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Críticas ordenadas por:
La gran apuesta
La gran apuesta (2015)
  • 6,8
    35.561
  • Estados Unidos Adam McKay
  • Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling ...
7
Como provocar una crisis económica
La crisis económica que estalló en 2008 y que pese a que algunos se empeñen en decirnos que ya está superada, todavía estamos notando sus efectos, como cualquier otro evento de alcance mundial ha tenido su hueco en el cine. Desde el temprano documental "Inside Job", hay aportaciones tan valorables como la de "Margin Call" u oportunistas como "Company Men" y a medio camino podríamos situar "El lobo de Wall Street" de Scorsese que aunque retrata una época diferente, no elude las comparaciones con la actualidad.

El realizador Adam McKay ha querido seguir la línea intermedia entre "Inside Job" y "Margin Call", adaptando un conocido libro (en el mundo anglosajón) de economía, que trata de la reciente crisis y de como un grupo de inversores se enriquecieron gracias a que en un momento determinado hicieron lo contrario de lo que hacían los demás gracias a que detectaron que la expansión tenía los pies de barro.

El film cuenta con un buen reparto: Christian Bale, Ryan Gosling, Steve Carrell y la (breve) aparición de Brad Pitt quien además es uno de los productores. McKay trata de novelar los acontecimientos, iniciando su relato unos años antes del estallido de la crisis, centrándose en unos pocos personajes, gestores de fondos de inversión, que por separado fueron llegando a la misma conclusión: la mayor parte de los valores hipotecarios que en esos momentos se rifaban en los mercados estaban compuestos por bonos basura e hipotecas de dudosa rentabilidad y aún más difícil cobro. Por lo que, en lugar de seguir comprando y engordar la burbuja, empezaron a quitarse de encima estos valores, actuando a contra-corriente, y siendo tachados por poco menos que de locos. El principal problema con el que se tiene que enfrentar Mckay es el de explicar el complejo universo bancario y sus diferentes productos de una forma sencilla para el espectador. Y sólo lo consigue a medias. Es de destacar su esfuerzo de proporcionar una explicación detallada entrando de lleno en la jerga bancaria, para lo cual se vale de ejemplos muy didácticos explicados directamente a cámara por personajes conocidos que no pertenecen al mundo de la economía como el caso de la modelo Selena Gomez o el chef Anthony Bourdain. Estos ejemplos rompen en un momento determinado la narración, pero son necesarios para entender lo que está intentando contarnos. Aún así, no puede evitar que al espectador se le acaben escapando la enorme cantidad de conceptos, y siglas de productos, pese a que al menos la idea general sí le queda.

La cámara de Mckay va registrando las acciones de los personajes, con un montaje que intenta ser ágil, pese a las rupturas explicativas, y con un tono irónico cercano a la comedia, gracias a la presencia de Carrell y sobre todo con un Christian Bale que da vida a un personaje, cuando menos, singular. Aunque no es la intención del realizador hacer una comedia, ya que en ningún momento pierde de vista que mientras que estos tipos bien vestidos hacen sus negocios, el ciudadano de a pie sufre los efectos de las decisiones tomadas en los consejos de administración de grandes corporaciones bancarias, en salas de reuniones de fondos de inversión e incluso en el hall de hoteles de lujo. Mckay se limita a exponer los hechos, sin tomar partido, ni tampoco permite que sus personajes sean otra cosa que lo que son: tipos cuyo único objetivo es ganar dinero. Pese a que advierten la debilidad del sistema, no trata de arreglar nada, ni denunciarlo sino que son los primeros en ver una oportunidad de negocio y la aprovechan. Es decir, no son mejores que los que estuvieron vendiendo valores basura camuflados de respetabilidad sin ningún pudor.

Se cuenta que el famoso banquero Rockefeller decía que cuando escuchaba a su chófer hablando de acciones y valores, se daba cuenta que había llegado el momento de vender sus participaciones. En el fondo el film de McKay viene a contar la misma situación, en el sentido que un grupo de personas tienen un comportamiento diferente al del resto, anticipando una caída de consecuencias catastróficas para el ciudadano de a pie, ajeno a estos movimientos. De alguna forma, esta película podría ser complementaria a la mencionada "Margin Call", puesto que viene a tratar lo mismo aunque su voluntad de querer abarcar el complejo y volátil mundo de las acciones, valores, bonos y demás tecnicismos pueda lastrar su valoración. Desde luego todo el que quiera conocer los mecanismos por los que se originaron la crisis no debería dejar de incluir estos dos títulos, junto con el documental "Inside Job" ya que retratan con bastante acierto la voracidad de un sistema capitalista más preocupado en amasar dinero que en cualquier otra cosa.
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Joy
Joy (2015)
  • 5,8
    15.905
  • Estados Unidos David O. Russell
  • Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Bradley Cooper ...
6
La reina de la Teletienda
No cabe duda que a David O. Russell le gusta retratar personajes normales aparentemente anodinos pero con un gran instinto de superación. Además, no es casualidad que busque historias ambientadas en los años 80/90 del siglo pasado. De alguna forma, es la manera que tiene el realizador de huir de los efectos de este nuevo siglo que empezó con un atentado y siguió con una profunda crisis económica que han cambiado profundamente los fundamentos y la mentalidad de buena parte del mundo. Los protagonistas de las películas de Russell serían mucho menos creíbles si tuvieran que vivir en nuestros días. Probablemente, parte de la buena acogida que suelen tener sus películas tenga mucho que ver con este planteamiento inicial.

En este caso, la protagonista del film es Joy (Jennifer Lawrence), una joven que se encuentra en una situación personal y económica bastante peculiar. Vive en casa además de con sus hijas, con su madre (Virginia Madsen) que se ha recluido en una habitación y pasa las horas viendo un interminable culebrón, con su abuela (Diane Ladd) quien además es la narradora del film, con su ex marido (Edgar Ramírez), establecido en el sótano. A éstos hay que añadir a su padre (Robert de Niro) quien tras unos años de relación con otra mujer (Isabella Rosselini) vuelve al hogar. Cuanto menos, la situación familiar de Joy es peculiar, y para colmo se queda sin trabajo. Pero como buena norteamericana, lejos de hundirse, trata de sacar adelante a su familia con su propio esfuerzo. Para ello idea una fregona especial que conseguirá defender contra viento y marea hasta llegar a la teletienda.

Basado en un hecho real, David O. Russell se entretiene en mostrarnos el periplo de la protagonista. En términos generales, el film no ofrece nada que no hayamos visto antes: La lucha individual por llegar a un objetivo superando todos los obstáculos que van apareciendo por el camino. En toda la historia del cine podemos encontrar cientos de historias similares. Lo que la hace diferente es un cierto estilo que hace unas décadas se conocía como cine independiente, que parte de cierta apariencia de economía de medios pero que esconde más de lo que se ve. También es interesante el mostrar el pequeño y caótico universo en el que vive Joy, en especial esa casa llena de gente diversa que dependen de Joy para prácticamente cualquier cosa.

Pese a disponer de un reparto lleno de caras bien conocidas, además de añadir la presencia de Bradley Cooper en un breve pero intenso papel, quien aguanta el peso del film es Jennifer Lawrence, actriz que suma admiradores y detractores a partes iguales, pero que hasta la fecha ha sido David O. Russell el que mejor partido ha sabido sacarle. Y es que Lawrence tiene un atractivo que, salvando las distancias, recuerda al de las grandes estrellas del cine clásico quienes sin ser bellezas explosivas, sabían salir bien favorecidas ante la cámara. Además no se le puede negar que sabe transmitir una fuerza interpretativa que no está al alcance de muchas otras estrellas actuales, quizás más taquilleras que ella pero con menos talento. No tendrá la carga sexual que transmiten la Johansson y demás actrices, pero se trata de una actriz bien dotada para personajes fuertes y David O. Russell sabe sacarle partido.

Valorando el film dentro de la trayectoria del realizador, posiblemente sea uno de los más flojos de su filmografía. Posiblemente sea debido a que da la impresión que se está repitiendo. Pese a que aparentemente las anteriores películas de David O. Rusell son diferentes, prácticamente nos está contando la misma historia una y otra vez. Incluso parece que está tratando de contarnos otra vez "el lado bueno de las cosas". Tal vez tampoco ayude la presencia de las mismas caras. O tal vez, es que en esta ocasión se le notan mucho más las intenciones. No se trata de una mala película, pero quizás es la que tiene momentos más "inncesarios" y que entran con calzador con vistas a provocar alguna sensación en el espectador. Tal vez sea un buen momento para escoger bien su próximo proyecto y no buscar tan descaradamente los Oscars.
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Magical Girl
Magical Girl (2014)
  • 7,1
    26.525
  • España Carlos Vermut
  • Luis Bermejo, Bárbara Lennie, José Sacristán ...
7
Magical y fatal
El cineasta Carlos Vermut se ha descolgado con un film diferente. Al menos para lo que estamos acostumbrados. La historia reune a dos personajes aparentemente inconexos como son Luís (Luís Bermejo) un profesor en paro, con una hija que tiene una enfermedad terminal y Bárbara (Bárbara Lennie), una mujer con ciertos problemas y que vive semi-recluida. La necesidad del primero, desesperado por conseguir un carísimo traje de un personaje japonés, le lleva a chantajear a la segunda, y ésta para conseguir el dinero debe hacer algo que traerá sus consecuencias.

