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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.655
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de noviembre de 2013
374 de 408 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película dialéctica: Tesis, Antítesis y Síntesis.
Tesis: cortejo o asedio.
La primera parte se hace eterna y, por momentos, insufrible. Consiste en asistir, una vez más, al enésimo diálogo merluzo previo al posible apareamiento; al infinito tema: chico (guapo, cómo no) conoce chica (guapa, cómo no), le da la murga hasta el umbral de la tortura y ella resiste numantinamente mientras que, al mismo tiempo, le hace mohínes, le pone caritas de arrobo y en el fondo se derrite por sus huesos. Aquí, además, hay un plus de amaneramiento y extrema autoconsciencia. El espectador desea que acabe la mostrenca conversación y a ver qué pasa. Pues sí, termina afortunadamente, llegan a la casa, la conversación se va adensando y...
Antítesis: reverso oscuro o quiebra.
La segunda parte es el opuesto de la primera; el juego permanece pero los papeles han cambiado; el tono ya no es el mismo; hemos pasado de la comedia banal a la situación absurda y desasosegante; de la esperanza al desquiciamiento; del humor al terror psicológico (recuerda, por ejemplo, a los ambientes tensos y enfermizos de Polanski). Lo que estaba soterrado sale a la luz; la supuesta inocencia se transforma en lucha de poder, amenazas y estallidos de violencia. Se han quitado las máscaras y ya van en serio.
Síntesis: dolor, desesperación y aprendizaje.
Y llegamos al gran final que acaba de dar sentido a lo anteriormente esbozado; concreta lo sugerido y cierra todos los caminos y temas abiertos. Los grandes finales son los que dan coherencia y significado a lo anterior, y este lo hace de forma implacable, hermosa y necesaria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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8
6 de febrero de 2018
189 de 220 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Seguro que hay spoiler. No lo pude evitar)
Cuento perverso y sofisticado de una exquisitez y belleza que extasía, hipnotiza y arrebata.
La neurosis, el perfeccionismo, el miedo a la vida y el juego del cazador y la caza.
Modisto enmadrado (la madre muerta) y hermanado (la hermana viva) hasta el delirio se refugia del mundo a través del trabajo.
Solo necesita una modelo/musa/amante/criada/madre/enfermera/matrona/dominatrix/víctima para soportar una vida que a duras penas aguanta, amurallado tras infinitas puertas, histerias y férreo control.
El deseo de orden frente al caos vulgar del mundo. El afán de belleza contra la agresiva fealdad de la vida. El silencio, la buena educación (casi siempre), las buenas formas, la buena vida y la apariencia de seguridad esconden a un niño pequeño, castrado (se supone que por su mamá y, también, su hermana), asustado, débil, temeroso, incapaz de hacer frente a los hechos de manera natural, sana o flexible.
Por otro lado, es una reflexión sobre el precio que hay que pagar para lograr desarrollar un oficio con verdadera pasión y excelencia, la vida misma, todas las fuerzas vitales sacrificadas en el altar del arte textil, de los grandes vestidos.
Película compleja, sutil, elevada, llena de capas, insinuaciones y vericuetos. Con dos líneas paralelas y recurrentes que a veces (muchas) se cruzan, la miniatura psicológica llena de matices y minucias, y la gran creación de hermosos vestidos, es decir, la intimidad y el trabajo alimentándose continua y mutuamente.
Es una gran sinfonía, musicalmente deslumbrante (banda sonora original y piezas clásicas y románticas en feliz comunión) y fotográficamente impecable, una delicada ópera llena de temas y detalles, de forma y fondo entrecruzados y enlazados, de voces, solistas y coro, de melodías, crescendos, clímax y reposos.
Un cine gozoso, culto, elegante, cuidado. Una calidez esmerada y educada que contrasta con el clima actual de sonrojante monserga ideológica y enorme zafiedad estética.
Quizás su peligro radique en la tentación de caer en la autocomplacencia formal, que esta se coma la historia y que los personajes desaparezcan aplastados bajo el peso de tan bello despliegue de alardes técnicos y barrocos.
A veces eso pareciera. Pero no llega a tanto. No malogra la obra.
