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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama En 1876, en Pennsylvania, un grupo de mineros decide crear una sociedad secreta, "The Molly Maguires", que comete sabotajes para presionar a los patronos y conseguir así mejorar sus condiciones laborales; pero los propietarios contratan a un detective para que se haga pasar por minero, se infiltre en la sociedad y la destruya. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la segunda mitad del siglo XIX (y como aún sigue ocurriendo en numerosos terruños) los trabajadores de las minas de carbón de Pennsylvania llevaban una vida bastante difícil con los miserables salarios que les pagaban, las inseguras condiciones en que trabajaban, y el exceso de trabajo que, con frecuencia, les causaba enfermedades, accidentes y hasta la muerte. Entre tanto y en forma bastante visible, los directivos andaban en autos de lujo, lucían ropas de suma elegancia, hacían fiestas con todo derroche y realizaban banquetes donde comían hasta abotagarse.

Por estos mismos años, en Irlanda y entre los mineros, existía una organización conocida como los Molly Maguires nombre que, al parecer, se tomó de una viuda irlandesa, Molly Maguire, quien supo mostrarse bastante firme contra los galeses, escoceses y todos aquellos que intentaron expulsarla por practicar la religión católica. Según se cuenta, cuando, en los EEUU, ciertos mineros irlandeses iban a golpear a alguien con autoridad en represalia por sus ofensas, solían primero decir: “¡Toma esto de un hijo de Molly Maguire!” y así, la que sería el ala extrema de otra gran organización conocida como A.O.H. (The Ancient Order of the Hibernians), sería también conocida como Los Molly Maguires, Este grupo, hacía sabotajes, enjuiciaba a los abusadores… y cuando le tocaba, asesinaba a quienes les hacían la vida difícil a los inmigrantes.

No obstante que, la A.O.H. estaba brillantemente conformada y se subdividía en forma altamente estratégica, en el año 1876, el jefe de policía, Alan Pinkerton contrata a un detective irlandés, James McParlan, al cual consigue infiltrar en las filas de los mineros donde se hace llamar James McKenna, con el propósito de identificar y ayudarle a desmantelar a los Molly Maguires

Lo que sucede desde ese momento, es lo que, con un excelentemente estructurado guion de Walter Bernstein, una impecable fotografía de James Wong Howe y una memorable partitura de Henry Mancini, va a contarnos el director Martin Ritt, en otro de esos filmes que ya tienen un lugar en los anales cinematográficos.

Los eternos abusos de la sociedad capitalista… La indeclinable lucha por las reivindicaciones sociales de los trabajadores con conciencia de clase… Y las situaciones extremas a que, esto, muchas veces conduce, está fidedignamente retratado en un contexto que mucho tiene que ver con lo alguna vez acontecido.

Sean Connery y Richard Harris, tienen aquí uno de los mejores momentos de sus carreras, recreando a dos antagonistas que quizás comprendan que no están tan lejos el uno del otro. Jack Kehoe, el líder de los Molly Maguires, desea justicia para los trabajadores, abomina de la represión y el abuso y no tiene reparo en asumir las medidas que sean necesarias para combatir estos flagelos. James McParlan pretende que los mineros se sirvan de las leyes para buscar justicia y va a sentirse en una seria disyuntiva antes de tomar definitivas decisiones.

El desenlace del filme resulta harto positivo, porque, puestos los hechos sobre la balanza, el director siente que, nosotros mismos podemos determinar que queremos que siga para sus protagonistas.

“ODIO EN LAS ENTRAÑAS” es una gran película.
Luis Guillermo Cardona
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