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22 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
POZOS DE RENCOR Y DELACIÓN
En mi opinión la mejor película de Martin Ritt junto con "Un Hombre" y "El espía que surgió del frío", "The Molly Maguires" constituye un original acercamiento a las luchas obreras de finales del siglo XIX -concretamente a las mineras- al tiempo que propone una reflexión acerca del tema de la delación.

Inspirada en el libro "Lament for the Molly Maguires", de Arthur H. Lewis, publicado en 1965, la historia se basa en hechos reales, registrando la peligrosa misión de un detective de Pinkerton infiltrado en una violenta sociedad secreta de mineros irlandeses, siendo su objetivo identificar a los cabecillas y desarticularlos. Estos Molly Maguires, bien asentados en los valles mineros de Pennsylvania (concretamente en el de Shenandoah) constituían algo así como un clan que llegó a entablar una lucha directa contra los patronos por el control de las minas carboníferas, caracterizadas por la explotación, la violencia y las coacciones. Sus métodos violentos, bien recogidos en el filme, iban desde el sabotaje (véase la espléndida secuencia inicial, tal vez la más brillante de la cinta) hasta el asesinato, y forzaron a los patronos a recurrir a la Agencia Pinkerton, tras fracasar otras medidas más expeditivas y directas (palizas, torturas, etc).

Al retrato de esta compleja realidad, Ritt añade una reflexión acerca de la traición, muy en sintonía con sus preocupaciones sobre las listas negras y el "maccarthysmo", que abordaría poco después en "La Tapadera". En este sentido, y tal como apuntaron algunos críticos, el filme puede entenderse como una respuesta en toda regla a la tesis de Kazan en "On the Waterfront", en la que justificaba la delación; Ritt aporta una perspectiva opuesta, pues hace recaer en el detective infiltrado el peso de la culpa de quien ha traicionado a sus amigos. Su postura, y la que quiere sugerirnos a los espectadores, es encarnada por el personaje femenino, una Samantha Eggar cuya despedida y rechazo del detective recuerda vagamente a la de Alida Valli al final de "El tercer hombre"; sin ser partidaria de la violencia, comprende los motivos de quienes la ejercen, y aunque no disculpa sus crímenes, tampoco perdona la traición de quien se suponía era un camarada leal.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
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37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
CORAJE DE LAS PROFUNDIDADES
Esta película nos muestra la posibilidad de llevar a las actuaciones buenas historias sin necesidad de aplicar efectos especiales de computadora, lo cual nos indica la buena labor de los productores y actores. Dentro de la historia cabe resaltar un hecho que resta credibilidad a este filme, me refiero a cómo un líder de una sociedad secreta puede confiar en un forastero, se supone que su situación y posición implica seguridad en sí mismo y desconfianza en los demás. Quizá el atribuirle un poco de más tiempo a la aceptación de este extranjero en la organización, le brindaría verosimilitud. Esto no implica mayor duración de la película, simplemente se pudo usar una elipsis temporal. Pienso que para que una película alcance el éxito que aspira debe contar con una credibilidad inquebrantable, de este modo el espectador se quedará atrapado y desde luego se sentirá parte de la historia; entrando así en una dinamismo que no se puede identificar en esta producción.
Un aspecto resaltante también es el juego que se realiza con las luces, ya que a pesar de que gran parte de las escenas se realizan en escenarios oscuros como las minas y las casas que solo se alumbran con lamparines, las actuaciones no dejan de ser adecuadamente iluminadas. El enfoque de los rostros, de los gestos y de los movimientos; son fáciles de identificar por el trabajo de cámaras en juego con las luces.
Las escenas tienen el punto de dramatismo que se merecen, existen momentos en que no hacen falta las palabras, con lo cual esta película nos demuestra que el silencio puede ser el mejor de los indicadores cuando la tensión aumenta.
Los diálogos están cargados de coraje, tesón, amor, preocupación y fuerza según el momento en que son pronunciados.
La música de fondo revela la solemnidad y seriedad de las actuaciones, complementando su prudencia y silencio misterioso que forzosamente se convierten en un tratamiento visual que alcanzan envolvernos por un momento.
En cuanto al vestuario, muy de acuerdo a la situación y posición social de los habitantes de este pueblo, un personaje reconoce una chaqueta rusa, un sombrero regalado, los uniformes de la policía, las camisetas utilizadas para jugar fútbol; todo ello nos indica que la producción prestó gran importancia a las prendas usadas en las actuaciones. Importante indicador del esmero de una buena organización por conseguir sus propósitos.
Los actores parecen saber muy bien su función que de acuerdo a la trama se fundamenta en el coraje, la ironía, el dramatismo y más que nada la seriedad; expresada de forma sorprendente en Sean Connery.
También los escenarios se tornan importantes como las celdas, la capital, los patios de las casas en que las mujeres lavan la ropa, los árboles llenos del polvo de carbón y sobre todo las mismas minas dentro de las cuales los enfoques son minuciosos y hasta tensos. Aprovechando así para mostrar con detalles la actividad que realizan los protagonistas de esta historia.
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23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un film sólido e injustamente olvidado.
Aunque por edad podría haber formado parte de la generación de la violencia, creo que resulta más fácil encajar a Martin Ritt en la de la televisión, teniendo su cine elementos en común con el de Arthur Penn o con Sidney Lumet, en los que la crítica social es más explícita y los estudios de personajes generalmente más complejos. Pero de una forma u otra, Ritt seguía ligado a ese pasado, y lo denunció abiertamente en la tragicomedia La Tapadera, y años antes en este filme, si bien de forma más sutil, pues estaba al frente de una superproducción orientada a los premios de la academia del 70. McParlan, policía de origen irlandés, es infiltrado por la policía en una mina de Pennsylvania con el objetivo de destruir desde dentro a los Molly Maguires, una organización secreta de mineros formada por inmigrantes irlandeses que llevaba a cabo actividades terroristas a finales del siglo XIX, y conseguir una rápida promoción.
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20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Existe lo que está bien y lo que está mal, pero también justicieros (hoy llamados terroristas)
Hace años lei en una revista californiana de film una crítica firmada por "Fej Delvahe" donde éste decía de la película "Los Molly Maguires", dirigida por Martin Ritt en 1969, que era la mejor pelicula sobre mineros que se había hecho en toda la historia del cine".

