimonio protagonista hay buena complicidad, aunque más parecen hermanos que marido y mujer y la actriz que hace de la hija tiene una mirada y una expresividad realmente conmovedoras, sabiendo transmitir sin palabras la carga dramática de su personaje.

La dirección es correcta, pero carece de personalidad: no hay apenas una escena que impresione o que se quede en la memoria. Para conmover el guión se vale de golpes de efecto, siempre relacionados con alguna gran desgracia, hasta llegar al punto que no resulta creíble la historia de esta desdichada familia. Además que, aunque los actores hacen lo que buenamente pueden, en ningún momento se capta su personalidad o sus sentimientos, un tema aparte es la caracterización, pasan la tira de años y la pareja protagonista se supone que envejece, pero tienen el mismo aspecto exacto que al principio de la película y ni siquiera los orientales envejecen tan despacio.

Películas sobre el gran ciclo de la vida hay muchas e incluso en latitudes orientales podemos encontrar ejemplos más logrados y más personales que esta "¡Vivir!": por poner dos ejemplos cualesquiera, "La ducha" o "Comer, beber, amar" que son filmes en cierto modo más sinceros y sentidos que esta mediocre retrospectiva sentimental e histórica que quiere abarcar mucho apretando bien poco.
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20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Para ver, al menos, una vez en la vida
Me alegro de haber conocido el cine chino de la mano de Zhang Yimou, y nada menos que con El camino a casa, aunque todas las películas suyas que he visto hasta ahora son cine de calidad.

Las personalidades femeninas son fuertes y complejas, en un entorno de adversidades sociales, económicas y políticas. Teniendo que enfrentarse siempre a retos de gran envergadura como pueden ser la partida del ser amado o la muerte de un hijo. Mujeres de gran valía que sobresalen pero no por ello dejan de ser imperfectas y humanas.

Las historias son realistas, a veces historias verídicas sobre personajes que existieron y que muestran la realidad de China durante la Revolución Cultural. Yimou nos retrata los pueblos, las costumbres y a los habitantes de una forma cuidadosa hasta el detalle, permitiéndonos que nos olvidemos de que estamos ante un retrato, una historia, y no ante la más pura realidad.

Con la última película que he visto, ¡Vivir! (no confundir con Vivir, de Akira Korosawa, como me pasó a mí), me proclamo amante del cine de Zhang Yimou.

Esta película es un alegato en favor de la vida, pero no sólo vida nos muestra. El director plasma la vida en sus múltiples facetas, dejando entrever la complejidad del tema, pero ofreciéndonoslo en un paquete de suma simplicidad: un argumento sencillo y lineal que no da pie a que el espectador se pierda en elucubraciones.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El baúl
Era “Vivir!” Algo que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Tal vez, desde que tuve la suerte de ver en pantalla grande la primera película de Yimou: “El camino a casa”. Recuerdo que por aquel entonces tenía un diario al que hoy en día siempre recurro cuando la morriña asoma delante de mi cara. En ese diario, escribí sobre lo que acababa de ver. Un director del que no conocía nada, y que había conseguido transmitirme un universo de emociones. Decía (recito de memoria pues el diario no lo tengo en este lar), “es este cine, el de directores como Zhanh Yimou, el que consigue descolocarme, el que persiste en empujar contra mí, un baúl de emociones y sensaciones eléctricas; es un puño que aprieta mi conciencia…”

“Vivir!” es ese baúl.
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12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Siempre sospeché que existían, pero nunca, hasta la fecha, había visto un chino calvo.
Coñas aparte, las vivencias de esta familia, desde épocas de bonanza hasta bien entrado el régimen maoísta, me han resultado atrapantes. La crítica al régimen está implícita, pero no hace sangre, sino que se percibe como la percibe, aparentemente, la propia población china, que apechuga con lo que le echen sumisamente y se busca la manera de vivir de la forma más acorde con los tiempos.

Me fascina su protagonista, el chino calvo. Ver cómo este hombre pasa de jovenzuelo acomodado a perfecto proletario, de titiritero a marioneta, contado todo con esa aparente naturalidad, oírle cantar, o lo que sea que haga, para entretener a las tropas, como ya hiciera Marilyn en otras tierras, verle envejecer despacio, sabiamente, y proyectar en él, en sus vivencias, el periplo histórico y político de la China del siglo XX, me parece de una habilidad llamativa que no le conocía a Zhang Yimou, tan dado a juegos de artificio y, aquí, tan recatado.