El film de Vermut esta construido sobre la premisa de menos es más. Hay una depuración total en el conjunto del film que afecta a todos sus aspectos, desde un guión muy simple hasta una puesta en escena muy simple, pasando por una banda sonora casi inexistente si no fuera por la canción "niña de fuego". El realizador construye el film basándose en unas pocas localizaciones mayoritariamente interiores, y con pocos movimientos de cámara. Incluso cuando están en exteriores, el realizador prefiere dejar la cámara fija en un punto y dejar que el personaje pase por delante del encuadre. Tampoco se molesta excesivamente en rellenar la trama con demasiados diálogos, encomendándonse a lo que puedan transmitir sus personajes. Quizás un poco menos Luís Bermejo, pero no sucede lo mismo con Bárbara Lennie que hace una excelente composición. Y además el film cuenta con la presencia de José Sacristan, especialmente en el último tercio del film y que demuestra sobradamente sus tablas soportando el peso final de la película, siendo además un elemento importante en su resolución.

Quizás lo más importante de la película de Vermut es lo que sucede en los márgenes de la historia, especialmente lo que rodea a Bárbara. No sabemos los motivos que la han llevado a la situación de dependencia de su marido, apenas podemos entrever parte de su pasado, ni mucho menos vemos exactamente lo que tiene que hacer para conseguir el dinero reclamado por Luís. Pero si vemos las huellas sobre su piel que es mucho más impactante. Más allá del breve prólogo tampoco sabemos mucho del vínculo entre Damián y ella. Y aún así, el personaje con más misterios es el del propio Damián. Vermut deja múltiples espacios en blanco en su historia de forma voluntaria para que sea el espectador el que los rellene. También consigue con este sencillo mecanismo interesar al espectador más por lo que ha pasado que por lo que está visionando.

Se le puede achacar un excesivo simplismo en el planteamiento del film, puede que incluso de fabricar un artificio hueco. Tal vez haya algo de razón en ello, especialmente en el personaje de Luís, quizás el más plano de los cuatro que aparecen. Aunque en realidad el personaje de su hija, que es el detonante de toda la historia es todavía más plano. Llegando más lejos se le puede incluso acusar al realizador de misógino por el hecho que las acciones de los hombres del film están impulsados por el componente femenino del mismo. Habrá también quien quiera ver un cierto realismo social, por el hecho de mostrar un profesor en paro o porque para conseguir dinero y otras cosas hay que recurrir a los márgenes del sistema. Puede que haya algo de todo eso, pero la depuración de la trama que practica Vermut induce a pensar que se ha centrado más en el terreno de los impulsos o del juego de necesidades, dependencias y presiones entre diversas personas (concretamente 3) y que el resultado es bastante positivo. Calificarla de obra maestra resultaría excesivo, sobre todo porque no es todo lo redonda que debería. Tampoco es tan mala y aburrida como dicen otros, en el balance hay más aciertos que desaciertos.

De lo que no cabe duda que se trata de una película que engancha, y que en su simplicidad nos ofrece algo diferente a lo que estamos acostumbrados y que detrás hay un realizador con cierta personalidad y con cierta voluntad de estilo. Y que tiene mucho que ofrecernos todavía.
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Los odiosos ocho
Los odiosos ocho (2015)
  • 7,3
    64.893
  • Estados Unidos Quentin Tarantino
  • Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh ...
8
El gran ruido
Como el propio realizador se ha encargado de recordarnos, se trata de su octava película, y la segunda incursión en el "western". Aunque hay que matizar que por un lado la mayor parte de sus obras son deudoras en mayor o menor grado de este género y por el otro, algunos se atreverían a discutir que sea realmente un western. Es verdad que está ambientado en la época habitual (post-guerra civil), es verdad que sus personajes van armados con pistolones en el cinto, y otras armas de fuego similares y ataviados según los cánones de la época. Pero lo que nos cuenta Taratino se podría haber ambientado en cualquier otro momento.

Después de un largo prólogo en el que coinciden un veterano cazarecompensas (Kurt Russell) que lleva a una supuesta forajida (Jennifer Jason Leigh) en una diligencia y un ex-militar de color (Samuel L. Jackson) en el nevado camino a Red Rock, Wyoming (cuyas nevadas imágenes recuerdan a un film olvidado, "El gran silencio"), y un poco más adelante recogen al futuro sheriff de la población (Walton Goggins), los cuatro personajes se ven obligados a hacer parada en una casa de postas a esperar a que amaine la tormenta. En el interior de dicho recinto, es donde tiene lugar el resto de la trama en el que hay varias personas y algunos no son quienes dicen ser. Por un lado tenemos a un viejo oficial sudista (Bruce Dern), un cowboy (Michael Madsen), un juez (Tim Roth) y un amigo de la dueña del local (Demian Bichir), ausente debido a asuntos familiares.

Vaya por delante que no se trata de un film en el que haya mucha acción, aunque si el espectador es lo suficiente paciente para aguantar las dos horas y media largas de metraje, verá mucha sangre. Esta es una de esas películas más puramente tarantinianas, con larguísimos (e interesantes) diálogos, poco movimiento, una tensión que se va acumulando y una explosión final de violencia. Pese a la larga duración del film, el tiempo pasa en un suspiro y es que Tarantino hace ya un para de films que ha alcanzado la madurez de su lenguaje narrativo, y es capaz de mantener al espectador en la butaca casi tres horas sin que se preocupe del tiempo.

Varios aspectos le ayudan. Un de ellos, sin duda es el reparto en el que cuenta con caras nuevas (Goggins, Bichir, Jennifer Jason Leigh), recupera algunos actores de sus inicios (Tim Roth, Bruce Dern), otros que van apareciendo intermitentemente (Michael Madsen), también recupera a Kurt Russell protagonista de "Dead Proof" y mantiene al que podría decirse que es su actor fetiche (Samuel L. Jackson) o por lo menos el que más veces ha intervenido en sus films. Con este elenco, Tarantino juega al despiste con el espectador, puesto que le oculta algo, que sólo le mostrará en su momento oportuno, volviendo a jugar con el tiempo, (aunque muy bien integrada en la acción), e incluso permite que alguno de sus personajes sepan más del espectador. El guión, siempre uno de los puntos fuertes del realizador sin duda es excelente, con diálogos memorables alternado con las debidas pausas y la puesta en escena en la casa de postas tampoco es desdeñable. Se nota que Tarantino ha estudiado bien la forma de situar la cámara de modo que ésta se mueve por prácticamente todos los rincones del local donde se reunen por diversas circuntancias los ocho personajes.

Otro aliciente del film es que Tarantino se autoreferencia a sí mismo. No faltará quien hable de Agatha Christie y los "Diez Negritos", de la citada "el gran silencio", e incluso referencias a "La cosa" o "La diligencia" y alguna otra que seguro que se me escapa (sobre todo por el gusto del realizador por el cine se serie B y resto de abecedario). Pero las principales referencias del film son de su propia cosecha. "Reservoir Dogs" su ópera prima es la más evidente, pero en cierta venganza que se produce en el film y en determinada escena concreta también se nos aparece "Kill Bill", la apariencia deliberada de Tim Roth a lo Kristoph Walken tampoco es casual, ciertas referencias raciales también nos recuerdan a "Pulp Fiction", "Jackie Brown" o incluso "Django Desencadenado", también sobrevuela la sombra de "Malditos Bastardos" en determinados momentos.

Sin duda alguna los acérrimos de Tarantino, que no son pocos, disfrutarán enormemente con este film. Habrá quien la catalogue como su mejor película. Personalmente, pienso que se trata de una de sus obras más maduras y equilibradas, pese al exceso de sangre al final, pero la frescura de sus dos primeras entregas sigue siendo difícil de igualar.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Love & Mercy
Love & Mercy (2014)
  • 6,7
    4.309
  • Estados Unidos Bill Pohlad
  • Paul Dano, John Cusack, Elizabeth Banks ...
7
La creación de una obra maestra de la música
Con cierta frecuencia aterrizan en la gran pantalla historias que giran alrededor de personajes famosos en los que se detallan buena parte de su vida centrado en los momentos más destacados y supuestamente trascendentales de su vida. De hecho, los críticos se suelen referir a este tipo de films como "biopic". Si la persona en cuestión pertenece al mundo de la música, el combinado "sexo, drogas y rock'n roll" está garantizado.

Sin embargo este "biopic" centrado en la figura de Brian Wilson, máximo exponente de los Beach Boys, y dirigido por el novel Bill Pohland, tiene muy poco del citado combinado. De hecho, en honor a la verdad tiene también muy poco de biopic. No parece ser la intención de Pohland seguir las pautas de los típicos biopics al uso. Es decir: el relatar la vida de Wilson, como forma el grupo, junto a sus hermanos, sus éxitos, su caída y posterior resurgimiento de las cenizas.

Quien espere un relatado detallado de la vida del músico salpicando el metraje con los grandes temas archiconocidos del grupo, se llevará una gran decepción. Y eso no quiere decir que sea una mala película. Ni que no encontremos algo de eso. El film arranca en los años 90, con un Wilson (interpretado por John Cusak) perdido en su propia mente y en manos de un psicólogo (Paul Giamatti) que parece tener más interés en sacar provecho de él que en curarle. Mientras asistimos a los intentos de Melinda Ledbetter (Elizabeth Banks), una vendedora de coches que conoce a Wilson casi por casualidad, por liberarlo de las garras del psicólogo, diversos "flashbacks" nos transportan al momento (o momentos) en el que un joven Wilson (interpretado por Paul Dano), creaba las canciones por las que siempre se le recordará, incluso por encima de los Beach Boys.

Con estos viajes al pasado podemos observar la influencia de la figura paterna en el personaje, de aire autoritario y con tendencia a levantar la mano los primeros síntomas de los problemas mentales de Wilson, sus condicionantes con un una figura paterna autoritaria de mano fácil a quien Wilson intenta en vano contentar con su obra, y con una inquietud por hacer aflorar el sonido que tiene en mente. Pero lo más interesante de largo del film y lo que le diferencia con respecto a otros films es justamente la plasmación del proceso creativo, cuando el realizador se recrea en el estudio de grabación mientras se van perfilando esos grandes temas.

