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62 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
El ave fénix
Las noches de Cabiria no son las noches que se espera de una prostituta. Tres noches y tres fábulas, a cual más sorprendente: la improbable velada con un actor famoso; la visita a los infiernos con el buen samaritano (aquí la noche desemboca en el amanecer); y el espectáculo de magia e hipnotismo en un local llamado Lux –antesala de un idilio novelero.

Tres noches y tres hombres. El primero es la frivolidad, el lujo hortera y las burbujas; el segundo es todo compasión (comparte sin buscar publicidad ni reconocimiento, consciente de que sus acciones no son más que una gotita de piedad en un caudal inmenso de pobreza); y el tercero es la promesa de felicidad.

Podría hablar del tratamiento de lo religioso en la película: ritos, almas, procesiones, ironías. O de los excelentes personajes secundarios: la prostituta revirada, el tío lisiado, el fraile Giovanni, la amiga Wanda... O del uso fértil del lenguaje callejero. Podría detenerme en los detalles: el paraguas de Cabiria, su chaqueta mugrienta, la vela que se apaga, la presencia material de los billetes… O en el tono de tragicomedia, tan logrado. Esos aspectos se disfrutan sin necesidad de ponderarlos a priori.

El italiano retrata la prostitución sin enseñarnos el acto sexual. Lo más cerca que estamos de ver a Cabiria faenando es cuando sube en un camión con un cliente. Pero Fellini corta y aparece la protagonista abandonada en medio de ninguna parte. El buen samaritano la recoge. Más adelante, Cabiria vislumbra su futuro al encontrarse con una prostituta avejentada, que vive en la miseria.

No desvelaré los pormenores de la trama ni diré cuál es el desenlace. Pero esta cinta se degusta más a la segunda, conociendo previamente la última secuencia, una secuencia deslumbrante que desnuda el alma de Cabiria. Verla con ella en mente multiplica efectos, alegrías, tristezas, desengaños. Amplifica sufrimientos y sonrisas. Como si la piedra final le diera nueva luz al edificio.

Cuando todo parecía listo para una conclusión convencional y pulcra, Fellini se la juega con una serie de planos en que muestra al ave fénix, el pájaro de ensueño que renace de entre sus cenizas. En ese punto, la ilusión del cine llega al corazón.
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133 de 144 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Las chicas del arrabal
No sé qué tienen algunos directores italianos, que van y me plantan delante algunas de las más inconmensurables maravillas que sólo unos cuantos tocados por la gracia son capaces de ofrecer.
Fellini, tan admirado como vilipendiado, supo escribir en las páginas de lo sublime con letras de oro, con ese pulso de lo que trasciende las fronteras de lo simplemente extraordinario para remontarse hacia lo que va más allá de todo lo hermoso que el ser humano pueda crear.
Algo tan inmenso me ha transmitido este drama, que nunca tendré palabras suficientes para hacerle honor. Personalmente, encumbro a Giuletta Masina en la que es una de las más sobrecogedoras interpretaciones femeninas desde que la primera actriz de cine actuó en una película, hace más de un siglo. No son muchas las actrices que han logrado sobrepasar todo lo imaginable en mi escala de emociones, pero sin duda, Masina se ha ganado, con pleno mérito, uno de los puestos más elevados. Fellini, al que sólo por una película como ésta califico como un verdadero gigante del séptimo arte, mostró su gran genio no sólo para dirigir, sino para elegir a los actores idóneos, y su buena mano para guiarlos a través de unas interpretaciones que en alguna ocasión dieron lo mejor y más insuperable. Segura estoy de que el mismo Fellini se extasió ante las dotes de Masina, y le dio alas para fundirse con su papel de un modo en que pocas veces se ve. No conozco las circunstancias del rodaje de "Las noches de Cabiria", pero estoy convencida de que el insigne genio italiano cifró en ella muchas esperanzas y su gran creatividad. Giulietta Masina, su esposa en la vida real y su único gran amor, rindió a su más ferviente admirador, quien permanecería a su lado para siempre.
No me cabe duda de que Fellini era un hombre agraciado con una sensibilidad más allá de lo corriente, porque de lo contrario, no habría sido capaz de regalarme algo tan bello.
Cuando él murió, Masina le siguió al poco tiempo. Tanto le amaba, que no pudo soportar seguir viviendo sin él a su lado. Y creo que comprendo la razón.
"Las noches de Cabiria" es una genuina obra de arte en la que lo penoso va de la mano con un lirismo desgarrador. Cabiria es una chica de los arrabales de Roma, como tantas otras que se prostituyen para sobrevivir. Desde el principio, ella nos roba el corazón porque derrama una luz que nada puede apagar. Vapuleada, llevada de un lado a otro, engañada y abandonada como un perro, ella es la prueba viviente de la dureza de esta vida intoxicada y corrompida. Dan ganas de gritar contra tanta maldad. Y ahí está ella que, de alguna manera, representa la esperanza en sí misma. Porque ese corazón tan grande que tiene, tan pisoteado, nos devuelve la certeza de que todavía quedan cosas buenas en esta cruel existencia.
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120 de 141 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una sonrisa
Fumaba un cigarrillo largo y fino, de esos de exportación. Pero no llevaba can-can sino una faldita muy corta y unas botas hasta la rodilla a juego. Una blusa blanca muy fina que dejaba mucho más que intuir sus pezones y unos ojos rasgados. Todos los días pasaba por su lado cuando regresaba a casa y ella, todos los días, me llamaba chasqueando su lengua. Esa noche cuando pasaba por su lado chasqueé la lengua en contestación. Ella sólo tiró un beso al aire.

