arrow

70 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
Oda a la vida que no queremos vivir
Quizá sea por su música. O quizá por tener uno de los guiones más sencillos y fascinantes que ha dado el cine moderno. Pero, sin duda alguna y a pesar de que no lo sé con certeza si los tendré, estoy convencido de que La tortuga roja será el regalo que los amantes del cine hagamos a nuestros hijos el día de mañana aún si el futuro de Blade Runner se cumple por mucho que nos pese.

Nunca antes, a mis humildes 25 años de edad, me había sentido tan emocionalmente invadido por una película que, simplemente, te pide que te dejes llevar por ella. Es un secuestro involuntario, en el que nuestros captores nos hablan con imágenes del paso del tiempo, de la sencillez de las cosas pequeñas y del valor que tiene aquella vida que desperdiciamos en cada segundo que no miramos más allá de las orillas de nuestra propia existencia. La tortuga roja es una fábula fascinante en la que los sueños, la naturaleza y los protagonistas se unen en un baile onírico orquestado por todo aquello que un día decidió escaparse del tiempo y que nosotros apenas vemos de vez en cuando.

Con una de las animaciones más sencillas que recuerdo consigue que el corazón se desborde, emborrachado de una deliciosa melancolía que hará que más de uno en Pixar deba replantearse seriamente qué cine hacer a partir de ahora. Nadie, nunca, había realizado antes algo tan hermoso con algo tan sencillo. Y quizá he ahí una de las grandezas de la que será, con el paso del tiempo, un clásico inolvidable: una sencillez tan deliciosa que nos invita a vomitar sobre la rutina que llevamos en el día a día, pidiendo a gritos que nos dejemos atrapar por lo que nos rodea y rompamos con la cobardía de no querer ver el bosque por tener delante árboles ante nosotros.

La tortuga roja no es solo un regalo para los sentidos, es una botella lanzada al océano que no solo espera llegar a un puerto, si no que se deja abrazar por el mar que la mueve en el precioso camino que le queda por delante, besando las olas de la vida y acariciando las estrellas que la arropan por la noche. Es un náufrago que descubre en una remota isla que, quizá, la mayor de las felicidades, es conformarse con lo que uno tiene. Es un alma condenada a la soledad que encuentra quien le acompañe. Son músicos, en la arena de una playa que ya nadie recuerda, tocando música de tiempos mejores.

No es una película en sí, son 80 minutos que pueden cambiar tu vida. Y quizá tú el mundo tras haberlos visto. Y habrá quién me tache de romántico, quién crea que soy un loco. Créeme, bendita locura si es sinónimo de haber sentido esta película en lo más profundo de mi persona. Y, si en 2019 un grupo de replicantes causa el caos en la tierra, al menos podré darle a mi futuro hijo, hija o a ambos dos, algo en lo que refugiarse mientras el mundo se derrumba antes nosotros. Porque las tortugas saben volver al lugar en el que nacieron sin mapa alguno, y quizá debamos aprender mucho de ellas.
[Leer más +]
144 de 177 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tradición y sueños
Dudok de Wit es un holandés que tiene un Oscar en casa por un cortometraje, Padre e hijo, arte que ha perfeccionado estos últimos veinte años hasta estrenar en 2016 su primer largo. A sus sesenta y pico años, ser un debutante no hace más que dar esperanza a toda una generación de jóvenes humanistas con el miedo de no dejar huella para la posteridad. Incluso en edades de jubilación se podrán firmar óperas primas como esta que nos concierne. La tortue rouge es una película tan delicada como valiente y onírica.

Los trazos de la animación tradicional consiguen con una sencillez pasmosa unos paisajes preciosos, todos ambientados en la isla en la que transcurre exclusivamente la acción. El director no necesita sobrecargar los escenarios para dejarnos sin aliento. El calor que logra transmitirnos con un estilo que apunta hacia el minimalismo es uno de los grandes méritos de la cinta.

Pero sobre todo ha de destacarse el arriesgado experimento que supone realizar justo hoy una película de animación tradicional y además, muda. Sin diálogos. Dejando que sea sólamente la imagen quien narre la historia. He podido comprobar como una sala abarrotada de niños enmudecía en la sala, hipnotizados, siguiendo las desventuras del náufrago protagonista en una isla durante hora y media en absoluto silencio. No puedo evitar emocionarme al imaginar a cada uno de esos espectadores dentro de treinta o cuarenta años, en su lugar de trabajo, intentando acordarse de cómo se llamaba aquella película muda con una tortuga gigante que fueron a ver al cine en pleno verano.