Más que un biopic sobre la vida de Brian Wilson, lo que Pohland pretende es ofrecernos una película sobre el proceso creativo de un artista, en este caso, musical. Un proceso que no es sencillo, ni siquiera es comprendido (ni siquiera al principio). Sin duda, los mejores momentos del film los encontramos en el estudio de grabación en el que Wilson plasma el sonido que tiene en la cabeza. Aunque no lo trate directamente, al espectador no se le escapa que hay una relación entre los desarreglos emocionales y psicológicos del músico y la música que le sale de dentro. En este sentido, el realizador no puede evitar cierta comparación recurrente con otros films similares en los que el artista protagonista padece algún tipo de desorden, ya sea mental o físico, o con tendencia a abusar de determinadas sustancias etílicas, lisérgicas o de cualquier tipo.

Pese a que parece mucho más interesante la línea interpretativa que protagoniza Paul Dano, que la de John Cusak (en especial por la presencia de un Paul Giamatti excesivamente histriónico en su papel de psicólogo "chupasangres" que no parece aportar gran cosa más allá de una colección de camisas tan chillonas como su personaje), estamos ante un buen "biopic", narrado con buen pulso y equilibrado, con muchos puntos interesantes, que seguramente hará la delicias de los fans acérrimos de los Beach Boys, no tanto por la banda sonora sino por como se muestra el proceso creador de alguna de sus canciones más emblemáticas.
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El mundo es nuestro
El mundo es nuestro (2012)
  • 6,6
    17.089
  • España Alfonso Sánchez
  • Alfonso Sánchez, Alberto López, Olga Martínez ...
7
Los héroes del pueblo
Pese a que este país ha sufrido una profunda crisis económica, de la cual pese a los números macroeconómicos todavía se están dejando sentir sus secuelas, se echa a faltar su reflejo en el cine. Posiblemente una de las (muchas) diferencias de nuestro cine con respecto al gigante estadounidense, o incluso nuestros vecinos es la escasa reacción ante los acontecimientos del día a día. Son contadas las aportaciones que de una forma u otra toquen una situación que para buena parte de la población está siendo dramática. Y la gran mayoría proceden de la comedia.

Este parece el caso de un film modesto, rodado con mucha ilusión y pocos medios que firma Alfonso Sanchez y que trata de dos amigos sevillanos, conocidos como el "Cabeza" (el propio Sanchez) y el "Culebra" (Alberto Lopez), quienes emulando a su héroe el "Dioni" se presentan a atracar un banco vestidos de nazarenos. Sin embargo, las cosas no saldrán como tenían previstas, suponiendo que tuvieran realmente un plan.

Si nos atenemos a criterios estrictamente cinematográficos, la verdad es que no se pueden hacer demasiados halagos a la película. La falta de medios se hace evidente en cada fotograma, a poco que se observe detenidamente se encuentran varios errores de raccord, el escenario del film se limita a una sucursal bancaria y alguna imagen general de exteriores y poco más. En lo que respecta a los personajes, Sanchez tira de tópicos y en la sucursal podemos encontrar a la pareja a punto de entramparse de por vida por conseguir un piso, el "parado" que trabaja en negro, los empleados explotados, el director de la sucursal metido en asuntos túrbios con un empresario, personajes planos y estereotipados sin mayor profundidad...... En general la cinta tiene más pinta de ser un gag alargado (quizas incluso en exceso) de esos que suelen emitirse en televisión.

Pero lo que es indudable es que el film tiene algo que engancha, tal vez sea la naturalidad con que se muestra todo, tal vez sea porque el que más y el que menos se ha visto reflejado en alguno de los personajes y se ha visto tentado a armarse de una recortada y hacer una escabechina en cualquier sucursal bancaria, tal vez porque entre gracia y gracia el film destila una cierta mala leche y una crítica feroz, no solo hacia bancos e instituciones, sino también hacia determinados comportamientos habituales en nuestro país.

Sea por lo que sea, Alfonso Sanchez ha conseguido hacer un film de esos de los que casi nadie va a las salas de cine a verlo pero del que se ha ganado un buen puñado de seguidores que va creciendo con el tiempo. Es decir, lo que viene siendo un film de culto.
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Terminator Génesis
Terminator Génesis (2015)
  • 5,2
    22.734
  • Estados Unidos Alan Taylor
  • Emilia Clarke, Arnold Schwarzenegger, Jason Clarke ...
6
Reboot de la saga
Parecía que la saga Terminator ya había agotado sus ideas después que James Cameron abandonara el barco tras dos excelentes entregas. Jonathan Mostow en la tercera y McG en la cuarta no supieron o no pudieron darle una continuidad digna por más que McG intentara adentrarse en el mundo futuro en el que la malvada Skynet controlaba el mundo. Sin embargo, la solución no estaba en mostrar lo que las dos entregas de Cameron insinuaban levemente sino que los guionistas Laeta Kalogridis, Patrick Lussier han vuelto hacia atrás y han conseguido hacer una especie de secuela/reboot que ha llevado a la práctica el realizador Alan Taylor.

Para ello ha contado de nuevo con la presencia de Arnold Schwarzenegger, repitiendo su papel de máquina, y repiten los personajes habituales de Sarah Connor y Kyle Reese aunque en esta ocasión interpretados por la actriz Emilia Clarke (famosa por su papel en "Juego de Tronos") y Jai Courtney, mientras que Jason Clarke interpreta a John Connor.

Lo que plantea el film es una vuelta al mismo universo creado por Cameron, situando la acción en los mismos años de las dos entregas, con la excusa de nuevos viajes en el tiempo aumentando aún más si cabe la paradoja temporal, pero al mismo tiempo dando una excusa argumental a las arrugas de Arnie, lo que también es utlizado para no pocas referencias a la edad y de paso, al paso del tiempo. Y es que en esta nueva realidad, Skynet se ha camuflado en un sistema operativo cuyo próximo lanzamiento deberán evitar a toda costa los protagonistas. Una propuesta inteligente por parte de los responsables del film que no sólo implica una vuelta atrás (que nos provoca no pocos jaleos temporales al inicio) sino que al mismo tiempo supone una modernización consiguiendo situar la trama en nuestros días.

Sin duda alguna, volver a retomar, o mejor dicho, reescribir, los fotogramas filmados por Cameron ha sido una buena idea así como reactualizar la excusa argumental para introducir las nuevas tecnologías que nos rodean como internet o los móviles que en los años en que Cameron rodó sus dos entregas todavía estaban por llegar. La frase "viejo, no obsoleto" utilizada con acierto por el terminator que interpreta Schwarzenegger, al que aquí se le llama "el abuelo" no deja de recordarnos lo mucho y rápido que ha cambiado todo.

Alan Taylor no es Cameron, pero sabe aprovechar su trabajo anterior y ofrecernos un film de acción rodado a buen pulso que al menos consigue que no echemos demasiado de menos las dos primeras entregas. No se le pueden negar buenos momentos a esta entrega que según se dice es el origen de una nueva trilogía. Schwarzenegger vuelve a estar tremendamente convincente en el papel de la inexpresiva máquina y con muy poco, consigue hacerse con el control film convirtiéndose en el personaje principal, ya que Emilia Clarke no consigue llegar a la altura de la Sarah Connor que encarnara en su día Linda Hamilton con excelente acierto y entrega. La actriz británica no consigue dar el tono, o quizás es que se espera demasiado de ella tras verla interpretar a Danerys de la Tormenta. Al lado de ella, Kyle Reese cumple con lo que se pide y poco más, mientras que Jason Clarke tampoco desentona.

Se trata de un retorno aceptable que seguramente permitirá a los productores retomar la saga en un punto diferente al que quedó en la cuarta entrega. Sin lugar a dudas, y pese a los diversos intentos en continuar la historia de cómo Skynet se hizo con el control del mundo y cómo los humanos al mando de John Connor consiguieron derrotarla, sigue siendo más interesante los intentos de la máquina por cargarse a John Connor, o mejor dicho a la madre de John Connor. Quizás se debería pensar en nuevos argumentos en lugar de retorcer las historias existentes, pero los que disfrutamos con las entregas de Cameron nos resultará agradable retomar su universo. Otra cosa es que estemos cansados de la persistencia de Skynet y lo difícil de liquidar que resulta la máquina.
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Misión Imposible: Nación Secreta
Misión Imposible: Nación Secreta (2015)
  • 6,3
    24.353
  • Estados Unidos Christopher McQuarrie
  • Tom Cruise, Rebecca Ferguson, Simon Pegg ...
6
Manteniendo el tipo
Quinta entrega de la saga basada en una popular serie televisiva de los 70. Poco podían imaginar los responsables del film que el film dirigido por Brian de Palma iba a tener tanto éxito como para convertirse en una franquicia. Pese a ciertos altibajos con algunas entregas, la saga ha sabido adaptar la idea original muy vinculada al mundo de los espías, tal y como se entendía cuando apareció, con los nuevos tiempos, en los que ya no basta con el doble juego, infiltrarse en una determinada organización secreta para conseguir unos planos, una lista de agentes secretos o hacer algún boicot. Ahora, hay que saber hacer de todo como entrar en aviones en marcha (cuya puerta se consigue abrir a distancia como si fuera la entrada de un garaje cualquiera), conducir vehículos mejor que cualquier campeón del mundo de la especialidad, y ser capaz de esquivar todos los intentos del malo de turno para eliminar al agente, saliendo de las situaciones más inverosímiles de la forma más espectacular posible.

