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59 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Los Amish en la ciudad.
El cine Norteamericano siempre ha sido proclive a mostrarnos: la forma de vivir, las costumbres, los hábitos, etc., de las minorías religiosas que residen en su amplia geografía, así hemos podido ver las interioridades de pueblos como, Sionistas, Amish, Mormones, y en menor medida de otros grupos quizás más desconocidos como los Sintoístas, Adventistas y otros muchos más que por aquellas tierras residen. De ésta manera hemos podido entrar en las vidas de muchos de éstos grupos, pudiendo visionar aspectos de su vida, que sino hubiera sido por el cine, jamás hubiéramos podido conocer, y una de las mejores muestras de ello es la película “Único testigo”.

En “Único testigo”, excelente película del director australiano Peter Weir, nos adentramos en el mundo de los Amish a través de un estupendo guión de Earl W. Wallace y William Kelley (consiguió el oscar con todo merecimiento). La película es un thriller con mayúsculas, de intachable manufactura, y que desarrolla con agudeza y capacidad para la sugestión, una temática que trata sobre la corrupción policial.

Weir consigue algo tan complicado como imbuirnos de los ítems de este grupo menonita, y lo logra gracias a una escenografía exquisita, llena de pequeños detalles, ya desde el dialecto alemán, llamado Swiss, el código de su vestimenta, sus construcciones, los medios de transporte, las jerarquías familiares, sociales y sexuales, así como los referidos a la educación, a la sanidad. Y todo ello porqué en un determinado día un muchacho Amish, de visita con su madre y abuelo a la ciudad de Filadelfia contempla estupefacto un asesinato, convirtiéndose en el único testigo del mencionado hecho, y dando entrada a un estupendo Harrison Ford, en un papel hecho a su medida, como ese personaje atrapado entre dos mundos, y del que Peter Weir con su dirección sabe extraer lo mejor de dicho actor, en una de sus mejores interpretaciones. Mención especial para la fotografía de John Seale y la música de Maurice Jarre, sin olvidar el perfecto trabajo de Lukas Haas y Kelly McGillis.

Qué grande es el cine, bien realizado, que nos permite entrar en un mundo muy cerrado, a través de un guión perfecto, de unas buenas interpretaciones y en definitiva de una inmejorable dirección.
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85 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un testigo raro, raro, raro...
El director Peter Weir acertó de pleno con la historia y con Harrison Ford para llevar a cabo uno de sus mejores films en los que supo aunar el drama con algo de acción para llevar a cabo una película plena de acontecimientos desiguales a cualquier otro film del género. No sólo supo captar de manera excepcional la incompatibilidad de entre el pacifismo y el comportamiento social habitual en un mismo entorno rural sino que llevó a cabo un film lineal en el que reparte de manera igual los diferentes actos presentados. Excelente la química entre Ford-McGillis, la manera en la que se exterioriza una amenaza exterior en un entorno completamente aislado del mundo. Weir sabe llevar de manera brillante el cómo es imposible abstraerse de todo aquello que te rodea por mucho que intentes alejarte de ello, el mal es un acto que de por sí espera en el lugar y el momento más inesperado y el policía se lo advierte a toda la comunidad. Book se ve rodeado de un ambiente que le gusta por su humanidad, su compasión y apoyo social pero le disgusta por su linealidad y sumisión a causas que no conducen a nada.
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63 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Fisicalidad y sutileza.
En esta película encuentro algunas pistas de por qué me gusta tanto Peter Weir, un director que filma grandes obras casi siempre, y que se maneja como nadie en Hollywood, ofreciendo grandes películas comerciales y satisfaciendo otros gustos más exigentes.

Hablo sobre todo de la sensibilidad, cuando se habla de un autor esto es muy importante; pero también el uso de la elipsis narrativa y planificación de las escenas.

Estamos ante todo frente a una película romántica, con ciertas dosis de suspense y acción, que pudieran ser importantes con el guión en la mano, pero que Weir se encarga de apartar confiando en los actores, en el escenario y en pausas inauditas para este tipo de propuestas.