Como colofón, La tortue rouge nos reserva una gran sorpresa al desarrollar su lado más onírico a partir del encuentro con el gran animal. Lo que parecía un film de supervivencia se convierte a mitad del relato en una reflexión sobre el paso del tiempo. También de la imposibilidad de volver al pasado, de la obligación de aceptar el presente y de la destrucción de las relaciones humanas en el futuro, tras la muerte.

Sorprendente, preciosa y efectiva.
[Leer más +]
93 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Hermoso y lírico viaje a través de la vida
Los rumores de un posible cierre del Studio Ghibli a mediados del año 2014 sacudió y conmocionó a millones de seguidores en todo el mundo, los cuales ya estaban muy afectados y afligidos cuando su fundador, Hayao Miyazaki, considerado el Walt Disney de Oriente, anunció un año antes a través de un comunicado su retirada como director de largometrajes. La compañía no tardaría en desmentir tales rumores sobre su desaparición tras informar que tan solo se tomaría un descanso provisional para realizar una reestructuración debido a los altos costes generados por la empresa. Pues bien, ahora vuelve con fuerza al panorama cinematográfico mundial, y lo hace con su primera coproducción internacional, La Tortuga Roja, dirigida por el director holandés Michael Dudok de Wit, y coproducida por Francia. Tres nombres propios importantes en la producción son la base en la que se sustenta este ambicioso proyecto: de parte japonesa, Hayao Miyazaki (El Viaje de Chihiro, La Princesa Mononoke, y Mi Vecino Totoro) e Isao Takahata (La Tumba de las Luciérnagas y El Cuento de la Princesa Kaguya), y de parte francesa, Vincent Maraval.

Hace más de diez años, Michael Dudok de Wit recibió un importante correo de Studio Ghibli, con dos peticiones; la primera, permiso para distribuir su cortometraje Padre e hija (2000) en Japón, por el cual recibió multitud de premios internacionales, como el Oscar al Mejor Corto de Animación o el Gran Premio en el Festival de Annecy, además de cosechar muy buenas críticas tanto de la prensa especializada como del gran público, para llegar a convertirse a día de hoy en todo un clásico y corto de culto. La segunda, una oferta para trabajar en su estudio con la posibilidad de dirigir su primer largometraje, ya que hasta ahora solo tenía en su haber la realización de cuatro cortometrajes. De esta manera, la idea de un hombre en una isla desierta que llevaba rondando la mente del director holandés desde hacía un tiempo, empezó a rodar, y así nació La Tortuga Roja. Diez años de esfuerzos ha empleado Dudok de Wit para realizar esta impresionante, emotiva y encantadora maravilla visual.

Sin utilizar ningún diálogo, nos cuenta la historia de un hombre que naufraga en una isla desierta poblada de cangrejos, tortugas y aves, cuyos intentos repetidos de escapar en diferentes balsas de madera improvisadas son malogrados por una fuerza invisible. Dicha fuerza resultará ser una gigante tortuga roja. Cuando al hombre enfurecido se le presenta la oportunidad de vengarse de esta misteriosa criatura, no la desaprovecha, y tras su posterior arrepentimiento por la acción cometida, la tortuga roja se transforma en una hermosa mujer que le hará compañía en la isla para el resto de su vida.

La escena inicial de una tormenta con un mar embravecido, en donde nuestro protagonista lucha por sobrevivir, recuerda a la famosa estampa japonesa La gran ola de Kanagawa del pintor Katsushika Hokusai donde se refleja esa dualidad existente entre la fragilidad de los seres humanos y la imparable fuerza de la naturaleza. La Tortuga Roja es un retrato de nuestro mundo, capaz de ofrecer belleza y crueldad al mismo tiempo. Esa furia y fuerza destructiva de la naturaleza actúa con mayor vehemencia y contundencia en otro episodio de la película, en el que sentimos toda su inmensidad y grandiosidad convirtiendo a las personas en diminutos, pequeños e insignificantes seres vivos.

A pesar de estar dirigida y coproducida por europeos, conserva muchos elementos y temas característicos de la factoría Ghibli, ese toque de misticismo y misterio en la historia, el respeto y el amor por la naturaleza, el paso de la infancia a la vida adulta, e inclusive intervienen unos traviesos y simpáticos personajes en forma de cangrejitos, con muchas semejanzas y similitudes a los asustadizos y curiosos Susuwatari que aparecen en Mi vecino Totoro y El viaje de Chihiro, unos seres pequeños muy oscuros en forma de bola y pelo rizado. Cuando la tortuga se convierte en una compañera humana, la película se transforma en un hermoso y lírico viaje a través de la vida, una apacible y onírica fábula llena de misterio, capturando la crisis existencial del hombre que termina aceptando su situación para enfrentarse a la isla, y aprender a disfrutar de su entorno.