En esta ocasión, Ethan Hunt (Tom Cruise) deberá hacer frente al Sindicato, la némesis de su organización, un grupo criminal con planes para desestabilizar el mundo capitaneado por un misterioso agente (interpretado por Sean Harris) que parece anticiparse a los movimientos del grupo al que pertenece Hunt y que les sitúa al borde de la desaparición. El realizador Christopher McQuarrie (guionista de la anterior entrega y que ya ha colaborado como director en "Jack Reacher"), es el encargado de figurar como realizador de una franquicia que tiene por costumbre cambiar cada año de realizador, demostrando que, como suele suceder con este tipo de productos, la autoría hay que buscarla más en la producción que en la dirección, ya que el papel del realizador es el de ensamblar las diferentes "set pieces" que conforman el conjunto del film, encargándose de filmar las transiciones entre una y otra secuencia de acción de la forma más coherente posible.

En el fondo, Misión Imposible ha derivado hacia un tipo de film que le acerca a las sagas más típicas del cine actual de espías como la de Bond o la de Bourne, aunque hay que decir que los responsables han pretendido añadir algunos elementos de la época de la serie original, a modo de guiño, como mensajes en vinilos o agentes dobles (interpretado pro Rebecca Ferguson. Se permite incluso emular una célebre escena de Hitchcock, con lo que también parece buscar cierta afinidad con los clásicos. Aunque bajo esta capa hay un film muy actual. Por lo demás la trama se centra en exceso en la figura de Hunt, dejando de forma muy marginal al resto de su equipo (interpretado por Simon Pegg, Ving Rhames y Jeremy Renner) a los que hay que añadir la presencia de Alec Baldwin aunque en general también es bastante testimonial.

Se echa a faltar un buen oponente a Hunt, como lo fue Philip Seymour Hoffman en la tercera entrega. Sean Harris tiene los mimbres para componer un adversario digno, pero el guion no le da demasiadas oportunidades de lucimiento. Probablemente la presencia de Cruise en la producción tenga mucho que ver y es que el actor ha conseguido que la saga sea un vehículo de lucimiento personal, donde demuestra que pese a la edad sigue estando en forma.

El film es capaz de mantener el nivel de entregas anteriores. Cuando ya hay cinco entregas para comparar, y con bastante diferencias entre unas y otras, es complicado decantarse por una u otra, cada una tiene su atractivo, dentro de lo que es el cine de acción y entretenimiento en los últimos años, y ha sabido adaptarse los cambios, de forma que entre la primera y esta última entrega hay un verdadero abismo en muchos sentidos. No en vano, han pasado 19 años entre una y otra. Habrá quien mire con cierta nostalgia esa primera entrega, pero desde luego, la capacidad de entretener al espectador no se ha perdido en ningún caso.
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Alabama Monroe
Alabama Monroe (2012)
  • 7,2
    10.613
  • Bélgica Felix Van Groeningen
  • Veerle Baetens, Johan Heldenbergh, Nell Cattrysse ...
7
Sencilla y emotiva
Felix Van Groeningen nos presenta una película sorprendente en varios sentidos. El más chocante es que por su (excepcional) banda sonora y por su ambientación rural, parece imposible que los personajes vivan en Bélgica y no en algún lugar de la América profunda.

La película nos narra la relación entre Didier (Johan Heldenbergh) un amante de la música country y bluegrass, y Elisa (Veerle Baetens) que tiene un taller de tatuajes. Ambos parecen haberse montando un mundo propio al margen del resto de los belgas. Didier lleva un estilo "american way of life", como si fuera una especie de estrella de country, viviendo en las afueras, en pleno campo y en una caravana. Elisa parece que lleva sus sueños y anhelos tatuados en su cuerpo, y también parece vivir un tanto al margen de los convencionalismos. Su encuentro casual supone un flechazo inmediato, aunque la historia de amor de la feliz pareja tendrá que afrontar una dura prueba que lo trastocará todo.

Uno de los aspectos interesantes del film es la cercanía con la que la cámara de Groeningen va desgranando los diferentes momentos íntimos que los protagonistas. Pese a que de entrada, por su forma de vida, parecen dos seres marginales que no terminan de encontrar su sitio en el mundo que les rodea, el realizador los retrata con absoluta naturalidad y realismo, como dos personas normales y corrientes, que miran directamente a la cámara sin máscaras, despojados de cualquier artificio. El mismo tratamiento tiene cuando la tragedia visita a la hasta entonces feliz pareja, evitando que la historia decaiga en un melodrama lacrimógeno y autocomplaciente. Groeningen retrata una historia que tiene un poco de todo, romance, drama, pero que no deja muchos asideros emocionales al espectador ni tampoco ofrece una salida "made in Hollywood" a sus protagonistas. De forma que el espectador queda prácticamente fijado a la butaca incluso cuando sus últimas imágenes se funden en negro. Es inevitable que quede cierta desazón por la historia de amor y desamor que ha vivido, contada de una forma tan sincera y al mismo tiempo tan dura.

Dos aspectos hacen de este film especial. En primer lugar la forma de narrar la historia con continuos saltos en el tiempo hacia adelante y hacia atrás, alternando los momentos más tiernos y románticos con los más trágicos, de forma que en algunos momentos el espectador ya intuye la tragedia que está por venir aunque todavía ve a los personajes disfrutando de sus momentos de amor. Sólo al final tiene una idea de conjunto pese a lo sencillo de la historia, y que en el fondo ayuda a no quedarse desorientado con tantas idas y venidas. Aunque en general la forma de exponer la historia es totalmente de manual del cine clásico. El otro aspecto es su magnífica banda sonora realizada a base de una selección de canciones country/bluegrass que también ayudan para enmarcar el estado emocional de los personajes.

Desde mi punto de vista sólo tiene un pero, cuando en un momento determinado del film se inserta un discurso al respecto de los conflictos entre los nuevos avances médicos y las reticencias ético/religiosas que impiden ciertos estudios y programas que podrían salvar vidas. Quizás aquí, Groeningen pierde un poco el tono general del film al querer incluir un mensaje crítico al respecto. Afortunadamente no incide más allá de una secuencia concreta en el tema y el resto del metraje vuelve al camino marcado.

Podría parecer que se trata de un film "indie" norteamericano, pero el realizador nos muestra una historia de amor sencilla, sincera y directa, sin artificios ni manipulaciones. Sin lugar a dudas una gran película que sabe emocionar sin manipular al espectador y contar una historia sin artificios ni grandilocuencia. En ocasiones las cosas más sencillas son las más grandes.
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Y de repente tú
Y de repente tú (2015)
  • 5,1
    9.409
  • Estados Unidos Judd Apatow
  • Amy Schumer, Bill Hader, Tilda Swinton ...
6
Una mujer muy irreverente
El realizador Judd Apatow llevaba algún tiempo ausente de las salas de cine, quizás consciente que sus personajes "peterpanescos" empezaban a saturar las comedias (propias y ajenas). Ya en los últimos años su actividad estaba más centrada en su faceta de guionista o productor (Desde el 2009 sólo había aparecido como director en dos películas). Sin embargo, el guion de la humorista Amy Schumer parece que le ha estimulado para ponerse detrás de la cámara de nuevo.

Lo cierto es que el punto de partida es bastante estimulante, ya que en esta ocasión la protagonista es una mujer, Amy (interpretado por la propia Schumer), quien influenciada por el fracaso matrimonial del mujeriego de su padre, ha hecho de pasarlo lo mejor posible el lema de su vida. Por "pasarlo bien", se entiende irse de fiesta, beber, tener todas las relaciones posibles y un trabajo de redactora en una curiosa revista que precisamente le permite hacer todo eso. Schumer representa a un tipo de mujer que hace treinta años se le calificaría de "pendón" (o de "putón verbenero" como la definiríamos en nuestro país, mucho mejor dotado a calificar a todo tipo de personas con las palabras adecuadas), pero que en los tiempos actuales es una "mujer del siglo XXI" que exhibe su forma de vida sin pudor y sin arrepentimiento alguno, sin atarse a nada ni sobre todo a nadie. Todo cambia cuando por motivos de trabajo conoce a un médico deportivo (interpretado por Bill Hader) de quien parece enamorarse.

Apatow, de la mano del guion de Schumer da la vuelta a la tortilla a sus habituales películas en las que el protagonista era masculino, presentando a una mujer que en líneas generales lleva el mismo "modus vivendi" aunque en su caso debido a una experiencia que la marcó durante la niñez, quizás para justificar el hecho de no querer atarse a nada. En este sentido durante el primer tramo del metraje el film funciona bastante bien, mientras vemos el día a día de Schumer que sin ser una mujer espectacularmente curvilínea es bastante resultona, con unas buenas líneas de diálogos y con el acierto de presentar personajes famosos del mundo del deporte como el luchador John Cena o el jugador de basket LeBron James, en facetas ciertamente cómicas, en especial el segundo que tiene una mayor presencia en el film.

Sin embargo, y sin negar los buenos momentos, el film se acaba dirigiendo lenta pero inexorablemente a los terrenos del mayor de los convecionalismos, rompiendo totalmente con la idea inicial. Habría que ver hasta que punto es una evolución "voluntaria" por parte de los responsables del film o impuesta por las circunstancias. Ya se sabe que para conseguir estrenar "para todos los públicos", los productores del film tienen que ofrecer un producto con la dosis justa de sexo, con mayor o menor aquiescencia de los creadores. Lo malo es que lo que en los Estados Unidos es normal y posiblemente aceptado por la mayoría de los espectadores, los europeos lo vemos como un puritanismo excesivo que se termina cargando el film ya que no nos creemos la evolución del personaje de Amy.
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Relatos salvajes
Relatos salvajes (2014)
  • 7,7
    68.848
  • Argentina Damián Szifrón
  • Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia ...
8
El mundo está loco, loco, loco...
La fórmula de presentar un largometraje a base de diversos episodios con mayor o menor conexión entre ellos, ha sido siempre complicado de valorar. En la mayoría de casos, lo que predomina es la irregularidad, con uno o dos episodios muy por encima de un resto que roza la línea de la mediocridad. En otras ocasiones, se juntan las aportaciones de diversos realizadores alrededor de un tema común en el que se intenta que siempre haya algún director mediático que ejerza de "gancho" para atraer al público, aunque el resultado final también suele estar lastrado por la irregularidad de las propuestas en su conjunto.