Siempre me he preguntado qué pasa con todos esos besos que se escapan. ¿Dónde irán?

La llamaban La China pero todos los del barrio sabíamos que era tailandesa. Al pasar por su lado percibí un suave olor a mandarina y jazmín. Nunca había pasado tan cerca y jamás había cruzado palabra alguna con ella anteriormente. Al menos por mi parte. Así que aún me pregunto si fue el olor a frutas y flores lo que me incitó a darme la vuelta.

Le dije de sólo ir a un bar. Le invitaba a cenar y entablar conversación. Ella miró su calle. A un lado y luego a otro. Sopesando los clientes que pudieran llegar. Acepto la conversación, pero no la cena.

Y me lo contó todo. A un desconocido porque a los amigos esas cosas no se cuentan. Ella seguía hablando, con la cabeza gacha. Yo aguantaba el tipo, con los ojos rojos pero haciéndome el hombre que quería ser. Hubo un momento, pasada ya media noche en que ella se calló. Agarré su mano para que sintiera calor humano suponiendo que después de todas sus desdichas pudiera seguir sintiendo algo. Ella levantó la cabeza y tenía la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida. Entonces sí. Entonces me desmoroné.
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75 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cabiria, Wanda y los hombres
Quinto largo individual de Fellini, escrito por él, Ennio Flaiano, Tullio Pinelli y PP Pasolini (diálogos). Se rueda en exteriores de Roma (Acilia, Castel Gandolfo, Santuario Virgen del Amor Divino, Via Apia, etc.) y en Cinecittà Studios. Gana un Oscar (película extranjera) y dos premios de Cannes (actriz y OCIC). Producido por Dino de Laurentis, se estrena el 10-V-1957 (Festival Cannes).

La acción tiene lugar en Roma, en 1956. María Ceccarelli, alias "Cabiria" (Giulietta Masina), es prostituta, tiene unos 35 años, vive en el barrio de San Francesco, en las afueras de Roma, y hace la calle en el Passaggio Archeológico, cerca de las Termas de Caracalla. Es ingenua, inocente, activa, animosa, ahorradora, romántica, confiada y de buen corazón.

El film toma el nombre de la protagonista de la película muda "Cabiria" (1914), de Giovanni Pastrone, inspirada en una novela de Emilio Salgari. Da este nombre a una muchacha siciliana apresada por piratas y vendida como esclava a los cartagineses. La Cabiria de Fellini es un personje nuevo, de personalidad singular, tierna, humana y entrañable, que es maltratada y engañada por los hombres. Deviene una figura clásica moderna. El relato que sustenta al film es sencillo y simple. Lleno de encanto humano y de fuerza conmovedora, plantea la posibilidad de que el mal venza al bien, aunque a la larga el bien se impone sobre el mal. La vida y el azar tienden a ser injustos con las personas, sobre todo con las más débiles. Se considera que el film cierra la primera etapa del realizador, la neorrealista, caracterizada por la importancia de los personajes, la preferencia por las figuras sencillas, humanas y marginales y las referencias de crítica social. Aparecen en ciernes algunas de las constantes del autor que adquieren en la etapa siguiente mayor desarrollo, como las figuras fantasmagóricas (procesión de penitentes que se pierde en la oscuridad) y las matronas gruesas (Wanda, Franca Marzi). Se observan algunos trazos surrealistas, como la vieja prostituta que sale del subsuelo en la escena del samaritano, eliminada por la censura. La caracterización de Cabiria recuerda la del vagabundo de Chaplin, con la que mantiene algunos puntos en común (lucha con la cortina del "Night Club", cejas pintadas, atención al paraguas). Bob Fosse realiza un "remake" musical, "Sweet Charity" (1968).

La música, de Nino Rota, calaborador habitual de Fellini, aporta una partitura variada, alegre y emotiva, con un tema principal melódico y melancólico. Consta de 15 cortes, de entre los que destacan el "Tema final" (acordeón y guitarras), "Lla ri lla ra" (guitarra y voz), "Mambo de Cabiria" (maracas, contrabajo y batería) y "Pic-nic en el Divino Amor" (acordeón). Se añade un fragmento de la Sinfonía nº 5 de Beethoven. La fotografía, de Aldo Tonti, contrasta con fuerza blancos intensamente iluminados con abundantes negros (sombras y figuras). Ofrece algunos contraluces brillantes. La interpretación de Masina es admirable.
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50 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
MÁS APROPIADO ES REÍRSE DE LA VIDA QUE LAMENTARSE DE ELLA
La película es todo un argumento montado para el lucimiento de Giuletta Masina, la mujer o más apreciada de Federico Fellini. Giuletta nunca tuvo un prototipo de belleza despampanante, de hecho si uno se fija en sus cejas, parece por momentos una lechuza; sin embargo tenía carisma en su rostro, gracia, encanto y sobre todo sabía adaptarlo muy bien a lo que requerían sus interpretaciones.