El público al que va dirigido Ponyo en el Acantilado (2008) evidentemente no es el mismo que el de La Tortuga Roja, aunque hay momentos cómicos de mucha ternura, delicadeza, y muy conmovedores, no se trata de una película para niños debido a su trasfondo filosófico y existencialista donde se nos habla de la realidad de la muerte, y en la que Michael Dudok de Wit pretende transmitir que no necesitamos oponernos a la muerte, ni temerla, ni luchar contra ella ya que se trata de algo natural que forma parte del ciclo de la vida.

Todas mis críticas en:
http://timejust.es/author/barriodelensanchegmail-com/

Twitter: https://twitter.com/Fianchettoedu
[Leer más +]
50 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Crítica de "La tortuga roja"
-Una película de animación que aún cree en el extraordinario poder de las imágenes. No hay ni un diálogo, ni falta que hace.
-Posee una pureza insólita que debe ser aplaudida tras ser disfrutada; aunque casi a mitad de película me quedo náufrago y desconectado de la película. Una lástima.

Este año todo el mundo está muy contento con las propuestas animadas, menos un servidor. “Zootrópolis” y “Moana” me agradaron bastante sin llegar ni de lejos a la calidad de algunos títulos que han brillado en los últimos años, me decepcionó -y mucho- “La fiesta de las salchichas”, por último “Kubo y las dos cuerdas mágicas” me pareció una película irreprochable técnicamente, pero con una trama esquemática y sin el calado emocional, la madurez o la sencilla complejidad de otras obras de Laika. Me quedaban dos apuestas muy interesantes, “La vida del calabacín” y “La tortuga roja”. De momento vengo a hablar de la segunda, que apenas se ha estrenado en unas pocas salas de nuestro país. Es la primera producción del estudio Ghibli firmada por un director occidental. Este honor recae en Michael Dudok de Wit. Un animador holandés que hasta ahora solo había estado al frente de cortometrajes. No obstante, todo su trabajo ha sido muy bien recibido y de hecho su película, “Father and Daughter”, obtuvo el Oscar a “Mejor cortometraje de animación”. En esta ocasión, y tras diez años de duro trabajo, nos ofrece la historia de un náufrago y su relación con la isla que lo retiene, así como las criaturas que habitan en ella. Gracias a esta historia, vuelve a entrar en la carrera de los Oscar, porque su nueva película está nominada en la categoría de “Mejor película animada”. Ahora bien, ¿merece ganar?
Aunque me duela admitirlo, ésta es otra decepción del género. Lo nuevo del estudio japonés me deja bastante más frío de lo esperado. Dudok de Wit no ha fracasado al dar forma a esa preciosa parábola sobre la comunión entre el hombre y la naturaleza así como sobre el ciclo de la vida. De hecho su decisión de apostarlo todo al poderío de la imagen y eliminar cualquier línea de diálogo me parece valiente y acertada. Su propuesta visual de amplios planos generales y atención a los pequeños detalles, movimientos y gestos íntimos; la hacen hermosa y rica a pesar de la aparente simpleza de su historia, un arma de doble filo. El empleo de la música es fantástico, auxiliando a la imagen en su intento de crear poesía y perfectamente acompasado con el sosegado ritmo de la cinta. Pero tras una primera media hora brillante, el giro fantástico se me atraganta. La introducción de ese elemento no sucede con la livianidad necesaria y a partir de ahí me resulta más difícil conectar, captando la película mi atención de forma intermitente. Me refugio en las mágicas formas y en las admirables ambiciones, pero no vuelvo a sentir la frialdad de la lluvia como en los primeros compases. Este problema no lo tengo en las últimas escenas, de una belleza indescriptible, que se encargan de cerrar perfectamente la película.
No tengo duda de que las virtudes de esta historia van más allá del excelente trazo de la animación. Es un tipo de cine que se hace grande a partir de su silencio y sus intimidades, una fábula infinita como cada grano de arena, también antigua y eterna pues no habla de otra cosa que la vida. Cuando termina noto que se me queda algo dentro, creo que le debo una revisión y no me desagrada en absoluto intentarlo de nuevo en el futuro. Algún día volveré a esa isla. Mientras tanto, les recomiendo pasarse a ustedes por allí.
[Leer más +]
29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La admirable vida de un náufrago
Concisa y precisa, ensoñadora e imaginativa, singular y asombrosa… al tiempo que de una llaneza cautivadora. Sin diálogos pero no muda, parca en digresiones o circunloquios, se concentra en contar una sencilla historia con mínimos personajes y decorado casi único, pero rebosante de delicadeza, primor e ingenio. Adopta un punto de vista sereno ante la adversidad, destapando en su afable recorrido el tarro de las esencias como un bálsamo arrebatado que te va envolviendo y hechizando como una mágica noche de luna llena o como un deleitable atardecer refulgente al borde de un acantilado recóndito y paradisíaco. Y, en este caso, no se debe confundir sencillez con simpleza porque la naturalidad de esta cinta es fruto de un elaborado proceso de síntesis, optando siempre por la belleza de la puesta en escena y descartando cualquier afectación o solemnidad.