Si, la peli es un dramón. Ocurren muchas desgracias, pero también dedica tiempo a recrearse en realidades más gratas. Y tiene una cosa muy buena y muy difícil de encontrar en el cine, y es que los niños se comportan como niños, no como redichos asquerosos ni como adultos tarados.



Venga, haced memoria. De todos los chinos que habitan vuestra ciudad… ¿alguno es calvo? No valen abuelos, me refiero a hombres jóvenes. Otra cosa que no he visto jamás es un gitano con gafas, pero eso ya es otra historia.
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Correcta película de Yimou
Distanciándome del sentir general, no creo que "¡Vivir!" sea uno de los grandes trabajos de Yimou, sino que lo sitúo lejos de sus mejores obras de los años 1990 ("La linterna roja", "Ni uno menos"...), en mi opinión muy apreciables, y mucho más cerca de su bastante negativa evolución posterior.

La película traza un retrato familiar con un arranque excelente y una muy buena elaboración de su primera parte, enmarcado en los años anteriores a la victoria de Mao en la guerra civil China y a la formación del régimen comunista. A partir de ese momento, la película evoluciona incomprensiblemente hacia una parodia con tintes trágicos, que le deja a uno confuso y contrariado. Son tales los esfuerzos por vincular la trayectoria familiar a los abusos del régimen chino, que todos los elementos desgraciados que se suceden en el film tienen como explicación dicho régimen. Y es tal el contraste entre una primera parte de la película en que la responsabilidad individual es la causa de la desgracia familiar, y la segunda, donde dicha responsabilidad siempre está mediada por el poder comunista, que Yimou acaba perdiendo el norte argumental y deja a sus personajes completamente desamparados. Y si a ello, además, sumamos el tono paródico, desequilibrado y falto de realismo con que presenta el comunismo chino, lo que acaba quedando es una película con demasiadas debilidades.

A pesar de todo, creo que es un trabajo que puede verse, ya que los aspectos más positivos del cine de Yimou también están allí, si bien resultan mucho más apreciables en historias más desprovistas de lastres innecesarios y mejor cohesionadas.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Con la vida a cuestas...
Mientras los dirigentes de todas las naciones del mundo dictan leyes, hacen guerras, planean conspiraciones y esbozan sus ideales a carboncillo; con escuadra y cartabón sobre el lienzo de la existencia de millones de seres anónimos; quizás ignoran que gran parte de la masa que le da legitimidad a su creación no necesita ninguna obra arte...
Solo quieren vivir, en paz con sus personas queridas y con la menor cantidad de sobresaltos posibles...
Esta gran película no es nada mas que la historia de algunos de esos seres anónimos que llevan la pesada carga de sus vidas a cuestas en medio de las convulsas mareas de los avatares de la Historia...
Una película generacional muy emotiva con momentos muy brillantes y continuos giros argumentales (sobre todo en la primera hora) que plantea algunas quejas sobre las injustas jugadas del destino y sobre lo complicado que a veces puede llegar a ser vivir por el simple hecho de haber estado en un lugar determinado en una época determinada...
Una película que te deja un gusto a cotidianeidad, a resignación y a fe en el futuro...
Nunca me dejó mejor gusto la resignación...
En esta película sabe a vida...
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¡Un canto a la vida!
La vida es compleja. Es muy larga y al mismo tiempo todo sucede a la velocidad de un suspiro. Tiene sinsabores, sus momentos alegres y etapas oscuras. Pero vale la pena vivirla. ¡Vivir! es un canto a la vida, la película con la que el chino Zhang Yimou se consolidó definitivamente entre el público y la crítica europea. La cinta acompaña el devenir de un matrimonio a lo largo de 40 años en los que las luces y las sombras se irán combinando como en un espectáculo de marionetas proyectadas sobre una sábana iluminada. Yimou habla de su país a medio camino entre la complaciencia y la (auto)crítica. Pero no hay rebeldía en su mirada. Ni resquemor. Ni odio. Porque la vida nos lleva por caminos inesperados. No hay que aceptar los avatares del destino con desánimo o desde el lado más pusilánime. Simplemente las cosas suceden cuando suceden y como suceden. Y eso no significa tener una actitud complaciente o derrotista. Es la filosofía, obviamente asiática, que basa el discurso del sabio, el gran Yimou.

