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95 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
El código ético.
Serpico no es otro de esos tantos policías cuyos valores podrían servir para barrer el suelo, mismamente. Serpico es un hombre cuyo código ético, cuya moral, queda por encima de cualquier otra cosa. Es, como ya han dicho por ahí, un madero honrado.
Y no hay nada que le venga mejor a Lumet que un personaje tan bien estructurado como ese sirviente de la ley, pues ya demostró en "El prestamista" y "The hill" que sabe como retratar personajes de lo más complejos y fieles a si mismos, que sólo actuarían en consideración según su conciencia les dictase. Y Pacino agarra ese personaje con fuerza y le otorga un sosiego natural impecable, así como un marcado carácter cuando debe aparecer ese carácter.

Muchos tildan la propuesta de monótona y hastiante, en cambio, a mi me parece una gran propuesta, donde cada punto está donde debe estar y todo es tratado con una meticulosidad increible. Desde la relación del protagonista con la muchacha que le acompaña, hasta la que también tiene con sus compañeros, a los cuales demuestra desde un principio que sus valores están ahí. Y son inamovibles.
Y si en las dos propuestas anteriormente mencionadas se respiraba un aire de aspereza y tensión, aquí Lumet logra que esa ambientación poco pulcra encaje a la perfección con todos los recovecos que conforman "Serpico", otorgando un buen espacio en el qué moverse a sus personajes y en el cual hacer confluir la historia de modo más que correcto.

Mención aparte para ese excelente final que, lejos de intentar aleccionar y anteponer la moralina al personaje, logra todo lo contrario dejando el film en una propuesta tan digna como meritoria.
Otro gran trabajo para un gran Lumet que parece haber perdido aplomo actualmente. Una pena.
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81 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El cine debería servir para hacer películas como esta
Esta película es aunque sea una perogrullada decirlo un homenaje a la persona de Frank Serpico. No tiene un guión al truculento en el que hasta el mas minimo detalle ha de tener una finalidad. Es una película a la antigua, con un cierto tono "documental" en el que la camara se pone al servicio de una historia, ni mas ni menos. No hacen falta giros ingeniosos ni dialogos ocurrentes cuando se cuenta una buena historia que en este caso además resulta ser verdad. Estupenda.
Al Pacino era un gran actor hasta el momento en que se metio en el papel de Al Pacino. De las mejores interpretaciones que he visto.
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72 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
En busca de la Policía perdida
Probablemente la mejor película de Sidney Lumet desde mi punto de vista, pretende abordar la frustración de un policía real que no imaginaba que los valores que juró defender estaban interiormente corrompidos sistemáticamente. El cuerpo de la Policía mostrado en “Serpico” apenas deja títere con cabeza, desde los policías más insignificantes, pasando por los altos mandos y terminando con los políticos, más preocupados por los resultados electorales que de un escándalo derivado de un conflicto interno y tan serio, así como el desinterés por acceder a una investigación y posterior limpieza. La película anticipa en su comienzo la tragedia que supone la experiencia para su protagonista, un brillante comienzo, confuso pero contundente a la vez que avisa de las consecuencias. Frank Serpico, en ningún momento pretende ser un héroe, simplemente quiere realizar su trabajo con profesionalidad y disciplina, algo que no tardará en descubrir que es una tarea poco menos que imposible. Pacino en pleno estado de forma evidencia la capacidad del policía para actuar con corrección, a la vez que lo fusiona con su mundo personal, al que termina afectando de manera inevitable. Lumet retrata la sociedad del momento con buen criterio, la época del amor libre en el que las relaciones comenzaban con tanta rapidez como terminaban, en función muchas veces de intereses personales y sociales. Poco a poco el la sombra del inicio se hace más patente, a medida de que los acontecimientos se van transformando en una cruzada interminable no augura un final feliz. El film promueve el cambio a través del valor de un sólo individuo, que con su predisposición puede sorprender lo que llega a conseguir.
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51 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
EL IDOLO DE TONY MANERO
Tony Manero, el macarrilla de manual de "Fiebre del sábado noche", colgaba en una de las paredes de su habitación el poster iconográfico de la película de culto referida.Mientras gritaba a los cuatro vientos que quería ser Pacino al recordar que alguien el día anterior se lo había dicho (cuando somos jóvenes nos comemos la cabeza con este tipo de memeces).