Me gusta la fisicalidad de Ford; siempre he pensado que los actores americanos suelen sudar y jadear cuando están cansados de manera muy natural. Pulcro, peinado y bien afeitado, bebe y la nuez sube y baja sin demasiados gorgoritos, ni se remarca, por parte de Weir, más masculinidad de la que el personaje, de manera sincera, muestra para sentirse cómodo.

Al igual pasa con la sutileza del personaje de Kelly Macgillis, que se muestra femenina sin cursilería, en una sonrisa que no la regala, en la manera de abrir una puerta, con las dos manos, cuidando el silencio; cuidando la iluminación, graduando la llave de la lámpara de gas. Me gusta como se muestra dueña de su casa, y me gusta la sensibilidad de Weir al acompañarla.

Y no hay mucho más, aparte de una historia de amor y un par de tiros al final. Weir, sólo propone una historia que roza la novela rosa, y que en otras manos hubiera sido eso mismo, y poco más.

Sólo comentar una escena leve, de poca importancia argumental, que por ello pido a los validadores que me dejen comentarla aquí…si se puede.
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Harrison Ford se marcha herido de bala con el coche. Cae inconsciente por la pérdida de sangre. El coche pierde el control y se estrella contra un poste con una pajarera encima. La mujer y su padre van corriendo a ver como está.

Bien, aquí cualquiera hubiera enlazado al bueno de Ford en la cama y con vendas; pero Weir nos muestra como el padre va a por el carreta y como entre padre e hija montan el cuerpo en la carreta. Lo hace sin abusos de planos-detalle de quitar el cinturón y tal; lo hace en cuatro planos medios cortados y editados, huyendo del estilo Angelopoulos. Y esa manera de contar, de mostrarme lo que quiero ver, lo que suelo echar de menos en una película, sin excesos de autoría y sin ser pesado, es quizás lo que más me gusta de este grandísimo director.

Edito: Pues no había visto en la ficha de la película los oscars que consiguió por: Guión original y por montaje. Je. ¿Qué pondría en el guión original? (Pausa) (se miran) (ella sonríe). ¿Qué es un buen montaje? ¿El de la moviola cortando el fotograma exacto?...Pues eso, dirección; todo dirección.
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44 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Esperando su hora
Si esta buscando entretención, suspenso e intrigas, esta no es la película. El misterio queda resuelto desde el principio, sin que haya una trama de intrigas y sospechas. Lo que hay es una espera, tipo High Noon, espera a que vengan por él. Un espera bien tratada, elegantemente desarrollada, mostrando más la confrontación cultural que una confrontación de acción.
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36 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cine comercial con gusto.
Si antes hablaba de cómo un guión pobre y sobre todo plenamente adulterado como “Carros de fuego” puede ganar un Oscar a mejor guión original, no menos sorprendente es que “Único testigo” también lo ganase.

Y no sólo por su calidad, que aunque la tiene es bastante limitada como para obtener un premio de tanto prestigio sino fundamentalmente porque yo no lo llamaría original precisamente. Recomiendo que el público visione “El ángel y el pistolero” un western atípico de los años cuarenta dirigido por James Edward Grant –guionista de Ford- con John Wayne en el papel protagonista y que me digan a que les recuerda el argumento.

Que los propios académicos de Hollywood no vean cine clásico, por muy antiguo y minoritario que sea no tiene perdón.

Peter Weir debutaba en Estados Unidos como director y lo hizo en un proyecto que no tenía nada suyo. Le llamaron tres semanas antes de empezar el rodaje y se cuenta que intentó cambiar parte del guión sobre todo la historia de amor llena de estereotipos que ocupaba mucho tiempo de metraje y que entorpecía el thriller que era lo que a Weir más le interesaba. Por supuesto los guionistas se quejaron al productor y a la Paramount para que Weir claudicase. Y lo hizo. Cuando salieron a recoger el Oscar los guionistas agradecieron con sus palabras a la inmensa mayoría del equipo menos a Peter Weir.