La protagonista nos conquista por ser una mujer del montón, de las que pueblan la tierra de los fracasados, mal vistos, y aún así conservan y exponen belleza humana, optimismo, esperanza y sueños de cambio, dan amor y acogen a otros que necesitan momentos de cariño.

Para mí, lo mejor de la película son los dos minutos finales: maravillosa oda a la superación del hundimiento, a la resurrección del enterramiento, a encarar la vida con la sonrisa de la filosofía más poderosa: el Sentido del Humor. Porque a fin de cuentas todas las calamidades y dramatismos que padecemos también pueden contemplarse con la habilidad, la superioridad y nuestro potencial mental de comprensión positiva, consistente en contemplar el juego de la existencia precisamente como JUEGO con sus ganancias y sus pérdidas siempre relativas, lo cual es más saludable y poderoso que la habitual tendencia a tomarnos todos los desencantos con excesiva seriedad e importancia. Sin duda en esos dos minutos finales donde en el rostro abatido de Giulietta Masina va surgierndo una sonrisa y la luz de la reacción positiva, en el sentido filosófico que recomendaba el antiguo sabio cordobés establecido en Roma, el universal Séneca: "Más apropiado es reírse de la vida que lamentarse de ella."

Fej Delvahe
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44 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
IMPLOREMOS A LA VIRGEN DEL DIVINO AMOR UNA NUEVA VIDA PARA CABIRIA
El quinto proyecto de Fellini sigue siendo un fiel exponente de su etapa iniciática y neorralista y supuso además la tercera colaboración consecutiva con su esposa, la fantástica e irrepetible Giulietta Masina...

De una belleza poética y una plasticidad de imágenes digna de encomio, Fellini tomó prestado el nombre de Cabiria de la película homónima y de estilo peplum de 1914 del director, guionista y productor italiano Giovanni Pastrone, más conocido como Piero Fosco, y se basó para la deconstrucción del personaje en otro anterior surgido de una breve escena en su ópera prima, "El jeque blanco".

Siguiendo con la colaboración inestimable y perpetua hasta el día de su muerte en tareas musicales del genial Nino Rota, y la colaboración en las lides de fotógrafo de Aldo Tonti en un trabajo correcto sin más, Fellini y sus colaboradores habituales en la creación del guión Ennio Flaiano y Tullio Pinelli pergeñan los planos maestros para una de las obras tragi-cómicas más reseñables en la historia del arte contemporáneo...

Aquel maravilloso personaje de Maria 'Cabiria' Ceccarelli (interpretado de manera MEMORABLE por la inigualable Masina) nos conmueve y nos empatiza de una forma casi trágica, y nos recuerda lo injusto de una vida guiada por el azar...En el caso de Cabiria de un azar de lo más desdichoso...

Pues Cabiria sólo deseaba una vida nueva que le permitiera salir de su ruinosa existencia como prostituta en las afuera de Roma, en el kilómetro 18 de la carretera a Ostia, en un barrio periférico de la Roma indiferente de postguerra, donde convivía con su única amiga y compañera de profesión,Wanda(Franca Marzi)...antes de largarse a "hacer la calle" a la Via Veneto de Roma...

Soñaba con que un golpe de fortuna en forma de príncipe azul, un hombre honrado y por supuesto sin prejuicios le sacara de aquella pesadumbrosa existencia...

E N T R A Ñ A B L E.
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26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¡RÍE CABIRIA, RÍE...!
El cine de Fellini es un viaje desde aquel neorrealismo en el que participó hasta su particular universo "surrealista" donde el mundo de la realidad comparte mesa y mantel con el de los sueños. Es la travesía natural de los grandes genios que se hacen más y más íntimos a la vez que van soltando el lastre de los convencionalismos.

Y en la mitad de su periplo, "Las noches de Cabiria", que en realidad son las noches de la "porca miseria" italiana, las noches de los "sin escrúpulos", las noches del pan, amor y fantasía (Comencini y su neorrealismo rosa)- Y en el cenit de todas estas noches, la ingenuidad indecorosamente ingenua, inolvidable Cabiria, inolvidable Giulietta Masina. Aquella inolvidable Gelsomina de La Strada llevando sobre su espalda la misma mochila cargada de sueños.

Y alrededor de este núcleo central se aglutina el personalismo de Fellini, con sus curas, sus tetonas y sus referencias chaplinescas, Con su humor distinto e irreverente. En definitiva, con su particular manera de entender y crear el cine. Fellini por y para su cine. Un cine capaz de conmover una y otra vez la sensibilidad de los espectadores, incluso los culturalmente diversos como prueban los 3 Oscars otorgados a la mejor película extranjera (Las noches de Cabiria, La Stradda y Amarcord).