¡Vivir! acaba como un haiku precioso, una colección de imágenes hondas, un ramillete de escenas costumbristas en el que el verdadero espectáculo reside en las cosas sencillas (o complejas, según se mire). Yimou nos dice que no hay mal que por bien no venga, que siempre vale la pena seguir adelante, que la vida sin tener alguien con quien compartirla es menos vida, menos viva, menos real. Es desgarradora cuando debe serlo, luminosa cuando la fortuna sonríe a la familia protagonista. Tiene el poso del cine familiar de Ozu y un aliento clásico. Algunas escenas y miradas queden suspendidas en el tiempo y alargadas en metraje, como si el film buscase la belleza auténtica de lo pequeño. Uno acaba de ver ¡Vivir! con el corazón acongojado y con el pecho henchido. Y con la certeza que en próximos visionados resultará más épica, más emocionante. En la dulzura de Gong Li al ver que su marido ha perdido todas sus propiedades en los dados, en el cariño de la madre que cocina bolas de arroz para su pequeño, en la joven sordomuda que se emociona al despedirse de los suyos el día de su boda o en la figura del padre que zurra a su único hijo varón en el comedor comunal hay mucho cine y una gran lección de vida. Obra cumbre del reciente cine chino.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Por fin la he visto!!
Posiblemente se trata de la película que ha estado en lo más alto de mi lista de recomendaciones durante más tiempo, hasta hoy, que por fin la he degustado, me decido a valorarla, y con mi nota confirmo lo que la mayoría de usuarios de FA opinan. Le doy un 8 porque Yimou le pone un título algo pretencioso a su película, nada menos que vivir, con todo lo que ello supone, muchos aún ni sabemos lo que supone vivir (y puede que no sepamos explicarlo nunca), y realmente hace un trabajo convincente. A mí que un chino titule una película así me echa para atrás, de inicio y con un título así no lo podía tener peor, pero tenía que verla y descubrirla, hasta que por fin lo he hecho hoy. Y es que lo que me ha empujado a verla se debe sólo y exclusivamente, las cosas como son, a FA. Jamás de otra manera me hubiera puesto delante de "¡Vivir!".

Una vez vista puedo asegurar que hay vida, mucha vida, en la existencia que protagoniza un hombre que al principio vive a lomos de una situación acomodada y que como una noria, como la vida misma, va a verlo cambiar todo. Unas veces arriba, otras abajo, hay lugar para mucha tristeza, porque la vida es un drama a menudo, pero lo que me ha acabado convenciendo inevitablemente de Yimou, es que hay lugar para alegrías también, no se tira por el precipicio de la tragedia y ofrece respiros reales, tal como pudiera ser la vida. También es cierto que pudiendo hacer sangre en su crítica al régimen maoísta, se queda a medias, al menos es como lo he visto yo, no oculta una antipatía lógica al sistema teniendo en cuenta los sufrimientos de la familia, pero podría haber ida más allá.

Me gusta la metáfora que encarna el protagonista, titiritero y marioneta a la vez, en una inmensa china en la que todo cambia, de una vida acaudalada al servilismo estúpido por el gobierno. No es una obra maestra pero le voy a dar la razón a Yimou en el título porque hay vida, mucha vida, en los pasos que da el protagonista y con él su familia. Y es que en una vida hay lugar para muchas cosas, el ejemplo de Yimou es muy meritorio.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El títere titiritero
Podría parecer un canto de desesperación o un inmenso lamento hacia el fatal destino si no fuera porque, efectivamente, tiene más fuerza la resistencia que ofrece la vida ante una empecinada y cruel realidad, que los logros de la desdicha.
El grito que mantiene en pie a los protagonistas de esta odisea vital de Zhang Yimou es el mismo que retumba insistente dentro de las cabezas de quienes, en bastantes momentos a lo largo de los años, se ven tentados a tirar la toalla por considerar que sus fuerzas se agotan. Entonces, el último suspiro se utiliza para darse ánimos, para decirse: hay que seguir, no sé muy bien porqué pero ¡hay que vivir!. Y una extraña sonrisa aparece y abrazas a quienes te rodean o te abrazas a un árbol o al sol, o a la lluvia....

La familia de nuestra historia parte del medievalismo que imperaba en China en los comienzos del siglo XX y camina, a través de guerras y otros despropósitos, hacia la revolución popular de Mao, adaptándose camaleónicamente a los cambios y agarrándose con uñas y dientes a la supervivencia, pasando por encima de principios personales y peligrosas dignidades. Avanzan contra viento y marea, sin saber muy bien adonde; son títeres en la valija de un comediante de truculentas leyendas.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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