La historia me la creo a medias sinceramente. Para empezar si llamaron al director australiano no fue por mera casualidad. Venía de rodar “El año que vivimos peligrosamente” donde la historia de amor tiene más peso que la historia política y acaba por ser un mero escenario para el lucimiento de Gibson y Weaber. Por lo tanto no creo que aquí le costase tanto “adaptarse” a lo mismo, ya que bajo una apariencia e inicio de thriller policíaco en poco tiempo termina por convertirse en una historieta de amor bastante convencional –a excepción del envoltorio Amish, que no deja de ser eso- y donde el testigo, es decir el niño, queda sumergido en un segundo plano para que el señor Ford mientras se olvida del caso de asesinato se pone a construir granjas.
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48 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ford y Weir
Alterada estoy aún por la maravillosa pareja que forman Ford y McGillis. Qué manera de mirarse, de estar el uno frente al otro, qué atractivo uno y otra, aun en sus trajes de Amish. Mi valoración es prácticamente gracias a ellos, que me han enamorado, me han emocionado y me han hecho reír.

Y cómo no, Peter Weir, que realmente no sé cómo lo hace, pero tiene una forma de crear cine que es pura estética y delicadeza. Maravillosa la parte de la convalecencia de Book, por ejemplo, y pura tensión sexual en el baile que se marcan en el granero.

En definitiva, muy entretenida, bien hecha, buena banda sonora, pesonajes muy bien construidos y con la dosis justa de sensualidad, amor y acción; además de plantear ideas interesantes relacionadas con el deber, la violencia o la tolerancia.
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21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Corderos entre lobos
Los amish y menonitas se asemejan, en sus asentamientos americanos, a comunidades anacrónicas por las que apenas parecen haber pasado los siglos. Fieles seguidores de los preceptos de la Biblia y con la sencillez por bandera, rechazan casi totalmente los adelantos modernos y se aferran a su estilo de vida tradicional, pacífico y comunitario. Siguen fielmente la máxima que predica que hace falta muy poco para ser feliz. Acostumbrarse a lo básico y esencial, y renunciar al resto. Porque todo lo demás es vanidad, arrogancia, egoísmo, polvo y humo.
Los amish resisten heroicamente las tentaciones del exterior. No suelen aventurarse por los terrenos del hombre contemporáneo, y cuando no tienen más remedio, echan mano de sus largos años de aprendizaje en la paciencia y el estoicismo. Podrían desarmar a cualquiera con su digna humildad que no responde a las provocaciones y que mira con piedad a los arrogantes que se creen superiores a ellos.
Se podría afirmar que, cuando se ven obligados a internarse en la jungla de asfalto, parecen corderos moviéndose valientemente entre lobos. El choque entre dos mundos tan distantes hace vibrar el aire a su paso.
La ciudad no es lugar para un niño amish que ignora lo que es la violencia. Nada más adentrarse en ella, acompañando a su madre y a su abuelo en una visita por motivos comerciales, un asesinato ocurre ante sus ojos.
Las cosas no volverán a ser como habían sido. Samuel ya ha probado el sabor del miedo y de la vileza de sus congéneres “ingleses”. Y ahora un policía “inglés” va a entrar en su hogar para protegerlo y de paso esconderse, porque ahora otros hombres malos quieren matarlos, tanto a él como a su nuevo amigo, John.
La influencia externa soplará en la modesta casa de Samuel, su madre Raquel, viuda, y su abuelo paterno, impregnando el ambiente como si se tratase del aroma corporal del forastero. La guapa Raquel conocerá el influjo de una nueva voluptuosidad, una sensualidad prohibida en su comunidad, pero que ella experimenta en secreto y con creciente sorpresa y aceptación. Se adapta a ese ardor incipiente con la seguridad de saber en su seno más interno que su compasivo Dios la entiende y la perdona por ser débil, por ser de carne, por ser mujer, por ser humana. En comunión privada con los rígidos principios de sus mayores, los que le han inculcado con tanto cuidado, su plácido espíritu acoge los insólitos acontecimientos como parte de los designios divinos, como un episodio del plan que su Dios reserva para ella, la más humilde de las siervas. De cualquier manera, ella siente flamear una pasión desconocida que fluye entre sí misma y el inusual visitante de su casa.
Una aventura entre un mundano protector de la ley de la selva urbana, y una inocente madre y viuda que vive anclada en una cultura de otra época.
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19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Gran película
Gran película del director australiano Peter Weir ("El show de Truman", "El club de los poetas muertos") de genero variable, entre policíaco y dramático. Harrison Ford consigue una de las mejores interpretaciones de su carrera encarnando a John Book, un policía que debe proteger a un niño y a su madre de de la propia policía con una oscura corrupción como telón de fondo. La fotografía, la hermosa banda sonora, la dirección, el guión y las interpretaciones hacen de esta película una de las mejores de los años 80.

