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Críticas ordenadas por:
Suzume
Suzume (2022)
  • 7,1
    3.806
  • Japón Makoto Shinkai
  • Animación
8
Atractiva y con moraleja positiva
Nueva película de Makoto Shinkai, el cineasta que me fascinó con su película «Your name» (https://keizzine.wordpress.com/2017/04/16/your-name-kimi-no-na-wa/) hace seis años, y que se ganó el derecho a que fuera con grandes expectativas a ver su último trabajo. Mi diagnóstico a bocajarro: es tan bella y visualmente fascinante como aquella, pero no me llegó tanto. Quizá no soy tan japonés como tendría que ser para apreciarla en toda su dimensión.

«Suzume» tiene un ritmo alto, y sus dos horas de duración no pesan en absoluto. Está realizada como una road movie, y no es necesario ser un fan del anime para disfrutarla (yo no lo soy). No obstante, la primera mitad de la película es un tanto repetitiva, con Suzume y Souta abandonando Kyushu, cambiando de ambientes y cerrando puertas de un modo un tanto similar. La segunda parte me parece más interesante, se centra más en Suzume y su pasado sin resolver, con los problemas con su tía Tamaki, que la acogió como suya tras la muerte de su madre cuando Suzume tenía 4 años, y los reproches mutuos por la vida que su tía dejó de tener por ocuparse de ella.

Como en «Your name», el drama, el romance, la cultura japonesa y los fenómenos atmosféricos catastróficos van de la mano en esta historia. Y para mí todo funciona excepto el romance, que sí funcionaba en la anterior película. Pero más allá de todo eso, la película es de una belleza audiovisual despampanante. Una belleza intrínseca e indiscutible compuesta por una animación espectacular, aderezada por la exquisita banda sonora de Radwimps y Kazuma Jinnouchi, que nos hacen zambullirnos en un Japón melancólico y lleno de contrastes.

Shinkai nos sumerge en un país en constante estado de alerta, pues sufre con frecuencia desastres naturales, especialmente los terremotos. Y a partir de ahí aborda el duelo por la pérdida, de cualquier tipo, tanto los desastres ecológicos como las pérdidas personales o emocionales. Nos habla de la importancia de conocer y entender el pasado para poder superarlo y afrontar el futuro, utilizando la metáfora de cerrar las puertas, tanto las que llevan a otra dimensión como las heridas interiores.

Otro gran acierto de Shinkai es el desarrollo de los personajes y sus peculiaridades que los hacen entrañables, algo muy importante para que la película te interese. Suzume es una adolescente con la lógica incertidumbre sobre su futuro, pero además tiene que lidiar con un pasado que arrastra una herida muy honda. Luego está Souta, con su inquebrantable sentido de la responsabilidad. La tía Tamaki tiene un conflicto interior por su amor por Suzume frente a la sensación de haber perdido los mejores años de su vida cuidando de la niña. Y luego está el gato, del que no puedo decir mucho para no hacer spoiler, pero todos los personajes tienen su importancia, sus momentos mágicos, y todos son imprescindibles para el funcionamiento de la historia.

Además de todo eso, la película sirve como reclamo publicitario para hacer turismo por Japón. El viaje de los personajes por Tokyo y por las zonas rurales que visitan hacen que te crezcan las ganas de conocer Japón para aquellos que nunca han ido, o de regresar a aquellos que ya hemos tenido la suerte de visitar ese singular país. Las localizaciones brillan con luz propia, y la animación, como ya he dicho, es sublime. Te quedas literalmente embobado mirando la pantalla.

Makoto Shinkai nos hace entender cómo se vive en Japón con la constante amenaza de los terremotos, pero también nos hace mirar hacia adentro de cada uno, y nos recuerda la importancia del amor, que es el arma más efectiva contra la maldad. El cariño siempre resulta rentable y está en la esencia del ser humano. A pesar de eso, ya dije al principio que esta película no me ha conmovido tanto como lo hizo «Your name», pero puede que sea cosa mía. Y que no me emocionara a mí a ese nivel no significa que sea peor, es cuestión de gustos y de momentos.

«Suzume» me parece una de las mejores apuestas que hay ahora mismo en las carteleras. Yo la disfruté bastante, y creo que cualquiera con cierta sensibilidad la disfrutará también. Si además te interesa Japón, pues mucho mejor. Creo que es una película muy atractiva, a todos los niveles, y que se puede disfrutar a cualquier edad, y cualquier tipo de público. Si puedes, no te la pierdas.

https://keizzine.wordpress.com/2023/04/23/suzume-suzume-no-tojiman/
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El castigo
El castigo (2022)
  • 6,8
    1.365
  • Chile Matías Bize
  • Antonia Zegers, Néstor Cantillana, Catalina Saavedra ...
8
Película valiente y acertada
Dirigida por Matías Bize, esta película chilena discurre en tiempo real de principio a fin en lo que parece un interminable plano-secuencia que dura los 85 minutos del metraje del film en un ejercicio de estilo valiente y que logra atrapar al espectador que siente angustiosamente esa cámara que circula en torno a los personajes en ese bosque inquietante mientras pasas los minutos deseando que el niño aparezca detrás de cualquier árbol lo antes posible.

Lo que en un principio parece ser un thriller sobre el niño perdido y la importancia de recuperarlo lo antes posible, pues se hace de noche y el chico está (o debería estar) en el bosque con una simple camiseta de manga corta, termina desembocando paulatinamente en otra cosa. Poco a poco la carrera contrarreloj para encontrar a Lucas va dando paso a una reflexión sobre la maternidad.

En el fondo la película es eso. Una historia para poner encima de la mesa el significado de la maternidad, lo que representa ser madre, las renuncias que conlleva, las compensaciones, lo que influye en las relaciones de pareja, etc. A causa de la desaparición del pequeño Lucas, Ana y Mateo discuten sobre todas estas cosas. Especialmente brillante es el diálogo del cuarto de hora final en el que es inevitable que el espectador reflexione y termine tomando partido por una de las dos posturas, aunque desde mi punto de vista ambas son perfectamente entendibles.

Según empezó y se iba desarrollando la historia, me temía una película dolorosa, y afortunadamente no lo es tanto. Al menos, para mí no lo fue. Lo que sí hubo es intriga. La incertidumbre es muy fuerte. ¿Dónde coño está el niño? La madre al principio cree que se ha escondido para castigarles. Pero nadie lo encuentra, y el hecho de que aparezca su gorra en el suelo le da un punto mayor de suspense.

Indudablemente desde el principio uno se siente más identificado con el padre, que se muestra decididamente angustiado y arrepentido de haber permitido que dejaran al niño solo en el bosque como castigo. La madre en cambio aparece tranquila, al principio casi displicente, convencida de que el pequeño Lucas se está escondiendo a propósito por el resentimiento que tiene hacia ella. Pero poco a poco iremos sabiendo más cosas…

La potencia del film es innegable. En lo puramente formal, el hecho de que se desarrolle en tiempo real le añade un realismo absoluto, pero es que además el desarrollo de la historia dota a la película de una fuerza arrolladora por su mensaje, su temática y su ambiciosa realización. Hay pocos personajes en la película, y algunos de ellos no los vemos nunca, como la abuela del niño, que llama varias veces por teléfono para ver cuándo van a llegar a cenar. O la misma cámara, que para mí es un personaje más de la película, revoloteando detrás de Ana y Mateo y haciéndonos sentir que estamos allí, a su lado.

Con tan pocos personajes, es fundamental que los actores estén bien. Y vaya si lo están. La actuación de Antonia Zegers es sencillamente descomunal. Majestuosa actriz capaz de transitar por varios registros interpretativos al mismo tiempo, logrando una asombrosa credibilidad tanto cuando es una madre implacable como cuando se desmorona y saca a relucir el vulnerable ser humano que lleva dentro, lleno de dudas, desilusiones y frustraciones como madre, esposa y hasta hija. Esto es actuar, señores. Mi aplauso para ella.

Y a su lado, Néstor Cantillana, que cumple bien su función de estar a la altura del personaje, pero que inevitablemente queda ensombrecido por la inefable actuación de Antonia Zegers. Por otra parte, Catalina Saavedra también está bastante bien en el papel de policía.

En el fondo, se trata de una obra de teatro a cielo abierto, con la cámara constantemente al lado de los actores. Los diálogos son sencillos pero profundos y creíbles, y junto con los silencios (que también dicen muchas cosas) dosificados con sabiduría por Matías Bize, dota a la película de un intensidad pocas veces vista abordando el tema de la maternidad de un modo valiente y elocuente, aunque también devastador.

Me ha gustado mucho la película. Es de aquellas que no te esperas que te atrape pero lo hace y no te suelta durante días. Normalmente siempre digo que este tipo de películas no las recomiendo a todo el mundo por su singularidad y por lo poco convencional que es, pero en este caso me parecería difícil de creer que alguien en la sala no sea capaz de apreciar esta película. Aunque hay almas para todo, también es verdad.

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Gentlemen: Los señores de la mafia
The Gentlemen: Los señores de la mafia (2019)
  • 7,2
    25.857
  • Reino Unido Guy Ritchie
  • Matthew McConaughey, Charlie Hunnam, Hugh Grant ...
8
Para pasarlo en grande
Hay que celebrar el regreso de Guy Ritchie. El director gamberro y talentoso que nos ganó a todos con sus primeras películas y al que ya dábamos por muerto, ha resucitado. Olvidemos sus últimos trabajos, vergonzosos e indignos de su capacidad y disfrutemos del regreso de su humor negro, su construcción de personajes, sus diálogos, su ritmo desenfrenado y su indudable capacidad para entretener.

Por encima de todo, “The gentlemen” es puro entretenimiento. Luego podemos discutir si la película es mejor o peor, pero lo que es seguro es que uno se lo pasa en grando con ella. Recuerda mucho a sus dos primeras películas, pero aquí hay algo más de madurez, y se percibe desde la construcción narrativa, llena de saltos temporales, hasta la elaboración tan definida de los personajes que componen la historia.

Y es que los personajes son la clave de que todo funcione. Empezando por Fletcher (Hugh Grant), que desde su posición de poder que le da la información que tiene (es periodista) intenta sacar tajada mediante chantaje y nos presenta al resto de personajes de la partida: desde la propia víctima del chantaje, Raymond (Charlie Hunnam) hasta todos los demás miembros del juego, destacando el pintoresco personaje representado por Colin Farrell.

Ritchie sigue las directrices básicas de sus primeros filmes aunque en éste se nota un punto más de contención y madurez sin renunciar a sus frenéticos montajes y esa manera multiangular de contar la historia, tan característica de Tarantino. Y sus ingredientes no han variado: gansters de todo pelaje, tráfico de drogas, violencia, humor negro, amenazas, persecuciones, enredos… Y si le falta un punto de mala leche en comparación con sus primeras obras, sigue teniendo mordiente, y además le añade algunos giros de guión inesperados cuyo resultado vuelve a rezumar frescura cinematográfica.