Ahora que por fin, en el 1 de mayo en reunión obrera, la he visto con mis propios ojos, me sumo a tan acertado dictamen. Efectivamente, es la mejor película que sobre mineros se ha hecho hasta el día de hoy en la historia del cine. Viendo esta historia casi se suda, se tizna, se palpita, el sufrir de esos obreros, de sus familias, de los niños espurgando el carbón después de pasar por los cernidores, de la esclavitud que suponía el trabajo en las minas de carbón del siglo XIX y principios del s. XX, incluso quizás hoy mismo.

Por eso era lógico que en esas inhumanas condiciones de vida, hubiera algunos pocos que formaran organizaciones secretas como "The Molly Maguires" desde las cuales intetaban presionar a los mandamases por medio de violencia, atentados, sabotajes, etc., a que el trato a los obreros fuese más cristiano, a que la realidad para los pobres obreros y para la gente que se dedicaba a ensuciarse con el carbón fuese de una mayor dignidad, respeto y derechos humanos.

Muy recomendable esta película, no sólo para ver un día como hoy primero de mayo sino en cualquier día del año, porque acicatea a sentir las entrañas que a veces parece que nos han anesteciado desde el poder, los partidos políticos y los sindicatos mayoritarios.
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17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La lucha obrera
Estremecedor relato, basado tristemente en hechos reales, que narran la explotación que sufrían los mineros del carbon(en la película, es en Pensilvania, pero pasaba en todas partes) . Con un comienzo demoledor, en el que se ven las duras condiciones en las que trabajan, también como efectúan un sabotaje, atacando lo que mas duele al empresario, el bolsillo, una certera radiografia de la sociedad de los mineros, un trabajo que pasa de padres a hijos y en la que muchos de ellos se ven atrapados de por vida, destacaría la interpretación de Richard Harris, como el detective pinkerton pragmático y ambicioso, que quiere como el dice ver el barrill desde arriba no desde el fondo, aunque se de cuenta de la injusticia y explotación que viven los mineros, su conciencia le llega a crear algún conflicto, pero gana su ambicion y pragmatismo, también el personaje interpretado por Shamanta Eggar, una chica atrapada en un lugar que odia y aspira a algo mas, pero por su padre enfermo allí languidece y cree ver en Richard Harris el hombre que la sacara de allí, una amarga crónica de unos hombres nacidos para perder.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La crudeza de la mina
El comprometido Martin Ritt firma otra notable producción que denuncia las penosas condiciones laborales de los inmigrantes irlandeses que trabajaron en las minas de Pensilvania hacia finales del siglo XIX. Narra también la existencia de sociedades secretas de carácter violento que trataban de sabotear las minas para forzar a los patronos a conseguir beneficios laborales. Sean Connery, en uno de sus mejores trabajos después de la etapa Bond, interpreta al líder de una banda en la que se infiltra un detective que se hace pasar por minero, Richard Harris, para desmantelarla.