Consiguió 8 nominaciones (Película, director, actor principal, banda sonora, montaje, fotografía, sonido y guión original) a los oscar en 1985 de los cuales consiguió los pertenecientes al mejor guión original y al mejor montaje.
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25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Fascinante Kelly McGillis
A lo tonto la volví a ver anoche, quizá por cuarta o quinta vez. Siempre me digo: la veré un rato y luego la dejo, pero al final acabo atrapado hasta el final. Aparte de ser un magnifico y original thriller, lo que realmente acaba uno recordando de esta película -aparte de su pintoresca y atractiva ambientación en la comunidad Amish- es la maravillosa y emocionante historia de amor imposible (sublimada por la muy sugestiva banda sonora de Michael Jarre) entre los dos protagonistas. Y en especial las increíbles miradas, llenas de arrobamiento, timidez, a veces determinación, de una bellísima y fascinante Kelly McGillis.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Rachel, Rachel
El pasado mes de febrero celebré el quince aniversario de mi inscripción en FilmAffinity publicando una reseña sobre “Érase una vez en Hollywood”. Hoy, 13 de octubre de 2020, soplo las mismas velas por lo que se refiere a la primera crítica que publiqué en esta página, que dediqué a “Los comulgantes”, de Bergman. Desde entonces, con mayor o menor periodicidad, no ha habido un solo año en blanco y quiero festejar esta larga e ininterrumpida historia de amor escribiendo sobre mi historia de amor favorita de la historia del cine.

La cosa viene de lejos. Tanto la película, como la protagonista femenina, Rachel (la hermosísima Kelly McGillis) y su romance con el policía Book (Harrison Ford), ya me marcaron a fuego en su estreno en los cines y mi estreno en la adolescencia. Pero a diferencia de otros primeros y fugaces amores que el tiempo olvida, mi fascinación ha permanecido intacta, revisión a revisión, a lo largo de la edad adulta. En el último visionado, hace menos de un año, percibí con mayor clarividencia que nunca la delicadísima orfebrería fotográfica que ilumina el rostro de Kelly McGillis, así como su antológico recital interpretativo en primer plano. De una manera exquisitamente sutil, le basta una fugaz mirada o el gesto más levísimo para expresar toda una profunda gama de emociones y sentimientos. Durante el baile en el granero (vuelvo a mi lista de favoritos: en mi podio, la más sensual y erótica escena del cine, seguida del baile de la Novak y Holden en “Picnic”) hay un momento en el que la cámara efectúa una aproximación a la actriz, y ahí late, al ritmo de su respiración y como jamás se haya visto, la más pura representación del descubrimiento del deseo.

O después, cuando en una de las más bellas y pictóricas composiciones del film, ofrece mientras se baña su carnalidad ante los ojos de Harrison Ford (el cual ofrece a su vez, mi opinión, su mejor trabajo ante las cámaras). Permítanme en este momento divagar en un meandro personal: a pesar de las innumerables veces que he visto la película, he de confesar que en esta última, al llegar a dicha escena estaba absolutamente convencido de que Rachel aparecía completamente desnuda, cuando en realidad solo lo está de cintura para arriba. Esto demuestra hasta qué punto la memoria es capaz de crear el recuerdo de una imagen que nunca existió, pero que sin embargo expresa diáfanamente que la pulsión que el instante desata en mí es pareja a la que desata en el personaje de Book.