El meticuloso y esmerado embrujo de sus imágenes es soberbio. Nada queda al azar en este azaroso periplo por la supervivencia, donde reina el amor como esencia redentora de la vida, que nos hace llevaderas las penalidades o estrecheces y nos devuelve una ilusión radiante que nos reconforta y reconcilia con el mundo y la existencia. Ofrece poesía en movimiento, de una dulzura abrumadora pero para nada empalagosa ni preciosista, sino adentrándose por los senderos de la metáfora, de la sugerencia, de la imaginación y de la sorpresa evanescente con un aplomo y una gracia que no dejan de fascinar en ningún momento. Hacía tiempo que no se utilizaba la animación con semejante derroche de inventiva, inspiración y finura, en donde realidad y sueño se funden en una unidad maravillosa que deja atónito y agradecido al espectador más exigente e intratable.

Fábula llena de encanto, embeleso y hechicería. Nada sobra ni nada falta, es perfecta en su brevedad que, sin embargo, contiene y refleja el ciclo natural que nos configura y determina. Hay que verla para creerlo. Merece un lugar en el corazón de todo amante del buen cine, que no en vano también se denomina – sin saber bien que puede significar hasta que se visiona una joya como ésta – ‘fábrica se sueños’. Es un regalo para los sentidos y un virtuoso torrente de perfección que dejará satisfecho al paladar más severo. No deberían perdérsela, sobre todo si la edad adulta pesa y no se quiere perder toda esperanza. Milagrosa.
[Leer más +]
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un cuento alargado
Si hubiese hecho un cortometraje con la misma historia yo lo hubiese visto muy logrado, pero creo personalmente que no da para un largometraje.
Es muy bonita y muy zen, pero hay momentos que me aburre.
Gran merito que no necesite diálogos.
[Leer más +]
43 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
LA ANIMACIÓN POR EXCELENCIA
Hacía tiempo que no veía una filmación tan preciosa, tan marina, tan lúcida, tan entrañable, tan trascendente, tan YO SOY. Si de mí dependiera este filme sería galardonado con al menos tres premios «Oscar», uno de los cuales habría de ser indudablemente para quien lo ha dirigido de una forma tan espléndida y bella (Michael Dudok de Wit): una obra tan maravillosamente lograda que ennoblece el arte contemporáneo. He visto mucho cine este año, como casi todos los años más de seiscientas películas de todo tipo; pero entre las mejores me reservo para mí, como la mejor de todas, esta hermosura que toca el origen y quid por excelencia del ser humano; «La tortue rouge» es la mejor película en todo el presente 2016 con la que han gozado mis ojos.

Fej Delvahe
[Leer más +]
39 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Mágica
Hago caso omiso a las críticas negativas poniendo en duda las capacidades de hacer "críticas" habiendo visto qué películas están en sus ranking de excelente calificación. En fin, Simplemente ansío expresar lo que me ha transmitido a mí (sin marcas de productoras) cuánta memez.
Inmensamente romántica con un poder visual apabullante, musicalmente hecha con delicadeza y con un mensaje sublime.

La mente del ser humano hace que cada vivencia tenga su superación transitando por un camino, en este caso es el mundo onírico y, ¿quién no sueña? y más en el último suspiro de existencia. Último deseo concedido.
Me viene a la cabeza una frase de un grande: “Algo hay tan inevitable como la muerte y es la vida”.

No hay más que decir, ya está todo dicho.
[Leer más +]
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Oda al aburrimiento
Los cuatro puntos que le doy se los ha ganado la calidad de planos que tiene la película. El resto, simplemente, no lo he entendido en ningún momento. Quizás no sea de fábulas, o quizás no la he visto en buen momento. Pero cuando las cosas no entran, no entran.
[Leer más +]
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El rumor de una danza silenciosa
Encontrarse con una de estas piezas repletas de sencillez y ternura, se vuelve algo difícil en nuestros tiempos. La tortuga roja, no se refugia en una trama compleja o en un dibujo elaborado, Dudok de Wit nos muestra esta bella historia desde la más pura sinceridad argumental. No hay nada que nos distraiga de sus personajes, de su historia, ni un simple dialogo.

Al igual que con El cuento de la princesa Kaguya, me da la sensación de encontrarme ante una historia imperecedera. Es como si esta historia hubiese existido desde siempre. Como si esa danza a orillas del mar contara ya con siglos de antigüedad. Observar este dialogo entre nuestros ojos y nuestro corazón, hace que la recordemos desde el más sincero de los afectos.
[Leer más +]
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La marca Ghibli vende mucho
Una vez terminé de verla me pregunté; ¿hasta que punto está bien considerada esta película de animación tan sólo por estar en colaboración con Studios Ghibli?.