El cazador cazado. La joven aprendiza (el mito eterno de Pigmalión: "My Fair Lady", por ejemplo) se venga, lo envenena y así se lo queda. Matrimonia y lo tiene atrapado entre sus garras humanas abyectas ("Misery").
La película juega con el espectador, con los tópicos melodramáticos y maniqueos habituales. Al principio, ella es una pobrecita utilizada por dos hermanos sin escrúpulos, engañada, seducida y seguramente abandonada. Primero ella es agasajada, tentada, escogida y manipulada, y después es simplemente una pieza más de la industria familiar. Otra chica más de las, parece (eso se sugiere al principio, como Fermín de Pas en "La Regenta" o Cayetano Salgado en "Los gozos y las sombras", ambos con amantes sucesivas y madres de aúpa también), muchas, que han estado en esa situación de rehén de lujo. Le valen hasta que se cansa o aburre de ellas y las echa.
Pero se da la vuelta. Esta no es como las demás. Y lo caza. Lo pesca. Lo secuestra. Lo destruye e inutiliza. Lo apresa y tortura. Ahora él es el pobrecito.
Pero tampoco. Porque lo sabe y se presta. Ya no hay víctimas ni victimarios. Ni buenos ni malos. Todo queda empatado. Neutralizado. Siniestro y hermoso.
Ese final es perverso, clínico, enfermizo, malévolo, juguetón, viscoso, inteligente, metafórico, fabulesco y cachondo.
Aunque también pueda ser banal, idiota, inverosímil y fuera de lugar.
O las dos cosas a la vez.
O alguna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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6
27 de marzo de 2017
141 de 161 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho me temo que esta crítica ya la hice. Si Álex se repite con recurrente contumacia, yo solo le imito, por qué no. A mismas películas, parecidos comentarios. Uno tiene un par de ideas, y mucho exagero, que medio trata de disimular y más bien no. Se acaba notando la falta de variedad, la insistencia, el recochineo, la pesadez y escasez de ingenio, para qué hablar más, la total falta de originalidad. Y yo lo confieso. Ahora espero el perdón y la penitencia. Ya me contaréis.
Mientras tanto, a todo aquel que me haya leído en otras ocasiones (esa inmensa mayoría silenciosa, como zombis a punto de arrancar, a echar a correr) con suma atención y que ahora note tal vez el fallo, le pido disculpas, no volverá a pasar, nunca jamás.
Vamos... Lo hemos dicho siempre y a las pruebas no remitimos, Álex, nuestro querido y tan prolífico director de cine ya no tan joven, es un autor, cojonudo, pistonudo, un verdadero hacedor.
¿Por qué? Por dos razones fundamentales: por su innegociable y machacona visión del mundo, la tiene y no la cambia por nada, me quedo contigo; y por su estilo engolfado, libre, desmañado, ese humor negro y ese carnaval esperpéntico contado con la ingenuidad de un adolescente granujiento y el ímpetu de un joven sin cansar ni desasnar.
Y "El bar" lo vuelve a confirmar. Desde todo punto de vista.
- Tesis. "Somos unas ratas. El resto es mentira", dice el profeta tan fibroso, justiciero y charlatán. En esas estamos. Peores que las ratas. Más retorcidos, miserables y ruines. Igual de sucios y mugrientos. Solo hace falta quitarnos la primera capa del barniz de la civilización y las buenas maneras para encontrar, de sopetón, a bocajarro, nuestra verdadera esencia o dícese de un egoísmo pulverizador, una estupidez atorrante y una pequeñez galopante. Tratamos de vivir cara al sol (que diría, por ejemplo, el ínclito en su día y ahora más olvidado Sánchez Mazas, a pesar de "Soldados de Salamina") y respirando aire puro, pero nuestro verdadero lugar está en el subsuelo, entre la mierda y las cucarachas.