Las canciones están muy bien puestas y este es un tema en el que también me ha ganado la película, pues suenan “Cumberland gap”, de David Rawlings, con los créditos iniciales, y luego “Vitamine C”, de Can, cuando se nos presenta al personaje de Rosalind. Solo por esas dos canciones ya se le puede poner un sobresaliente a la parte musical, pero es que además hay canciones de Cream, Roxy Music, The Jam… en fin, una gozada también para los oídos.

La película destila ingenio a pesar de visitar muchos lugares comunes de este tipo de cine, incluso del propio cine de Guy Ritchie. Pero está muy bien hecha y para los fans del director británico será un placer volver a disfrutar de su talento. Hay que hacerlo muy bien para volver a los viejos ingredientes y lograr que el producto tenga sabor a novedad.

La interpretación de los actores es fundamental para que los personajes funcionen. Y con el elenco de este film, la cosa no podía fallar. Versión original, por favor, una vez más es imprescindible para disfrutar plenamente del talento de estos gigantes de la interpretación. Hugh Grant está espléndido de verdad, personalmente es el que más me ha sorprendido. McConaughey está muy bien pero me sorprende menos. Charlie Hunnam (Hijos de la anarquía) está magnífico a pesar de tener que compartir muchos momentos de mano a mano con el inmenso Grant. Colin Farrell consigue elevar mucho el nivel del personaje un tanto secundario que interpreta. En cuanto a Michelle Dockery y Jeremy Strong, simplemente correctos.

Puntos negativos: no deja de ser una historia de mafiosos, liviana y de poco contenido. Un entretenimiento sin más. Algún personaje o subtrama tiene poco sentido. Por ejemplo, no entendí a qué viene lo de la chica yonki, me pareció gratuito. Aunque por otra parte, la escena en que van a rescatarla la disfruté mucho porque es puro Tarantino.

En definitiva, hay que ver “The gentlemen”. Si te gustaron las dos primeras películas de Guy Ritchie, tienes que verla. Es verdad que tiene un inicio menos trepidante de lo habitual, pero creo que eso le viene bien al film, que luego va cogiendo velocidad de crucero y subiendo el ritmo hasta el final. La historia no es gran cosa, aunque tiene giros de guión sorprendentes y está contada de modo muy original, pero algunas escenas, diálogos e interpretaciones son increíblemente disfrutables. Una película para pasarlo en grande, ¿qué más queréis?

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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jojo Rabbit
Jojo Rabbit (2019)
  • 7,2
    35.037
  • Nueva Zelanda Taika Waititi
  • Roman Griffin Davis, Scarlett Johansson, Thomasin McKenzie ...
8
La infancia invencible
El neozelandés Taika Waititi dirige esta parodia en la que nos muestra, con un estilo formal que recuerda inequívocamente a Wes Anderson, la última parte de la segunda guerra mundial y el horror de la misma y del antisemitismo de la época bajo el candoroso prisma de la mirada infantil de un niño de diez años que ha sido educado en los valores del nazismo y comienza a descubrir la vida cuando la sociedad alemana y todo lo que ha aprendido se empieza a derrumbar.

La película, a mi entender, tiene dos fases diferenciadas. Lo que hay antes y después de que Jojo descubra a la niña judía en su casa. La primera parte es pura parodia, con continuos toques de humor, una caricatura del nazismo, y el personaje del amigo imaginario adquiriendo mucha importancia en la vida de Jojo y en la propia película. Pero a partir de la aparición de la niña judía el film va perdiendo ligereza, la parte cómica va decreciendo, va ganando terreno la emotividad, y el personaje del amigo imaginario interpretado por el propio Waititi va perdiendo sentido, sus apariciones van siendo menos importantes, y hasta diría que su presencia sobra en la pantalla.

Siempre es escabroso hacer parodias de temas tan serios como la guerra, Hitler y el holocausto judío, pero creo que Waititi logra abordar el tema con naturalidad, tejiendo la crítica a través del humor y el absurdo, amparándose en la mirada de un niño pues a través de los ojos infantiles se aprecia más lo absurdo de esa ideología que escribió esa página tan negra de la historia de la humanidad.

Me ha convencido el trabajo de Waititi, pues su arriesgada propuesta corría grave peligro de convertirse en un esperpento, pero el neozelandés ha sabido dirigir con pulso certero y creo que ha logrado su objetivo, pues la sátira que ha creado se sigue con mucho interés a pesar de lo previsible de ciertas situaciones. Los dramas, por muy terribles que sean, son un poco menos dramáticos si los enfocamos a través de una mirada infantil. Nada sencillo lo que pretendía, y a mi entender muy bien logrado.

Es difícil ver esta película y no implicarte de algún modo en ella. Uno se siente niño de nuevo. A todos nos adoctrinaron de una u otra manera. Todos creímos en cosas que resultaron no ser ciertas. Jojo va despertando a la vida, y a medida que su ídolo va cayendo, van emergiendo otras cosas. El niño tiene que descubrir por sí mismo la verdadera cara de las cosas. Quizá es demasiado pequeño aún para gestionar el dolor, la pérdida, el amor… y eso solo hace que sea más sencillo que la ternura inunde las butacas.

Los actores están bastante bien en general. Sam Rockwell está a la altura de lo que yo siempre espero de él, ya que suele ser uno de los actores que más me gustan, y solo lamento que no tenga más escenas. Scarlett Johansson está bien, pero me parece excesiva su nominación para el Oscar. Quienes más brillan son Davis y McKenzie. Su interpretación es excelente, y sobresale aún más en las escenas que hacen juntos. Este buen trabajo conjunto es esencial, pues la película dependía de ello mucho más de lo que parece. Entre emocionar y pasar a lo grotesco solo había un paso, y gracias a estos jóvenes actores, la película termina siendo brillante.

El envoltorio estético es inmejorable. Magnífico el montaje, y muy acertada la banda sonora, con canciones que realzan mucho la película. Una película que empieza con Los Beatles y termina con David Bowie ya tiene un punto a favor.

En definitiva, “Jojo Rabbit” es una película sorprendente cuya verdadera dimensión seguramente se sabrá con el tiempo. Quizá la olvidemos pronto, o puede que se convierta en una película que gane mucho con los años. Ya veremos. Pero yo lo he pasado bien viéndola. Una película arriesgada, que merece el éxito que está teniendo. Una obra crítica disfrazada de parodia inofensiva, que se ve con mucho agrado y que a medida que se asienta en tu cabeza se va volviendo más punzante.

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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El oficial y el espía
El oficial y el espía (2019)
  • 6,9
    8.329
  • Francia Roman Polanski
  • Jean Dujardin, Louis Garrel, Emmanuelle Seigner ...
7
La integridad, esa rareza
Roman Polanski vuelve a deleitarnos con su manera de entender el cine a través de una historia real que sucedió en Francia, tejiendo un thriller de intriga bien construido, en un ejercicio de estilo que recuerda al cine de otro tiempo, lo cual personalmente celebro. La espectacular puesta en escena se enriquece con todos los elementos técnicos que dan lustre a la película, y Polanski dirige como en sus buenos tiempos, con un muy buen desarrollo de los personajes y manejando la trama con buen temple.

La película navega con sobriedad y contundencia, aunque los flashbacks en esta ocasión dificultan un tanto la inmersión del espectador en el film. Polanski nos va sumergiendo en las oscuras intrigas del ejército francés de la época a través de la investigación del teniente coronel Picquart, y lo hace de un modo firme y templado, con decisión y sin recurrir a efectismos.

Entiendo que haya gente que no le guste. Es una película francesa, dura algo más de dos horas, narra unos hechos antiguos que aparentemente no nos conciernen, no hay violencia, ni sexo, ni chistes, es una película que tienes que poner de tu parte para seguirla con interés. Pero me parece una obra muy bien construida, perfectamente ambientada y no se le puede poner un solo pero a nivel formal. Y a mi, incluso me interesó la historia y su desarrollo.

La presencia del personaje femenino interpretado por Emanuelle Seigner, que puede parecer que no aporta gran cosa a la historia, para mí es todo un acierto, pues nos permite conocer el lado íntimo y humano del protagonista de la película, a quien en todo momento vemos en su faceta profesional y militar, y solo en las escenas con Seigner podemos conocer a la persona que hay detrás del uniforme, y entender así sus motivaciones y su forma de actuar.

A mí me ganó la película desde el principio. Tiene un arranque muy potente, con esa escena inicial en el patio militar, con ese plano general en el que los soldados franceses llevan a cabo la degradación del oficial Dreyfus, que es despojado de sus galones y condenado allí mismo de un modo ceremonialmente humillante para un militar.

Quizá la última parte del film sea la que menos me convence. La parte en la que se enjuicia a Emile Zola, y luego de nuevo a Dreyfus, creo que podría haberme fascinado mucho más de lo que lo hace. Supongo que se trata de contar las cosas como fueron, pero de todos modos el final me dejó un tanto frío.

El ritmo es ágil, quizá demasiado, en una historia que salpica a muchos personajes y muchas situaciones. Tal vez un ritmo más pausado habría hecho que prendiera mejor la trama en el espectador, pero entonces se habría alargado demasiado el metraje. Quizá se pretenden contar más cosas de las que requieren los cánones cinematográficos habituales.

Ese ritmo alto y por momentos irregular, me parece lo más criticable de la película. Al margen de la traducción del título que se ha hecho en España, pero bueno, eso ya es una guerra perdida.

Por lo demás, a mí me ha gustado. La recreación de la época es deslumbrante, pero siempre está al servicio de la historia, nunca por encima de ella. Las imágenes son muy poderosas (Polanski, amigos) pero esa rotundidad estética no nos distrae de lo que nos está contando. Una película irreprochable en la que todo está cuidado hasta el último detalle, que me recuerda lo brillante que es mi director polaco favorito.

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16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
1917
1917 (2019)
  • 7,7
    51.094
  • Reino Unido Sam Mendes
  • George MacKay, Dean-Charles Chapman, Mark Strong ...
9
Una maravilla de película
La cámara de Mendes nos hace acompañar a los dos jóvenes soldados por ese campo francés lleno de trampas y enemigos visibles e invisibles en una lucha contra el tiempo para lograr un objetivo. Sufrimos con ellos el agobio del camino por las angostas trincheras, el miedo a cada paso, luchando contra el horror, sin más opciones que seguir adelante. Barro, piedras, zanjas, ríos, ratas, cadáveres en el suelo, bombas y disparos, momentos de tensión asfixiante de la que no puedes escapar. Esto no es ver una película de guerra, es vivirla. Es pasar un rato dentro de la guerra.

Salí ayer del cine pensando que era una suerte que no tuviera que escribir esto hasta el día siguiente, porque estaba tan emocionado con lo que acababa de ver que seguro que exageraría, así que era mejor dejar pasar un día, que todo se posara y tener hoy una perspectiva más clara y desapasionada. Pero me temo que no va a haber mucha diferencia. Cuanto más pienso en la película, mejor me parece. Porque cuando la estás viendo disfrutas de su técnica, y no puedes evitar asombrarte ante lo maravillosamente bien ejecutado que está todo. Pero luego al recordarla te das cuenta de que es mucho más que eso. No es solo un prodigio técnico, es una obra maestra desde todos los puntos de vista que la quieras enjuiciar.