El guión es del proscrito Walter Bernstein y además de invitar a la reflexión con el planteamiento de temas como la delación, la traición o la lucha de clases, también incluye una bonita historia de amor entre sus protagonistas Harris y la atractiva pelirroja Samantha Eggar. Todo ello regado por la emotiva banda sonora obra del maestro Henry Mancini y una excelente fotografía. Como el film dispuso de un holgado presupuesto la recreación de la época está muy lograda con abundancia de decorados muy realistas, de ahí que el diseño de producción fuese nominado al Oscar.

Lamentablemente la película no obtuvo el éxito esperado y fracasó en taquilla pero merece la pena porque es una obra muy interesante e instructiva.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
“Has hecho oír tu voz”
Durante la segunda mitad del siglo XIX (y como aún sigue ocurriendo en numerosos terruños) los trabajadores de las minas de carbón de Pennsylvania llevaban una vida bastante difícil con los miserables salarios que les pagaban, las inseguras condiciones en que trabajaban, y el exceso de trabajo que, con frecuencia, les causaba enfermedades, accidentes y hasta la muerte. Entre tanto y en forma bastante visible, los directivos andaban en autos de lujo, lucían ropas de suma elegancia, hacían fiestas con todo derroche y realizaban banquetes donde comían hasta abotagarse.

Por estos mismos años, en Irlanda y entre los mineros, existía una organización conocida como los Molly Maguires nombre que, al parecer, se tomó de una viuda irlandesa, Molly Maguire, quien supo mostrarse bastante firme contra los galeses, escoceses y todos aquellos que intentaron expulsarla por practicar la religión católica. Según se cuenta, cuando, en los EEUU, ciertos mineros irlandeses iban a golpear a alguien con autoridad en represalia por sus ofensas, solían primero decir: “¡Toma esto de un hijo de Molly Maguire!” y así, la que sería el ala extrema de otra gran organización conocida como A.O.H. (The Ancient Order of the Hibernians), sería también conocida como Los Molly Maguires, Este grupo, hacía sabotajes, enjuiciaba a los abusadores… y cuando le tocaba, asesinaba a quienes les hacían la vida difícil a los inmigrantes.

No obstante que, la A.O.H. estaba brillantemente conformada y se subdividía en forma altamente estratégica, en el año 1876, el jefe de policía, Alan Pinkerton contrata a un detective irlandés, James McParlan, al cual consigue infiltrar en las filas de los mineros donde se hace llamar James McKenna, con el propósito de identificar y ayudarle a desmantelar a los Molly Maguires

Lo que sucede desde ese momento, es lo que, con un excelentemente estructurado guion de Walter Bernstein, una impecable fotografía de James Wong Howe y una memorable partitura de Henry Mancini, va a contarnos el director Martin Ritt, en otro de esos filmes que ya tienen un lugar en los anales cinematográficos.

Los eternos abusos de la sociedad capitalista… La indeclinable lucha por las reivindicaciones sociales de los trabajadores con conciencia de clase… Y las situaciones extremas a que, esto, muchas veces conduce, está fidedignamente retratado en un contexto que mucho tiene que ver con lo alguna vez acontecido.

Sean Connery y Richard Harris, tienen aquí uno de los mejores momentos de sus carreras, recreando a dos antagonistas que quizás comprendan que no están tan lejos el uno del otro. Jack Kehoe, el líder de los Molly Maguires, desea justicia para los trabajadores, abomina de la represión y el abuso y no tiene reparo en asumir las medidas que sean necesarias para combatir estos flagelos. James McParlan pretende que los mineros se sirvan de las leyes para buscar justicia y va a sentirse en una seria disyuntiva antes de tomar definitivas decisiones.

El desenlace del filme resulta harto positivo, porque, puestos los hechos sobre la balanza, el director siente que, nosotros mismos podemos determinar que queremos que siga para sus protagonistas.