- Estilo. Confirma la máxima de su cine. Su caducidad supersónica, antes siquiera de empezar ya se está desintegrando, cayéndose a malos cachos de incoherencia y falta de sentido. Suelen comenzar bien estos experimentos del Profesor Bacterio, avanzan con garbo y buenas hechuras, pero casi siempre hay un momento, un clic, un chisporroteo o pequeña explosión que provoca la caída estrepitosa e irremisible, con todo el equipo, del edificio o tinglado cinematográfico, la voladura destruye la historia y ya de paso también a nosotros que nos quedamos como unos gilipollas, pidiendo sopitas, entre las cenizas y las ruinas. Si aquí, en este bar madrileño, había un prólogo, tres actos (bar, sótano y alcantarilla como los pasos rituales del inevitable y desolador descenso a los infiernos) y un epílogo, yo diría que llega más o menos bien hasta el segundo tramo y es a partir de ese instante difuso cuando se empiezan a acumular las inconsistencias, insensateces y suma de delirios chapuceros y ya, pobre espectador, ay de ti, te da todo un poco igual. Hasta llegar al final.
- Resumen: vivimos en un mundo en el que los poderes públicos (los medios, el estado, las fuerzas de seguridad, los que mandan o dirigen) son el horror. Rodeados, además, de un azar caprichoso y cruel (el virus del demonio en este caso, el que sea) y entre seres humanos abyectos y ridículos. ¿Qué se puede hacer, por tanto? Luchar, perseverar, mantener cierta pureza, honradez o bondad. Y ya tú verás.
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Ferdydurke
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7
6 de noviembre de 2014
114 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una exquisitez y una preciosidad.
Esto es cine; transformar una nadería, una anécdota banal, en una pieza perfecta, de buena orfebrería, en la que encajan todos los elementos con precisión absoluta; dar sentido al caos; crear personajes de la nada, con aristas y sustancia; llevar una trama con tiento y delicadeza; narrar con calma y fuste.
Bien interpretada y dirigida. Con buena fotografía y apropiada banda sonora; un todo armónico en el que nada chirría ni sobra. Una pieza de cámara cuidada y sensible.
Matrimonios infelices y soledades compartidas. Un hombre y tres amores. Una serie de encuentros y desgracias que une y desune las vidas mínimas de estos personajes cotidianos y ordinarios. Dolores soterrados, amores anhelados, rabias, pasiones, adaptaciones...; de todo un poco.
Película muy pequeña y humilde, pero muy bien hecha.
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Ferdydurke
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2
10 de febrero de 2018
215 de 331 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Esta crítica me va a costar la vida hacerla. La lucha entre las risas y las lágrimas, al recordar lo visto, va a suponer un enorme obstáculo para que fluya con soltura mi prosa y su desmesura. Coraje. Lo intentaremos)
El soberano sueco fue saludado por los soldados con siete salvas.
Hay muchas formas de aproximarse a los acontecimientos históricos más señeros. Por ejemplo:
- Con sarcasmo feroz y compasivo humanismo. "Senderos de gloria". Viva.
- Con humor salvaje y libertario. Esperpéntico y voraz. "M.A.S.H". Bravo.
- Con mirada documental, muchos testimonios y largas horas de observancia pasmada. "Shoah". Bien.
- A través de series que recreen esos hechos con atenta exhaustividad. Ya sean documentales o ficcionales.
Pero sobre todo hay un modo que triunfa como la cerveza y agrada a toda la platea. La solemnidad sentimental propagandística patriotera patotera. O digámoslo de otra forma: el espectáculo circense que traduce la Historia a una gran farsa, gran guiñol o monstruos de feria que maquillados casi parecen superhéroes (de la Marvel). O casi mejor: como el concierto de un solista genial, elegido, iluminado y bendecido por la gracia de Dios que nos salva a todos del mal, la oscuridad y el miedo.
No sé por qué pero empiezo a tener la extraña sensación, dos y dos suelen ser más que tres, de que el Imperio Británico que parecía muerto y enterrado está renaciendo de entre sus cenizas como el ave Fénix. El caso es que han puesto la maquinaria de propaganda a todo trapo. ¿Quieren lavar su imagen por los últimos acontecimientos y sus dudosas actitudes como serviles del amo americano y tahúres en el espacio europeo? ¿Nada que ver?
Juntemos varios hechos (artístico-peliculeros).
- Dunkerque. Nolan. Los ingleses somos héroes y salimos de todos los atolladeros con el apoyo de nuestro hermoso pueblo.
- The Crown. Serie sobre la corona británica de alta calidad pero de evidente regodeo patrio y ensalzador de su máxima mandataria regia que casi ya a los cien nos llega. La condenada.