Probablemente, la excelente música de Rota cree el sortilegio y todas esas noches se conviertan en la noche final, la del desengaño, la de la cruda realidad dándole una bofetada a los sueños, la de la ¿esperanzada o fatalista? sonrisa de Cabiria. Una sonrisa que acalla nuestras "culpabilidades" de mundo cruel.

¡Ríe Cabiria, ríe... !
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16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
En medio de un mundo de miserables, brilla una luz que deslumbra: Cabiria.
Esta película ha conseguido transmitirme todo lo que pretendía. Su amargura, su tristeza, su esperanza. Todo envuelto de escenas tan sombrías como llenas de un mensaje que nos habla de la soledad y la desesperanza, y que para sortear estos dos grandes obstáculos vitales, la protagonista, una prostituta llamada Cabiria (Giulietta Masina), se aferrará a cualquier posibilidad por insegura que parezca para poder cambiar el rumbo de una vida que necesita y desea cambiar.

Pasan las noches y ella, feliz e ingenua como una niña hace precisamente lo que menos imaginaríamos de una persona de estas características, tan encantandora y dicharachera, tierna y con una mirada que atraviesa la pantalla y llega a apoderarse de los sentimientos de un servidor, que ha sufrido y se ha sentido impotente ante los pasajes oscuros que la protagonista ha vivido en esta película y que se ha sentido esperanzado cuando el argumento se ha puesto de parte de la misma. Cabiria, qué nombre tan perfecto para un papel tan bien dibujado y exquisitamente interpretado por Giulietta Masina (La Strada), vapuleada por esos malditos que se aprovechan y burlan de ella e incluso le roban y golpean.

Federico Fellini supo crear este drama amargo que invita a la reflexión desde según que punto interpretemos los mensajes que transmite. Cabiria hace la calle y nosotros, los espectadores, la acompañamos en este menú de restaurante de cinco tenedores, llegando a desear poder traspasar la pantalla para darle un abrazo enfermizo a la protagonista que consiga ofrecerle con justicia la plena felicidad que busca, y no disfrutando de ésta con tantos altibajos, como si fuese alquilada.

Y es que aunque Cabiria nos ofrezca todo un repertorio de sonrisas y miradas inocentes, se puede vislumbrar con no mucha dificultad que detrás de su baja estatura, formas graciosas e informales, se esconde un corazón atormentado, un alma que desea llenarse de amor y que llama incluso a Dios, haciendo éste caso omiso de sus insistentes peticiones. Destacar también todo el mundo que envuelve a Cabiria, como sus compañeras de oficio, algún chulo de éstas y los personajes con los que tiene que lidiar. Este aspecto se ofrece de manera notable, por lo que no es difícil que el espectador se adentre con facilidad en lo que se representa.

Nino Rota se encarga de ponerle música a la cinta como ya hizo en otras muchas películas de Fellini y que siempre será recordado mundialmente por la banda sonora inolvidable que compuso para la trilogía de El padrino de Francis Ford Coppola. El tema central es precioso y adecuado, pues refleja con acierto la tristeza que envuelve a esta gran película y de la que se deja constancia que, a pesar de los males que cualquiera puede padecer, ignorar éstos y reírse de los mismos puede ser la solución más eficaz para combatirlos.
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16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La tonta del bote
Voy a ser muy impopular con mi opinión. Somos pocos los que miramos atrás, los que no vamos corriendo a ver la superproducción del momento y que nos sentimos atraídos por nombres propios como el de Fellini... Somos pocos los que ponemos todo nuestro interés por conocer los grandes clásicos y así aprender un poco de la Historia del Cine, y dentro de esa ya por sí misma minoría, me encuentro dentro de una minoría aún más pequeña que no cree que las películas de Federico Fellini sean excepcionales. Iba a decir con mayúsculas sobre la historia de Cabiria algo tan rotundo como "No me interesa tu vida", pero resulta que ya dije eso mismo sobre la boba que va detrás de Anthony Quinn en "La strada", así que en una irrupción de originalidad he querido recordar a la nefasta Lina Morgan que tan gran parecido tiene con Giuletta Masina, por su sobreactuación, por sus andares encorvados, por sus gesticulaciones de cateta...

La mayoría de quienes se acercan a ver "Las noches de Cabiria" de Fellini resaltan la maravillosa interpretación de su actriz protagonista y de golpe vengo yo a decir que es una actuación sin brillo alguno. El cine de Fellini en general me parece muy sobrevalorado, sólo recuerdo "Amarcord" como realmente buena, pero "Fellini 8 1/2", "La dolce vita", "Los inútiles"... todas son películas muy del montón si no malas.

