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Voto de Quatermain80:
8
6,8
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Drama
En 1876, en Pennsylvania, un grupo de mineros decide crear una sociedad secreta, "The Molly Maguires", que comete sabotajes para presionar a los patronos y conseguir así mejorar sus condiciones laborales; pero los propietarios contratan a un detective para que se haga pasar por minero, se infiltre en la sociedad y la destruya. (FILMAFFINITY)
3 de abril de 2011
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión la mejor película de Martin Ritt junto con "Un Hombre" y "El espía que surgió del frío", "The Molly Maguires" constituye un original acercamiento a las luchas obreras de finales del siglo XIX -concretamente a las mineras- al tiempo que propone una reflexión acerca del tema de la delación.
Inspirada en el libro "Lament for the Molly Maguires", de Arthur H. Lewis, publicado en 1965, la historia se basa en hechos reales, registrando la peligrosa misión de un detective de Pinkerton infiltrado en una violenta sociedad secreta de mineros irlandeses, siendo su objetivo identificar a los cabecillas y desarticularlos. Estos Molly Maguires, bien asentados en los valles mineros de Pennsylvania (concretamente en el de Shenandoah) constituían algo así como un clan que llegó a entablar una lucha directa contra los patronos por el control de las minas carboníferas, caracterizadas por la explotación, la violencia y las coacciones. Sus métodos violentos, bien recogidos en el filme, iban desde el sabotaje (véase la espléndida secuencia inicial, tal vez la más brillante de la cinta) hasta el asesinato, y forzaron a los patronos a recurrir a la Agencia Pinkerton, tras fracasar otras medidas más expeditivas y directas (palizas, torturas, etc).
Al retrato de esta compleja realidad, Ritt añade una reflexión acerca de la traición, muy en sintonía con sus preocupaciones sobre las listas negras y el "maccarthysmo", que abordaría poco después en "La Tapadera". En este sentido, y tal como apuntaron algunos críticos, el filme puede entenderse como una respuesta en toda regla a la tesis de Kazan en "On the Waterfront", en la que justificaba la delación; Ritt aporta una perspectiva opuesta, pues hace recaer en el detective infiltrado el peso de la culpa de quien ha traicionado a sus amigos. Su postura, y la que quiere sugerirnos a los espectadores, es encarnada por el personaje femenino, una Samantha Eggar cuya despedida y rechazo del detective recuerda vagamente a la de Alida Valli al final de "El tercer hombre"; sin ser partidaria de la violencia, comprende los motivos de quienes la ejercen, y aunque no disculpa sus crímenes, tampoco perdona la traición de quien se suponía era un camarada leal.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
Inspirada en el libro "Lament for the Molly Maguires", de Arthur H. Lewis, publicado en 1965, la historia se basa en hechos reales, registrando la peligrosa misión de un detective de Pinkerton infiltrado en una violenta sociedad secreta de mineros irlandeses, siendo su objetivo identificar a los cabecillas y desarticularlos. Estos Molly Maguires, bien asentados en los valles mineros de Pennsylvania (concretamente en el de Shenandoah) constituían algo así como un clan que llegó a entablar una lucha directa contra los patronos por el control de las minas carboníferas, caracterizadas por la explotación, la violencia y las coacciones. Sus métodos violentos, bien recogidos en el filme, iban desde el sabotaje (véase la espléndida secuencia inicial, tal vez la más brillante de la cinta) hasta el asesinato, y forzaron a los patronos a recurrir a la Agencia Pinkerton, tras fracasar otras medidas más expeditivas y directas (palizas, torturas, etc).
Al retrato de esta compleja realidad, Ritt añade una reflexión acerca de la traición, muy en sintonía con sus preocupaciones sobre las listas negras y el "maccarthysmo", que abordaría poco después en "La Tapadera". En este sentido, y tal como apuntaron algunos críticos, el filme puede entenderse como una respuesta en toda regla a la tesis de Kazan en "On the Waterfront", en la que justificaba la delación; Ritt aporta una perspectiva opuesta, pues hace recaer en el detective infiltrado el peso de la culpa de quien ha traicionado a sus amigos. Su postura, y la que quiere sugerirnos a los espectadores, es encarnada por el personaje femenino, una Samantha Eggar cuya despedida y rechazo del detective recuerda vagamente a la de Alida Valli al final de "El tercer hombre"; sin ser partidaria de la violencia, comprende los motivos de quienes la ejercen, y aunque no disculpa sus crímenes, tampoco perdona la traición de quien se suponía era un camarada leal.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La realización de la película es magnífica, y no solo gracias a la labor de un entonado Ritt, sino también a la de colaboradores de la talla de James Wong Howe, Walter Bernstein o Henry Mancini. La fotografía, reponsabilidad del primero, es perfecta, aportando una verosimilitud y realismo excepcionales, tanto en el interior de las minas como en el exterior, literalmente inundado de hollín carbonífero, bien plasmado en los frecuentes tonos grisáceos y apagados. El guión de Bernstein recoge su experiencia como represaliado del "maccarthysmo", pero evitando caer en tópicos y discursos ideológicos, logrando un texto escueto, claro y no exento de emoción y verdad. Todo ello bien envuelto por la evocadora música de Mancini, uno de los grandes compositores del cine, y por las excepcionales interpretaciones de Harris y Connery, tremendamente convincentes en sus respectivos papeles, dan como resultado una excelente película.
Por último mencionar que conforme veía el filme tenía la sensación de que esta historia ya me la habían contado; rebuscando un poco en mi memoria, recordé una novela de Conan Doyle, titulada "El valle del terror", cuya segunda parte (la primera relataba un caso de Sherlock Holmes que enlazaba con la segunda) transcurría en cierto valle minero de EE UU en el que un detective de Pinkerton se infiltraba en una peligrosa sociedad secreta de mineros. Tras revisar la novela constaté que se trataba de la misma historia que se narra en la película, por lo que recomiendo su lectura a quien esté interesado en el tema.
Por último mencionar que conforme veía el filme tenía la sensación de que esta historia ya me la habían contado; rebuscando un poco en mi memoria, recordé una novela de Conan Doyle, titulada "El valle del terror", cuya segunda parte (la primera relataba un caso de Sherlock Holmes que enlazaba con la segunda) transcurría en cierto valle minero de EE UU en el que un detective de Pinkerton se infiltraba en una peligrosa sociedad secreta de mineros. Tras revisar la novela constaté que se trataba de la misma historia que se narra en la película, por lo que recomiendo su lectura a quien esté interesado en el tema.