Es tan buena, que creo que cuanto menos escriba de ella, mejor. No hay cosas reseñables porque todo es perfecto. Hacía tiempo que no veía una película en la que la música tuviera tanta calidad y estuviera tan bien acoplada a lo que se ve. Hacía tiempo que no me impresionaba tanto una fotografía como la que se ve aquí, especialmente en las escenas nocturnas. Es que no se puede resaltar nada, cuando todo es perfecto simplemente hay que disfrutarlo.

Los actores, por supuesto, también están muy bien. Los dos principales protagonistas son actores de poco renombre lo que quizá ayuda a que el público empatice más con ellos, mientras que los pesos pesados de la interpretación aparecen muy poco (aunque de manera muy brillante). Hablo de Colin Firth, Andrew Scott y Benedict Cumberbatch.

Siendo, como es, una película bélica, San Mendes nos sabe hablar de la vida, de lo frágil que es, de lo vulnerables que somos, de lo cercana que está siempre la muerte. Cadáveres por todas partes, gente que muere en un segundo, pero también niños que nacen, brazos que los cuidan, la leche que los alimenta. Y se habla de la lealtad, de los vínculos que somos capaces de establecer, de la amistad que brota incontenible. Uno ve la película con el corazón encogido, y se emociona con la emoción de los personajes.

La maestría de Mendes hace que durante las dos horas que dura el film el espectador permanezca absolutamente inmerso en la película a pesar de que la trama no ofrezca muchas posibilidades y de asumir el riesgo de contarlo todo en un pseudo plano secuencia. Porque lo normal es que el espectador se canse, porque no puede subir la tensión narrativa eternamente, pero Mendes lo maneja con absoluta brillantez y va distribuyendo la intensidad con gran destreza, incluso metiendo algunos momentos de descanso como el de el encuentro con la niña o el de los soldados con el salmo. Es, de verdad, una auténtica barbaridad la dirección que hace el señor Mendes.

“1917” es una película maravillosa. Siento que todas las palabras que he escrito, y todas las que podría haber escrito, están de más. Hay que verla, disfrutarla y, si sois tan impresionables como yo, agradecer a su creador este regalo. Vivirla en una sala de cine es una experiencia que no os debéis perder (supongo que verla en la tele será otra cosa).

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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de un matrimonio
Historia de un matrimonio (2019)
  • 7,2
    33.148
  • Estados Unidos Noah Baumbach
  • Scarlett Johansson, Adam Driver, Laura Dern ...
8
El naufragio no es el final
La última película de Noah Baumbach se llama historia de un matrimonio pero en realidad es la historia de un divorcio. Cuando empieza la película, la pareja ya está en pleno proceso de separación, pues acuden a un mediador para tratar de reconducir lo que ya es irreconducible. A partir de ahí, los abogados, la disputa por estar con el hijo, las pretensiones económicas, todo ello irá fracturando más y más la relación hasta producir una explosión de reproches y rencor.

Baumbach construye una historia emocionante sin grandes efectismos. A los cinco minutos de película ya conoces y te has enamorado de los dos protagonistas, gracias a las cartas que ambos escriben sobre el otro, a petición de un mediador que tratará en vano de salvar el matrimonio. De este modo, el director nos presenta a los protagonistas de un modo rápido y efectivo, dándonos mucha información útil sobre ellos. En seguida sabemos por qué se enamoraron, qué cosas admiran el uno del otro y esas pequeñas cosas tan especiales que todas las parejas tienen. Son dos cartas preciosas que no llegan a leerse el uno al otro porque ella se niega a hacerlo, pero cuyo contenido sí conocen los espectadores.

La película es un viaje por las entrañas de una relación de pareja. Las relaciones nunca son perfectas, siempre hay uno que lleva las riendas y otro que se deja llevar, siempre se van produciendo situaciones que uno deja pasar pero erosionan, y siempre se termina agotando. Pero es precisamente en esta parte final, cuando todo es resentimiento y destrucción, la que Baumbach nos propone visitar, y vemos que incluso transitando por los ángulos sinuosos y oscuros de la separación, el amor aún puede estar presente, que se puede seguir amando a alguien aunque la relación ya esté completamente agotada.

La narración se aparta un pco de lo convencional. Vamos pasando por épocas concretas a través de elipsis en cada una de las cuales vemos el momento emocional en el que la pareja se encuentra, sus situaciones anímicas y el modo en que ambos sobrellevan las cosas y tratan de encontrar el equilibrio entre la ruptura legal, la ruptura sentimental, la necesidad de empezar una nueva vida, y el problema del hijo en común. Es una película de escenas. Hay varias escenas pontentísimas, inolvidables, que compensan esos saltos, a veces abruptos, entre ellas.

He escuchado por ahí que esta película es una versión moderna de “Kramer contra Kramer” y estoy en absoluto desacuerdo. Sin entrar a valorar cuál es mejor que otra, aquella se centraba en el hijo, mientras que ésta se centra en la relación entre los padres. El tema de que haya un hijo de edad parecida y cierto conflicto por el reparto de visitas (que no por la custudia, como en la película de Benton) no es suficiente similitud. Aquí el film ahonda más en el lado emocional de los padres, lo que es una relación de pareja con su magia pero también con su parte corrosiva, esa que hace que uno de los dos pierda inevitablemente su identidad por acomodarse al otro, y también esa desesperación al ver que el otro se va transformando y no hay nada que hacer para evitarlo.

Este camino escabroso por las tripas de una relación nos lo muestran los actores protagonistas de un modo admirable. Driver y Johansson están a un nivel muy alto (más él que ella, en mi opinión) pero también es verdad que las escenas que les prepara Baumbach son un caramelito para cualquier actor. A poco que tengas algo de talento interpretativo, esas escenas son la oportunidad perfecta para lucirte. Yo destacaría aún más a Laura Dern, que firma una interpretación sensacional de abogada arrolladora y sin escrúpulos. Está perfecta. Y no puedo terminar de repasar a los actores sin mencionar a dos que, más allá de que estén bien o mal (están bien, por supuesto), es la alegría que me da volver a verlos en la pantalla después de muchos años sin disfrutarlos. Hablo de Alan Alda y Ray Liotta, que aparecen en pocas escenas pero desde luego en ese poco rato que salen se ponen al mando de la película. Muy grandes.

La película es indudablemente dramática, pero no se recrea en ello ni tiene el almíbar tan caracteristico en este tipo de films. Está aderezada con varios toques de humor, un par de números musicales un tanto discutibles y amenaza un par de veces con convertirse en un drama judicial, pero finalmente no es así, pese a lo cual nos deja claro el terrible sistema judicial americano para este tipo de cosas. A los abogados los pega un buen palo, pero sobre todo al sistema judicial en general, pues además del dolor de separarte, te cuesta un riñón hacerlo. Y si quieres la custodia tienes que demostrar que tienes dinero para mantenerlo, pero entonces puede que tengas que pagarle al cónyuge una pensión para compensar. Se le quitan las ganas a uno hasta de divorciarse.

En la parte negativa de la película hay poco que decir. Personalmente pienso que, pese a que los protagonistas están muy bien, creo que con otra pareja de actores quizá se habría destilado más química. También (y esto es muy personal) creo que el niño está muy lejos de conmover, me resulta un tanto repelente y aporta muy poco a la historia. El guión es interesante pero creo que bastante mejorable. Y por más que pienso no se me ocurren más cosas negativas que decir.

No puedo evitar sentirme encandilado por películas como ésta. Es un film cargado de emotividad, naturalidad y resulta imprevisiblemente creíble. Sin duda, la mejor película de Baumbach hasta el momento. Una obra sólida y conmovedora, que hay que ver en el cine, pues me imagino que vista en un dispositivo con Netflix tiene que ser mucho más difícil meterte dentro de ella, lo cual es fundamental para vivirla como es debido.

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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El irlandés
El irlandés (2019)
  • 7,2
    38.071
  • Estados Unidos Martin Scorsese
  • Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci ...
8
El placer de reencontrarnos con Scorsese
Mastodóntico film de tres horas y media de duración en las que Scorsese se homenajea a sí mismo, especialmente en la primera parte de la misma, repleta de escenas que parecen sacadas de un recopilatorio de sí mismo, con su inconfundible puesta en escena, su ritmo narrativo tan peculiar, la música cuidadosamente seleccionada, y claro, que no falte esa voz en off. Por si todo esto fuera poco, todos sus intérpretes fetiches forman parte del elenco de la película. Ya lo tenemos todo.

He de decir que estoy en un término medio entre aquellos que piensan que esto es una obra maestra y los que hablan de película profundamente decepcionante, pero mucho más cerca de los primeros que de los segundos. A mí me decepcionó un poco porque es inevitable, porque de la grandeza de Scorsese siempre espero lo máximo, pero también es indudable que la disfruté muchísimo y que su largo metraje es un magisterio cinematográfico por parte del mítico cineasta.

Lo más chocante de la película, por supuesto es el tema del rejuvenecimiento digital. Esta técnica empleada para que actores que rondan los ochenta años interpreten personajes que no llegan a los cuarenta, todavía no está tan lograda como para que no te chirríe. Las primeras escenas en las que ves a De Niro y Pesci cuando se supone que tienen treintaytantos años te quedas descuadrado, porque se les nota mucho e inevitablemente le quita realismo a la película. No puedes evitar prestar más atención a la cara retocada de De Niro que a la propia historia. Y sobre todo que se nota mucho que la cara está rejuvenecida artificialmente pero los movimientos corporales son de octogenario. La escena en que De Niro se supone que da una paliza al frutero es un poco vergonzosa.

Pero a medida que avanza la película te vas olvidando de eso y logras centrarte más en la historia. Además, a medida que los personajes envejecen, los actores tienen más margen para brillar porque cada vez se van pareciendo más a ellos mismos y pueden desarrollar mucho mejor su talento.

Otro pequeño problema que tuve es que no logré conectar del todo con la película, con la historia y con los personajes. Me gustó mucho, pero siempre viéndolo desde fuera, no me integré en el film, no empaticé con los personajes. Supongo que en parte es por el problema de la digitalización que acabo de explicar, pero también por el propio desarrollo de los personajes, a los que siempre vemos como mafiosos o su faceta más profesional, sin que lleguemos nunca a conectar con ellos como seres humanos, salvo en la última parte con De Niro, y no del todo.

Por lo demás, la película rebosa calidad por todas partes. Scorsese demuestra que es un maestro detrás de la cámara y cada escena es un cursillo de cine. Los diálogos, sin tener la brillantez de otras películas suyas, también se te quedan para siempre. Y seguro que con el tiempo la gente recordará aquella pequeña discusión entre Pacino y Stephen Graham sobre si es falta de educación llegar tarde a partir de diez minutos o de quince, por poner un ejemplo.