La historia de la prostituta Cabiria que es pisoteada constantemente y que se levanta siempre con ilusión renovada es algo que no me llama la atención de forma especial, y menos introduciendo toques de humor que no casan con el neorrealismo italiano tal y como yo lo entiendo. A Cabiria no le hace falta un marido, lo que le hace falta son más luces. Y por cierto, la acertada y comentadísima escena final de la tristeza tornándose sonrisa no hace una película, es un momento más. Puestos a señalar algo destacable, todo lo que tiene que ver con la reunión religiosa, el cojo que se estampa y la maravillosa descripción de la estupidez humana en esas escenas sí me parecen brillantes. Pero en la historia de la vida de la tonta del bote no veo ninguna genialidad. De verdad, alucino con la cantidad de dieces que tiene esta película...
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37 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Brutal, canalla y conmovedora.
No la había visto y ahora, al hacerlo, me he quedado sorprendido. Lo que es el Cine cuando es Cine de verdad; le pasan por encima más de 60 años y sigue tal cual, como una rosa.
Hay algo que me ha llamado mucho la atención, que esté calificada para todos los públicos. Cosa que no entiendo para un drama tan duro, tan tremendo y de personajes canallas y miserables.
La puesta en escena es la tipica del cine italiano y la típica de Fellini. No hay nada al azar y todos lo detalles están ahí porque algo significan. Un gran ejercicio de creatividad y de originalidad. Hipnótico.
La dirección demuestra, además de oficio, arte. Cada plano, cada secuencia es algo así como un cuadro meticulosamente fotografiado que te invita a mirar; acompañado de una crítica sarcástica de la sociedad y de la religión. La única pega que se le podría poner es cierta lentitud en algunas escenas.
La historia, además de original, está muy bien desarrollada. Brutal, canalla y conmovedora, Y sin embargo, Fellini, al final la salva y le da incluso un soplo de esperanza.
Los protagonistas estan que se salen y de Giulletta Masina para qué hablar. Eso es interpretar ante la cámara y lo demás es cuento. Nada que ver con lo que ahora estamos acostumbrados, interminables primeros planos con caras serias de dolor de hígado. La emoción y los sentimientos que transmite Masina nos llegan directamente, como una flecha ardiendo, hasta el corazón y nos hacen partícipe de su pena, impotencia y dolor.
Resumiendo: pelicula obligada para los amantes del séptimo arte.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Su última media hora entronca con "Calle Mayor" de Juan Antonio Bardem
Siempre he sostenido la tesis de que Federico Fellini hubiera sido uno de los mejores cineastas de la historia del cine si no se hubiera dejado llevar en demasía por un universo personal demasiado grandilocuente que acaba contaminando la credibilidad y el realismo de su cine. “Las noches de Cabiria” es un perfecto ejemplo de ello, al conformarse con una parte del mejor neorrealismo italiano pero tocado por esa irrealidad circense y excesiva que lo caracteriza (aquí no hay circo pero hay magia de por medio).

Sus 80 primeros minutos, a pesar de traslucir un evidente compromiso social, a pesar de la denuncia valiente de las condiciones de las mujeres que ejercían la prostitución en la Italia de los años 50 en mitad del escombro material y humano de los barrios marginales, se dejan ir anárquicamente a través de paseos excesivos y barrocamente alambicados de Cabiria, su protagonista, por la noche romana, algo tan imprescindible en su cine. Pero hay que esperar a su última media hora para entender que la calidad y la profundidad dramática se hace esperar y resulta ser el premio para el espectador paciente, porque es en su tramo final donde se desarrolla la almendra de la tragedia que se nos narra y se hace de forma desgarradora dejando huella.

Es evidente la conexión de ese tramo final de “Las noches de Cabiria” con una de las más grandes obras maestras de nuestro cine, apenas estrenada un año antes: “Calle Mayor” de Juan Antonio Bardem. Lo mejor que Fellini deja para el final ocupa la totalidad de una de las más grandes películas de la historia del cine, firmada por nuestro Bardem. Y esa última media hora lo redime todo y lo eleva hasta altas cotas cinematográficas, dejando atrás los excesos fellinianos para contarnos un drama creíble y trascendente.

Giulietta Masina, esposa del propio Fellini, se permite un recital interpretativo antológico apareciendo prácticamente en todos los planos de la cinta y sosteniendo a pulso toda la narración y el metraje de este paseo por los infiernos (entre ricos y entre pobres) de una prostituta que va siempre buscando el amor que redima su vida y le permita cambiar de profesión.

Si a ello le sumamos la partitura del genial Nino Rota y la fotografía de Aldo Tonti, el guiso es obvio que resulta exquisito, obteniendo el Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa en 1957.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Con la ley de la atracción la verás de otra manera
Con un análisis superficial, nos quedaremos fácilmente con lo siguiente:
- Cabiria, una chica sencilla, se acerca más al dibujo de una niña que de una prostituta.
- Cabiria, una víctima de la sociedad, de los hombres, del sistema económico.
- La clase pobre, pura, cachonda, inocente básicamente.
- La religión, con sus creencias engañabobos, con su mentira intrínseca.
- El dinero, esa otra religión que lo mueve todo, que te sumerge en el pozo.
- Los hombres, como sexo masculino, mayormente seres peligrosos, seres en los que desconfiar.