“ODIO EN LAS ENTRAÑAS” es una gran película.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pennsylvania 1876
Aunque habrá muchos que adoren esta película aceptándola inconscientemente, como un mero libelo comunista y una apología de la delación del cineasta siempre “progresista” Martin Ritt, creo que sería un gran error descalificarla por su mensaje a favor de los parias, sería una injusticia reduccionista, el ignorar sus virtudes, incluyendo dudas morales y logros que paso a enumerar. Ritt, que figuró en las listas negras de McCarthy, cuando trabajaba en la televisión por su simpatía con el comunismo, se muestra más moderado y ecléctico, quizás por la veterana experiencia, renunciando al maniqueísmo entre malos y buenos, explotadores y explotados, con el visto bueno de la Ley y la Iglesia, siempre con los poderosos. Prefiere exponer unos hechos y reflexionar sobre la legitimidad de la violencia. Son las paradojas, debilidades y contradicciones de los seres humanos.

Los inmigrantes irlandeses que llegaron a América desde finales del siglo XIX formaron grandes comunidades y asentamientos sociales, huyendo de la miseria buscaban una vida mejor y un futuro para sus hijos, perseguidos por la pobreza y la opresión del terrateniente inglés que se había adueñado de la isla del trébol verde. Eran católicos creyentes, amantes de sus valores, costumbres y su ración de alcohol que no podía faltar. Siendo la mayoría de poca cualificación profesional, la mina de carbón era una buena salida para sobrevivir. La clandestina banda “The Molly Maguires” se crea para combatir los salarios injustos y condiciones de trabajo inhumanas, que al no ser escuchadas sus reivindicaciones, deciden que el sabotaje y la violencia es la única salida que les queda.

El detective James Mac Parlan (R. Harris), es un arribista que no quiere luchar contra un sistema injusto, él se limita a “subir peldaños” sirviéndose de ese sistema: “Estoy harto de mirar hacia abajo…”. Mientras que el personaje principal de la trama, Jack Kehoe (un magistral Sean Connery), es un paria de mirada limpia y triste, pero con valores y principios insobornables, la escena del anciano muerto es un claro ejemplo de su compromiso con los desfavorecidos. Las secuencias en el interior de la mina, mostrando su peligrosa y ardua labor son excelentes. Gracias a una lograda fotografía que realza la indigencia, la conducta moral de sus moradores y las dudas que se plantean ante el conflicto social. Otro valor positivo en la excelente música del gran Henry Mancini.

Me parece una película interesante, atractiva y conmovedora, donde las miradas y gestos lo dicen todo, parca en palabras, las conversaciones no tienen desperdicio. Otro tema a favor son el comportamiento femenino, mujeres sacrificadas, pero dignas y humildes que no se aferran a promesas fáciles e inmorales. Film de clara reivindicación social (su argumento está basado en una novela), pero debemos recordar que estamos en un presente bien distinto, han pasado 150 años y las reivindicaciones tienen cauces más serenos y legales. Creo que la violencia nunca puede justificar un derecho, las leyes se pueden cambiar si no son justas, merece la pena luchar pacíficamente por ello, pero siempre desde el respeto al orden y la legalidad, porque lo contrario nos conduce a la radical anarquía o barra libre para el poderoso.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
¡Extra, mundo obrero!
Mi abuelo fue picador allá en la mina... Lo único con solvencia en estas entrañas es la pareja de protagonistas, lo demás, más que flojo. Lo que pasa es vemos las reivindicaciones obreras y se nos enciende la sangre: pésimo salario, jornadas abusivas, falta de seguridad en el trabajo..., en fin que nos confundimos; que una cosa es la película y otra la gaceta del minero. Creo que ningún pavo saca reivindicaciones a relucir para hoy cuando ve una película de egipcios con esclavos trabajando en las pirámides. Pues lo mismo, también es triste y también están basadas en hechos reales. Para indignarte ponte a ver el telediario que el cine es película.
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18 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Odio en las entrañas
Sean Connery en una correcta película sobre la violencia entre mineros irlandeses del carbón en la Pensilvania de 1870. El filme es claramente una labor de amor para el director, Martin Ritt. La fotografía de James Wong, que aporta tensiones abstractas y avalores geométricos, y que esta perfectamente integrada en los estilizados planos, proporciona a la película una solidez imponente.
En cuanto a la historia, nunca conseguimos encontrar una explicación a la estrategia de los mineros cuando dinamitan los trenes que ellos acaban de cargar. ¿Como conseguirán con estos sabotajes ganar el salario que les es imprescindible? Después de ello les vemos martirizados en su oculta organización a causa de un espía infiltrado en ella. Haciendo de ese taimado hombre débil y sabio está Richard Harris, quien tiene una nerviosidad tan volátil que nos aporta un carácter muy divertido y complicado a su papel de espía, contribuyendo a lograr un suspenso aún mayor.
Connery aporta un trabajo seguro e inteligente como líder de los saboteadores, aunque su personaje no esta perfectamente dibujado por el guionista y nos es difícil descubrir qué es lo que tiene en su cabeza o como él piensa que con sus explosiones alimentará a su familia.
Samantha Eggar es sorprendentemente enérgica como la chica que se enamora del líder.
El director Ritt se toma su tiempo para construir la atmósfera e introducir poco a poco a los personajes, y nos da tiempo suficiente para que analicemos todo. La película es buena, aunque posee escenas muy malas como cuando Frank Finley, sádico guardián, habla con Harris, el “Judas” de la película.
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11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuando la Justicia está más allá de las leyes.
Impactante y comprometedora película