Y, por supuesto y como siempre, únicamente cabe aplaudir el maravilloso trabajo de puesta en escena por parte de Peter Weir, un cineasta de pura cepa visual que había demostrado con anterioridad en la fantástica (por género y por calidad) “Picnic en Hanging Rock” que sabe filmar lo intangible. Si Velázquez en “Las Meninas” pintó el aire, Weir en “Único testigo” filma el enamoramiento. Sin más. Fluyendo entre los fotogramas. Sin que los personajes tengan que pronunciar en ningún momento una sola palabra sobre él. Con la cámara siempre a la distancia adecuada, pudorosa y tímida cuando nace, o temblorosamente a flor de piel en el momento de máxima exaltación. O, en un desenlace que ya es historia para los estudiosos de la gramática del cine por la significancia del uso del plano-contraplano, los fondos y el silencio (qué lejos estamos de la anticuada e impostada artificiosidad del parloteo de Bogart en “Casablanca”) y que además, junto al de “Los puentes de Madison”, se convierte para mí en el más lirico, conmovedor y emotivo del romanticismo cinematográfico.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Esto si que es un pedazo de guión.
Único testigo es una de esas películas que nunca me canso de visionar, disfruto siempre de ella, es una de mis favoritas.

A parte de que soy un fiel fan de Harrison Ford, ( algunos ya me condenan por eso ), la historia que se cuenta aquí me parece fantástica e incluso podría pasar por verídica. Se aprovechan de un magnífico guión, ( de sobra merecido oscar ), para envolvernos en un thriller algo diferente, donde se nos traslada a otra época...donde habitan los amish.

Una comunidad religiosa con sus costumbres y sus creencias, donde lo más natural a ojos del mundo...representa un pecado para ellos. ( ver spoiler 1 ).


Pues en un viaje de unos miembros de la comunidad, mientras esperan a su tren, uno de sus componentes observa un asesinato, ( ver spoiler 2 ) a partir de aqui se convierte en el único testigo.
Una forma muy intertesante la de conducir el film a una trama de corrupción, donde el poli que protege al niño debe huir con ellos a su comunidad...por su propia protección y por la del niño...con todas las consecuencias de esa nueva vida.

No solo disfruto del thriller en sí, sino de todo lo que envuelve al film, la historia de amor que surge entre los protagonistas, aún sabiendo que no sería aceptada. La rivalidad naciente entre otro pretendiente de Rachel, todo esto le dan una consistencia y una calidad al film, que la hace convertirse en el magnífico producto final que nos encontraremos.
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16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Morbo de Raquel
Un niño amish, reciente huérfano de padre, es el único testigo de un asesinato; que resulta ser el de un agente de la brigada antivicio, en los servicios de una estación. El policía encargado del caso (Harrison Ford) descubre una trama tan letal, que tanto la vida del jovencito y su madre, como la suya propia corren grave peligro. De momento, sólo la huida interesa. John Book, el protector herido, decide borrar las huellas y refugiarse en la granja menonita a la espera de tiempos mejores.

Durante el período de recuperación, nuestro hombre, ha de adaptarse a un "modus vivendi" que tiene más que ver con el siglo XVIII que con los finales del XX. El proceso es apacible, no sólo por la vida bucólica y la necesidad de permanecer oculto, sino por la atracción que sobre él ejerce la joven viuda Raquel, madre del jovencito, eje de la historia.

Buen guión, que hace balsámico el paso del tiempo, y buenas interpretaciones, especialmente la de Kelly McGillis que da cuerpo a una mujer de ojos grandes, mirada limpia y sincera y de una inocente carnalidad, encerrada en una cárcel de convencionalismos morales y bíblicos.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Preciosa
Uno de los mejores policíacos de todos los tiempos. Un clásico de los ochenta de gran éxito taquillero que ganó dos oscars al mejor guión y montaje. Cuenta la historia de una madre y su hijo pertenecientes a la secta Amish, que realizan un viaje a la gran ciudad en la que el chico queda sorprendido al salir del hermético mundo en el que vive y descubrir cómo vive la gente en un entorno diferente al suyo. En los baños de la estación de tren presencia un asesinato perpetrado por un tipo que luego resulta ser un condecorado policía. Harrison Ford es el detective encargado del caso que protegerá al niño y a la mujer y como no puede hacerlo en la ciudad, decide llevárselos al pueblo donde viven los Amish. Una vez allí conocerá de primera mano cómo vive esta peculiar gente. Mientras tanto los policías corruptos descubren su escondite y van a por ellos.