Ventanas abiertas en el chamizo,
te levantas, el cielo está plomizo,
maquillada estás más guapa,
te entregas al más "gualdrapas"

Con la ley de la atracción, apoyada con la ley de responsabilidad personal, tenemos otras deducciones:
- Cabiria, en su vida personal, atrae a un tipo de hombres. Ella es el imán. Por eso se repite su historia.
- Cabiria necesita aprender algo, y hasta que no lo aprenda, a repetir.
- Más que aprender, necesita evolucionar, crecer. La inocencia tontorrona es dañina.
- Cabiria atrae desde la carencia, no desde la bondad. Atrae lo que cree, la pobreza y la soledad.
- Somos responsables de repetir nuestra historia.
- Si hay mujeres inocentes, hay hombres inocentes.
- Tenemos más capacidad de decidir sobre nuestra vida de lo que nos dicen las ideologías salvadoras.
- La religión a unos les sirve y a otros no. La religión, sin acción ni conciencia interior, no sirve de nada.

¡ Recemos juntos, hermanos!
¡La situación se nos va de las manos!
¡En la calle está la vida!
¡No te metas en fregados!

"Las noches de Cabiria" tiene el oficio que da un gran director. Se maneja desde el terreno emocional, desde la inocencia de la protagonista, desde la algarabía del pueblo llano, desde la aridez de la tierra baldía. Ese brío emocional puede ser disfrutable pero nos puede hacer caer en reflexiones victimistas. En mi opinión, la película está bellamente realizada pero lleva fácilmente a reflexiones equivocadas. Un 7,1.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
LAS NOCHES DE CABIRIA
¡"Cabiria" es el más excelso de los partos de Federico Fellini. Es lo que a Beethoven su "5ª Sinfonía"... Giulietta Masina parece que se descrisma por averiguar qué demoníaco antojo o manía embarga el ánimo de su inteligentísimo marido por recuperar aquel extraño personaje que esbozó en "El jeque blanco" ¡Y a fe que nos lo dejó bien patente! (Aún la recuerdo bajando del avión en Roma con su bien ganado Oscar en la mano). ¿Cómo habrían sido esos "eternos" ayes lastimeros del naturalismo italiano sin el pícaro Federico de sus primeros claroscuros. ¡¡Y "Cabiria" llegó!! ¡Una nueva pelandusca, bajita y delgaducha (a contracorriente de aquellas "puttanas" como ballenas que siempre retrató, y que, a lo largo de su filmografía, aparecerían en playas pestilentes, en el estanco de su infancia, o en aquella aledaña Vía Appia romana). Pero Cabiria es simplona y romántica, vive su prostitución forzosa (¡pobreza e ignorancia!) como si buscara remedio al sarampión de curiosidades amorosas y enternecedoras que la consumen. Tiene peor fama que otras mucho más gordas que ella por enamorarse de su chulo y dejarse tirar al río por él, que, al tiempo que le roba el bolso, la quiere mandar al otro mundo. Y Cabiria, a la que tanto le cuesta descender por los escalones más bajos de las miserias humanas, no se lo cree. Menos mal que la genial Franca Marzi (amiga de fatigas, también rellenita, culona y guapísima) acostumbrada, como todas las filantrópicas compañeras afiliadas al ramo de la prostitución callejera, a los dédalos tenebrosos de los vicios chulescos de esos machos jóvenes, pobres en sofisterías, y que, si no cuentan con el sustento que proporciona el vicio callejero, muestran su desazón ¡¡hostia va, y hostia viene!!, le equilibra, momentáneamente, su trastornos románticos. Pero las obsesiones de Cabiria son delirantes, no se resigna a la estrechez disoluta y vulgar de su existencia. Clama por el milagro, ¡que, por supuesto, no se produce! Giulietta Masina, con su desengaño, su griterío, y su burla, ante la procesión de la romería, es uno de los seres cinematográficos más memorables que el celuloide conserva! ¡El final es antológico, y no lo cuento! Los ojos de la Massina, con sus lágrimas a lo "pierrot", son de un lujo aterciopelado. ¡Giulietta y Fellini, ídolo uno, idolatrada la otra! "Cabiria" es la más grande empresa de la voluntad artística y el loco entusiasmo que impulsó el cine naturalista italiano. El doblaje contó con voces magníficas. Pero Cabiria únicamente puede ser auténtica e irrepetible en versión original.
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11 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La flor pisoteada y viva
Cabiria, ¡quién lo diría!, es una mujer de vida alegre, inocente hasta el paroxismo y ejemplo de individuos de la raza humana en peligro de extinción.
Cabiria trabaja de noche para dormir durante el día en una casita pobre en medio de la nada; allí sueña con las cosas pequeñas que apuntalan su existencia: chulos honrados, viajes, familia propia y exitosas excursiones por Via Veneto.
Cabiria alumbra, con sus redondos ojos de niña eterna, los suburbios de Roma y las más oscuras intenciones de sus famélicos convecinos, capaces de lo mejor y de lo menos bueno en su lucha por la supervivencia.
Cabiria es Giulietta Masina, y es más, Cabiria sólo puede ser Giulietta Masina, la mujer capaz de emocionarte con sus mudos gestos chaplinescos; la queridísima y santa prostituta que lo da todo por nada, que llora y ríe a la vez mientras camina hacia ninguna parte, pisando con pies descalzos su propia alma de cortantes añicos.