El tema interpretativo es también un punto a favor. Cuando dejas de ver las caras digitalizadas y puedes empezar a apreciar las interpretaciones, éstas son de muy alto nivel. De Niro está bastante mejor que en sus últimas interpretaciones (aunque también lejos de las mejores), Pacino rebaja un punto su tendencia a la sobreactuación y tiene escenas magníficas en su papel de Hoffa. Y por encima de todos impresiona Joe Pesci. Nada que ver con su papel tantas veces visto, en esta ocasión nos brinda un memorable trabajo de contención, de matices, jamás levanta la voz y nos regala el personaje más sólido y creíble de la película. A estos tres grandes se le suman otros rostros conocidos y que también rinden a muy buena altura como el siempre espectacular Stephen Graham, el también retocado Harvey Keitel, y también aparecen Bobby Cannavale, Anna Paquin, Ray Romano y hasta Steve Van Zandt tiene un breve papel interpretando a un cantante de la época.

Pero no es solo una película de gansters. “El irlandés” en su última parte nos habla de la vejez, del deterioro físico, del ocaso de la vida, de la angustia ante la cercanía de la muerte. Y es entonces cuando se hace más sencillo conectar con la película. A pesar de que todos los que llegan a viejos en el film han sido unos hijos de puta, nos da pena verles en ese estado. El sentimiento de culpa del personaje de De Niro por no haber sido mejor padre, nos produce, por primera vez en toda la película una emoción de conexión con el personaje. Y el cierre del film que hace Scorsese me parece magistral.

Gran película, más allá de las expectativas que cada uno tuviera. Su verdadera dimensión la apreciaremos con el tiempo. “El irlandés” deja un poso melancólico que no se termina de quitar. El crepúsculo del cine de gánsters, el crepúsculo de Scorsese, y también nuestro propio crepúsculo. Una película potente y madura, de una factura impecable, puro arte cinematográfico. Quizá no sea lo que esperábamos, pero estoy convencido de que añoraremos este cine cuando Scorsese ya no esté para deleitarnos con obras como ésta.

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puñales por la espalda
Puñales por la espalda (2019)
  • 7,2
    47.393
  • Estados Unidos Rian Johnson
  • Daniel Craig, Ana de Armas, Chris Evans ...
7
Jugamos al cluedo?
Película de éxito asegurado, ésta de Rian Johnson, ya que está muy bien hecha, cuenta con un elenco de actores espectacular, y trata sobre el siempre fascinante asunto de un muerto y múltiples sospechosos, algo que siempre ha funcionado, tanto en las novelas como en las películas. Un claro homenaje a Agatha Christie y todos los detectives que a lo largo de la historia nos han deparado tantos momentos inolvidables, desde Hercules Poirot hasta Colombo.

Rian Johnson nos demuestra lo que ya todos deberíamos saber, que no es incompatible hacer una película para el gran público que además tenga alta calidad cinematográfica. Que hay películas que, si se hacen bien, pueden hacer disfrutar tanto al espectador que no le importa entrar a la película diez minutos tarde para hacer la cola de las palomitas como al que va a ver películas de arte y ensayo. Pues bien, esta es una de esas películas, aunque sin duda está más cerca del gusto de los consumidores de blockbuster que de los cinéfilos.

La película está más cerca de la comedia que del cine de suspense, pues hay un tono de parodia en el film que no permite que te la tomes realmente en serio. La caricaturización de algunos personajes (empezando por el detective) y el evidente toque cómico que tiene la cinta hace que haya cierta intriga pero nunca la tensión que tienen algunas películas de suspense que hace que las veas agarrado a la butaca. Aquí es todo distendido, y lo ves con una sonrisa desde el principio hasta el final.

Por supuesto, como pasa siempre en este tipo de películas, las cosas nunca son como parecen, y al final se descubre que no ha sido quien pensábamos sino quien menos se podía uno imaginar. Pero esto es precisamente lo fascinante de este tipo de películas o novelas, esta sorpresa final que nos devuelve a la niñez, como cuando veíamos a un mago hacer un truco que no podíamos ver. Del mismo modo, en estas historias, el detective ha visto lo mismo que nosotros pero lo ha analizado de forma diferente para llegar a una conclusión acertada que se nos había escapado. Así salimos del cine contentos, como los niños cuando han visto un truco de magia.

Como dije al principio, una de las claves de que la película funcione es el plantel de actores que se nos presenta. Algo que ya nos tira mucho a la hora de elegir la entrada qué película compramos. En “Puñales por la espalda” están ilustres veteranos, maestros de la interpretación como Christopher Plummer, M. Emmet Walsh o Frank Oz, otros veteranos pero no tanto como los anteriores que hacía mucho que no veía en la pantalla como Jamie Lee Curtis o Don Johnson; luego está Toni Collette, que siempre estará en mi mente como la protagonista de “La boda de Muriel” y a quien no veía en pantalla desde “Pequeña Miss Sunshine”; está también Michael Shannon, que es uno de mis actores favoritos de la actualidad, la guapísima Ana de Armas, el ya mencionado Daniel Craig, y tambiéns salen Chris Evans, Katherine Langford, Keith Stanfield, Riki Lindhome… en fin, un equipazo.

Además del suspense y la parodia, la película también es una sátira sobre la sociedad y sus prejuicios con los inmigrantes. A Marta, la asistenta del escritor fallecido, todos la tratan bien y se ofrecen a ayudarla de un modo condescendiente, pero en realidad nadie sabe (ni les importa) si es ecuatoriana, paraguaya, uruguaya o brasileña. Junto a esto, por supuesto, el poder del dinero. Los vergonzosos familiares de Harlan Thrombey sienten muy poco dolor por la muerte del patriarca, muy poco cariño los unos por los otros y mucha emoción por la herencia que les quedará.

La película dura algo más de dos horas, pero no se hace pesada puesto que hay continuas sorpresas y giros inesperados, y las ganas de saber qué ha ocurrido en realidad no te permiten aburrirte. Lo que sí considero un pequeño punto en contra es el excesivo y puntilloso recorrido por todos los estereotipos del género, sin aportar algo novedoso al mismo. Pero bueno, por otra parte tampoco me importa mucho, pues en el fondo uno espera esos estereotipos en una obra de esta clase.

Resumiendo, una película muy recomendable para pasar un buen rato, apta para cualquier público, en la que destaca el tremendo reparto (especialmente sorprendente, al menos para mí, Ana de Armas), especialmente degustable para los amantes del género de misterio, divertida y muy entretenida. Mientras salían los títulos de crédito y sonaba el “Sweet Virginia” de los Rolling Stones no podía evitar pensar en lo bien que me lo pasaba hace años jugando al Cluedo. Si alguien quiere una partida, que me avise.

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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parásitos
Parásitos (2019)
  • 8,0
    63.260
  • Corea del Sur Bong Joon-ho
  • Song Kang-ho, Lee Sun-Kyun, Jang Hye-jin ...
9
Insólita y brillante
El surcoreano Bong Joon-Ho ha sorprendido al mundo con esta película difícilmente clasificable. Es un thriller, es una comedia negra, es una crítica social, es drama, es una absorbente fusión de estilos, visualmente espectacular pero también reflexiva. Una película repleta de ingenio, en el que la tragedia se trata con humor e ironía, y el tradicional tema de la lucha de clases se afronta con lucidez logrando que el espectador se sienta estimulado por lo que ve y se meta con suma facilidad en la historia.

Lo primero que hace Joon-Ho es presentarnos a las dos familias, de cuatro miembros cada una: padre, madre, hijo e hija. Comenzamos a ver a la familia pobre. Desde el primer fotograma nos queda clara su situación. Lo primero que hacen es tratar de robar la wifi a los vecinos, porque les han cortado el teléfono por falta de pago. Viven en un semisótano donde abundan los bichos, y desde su ventana ven la vida por encima de ellos, con vagabundos que se mean enfrente suyo. Cuando llega una fumigación en la calle, en lugar de cerrar las ventanas para que no les entre, las dejan abiertas para que también mueran los bichos de su casa. Está claro, es una familia que se encuentra abajo del todo, en todos los sentidos.

Cuando Ki-Woo llega a la casa de los Park para comenzar a trabajar allí, vemos la otra cara de la moneda, la segunda familia. Una casa enorme, deslumbrante, con grandes espacios, reluciente y llena de comodidades. Con empleada de hogar y chófer. Los Park viven en una casa que se encuentra en lo alto de una pendiente. La familia de Ki-Woo, en un semisótano, en la parte baja. Joon-Ho enfatiza de este modo la diferencia social entre los que están en la cima y los que están abajo del todo.

La puesta en escena y la dirección de Joon-Ho deslumbran continuamente. Su destreza con la cámara dota al film de una embriagadora belleza visual, incluso en las escenas más lóbregas y sucias hay una belleza artística, una composición estética que deleita y hace más grande la experiencia del espectador, aumenta su sensación cinematográfica. Si a esto le añadimos una propuesta narrativa espectacular, repleta de giros de guión y de personajes extraordinariamente bien desarrollados, no es de extrañar que el afortunado espectador asista a la proyección del film totalmente entregado a lo que sucede en la pantalla.

La parte central del film es excelente, cuando las dos familias se complementan y los unos se hacen dependientes de los otros, y viceversa. Y de la tercera y última parte intentaré no decir mucho, pues es muy importante no desvelar lo que sucede cuando todo lo que se ha ido cocinando estalla. Supongo que a esta parte final es a la que más pegas se le pueden poner, aunque honestamente me parece que era muy complicado resolverla y darle un remate apropiado. Personalmente, creo que pudo ser mejor pero tampoco me parece un mal final.

Para que todo funcione como funciona también era necesario que los actores estuvieran bien, y vaya si lo están. Todos y cada uno de ellos rozan la excelencia dotando a sus personajes de la suficiente vida como para que todos sepamos cómo son cada uno de los ocho, en muy poco tiempo.

Bong Joon-Ho se disfraza a ratos de Hitchcock y a ratos de Berlanga, y nos regala una obra redonda, un film que sin duda se convertirá en película de culto. Repleta de secuencias insólitas, “Parásitos” nos estimula y nos desconcierta durante dos horas y cuarto realmente fugaces. No creo que haya una película asiática (y además con una gran carga de crítica social coreana) que los occidentales podamos asumir y entender más que ésta, quizá porque la realidad oriental y la occidental cada vez se parecen más.

Peliculón, sin reservas. “Parásitos” te atrapa, mantiene siempre la tensión in crescendo, y no decepciona cuando se produce el clímax. Por supuesto que tiene cosas negativas, pero son tan pequeñas que es facilísimo perdonarlas. Una película extrañamente bella para ser un thriller, con espectaculares interpretaciones que quedan eclipsadas por un guión sobresaliente y una dirección sencillamente magistral. Hasta ahora he intentado disimular pero finalmente he de admitir que me ha gustado mucho la película.

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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato de una mujer en llamas
Retrato de una mujer en llamas (2019)
  • 7,4
    14.274
  • Francia Céline Sciamma
  • Noémie Merlant, Adèle Haenel, Luàna Bajrami ...
9
Eso que llaman eramorarse
Celine Sciamma, que ya me pareció una directora de mucho talento cuando la descubrí en “Tomboy”, dirige esta película en la que elabora un alegato feminista sutil y elegante, mostrando las dificultades para ser mujer en el siglo XVIII, y para desarrollar la sexualidad libremente, que se termina convirtiendo más que en todo eso, en una bella y poderosa obra de emociones contenidas que nos embriaga y conmueve.

La espléndida fotografía y la casi absoluta ausencia de música nos obliga a adentrarnos en la película. Los sonidos de los pasos en el suelo de madera, el crepitar de la leña en la chimenea, el viento en los acantilados, todo lo que escuchamos nos hace vivir la historia, pero también lo que no escuchamos, la elocuencia de los silencios y esas miradas que dicen mucho más que cualquier palabra. La película rebosa sensualidad y sensibilidad, es sumamente poética y una maravilla estética.

No aparecen apenas hombres en el film. Y cuando sale alguno, desentona. Marianne da clases de pintura a chicas, y las cuatro protagonistas y habitantes de la casa con cuatro mujeres. Es su situación y su sentir lo que importa. En una época en que a las hijas de las familias de clase alta se les hacía un retrato para enviar a sus presuntos pretendientes, y así poder casarlas, sin que su opinión contase para nada. Una época en que las pintoras apenas podían dedicarse a otra cosa que no fuera hacer retratos de encargo, y la mayoría de obras tenían que firmarlas con pseudónimos masculinos. Todo esto se refleja perfectamente en la película, y muchas otras cosas, como el problema de los embarazos no deseados.

Todas las mujeres de la película se enfrentan a problemas tremendos, y lo peor de todo es que no pueden hacerlos visibles. La chica embarazada tiene que abortar y además conseguir que nadie se entere. La hija recién salida del convento no quiere casarse pero tiene que hacerlo por el bien de su familia. La madre que sabe que su hija no será feliz pero debe sacrificar eso para poder mantener su posición económica. La pintora que sabe que nunca será reconocida como los hombres. La atracción sexual que sienten las dos protagonistas y que deben ocultar, primero entre ellas mismas y luego ante los demás. Todo es un quiero y no puedo. Pura represión social plasmada en la pantalla con un encanto y una sutileza maravillosa.

La película está repleta de escenas llenas de lirismo y simbología. Cuando Marianne toca unas pequeñas notas en el piano para Heloise, la noche en que ellas dos junto con la criada hablan sobre el mito de Orfeo y Eurícice, que luego se recrea en la despedida final de las dos enamoradas, la preciosa escena en que Heloise le pide a Marianne que la dibuje un retrato de ella misma y se lo dibuja en una página del libro, el posterior descubrimiento por parte de Marianne de un retrato de Heloise en el que está con ese mismo libro entreabierto por la página 28, que es en la que ella le pintó su autorretrato… en fin, son muchas las escenas emocionantes y poéticas.

No es la típica película de lesbianas en la que no paran de salir escenas de cama, esta es una película de sentimientos, de dos enamoradas, de un amor imposible entre dos personas que no pueden desarrollarlo por ser del mismo sexo en una época en que esto era imposible de realizar. Pero eso no es lo relevante. Podría ser la historia de un amor entre dos hombres, o entre un hombre y una mujer, en esa época o en cualquier otra, y la película sería igual de deslumbrante.

Celine Sciamma nos sitúa en el lugar de las dos protagonistas mostrándono lo que ellas ven. Planos cortos de rostros, miradas, nos hace fijarnos en lo que ellas se fijan. La belleza de sus rostros, la fuerza de sus miradas, el brillo de su piel, todo lo demás es accesorio, todo lo demás sobra. Nos hace ser ellas de tal manera que al acabar la película se nos quedan grabadas las mismas imágenes que siempre recordarían las dos protagonistas de ese amor.

No obstante, la película no es para cualquiera. El ritmo pausado y el exceso de detalles preciosistas hará que al público medio le cueste integrarse e interpretar el film debidamente. No es una película para pasar el rato, y si necesitas que te lo pongan fácil es mejor que no vayas a verla.

Pero igual que digo que no es la típica película de lesbianas, tampoco es la típica película de época, pues lo que muestra es un sentimiento universal de amores imposibles y personas que luchan por ser lo que no les permiten ser. En definitiva, película preciosa, muy bien interpretada y magníficamente dirigida. Un film de pasiones desbordantes pero al mismo tiempo delicado y delicioso, una narración tan sencilla como exquisita. Una caricia hecha cine.

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42 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras dure la guerra
Mientras dure la guerra (2019)
  • 6,8
    26.852
  • España Alejandro Amenábar
  • Karra Elejalde, Eduard Fernández, Santi Prego ...
6
Bien, pero no termina de convencer
Drama histórico en el que Alejandro Amenábar nos traslada a la ciudad de Salamanca durante los primeros días de la Guerra Civil. En la película, Amenábar nos muestra por un lado las intrigas entre Millán-Astray (Eduard Fernández) y Franco (Santi Prego) por hacerse con el poder del bando nacional, y por otro la figura de Miguel de Unamuno y el modo en que su relación con sus amigos, sus hijas, y hasta su nieto, en el marco del incipiente poder fascista en España va haciendo que paulatinamente cambie de opinión sobre el Movimiento.

Siempre que se hace una película de este tipo, se sabe que la mayoría de espectadores van a enjuiciarla más desde un punto de vista político que cinematográfico. Supongo que es inevitable, pero yo me aparto, o lo intento, y solo me interesa lo estrictamente cinematográfico. No me interesa si cuenta lo que pasó, como pasó, o lo hace de un modo tendencioso, o arrima el ascua a su sardina. Para mí es una película, nada más. Que habla de la guerra civil española como podría hablar de la batalla del Peloponeso. Me parece mucho más interesante el tema de Unamuno, sus contradicciones, su posición ante las cosas, su lado humano, el modo en que conjuga sabiduría y bonhomía. Y tampoco sé si su retrato se ajusta a la realidad, pero el personaje me interesa.

No es una película bélica. Aunque está ambientada en la época de la Guerra Civil, no se ven batallas, apenas se escuchan algunos tiros por ahí, pero no se ve a nadie dispararle a nadie. El conflicto apenas ha empezado, aún no hay una idea clara de las cosas, en el bando nacional no tienen claro si nombrar un sustituto del General Sanjurjo, que era el líder inicial del Movimiento pero ha muerto en accidente aéreo, o nombrar una junta de generales y que ellos tomen el mando de un modo consensuado.

Y mientras se cuece todo eso, en Salamanca Unamuno discute diariamente sobre el conflicto con sus amigos Atilano (Luis Zahira), un cura masón, y Salvador (Carlos Serrano-Clark), un antiguo alumno de Unamuno, abiertamente republicano. Asimismo, don Miguel tiene desencuentros con sus hijas (especialmente con una de ellas) por su posición ante la guerra. Los terribles hechos hacen que Unamuno vaya cambiando de opinión, y junto a este cambio de opinión vamos viendo a un Unamuno cada vez más humano, más comprensivo y menos radical.

Amenábar nos muestra un Unamuno muy deteriorado, apenas unos meses antes de su muerte. Un señor entrañable, enormemente culto, educado, pero también tozudo, vanidoso, rozando la misantropía, minusvalorando a casi todos (incluso al propio Franco, la primera vez que lo se lo presentan, le parece un don nadie), pero también un melancólico, que sueña con su mujer continuamente, y es feliz haciendo figuritas de papel para su nieto mientras se le escapa la vida.

Definitivamente, la trama política es mucho más floja que la que retrata a Unamuno. Más allá de que haya más o menos rigor histórico en lo que cuenta, la parte política del film no cala ni para bien ni para mal. Falta profundidad en la historia, y llaman mucho más la atención los personajes que la conforman que la historia en sí.

Lo mejor, de largo, son las interpretaciones y las caracterizaciones. En este último apartado, la labor ha sido extraordinaria. Y en cuanto a los actores, los tres principales protagonistas están perfectos. Destaca notablemente Karra Elejalde, es muy evidente su magnífico trabajo, en un papel que a priori no parecía muy adecuado para sus características y que sin embargo resuelve con mucha dignidad. Junto a él, Eduard Fernández recrea con solvencia el personaje inquietante de Millán-Astray regalándonos un par de escenas para el recuerdo, y Santi Prego es la revelación de la película con su interpretación cuidada y sutil de Franco.

Obviamente, la parte mollar de la película no podía ser otra que el célebre discurso de Unamuno en la Universidad de Salamanca delante de los grandes jerifaltes del bando nacional. Es la parte que todos esperábamos, y me dejó un tanto frío. Me esperaba algo más de épica, no habría estado de más que Amenábar se hubiera tomado alguna licencia de guión (como sí hace en otras fases del film) para añadirle pimienta a la escena.

Mi resumen es que es una buena película, que aporta una mirada original a la guerra, pues se ve desde el punto de vista de Unamuno que era un hombre contradictorio (un republicano católico y de derechas), narrada con un ritmo adecuado, pero a la que, para mí, le falta fuerza. No es una película que emocione, no es una obra que te llegue dentro. Te cuestra encontrarle defectos porque está muy bien hecha, pero no es una obra que te deje marca, ni mucho menos.

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0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joker
Joker (2019)
  • 8,0
    72.315
  • Estados Unidos Todd Phillips
  • Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz ...
9
La película del año
Todd Philips, cuya carrera cinematográfica no me ha interesado nunca (Resacón en Las Vegas y películas de es tipo, que yo sepa), me ha sorprendido agradablemente con esta película muchísimo más potente y reflexiva de lo que cabía esperar del tema y de quien la dirige. Este “Joker” de Philips es una obra abrumadora e impactante, magnífica en lo formal pero repleta también de contenido. Ya adelanto que me ha encantado, por si aún no se me nota.

La película lo tiene todo. Una dirección impecable, unas interpretaciones insuperables, un ritmo perfecto, una música adecuada, la duración exacta a lo que la historia propone (dos horas justas), la dosis justa de espectáculo y la dosis justa de introspección, todo ello aderezado con un desarrollo de personajes perfecto y un excelente guión. Con todo esto, no hay espectador que no se sienta incorporado a la película, que atrapa tanto al cinéfilo más exigente como al que va al cine una vez al año.

Philips usa al personaje de Arthur Fleck para arremeter contra la sociedad actual que margina y humilla a los perdedores, una sociedad en la que los políticos carecen de escrúpulos y los medios de comunicación no tienen inconveniente en destrozar a cualquier persona con tal de generar audiencia. Arthur Fleck solo quiere hacer reir y cuidar a su madre, pero solo recibe golpes de todo tipo, por lo que el uso de la violencia como respuesta obtiene la empatía del espectador, del mismo modo que la logra dentro del propio film, en el que se producen manifestaciones populares a favor del payaso asesino.

En el Gotham gris y decadente (Nueva York años 70, diría yo) que crea Philips, todo se va volviendo paulatinamente más sórdido y estremecedor. No es un thriller típico de ritmo alto en el que la tensión te tenga en vilo, la película te va atrapando despacio pero cada vez con más intensidad. Sentimos vívamente la angustia de Arthur, entendemos su dolor, compartimos su ira, le acompañamos en su transformación desde el hombre frustrado que no puede reprimir su carcajada fruto de una enfermedad mental hasta el hombre seguro de sí mismo que finalmente ríe con razón cuando las consecuencias de sus actos dejan de importarle.

Joaquin Phoenix y su personaje lo son todo en la película. No se si hay alguna escena en la que no aparezca. La cámara está con él continuamente, desde la primera escena en la que se le ve maquillándose para trabajar hasta el final. Phoenix está descomunal en un papel que le viene perfecto para su personalidad como intérprete. No creo que actualmente haya un actor más cualificado para este papel, un rol en el que Phoenix se sumerge y parece disfrutar pues le permite explayar todo su talento para este tipo de personajes sin que nada de lo que haga parezca excesivamente histriónico. El Joker que compone es tremendamente parecido al Travis Bickle que compuso Robert de Niro hace más de cuarenta años, un personaje herido por dentro, un hombre roto que conecta con la sensibilidad del espectador y que termina por explotar de un modo creíble y realista. Nunca un personaje de comic consiguió parecer más real.

Otro logro del film es que la violencia sea la que tiene que ser. Me refiero a que se podría esperar una orgía de sangre o una sucesión de muertes espantosas, y no es así en absoluto. La violencia existe, y además es que tiene que existir, pero siempre tienen sentido, son momentos puntuales pero impactantes.

Quien espere una película de superhéroes se va a decepcionar. Esta película no es eso. No tiene nada que ver con Batman, salvo el nombre del personaje. Por supuesto, que a nadie se le ocurra llevar a sus niños a verla al cine. Es una película mucho más dolorosa que divertida, así que cuidado con pensar que es la típica cinta de Marvel para evadirse un rato en el cine. Yo temía que me encontraría con eso, pero para mi deleite no tiene nada que ver.

“Joker” puede ser fácilmente la mejor película del año, aunque tal vez me precipito al escribir esto recién salido de verla. Es una película sólida, tremendamente estimulante, atemporal, reflexiva y disfrutable. Un film que crea un personaje para la posteridad, aunque no sea un personaje totalmente nuevo. Un personaje que en realidad ya existía en los comics, pero que ahora ya no pertenece a Batman sino a la historia del cine.

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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien a hierro mata
Quien a hierro mata (2019)
  • 6,5
    23.434
  • España Paco Plaza
  • Luis Tosar, Xan Cejudo, Enric Auquer ...
7
Tosar no tiene límites
Paco Plaza deja a un lado su habitual cine de terror para dirigir este thriller intenso y desasosegante en el que aborda el tema de la venganza y cómo la violencia, lejos de resolver los problemas, no consigue otra cosa que no sea generar más violencia. Además, nos deja claro que nadie es tan bueno como parece y que quien más y quien menos, todos tenemos una cierta ambigüedad moral que depende más de las circunstancias que de nuestros principios.

Plaza le va dando a la película el ritmo que requiere, comenzando de un modo pausado mientras se va desentrañando la trama, para irlo acelerando a medida que la historia transcurre y la tensión va aumentando paulatinamente hasta golpear al espectador. Se nota que es un especialista en cine de terror y sabe manejar magistralmente las escenas angustiosas, utilizando a veces la cámara de un modo nervioso y hasta confuso para añadir tensión al espectador.

Ya desde la primera escena la película nos anuncia lo que nos espera en la poco más de hora y media de su duración. Un mejillón es aplastado brutalmente por un manotazo, en un plano detalle impactante. A partir de ahí, te pasas toda la película en tensión. Estás sentado en la butaca pero tienes la sensación de que tu culo no toca el asiento. Hay algunos primeros planos que cortan el aliento, y todos los personajes de la película te parecen potencialmente peligrosos.

La vida y su fragilidad están presentes durante todo el metraje. La residencia de ancianos, ese lugar donde la vida termina para muchos, un lugar esencialmente triste en el que los trabajadores tienen la obligación de hacer mejor la poca vida que les queda a quienes allí terminan sus dias. Entre ellos, el capo del narcotráfico que se está muriendo de un modo lento y humillante después de haberse pasado la vida destruyendo las de los demás. Los hijos del narco y Mario el enfermero, sin saber vivir con felicidad enfrascados los unos en la ambición económica y el otro en la venganza. Y por último un niño que nace, que comienza a vivir en medio de todo este caos en el que la vida parece no ser algo que valga mucho la pena.

Evidentemente, el punto más fuerte de la película son las interpretaciones. Destacar a Luis Tosar parece una obviedad pero no hay más remedio que hacerlo. Uno no se cansa de verle interpretaciones brillantes, y parece que se le encumbra por costumbre, pero es que el tío no para de hacer demostraciones impresionantes de talento interpretativo. Le da lo mismo hacer de malo que de bueno, de víctima que de verdugo, lo mismo nos puede dar miedo que pena. Es un crack, y en esta película una vez más está fuera de catálogo.

Tosar nos brinda una interpretación contenida, llena de matices interpretativos, nos lleva de la mano en su descenso a los infiernos a través de miradas, gestos y pocas palabras. Y no es el único que raya a gran altura, pues Xan Cejudo le mantiene el pulso. Cejudo, que murió poco después de acabar el rodaje, está espléndido en su papel teniendo que lidiar con un montón de primeros planos que solventa con eficacia, logrando que su despreciable personaje termine consiguiendo la empatía del público.

El resto del elenco está lejos de esos dos. Enric Auquer está a buen nivel a pesar de que su personaje es casi caricaturesco, en cambio Ismael Martínez no da la talla, histriónico e incapaz de transmitir nada. Por su parte, María Vázquez también está bastante flojita, aunque en su descargo hay que decir que el personaje que interpreta tampoco tiene mucho que ofrecer.

Pero a pesar de tantas cosas buenas, la película no llega al nivel que debería. Me gusta la interpretación y me gustan mucho el modo en que están rodadas algunas escenas, pero el guión me parece un tanto fallido. Para mi gusto hay exceso de flashbacks, demasiados para subrayar algo que todos habíamos entendido a la primera y que no había que sobreexplicar tanto. Además, le falta credibilidad en algunas cosas mal resueltas, alguna muerte cutre sin sentido, y unos chinos que aparecen por ahí de un modo forzado para poder llegar a una situación a la que no sabían como llegar.

En resumen, la película me parece que está bien, pero no creo que pase a la historia del cine. Se vive con tensión y con ganas, se sigue con interés, alucinas con algunas escenas realmente impactantes, el principio y el final me parecen muy potentes, pero no llega al nivel de otros thrillers del cine español. Queda lejos de “Tarde para la ira”, por ejemplo. Pero si váis a verla no será una pérdida de tiempo.

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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Sisters
Los hermanos Sisters (2018)
  • 6,9
    13.861
  • Francia Jacques Audiard
  • Joaquin Phoenix, John C. Reilly, Jake Gyllenhaal ...
8
Lazos fraternales
En plena fiebre del oro, los hermanos Charlie (Joaquin Phoenix) y Eli Sisters (John C. Reilly) son dos sicarios que matan a cualquiera por quienes les paguen por hacerlo. En este caso, los contrata el Comodoro (Rutger Hauer) para matar a Hermann kermit Warm (Riz Ahmed), un buscador de oro que se alía con John Morris (Jake Gyllenhaal) para encontrar oro con un producto que ha inventado para localizarlo. Así arranca una persecución en la que los hermanos pondrán a prueba su vínculo.

El director francés Jacques Audiard hace su primera incursión en el cine americano con esta película, y lo hace por todo lo alto, con un western atípico, lleno de lirismo narrativo, en el que se plantea la ambición del ser humano, el amor entre hermanos y la dificultad de las almas desorientadas para encontrar el camino correcto hacia la felicidad cuando la educación y el entorno se empeñan en llevarte por la dirección opuesta.

Con una brillantísima fotografía que sabe jugar con destreza con la luz y la oscuridad (por cierto, los exteriores están rodados en Almería, Aragón y Navarra), la película nos cautiva y nos golpea por su violencia. Una violencia que aparece a menudo para hacer contrapunto a un ritmo narrativo inusualmente pausado para tratarse de un western. Una violencia que le sirve al director para criticar la violencia, su inutilidad y su efecto boomerang.

En lugar de emplear los habituales resortes del western, Audiard se sirve de los diálogos, el ácido sentido del humor, la belleza de las imágenes, y la música del siempre brillante Alexandre Desplat para embarcarnos en esta especie de fábula cargada de moralejas y de personajes muy bien desarrollados que conforman una obra diferente, creíble y atemporal.

Las relaciones entre las dos parejas de hombres son el punto crucial del film. El director profundiza con maestría en cada uno de los personajes y en las relaciones entre ellos hasta el punto de que el espectador es capaz de empatizar con todos, pese a las abismales diferencias de personalidad que existen entre ellos. Retratos del alma humana, en los que se ponen de manifiesto los conflictos internos que todos tenemos y que terminan saliendo afuera de una u otra forma.

Para el éxito de la película, es imprescindible la labor de los cuatro protagonistas. Aunque hay diferencias. Mientras que Riz Ahmed y Jake Gyllenhaal están bien, los dos principales actores están inmensos. Tanto Joaquin Phoenix como John C. Reilly (¿Cuándo tendrá el reconocimiento que merece este magnífico actor que lleva décadas interpretando como los ángeles y nunca aparece en los rankings?) realizan un trabajo absolutamente admirable en sus interpretaciones individuales y además (lo más importante) multiplicando su brillantez en las escenas conjuntas. La compenetración entre ambos es asombrosa y resalta el talento de ambos.

Me imagino que los amantes del western se sentirán un tanto decepcionados. Quienes esperen personajes arquetípicos, disparos continuos y los diálogos-cliché que todos conocemos cuando hablamos de este tipo de cine, es mejor que no se acerquen a verla. Este western es otra cosa, ya que, además de todo eso, el relato tiene una densidad inusual en este tipo de películas.

Resulta curioso, no obstante, que la película rezume tanta nostalgia del género a pesar de alejarse tanto de los estereotipos del mismo. La película cala más de lo que cabía esperar de “una del oeste”. Incluso se permite escenas de ternura como las de Eli Sisters con su caballo enfermo.

“Los hermanos Sisters” (nada que ver con La Trinca) es una película que sorprende, para bien o para mal. En mi caso fue una sorpresa positiva. Un film que duele por momentos, que sin duda requiere complicidad del espectador especialmente en la última media hora un tanto premiosa, pero que te recompensa por su lirismo, la belleza de sus imágenes, la ternura que desprende tras tanta violencia, el humor negro, la música…. vaya, que me ha gustado.

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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buñuel en el laberinto de las tortugas
Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018)
  • 7,0
    3.663
  • España Salvador Simó Busom
  • Animación, (Voz: Jorge Usón, Fernando Ramos) ...
8
Corta pero intensa
Luis Buñuel cosecha un estrepitoso fracaso con su primer largometraje (“La edad de oro”), que hace que se le cierren todas las puertas y nadie quiera producir su siguiente proyecto, un documental sobre Las Hurdes. Su buen amigo Ramón Acín compra un billete de lotería y le promete que si le toca el premio, lo invertirá en su película. Increíblemente, el número de dicho billete resulta agraciado con el gordo de Navidad, y Ramón Acín mantiene su promesa y llama a Buñuel para viajar juntos a Las Hurdes a rodar el documental.

Salvador Simó dirige este documental de animación, basado en el comic homónimo de Fermín Solís, y resulta un potente y emocionante relato de lo que fue el polémico rodaje de una de las películas más renombradas del legendario director aragonés, “Las Hurdes, tierra sin pan”.

La película es magnífica en cuanto a estética, y sobrecogedora por la crudeza de lo que cuenta. Para añadirle fuerza y dramatismo, este documental de animación se adereza con imágenes reales de la película de Buñuel que retrató con brutal realismo una de las zonas más desoladas de España en los años treinta.

Hay escenas realmente impactantes, como el despeñamiento de la cabra, la niña enferma que se tumba a un lado de la calle para morir, la decapitación del gallo o la muerte de un burro por las picaduras de las abejas que transportaba. Pero todo esto era la realidad de Las Hurdes en aquella época, y es lo que Buñuel reveló con su película. Pero junto a esas escenas terriblemente duras también impacta el rodaje en la escuela, cuando un niño se lanza a Buñuel para que le dé un abrazo, y los demás niños se unen también buscando ese gesto cariñoso, algo que es tan necesario a esa edad. En aquella zona tan pobre, los niños no tenían de nada, ni siquiera abrazos.

Por otra parte, en la película se nos muestra un Buñuel torturado por sus visiones oníricas y por los traumas de su infancia. El cineasta tenía una relación difícil con su padre, un hombre estricto cuya falta de cariño hacia su hijo le marcó para siempre. Otra relación difícil es la que mantiene con Dalí, con quien realiza su famoso corto “Un perro andaluz”, y la gente le da la mayor parte del mérito al de Cadaqués. Esa rivalidad entre genios del surrealismo queda patente cuando se ve a Buñuel enfadarse cuando un admirador le pregunta, tras ver “La edad de oro”, por unas escenas dalinianas, dejándole claro Buñuel de malas maneras que Dalí no tuvo nada que ver en esa película.

Otro aspecto muy interesante del film es el contraste que nos muestra entre las figuras de Buñuel y Acín. Dos íntimos amigos con personalidades radicalmente opuestas. El escultor era un hombre sensato, comprometido, que quiere hacer la película para denunciar la situación en que vivía la gente de Las Hurdes, mientras que Buñuel tenía un punto de vista diferente y anteponía la parte artística a la social, estaba más interesado en la obra que estaba creando que en mejorar la vida de la gente a la que filmaba. Pero a pesar de sus diferencias, su amistad estaba por encima de todo y el proyecto terminó por cristalizar.

La pregunta que percibe el público en el mensaje de la película es si en el arte el fin justifica los medios. Buñuel quiere realizar un documental de un modo realista, pero si la realidad no se adecua a lo que él quiere, no tiene inconveniente en retorcerla hasta que pasen las cosas que cree que tienen que pasar. Y si para que se despeñe una cabra, hay que dispararle, se le dispara. Para Buñuel evidentemente el fin justuficaba los medios sin ninguna duda, y si las imágenes no tenían la crudeza que él quería mostrar de un modo natural, no dudaba en forzarlas.

La parte menos lograda de la película, en mi opinión, es es desarrollo de la personalidad de Buñuel. El retrato psicológico del artista se queda a mitad de camino, no se profundiza realmente en ello. Tampoco se nos muestra con la claridad y la profundidad necesaria el proceso creativo de Buñuel, me habría gustado conocer más las interioridades profesionales del talentoso director. Y otro punto ligeramente decepcionante es lo corto que resulta la película. Cuando ví que se terminaba no me lo podía creer. Te quedas con la sensación de que te tenían que haber contado más cosas.

Una película muy recomendable. Cine dentro del cine, que además sirve para revisitar esa película sobre las Hurdes que retrataba una situación que avergüenza ver, de hace menos de cien años y que parece de la época medieval. Además, es un homenaje a uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX, pero sin endulzarle sino más bien al contrario, mostrando sus miserias como ser humano. Ningún cinéfilo debería perderse esta película.

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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la vuelta de la esquina
A la vuelta de la esquina (2018)
  • 6,5
    819
  • Alemania Thomas Stuber
  • Sandra Hüller, Franz Rogowski, Peter Kurth ...
7
En el laberinto
Thomas Stuber dirige esta película que se afana por mostrarnos las interioridades del alma de personas necesitadas de cariño. Christian, que ha vivido siempre en un entorno desolador, que tiene el cuerpo lleno de tatuajes a modo de coraza en la que ocultar un enorme y vulnerable corazón; Marion, que a pesar de estar casada no ha tenido el afecto que necesita, y Bruno, un hombre agotado, de vuelta de todo y absolutamente desencantado con la vida.

El guión es bueno, pero lo mejora la magnífica dirección de Thomas Stuber, que nos introduce con maestría en las vidas de esos reponedores de supermercado, que vemos siempre de reojo, sin prestar atención. Stuber plasma unos personajes complicados, que aparentemente llevan vidas sencillas pero todos ocultan secretos y un alma repleta de resquemor.

Hay que dejar claro que la película es alemana. Los alemanes son gente de pocas palabras y fuertes convicciones. Allí suelen ir al grano, mientras que aquí el silencio nos incomoda mucho y solemos ponerle muchas florituras a las conversaciones. Lo digo porque desde el punto de vista mediterráneo la película puede parecer lenta o sosa, con pocos diálogos y no demasiado explícita. Lo digo porque hay que entender el contexto a la hora de valorar lo que vemos.

Hay ratos en los que la trama parece no existir. Ver la cotidianidad de los trabajadores reponiendo género en los estantes y manejando las máquinas por los pasillos no es muy emocionante que digamos, y la película sería realmente anodina de no ser por los tres personajes principales, cuya sensibilidad y fragilidad nos conmueve y nos hace querer saber más de ellos.

La película comienza con el supermercado en penumbra y la música del “Danubio azul”, de Strauss, mientras la cámara se mueve por los pasillos entre estanterías, palés y carretillas elevadoras, como una introducción a lo que será el escenario principal en que se desarrollará el film.

Ese supermercado parece ser una metáfora del alma humana. Un sinfín de pasillos con un montón de productos que se van quitando y poniendo cada día, en un tedioso ritual que nunca termina. Pasillos que no conducen a ninguna parte, salvo a otros pasillos, como sucede con los laberintos que son las almas de las personas, lo que dificulta el conocimiento real de la gente que, por mucho que nos importe, nunca es sencillo encontrar el camino correcto que nos lleve a su interior.

La interpretación es formidable por parte de todos, especialmente los tres protagonistas principales. Franz Rogowski, a quien conocía de la última de Haneke y no me pareció gran cosa, está soberbio en esta ocasión. En un papel bastante complicado, logra transmitir la soledad, la vulnerabilidad y el enamoramiento adolescente que siente por Marion, todo ello sin apenas palabras. Sandra Hüller, a la que descubrí en la extraordinaria “Toni Erdmann”, está sobresaliente representando a Marion, una mujer con un aire misterioso, seductora, rebosante de ironía, que se sirve del sentido del humor para sobrellevar un matrimonio tedioso. Por último, el veterano Peter Kurtz también realiza un trabajo excelente, con un personaje que va ganando peso en la película a medida que avanza la historia, hasta el punto de convertirse en el más destacado en la parte final de la misma.

El empleo de la voz en off por parte del protagonista no queda mal. Añade cosas interesantes y no se usa para hacer el film más explícito, que es el error que suelen cometer los que usan la voz en off, sino que aquí se hace para completar, mediante el pensamiento, las pocas palabras del tímido Christian.

Tal vez la película podría haber sido un poco más corta (dura poco más de dos horas) para lo poco que cuenta, y quizá habría sido más comercial si se centrase más en la historia de amor entre Christian y Marion, un cuento romántico en el escenario menos romántico posible, un amor que no puede ser. Y se supone que para eso están las películas, para hacer posible lo imposible. Pero no, esta película es alemana, insisto en ello. Aquí no se trata de hacer una película entretenida, eso queda en otra ventanilla. Se trata de dar prioridad a lo espiritual, de hacerte pensar, de alinear tus sentimientos con los de los protagonistas. Una película poco convencional y decididamente lírica.

“A la vuelta de la esquina” es una película que rezuma compasión por sus personajes, sencillez, honestidad. Una obra que no está hecha para todo el mundo, pues esconde poesía en las cosas más cotidianas, que busca la belleza dentro del color gris que invade toda la puesta en escena. Conmovedor retrato de perdedores, de personas grises con corazones lacerados, de soledades compartidas.

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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La caída del imperio americano
La caída del imperio americano (2018)
  • 6,6
    2.378
  • Canadá Denys Arcand
  • Alexandre Landry, Maripier Morin, Rémy Girard ...
6
Entretenida y previsible
El veterano Denys Arcand dirige este film en el que se nos plantea ese viejo dilema, ¿qué hacer si te encuentras un montón de millones en una bolsa? ¿ir a a policía? ¿devolverlo? La tentación de quedarte con el dinero sería muy fuerte para cualquiera, pero el dilema moral existiría también para la mayoría de nosotros. Afortunadamente, no nos toca a nosotros decidir qué hace el protagonista, pero indefectiblemente tomamos partido y elegimos lo que queremos que haga.

Arcand nos muestra a un joven inteligente pero que ha pasado la vida más interesado en los libros que en vivir de verdad. Aparte de la lectura, al joven amante de la filosofía solo le motiva ayudar a los más necesitados, y para ello colabora desinteresadamente en un comedor social. De repente, su vida y los valores que conocía se tambalean cuando una cantidad indecente de billetes llega a sus manos. Lo primero que hace con el dinero es lo que haría cualquiera en su lugar: llamar a una prostituta de lujo llamada Aspasia (Maripier Morin). Ellos dos, junto a un recién salido de la cárcel (Remy Girard), forman el triángulo sobre el que se desarrolla la trama de la película.

Así, entre diálogos ingeniosos y situaciones más o menos previsibles, Arcand realiza una crítica social en la que se muestran los dos lados más extremos de la sociedad, de un lado los poderosos que blanquean dinero y lo llevan a paraísos fiscales, y no tienen escrúpulos a la hora de pagar sobornos a políticos; y al otro los sintecho, los desamparados, aquellos que no saben si comerán hoy o dónde podrán dormir. Una sociedad que contempla con naturalidad ambas realidades no puede ser buena.

Arcand es viejo zorro. Conoce el oficio y sabe los ingredientes necesarios para que una película capte el interés del espectador. Una idea inicial interesante (las bolsas de dinero en manos de alguien supuestamente lleno de ética), un protagonista con quien es fácil empatizar, unos secundarios carismáticos, unos toques de humor y un ritmo alto. Todo ello lo tiene esta película, por lo que el espectador no se aburre y más allá de que te guste más o menos la cinta, nunca deja de interesarte lo que está pasando.

La escena inicial, en la que el joven Pierre-Paul le explica a su sorprendida novia sus teorías sobre la toxicidad del dinero, y los motivos por los que el hecho de ser muy inteligente no es una ventaja en la sociedad actual, sino un hándicap, recuerda un tanto a esas conversaciones en una cafetería con las que Tarantino abría películas como Reservoir dogs o Pulp Fiction. Luego, nada que ver, pero como arranque está logrado y consigue meterte en la película desde el principio, que es lo que pretendía.

A mi juicio, peca un poco de abusar de las citas de filósofos. Si ya en la primera escena nos deja claro que el protagonista es un apasionado de la filosofía y nos muestra su apartamento repleto de libros, creo que era innecesaria la continua retahila de citas filosóficas para subrayar la peculiaridad de su personaje. Otra cosa que creo que flojea es el personaje de la prostituta. Su desarrollo es muy liviano y no terminamos de creernos la relación que surge entre los protagonistas.

Resumiendo, la película está bien, es una buena opción, no te arrepientes de verla, aunque seguro que no estará entre las diez mejores películas del año. Es muy entretenida, incluso da que pensar en varias ocasiones, pero queda lastrada por el exceso de clichés que utiliza. Un buen divertimento para pasar un buen rato, sin más pretensiones.

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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mula
Mula (2018)
  • 6,6
    28.067
  • Estados Unidos Clint Eastwood
  • Clint Eastwood, Bradley Cooper, Dianne Wiest ...
7
La penúltima de Clint Eastwood
Una vez más, Clint Eastwood. Dirigiendo y protagonizando con la efectividad de siempre. A punto de cumplir 89 años, uno no puede evitar el doloroso pensamiento de que tal vez acudo por última vez a un estreno de una película de Clint Eastwood, lo que ya de por sí convierte a esta tarde en un posible día histórico para mí.

“Mula” tiene pinta de ser el epitafio del inigualable cineasta. Eastwood crea un personaje que es en realidad el personaje de siempre, y tras tanto viaje, tras tantos kilómetros recorridos, tras tantos errores cometidos, su personaje intenta redimirse y hallar la paz. Y debe ser algo así lo que trata de alcanzar Eastwood con esta película que puede ser su testamento cinematográfico y en la que nos brinda una lección de vida, desde su experiencia y la de su personaje, mediante un trabajo honesto, emocionante y tremendamente coherente con lo que ha sido su filmografía.

La película transcurre con un ritmo ligero y un aire distendido hasta la última media hora, en la que todo se vuelve serio, denso y conmovedor. Igual que la vida de Earl, que ha sido un continuo derroche en la que no se ha tomado nada en serio, salvo las flores que planta en su jardín, que es lo único que realmente cuida. En cambio, con su familia no ha tenido el mismo celo. No supo regar el amor de su pareja, ni atender a su hija. Se alejó de su familia confundiendo sus fantasías con lo realmente importante. Por ello no le quieren a su lado. Solo su nieta Ginny parece tolerarle y quererle tener cerca.

Pero a pesar de ser un personaje claramente criticable y lleno de defectos, uno no puede evitar empatizar con él. Es inevitable con Eastwood. Su personaje es abiertamente egoísta e imprudente, y por supuesto tan testarudo como todos los que interpreta Eastwood, sin embargo su lado sentimental termina por garnarnos a todos irremediablemente.

Clint se siente como pez en el agua encarnando este personaje. No es un trabajo de riesgo para él, sino todo lo contrario, está en su salsa. Clint Eastwood haciendo de Clint Eastwood, era imposible que saliera mal. Además, se rodea de un elenco de actores y actrices de renombre como Laurence Fishburne, Andy García, Bradley Cooper o Dianne Wiest, pero todos ellos sirven solamente para escoltar al absoluto protagonista. Clint Eastwood, como suele ser habitual, acapara absolutamente la película, se hace dueño de la pantalla y asume todo el peso del film.

“Mula” está basada en hechos reales. Inspirada en un artículo periodístico que narraba la historia de Leo Sharp, un horticultor que terminó trabajando para el cartel de Sinaloa siendo un octogenario. En estos tiempos de lo políticamente correcto, llamarán la atención un par de escenas en las que el protagonista hace comentarios abiertamente racistas en plan de broma y otros de tipo homófobos cuando confunde con hombres a un grupo de motoristas lesbianas. Hechos por otro actor seguramente causarían revuelo. Pero le ves hacerlo a un venerable Clint Eastwood y no puedes evitar ser tolerante.

Desde luego, no es la mejor película de Clint Eastwood. Ni siquiera está entre las cinco mejores. Los personajes no están suficientemente desarrollados, salvo el del protagonista, pero qué más da. No es un dechado de virtudes y seguramente no pasaría de ser una película del montón si no estuviera el viejo Clint en ella. Por otra parte, duele verle tan mayor. Es todo huesos y pellejo, camina con dificultad y sospecho que le ponen kilos de maquillaje, pero derrocha carisma, como siempre. También me gustó personalmente la música, que consta de las canciones que escucha el protagonista cuando viaja con su cargamento de droga. Supongo que canciones escogidas por el propio Clint.

Total, que me ha gustado. Es una película de Clint Eastwood y creo que con eso lo defino todo. Un drama sensible con toques de humor y un ritmo adecuado. Espero que no sea la última vez que acudo a ver la nueva película de Clint Eastwood, pero si lo ha sido, me ha dejado un buen sabor de boca. Gracias por vivir en mi época Mr. Eastwood.

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El Gordo y el Flaco (Stan & Ollie)
El Gordo y el Flaco (Stan & Ollie) (2018)
  • 6,5
    4.241
  • Reino Unido Jon S. Baird
  • John C. Reilly, Steve Coogan, Shirley Henderson ...
8
La extraña pareja
Dirigida por Jon S. Baird, del que no recuerdo haber visto ninguna otra película, “El gordo y el flaco” es un biopic un tanto peculiar ya que no nos cuenta la historia de sus protagonistas sino que se centra exclusivamente en esa última gira, aunque a partir de ahí se ahonda en la personalidad de ambos actores, la química que tenían y las circunstancias que les llevaron primero al triunfo y posteriormente a su declive profesional.

Con una espectacular puesta en escena, Baird rinde un entrañable homenaje a la figura de una de las parejas de cómicos más importantes de la historia del cine. Y lo hace del modo menos complaciente, apoyándose en los años más difíciles del grupo, cuando los días de vino y rosas ya habían terminado, en la etapa más dura, cuando se encontraban en el crepúsculo de la fama.

Baird nos muestra a Stan y Ollie en sus horas bajas, cuando no tienen más remedio que malvivir gracias al recuerdo que aún queda en alguna gente de lo que fueron. Y lo hace alejándose de la autocompasión, dotando al film de una gran carga dramática a pesar de las inevitables dosis de comedia que necesariamente jalonan la película, y que terminan por conformar una obra excelente, llena de ternura y buen gusto.

Y no puedo esperar un minuto más para decir que la película es lo que es gracias a los actores principales. Los dos están inmensos. No voy a buscar un adjetivo que los defina porque me quedaría corto, así que ni lo intento. John C. Reilly y Steve Coogan se convierten en Laurel y Hardy, literalmente. Y no sólo por la caracterización, el maquillaje, etc. sino por todo. Son ellos. Por ejemplo, Rami Malek está muy bien haciendo de Freddie Mercury, pero a pesar de su buen trabajo siempre eres consciente de que está interpretando. Pero Reilly y Coogan se convierten en Stan y Ollie hasta el punto de que te olvidas de que no son ellos en realidad. Se mueven y hablan exactamente igual que El gordo y el flaco, exactamente igual. Las miradas, los movimientos de las manos, los gestos faciales, todo es convincente y cala en el espectador.

En el caso de Reilly, no me sorprende demasiado. Es un actor maravilloso, que lleva toda la vida interpretando tan fantásticamente que ha conseguido que sus personajes sean más conocidos que él. En el caso de Coogan me impresiona más porque no me esperaba este nivel interpretativo. Pero en definitiva, ambos están soberbios.

La película indaga bastante en la relación personal que mantenían Stan y Ollie. Parece ser que eran más compañeros de trabajo que amigos, y que ambos estaban bastante influenciados por sus respectivas mujeres, aunque esto en el film se caricaturiza un tanto. Aunque siempre se llevaron bien, no fue hasta que empezaron a hacer este tipo de giras, que les obligaban a vivir juntos cotidianamente, cuando se hicieron tan amigos como lo eran dentro de la pantalla.

Pero la película sobre todo plasma las personalidades del dúo, tanto por separado como juntos. Es capaz de mostrarnos de un modo magistral los sentimientos de cada uno de ellos, sus inseguridades, sus miserias, la forma en que se relacionan con sus mujeres, y el modo en que dependen profesionalmente el uno del otro. Podemos ver claramente como estos dos genios se convertían en un único ente, mucho más brillante aún cuando actuaban juntos.

Baird nos hace entender la nostalgia de los protagonistas llevándonos a los años treinta, mostrándonos una secuencia de la grabación de una película de la pareja, haciéndonos ver cómo eran las cosas en los tiempos de gloria. También nos hace ver el modo en que tuvieron que separarse profesionalmente, cuando estaban en la cima, por un tema contractual que hizo que Hardy hiciera una película con otro compañero. Esto dejó una cicatriz que no terminó de curarse hasta los sucesos que vemos en la película.

Me gusta el tono atrevido del biopic, mostrando la vida de dos genios de la comedia desde el prisma del drama. A pesar de lo cual, la película está repleta de momentos graciosos (especialmente la recreación de sus gags, incluso alguna vez fuera de los escenarios como en el caso del timbre del hotel), pero siempre con un punto de tristeza. Es bonito presenciar que la pareja de actores envejece, conoce el fracaso, sufre enfrentamientos, pero nunca termina de desaparecer la magia entre ellos. El hilo invisible que los une, es irrompible.

Película conmovedora, que se encarga de poner en valor a dos genios posiblemente poco valorados en comparación con otros de su generación. Film mucho más que digno, con dos sobresalientes e inolvidables trabajos de actores interpretando a otros actores. Una obra que hace que salgas del cine inevitablemente nostálgico pues es una película de recuerdos, un canto a la complicidad, a la amistad y a la ternura.

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