Único testigo es una excelente película de suspense bien escrita y con un Harrison Ford en la cima de su carrera. Le acompaña una guapa Kelly McGillis, Danny Glover como policía asesino, Alexander Godunov como pretendiente de McGillis y un debutante Viggo Mortensen. Peter Weir dirige con maestría una de sus obras más aclamadas en la que dosifica la intriga manteniendo al espectador en una tensión constante. Recuerdo el tenso clímax final o la escena del comienzo en la que el chaval es testigo del asesinato. Pero la película incluye además una hermosa historia de amor imposible entre sus protagonistas que resulta emocionante de verás. Gracias a este filme conocimos los usos y costumbres de los Amish, su filosofía de vida basada en la cooperación, la no violencia, la religiosidad y el rechazo del progreso entre otros. Todo ello acompañado por la hechizante banda sonora de Maurice Jarre y la fotogénica fotografía de John Seale.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Amish paradise
Un excelente ejemplo de thriller policiaco lleno de tensión y con un admirable trato de la historia de amor dentro de la intriga policial.
Mezclando ciudad y campo, un detective urbanita con una comunidad amish anclada en el pasado, Peter Weir (director excepcional donde los haya... una pena que deje pasar tantos años entre trabajo y trabajo) dirigió este clásico ejemplo de cine negro, aprovechando maravillosamente la intriga de una trama perfectamente hilada y mezclándolo con una historia de amor ejemplar entre el sofisticado policía que interpreta Harrison Ford y la abnegada madre amish a quien da vida Kelly McGillis.
Excelente.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La primera película americana de Weir
Peter Weir es un realizador de oficio que pertenece a esa extraña clase de directores que consigue conjugar comercialidad con calidad y profundidad temática; esta película y otras como El club de los poetas muertos, El show de Truman o Master and Commander así lo demuestran.
Único testigo es un thriller cuyo reposo y elegancia formal no le hacen perder ni una pizca de la emoción que se le exige a las películas pertenecientes a dicho género. Es también la historia de un amor imposible y un acercamiento antropológico a la comunidad amish, aproximación hecha en forma de reflexión relativista y respetuosa sobre las diferencias culturales insalvables (el director australiano ya había manifestado premisas similares en la Última ola). También cabe destacar la interpretación de Harrison Ford, actor en verdadero estado de gracia durante la década de los 80.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un papel a la medida de Harrison Ford
Un clásico del cine policiaco de los `80. Harrison Ford realiza uno de sus mejores papeles, el de John Book, un rudo policía de homicidios que, gracias al testimonio de un niño Amish, quien presencia un homicidio, destapará un caso de corrupción en el departamento de policía, donde la vida de Ford, del niño y de la madre Amish correrá peligro.

Esta película no lleva un rumbo fijo, tiene dos argumentos: por una parte el detective Book intenta arrestar a los policías culpables del asesinato, y por otro el filme nos muestra las diferencias entre las distintas culturas.

En un papel muy distinto y a su vez muy similar a su rol en las películas de "Arma letal", el afroamericano Danny Glover interpreta a un policía de narcóticos que se convierte en la mano ejecutora del homicidio. Por otra parte, el padre de la voz de Darth Vader, Robert Earl Jones, tiene un cameo al comienzo del filme como el señor que limpia los servicios de la estación.

Muy buena banda sonora de Maurice Jarre, quien 2 años más tarde compondría "La costa de los mosquitos".

2 años más tarde Ford volvió a trabajar con Weir en la espléndida y ya citada "La costa de los mosquitos", donde Ford realiza otra buena interpretación como el medio-loco Allie Fox.

El tándem Ford-Weir dió muy buenos resultados.

Un clásico. Colocaría "Único testigo" entre las 10 mejores películas de Harrison Ford, cuya única nominación al Oscar como mejor actor fue gracias a este filme.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Buen cine policiaco que ha envejecido muy bien
He vuelto a ver esta película, hacía mucho que no la veía, y gustosamente, compruebo que ha envejecido de maravilla.