Por un lado platea el histórico conflicto social entre los trabajadores explotados al límite de la supervivencia, -por antonomasia los mineros-, y los patrones que ofrecen la oportunidad de trabajar, sí, pero en esas condiciones, protegidos por las leyes "y su orden". La particularidad de la película radica en plantear la legitimidad moral de la rebelión contra la opresión y la ley que la ampara. ¿con que otra opción podrían contar quienes llevaban esa vida?

La otra interesante cuestión planteada en la película es el concepto de traición. Un policía infiltrado, logrará la confianza de los mineros para luego delatarlos. ¿A quien debe fidelidad ese policía infiltrado, a los que le encargan la misión, (al amparo de la ley y el orden) o a quienes le acogen, comparten lo que tienen y confían en él (que en nombre de la justicia alteran el orden al actuar contra la ley)?

Ni los autores de la película se atrevieron a definirse, ni yo tampoco, ..., pero si creo que no siempre que se altera el orden público al ignorar las leyes, es un hecho reprochable al infractor, a veces es culpa del legislador que hizo esas leyes injustas.
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10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Coincido con las buenas críticas
Si, coincido con las buenas críticas de esta película especialmente de Vanessa Gianina y Crackdown, y por eso me llama la atención que poca gente hizo crítica de esta para mi excelente película. No voy a explicar nada de ella, porque muy bien ya lo hicieron estas personas antes que yo, pero sí quiero decir que entre otras cosas la fotografía es espectacular.
Es una película muy recomendable para aquellos que les gusta los temas sociales.
El ritmo que tiene todo su desarrollo es muy apropiado para que el espectador entre en materia.
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10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Traidor en el infierno
Apreciable película política.
Prólogo mudo de unos quince minutos acompañado de la bella música de Mancini durante el que vemos a los mineros en su trabajo mientras, sorpresa, están preparando un sabotaje.
Títulos de crédito. Y la primera palabra es: cerveza, ya en la taberna del pueblo.
El comienzo, tras ese inicio silente, es moroso, demasiado, el desarrollo, esquemático, la presentación de los personajes y las escenas, un poco de brocha gorda. Pero acaba siendo una historia sólida, bien argumentada, casi más un teatro de ideas que una historia convencional; con posturas diferentes y muy claras, sin sermones ni maniqueísmos.
Digamos que hay tres vértices ideológicos:
a) Harris. El infiltrado. El individualista y pragmático. Representa la ley pero que no cree en nada que no sea él mismo y sus posibilidades de ascenso. Inteligente, hábil y flexible. Tan simpático como desolador en su oportunismo vendido. El poder le utiliza y él saca su parte.
b) Connery. Su némesis. El revolucionario. El fanático. El que cree en la violencia como único modo de defenderse de la tiranía y la explotación. El que no ve más allá, siempre hacia delante, a costa de lo que sea, de la vida misma. Honesto y valiente, pero también un poco ciego y kamikaze. Y capaz de asesinar por sus ideas.
c) Eggar. La chica. Creyente, la siempre fuerte presencia religiosa entre los católicos irlandeses, y piadosa. Se identifica con su gente, los mineros, pero no cree en la violencia ni en el todo vale por la causa. El fin no justifica los medios. Se ve atrapada por un destino condenado al sufrimiento y la pobreza, pero resiste con dignidad y cierta magullada esperanza. Fuerte y luminosa en su desvalimiento. También orgullosa, arisca y tozuda.
Película que va a más. Desde el titubeo contemplativo del principio y cierto aire acartonado y simplón, hasta una parte final que va creciendo en intensidad y profundidad. El cierre es impecable. Coherente, inteligente y tan preciso como implacable y ambiguo (psicológica, moralmente).
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
The Molly Maguires
Un detective de la policía (encarnado por Richard Harris) se infiltra en un grupo de mineros para desmantelar una organización terrorista, The Molly Maguires, dedicada a defender al trabajador (y que lidera Sean Connery).