La animación es buena y se ve diferente con ese aspecto con el fondo con ruido electrónico y los personajes bien limpios de ruido, también intenta algo diferente porque no hay ni una sola palabra en todo el film, además de ser un cuento que pretende ser maravilloso por su originalidad. Y a todo esto le ponemos la etiqueta Estudios Ghibli y ya parece una obra de culto, pero en mi opinión no es así. El aspecto técnico es bueno y original, la idea busca algo diferente en la historia de los náufragos, pero ahí queda todo.

Su punto álgido llega antes de la mitad de la película, cuando asesina a la tortuga y desde ese momento comienza a bajar el nivel minuto a minuto. Lo que pretende ser original parece un cuento bíblico a lo Adán y Eva cuyo cometido es repasar el ciclo de la vida, pero los personajes no se desarrollan nunca, ni mediante palabras ni mediante actos. Desde el comienzo el náufrago sabe hacer barcas, imagino que porque ha visto muchas películas de náufragos, y tan sólo se dedica a hacer barcas. Nunca llega a tocar sentimientos salvo en la escena que asesina a la tortuga, porque este náufrago no llega a frustrarnos a nosotros ni el a temer por propia su vida salvo una vez. Curiosamente, la escena que pudo haber evocado sensaciones reales es en la que cae estúpidamente entre las rocas se resuelve de manera rápida y fácil con el hombre deslizándose entre las rocas como una serpiente.

Cuando la tortuga se convierte en mujer el film nos da un repaso de como de un hombre y una mujer nace un niño y el niño al crecer se emancipa con tres tortugas marinas. Los padres envejecen, el padre muere y la madre vuelve al mar. Creo que para ver dibujos didácticos es mucho mejor Érase una vez la vida, que al menos nos explicaba el porqué de las cosas. Esta película termina resultando aburrida porque no enseña nada de nada. No nos muestra ni la isla ni su fauna ni su flora, no nos muestra como uno se debe de sentir en una situación así ni tan siquiera como se sobrevive, tampoco como se hace una barca o de donde saca la cuerda. No hay una sola muestra de humanidad y para eso no sin necesarias las palabras, me remito a películas de animación como Wall-E, en la que el robot es mucho más humano que los personajes de La Tortuga Roja. Al final, para ver una bonita animación no son necesarios 80 minutos de nuestras vidas, con unas ilustraciones creo que hubiese sido necesario.

Podrán decirme que no la comprendí pero es que no hay mucho que comprender, ya que cualquier película buena de los estudios Ghibli pasa por encima de esta especie de Tintin Náufrago. Y fuera de los Estudios Ghibli también hay mucha animación de calidad que funciona tanto a nivel estético como íntimo, humano, de acción, etc. Películas como La tumba de las luciérnagas (1988), Millennium Actress (2001), Kenshin, recuerdos (1999), El viaje de Chihiro (2001), El Principito (2005) o Wall-E (2008) logran llegar a nuestros corazones, a nuestras almas y a nuestros ojos de manera impetuosa tanto a un nivel estético como emocional.

Conclusión. Nos encontramos con un film plano y soporífero en el que la ausencia de palabras hasta puede beneficiarla porque no quiero ni imaginar con que diálogos le hubiesen castigado a sus personajes. En mi razonamiento sólo comprendo que La Tortuga roja tiene un 7,1 en Filmaffinity porque tiene la etiqueta Ghibli y es muy cool elevarla a la altura de las grandes de la animación por tener la etiqueta Ghibli.
[Leer más +]
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El ciclo de la vida... Maravillosa!
Es el primer largometraje animado del reconocido animador holandés, ganador del Oscar a Mejor cortometraje de animación por su bello corto "Padre e hija". En esta ocasión, apoyado por el mítico Studio Ghibli, y con el maestro Isao Takahata en la producción. La película, como me lo esperaba es una verdadera joya. El director realiza una pequeña obra de arte y de artesanía, utilizando la animación tradicional (un gran acierto), pero con un cuidado y precisión en los dibujos y su composición, que logra trasmitir mayor realismo que muchas películas animadas con mayor presupuesto, y que incluso filmes de ficción. Además, la película cuenta con cero diálogos, por lo que todo el peso recae en la imagen y la composición visual y pictórica, además de sonidos naturales y la música. Todo en el filme es sencillo y minimalista, incluso la historia, PERO, aunque el argumento luzca sencillo, posee un gran trasfondo filosófico. En síntesis, es una bella fábula sobre la vida, sobre los seres humanos en todas sus etapas, sobre su relación y armonía con la naturaleza, y el paso inexorable del tiempo. Es de una belleza visual impresionante, hipnótico y altamente conmovedor. Un deleite y un regalo para nosotros mismos. Aunque toda es bella y memorable, hay unas escenas que se quedarán contigo, como la de parte de la infancia o el enamoramiento, que contienen una delicadeza, una musicalidad, un sutileza y belleza arrebatadora.
[Leer más +]
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Ahora resulta que no tengo corazón...
... ni sentimientos, ni emociones, ni dinero para comprar un Ferrari.
Todo esto por no apreciar lo brillante y sentimental que dicen es esta obra obviamente. Yo a pesar de no tener corazón tengo cerebro (alguna vez lo uso) y he visto lo siguiente.