Un Patrimonio más de la Humanidad que Fellini aporta para la construcción de la inacabada Catedral del Cine. Te sentirás un poco más agradecido de pertenecer a un mundo de seres capaces de crear y de interpretar algo tan maravilloso. ¡Gracias Fellini!, ¡gracias Giulietta!
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6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La hetaira
Cabiria, representa el candor, la inocencia, la ingenuidad. Fellini, contrapone las virtudes clásicas de las vírgenes a una mujer que se gana la vida prostituyéndose. El neorrealismo italiano de los años ´50 da lugar en los legendarios estudios Cinecittá, a algunas de las mejores muestras del cine italiano y europeo de posguerra. Giulietta Masina llega a conmover al espectador que, poco a poco, se va implicando en esta historia tragicómica, donde se entremezclan una visión dramática de la Italia de posguerra, con un surrealismo, que trastoca el orden natural de las cosas. Sin embargo, tras esa amargura evidente, se esconde un optimismo vital, una alegría de vivir, que permite a Cabiria ir sobrellevando una vida dura e injusta. Haciendo una extrapolación interpretativa del filme yo creo que Cabiria representa a Italia, a esa Italia pobre, humilde , humillada por la guerra, pero que conserva la ilusión de salir adelante, y que sabe sortear todas las adversidades que le van ocurriendo. Es, sin duda,una magnífica película, a todas luces recomendable, y que el paso de los años no ha hecho sino situar como uno de los grandes clásicos del cine europeo y universal.
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8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Pues la Roberts tenía más luces, ¿qué queréis que os diga?
No sé muy bien la película que han visto los demás, pero yo he presenciado un tostón infumable sobre una fulana vociferante, brusca, vulgar y lo que es peor, profundamente lerda, que a los veinte minutos ya me ha puesto la cabeza como un bombo con sus alaridos. En una feria gitana se respira más paz y armonía. Ya hay que estar salido para aguantar a una tiparraca así, pero lo más gracioso es que encima la tía cobra y luego se nos revela que tiene un patrimonio con el que más de uno ni doblando el lomo dieciséis horas al día podría siquiera llegar a soñar. En fin, cosas del neorrealismo italiano. Y respecto a la prostitución, te dicen que es puta, pero podría ser cajera o reponedora y no se notaría la diferencia.

Los personajes que van desfilando demuestran que no saben ser ni ricos (véase al actorucho que nada en la abundancia, un pordiosero que solo tiene eso, dinero) ni pobres, pues exhiben una mentalidad mezquina y menesterosa, cuyos valores empiezan, pasan y terminan por aparentar ser o tener algo más que el prójimo, ejerciendo la humillación pública con el que se queda rezagado para que nadie repare en sus propias miserias. Lo que viene a ser un espectáculo de altura, por decir algo. Habitualmente los que han conocido la prosperidad y por culpa de una serie de errores la han perdido, suelen adquirir con el paso del tiempo cierta lucidez que los haga comprender los motivos de su fracaso, y la narración de su historia, dar pie al espectador para la reflexión. No es el caso de esta película, en el que podemos ver a una prostituta venida a menos sentirse orgullosa que tiene un amigo que le regala bombones enfatizando que solo tiene ese gesto con ella y con nadie más. Porque ante todo sentirse especial es lo más importante, que nadie te venga a quitar la ilusión.
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7
Una actriz inmejorable
La protagonista no podía haber sido mejor interpretada, aunque la próxima película que uno vea de esta actriz volverá a pensar en Cabiria. Esa chica entrañable víctima de la sociedad, que como cualquier persona busca un sueño. Pronto conecta con el espectador a base de dar pena, a la vez que nos hace reír a lo largo del film. Se trata de una de los más simples relatos de Fellini, pero a la vez uno de los mejores.
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7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Genial Giullietta Masina...
Recordaba muy vagamente la escena de la hoguera de cuando mis padres me llevaron con ellos al cine para ver "Las noches de Cabiria", allà por los años 50-60 (No podían dejarme con nadie y supongo que me dejaron entrar en la sala porque no tendría más de 5 o 6 años y naturalmente no podía entender nada de ella).
No sé porque, siempre me he acordado de aquella escena, y de ese nombre: Cabiria (el nombre me lo dijo mi madre, supongo que al responder a una pregunta que yo le hice sobre la escena en cuestión).
Ahora, aprovechando la oportunidad que nos brinda Internet, la he buscado con objeto de volver a verla, y la verdad es que me ha traido muchos y muy buenos recuerdos de aquella época y que tenia dormidos en mi memoria.
La película, me ha gustado hasta el punto de que la he visto dos veces en poco tiempo. Giullietta Masina, está magistral, casi tanto como interpretando a "Gelsomina" en "La strada", cinta que también he tenido el gusto ver ultimamente para ir conociendo más a Federico Fellini.
Si tienen ocasión, véanla...es una bonita historia interpretada por una gran actriz.
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8
Un canto a la esperanza
Un soplo de magia y emoción es lo que me ha procurado esta obra de Fellini, de las más galardonadas y reconocidas en su carrera. Su imperecedero universo personal sigue siendo estudiado por los cinéfilos y aficionados, su influencia chapliniana en personajes como Gelsomina y Cabiria, recuerdan a la ingenua dulzura personificada de la gente buena. Cineasta que ha llegado en algunos de sus films al extremo de presentar una autobiografía de la que es difícil decir si es real o falsa, quien sabe, tal vez soñada…