En ella se ve el barbudo rostro del mítico policía hippilongo de origen italiano y estudiante de español, Frank Serpico. Seguro fuente de inspiración también para el personaje de "the dude" (el nota) del Gran Lebowski de los hermanos Cohen.

De nuevo Lumet y Pacino trazan un plan para dar que hablar siempre o casi siempre de manera positiva. Serpico está inspirado en un personaje real y epónimo de NY City, y como en French Connection (William Friedkin), la vida no es tan bonita como la pintan. Capullos siempre ha habido y los habrá, y de Quijotes está el mundo lleno. El que se mueve no sale en la foto, y el que asoma la cara se la parten.

Lumet se empieza a interesar más por el color que imprimirá a su sello particularmente setentero.
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52 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Historia de un policía
Film realizado por Sidney Lumet y escrito por Waldo Salt ("Cowboy de medianoche", 1969) y Norman Wexler. Adapta la novela biográfica "Serpico" (1973), de Peter Maas. Se rueda en NYC (Bronx, Queens, Greenpoint, Washington Square Park) y en estudio. Es nominado a 2 Oscar (actor y guión adaptado) y gana un Globo de oro (actor). Producido por Martin Bregman, se estrena el 5-XII-1973 (NYC).

La acción tiene lugar en NYC, a partir de febrero de 1971, con un largo "flashback" que recuerda la graduación (1960) del protagonista y su incorporación al cuerpo de policía. La película desarrolla un relato policiaco con elementos dramáticos y de crimen. Frank Serpico (Al Pacino), de 35 años, es un policía de NY íntegro e insobornable.

La obra forma parte de la serie de films policiacos que Lumet ambienta en NY en los primeros años 70, como "Supergolpe en Manhattan" (1971), "Tarde de perros" (1975) y otros. La denuncia de la corrupción, en particular la de la policía, es un tema recurrente en la filmografía del realizador, que en esta ocasión trata de manera extensa y prolija. La caracterización del protagonista se establece con precisión y detalle. Lumet había demostrado en obras anteriores su capacidad para el retrato de personajes complejos ("El prestamista", 1964). Serpico trabaja con celo, aprecia la vida bohemia, lleva pelo largo, barba poblada y un gran bigote, es hijo de un zapatero napolitano, es inconformista, no quiere ser un héroe, viste de modo informal y desaliñado y es sincero, recto y honesto. El guión aborda el tema del amor libre que rompió moldes y escandalizó a muchos en los años 70. Las relaciones de pareja se establecen y se rompen con rapidez y facilidad, en contraposición a las relaciones estables y codificadas de la pareja convencional. Lumet desarrolla un relato sobrio y austero, dotado de buen ritmo, que luce una notable eficacia narrativa. Apunta, sugiere y esboza situaciones y acontecimietnos, sin detenerse en ellos más de lo estrictamente necesario. Se sirve de elipsis, sobrentendidos y de una loable economía de medios. La pareja Lumet/Pacino repite colaboración poco después en "Tarde de perros". De acuerdo con su afición a las citas cultas, Lumet menciona "El Quijote".

La música es de Mikis Theodorakis, autor de la banda sonora de "Fedra" (1961) y "Zorba el griego" (1964). La partitura consta de 10 cortes, con un grato tema principal, "Tema de Serpico", triste y melancólico. Son destacables los cortes "Solo en el apartamento", "Flashback" y "End Tittle", que incluye un sobrecogedor solo de violín. La fotografía, de Arthur J. Ornitz, hace uso de un cromatismo de colores contenidos, brinda escenas de gran dinamismo (persecuciones a pie y en coche), adopta un tono documentalista y resalta el humor visual que acompaña al pintoresquismo del protagonista. Buena interpretación de Al Pacino y buen montaje de Lumet.
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33 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Serpico es un perro chivato.
Serpico es uno solo, sin ataduras, correoso y leal, tozudo el muy cabrón. Es un perro que abandona a sus dueños por una razón clara, cuando tiene hambre no le dan de comer lo que él quiere y cuando ocurre esto ladra, vaya si ladra.

