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¡Vivir!

Drama Después de verse obligado a abandonar su casa y su familia por deudas de juego, un hombre rehace su vida como titiritero hasta que se ve envuelto en la revolución maoísta. Cuando consigue volver con su mujer y sus hijos, ya nada es como antes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
11 de octubre de 2007
125 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
A raíz de una conversación con algunos amigos de esta web, me he visto obligado a replantear el inicio de mi crítica a esta maravillosa película de Zhang Yimou. Realmente, es difícil elegir un criterio por el cual se asigna una puntuación a una película. La personalidad de cada uno, su educación, su cultura y su estado de ánimo son los que determinan a mi parecer la puntuación final que se otorga a un film. En lo que a mí respecta, valorar una película con un 10 (lo que sería el concepto utópico de la "perfección absoluta") supone encontrar un film con vida propia, es decir, que la excelencia de la obra es capaz de sorprenderme y emocionarme independientemente de las circunstancias en las que lo vea. Como ya comenté en otra crítica, hay pocos films que aguanten una revisión contínua manteniendo ese aura mágica del primer visionado. Y Vivir! es sin duda una de ellas.
Porque la sexta película del realizador chino combina magistralmente el drama y la comedia, el llanto desaforado y la sonrisa más enérgica, la denuncia sutil y el realismo mágico. La historia se asienta sobre los acontecimientos de la convulsa sociedad china de los años 40-60 (en medio de la guerra civil entre los nacionalistas de Chiang Kai Chek y los comunistas de Mao Zedong y su "revolución cultural"). Basada en una novela de Yu Hua, narra la historia de Fu Gui, un joven rico que dilapida la fortuna familiar por su afición al juego. Superando su adicción tras el nacimiento de su hija, se verá obligado a ganarse la vida y mantener a los suyos con su trabajo de titiritero. Fu Gui será apresado por el ejército nacionalista y verá la muerte con sus propios ojos. Sin embargo, la victoria de los comunistas permitirá que regrese a su casa, donde nacerá su hijo. Mientras tanto, la gente es obligada a trabajar como esclava en pro de la victoria del gran lider Mao. Y de nuevo, la tragedia se cernirá sobre Jia Zheng (su mujer) y Fu Gui. Con el paso del tiempo, la pareja casará a su hija con un humilde obrero y serán abuelos en un final apoteósico que se insipira claramente en la trilogía de Apu de Satyajit Ray.
El hilo argumental le sirve a Yimou para hacer un magnífico fresco de la cultura china. Combina la fastuosidad del local de juego, la belleza del teatro de sombras, la riqueza arquitectónica de la mansión familiar con la austeridad de la clase obrera mayoritaria. Asímismo, la predilección del director por el color rojo (patente en toda su obra, especialmente en La Linterna Roja) y el gusto por los planos generales dibujan un entorno natural privilegiado (el campo de sorgo, las montañas nevadas, los campos de cereales...) pero salvaje, en el que la supervivencia es hostil. Sigue en el spoiler (no revelo datos de la película)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tantra
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27 de noviembre de 2007
63 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy, y después de muchos años acabo de ver una película a la que puedo calificar con un 9, me rindo y muestro pleitesía ante la maestría de Zhang Yimou, porque ha hecho una película que te seduce, te conmueve, de una profunda belleza porque es imposible quedarte indiferente ante la epopeya que vive esta familia, sus muestras de amor, lucha, abnegación y de dignidad, que te emociona hasta la extenuación, donde el director sabe dar la duración justa a los sucesos trágicos que ocurren sin caer en un exceso de grandilocuencia.

Las interpretaciones están acordes con la película, Gong Li , soberbia con una capacidad de recursos inmesos (no me gusta la caracterización visual de su personaje de vieja) y Ge You solemne, como va dando forma a un personaje odioso al principio, pusilánime después, ingenuo siempre, en la vida real las buenas personas casi siempre lo son, hasta acabar de dibujar un hombre integro, de una dignidad asombrosa.

La música forma una conjunción inigualable con las imágenes, la fotografía es maravillosa con una sincronía de colores que parecen sacados de una pintura, donde siempre falta el azul, quizás porque el director no quiere dar ni un mínimo de frialdad, sino intensidad y calidez al relato, (paradójicamente los títulos de credito del final si se muestran en azul).

El final me parece maravilloso, nos muestra un epílogo optimista lleno de esperanza, con el mensaje que lo importante, a pesar de todo lo que nos ocurra en nuestras vidas, es seguir viviendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
maguffi
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5 de junio de 2007
58 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La vida se ve como un río, en la que unos flotan y otros se hunden, unos se ahogan y otros permanecen vivos, sin saber cuando llegarán los rápidos y los remolinos. Sin que los esfuerzos por nadar les sirvan a algunos para salvarse, ni el dejarse llevar por la corriente significa hundirse. Al final quien lo cuenta es quien vivió para contarlo"

Mi película favorita de Yimou, y posiblemente una de las que este en mi Top10 personal.

“Vivir!” Es un relato sólido, estructurado de manera tradicional, lo cual es una de las fuertes bazas de la película: la historia de una familia, en primer plano, que vive los grandes cambios sucedidos en China entre los años 40 y 60: la guerra civil que instaura el comunismo, el llamado Gran Salto Adelante de los 50, y la depuración y Revolución Cultural.
Es frecuente que muchas películas naufraguen en su intento por abarcar en dos horas tantos años. No ocurre así en este caso. El director recurre, en los grandes y obligados saltos de tiempo, al sencillo y antiguo cartel explicativo: unas palabras que entran en pantalla y salen con la luz y el color y el ritmo de una buena escena, con la perfección de un actor. Así de simple y eficaz.

