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25 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
De amor y otras prohibiciones (9.1)
Tras Nanuk, los posteriores documentales de Flaherty no tuvieron éxito o bien fueron abandonados por discrepancias con las productoras hollywoodienses, que le exigían incluir historias de amor novelescas con las que no podía estar de acuerdo un director-etnólogo como él. Ya alejado de Hollywood, Murnau, quien se había creado su propia productora para no tener que soportar el control de las grandes compañías, le ofreció a Flaherty la realización compartida de Tabú. No tardarían en surgir las discrepancias, pues Murnau, cineasta alemán de origen expresionista (por si alguien no lo sabía aún), estaba más interesado en plasmar sus inquietudes artísticas en un ensayo antropológico con historia romántica. Flaherty abandonó la empresa y el alemán nos brindó, poco antes de morir en un accidente, esta película de ficción preciosa visual y argumentalmente, con un gran ritmo y con uno de los finales más bonitos de la historia.
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58 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Paradise Lost
Murnau, inquieto y versátil, se trasladó desde su Alemania natal a la meca de Hollywood para seguir probando, antes los ojos del arte supremo, que él era uno de los más grandes que jamás ha dado la industria cinematográfica (casi igualando en genialidad a mi insuperable Chaplin).
El último proyecto de su fulgurante carrera dio un giro radical, si bien no en su recurrente temática de las bellas historias de amor. Lo que hizo fue buscar nuevos escenarios. Desde la Norteamérica profunda de "Amanecer", a los exóticos parajes tropicales de las islas de Bora-Bora y Tahití, situadas en el conjunto insular de la Polinesia oceánica. Lugares remotos y de ensueño que en la actualidad constituyen algunos de los más codiciados destinos turísticos.
Muchas de las miles de islas repartidas por Oceanía están habitadas por pueblos polinesios, los cuales permanecieron en un aislamiento casi total hasta la llegada de los colonizadores europeos. Francia se hizo cargo del tutelaje del conjunto al que pertenecen Tahití y Bora-Bora, que desde entonces pasaron a denominarse la Polinesia Francesa.
Murnau y el documentalista Flaherty se desplazaron hacia el corazón de aquellas islas y crearon una película-documental que se puede contar entre las más hermosas de ese género. Filmando las costumbres del pueblo nativo de Bora-Bora, experimentamos la explosión de sensualidad y alegría de vivir entre esos paisajes de ensueño cubiertos de fértil vegetación, suaves arenas blancas y aguas que podemos imaginar de un color esmeralda intenso, entre arrecifes de coral que sirven de hogar a millones de ostras perleras y atolones dispersos.
Las jornadas cotidianas para las gentes de las islas se deslizan entre sus actividades de pesca y recolección y sus alegres diversiones y celebraciones.
Da la impresión de que nada podría perturbar tanto regocijo.
Pero la tormenta se anuncia sobre el cielo claro. Reri, una bella muchacha enamorada de un chico llamado Matahi, ha sido seleccionada por el señor de todas las islas para ser la doncella de los dioses. Para ella supone algo similar a una sentencia de muerte; la doncella de los dioses deberá permanecer virgen y pura durante toda su vida para servir a las divinidades. A partir de ese instante, Reri es tabú. Ningún hombre podrá tocarla. Y quien desafíe la prohibición, será castigado con la muerte.
Reri está anonadada. Ni ella ni Matahi se resignan a separarse. La única salida es la fuga, huir a otras islas en las que impere la ley del hombre blanco y por lo tanto las leyes divinas polinesias no tengan valor.
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31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Tabú/Amor
Tabú es la historia de Matahi y de Reri, dos jóvenes enamorados en una isla en la que sus habitantes viven según las tradiciones de centenares de años. Pero un barco viene a su isla, y en este barco está Hitu, que notifica a Reri que debe salir de su hogar para ser la virgen sagrada de la isla. Ella es tabu.
Dos estilos diferentes, pero perfectamente complementados. Sumemos la potencia visual de Robert Flaherty y el aliento poético de Wilhelm W. Murnau, entonces la cosa puede acabar en obra maestra. Antropología y subjetivismo romántico. Y así nace, en 1931, Tabú, uno de los poemas cinematográficos mayores de todos los tiempos. Universal hasta nuestros días.
Tabú es el discurrir de la vida misma en cada plano. No importa que sean islas perdidas por los mundos salvajes, donde todo parece barbarie. Una isla del Pacífico sur, parecida a la de Gauguin o Stevenson. El drama humano, el romance, la tragedia y las diferencias raciales, están ahí.
La inocencia de los indígenas, sus cuerpos, la naturaleza, la luz, la vuelta a un expresionismo de sombras así como la fascinación y el afecto en la mirada del cineasta hacia los polinesios. La demostración del más sublime amor, capaz de rebasar cualquier tipo de obstáculo en su afán por estar juntos, la entrega, el espíritu, la nobleza. Sentimientos que logran llegar al espectador, una historia sencilla. Muy grande. La última escena es impresionante.
Una pareja se casa infringiendo las leyes de su tribu, para ser a partir de entonces perseguidos por una maldición que sólo puede acabar en tragedia. Aunque sea un preciso y maravilloso documental sobre Polinesia y sobre sus habitantes, es también una gran historia de amor. No le hacen falta siquiera diálogos o música de acompañamiento; a veces el cine es lo suficientemente poderoso.
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22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El amor es capaz de trascenderlo todo
Robert J. Flaherty, fue un etnógrafo con gran interés por las culturas primitivas, porque veía en ellas grandes y admirables ejemplos de vida. Luchar por su conocimiento preciso y su preservación, fue el propósito de toda su vida. Friedrich W. Murnau, fue un cineasta que amaba el cine por sobre todas las cosas, porque creía que, a través de él, podía apologizar la grandeza del hombre y demostrar la perfecta confluencia que existe entre todas las dimensiones de la existencia.