Comprometido drama social según una novela de Arthur H. Lewis, sobre la explotación de inmigrantes irlandeses en la Pensilvania del siglo XIX. Un fracaso de taquilla que hoy emerge como uno de los mejores films de su autor, Martin Ritt. Con fotografía de James Wong Howe y música de Henry Mancini.



"Te veré en el infierno."
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Black Sweat
El Cine Clásico nunca defrauda. La impronta del nuevo cine de mediados de los 60 y los 70 aportó grandes títulos y novedosas historias de tinte social, ajenas al marcado carácter lacrimógeno de los filmes anteriores. Con ese aire se nos presenta esta cruda historia de mineros, sabotaje y espionaje. Fiel a la realidad al estilo del cine de su época, no cae en la trampa de la propaganda marxista, sino que fluye recta y segura en sus propósitos.
No defraudará a los amantes del cine auténtico. Maravillará a los seguidores de Richard Harris y Sean Connery, inconmensurables en sus roles. Mantendrá en la butaca tensos a los fanáticos de la intriga, las historias sólidas y dejará un potente poso en aquéllos que sepan deslindar la calidad de lo intrascendente.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¡Arriba parias de la tierra!
La película perfecta para ponerte del lado de los terroristas, aunque no se explique como merecía la ocasión que para llegar a serlo no han hecho falta adoctrinamientos insanos sino más bien condiciones de vida insanas, para lo cual es fácil llegar a la conclusión que la lucha armada ya queda más que justificada. Y eso pese a las palabras del cura que, no nos ha de extrañar, más bien se sitúa del lado del opresor, del lado del empresario, del lado de la ley y de lo que dicta la justicia. Dan ganas de ser un Molly Maguire y jugarte la vida en su lucha, Martin Ritt sabía que podía llegar a hacer sentir eso al espectador, algo que aplaudo y que yo elogio desde aquí. Todos somos parias, todos somos explotados del sistema, ahora y hace siglo y medio.

Las primeras escenas de "Odio en las entrañas" están realizadas con tal maestría que te clavan al sofá. Son de un nivel tan elevado que dan miedo, con un nivel que hace pensar que la película por lógica ha de decaer. No es así sin embargo, su nivel es el mismo e incluso la aparente historia de amor que podría ser un elemento insustancial se vuelve al final en un puntal que ayuda a perfeccionar más la película. El personaje más agradecido es el de Connery, pero ojo con Richard Harris, puro espectáculo, es la bisagra que hace que todo funcione. Porque no es sólo acción, es incluso más importante la reflexión.

Así pues su parcialidad desacomplejada es una de sus mejores virtudes, con unos mineros explotados cuyas existencias están más próximas a una triste condena. Y así seguiríamos si nadie hubiese luchado por mejorar, incluso usando la fuerza, incluso siendo un terrorista.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Buena mezcla de cine social, intriga, político y policíaco
Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas, hace ya muchos años, pensé esto de ella:

"Interesantísimo film, que sin embargo no es del agrado de todos los críticos.
Es una buena película, bien interpretada, bien dirigida, con brillante fotografía y bonitos paisajes.
El argumento es claro, conciso, redondo, entendiéndose todo a la perfección, y sobre todo entreteniendo en su exposición. Esto no es sencillo cuando se trata de cine social, pues a veces se habla demasiado para explicar algo y lo que se logra es aburrir al respetable. En este film esto no ocurre, llegando a apasionar en muchos momentos".