El film describe las peripecias de una improbable prostituta sentimental y desamparada en constante búsqueda de un hombre que la ame y la redima de su condición, tema que en manos de otro director que no hubiera sido Fellini, llevaría a la sensiblería más dulzona. Pero el director de Rimimi tiene la habilidad – o mejor el talento – de transformar este material en un drama palpitante sobre la soledad de una mujer sin futuro y abandonada a la indiferencia de la gran ciudad. A pesar de su aparente relación con el neorrealismo, “Las noches de Cabiria” no es un film sobre la prostitución o los bajos fondos de la Roma de los cincuenta, sino sobre la ilusión y la esperanza, y más concretamente sobre el lado mágico que esconde la grisura realidad cotidiana. El propio nombre de la protagonista procede del film “Cabiria” de Giovanni Pastrone (1914), teniendo un inequívoco punto de ironía. Cabiria era una doncella cristiana que fue arrojada a la arena del circo donde la salvaba el forzudo Maciste, mientras al personaje que borda Giulietta Masina “hace la calle” cerca de las termas romanas de Caracalla, y espera la llegada de un héroe que la salve de su destino.

En cuanto a su estructura narrativa está articulada en episodios casi autónomos que diseccionan temas fundamentales como la opulencia y la frivolidad de las clases adineradas en contraste con la pobreza y la prostitución callejera, el ambiente de Vía Veneto, los cabarets de alegría fingida y lujo funerario, las multitudinarias peregrinaciones religiosas, etc. Guarda asimismo reminiscencias de la Gelsomina de “La Strada”, pues hay muchas similitudes entre ambos personajes que tan bien le iban a la esposa del cineasta. En su azarosa andadura, Cabiria acumula desengaños y humillaciones, tanto por parte de los hombres que se cruzan en su camino, como por su ingenua fe religiosa implorando a la Virgen para que cambie su suerte.

Pero lo más lacerante es que no aprende de los errores sin conseguir ningún tipo de madurez o experiencia. Cabiria es un ser entrañable, pero tan cándida, frágil y emotiva de igual forma a lo largo del metraje. Con su ternura y su permanente búsqueda de afecto, ella es el verdadero eje central del film, más cercano al poema visual que a una historia sentimental. Plena de lirismo y momentos brillantes e imborrables de nuestra memoria que oscila entre la comedia y el drama. La música siempre imprescindible de Nino Rota en el cine de Fellini, realza su mensaje humano y tierno para con los desheredados. Gracias por leer estas humildes ocurrencias y sensaciones.
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6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
CABIRIA, LA FLOR QUE CRECE EN EL ASFALTO
Debo de reconocer que me ha calado, y siento quitarle méritos a Fellini porque en mi caso era fácil, yo también soy una flor en el asfalto.
Cabiria ha nacido y se ha criado en un ambiente hostil. La vida le da palos pero ella corresponde con amor. No se deshoja ni se marchita por mucho que la situación se le repita.

Anhela un cambio, por eso visita a la Virgen del Amor Divino. Y ésta le concede la ilusión del enamoramiento. El deseo impulsor que nos empuja hasta el precipicio. Ya decía Bukowski (quien encontró muchos amantes en sustancias de todo tipo) “Encuentra lo que amas y deja que te mate”.
Y Cabiria salto al vacío.

No importa si tras el salto le espera otra caída. Los resilientes saben que muchas veces la suerte se viste de infortunio. Como buena amazona se volverá a levantar limpiándose el polvo del camino.
Para quien renace nunca se acaban las oportunidades.

El final del film es tan abierto como el abanico de posibilidades que la protagonísta tiene ante sí.

La interpretación de Giulietta Masina me parece magistral. No es de extrañar que haya recibido tantos premios por ella. El personaje está muy bien construido, con profundidad y una gran cantidad de matices de los que la actriz sabe sacar provecho. Me asombra la capacidad de expresión que tiene, no sólo con su rostro, sino con el cuerpo entero. Como otro usuario de FA yo también vi similitudes en su faceta cómica con Lina Morgan (y también con Chaplin) aunque personalmente no lo veo de forma negativa, sino todo lo contrario. ¿Quien sabe?...igual la actriz italiana fue inspiración para la española.

El guión es magnifico y está muy bien estructurado. El contar la historia de Cabiria a partir de tres historias con los hombres. El argumento posee peso y fuerza. Una historia que retorna constantemente a la misma sensación de fracaso. La sensibilidad de Fellini se aprecia en la capacidad de transmitir la esperanza subyacente en el ser de la protagonista, de la cual nos hace partícipes y con la que empatizamos de manera innata. Como el conejo que persigue la zanahoria nos volvemos Cabiria, deseando que no sólo le cambie el escenario sino también la película. Quizá por eso Fellini decidió romper el circulo vicioso con ese final.

Posee escenas muy potentes, como las relativas a la procesión y la oración en la iglesia o la última escena de Cabiria con Óscar ya casi al final.
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5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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