Es auténtico cine del bueno, atemporal. Tiene una trama policiaca bastante común en el género, pero aquí ribeteado con toques especiales: el mundo "amish", totalmente desconcido para nosotros, le da un aire distinto a la película, y la historia de amor, tan tópica en este género, aquí está contada maravillosamente, con una gran sensibilidad y muy acorde con la situación de los personajes. Merece especial mención la sensual escena del baile en el granero.

Los actores por otro lado están estupendos, con un Harrison Ford perfecto en el papel y una Kelly McGillis preciosa y estupenda. Ademas, por ahí aparece un jovencillo Viggo Mortensen.

No es una obra maestra pero es 100% cine y muy entretenido
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Ya no se hacen películas así
35 años han pasado desde el estreno de Único testigo. Por lo menos 30 desde que la vi por última vez, apenas la recordaba, la vuelvo a ver y termino asombrado. ¡Pero qué maravilla!
Claro, Peter Weir es el director. Un auténtico maestro artesano, elegante, brillante, con una sensibilidad que personalmente siempre me llega.
Qué bien contada está. Esa mezcla de thriller e historia de amor. Pongo algunos ejemplos:
La escena del baño en la estación, te pone los pelos de punta.
Las escenas románticas: la del establo, la de la chica bañándose, la de la chica mirando por la ventana al policía y a su padre instalando la casa de pájaros mientras hablan, la de la despedida en el porche.
La de los malos llegando a la granja, en lo alto de la cuesta aparece un coche, se asoma y da marcha atrás, luego la cámara está justo al otro lado y ves a los tres hombres armados bajando hacia la granja, puro western high noon.
Fijaos en todas esas escenas, sin palabras, todo lo que transmiten. Eso es cine.
¡Qué banda sonora!
¡Qué bien fotografía y dirige a los actores! Esos primeros planos, esas miradas, esa historia de amor imposible, estás sintiendo lo que ellos en cada mirada.
Entusiasmado tras el disfrute, pero también un tanto melancólico, porque ya no se hacen películas así. El cine se nos muere. Qué grande es el cine.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Único en crear atmósferas
"Único testigo" podría ser el clásico thriller policiaco con un asesinato de por medio y un testigo al que proteger de los autores del crimen. Sin embargo, la película es enriquecida por Peter Weir con aspectos que trascienden al propio género, centrándose no sólo en la intriga y la acción, sino en la comedia (Harrison Ford vestido de Amish no tiene precio de lo ridículo que está), el drama romántico o el realismo social. Para empezar, el director convierte la odisea de Samuel (Lukas Haas), el niño testigo y su madre, Rachel Lapp (Kelly McGillis), miembros ambos de una comunidad Amish de Pensilvania, por un lado, y la del agente John Book (Harrison Ford), encargado de su protección, en toda una reflexión sobre el choque cultural e identitario. Pero aún acertado en esta faceta, la historia de amor que surge, es la que dota de una belleza especial a "Único testigo". Para el recuerdo quedará el famoso baile en el granero.

Peter Weir demuestra una vez más que es único en crear atmósferas. La verdad es que no sé como lo hace pero gracias a los silencios, la música, las pausas, el tono, logra en cuestión de segundos transmitir a las secuencias una magia que no se puede explicar con palabras. Gracias a su pericia, "Único Testigo" se convierte en una obra de gran perfección artística, elegancia y refinamiento eclipsando incluso a la propia acción, fruto del desarrollo argumental de la cinta, que aún siendo buena queda en segundo plano ante ese cara a cara entre Rachel y John. Esas secuencias oníricas antes de la tormenta final, esa tensión, ese derroche de sentimiento convierten a la película que dirige Peter Weir en todo un drama romántico. Sólo queda ver si el amor será capaz de romper ese choque cultural del que hablamos al principio (SPOILER).
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Cuando se hacía buen cine
Al ver la sencillez, la maestría, el buen guión, la excelente utilización de la banda sonora, de la composición visual, del uso de los planos...de "Único testigo" , al ver todo eso, uno se pregunta qué ha pasado con el cine de ahora y de las dos últimas décadas.
Una película excelente con el mejor Ford. Perfecta.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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