No sé si es sucio, al menos lo parece. Lo definiría como un policía bohemio, con sus barbas, sus pelos y su jardín echo una mierda, a su gusto. Y un día recibe un sobre, lo suficiente para comprarse un buen tocata de la época, pero no lo coje. Es un gilipollas, supondréis algunos, el resto lo daréis por echo, me incluyo. Por eso está solo.

Es un chivato de tres pares de cojones y eso no es guay, más bien es motivo de agresión en algunos casos, de ignorancia y marginación en otros. En las pandillas sería el apedreado, del que la mayoría pasa y el resto también pasa porque la mayoría pasa de él. Un argumento cojonudo para ignorar a alguien, en serio.

Pero así es su lucha y así es él, y a jodernos, ole tus huevos Serpico. Eres tonto del culo y no tienes futuro, ¿verdad chavales? Pues eso.

Respecto a la película, es dura, simple y acojonantemente bien narrada. Con Pacino que es un crack y con Lumet que es una maquinita. A veces te sumerge en un maravilloso aburrimiento porque desde el principio no baja el ritmo. Los amantes de las explosiones flipantes, el fuego a discreción y el folleteo masivo, que se bajen o se alquilen o se compren otra. No disfrutarán.

Para paladares que sepan disfrutar el cine con parsimonia. Lumet ya me ha dado suficientes pruebas de que viste despacio cuando hay prisa.
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39 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El madero honrado...
Película que muestra que cuando Lumet no se excede en sus películas es capaz de mantener una película y lo que es mejor, hacer disfrutar al espectador. También muestra que cuando Pacino se contiene y no sobreactúa está mucho mejor que cuando lo hace (y los tres padrinos y Atrapado por su pasado por ejemplo son buena muestra de lo que hablo).

El guión de la película es bueno. Dentro de la corrupción que existe en la pasma, ahí está en medio Frank Serpico que desprecía todo eso y que al final acabará luchando contra sus propios compañeros para que se haga justicia contra esos delitos que cometen sus compañeros.

Otra eficaz dirección de Lumet, que sabe cómo mantener el ritmo, que sabe que uso darle a los personajes secundarios sin que sobre ninguno y que sabe cómo hacer que no aburra.

Pacino hace el resto. Probablemente sea de sus mejores interpretaciones. El nivel de tensión que tiene dentro del cuerpo Serpico ante todo lo que está viviendo lo manifiesta muy bien Pacino y hace que su papel sea creible. Cómo ya he dicho los secundarios están bien utilizados y todos hacen admirablemente bien su papel.

En fin, que la pareja Lumet y Pacino, que también después nos hizo disfrutar repitiendo en "Tarde de perros", vuelve a hacer una película igual de buena y entretenida. Estaría bien que volvieran a repetir.
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27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
David contra Goliat
Acostumbrados a un mundo egoísta y carente de valores en el que es mejor hacer la vista gorda por esto o aquello, sólo por la comodidad de que no nos salpiquen los problemas, ver a gente como Frank Serpico (interpretado aquí por un magistral Al Pacino que encarna al héroe que vivió esta historia en sus propias carnes) te devuelve la confianza en la especie humana. Aunque sólo sea en parte.

Serpico, o ese tipo de persona que no se queda inmóvil ante los acontecimientos. Ese héroe que decide pasar a la acción y denunciar todo aquello que huele a podrido, aún convirtiendo su vida en un auténtico calvario. Para él —un policía de vocación—, la LEY es un instrumento sagrado al servicio del ciudadano, nadie puede aprovecharse de su poder buscando aumentar su beneficio personal. Son las personas como Frank Serpico las que consiguen, con su valentía, decisión y humildad, hacer que podamos vivir en un mundo mejor. Desgraciadamente ese modelo no abunda, pero las pocas veces que alguien así hace ruido se convierte en un punto de inflexión. Sidney Lumet ofrece aquí una cinta bien escrita, filmada e interpretada, acompañada por los hermosos compases de Mikis Theodokaris y envuelta de una melancólica atmósfera, consiguiendo en su conjunto una película trascendente cuyo mensaje sigue estando de actualidad.