Nada extraño entonces que, sus talentos y sus ideales, confluyeran en un proyecto que surge tras el desencanto que ambos tienen con los productores de Hollywood. Murnau, tenía en alto aprecio los filmes de Flaherty y, <<TABÚ>>, se inició en la isla Bora-Bora con gran entusiasmo por ambas partes. El guion lo habían escrito juntos, pero, pronto Flaherty comenzó a sentir que él y Murnau miraban en direcciones diferentes. Al etnógrafo americano le interesaba lo puramente documental, y al cineasta alemán le atraía más lo novelesco y lo romántico de la historia entre Matahi y Reri. Observando lo que ocurría en el escenario, donde Murnau dirigía, y Floyd Crosby se ocupaba de la cámara, Flaherty comprendió que no había lugar para él y abandonó el rodaje, pues, además, el director alemán fue quien aportó la mayor parte del presupuesto.

Es un hecho que, en todo documental se hacen abstracciones y se filma aquello que particularmente atrae a cada realizador. En tal sentido, todo documental es subjetivo, pues deja siempre de lado espacios, comportamientos, costumbres… que, a otro realizador cualquiera podrían interesar, originando así una nueva lectura que, sin duda, derivará en sentires e interpretaciones parcial o radicalmente distintos.

En tal sentido, la motivación novelesca de, Murnau, es perfectamente válida porque sustrae, sin trampas, aquellos aspectos que le interesan de la cultura polinesia y la hace confluir con una historia, quizás ficticia, pero que da lugar a su ferviente alegato contra aquellos códigos arcaicos con los que se subyuga a la mujer. ¿O qué otra cosa es someter a una chica enamorada a ser la elegida de unos dioses de piedra o de madera, y negarle de por vida, el derecho a ser acariciada y deseada por un hombre?

Reri, y especialmente Matahi, son magníficos ejemplares de la libertad absoluta que reclama el amor. Por eso, rompen todos los tabúes y buscan desatarse de las ancladas cadenas que quieren impedirles su derecho a ser felices, pues, puedes tomarlo como un hecho incontrovertible: Todos los dioses son falsos cuando el hombre les atribuye un pretendido afán de sacrificios. Dios solo ansía Amor.