Una obra que tiene escenas muy emotivas acompañadas de una excelente música pero que en conjunto ni es emotiva, ni tiene sentido y es bastante aburrida.
Tras un comienzo vibrante llegamos a la aparición del animal que da título a la obra y... todo va cuesta abajo.
Escenas que son relleno y no aportan nada, un 80% de la película es "Náufrago" y un final que seguro es una metáfora de algo que un simio como yo no alcanza a entender pero te deja con el culo torcido. Un corto de 15-20 minutos hubiera sido una mejor opción para contar esto.

Comparar esto con obras maestras como Mononoke o Chihiro me parece una broma de mal gusto.

Los puntos son por lo siguiente:
-Buena música.
-Escenas emotivas.
-Contar algo sin necesidad de diálogos.
-Paisajes que parecen un cuadro (personas y animales tienen una animación pasable).
[Leer más +]
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Todos deberiamos visitar esa playa
Todo el universo cine se entristeció tras el cierre de Estudios Ghibli en 2014, poca esperanza quedaba para los que aman el cine de animación sin estridencias ni canciones insoportables y esta es una de ellas. La tortuga Roja narra la historia de un joven naufrago al que le es imposible escapar de una isla totalmente desierta. Pese a sus intentos de hacerlo con una balsa de madera ésta es siempre destruida por una fuerza que emerge del océano. Con esta simple premisa el director Michael Dudok de Wit articula una maravillosa historia de amor, familia, superación y realismo mágico. Una aventura muda con mucho que decir en el concierto internacional de la animación.

La tortuga roja es una obra mayúscula sobre el abandono de la civilización y el aprecio por los aspectos que de verdad importan en la vida, al primer deseo de libertad del joven le puede el amor por la naturaleza primero y por su familia después. La playa donde se desarrolla la obra es el universo del personaje, no necesita nada más, simplemente amor por el cine. Un amor que se manifiesta en forma de joven mujer que es, simplemente y complejamente, la representación de la isla naufraga. Con toques de buen cine que recuerdan a un David Lynch enamorado por la vida, un Tim Burton menos gótico o un Miguel Gomes más infantil. Todo ello nos hace embarcar en una aventura sin diálogos sobre el alma humana que no deja ni un momento al espectador para pensar en los problemas mundanos; lo único que desea es acariciar a la enorme tortuga o correr por la playa sin preocupaciones.

Llama la atención la multitud de lecturas que una obra de apenas 80 minutos puede albergar, la familia, la pérdida, la infancia, el abandono de la civilización, la naturaleza o el egoísmo humano son una de ellas. Buscar un mensaje claro a La tortuga roja es una balsa que no hay que construir, basta con sentarse en la playa de noche, mirar al mar y dejarse llevar por otra obra maestra de la animación. Todos deberíamos visitar esta playa alguna vez.
[Leer más +]
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La isla de la vida.
200/10(16/09/17) Sensible, onírica y conmovedora (a ratos) propuesta en formato animación 2D dirigida por el holandés Michael Dudok de Wit, que debuta en un largometraje a sus 64 años, aunque ya ganó un Oscar por el cortometraje “Padre e hijo” (2000). Cinta arriesgada y valiente, pues hacer un film de animación tradicional y que sea mudo, solo adornado por la música y los sonidos cinegéticos es atreverse mucho, el poder de la imagen lo narra todo. Tras el mencionado Oscar el realizador tulipán recibió un importante correo del aclamado Studio Ghibli, con dos peticiones; la primera, permiso para distribuir su cortometraje Padre e hija en Japón; La segunda, una oferta para trabajar en su estudio con la posibilidad de dirigir su primer largometraje, hasta ahora solo tenía en su haber la realización de cuatro cortometrajes. De esta manera, la idea de un hombre en una isla desierta que llevaba rondando la mente del director holandés desde hacía un tiempo, empezó a rodar, y así nació “La Tortuga Roja”. Diez años de esfuerzos ha empleado Dudok de Wit para realizarla, en lo que es una fábula de tintes surrealistas en que se hace un fresco sobre el ciclo de la vida, sobre la fugacidad de la misma, sobre la difícil (por la brutalidad en modo albedrio) pero necesaria comunión entre los humanos y la omnímoda Naturaleza, en lo que es un relato con claras influencias a la obra de Daniel Defoe “Robinson Crusoe” (1719). Una emotiva narración para adultos, con picos de te tocan la fibra emocional, ello enmarcado en dibujo simple, diáfano, mostrando no la típica isla paradisiaca, sino un lugar inhóspito minimalista, donde es difícil encontrar comida, y donde la desesperación del protagonista será crucial para despertar el interés ambiguo de la historia. Fue nominada al Oscar a mejor film de animación, perdió en favor de “Zootropolis”.