Bueno, vista de nuevo en septiembre de 2020, en una cadena privada de televisión, he de confirmar mi primera impresión en el sentido de que me ha gustado bastante de nuevo (creo que no tanto como la primera vez).
Me reafirmo en cuanto a la preciosa fotografía del extraordinario James Wong Howe y también admiro su dirección artística.
Y como quiera que ahora la tengo más presente, no deja de ser curioso para mi que la primera palabra que se oye en la película sea hacia en minuto 20 y que el co-protagonista, Sean Connery hable por primera vez prácticamente a la hora de comenzada. Al menos en la versión que he vuelto a ver.
Cine de clara denuncia social por la exposición de la explotación de los mineros por parte de las grandes empresas con la inestimable ayuda de una brutal policía, pero también unido a elementos de intriga y thriller que hacen que la cinta se desguste con facilidad.
Muy buenas interpretaciones.
El volverla a ver ha sido una buena idea.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un quiero, pero no puedo
Película con pretendido contenido social, pero su mal guión y dirección sin fuerza, hacen que al final se quede a medio camino. Me explico, intenta ser un filme social, pero no hay diálogos con carga social amplia, solo intentos. La violencia, de unos y otros, se muestra de forma aislada, inconexa, cuanto tiene en ambos casos un sentido y orígenes más que evidentes. La historia de amor, parece impuesta, solo en su final parece tener algún sentido en el desenlace, pero es muy previsible desde el principio.
En definitiva película que con un guión más sólido hubiese sido otra cosa, pero al final solo queda la excelente banda sonora, eso si magnifica, y la ambientación también más que buena, amén de alguna historia pero suelta como hemos dicho e inconexa.
Argumento que daba para muchísimo más, por eso no me extraña su fracaso en taquilla, que no fue por como se ha dicho por algún comentario anterior fruto de "la incultura" del público norteamericano, eso es una simpleza, simple y llanamente fracasó porque es una película normalita y sin fuerza, previsible desde casi el principio y con un guión y dirección endebles. Una pena.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
La lucha obrera... aguada
Supongo que por estar en ese periodo histórico de efervescencia izquierdista, finales de los 60 y principios de los 70, aparece una de las escasas producciones norteamericanas que tiene más o menos como protagonista una especie de movimiento sindical. Hablo con muchas precauciones porque los Molly Maguire estaban más cerca de los movimientos agrarios ancestrales que de un sindicato moderno-revolucionario. "Odio en las entrañas" es la adaptación de la novela de Arthur H. Lewis sobre dicha organización de origen irlandés pero que operó en Pennsilvania de 1862 a 1878 principalmente, basada en hechos reales, aunque tomados bastante a la ligera. De hecho, el que espere, como lo hice yo, una reconstrucción histórica de las actividades, juicios y posterior condena de los jefes de esta sociedad secreta, lo tiene claro.

En cambio tenemos un relato muy aguado en el que la subtrama romántica tiene tanto o más peso que la social. De este modo pero también por la excesiva timidez con la que se abordan las cuestiones políticas en el cine norteamericano que no sea del presente, que es más audaz aunque bastante simplista, el espectador termina sin entender un ápice qué es lo que sucede en estas minas. Sí, existe cierta explotación sobre la que pasa de puntillas como también que hay una "lucha". Pero nada más. No hay apenas diálogos sobre la cuestión laboral, económica o política, y cuando los hay son de una imprecisión que no hay por donde agarrarlos, ni tampoco explicación de las estrategias, ni los objetivos, ni siquiera una organización que no sean cuatro amiguetes. Toda la carga política se esfuma. Con razón fue un fracaso comercial gordo.
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11 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El héroe y el traidor, el insurgente hombre íntegro y el esbirro del sistema
El héroe y el traidor, el hombre íntegro y el esbirro del sistema, pueden no sólo estar representados en dos figuras distintas, en el minero Kehoe (Sean Connery) y el detective, de la agencia Pinkerton, infiltrado entre los mineros bajo el nombre de McKenna, McParlan (Richard Harris), sino forcejear en un mismo personaje, y es lo que data de singular distinción al desarrollo dramático de Odio en las entrañas (The Molly Maguires, 1970), una de las grandes obras de Martin Ritt, junto a El espía que surgió del frío (1965) y Hombre (1967), cuya acción dramática transcurre en el entorno minero de Pensilvania, en 1876. McParlan es un complejo personaje, rebosante de contradicciones. Tomó la decisión de convertirse en esbirro del sistema, lo que es decir de quien domina el escenario social, laboral y económico, porque estaba harto de no tener nada en sus bolsillos, como de sentirse el último en la fila o de siempre mirar hacia arriba. Por eso, no cree que sea posible que Kehoe, y sus tres amigos, que conforman el grupo clandestino The Molly Maguires, bajo la apariencia legal de la organización fraternal católico irlandesa Antigua Orden de los Hiberniananos, logren sus propósitos de conseguir, con sus sabotajes y acciones violentas, unas mejores condiciones laborales para los mineros. Y no lo cree factible simplemente porque piensa que la dignidad no es algo al alcance de los pobres. La dignidad sólo se consigue pagándose. No cree que haya posibilidad de que fructifique la lucha contra las injusticias de un sistema que les oprime, sumiéndolos en la mirada encorvada y el silencio resignado del entumecimiento. Pero James no podrá evitar sentir simpatía por el último bastión de la integridad, encarnado en Kehoe, un hombre al que aún hierve la sangre ante la opresión, como tampoco podrá evitar enamorarse de Mary (Samantha Eggar), quien aún cree en los actos justos. Por eso, en ocasiones, tras que Kehoe y sus amigos superen sus dudas y le acepten como integrante de los Molly Maguires, intenta convencerles de que desistan en sus propósitos, o arriesga su vida para salvar la uno de ellos, Frazier (Art Lund), o participa con entusiasmo en la irrupción de Kehoe en el almacén para conseguir un digno atuendo para el fallecido padre de Mary, e, incluso,es quien inicia el proceso de destrucción del establecimiento. Gestos que delatan su simpatías. Durante la narración, repetidamente, bascula, por lo que suscita la duda sobre qué actitud se decantará ya que resulta manifiesto, por un lado, cómo se siente atraído por esa necesidad de un gesto disidente frente a un sistema que considera injusto aunque la derrota esté anunciada y, por otro, resulta patente su convicción con respecto a acomodarse a la pragmática de la supervivencia.