Con estas premisas el realizador Damián Szifron nos ofrece un conjunto de relatos, totalmente independientes entre sí, en el que se podría decir que el tema común es la violencia, la ira, la venganza, y en ocasiones todo a la vez. Tras un breve prólogo en el que el realizador juega con una aparente, y, en ocasiones, divertida casualidad, que en realidad resulta no ser tal (y en la que la realidad se ha encargado de superar una vez a la ficción), van desfilando por la pantalla diversas situaciones como el de una camarera de un bar de carretera perdido en el que se presenta el tipo que le arruinó la vida, una disputa entre conductores, un ciudadano enfadado con la administración, los arreglos de una persona adinerada para salvar a su hijo de un incidente y una boda que tiene un desarrollo de lo más inesperado. Cada uno de las historias que nos cuenta Szifron tiene su principio y su fin, a modo de pequeñas películas, con sus propios protagonistas y ambientadas en escenarios bien diversos y variados que va de la populosa capital de Buenos Aires a solitarias e interminables carreteras pasando por bares de carretera de mala muerte o fastuosas salas de celebraciones. Cabe destacar un buen trabajo de puesta en escena con añadido de contar con un buen reparto en el que destacan Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti, Érica Rivas y por encima de todos el siempre inmenso Ricardo Darín.


Se trata de historias que Szifron lleva a los extremos, provocando un estallido de violencia en el/los protagonistas que llevará en la mayoría de casos a funestas consecuencias. De hecho, el film se podría haber subtitulado "Varios días de furia" en referencia al conocido film protagonizado por Michael Douglas. Al margen que en algunos episodios es una conducta particular (y ampliamente conocida) de unos de los personajes la que provoca los acontecimientos, los capítulos más interesantes de este largometraje tienen que ver con reacciones airadas de ciudadanos anónimos que se topan ante el muro de la incomprensión y la desidia de la administración del Estado, o con la constatación que las clases más poderosas tienen recursos suficientes como para evitar que el peso de la ley caiga sobre ellos, aunque sea a costa de corromper el sistema. Szifron aprovecha para cargar las tintas, no sólo en determinadas actitudes personales, sino también para arrojar una mirada crítica hacia el Estado y sus clases dirigentes.

El otro gran acierto del film es saber escoger historias "universales". Aunque claramente ambientado en escenarios argentinos, y con actores patrios, la película se podría hacer en cualquier parte del mundo, ya que retrata situaciones comunes que la mayor parte de los espectadores hemos vivido en mayor o menor medida. Con el añadido además que pese a que los acontecimientos acaban derivando a situaciones extremas, no deja de tener una pátina realista o por lo menos que pensemos que en determinadas circunstancias puede ser factible lo que vemos.

Pese a que hay algunos episodios que están por encima, y que el espectador tendrá uno o dos favoritos claros, Szifron sale bastante airoso de la prueba. Se le ha querido comparar a los films de Tarantino (cosas del marketing) pero lo cierto es que más allá que se trata de un film violento, pocas cosas comparte con el director de "Pulp Fiction". En realidad , bajo todos esos instintos más primarios desatados en los diversos capítulos, subyace una mirada crítica, hacia la despersonalización de la administración estatal así como a las desigualdades sociales así como a la corrupción, aspectos que no sólo están presentes en la sociedad argentina. Quizás el problema es que los estallidos de ira son tan ruidosos que esta mirada queda un tanto oculta.
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Interstellar
Interstellar (2014)
  • 7,9
    103.639
  • Estados Unidos Christopher Nolan
  • Matthew McConaughey, Anne Hathaway, David Gyasi ...
8
Todo un viaje espacial
A juzgar por lo ambicioso de la nueva propuesta de Christopher Nolan, parece claro que éste se niega a acomodarse pese a que ya cuenta en su haber con films de cierto éxito. El realizador que se dio a conocer con la fantástica "Memento" se atreve a enfrentarse con referencias de la ciencia ficción ampliamente reconocidas como "Solaris", "Gravity" e incluso la mítica "2001". Pese a todo, Nolan consigue esquivar las inevitables comparaciones con un film que sin negar que tiene algo de estos títulos (y de algún otro), sigue por derroteros diferentes.

Nolan nos traslada a un futuro no excesivamente lejano en el que la Tierra está agotando sus recursos y la humanidad parece condenada a la extinción. La única solución parece ser encontrar un nuevo planeta habitable. De esta forma, un equipo capitaneado por Cooper (Matthew McConaughey), antiguo miembro de la NASA, sale de la Tierra con la intención de localizar un nuevo hogar para la humanidad. Para salvar las enormes distancias que hay entre la Tierra y los posibles planetas candidatos, se sirven de agujeros de gusano, ya que el tiempo es muy valioso y tampoco pueden entretenerse.

De hecho, el tiempo es una de las constantes del film, no sólo a la hora de jugar con los viajes a través de los citados agujeros de gusano y sus paradojas temporales, sino que el realizador utiliza el recurso de los mensajes que van dejan los familiares de los astronautas y que éstos visionan cuando regresan de sus expediciones en los que se observa el envejecimiento de éstos en contraposición de los viajeros espaciales que mantienen el mismo aspecto. En este sentido, Nolan ha intentado cuidar la coherencia de estas paradojas que implican servirse de las dobleces del universo, aunque esto también le ha obligado a ser bastante más discursivo de lo que es habitual en él para evitar que el espectador se pierda con tanto salto en el tiempo, ya que la trama tiene un cierto grado de complejidad. Así no debe extrañarnos que algunas secuencias estén llenas de diálogos en las que los personajes explican (al espectador) con un lenguaje bastante accesible la situación. Aquí Nolan no se ha atrevido a hacer como Kubrik un film eminentemente visual y dejar que sea el espectador el que saque sus propias conclusiones. La concesión a la taquilla lastra ligeramente el conjunto de film.

Ya que mencionamos el apartado visual, sólo decir que este es otro de los puntos fuertes del film, y como hiciera en Origen, el realizador y su equipo de fotografía ha hecho un gran trabajo a la hora de ambientar los diferentes escenarios en los que se mueven los personajes. La Tierra es retratada de una forma más bien gris, como un mundo enfermo, al menos en el lugar concreto donde está establecido Cooper y su familia. También se ha optado más por un mensaje ecologista de agotamiento de los recursos más que ir por el camino de mostrar un mundo post-apocalíptico tras un conflicto nuclear. También hay un cuidado diseño en los planetas que visitan los protagonistas. Pese a ello no se han buscado escenarios excesivamente espectaculares, sino más bien todo lo contrario. En general son paisajes austeros aunque poco acogedores, todo se ha decir, quizás para mantener la coherencia de mostrar posibles mundos no habitados por ningún organismo vivo.

El realizador cuenta con un reparto sólido en el que además del citado McConaughey destaca la presencia de Anne Hathaway, Matt Damon, Jessica Chastain, Cassey Affleck y Michael Caine entre los más destacados. Aunque en general todos ellos están supeditados a la historia que quiere contarnos.

Con todo ello, Nolan, consigue ofrecernos un muy buen film que quizás no llega del todo a la excelencia, pero que sin duda es una de las mejores películas de ciencia-ficción realizada en los últimos años. El realizador sabe mantener la distancia con los grandes referentes del género, y adapta una historia muy coherente en la que en algunos momentos nos recuerda a "Memento", sobre todo cuando juega con los saltos en el tiempo. Lo que quizás sorprende es que pese al tono general del film, parece que hay una necesidad de llegar a un "happy end" que quizás aparece algo forzado, como lo son diversas secuencias en las que se ve obligado a poner al espectador al corriente. Tal vez por ese motivo, el giro hacia el final no termine de ser del todo creíble. En cualquier caso, Nolan sigue siendo un valor seguro a la hora de pasar un buen rato en el cine.
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Vengadores: La era de Ultrón
Vengadores: La era de Ultrón (2015)
  • 6,3
    47.326
  • Estados Unidos Joss Whedon
  • Robert Downey Jr., Chris Evans, Chris Hemsworth ...
7
Buena ración de acción y super-héroes
Segunda entrega de la saga basada en los cómics Marvel de "Los vengadores". En esta ocasión deberían pelear contra Ultrón, una inteligencia artificial aparentemente creada para mejorar el mundo pero que una vez lo analiza todo, decide que la mejor forma de mejorarlo es acabar con toda la vida del planeta. Por suerte están por ahí Los Vengadores para tratar de evitarlo.

Joss Whedon es el firmante de esta segunda entrega, al igual que lo fue en la primera, y como suele ser habitual en estos casos hay una clara voluntad de superar en espectacularidad y acción la anterior entrega. No cabe duda que lo consigue, gracias a unas cuantas "set pieces" realmente excelentes con las que se va hilvanando el relato. Al mismo tiempo, el film sirve prácticamente de puente para presentar a los sustitutos del Capitán América (Chris Evans), Thor (Chris Hemsworth), Iron Man (Robert Downey Jr), Hulk (Mark Ruffalo), la viuda Negra (Scarlett Johansson) y Ojo de Halcon (Jeremy Renner). La mayoría de ellos seguirán apareciendo en sus respectivas películas. La duda es si La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen), Visión (Paul Bettany), Maquina de Guerra (Don Cheadle) y compañía serán capaces de alcanzar al carisma que han conseguido sus antecesores.