- Casi que la última de Branagh, aunque de producción americana, en su sorprendente desenterramiento in extremis de su diosa literata popular Christie y de sus, por añadidura indirecta, patentados métodos filosófico deductivos inductivos. Por no hablar de la un poco más fuera de fecha aunque en la misma línea cachondo histórica de cuchufleta, la recordada "El discurso del Rey".
Hagiografía o loa o genuflexión o felación serían términos ralos, chabacanos, cortos.
Nos muestran a Winston como un superhéroe de tebeo (grotesco). Por muchos momentos, aquello parecía una película de Spiderman o Superman más que el retrato de un alcohólico y rechoncho gobernante/gerifalte.
"Sobre ti recae el peso del mundo". Le comenta su santa esposa. Y claro, no pude evitar pensar en frases como "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Es decir, reducen un asunto de una envergadura monstruosa, la Segunda Guerra Mundial en sus inicios, a las bravatas, ocurrencias y barrabasadas del bueno de Winston. La reduccion infinita de un problema gigantesco supone un proceso (anti)intelectual de simplificación, puerilidad y mala intención que casi no se puede creer (¿por quién nos toman, a nosotros, a todos, nada menos?).
Vayamos al spoiler que hay mucho más.
Nos sacan a Winston con todas las cualidades tópicas (hasta el vómito) de los grandes hombres que en el mundo han sido, mala leche, brillantez, espontaneidad, valor, generosidad, improvisación, gruñón, cachondo, enfadado, salvaje, libe y muy hermoso (en espíritu, como un mesías que nos redime).
Hasta sus, al parecer, abundantes y celebradas cagadas nos (casi) enseñan. Del cerdito (así se tratan en la tierna intimidad los sempiternos enamorados, entre mimos y delicados gruñidos -los dioses cuando se visten de humanos también son vulgares, como todos, aunque no lo parezca) todo tiene provecho y gozo.
Y hay que arroparle, darle un coro, una claque que le inspire, apoye, aliente y aplauda. Algún mediador que insista en su humanidad y cercanía, que resalte el aspecto más sentimental del brutal titán.
Para esa digna, encomiable función tenemos a la secretaria. No se puede ser más guapa, pundonorosa y buena. Le mataron al hermano y por su país ella daría su misma mano. Quiere a Winston como al Papa o a su papa. Enamorada de su fulgor y verdad, de su talento y grandeza hasta las trancas de su bella alma. Si ella le adora tanto, que es tan pura y plena, cómo tú no, truhan.
Y la santa parienta. Que no, que aquí no es un simple florero, que le da los mejores consejos y le recuerda, en los raros momentos de flaqueza del gran hombre, lo mucho que vale y lo importante que es para el futuro del mundo libre. Por si se le ha olvidado ya que anda tan ocupado que no tiene descanso ni un segundo.
Y también tiene sus enemigos (de pega, pura fachada, todos en el fondo del fondo de sus corazones le quieren mucho, así es, algunos tardaron más en darse cuenta, eso es todo), intrigas y dudas.
Y unas naciones y compays presidentes de otros países que le dejan tirado para que él tenga que luchar solo contra los malos (hay que ver... ).
A la heroica Gran Bretaña la abandonaron a su suerte Francia y los USA (y Holanda y Bélgica y... ). Así que ella/ellos tuvieron que ganar la guerra solos contra los nazis demoníacos.
¿Y los rusos algo hicieron? ¿O no? Parece que no, aquí ni se les nombra. ¿Para qué, si fueron pura comparsa, chirigota gaditana, solo pusieron los muertos, más de veinte millones, dicen? Eso fue después, casi al final, cuando Winston ya se había hecho cargo y tomado las riendas del caballo. Él solo y sus súbditos fieles. Ya, por entonces, estaba todo ganado.
¿Y los rumores que dicen que hubo al principio ciertas dudas respecto a una posible alianza con los nazis diabólicos? Nada, imposible, Winston dijo que no y no, y a callar, que a los malos ni agua. Ya los conocía. No se equivocaba. Los vio venir con su habitual perspicacia y lucidez.
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Ferdydurke
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