<<TABÚ>>, es un filme liberador, y la muerte de, F. W. Murnau (ocurrida el 11 de marzo de 1931 -exactamente 4 meses y 21 días antes de que se estrenara el filme, el 01 de agosto del mismo año-, nada tuvo que ver con un castigo por su rompimiento de tabúes, más bien, diría yo, fue la causa natural de un proceso existencial cumplido a cabalidad, pues sirvió para la consolidación de un arte maravilloso.
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Muslamen, falditas y ostras
Hermosa película que camina en elegantísimo equilibrio sobre un filo: a un lado, la veracidad documental (paisajes exóticos, danzas, bellos indígenas); al otro, la retórica del cine mudo (ojos desorbitados, sonrisas de manual de odontología, mucho gesticuleo, convenciones narrativas inverosímiles)*. En ambos campos hay escenas bellísimas y otras que suenan falsas, avejentadas y, a veces, retóricas: pero la elegancia de la fotografía, la potencia de la historia, su exotismo, el garbo narrativo y la indulgencia con la que vemos estos primeros clásicos del cine compensan cualquier reparo.
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17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
CINE MUDO INTERESANTE POR SU EXOTISMO Y ANTIGÜEDAD
Película en la que su mayoría de actores son nativos utilizados sobre el mismo terreno. El argumento es clásico pero junto a una geografía muy exótica para los comunes aficionados al cine de la primera mitad del siglo pasado (dos jóvenes enamorados; ella es obligada a casarse con un viejo guerrero al que no quiere; los dos amantes huyen; para sobrevivir ambos en otra isla, él tiene que ganarse la vida sumergiéndose a por ostras o perlas; y más, y mucho más), toda una historia con guión, argumentada, al estilo de los dramas clásicos de amores. Tal como señala el subtítulo original de la obra, se trata de "UNA HISTORIA DE LOS MARES DEL SUR". Lógicamente al estar rodada a principio de los años treinta (s. XX) es cine mudo, en blanco y negro, con explicaciones escritas intercaladas para facilitar a los espectadores el desarrollo de la trama. O sea, un film con un argumento narrativo en la línea de Romeo y Julieta, Tristán e Isolda o de cualquiera de las grandes historias de amor ocurridas en el mundo, sin menospreciar las que hayan vivido nuestros abuelos cuando tuvieron amores con nuestras abuelas.

La película se llama "Tabu", refiriéndose a ese concepto ya universalizado, originario de los nativos melanesios o de las islas de los mares del Pacífico Sur, que significa "prohibido". Pero F.W.Murnau demuestra en su filmación más tabú alojado en su subconsciente que el de los sencillos habitantes de Bora-Bora con los que filma este film; pues salvo una o dos mujeres que salen con sus pechos desnudos moviéndolos alegremente al danzar, en el resto de la película viste a todas las demás incluso al presentarlas aseándose en unas charcas del río — cuando un grupo de muchachas isleñas se han apartado para bañarse y jugar juvenilmente entre risas, aparecen en tales menesteres ¡¡¡vestidas!!!—; algo completamente innatural en ese tiempo, en ese medio y en esa gente. Y ¿por qué este artificialismo? Por el tabú mental de Murnau a mostrar luego su film en la sociedad Occidental europea o norteamericana y que escenas reales de muchachas al natural, escandalizaran a los ciudadanos del "mundo civilizado".

Trabajo cinematográfico interesante y digno de mérito, máxime visto desde nuestros días; pero no para considerarlo excelso o eminente.

Fej Delvahe
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26 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
LÁGRIMAS EN EL PARAÍSO
Flaherty y Murnau. Dos formas distintas de transmitir la realidad a través del cine. El documentalista Flaherty dejando que la naturaleza hable por sí misma. Murnau escribiéndole el guión a la naturaleza. Flaherty situando magistralmente su cámara delante mismo de la vida. Murnau colocando la vida frente a su cámara. Por ello estaban condenados a no entenderse. Por eso mismo Flaherty abandona un proyecto que considera artificioso. Sinceramente, en manos de cualquier otro director el proyecto hubiese perdido autenticidad pero con Murnau no. La "ficticia" historia de amor se incorpora a la cotidianeidad de la vida indígena que tal parece que la cámara "pasaba por allí" al tiempo que ocurrían los hechos. Y, aunque la película respira el aire documental Flaherty, es puro Murnau. Un Murnau cosecha del 31 capaz de seducir a los paladares más exigentes.

El Murnau de Amanecer, en el insospechado ocaso de su vida, atacaría con Tabú. Una película, no prohibida sino obligada e imprescindible. Distinta a Sunrise y sin esa nota diferencial que sacude nuestras sensibilidades, pero así y todo una excelente película que habla de vida y habla de muerte, donde se baila llorando y donde en la más absoluta de las tragedias hay tiempo para el amago de una sonrisa. Tabú es desesperación, inocencia, civilización incivilizada y educado salvajismo. Tabú son contrastes. El paraíso cuasi original versus el paraíso perdido.