Por lo demás, personalmente ver este tipo de películas de la factoría Marvel/Disney me genera una sensación permanente de "deja vu". Es decir, da la sensación que siempre es el mismo argumento: aparece un villano que pone en jaque a todo el mundo, cuando no al planeta entero, el primer enfrentamiento deja tocados a los buenos, pero estos se rehacen y vuelven con energías renovadas para salvar el mundo, Nueva York o la población rusa de este film. Se podrían cambiar los personajes pero en líneas generales todas son muy similares en cuanto a argumento principal y desarrollo del mismo. Por otro lado es complicado valorar el trabajo del director en un film de estas características donde predominan los efectos especiales y la única labor es rellenar el tiempo que transcurre entre las diversas "set pieces" hasta llegar al enfrentamiento final (que por cierto cada vez es más largo). No se negaran los diversos toques de humor que impregnan esos "tiempos muertos" mencionados, y que la presencia del chistoso Robert Downey Jr. junto con el resto del reparto ayudan a pasarlos con rapidez, también ayuda el hecho que buena parte del reparto tiene bastantes tablas como hacerse notar cuando no están luchando. Pero también es verdad que algunos pasajes del film cuesta digerirlos más que otros. Y es que el problema de la traslación de este tipo de cómics es que el dibujante no tiene que estrujarse demasiado las meninges en las veintitantas páginas de cada entrega sobre lo que hacen los super-héroes cuando no luchan, pero en la gran pantalla, pese al esfuerzo en hacer que las escenas de acción duren lo máximo posible, en algún momento hay que parar, y la mayor dificultad, al menos para los que gustan de historias más o menos coherentes y bien hilvanadas, es ensamblar la acción con momentos en los que los actores tienen que actuar. Quizás por eso, a algunos les chirría las andanzas de la viuda negra con Bruce Banner, o la vida privada de Ojo de Halcón.

En definitiva se trata de un film "tipo" sacado de la factoría Marvel con todos sus defectos y todas sus virtudes. Quizás los más puristas marvelianos se quejarán que no se ha sido totalmente fiel a lo que aparece en los cómics, pero en general, y valorado estrictamente como un film de acción, no cabe duda que es más que correcto.
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Kingsman: Servicio secreto
Kingsman: Servicio secreto (2014)
  • 6,8
    41.364
  • Reino Unido Matthew Vaughn
  • Taron Egerton, Colin Firth, Samuel L. Jackson ...
7
Un Bond sin Bond
El realizador Matthew Vaughn se ha revelado como todo un especialista en adaptar cómics para la gran pantalla. Además del éxito conseguido con "Kick-Ass", ha sido el firmante del "reboot" de la saga de los X-Men "Primera Generación" con el que la franquicia recuperaba el buen tono del inicio. Ahora vuelve a presentarse con otro cómic debajo del brazo, creado por por Dave Gibbons y Mark Millar que gira alrededor de las películas de espías.

El protagonista es Eggsy (Taron Egerton) un joven británico que se ve llevado al mundo del espionaje de la mano del agente secreto Harry Hart (alías Galahad), interpretado por Colin Firth, debido a una antigua deuda contraída con su padre. Mientras Eggsy recibe una dura instrucción, la agencia lucha contra el maquiavélico plan de Valentine (Samuel L. Jackson) de hacerse ni más ni menos con el control del mundo.

No cabe duda que el film es un remedo de la saga Bond, de la que toma no sólo el villano típico de la época clásica (estilo Spectra, Scaramanga y similares) sino también el "glamour" y sofistificación de sus agentes, que encarna a la perfección Firth. Gibbons y Millar además le confieren otro aspecto muy "british" como son las descaradas referencias al rey Arturo y sus caballeros. De hecho el nombre clave de los agentes son nombres de dichos caballeros (Galahad, Lancelot) e incluso el "genio" informático se hace llamar Merlin. Lo que podría ser una burda copia de la saga Bond, en las manos de los creadores del cómic unida al apartado visual que le confiere Vaughn, el resultado es una película que curiosamente resulta fresca, con excelentes escenas de acción extremadamente violentas en algunos casos, rodadas con buen pulso, y con un humor negro que vuelve a recordarnos las andanzas del superhéroe "Kick-Ass". Si en aquélla, el tema versaba sobre los motivos de un supuesto héroe a enfundarse unas mallas y perseguir a los malos, en esta, gira alrededor del mundo de los espías, con especial énfasis en su formación, es decir, al igual que la mencionada "Kick-Ass" ambas comparte el aspecto de la génesis del protagonista. En líneas generales trata de como Eggsy que acaba siendo el personaje central del film se convierte en un "super-espía" de la mano de Hart.

Otro buen acierto es el de casting, no sólo está muy convincente Colin Firth, con un personaje que debe combinar la típica y clásica flema británica con ciertos toques de acción, sino que Samuel L. Jackson en el papel de villano de la función está espléndido, consiguiendo componer un malo que sin dejar de imitar a los malos de la saga Bond no copia específicamente a ninguno y además le sabe añadir unos toques de humor nada forzados. Destacar también la presencia de Michael Caine, casi testimonial, y la del siempre convincente Mark Strong. Los jóvenes Taron Egerton y Sofia Boutella no están mal, y son los que ponen cierto contrapunto "gamberro" a tanta flema y clasicismo, pero al lado de todo este reparto la verdad es que es muy complicado lucirse, y más cuando sus intervenciones son las más físicas de la función.

Vaughn sabe servirse de las ideas que proporciona el cómic, una fuente a la que cada vez más la industria del cine se está volcando a fin de conseguir algo de frescura. Pero no sólo se vale de la idea, sino que además sabe ponerla en escena de forma ejemplar, evitando el recurso al croma que tanto popularizó en su momento el estreno de "300", que tiene una fuerza visual propia, en la línea de otras aportaciones del estilo, y consiguiendo un film de acción que en algunos momentos roza la excelencia, sin perder voluntariamente de vista sus referentes más inmediatos pero sin caer en el vulgar plagio. Es un film de Bond pero al mismo tiempo no lo es. También pasa por ser un film de iniciación. Al mismo tiempo también es una contraposición entre la forma de hacer los viejos tiempos y la de hacer de los nuevos. Es todo eso y mucho más.
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Ted 2
Ted 2 (2015)
  • 5,1
    14.417
  • Estados Unidos Seth MacFarlane
  • Mark Wahlberg, Seth MacFarlane, Amanda Seyfried ...
5
Nada nuevo
Seth MacFarlane vuelve con su osito de peluche malencarado y amigo de las juergas, alcohol, drogas y otros vicios. Los buenos resultados económicos de la primera parte ya hacían intuir que no tardaríamos demasiado en ver al personaje y a su "compitruenos" encarnado por Mark Wahlberg. En esta ocasión, la trama se centra en un Ted que busca ser reconocido como ser humano para poder adoptar un hijo.

A estas alturas, pocos se pueden sorprender por lo que nos va a ofrecer un film firmado por el creador de "Padre de Familía". Y no cabe duda que en este sentido MacFarlane cumple sobradamente las expectativas con las peripecias de un Ted y compañía que durante las casi dos horas del metraje se dedican a dinamitar cualquier cosa que tenga que ver con la corrección. Pese a que en el mundo que conocemos casarse suele ser sinónimo de sentar la cabeza, este no es el caso del osito de peluche, e incluso MacFarlane se permite lanzar unos cuantos misiles a los motivos por los que muchos deciden tener descendencia. De paso, se van soltando las múltiples referencias a cine de los 80 ("Flash Gordon", "Rocky", "Kramer contra Kramer", "Star Trek" "La guerra de las galaxias"... y un largo etc) y más de un chascarrillo de humor grueso a costa de los convencionalismos sociales. Nada que no haya mostrado ya en sus gamberras series televisivas de animación o en la misma primera parte.

El principal problema es prácticamente el mismo que en sus anteriores películas ("Ted" incluido). En las distancias cortas, MacFarlane se desenvuelve bien, y su incorrección hasta resulta divertida. En un largometraje de 90 minutos o más, la necesidad de llenar los espacios entre "gags", o de alargar los "gags" más de la cuenta, provoca que el conjunto del film se resienta de una falta de ritmo y es inevitable que se llene de pasajes francamente aburridos. Sobre todo una vez superada la mitad de la función. Es innegable que el film contiene pasajes divertidos, incluyendo una delirante secuencia en la "Comicon" y que también sabe sacar partido al hecho de hacer intervenir a Amanda Seyfried que tiene unas referencias culturales y cinematográficas diferentes a la de los protagonistas más arraigados en los 80.

Pero en general es imposible quitarse la sensación que se trata de un film de MacFarlane realizado para su propia satisfacción y la de sus seguidores, pero más allá de eso es una comedia aceptable, gamberra y con alguna secuencia divertida pero nada más. Se agradece que pese a tener la oportunidad de acercarse al "mainstream" siga manteniendo esa incorrección hacia todo convencionalismo adquirido con que se ha distinguido en la televisión y eso es quizás lo que más valor le da a sus aportaciones fuera de sus creaciones de "Padre de familia" o "Futurama", aunque su carrera cinematográfica hoy por hoy no parece que vaya a ser tan exitosa pese a sus esfuerzos.
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Mad Max: Furia en la carretera
Mad Max: Furia en la carretera (2015)
  • 7,1
    69.370
  • Australia George Miller
  • Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult ...
8
Esto es volver a lo grande
Tres décadas después que se diera por finalizada la exitosa trilogía de Mad Max, realizada por George Miller, el propio realizador se ha encargado de retomar su personaje más emblemático y volver a hacerle correr por los paisajes desolados de un mundo post-apocalíptico perseguido por un grupo de personajes más locos aún que él. Aunque hay que decir que se trata de un proyecto que ya llevaba casi 15 años intentando levantar.

Hoy en día es complicado esperar demasiado de un remake, quizás porque la propia industria se encarga de reactualizar películas de mayor o menor éxito con mayor o menor suerte. Posiblemente, el no haberse hecho demasiadas expectativas ha ayudado todavía más a esta propuesta de Miller, que, hay que decirlo, más que retomar el universo de Mad Max, lo reactualiza dando un giro en el que prácticamente lo único que queda de la saga en esta película es el personaje y la idea general de un mundo desbastado en el que el agua acaba siendo el bien más preciado.