Como sin esfuerzo, música, fotografía, y las palabras en la boca y en los gestos de los actores, con la dirección de arte, van llevando al espectador a través de sucesos e ideas y sentimientos, se pasa por muy distintos ambientes y climas humanos. Con medida, drama, armonía, sorpresa…

Las marionetas y las sesiones de sombras chinescas son también suelo y trasfondo, hilo conductor, en el transcurrir de la historia familiar; lo son de modo evidente los sucesos políticos y de guerra en un sentido, y, en otro sentido, mayor, la presencia constante en la familia de las leves marionetas, que adquieren un valor de símbolo, como si de una bandera de permanencia cultural y moral se tratase.

Como en todas las obras tocadas con la gracia de lo clásico, hay drama y comedia, hay dolor y humor y ternura, y hay esperanza: “Vivir!”, y no sólo físicamente. Vencer.
Todo esto, que puede parecer exquisitez minoritaria, no lo es, y no lo es por la fuerza de la historia, permanente y universal por verdaderamente humana.
Arakiri
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3 de noviembre de 2007
32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podían haber escogido un título más adecuado para este excelso drama que, efectivamente, nos conduce a lo largo del intenso, doloroso, incierto y en definitiva milagroso viaje por la vida.
Gran acierto el de Yimou al tomar como punto central y como hilo conductor a una sencilla familia que, a través de los años, pasa por diversos avatares marcados por los tropiezos, las reconciliaciones, el aprendizaje de la madurez y de apreciar el valor de amar; también, como es inevitable, marcados por las tragedias que los someterán a las pruebas más duras que se puedan soportar; y marcados por el telón de fondo de una era de grandes cambios políticos y sociales, que supuso la llegada de la revolución y la instauración del régimen comunista de Mao Tse Tung (o como quiera que lo llamen ahora, yo desde pequeña escuché y leí que la transcripción de su nombre era "Mao Tse Tung". ¿Cómo lo llaman ahora? ¿"Mao Ze Dong"? Bueno, qué más da).
Yimou arroja una mirada crítica a los acontecimientos de aquellos tiempos, pero lo hace como observador que nos pone delante unos hechos a través del punto de vista de las personas sencillas, que vieron cómo su forma de vida tradicional quedaba trastocada y se encontraron sometidos a una ideología y a unas profundas modificaciones en las costumbres, las cuales tuvieron que acatar por temor a represalias y a ser acusados de "antirrevolucionarios". Observamos claramente cómo la mayoría de aquellas personas no comprendían muy bien toda esa terminología y parafernalia revolucionaria, pero obedecían por miedo y por sensatez.
La familia protagonista es una familia como podría serlo cualquiera. Al principio se hallan en una situación acomodada, pero la inconsciencia e inmadurez del cabeza de familia les lleva a la ruina y a la pobreza. Tras una época de recapacitación y superación de la ludopatía que lo condujo al desastre, el cabeza de familia finalmente se ha concienciado de que no hay nada más prioritario que permanecer unido a los seres amados y cuidarlos, y regresa junto a su mujer y a sus hijos. Se gana la vida como intérprete de teatro itinerante de sombras chinescas, que es una de las más apreciadas diversiones públicas de la gente. Pero justo entonces la revolución de Mao se abate sobre el país y el antiguo estilo de vida queda barrido de un plumazo. Comienza una etapa incierta y peligrosa.
Siguiendo el día a día de la familia, sus penalidades, sus alegrías, sus esfuerzos por salir adelante, todos esos pequeños detalles corrientes que nos tocan el corazón, que nos inundan con su sencillez, detalles en los que todos nos reconocemos, sentimientos universales que todos experimentamos en cualquier cultura (el amor hacia los hijos, hacia los padres, hacia los hermanos, la felicidad de estar juntos, de disfrutar de los pequeños momentos, el esfuerzo de arreglárselas en un ambiente difícil, el terrible sufrimiento de la pérdida...).
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Vivoleyendo
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26 de febrero de 2008
30 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el Yimou de historias sencillas y humanas, ese Yimou de emociones sinceras llenas de historias de personas, salpicadas con dramas, y pequeños momentos de felicidades. Este Yimou me emociona. "Vivir!" es ese tipo de película, como también lo son otros de sus films como "La linterna roja", "Ju Dou, semilla de crisantemo", "Ni uno menos", o "El camino a casa". Este es el Yimou que más me gusta, y "Vivir!" es uno de sus máximos exponentes.

"Vivir! es la historia de una familia que tiene que tiene que abandonar su casa debido a las deudas contraídas por las apuestas del padre. La historia está ambientada entre los años cuarenta y setenta, en plena época de cambios socio-políticos con la instauración del régimen comunista. La familia vive adaptándose a todos estos cambios mientras sobreviven a sus dramas familiares. Yimou emociona y lo hace con sutileza.

Zhang Yimou vuelve a contar con su musa para este gran film. Gong Li es la mejor actriz asiática. Yimou le debe mucho a esta bella actriz, i Gong Li le debe a Yimou el prestigio que se ha ganado. Forman una dupla sobresaliente.

El cine en Asia es, hoy por hoy, un referente mundial, y Zhang Yimou, a pesar de sus últimos tropezones, es uno de los máximos exponentes de este gigante asiático.
Sersolo
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