La magnífica Odio en las entrañas se basa en el libro Lament for the Molly Maguires, de Arthur H. Lewis, publicado en 1965. Tanto Ritt como el guionista, Walter Bernstein, fueron incluídos, en los primeros años de los cincuenta, en las listas negras que les impedían trabajar en Hollywood, en el caso de Bernstein, o en la televisión, en el caso de Ritt, por sus filiaciones o simpatías comunistas. Durante ocho años Bernstein tuvo que trabajar con seudónimo o usar a otro guionista como tapadera, experiencia que serviría de base para La tapadera (The front, 1976), de Ritt, quien durante cinco años no pudo conseguir trabajo en la televisión. Ya cuando comenzó a remitir la persecución inquisitorial pudo realizar su primera película como director, Donde la ciudad termina (Edge of the city, 1957), en la que reflejaba su experiencia a través de los conflictos laborales entre los trabajadores en los muelles. Ritt propuso a Connery que fuera el protagonista de Odio en las entrañas durante el rodaje, cuatro años antes, de Hombre, aprovechando que el actor visitaba a su esposa, Diane Cilento. Odio en las entrañas se estrenó el mismo año que la excepcional La hija de Ryan, de David lean, o que La vida privada de Sherlock Holmes, una de las mejores obras de Billy Wilder, y ninguna fue un éxito. Quizá obras fuera de su época por su sereno clasicismo que ponían en cuestión desde el interior de unas formas poco heterodoxas la posibilidad de la rebelión o de la materialización de los sueños por las miserias o incapacidades humanas. Y es que la heterodoxia más rigurosa no es la que hace alarde de ello. Ritt reconoció que su fracaso, tanto en taquilla como crítico, marcó de modo negativo el resto de su carrera.

Odio en las entrañas se inicia con un dilatado movimiento de cámara en el exterior de la mina, y prosigue con una larga secuencia centrada en las actividades en el interior, y las maniobras de preparación de un sabotaje que culminará, cuando posteriormente, ya fuera de la mina, Kehoe salga también de plano, con una explosión. Casi un cuarto de hora de narración hasta que se escucha una línea de diálogo. Kehoe y sus amigos representan esa silenciosa actividad saboteadora e insurgente en un fuera de campo que el sistema pretende extirpar, ya que necesita una callada, por amordazada, sumisión, como bien refleja la primera ocasión en la que McParlan/McKenna hace cola para recibir su primer salario semanal, y es testigo impotente de cómo cualquier excusa, en relación a gastos de equipo, es válida para reducir su salario casi a la nada. Su contención, su silencio, es elocuente, porque, pese a que sea un infiltrado cuya misión es descubrir quiénes componen The molly maguires, la sensibilidad ética aún pervive en él. Esa expresión ya apuntala que no es solo un hombre cínico que va a cumplir un cometido asignado, y anticipa esas contradicciones que definirán sus acciones a medida que se vaya involucrando en ese entorno, afianzando su amistad con Kehoe y enamorándose de Mary.
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