Si en los 80, Miller consiguió que su saga se erigiera como una de las mejores películas que se hicieron en la época (y no fueron pocas) en la que se fabulaba sobre las consecuencias de una guerra termo-nuclear (o algo parecido) que reducía a sus supervivientes casi a la apariencia de unos neandertales dominados por los que aún habían conseguido acaparar algo de tecnología, en el siglo XXI el propio Miller no sólo se ha reinventado, sino que de paso, nos ofrece un espectáculo de acción del que deberían tomar buena nota otros realizadores.

Para empezar, Miller realiza su obra sin Mel Gibson. Ni siquiera se le permite un cameo en el film. No queda claro si esto ha sido así por convicción propia o por el hecho que el actor australiano está vetado en Hollywood. El caso es que Tom Hardy, compone un convincente Max, aunque es un trabajo puramente físico ya que sus líneas de diálogo prácticamente no pasan de una o dos páginas. Junto a él, y es otro gran acierto del film, está Charlize Theron, encarnando a un personaje, Emperatrix Furiosa, que se acaba apoderando de la función. Theron también se entrega a un personaje muy físico, pero el mismo sentido que el de Max. Que nadie espere ver demasiada "chicha" de la escultural actriz ya que prácticamente hay que intuirla tras la gruesa capa de polvo, sangre y sudor (y, si, también alguna que otra lágrima, pero muy pocas).

Entre los dos prácticamente aguantan el peso de una película con la ayuda de algunos secundarios, en especial de Nicholas Hoult que sabe estar a la altura de lo que requiere la historia. Miller sólo se preocupa de ofrecer al espectador una pequeña introducción, que sirve tanto para el espectador que en su día se deleitó con su saga de los 80 como para las nuevas generaciones, y a partir de ahí nos introduce en su particular mundo post-apocalíptico que en grandes trazos es el mismo que dibujó en su día, pero que al mismo tiempo no tiene nada que ver con él. La fuerza de esta película no tiene tanto que ver con un argumento que se puede resumir en unas pocas líneas, ni con unos diálogos cuyo libreto apenas deben ocupar unas pocas páginas. La verdadera fuerza de este film la podemos encontrar en la potencia de unas imágenes en continuo movimiento cuyo tratamiento digital es deliberadamente medido, que destilan adrenalina, polvo y gasolina a partes iguales con un pulso ejemplar y que consiguen mantener al espectador pegado a la butaca durante las dos horas que dura el metraje. Y todo esto bajo la batuta de un realizador veterano con 70 años recién cumplidos y cuyas últimas aportaciones se habían limitado a la animación (responsable de las dos partes de "Happy Feet" y "Babe, el cerdito valiente") y a producciones televisivas. Quizás precisamente por eso, sus imágenes tienen tanto "punch". Es cierto que se trata de un film rodado con bastantes más medios que los de la saga de los 80, pero otros, con mucho más presupuesto ni se acercan a los resultados ofrecidos por Miller.

Habrá quien hable de la sombra de John Ford entre otros (es innegable el parecido con Monument Valley o films como "La Diligencia"). También habrá quien quiera ver alguna crítica contra los totalitarismos. Y algo hay de todo eso, pero la verdad es que cuando la pantalla se funde en negro y aún resuenan en los tímpanos de los espectadores la excelente (y ruidosa) banda sonora así como el rugido de los motores, y todavía queda grabada en la retina el grandioso espectáculo vivido, es imposible encontrar a nadie que piense en esas referencias.
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Fast & Furious 7 (A todo gas 7)
Fast & Furious 7 (A todo gas 7) (2015)
  • 5,8
    20.431
  • Estados Unidos James Wan
  • Vin Diesel, Paul Walker, Jason Statham ...
6
Reunidos todos... por última vez
Quién iba a decir que lo que empezó como una especie de film de culto para amantes de la velocidad y el olor a caucho quemado, casi en los límites de la serie B iba a llegar no sólo a convertirse en una franquicia exitosa y mucho menos llegar a la séptima entrega. En especial tras una continuación bastante floja. Sin embargo, desde la llegada de Justin Lin como realizador, la saga empezó a remontar el vuelo consiguiendo en cada entrega ampliar la legión de seguidores y por extensión de la rentabilidad de la misma. Aunque en esta ocasión, debido a cuestiones diversas, Lin ha abandonado el barco siendo sustituido por James Wan, especialista en cine de terror.

En cualquier caso, no parece que haya afectado excesivamente el cambio de dirección, lo que demuestra que en este tipo de franquicias la autoría hay que buscarlas más entre los productores que entre los realizadores los cuales ejercen más de coordinares entre las diversas "set pieces" que hay a lo largo del metraje y que es preciso encajar de una forma lo más coherente posible. De hecho, no hay excesivos cambios en las líneas generales de la saga, retomando prácticamente donde quedó la entrega anterior, salvo quizás que en este caso la trama obliga a los protagonistas a viajar más de la cuenta por diversas partes del planeta (con escala en Abu Dhabi que cada vez se está haciendo más presente en el cine, seguramente grácias al esfuerzo en forma de petrodólares que están realizando sus representantes) para acabar en las calles de Los Angeles, donde tiene lugar el desenlace final.

Varios aspectos explican el éxito de esta franquicia, al margen del buen trabajo en el apartado técnico diseñando secuencias prácticamente imposibles de realizar en vehículos de cuatro ruedas y que generan una gran aceptación entre el público. En primer lugar un reparto variado en el que además de mantener el núcleo de la primera entrega (Vin Diesel, Paul Walker, Michelle Rodríguez), se han ido incorporando otros personajes que no dejan de tener sus momentos de gloria (Tyrese Gigson, Ludacris), y otros que pueden llegar a compartir el papel de estrellas de la función (Dwayne Johnson, aunque en este entrega sus apariciones han sido escasas debido a problemas de agenda con otras producciones), e incluso con la participación de alguna estrella caída en el olvido (caso de Kurt Russell en esta entrega). Además, otro gran acierto es el de buscar un antagonista que esté a la altura. Y la verdad es que la presencia de Jason Statham como el malo de la función hace subir muchos enteros el film así como los enfrentamientos que protagoniza contra Vin Diesel. Otro aspecto a destacar es que pese a la desaparición del actor Paul Walker durante el rodaje del film, los responsables del film decidieron terminarlo como buenamente pudieron (con ayuda de sus hermanos y de la tecnología) y dejar el homenaje para el final, lo que de paso sirve como homenaje al malogrado actor. De cara a la próxima entrega, porque seguro que habrá próxima entrega, no parece que los guionistas tengan excesivos problemas en disimular su ausencia, sin olvidar que el reparto es lo bastante amplio como para encontrar sustituto.

Con todo esto se articula un espectáculo que me atrevería a decir que supera el de la anterior entrega, lo que ya era difícil. En los prácticamente 120 minutos de metraje se incluyen grandes secuencias de acción, persecuciones, explosiones, y otros destrozos en los que los coches son los principales protagonistas de maniobras inverosímiles que harán las delicias de los fanáticos del motor en particular y el resto de espectadores en general.

Hay que reconocer que se trata de un film que poco tiene que envidiar a otras grandes producciones, como las de la Marvel/Disney que ahora mismo son las que están mandando en lo que se refiere a cine de acción y entretenimiento "a lo grande". La verdad es que se trata de un film que cumple sobradamente con todo lo que ofrece y no se le puede pedir más.
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Frío en julio
Frío en julio (2014)
  • 6,1
    5.296
  • Estados Unidos Jim Mickle
  • Michael C. Hall, Sam Shepard, Don Johnson ...
7
Una pequeña joya
Ambientada en los años 80, en Texas, el realizador Jim Mickle nos ofrece un film con los usos y modos de esos que hace unos años se hacían llamar "independientes", es decir producciones modestas, a menudo con actores poco conocidos y de contenidos que conseguían captar el interés del público aunque no de forma mayoritaria.

La industria cinematográfica ha cambiado bastante en estos años. Lo suficiente como para erradir prácticamente la palabra "independiente" o "indie" asociada a una película, aunque los motivos son demasiado complejos como para exponerlos brevemente. Mickle adapta una novela de Joe R. Lansdale en la que el televisivo Michael C. Hall interpreta a Richard Dane, un padre de familia normal y corriente que una noche sorprende y mata a un ladrón en su casa. El asunto no tiene grandes consecuencias a nivel legal, ya que no hay que olvidar que Estados Unidos, liquidar a cualquiera que entre en tu hogar con nocturnidad y alevosía es un deber patriótico. Así lo entiende la policía texana, que rápidamente da carpetazo al asunto. Sin embargo, el asunto afectará a Richard y más cuando aparece el padre del finado (interpretado por Sam Sephard) con ganas de buscar venganza. Pero Richard hará un descubrimiento sorprendente que dará un giro radical a los acontecimientos.

Mickle divide claramente el film en dos partes. Durante la primera mitad asistimos a la muerte del asaltante a manos de Richard y a sus consecuencias. Destacan los esfuerzos de su familia por borrar lo sucedido y continuar con su vida normal, pero la aparición del padre del muerto lo dificultará notablemente. En la segunda parte, vemos como en su afán por llegar a descubrir la verdad hasta sus últimas consecuencias, Richard se adentrará en un mundo diferente al que conoce y está habituado, que tiene sus propios códigos al margen de la ley y con métodos mucho más expeditivos.