Y como he dicho antes, el director dispone la vida frente a su cámara, pero el cuadro que dispone para ser fotografiado es idéntico a la vida misma. Probablemente Flaherty encontrase diferencias pero nosotros como espectadores solo encontramos una: La castidad de las vestimentas incluso en las escenas de baño solo es entendible desde tabúes morales a los que ni siquiera Murnau fue capaz de resistirse. El resto tiene el aroma de los limones no del Caribe sino de los Mares del Sur y la barcaza se llama Moana, nombre que no nos sabe a hierba sino a jabón tropical.

Una joya del cine silente, imprescindible para los amantes del cine mudo, los del cine en general y para todos aquellos que conserven algo de sensibilidad dentro de sí en los tiempos que corren.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un viaje por los mares del sur
Murnau estaba harto del control que las productoras americanas tenían sobre su obra, asi que tras tres películas en Hollywood decidió asociarse con Flaherty, documentalista pionero y famoso por la gran independencia de la que gozaban sus obras.
Terminada en 1931, cuatro años después del estreno del sonoro, esta considerada como la última gran película muda.

Murnau vuelve a hacer uso de sus temas preferidos: la lucha de dos enamorados contra el destino y el agua como símbolo de la inmensidad a la que hay que hacer frente, argumentos ya utilizados en su celebradísmo debut en Hollywood "Amanecer" (Sunrise, 1927). La fotografía, a cargo de Floyd Crosby, recibiría el Oscar de la Academia.

El cineasta moriría poco después del estreno en una de las leyendas más famosos del cine: el alemán sufriría un accidente de coche junto a un indígena que iba en el asiento del copiloto, del que se dice que en el momento del choque estaba practicándole una felación. Rumore, rumore... Siempre nos quedará la duda de que hubiera hecho Murnau en el sonoro, a pesar de que era uno de sus máximos detractores, junto a Chaplin.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La imposibilidad de quebrantar la fuerza del destino.
Este delicioso y portentoso poema visual está poblado de imágenes impresionantes que por primera vez viajaron al hemisferio sur a fin de describir la vida de los polinesios, y secundado por una fuerza musical que probablemente, a tenor de lo que se ve - o se oye -, podría haber influido en la primera auténtica banda sonora del cine - King Kong, que ocurre por cierto en escenarios parecidos. Este film parece apelar de manera simple y maravillosa al concepto de destino de la tragedia griega - la llamada 'moira' - así como a los escritos del entonces célebre antropólogo Bronislaw Malinowski, quien divulgó por vez primera al mundo las costumbres de estos habitantes de Oceanía.
'Tabú' posee ciertamente algunas carencias que, sin embargo, son necesarias por la época en que se encuentra (falta de efectos especiales - los momentos iniciales con las lanzas o arpones para pescar son un tanto irrisorios -, forma de rodar muy naif, una iluminación a veces inadecuada...) y acaba acercándose a la obra maestra, sobre todo merced a una gran capacidad narrativa y poética, con méritos tan grandes como la supresión de los intertítulos en sentido estricto - tal como hiciera de manera absoluta en 'el 'Ultimo' -, que aquí sustituye por escritos - que vemos en vivo - de diarios, cartas o documentos, o también el uso de actores no verdaderamente profesionales, el rodaje en exteriores...
Se trata de una película que en cuanto es valorada por sus detalles pierde puntuación, pero que vista de una manera global, ignorando la terrible distancia temporal que hay entre este penúltimo legado del cine mudo y el cine actual, es capaz de impregnar en el espectador una sensación mágica, como si le hubiesen explicado uno de aquellos cuentos de nuestra infancia que, pese a ciertas incoherencias o acontecimientos inverosímiles, nos cautivaban y suministraban una especie de revelación al explicarnos una historia que, si bien habíamos oído o leído en múltiples ocasiones, parecía completamente nueva por lo bien contada que estaba.
La recomiendo gratamente pues se trata de una pequeña joya, aunque ciertamente no se trata de una película imprescindible.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El paraíso perdido.
Considerada por muchos como la última obra maestra del cine mudo, “Tabú: A Story of the South Seas” fue también la última película de su director puesto que murió la noche antes de su estreno en un accidente de coche en Santa Bárbara EEUU y deja claro como Murnau disfrutó de la luz en la paradisíaca isla del Pacífico en la que se rodó.