Si quien debe velar por nuestros intereses, ya sea policía o político, está corrompido ¿qué esperanza nos queda en el sistema? ¿en manos de quién estamos? ¿somos simples marionetas del poder?. Una de las frases pronunciadas por Frank Serpico deja en evidencia a esos altos cargos que se limitan a buscar un cabeza de turco para poner fin a una trama de corrupción: “La corrupción no puede existir a menos que se tolere en las altas esferas”.
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21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La honradez se vuelve monótona
Creí que la narración de la historia del policía honesto Frank Serpico, interpretado por Al Pacino, podría interesarme al visionar los primeros 30 minutos. Parecía tener sus buenas dosis de acción y policíaco e incluso contaba con un mayor atractivo por estar basada en hechos reales. Sin embargo, desde el momento en que comienza la trama principal sobre la corrupción del Cuerpo de Policía, la película empezó a diluirse poco a poco para mi gusto. Las escenas empiezan a atiborrarse con demasiados datos, personajes y todo, paradójicamente, con una gran rapidez en el desarrollo pero una notable lentitud en el metraje. Por eso la considero interesante, porque muestra muy bien el mundo de la corrupción policial, pero me esperaba mucho más tras leer las excelentes críticas.
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26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Deja una amarga sensación de impotencia
Que un policía intente hacer las cosas correctamente (porque lo único que intentó hacer Serpico fue justamente eso, lo que debía hacer) nos parece ciencia ficción y además algo plausible; nos hemos acostumbrado tristemente a aunar la palabra "policía" con "corrupción", y nos hemos olvidado que no hay que felicitarlos si son incorruptibles, es lo que deberían ser todos los hombres de justicia, y para eso les pagamos con nuestros impuestos. A tanto se ha llegado, que pensamos que un tipo que rechaza coimas, y que intenta dialogar con los delincuentes antes de golpearlos es un genio, un iluminado. Serpico fue un hombre impoluto dentro de una institución que debería ser impoluta, transparente y justa. Ese es su mérito, el haber permanecido firme en su postura, en no transar con los "arreglos", que es lo que por supuesto hacen casi todos. Estoy seguro que a lo largo de la historia habrán habido varios de estos personajes, que en forma solitaria, intentaron en vano no ensuciarse, chapoteando en el barro; y creo que la presión de la familia, de los amigos y de su propio instinto de supervivencia (los sueldos de los policías son lastimosos, teniendo en cuenta la labor de riesgo que ejercen) hace que se terminen corrompiendo y mandando todo al carajo; me imagino que piensan: después de todo siendo honesto no se gana nada, no se come ni se compra uno una casa, mientras que los que andan en negociados turbios y poco "éticos" rápidamente prosperan, se van de viaje, consiguen "cositas" gratis y demás ventajas. Creo que a cualquiera de nosotros también nos costaría mantenernos limpios en un lugar en donde lo "ilegal" es moneda corriente y en donde tienen el completo amaparo político y judicial (quiénes también están en la joda). En Argentina nos estamos acostumbrando a agradecer a los delincuentes, que cuando te roban al menos no te pegan cinco balazos y te dejan culo pa´arriba; y es acá donde uno termina agradeciendo a gente como Serpico, cuando nos tendría que resultar de lo más natural el que existan. En fin, es lo que hay...
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
MANUAL DE BUEN POLICÍA
Frank Vincent Serpico existe realmente. En los setenta denunció ante la Comisión Knapp los tratos de favor por parte de algunos de sus compañeros de la División de Narcóticos que disfrutaban de un sueldo "extra" a raíz de su trabajo para restablecer la ley y el orden en las calles. Y Serpico pagó por ello. No por delator sinó por reaccionario, fruto de su romántica visión post-hippie de vivir en un mundo justo y mejor. Incluso se quejó que todo aquel aroma de corrupción provenia de unas mensualidades mal pagadas en el si del Departamento de Policía.
El brillantemente inexpresivo Al Pacino que conocemos de la saga de "El Padrino" se mueve aquí con nervio y genio en un relato que Lumet tejió nada más saber el caso real acaecido un año antes. En suma, un trabajo vertiginoso.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La genialidad de lo sencillo
Una gran demostración de que, para hacer buen cine, no hacen falta superproducciones ni arcas de financiación.