El film se podría encuadrar perfectamente como de "serie negra", en el que encontramos una trama claramente policíaca, con fuerzas del orden que realiza prácticas no tan legales y la existencia de individuos que se mueven cómodamente a un lado y otro de la línea de la frontera de la ley. Línea que Richard tendrá que traspasar al ser él mismo el que lo inicia todo. No hay ninguna intención crítica por parte de Mickle, sino que se limita a contextualizar la trama, con un tono sombrío, oscuro, y un excelente retrato de los personajes principales. Hall, en una composición que está en las antípodas del personaje que le ha hecho famoso, está convincente en su papel del norteamericano medio, Shepard también sabe darle sus matices y contundencia al personaje que le toca interpretar y junto a ellos destacar a un excelente Don Johnson que pese a aparecer en la segunda mitad del metraje, consigue llenar la pantalla interpretando a un peculiar detective.

"Frío en Julio" es de esas películas que suelen pasar desapercibidas en la cartelera, ensombrecidas por otros estrenos mucho más mediáticos y que pese a contar con sólidas interpretaciones, no dispone de nombres que sirvan de gancho para la taquilla. Sin embargo, la sobriedad del conjunto, el uso medido de la escasa violencia explícita que hay en su film, y en general el buen hacer tras las cámaras de Jim Mickle, seguro que harán que esta película no termine de pasar desapercibido para un buen cinéfilo degustador de pequeñas joyas, que sin llegar a ser obras maestras contienen momentos de buen cine. .
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Exodus: Dioses y reyes
Exodus: Dioses y reyes (2014)
  • 5,2
    23.202
  • Estados Unidos Ridley Scott
  • Christian Bale, Joel Edgerton, Aaron Paul ...
5
Innecesaria revisión
Curiosamente, aunque el realizador Ridley Scott consiguió su fama con películas de corte futurista, en los últimos años parece haberse especializado en un cine más histórico. De todas formas, no hay que olvidar que su primer largometraje estaba ambientado en las guerras napoleónicas. En esta ocasión se atreve ni más ni menos que con la historia de Moises y la marcha de los judíos de los dominios del poderoso faraón Ramses, un historia que inmortalizó en los años 50 Cecil B. De Mille y su famosa película "Los diez mandamientos". No cabe duda que la apuesta de Scott es arriesgada ya que inevitablemente la sombra de esta superproducción de la época clásica va a planear a lo largo de su propuesta.

Aunque Scott, con buen criterio, trata de alejarse lo más que puede de la obra de De Mille, hay que decir que difícilmente aguanta un asalto. Sus bazas principales son una historia más adecuada al siglo XXI y la fuerza visual y estética. En esencia, el film de Scott viene a contar exactamente lo mismo, a fin de cuentas, la fuente es exactamente la misma (la biblia). Pese a todo, el realizador trata de despojarse de la solemnidad y grandilocuencia que imprimió De Mille a su film, y en ningún momento pretende ofrecernos un espectáculo "bigger than life". Su protagonista es bien diferente al que interpretó Chartlon Heston en su día. Christian Bale, caracterizado como Moisés es más un guerrero que un pastor, de hecho en el film aparece más veces con la espada en la mano que con el bastón. Además es un personaje que en constante duda, de Dios y de sus métodos, aspecto que queda bien visible en sus conversaciones con éste, caracterizado como si fuera un niño. Quizás ese estado permanente de duda, hace que a medida que avanza el metraje parece menos consistente, de forma que da la impresión que ni él mismo se acaba creyendo su composición, lo que lastra notablemente el resultado final.

Lo que no pasa desapercibido es el aspecto visual. Con la ayuda de la tecnología digital la reconstrucción del antiguo Egipto resulta excelente, incluso la recreación de las famosas plagas (especialmente la de las langostas y la secuencia del Mar Rojo), así como la recreación de otros ambientes de la época, añadiendo suciedad a las humildes viviendas de los hebreos, así como los pequeños poblados de pastores. Desde luego, aquí si nos podemos sentir transportados a la época. Otra cosa sería debatir entre el ingenio de reproducir determinadas acciones de forma más artesana y lo que puede hacer un equipo informático bien remunerado. En cualquier caso, si en los años 50 hubieran dispuesto de la tecnología actual seguramente se hubieran servido de ella, por lo que se debe valorar cada aspecto en su contexto. Abrir creíblemente el Mar Rojo en los años 50 seguramente costó mucho tiempo, esfuerzo y aprender de los intentos fallidos. Abrirlo en el 2014 también ha debido suponer un buen número de horas hasta conseguir el efecto deseado.

Otro de los puntos flojos de este film es el hecho que no hay ningún otro interprete que le haga sombra a Christian Bale. Entre el reparto figuran actores como Ben Kingsley, Sigourney Weaver o John Turturro cuya presencia es prácticamente testimonial y no aportan nada al relato. El personaje de Ramses lo interpreta Joel Edgerton que no consigue alzarse como verdadero antagonista de Moisés/Bale, y su composición acaba siendo demasiado inconsistente. La "cuota española" (no hay que olvidar que el rodaje se realizó en su mayor parte en nuestro país) tiene en María Valverde como única actriz reconocible, pero como el resto del reparto, su personaje apenas tiene entidad. Desde luego, en este apartado si que no aguanta la comparación con el reparto estelar de la obra de De Mille. Aunque no es tanto una cuestión de número de caras conocidas como del peso que tienen éstos en el relato. De nada sirve contar con un actor excelente como es Ben Kingsley si luego su participación se va a limitar a aparecer 3 o 4 veces en el film y sin apenas diálogo. Y en general sucede lo mismo con el resto del reparto. Tal vez el guion original desarrollaba mejor al resto de personajes, pero en la práctica, salvo Bale, el resto apenas supera la categoría de figurante.

Al final, lo que en el caso de De Mille es una gran epopeya (una especie de Biblia en imágenes), en el caso de Scott resulta en realidad un film de aventuras histórica del que ni siquiera se obtiene un discurso de peso sobre la religión, el poder, la lucha por la libertad de un pueblo esclavizado u otras grandes ideas retóricas que daban para mucho más y le hubieran otorgado mayor profundidad a la historia. Quien espere un "remake" de "Los diez mandamientos" saldrá bastante decepcionado del cine. El que espere una revisión bíblica más actualizada de la historia de Moisés, también.
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Perdiendo el norte
Perdiendo el norte (2015)
  • 5,0
    19.447
  • España Nacho G. Velilla
  • Yon González, Julián López, Blanca Suárez ...
4
Perdidos del todo
En un país donde hacer chistes, chascarrillos y sátiras viene prácticamente en nuestro ADN, no iba a tardar mucho en aparecer una comedia sobre la situación actual de un país que pasó en poco tiempo de estar en la Champions League a la cola de Europa. Aún cuando los políticos patrios sacan pecho insistiendo en la recuperación, de momento ni está, ni se la espera. Pero es historia para otra película. Si es que se hace.

Nacho G. Velilla responsable de dos de las series televisivas más exitosas de los últimos años como "7 vidas" y su "spin off" "Aida", y que ya se ha atrevido con dos largos ("Fuera de carta" y "Que se mueran los feos"), ha sido de los primeros en recoger el guante al tratar en tono cómico la emigración de jóvenes a Alemania en busca del futuro que su país no puede proporcionarle.

Los protagonistas del film son Hugo (Yon González) y Braulio (Julián López) dos exponentes de lo que un día se denominó JASP (Jóvenes aunque sobradamente preparados) que pese a que adornan las paredes de sus habitaciones con licenciaturas, doctorados y masters diversos, se encuentran en la calle y, atraídos por el "efecto llamada", que en este caso es un conocido programa televisivo ("Españoles en el mundo"), deciden hacer las maletas y marchar a Alemania. Nada más pisar suelo teutón, chocarán con una realidad bien diferente.

El film, podemos decirlo ya, es bastante justito tirando a regular (incluso malo). Velilla salpica el relato de todos los tópicos habidos y por haber, con un guion justito, situaciones que sólo en determinadas condiciones nos harán reír, ayudado además por un reparto lleno de caras conocidas de obras anteriores, como Javier Cámara, Carmen Machi, Miki Esparbé, algunos rostros de mayor actualidad como Blanca Suárez y la presencia de José Sacristán, del que muchos se preguntarán que pinta aquí (la respuesta más abajo). En definitiva se trata de un producto de consumo inmediato que en ningún momento disimula su dependencia televisiva.

A pesar de lo dicho, si por algo merece la pena su visionado es por algunos pequeños detalles. En primer lugar, Nacho G. Velilla sabe dar un tono cómico (cuando no esperpéntico) a ciertos aspectos de la forma de ser del español medio. Su éxito televisivo se debe en buena medida a retratar personajes muy pagados de sí mismos que enmascararan sus miserias con eufemismos que suenan bien al oído ajeno, un cuidado excesivo en guardar las apariencias y una ignorancia mal disimulada que nos lleva a emprender empresas imposibles sin tener el más mínimo conocimiento. Puede parecer un error de guion que dos jóvenes con estudios se líen la manta a la cabeza y se marchen a un país extranjero a pecho descubierto sin conocer siquiera su idioma, pero apuesto a que en la vida real más de uno (y más de dos) lo ha hecho en la vida real.

En segundo lugar, y lo que es el principal acierto del film es la presencia de José Sacristán, que interpreta a un emigrante de los años 60, que disfruta de su jubilación en Alemania y que aporta la verdadera visión de lo que aquí se presentó en su momento como algo positivo pero cuya realidad fue mucho más dura de lo que nos han querido contar. Su personaje nos ofrece un paralelismo claro y nos demuestra que no hemos cambiado nada. Y no sólo eso, para los países del Norte seguimos siendo mano de obra barata para trabajos que ellos mismos desprecian.

Lamentablemente Nacho G. Velilla no es Berlanga ni tiene a su lado la afilada pluma de Rafael Azcona, por lo que no tardaremos demasiado en olvidar un producto que es lo que es: para su consumo inmediato y reposición televisiva en aquellos huecos en los que no hay nada mejor que emitir.
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