La historia de la virgen sagrada de la isla que acabó siendo “Tabú”, la escribió en estrecha colaboración con Robert Flaherty, el director de “Nanook”, y que en principio también iba a ser el productor y codirector de la película. Murnau requirió los servicios de Robert J. Flaherty para escribir y codirigir el proyecto aunque la colaboración se rompió por las enormes discrepancias en el modo de tratar a los habitantes de la isla, mientras Flaherty luchaba por filmar la película siguiendo los postulados abiertos por el cine documental y respetando en la medida de lo posible las formas de hacer de los indígenas, Murnau consideraba que debía poner todos los elementos naturales al servició de su creación artística. Murnau se salió con la suya aunque Flaherty abandonó el proyecto.

El resultado: una obra hermosa y compleja, que narra con extrema pasión el destino de dos amantes separados por la voluntad de los dioses. Una película, no prohibida sino obligada e imprescindible, una excelente película que habla de vida y habla de muerte, donde se baila llorando y donde en la más absoluta de las tragedias hay tiempo para el amago de una sonrisa; “Tabú” es desesperación, inocencia, civilización incivilizada y educado salvajismo. Una joya del cine silente, imprescindible para los amantes del cine mudo, los del cine en general y para todos aquellos que conserven algo de sensibilidad dentro de sí en los tiempos que corren.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una crítica que no debería escribir
No debería escribir acerca de una película que he visto por lo menos 4 veces en 6 días, sin cansarme. Es algo demasiado personal hacer una crítica y esto lo ve todo Internet, o lo que es lo mismo, todo el mundo.

Sin embargo, voy a lanzarme. Tabú, considerada como la última obra maestra del cine mudo (personalmente creo que ese honor es para "Umarete wa mita keredo", de Yasujiro Ozu), es una película muy profunda en cuanto a emociones y sentimientos.

En "Tabú", Murnau aúna la esencia de "Nosferatu", "Amanecer" y la tragedia griega en tan solo 80 minutos. A priori, es extraño, son tres elementos muy distintos, pero es posible entrelazarlos, y Murnau lo logra a la perfección. Logra crear una bellísima historia de amor entre los dos protagonista, incorporando el elemento sobrenatural -la maldición del tabú- y la tragedia que sufre la pareja de amantes a causa de ello.

Al mismo tiempo, su realización es sobresaliente y magnífica. Un estilo semi-documental enriquece todavía más el filme. Le proporciona un halo de magia y exotismo durante los primeros veinte minutos, que, sin duda alguna, es de lo más bello que se haya filmado en la historia del cine. De la misma manera está muy acertada la banda sonora, que incluye bailes, música de ukelele y otros sonidos que suenan en las escenas de fiesta.

Es un espectáculo desde que aparece el rótulo "Tabú: una historia de los mares del sur" hasta el final. Una orgía para los sentidos. Una obra maestra, una de las películas más románticas que he visto, rodada con una enorme naturalidad, sin artificios, sin buscar lágrima fácil, simplemente dejando que los acontecimientos se sucedan casi por azar.... del tabú.

Una película imborrable.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Lo prohibido.
El infortunado destino de dos jóvenes que se vieron obligados a separarse por la dogma de su tribu. La demostración del más sublime amor, capaz de rebasar cualquier tipo de obstáculo en su afán por estar juntos, la entrega, el espíritu, la nobleza. Sentimientos que logran llegar al espectador, una historia sencilla pero exquisitamente lograda. Desearía que los directores contemporáneos observaran más hacia el pasado, se encontrarían pequeñas joyas como ésta.
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8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
No me acaba de enganchar
Es semi documental. Aunque con más historia. Me ha gustado la parte de la corrupción con la conolización de los países del mar del sur. Que es Tahití.

Lo interesante también es que, excluyendo a los directores y producción, el resto son nativos.

La historia en sí, está bien, aunque a veces se hace lenta y pesada.

