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Voto de Sandro Fiorito:
8
Drama Años 70. Relato biográfico sobre Frank Serpico, un policía íntegro de principios incorruptibles que, a diferencia de sus colegas, nunca se dejó sobornar, y precisamente por ello siempre tuvo problemas con sus compañeros de profesión y se vio expuesto a situaciones muy peligrosas. (FILMAFFINITY)
27 de noviembre de 2012
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados a un mundo egoísta y carente de valores en el que es mejor hacer la vista gorda por esto o aquello, sólo por la comodidad de que no nos salpiquen los problemas, ver a gente como Frank Serpico (interpretado aquí por un magistral Al Pacino que encarna al héroe que vivió esta historia en sus propias carnes) te devuelve la confianza en la especie humana. Aunque sólo sea en parte.

Serpico, o ese tipo de persona que no se queda inmóvil ante los acontecimientos. Ese héroe que decide pasar a la acción y denunciar todo aquello que huele a podrido, aún convirtiendo su vida en un auténtico calvario. Para él —un policía de vocación—, la LEY es un instrumento sagrado al servicio del ciudadano, nadie puede aprovecharse de su poder buscando aumentar su beneficio personal. Son las personas como Frank Serpico las que consiguen, con su valentía, decisión y humildad, hacer que podamos vivir en un mundo mejor. Desgraciadamente ese modelo no abunda, pero las pocas veces que alguien así hace ruido se convierte en un punto de inflexión. Sidney Lumet ofrece aquí una cinta bien escrita, filmada e interpretada, acompañada por los hermosos compases de Mikis Theodokaris y envuelta de una melancólica atmósfera, consiguiendo en su conjunto una película trascendente cuyo mensaje sigue estando de actualidad.

Si quien debe velar por nuestros intereses, ya sea policía o político, está corrompido ¿qué esperanza nos queda en el sistema? ¿en manos de quién estamos? ¿somos simples marionetas del poder?. Una de las frases pronunciadas por Frank Serpico deja en evidencia a esos altos cargos que se limitan a buscar un cabeza de turco para poner fin a una trama de corrupción: “La corrupción no puede existir a menos que se tolere en las altas esferas”.
Sandro Fiorito
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