El inicio ya marca el tono de la película, con un náufrago en medio de una tormenta en el océano, mecido cual pluma por las gigantescas olas, marcando el como la Naturaleza es un Dios que juega con los humanos a su antojo, y de como el hombre intenta sortear su furia en pos de su supervivencia. Muy bien mostrado el comportamiento natural del náufrago, primero explorando la isla con curiosidad y luego intentando salir de allí, y al final teniendo que adaptarse a su situación. Donde el director nos enseña una ínsula agreste, donde el protagonista se expresa con gestualidad cognitiva, sus emociones afloran con fluidez, ello mostrado con detallismo ecológico, con matices, con dimensión trágica. Una obra para adultos de mucha contemplación, de gran simpleza en su argumento, pero que encierra una subtexto profundo sobre el afán de supervivencia, sobre como los humanos estamos hechos para amoldarnos a cualquier situación, sobre como la imaginación te puede distorsionar y a la vez hacerte llevadera una desgracia.

El director se apoya en una visualidad muy lírica, acunándose en el mundo de los sueños, allí donde la realidad puede ser sugestionable hasta hacernos ver lo que queremos, lo que nos de esperanza por seguir, donde el amor se maneja a modo de válvula de escape ante la frustración personal, derivando en que la isla se convierte en un especie de Edén donde Adán ha encontrado su particular Eva, un Paraíso perdido donde los humanos convivirán en compleja fraternidad con la naturaleza, lugar anclado en el tiempo y el espacio, donde la rueda del tiempo no para y hace nido se quede vacío, ante las ansias aventureras innatas a los humanos. Un relato clásico de descubrimiento personal que arranca abordando la supervivencia, rebosante de onirismo con mucho simbolismo críptico, ello embestido de melancolía, esperanza, belleza, que en un momento dado, tras el triste encuentro del protagonista con una tortuga, cruza la línea hacia la fantasía mágica, iniciándose entonces un giro hacia la aceptación del escenario, el “amor” entre un Humano (epítome de todos) y un espíritu de la Naturaleza, y arranca el ciclo de la vida, el acercamiento al mor, la procreación, el nacimiento de un nuevo ser, el criarlo, el amor de padres, la juventud del hijo que da con el mencionado nido vacío, la vejez en pareja y al final…, en lo que es una reflexión sobre el inexorable y lapidario paso del tiempo, todo relatado con delicadeza, y un humor muy fino y aséptico.

Posee una visualidad especial, original en sus tonalidades de acuarelas cuasi Van Goch en su evidente trazo impresionista, donde sólo la balsa y tortugas se animaron digitalmente, fondos hechos difuminándolos con la palma de la mano, artesanía parecida a la del carboncillo, lo que proporciona unas características texturas móviles y granuladas, ello con muchos planos generales que empequeñecen al humano ante la infinita Naturaleza (la tormenta, la balsa, el tsunami,…), tratando con mimo muchos recursos estéticos como el mecido de las plantas, el epidérmico sol, las bandadas de aves de paso, o los cangrejos como elementos de slapstick, con cromatismos suaves, creando postales de gran beldad, ello sin sobreexplotar de modo idealizado la beldad edénica, pero si dejando destellos oníricos (el puente de madera, la orquesta, la tortuga levitando, el vuelo de la pareja y la ola suspendida). Esto combinado con la música no intrusiva creada por Laurent Perez del Mar (“Zarafa”), acompaña con dulces de melodías con las imágenes, aportando pesadumbre climática, y esto en miscelánea con los sonidos ambientales fruto del buen hacer del editor de sonido Sébastien Marquilly (“El secreto de la isla de Kells”) y el mezclador de sonido Fabien Devillers (“El secreto de la isla de Kells”), que funden los sonidos naturales con el score de modo indisoluble, haciendo esta conjunción sea vital para el entendimiento y fluir del relato, ejerciendo de narrador omnisciente.
[Leer más +]
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Bestialismo
Yo tenía un primo en el pueblo, pastor de oficio, que se lo hacía con una cabra. Bueno, aquí la cosa es más exótica pero es más o menos como la vida de mi primo, un poco más aburrida quizá, porque mi primo tenía un montón de cabras para elegir, y de hecho, poco a poco, fue conociendo (en el sentido bíblico de la palabra) a más de un ejemplar.
En fin, reconozco que no soy un ser muy sensible (y mucho menos un cursi), aunque sí soy capaz de apreciar la habilidad técnica de la animación de este muchacho neerlandés, y la alabo; ahora bien, une peli, si quiere ser algo más que un simple producto técnico o artesanal, ha de ofrecer algo más y aquí no encontramos gran cosa que pueda dar alas a la cosa: sólo un cortometraje muy inflado.
[Leer más +]
20 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El final es simplemente una delicia
Hay películas que valen lo que vale su final, y esta es una de ellas. El cine concebido como una gigantesca metáfora dentro de la que caben varias lecturas. El respeto y saber convivir con la naturaleza, el ciclo de la vida dentro de la familia, son las dos que yo extraigo como significado de "La tortuga roja", pero seguro que caben muchas más, y habrá usuarios que escriban su crítica, dando un significado distinto a lo que yo he creído ver.