Fue la última película de Murnau. Una semana antes del estreno murió. Eso no sirvió para cosechar éxito ya que no se consiguió recuperar la inversión.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL ÚLTIMO PARAISO
Murnau andaba un poco de capa caida tras sus dos últimos fracasos en la taquilla americana. Flaherty también andaba un poco mosqueado después de estar un año rodando "Mohana" en Samoa presionado por los productores que buscaban más comercialidad y rapidez en su trabajo, sin entender a que se dedicaba el padre del documentalismo. El caso es que decidieron unir fuerzas y rodaron "Tabú" silente cuando ya el sonoro se hacia con el mercado. La fusión de la visión de ambos parió una gran película, pero el propio dolor del parto hizo que el inquebrantable purista de Michigan no viera con buenos ojos la parte artístico narrativa del genio alemán y retiró su nombre del proyecto. Queda su impronta en una primera parte más étnica y costumbrista del "ídilico" mundo de los mares del sur.
El paraíso desgraciadamente tenía dueños occidentales y resabiados comerciantes orientales para poner las cosas en su sitio. Por si fuera poco, las tradiciones sacrosantas propias de todo lugar, también en Bora-Bora vienen a dar al traste con el amor de la virginal pareja que como Adan y Eva desafían a los dioses y ya se sabe como se las gastan estos.
Los actores no profesionales aportan credibilidad a su amor y exotismo. Murnau se apodera de la narración y la va dosificando en intensidad y belleza sin olvidarse de sus expresionistas sombras a la luz de esa luna llena que augura tragedias. Hay momentos de lograda tensión, abuso de intertitulos a pesar de integrarlos mediante notas de los personajes, cosa extraña e innecesaria en un director maestro en narrar sin palabras y unas ensoñaciones poco acertadas. Todo ello para culminar en un final para quitarse el sombrero y lo que haga falta. "Tabú" está a la altura de las grandes tragedias clásicas. Murnau falleció en accidente unos meses antes de sus estreno, parece que el destino fatalista tampoco le perdonó romper el tabú de nadar a contracorriente de un cine entendido como producto mercantil y no como expresión del arte que llevaba dentro. Gran testamento.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Obra de gran valor.
22(13/01/09) Obra imprescindible del séptimo arte por su carácter único y pionero, solo comparable con "Nanook, el esquimal". Es un film de género antropológico sobre la vida en los mares del sur, concretamente en la polinesia francesa, donde se filmó por completo, con actores no profesionales, utiliza como hilo conductor la romántica y trágica historia de amor entre dos muchachos de una tribu, ella ha sido elegida por el jefe para ser su mujer, entonces los amantes huyen para poder vivir juntos. Esta fue la última película de Murnau, murió sin rodar cine sonoro, la muerte le llegó una semana antes del estreno en Nueva York, “Tabú” empezó con una colaboración con el afamado documentalista Robert Flaherty, que aparece en los títulos de crédito como guionista, fue expulsado por Murnau , que controlaba la producción, echado por no querer este compartir los méritos de la dirección. El sello Flaherty se ve por todas partes, no ha sido desterrado su talento de “Tabú” que como ya he dicho al principio recuerda bastante a “Nanook”, su sello en la bella fotografía de Floyd Crosby, en la sencillez de la historia, etc… Murnau por supuesto también está presente en lo trágico del relato, en su mensaje de que el poder de la “civilización” con su dinero, acaba con la sencilla vida en los isleños, y por supuesto en poético final, maravilloso, de los que se te quedan en la memoria para siempre, digno del broche final del probablemente mejor director del cine mudo. Recomendable film a los que gusten de cine mudo del bueno. Fuerza y honor!!!
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La Ira de los Dioses
El resultado es "TABU", un documental ficcionado silente decididamente romántico, donde se confronta lo salvaje con lo civilizado, lo mágico con lo racional y el amor con la tragedia. Un argumento que se desarrolla y avanza con ritmo perfecto, y la aplicación del lenguaje cinematográfico en toda su capacidad (movimientos de cámara, aplicación de las luces y las sombras a nivel dramático,... ) hacen comprender el enfado de Flaherty, ya que lo que vemos más que un documental es una película con actores no profesionales. Es la mejor película de Murnau, su poesía, su frescura y su gran calidad artística la sitúan muy por encima de la mayoría de las películas estrenadas en aquella época. Considerada uno de los mejores documentales de la historia y dotada de una extraña sensibilidad que aún hoy se hace notar.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
A caballo entre drama y documental
Tabú de F.W. Murnau, es la última cinta que rodó, mezcla de drama y documental, la comenzó junto con Robert J. Flaherty, aunque este acabó retirándose en pleno proceso. La acción comienza a modo de documental, aunque poco a poco, va cogiendo tintes de película.
Contiene una gran fotografía por la que obtuvo el oscar, bella y evocadora al lugar en cuestión, y bastante más luminosa que el resto de sus trabajos. Y los sonidos, también están trabajados al detalle, siendo agradables y atrapando al público por su belleza y acierto.
El guión, bastante más realista que otras obras suyas, entretiene y engancha por filmar una cultura tan distinta, pero con historias semejantes a las nuestras. Las cuales además, estas caracterizadas y vestidas de forma muy elaborada y recordando las tribus del pacífico sur.
Además, contiene alguna escena maravillosa y digna del recuerdo como el baile de los indígenas, que desde luego no dejará a nadie indiferente por varios aspectos tanto coreográficos como de vestuario, dando total sensación de documental.
En definitiva, otra gran obra del incomparable cineasta alemán, la último que rodó justo antes de su muerte. Recomendable para todos los admiradores de Murnau, y para los que buscan cintas originales de cine mudo, con una fotografía digna de elogio acompañando un drama sin igual.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Despedida excelsa de un cineasta genial
Un cierre de lujo para la breve filmografía de Murnau. "Tabú" fue en su momento una innovadora experiencia gracias a la combinación entre documental y cine de ficción. La película muestra paisajes exóticos y hace un estudio antropológico de una civilización remota y hermanada con la naturaleza, reflexionando sobre la expansión del hombre occidental sobre tierras vírgenes, pero a la vez contiene un relato de aventuras con todos los condicionantes del género. El ritmo es vivaz gracias a un estilo narrativo marca de la casa, que prescinde de intertítulos y hace del montaje una herramienta básica tanto para contar la historia como para generar tensión e intriga en el espectador. Gracias a gente como Murnau, el cine ya era cine hace muchos años.

Las escenas de baile, o la inmersión para conseguir una perla, son ejemplos de modernidad cinematográfica. Y como guinda, un desenlace memorable.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un documental/ficcion fascinante
Es increible como Murnau en el año 1931 hizo una pelicula en un lugar tan lejano y con gente tan diferente a los europeos o americanos. Las peliculas sonoras existían desde algunos años atrás, pero él, tal vez teniendo en cuenta que no tuvo suerte con sus primeros intentos sonoros, se dedicó a hacer una película mezcla documental y ficción que cuenta la historia de un amor prohibido.
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La leyenda del buen salvaje enamorado.
Murnau se despide de la vida con una obra formidable, un poema cinematográfico con una fotografía bellísima y un argumento que demuestra algo: una historia previsible en su desarrollo fundamental puede seguir siendo "novedosa" si la acompaña un gran trabajo, dedicado y delicado.
La película es, en cierto modo, una vuelta al tema de Rousseau del "buen salvaje" como ser en conexión con la pureza y próximo al paraíso. Quizá por eso en la isla de los protagonistas no hay tormentas ni, al parecer, celos. La única reserva de vivir en "isla paraíso" es la servidumbre férrea a un credo religioso. Para huir del castigo divino, la pareja enamorada debe huir a una isla ya corrompida por el hombre blanco. En este punto de la narración, Murnau logra algo notable: que veamos la isla corrupta desde la nobleza de espíritu de los enamorados en fuga. Creo que es la primera vez que una pelicula logra que sienta esto desde la emoción, y no la lógica. El gran logro de esta obra es que el espectador sientan como sienten los protagonistas. Y esto es impagable. Te sientes confundido por los mismos motivos que ellos, a pesar de que estemos viviendo en el siglo XXI donde, para bien o para mal, somos parte activa de la "máquina tragaperras" que es nuestra sociedad.
Mención aparte merece la revelación de que en el paraíso retratado por Murnau la maldad parece proceder del concepto religioso. La culpa y la persecución mana de este. Los amantes se ven, pues, condenados a lidiar con dos dioses: el propio y el extranjero. Siendo el extranjero no la religión colonialista, sino el dinero, la economía de mercado. Las deudas contraídas con ambos determinan el trágico final de los protagonistas.
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