Basta con un gran director que sabe contar una historia y un gran actor que las haga creíbles. Puede que lo que sobre de esta frase sea el "basta", pues no es nada fácil.

Una historia contada de forma tan austera como precisa, tan bien hilada como documentada y con una actuación soberbia. La actuación de Al Pacino te hace querer ser más honrado, vives el papel, sientes el personaje.

Me gusta mucho el toque suburbano que Lumet sabe darle a las películas y que se ajusta una vez más tanto a la historia como al personaje.

Creo que se trata de esas pocas veces en la que la gestión de unos recursos escasos terminan dando a luz una obra de arte, pero para eso hay que ponerse en manos de genios, en manos de gente que entiende el cine como una forma de contar y hacer sentir, lo que sea, pero sentir.

Cómo me gustaría haber visto más de este Al Pacino...
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
No es policíaco, es una película denuncia.
Nos encontramos en los barrios más degradados y marginales de Nueva York. Un policía honrado de origen humilde, no acepta sobornos de ninguna clase y esta nobleza le llevará a un continuo enfrentamiento con sus compañeros y también con sus superiores.
La película nos muestra una trama de corrupción casi generalizada dentro del seno de la policía de NY, contra la cual Frank Serpico luchará durante años, cosechando solo el desprecio de sus compañeros. El film es seco, austero y sin efectismos de ninguna clase, con un brillante Al Pacino atormentado y sin futuro.
Conclusión: Película digna, pero que deja un agrio sabor de boca.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
UN POLICÍA HONRADO Y VALIENTE DE LA VIDA REAL
Unicamente loas merecen los guionistas Waldo Salt y Norman Wexler por haber respetado notablemente el libro de Peter Maas en el que se basó Sidney Lumet para esta famosa, conmovedora película (sin que ello deba interpretarse que el público termina de verla llorando cual regaderas) que nos cuenta un caso real y paradigmático de un policía que se tomó muy en serio el juramento de su profesión. Era un idealista que debió enfrentarse desde el comienzo contra todo lo negativo de la actividad policial: los detalles de burocracia que impiden un accionar eficaz, la brutalidad policíaca. Hasta aquí, sin embargo, todo era soportable. Sin embargo, la cosa cambió tras su ingreso en la policía secreta, que en Nueva York estaba corrupta hasta la médula. El no quiso participar de esos negociados turbios, pero fue mal visto por sus compañeros por ello. Cuando finalmente se decidió a denunciar la pudredumbre del departamento, debió franquear infinitas barreras, evasivas y negativas abiertas o solapadas por parte de diversas autoridades. Y superado todo eso y formulada la denuncia, su vida corrió serio peligro.

La juventud suele despotricar hasta el hartazgo contra el sistema y ver en la policía al enemigo, pero la historia que narra esta película, con un siempre sólido Al Pacino en la piel de Frank Serpico, el protagonista, es un testimonio aun vigente de que no hay que ver las cosas en blanco y negro, y que hasta los elementos más representativos del tan mentado "sistema" pueden estar en contra del mismo y, lo que es más importante, luchar contra él con admirable denuedo. Y personalmente creo que esto es lo que hará que esta película perdure como un gran clásico a través de los tiempos.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Frank Serpico: Proteger y servir! - Al Pacino: Entretener y fascinar!
Laurie le contó esta historia a Serpico: "Hubo una vez, una comarca dirigida por un rey, esta comarca tenía un gran pozo, del cual todos bebían, en cierta ocasión una bruja malvada hechizó el agua del pozo, y todo el pueblo que bebía de ella enloqueció, con excepción del rey, quien fué el único que no bebió, entonces todo el pueblo conspiró contra él, pues "se había vuelto loco" y había que matarlo, el rey terminó bebiendo de ese pozo también, entonces el pueblo lo perdonó pues "había vuelto a la cordura".

Con esta metáfora, me parece que queda graficada esta película de Sidney Lumet, basada en la historia real del oficial Frank Serpico de comienzos de los 70. Qué hacer cuando es imposible luchar contra la corriente? cuando ser honesto y hacer lo correcto es "cosa de tontos"? y no sólo eso, si no, que se empieza a ser visto como algo contraviniente y fastidioso a ojos de los demás, cuando ya las malas costumbres aprendidas están fuertemente arraigadas?... "beber del pozo" como el rey del cuento quizá? es decir adaptarse al "sistema" de los demás, para sobrevivir, para que no nos arrastre la corriente?... a mi parecer es decisión de cada uno, en todo caso el cine aquí sirve para invitarnos a la reflexión, que nunca está demas.
Ser oficial de policia, no sólo no es una labor sencilla, de velar por el cumplimiento de las leyes, si no que se tiene la responsabilidad de servir de guia y de ejemplo a seguir para una mejor sociedad.
Quizá esta película, a estas alturas ya no sea muy atractiva, quizá ya parezca algo lenta y "nada espectacular" para el cine comercial de hoy, puede ser, pero yo me quedo con esa sensación de agobio y frustación de ese policia honesto en medio de un ambiente corrupto, con esa sensación de soledad y desesperación de no saber que hacer para cambiar las cosas de su entorno y de consumirse poco a poco al ir luchando sólo contra la corriente... gracias Frank Serpico por darme esperanzas de que este mundo todavia puede ser mucho mejor...no necesitas de una placa dorada para que se sepa que eres de admirar...(recordar aquella última escena) proteger y servir, no lo olvidemos!!...yo me quedo con todo eso... o mejor dicho, yo me quedo con esa actuación de Al Pacino... y es que entretener y fascinar, es también otra sublime consigna para algunos... viva el cine señores.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
CÓCKTAIL SERVIDO EN VASO DE CARTÓN
Loables, muy loables las intenciones de Lumet. Lástima que la película tenga menos claridad que las cuentas de los políticos. Entre el montaje, la luz, la profusión de personajes y los disfraces de Serpico, el espectador anda bastante desorientado. Sabemos eso, que las intenciones son muy buenas y que Frank Serpico es un tipo único: honrado, firme en sus convicciones, valiente y decidido. A su alrededor sólo hay trepas, sinvergüenzas, mediocres e hipócritas. El cócktail que prepara Lumet es, en principio, explosivo. Pero cuando lo sirve sólo se queda en una bebida gaseosa de raro sabor y color oscuro. En cuanto a Pacino no hay mucho que comentar; mucho disfraz y sin visos de que aparezca su supuesto talento.
Regalaré, eso sí, a Lumet, por sus buenas intenciones, y a los amables lectores de esta crítica un trozo de diálogo sobre la mediocridad de "Atraco perfecto" (1956):

"Tienes mis simpatías Johnny. Todavía no has aprendido
que en esta vida debes ser como todo el mundo. La
mediocridad perfecta. Ni mejor ni peor.
Tu individualidad es un monstruo y debes estrangularla
lo más pronto posible para que tus amigos se sientan
cómodos."
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Peregrino en una tierra de infieles
Una magnífica historia (policíaca pero basada en hechos reales, por lo que nadie espere encontrar tiroteos, persecuciones espectaculares o tópicos mil como el viejales que recibe un balazo justo el día que se jubila o el "sabías que esto era así cuando te casaste conmigo") que en manos de un buen artesano (y Lumet lo era) daba para una buena película, pero es que la interpretación de Pacino la convierte en genial (impagable cuando barbudo, melenudo y vestido casi como un pordiosero se encara con sus colegas corruptos, impecables y bien vestidos), es como si el papel se hubiese pensado para él; su éxito crítico-comercial hizo que Lumet retomara el tema en "El príncipe de la ciudad", "La noche cae sobre Manhattan" y "Distrito 34: corrupción total", que ya no llegan a su nivel pero no son despreciables.
También destaca la magnífica presentación (por entonces aún novedosa, me recuerda mucho a "Cowboy de medianoche") del Nueva York subterráneo y marginal, muy lejos de los rascacielos, las mansiones y los teatros de Broadway, en tonos oscuros (a ratos parece una ciudad del 3º Mundo), la verdadera cara de la ciudad más cinematográfica: casuchas a punto de derrumbarse, callejones atestados de basuras y jeringuillas, cementerios abandonados, vertederos,...
Serpico aún vive en Suiza y es un referente para muchos policías de todo el mundo que ven su trabajo como mucho más que eso, es otro ejemplo de que (como dice el refrán) el mal triunfa cuando los buenos no hacen nada; y su caso trajo a la larga una verdadera guerra del FBI contra la corrupción policial en Nueva York (que esta película presenta como algo endémico y arraigado desde hacía décadas, parte del paisaje) que aprovechó la imparable decadencia de la "Cosa nostra" (la principal corruptora) y llevó a que rodaran cientos de cabezas.
No se la pierdan.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Serpico, hay una bala que lleva tu nombre
No lo entiendo. No señor. No alcanzo a comprender por qué no se habla más de esta película mientras otras con la mitad de fuste —no daré nombres— son adoradas por el pueblo a los pies del Sinaí.

Calles de Nueva York. Años setenta. Un policía que se siente un outsider entre sus compañeros: le gusta la bohemia, vive en Greenwich Village, lleva el pelo largo y barba. Pero es condenadamente bueno en su trabajo. Y a ratos parece el único tipo honrado en la ciudad de los rascacielos. Una peligrosa mezcla que va minando su vida personal y su cordura.

En esta elegante película no sobra nada, todo está al servicio de una historia (sobria pero eficaz) que en ningún momento pierde interés. Lummet le da la textura adecuada, la imagen es perfecta, verosímil, real. Y Pacino, claro. Pacino, señores, reina por todo lo alto.

Serpico, o cuando el cine funciona.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Demasiado honesta.
Hacer películas basadas en hechos reales tiene sus peligros, si se es honesto con lo ocurrido y simplemente se narran los hechos sin efectismos el resultado puede ser tedioso, áspero y poco estimulante. La factura casi documental con un montaje tosco a veces casi amateur dan un aire de verdad a lo explicado.
En su favor tenemos a Al Pacino y una historia que merece ser contada, la de un hombre tan honesto como temerario que puso su vida en peligro para limpiar de corrupción la policía cuando lo fácil era mirar para otro sitio y lucrarse.
Tiene sus luces y sus sombras, seguramente le faltan muchas cosas, acción y ritmo sobretodo, pero ante todo es una película muy digna.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una lección de honradez e integridad como la copa de un pino
Podría decir muchas cosas de Serpico, pero hay una historia que ejemplifica muy bien de qué va. En cierto momento de la película, una de las parejas de Serpico le cuenta a Frank una historia (en la zona spoiler) que es magnífica y que ilustra muy bien lo que implica ser honrado cuando todos los demás no lo son. Lumet sabe transmitir muy bien la angustia que conlleva el querer hacer el bien y ser perseguido por ello y Pacino hace lo propio con un Frank que es pura impotencia. Porque es muy complicado mantener unos ideales y ser consecuente con ellos, pero lo es más que los demás se miren a sí mismos y decidan que actúan mal; es más sencillo culpar al que actúa distinto, demonizarlo y marcarlo como si fuera él el que actúa fuera de la ley. A todo esto, esta película es magnífica porque no se anda con florituras ni artificios, ni Lumet se recrea en escenas de acción ficticias, porque lo que ves es lo que hay. Es tan útil y necesaria porque no solamente trata de la corrupción policial crónica, sino de la corrupción de la sociedad, porque no nos engañemos, esto no ocurre tan solo en el seno policial; podríamos extrapolarlo a cualquier otra situación y, me atrevo, a cualquier tiempo pasado y presente.

¿Tiene defectos Serpico? Solo un par. Primero, que está hecha para que Al Pacino se luzca. Eso no es malo, porque Pacino está muy bien, pero los demás secundarios quedan algo desdibujados porque van y vienen y no se profundiza demasiado en ninguno. Y luego están las escenas de pareja como refresco de lo que le ocurre a Serpico en el plano laboral, que como ya he dicho, solo sirven de refresco y con el objetivo de mostrar lo que le está costando a Serpico mantener esa actitud a nivel personal. Actitudes conyugales que rayan el tópico, que no molestan, pero que ya están muy vistas.

Dos defectos mínimos para una película necesaria, de obligado visionado, y que confirman a Lumet como uno de los directores de cine más sólidos que he tenido el placer de ver.

@Cinergicos
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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