Lo que no se puede negar que esto es cine de animación con mayúsculas, donde lo que importa no es la belleza del dibujo, sino el mensaje que oculta. No soy muy amigo del género, tanto Dreamworks, como Pixar se me antojan demasiado para niños y no suelo ver sus películas. Si alguien más piensa así, que sepa que aquí se va a encontrar una película muy profunda y compleja, donde, sin palabras ni diálogos, parece que no pasa nada, pero sí que pasan cosas. Absolutamente imprescindible.
[Leer más +]
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La tortuga roja- Vasta soledad
Servidor siempre ha admirado las películas de Hayao Miyazaki, y posteriormente he ampliado el espectro a la totalidad de la producción del Studio Ghibli, apreciando mucho también peliculones de Isao Takahata como El cuento de la Princesa Kaguya. Me entristeció enormemente la noticia de su cese, pero con suerte siguen contribuyendo al cine de animación artesanal coproduciendo obras como la que nos ocupa. De nacionalidad francesa y dirigida por el holandés Michael Dudok de Wit, la presumiblemente próxima nominada al óscar a mejor película animada se presentó en Cannes y se me escapó entre las perlas de San Sebastián de este año, hasta ser preestrenada la noche del 12 de enero. Recapitulando el 2016, llegan ya en 2017 otras de las grandes promesas de la cosecha. Y tal vez por las expectativas levantadas por los medios, la sensación general al haber concluido la proyección de La tortuga roja fue de decepción. Nos hallamos ante una película animada e inteligente, que apuesta por la poesía audiovisual y métodos arcaicos y anómalos para narrar su hermosa historia, pero viniendo tras el nombre de la responsable de tantas grandes películas queda evidenciado que no nos hallamos ante la obra maestra que tantos alaban.
[Leer más +]
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Madre mía
Vaya sensación. En un principio mi atracción hacia una cinta de animación y muda era....ninguna.
Que ha pasado entonces?. Pues que empecé a ver esta película como el que bebe un trago de agua sin sed, vas ingiriendo sin saborear, pero a cada pequeño trago te das cuenta de lo límpida que es y de lo fresca que está, luego te das cuenta que es esencia pura y cuando recorre tu interior asumes que algo que parece tan delicado y a su vez tan accesible como el agua consigue sin embargo representar como ninguna otra cosa a la vida misma.
Así es" La Tortuga Roja".
Un director belga que debuta en un largometraje con 63 años, un dibujo precioso y sutil pero de una contundencia apabullante, una historia que es la historia de cada uno de nosotros y de la que no puedes distanciarte aunque quieras y un entorno maravilloso que representa el edén o la muerte o el tiempo. O tu vida y la mía.
[Leer más +]
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El náufrago y la tortuga
Desde el Festival de Cine de Gijón 2016:

En la siempre atractiva sección que el festival dedica al cine de animación, ha destacado la maravillosa ‘La tortuga roja’, una película francesa en coproducción con el imprescindible Studio Ghibli japonés, que fundaran los maestros Miyazaki y Takahata, y que ha creado obras tan referenciales en su género como ‘La tumba de las luciérnagas’, ‘Mi vecino Totoro’ o ‘El viaje de Chihiro’.

La preciosa historia de un naúfrago en una isla desierta y su fantástico encuentro con una tortuga gigante está contada sin diálogos y con imágenes admirablemente creativas y gran sentido poético y artístico. Uno de las mejores regalos que ha hecho el Festival de Gijón este año a sus seguidores.
[Leer más +]
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas