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19 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
El cartero rural que quiso volverse moderno
Me gusta más el estilo posterior a “Día de fiesta” de este cómico francés. Por lo menos, en “Las vacaciones de Monsieur Hulot” y en “Mi tío”, que son las que conozco. Me agrada que depurara su técnica narrativa hacia los gags homenaje del cine mudo, en los que Tati apenas habla o no habla en absoluto, y donde no son necesarios los diálogos para que la imagen hable sola. Si los hay, son mera adición accesoria. Y los sonidos ambientales son mucho más elocuentes que las palabras.
Por ello no me termina de convencer “Día de fiesta”. Demasiados diálogos y cierta inmadurez en el concepto. No me acaba de funcionar como comedia. Y eso que tratándose de Tati nunca ha sido óbice el tono humorístico naïf. Pero es que aquí se pasa; aún le faltaban unos hervores para evolucionar en el gran cómico-actor-director en el que iba a derivar.
Tiene su gracia, cómo no, la idea del cachazudo y desastroso cartero rural que un día decide volverse tan eficiente como los americanos. Como era habitual en él, las simpáticas críticas implícitas en sus largometrajes (e imagino que en sus cortos también) apuntaban a la modernización, el automatismo, el estrés de las prisas, la agenda milimetrada, el monótono trabajo en serie, la falta de imaginación, la pérdida del contacto humano. Su patoso personaje es el portavoz de la parsimonia, de la ineptitud, de las cosas que no precisan un horario rígido, ni ser hechas de la misma manera. Es el representante de esos semi-vagabundos felices que se paran mil veces por el camino a mirar el paisaje, a espantar una mosca molesta, a echar una mano a un aldeano que le pide ayuda, a tomarse una copita en el bar, a dejarse enredar por los parroquianos, a prodigar un gesto calamitosamente amable, y que tropieza una y otra vez con las mismas piedras. El que está en todos los sitios y en ninguno, el torpón ambulante que va a su bola.
Este cartero no es aún el genial Monsieur Hulot, pero ya presagiaba maneras.
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21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un cartero con mucho mimo
El mimo y cineasta de Le Pecq (Francia) Jacques Tati (1908-1982) y su primera obra Jour de fête suponen una ruptura con la comedia imperante en sus días, de diálogo ágil y enrevesado, y una reivindicación de la desusada comedia del gag visual y la pantomima. No se trata de una rehabilitación regresiva sino más bien innovadora: el sonido (excluida la palabra) se erige en elemento primordial de la narración. Así, la feria ambulante entra en el pueblo y un plano muestra los caballitos de tío vivo a la par que suena un chocante relincho, pero una rectificación del encuadre descubre, tras el primer plano de los equinos de madera, a los auténticos caballos; o el insecto volador invisible que amenaza al cartero François y a un ocioso campesino, cuyo patente zumbido se revela en distintos grados de intensidad según la supuesta distancia entre el insecto y la cámara; o el tablero que se resquebraja y que, como produce el mismo crujido que emitió el poste que casi chafa a François, induce a éste a penetrar de nuevo en la cantina de la plaza, con bici y todo.

Existen dos versiones de Jour de fête, una en B/N, montada por Tati, y otra en color, montada tras la muerte del autor, con evidentes diferencias de puntos de vista estéticos, de duración de planos... Llama la atención la desaparición en la segunda versión de un personaje, el del joven forastero que dibuja el pueblo y la feria. También se pierde el coloreado de algunos objetos, como el globo que persigue el cartero ebrio, cuyo efecto recuerda a ciertos planos de películas futuras como Rumble fish y Schindler’s list.
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El cartero nunca llama dos veces.
Vaya mosqueo que tiene el cartero del pueblo. No sabemos exactamente por qué pero la ha tomado con los americanos.
Tati perfecciona hasta el mínimo detalle uno de sus personajes estrella: el cartero. Impresionante lo de este hombre. El hombre camaleón.

Desde luego este genio de la interpretación homenajea el cine cómico pero sobre todo, homenajea la buena vecindad. Al ser humano de a pie. Al peatón. Al obrero. Al luchador. Y le jode la superioridad de los grandes y el abuso y muchas cosas que no quiero decir ahora. El caso es que ya las dice él, por si te interesa.

Siempre hay un momento para pensar en los demás, por eso me gusta que el cartero vaya en bicicleta y me gustaría mucho parar un rato con él en el bar del pueblo y escucharle, a ver como va el mundo y de todo lo que se queja. Aunque él seguirá a lo suyo.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Maravillosos aromas.
Una deliciosa comedia, clásico del cine francés y europeo, típica del humor del gran Jacques Tati. Es la narración del día de fiesta anual (el 3 de julio) en la localidad de Sainte-Sévere y cómo afecta a todos los habitantes del lugar la llegada de los feriantes y todo lo que desarrolla a su alrededor. Entre ellos destaca el cartero François (Tati) para el que su vida habrá cambiado tras este día de fiesta.
Película maravillosa, festiva y vivificadora, además de inteligente, es un genial derroche de sentido de la observación, costumbrismo y naturalismo. Una obra maestra que desprende ternura, sencillez, encanto y llana poesía por los cuatro costados, en un sobresaliente ejercicio de hacer de una obra tan pequeña algo tan encantadoramente memorable.
El humor de Tati tiene aroma al de Chaplin, es llano, comprensible y cercano, bebe también de Keaton por cuanto el gag también está elaborado y es, en definitiva, una delicia para los ojos y para la mente ver películas de este sesgo inmortal.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cuando Tati repartió el correo "a la americana"
Para el que escribe, 'Día de fiesta' es la mejor película del inimitable, curioso y algo cargante Jacques Tati.

Empezando por la duración, muy ajustada para lo que se cuenta, la película no se va por las ramas y se alarga innecesariamente como ocurre en la mayor parte de la filmografía del genio francés. Por otro lado, cuenta con todas sus virtudes y su talento cómico brilla limpio y puro, sencillo pero tremendamente eficaz.

Los gags se suceden sin pausa pero sin prisa, garantizando una sana diversión hasta la apoteósica parte final, en la cuál empieza a repartir el correo "a la americana". Desternillante y una absoluta delicia de contemplar, el magnífico final de la película juega a su favor y deja con una sonrisa de oreja a oreja.

Así pues, no puedo hablar de obra maestra, pero seguro que a Keaton y Chaplin les chiflaba esta deliciosa comedia visual sobre unas fiestas populares y un ciclista que ni Induráin y Amstrong juntos.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cartero a la Americana
Hace poco me compré el Pack de Jacques Tati en las que entraban parte de su obra, casi toda pues no tiene demasiados films, solo faltó Trafic (aun no he visto esa).
Empecé cronológicamente para ver la evolución de Tati y mejoró mucho con el paso de los años.
En día de fiesta y como vi comentar en alguna crítica existen dos versiones, color y blanco y negro, creo que solo perdura la primera, que es la que dan en el pack y la que yo vi,
Aquí narra las aventuras de un pueblo, soso y oscuro, que resurge a la felicidad y el color con la llegada de los feriantes al mismo, con sus caballitos de tiovivo, sus casetas de tiro, su Cine ambulante y su música.
El pueblo se engalana para recibirlos y con la colaboración de los ciudadanos convierten ese día en uno muy especial, el personaje principal es el cartero (Jacques Tati) que con su bicicleta y su modo peculiar reparte el correo a los vecinos.
Mención especial al gag del reparto a la Americana, pues es el mismo y mejorado del corto de dos años antes L’ école des facteurs, prácticamente es calcado, pero en blanco y negro, cambian los personajes pero la esencia es la misma, y la comicidad es igual de buena, superada en el film, más que nada por la calidad de imagen e ingenio, pero la base ya la asentó con ese corto. Si alguien no pudo verlo le recomiendo hacerlo, pues aun siendo muy parecido deja ver en lo que más tarde se convertiría (el mejor gag de Día de fiesta).
Personalmente y después de ver todos sus films (menos Trafic) este es el más flojo de todos, aunque merece la pena verlo.
Hace especial atención a la alegría de los feriantes y sus colores vivos para resaltar la fiesta que ellos traen, como la narración de la vejeta que anda por el pueblo paseando a un chivo y contando la historia de sus vecinos.
Como prota está el cartero, feliz sintiéndose útil para su pueblo, aunque los feriantes no paran de tomarle el pelo en todo momento y reírse de él más que con él, un cartero que se deprime al ver una película que los feriantes llevaban a cerca de los carteros americanos y su rapidez en el reparto, eso hace tomar medidas a François el cartero a intentar hacer el reparto a la americana.
Recomendable a los amantes de la comedia antigua, comedia visual más que hablada, pues si algo tiene Tati es que sus diálogos son escasos, pero visualmente es espectacular y de eso también se disfruta.
En toda su filmografía prevalece la comedia visual que los gags hablados, parece por momento que la película es muda, pero ahí es donde entra los efectos sonoros que tanto gustan a Tati y la música que va acompañando siempre a los personajes.

PD: Darle la oportunidad tanto a esta película, como a la corta filmografía de Jacques Tati, un genio que no se dejó manipular e hizo lo que quiso en sus films, por eso son buenísimos visualmente y cómicamente hablando, pero os aviso que este es el más flojo, aunque es bueno.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El cartero.
57/09(26/04/14) Delicioso primer largometraje del gran cómico francés Jacques Tati, una Oda a la Alegría de Vivir, obra en la que ya deja constantes de sus temarios favoritos, como son la crítica al mundo moderno, a cómo puede deshumanizarnos, para convertirnos en autómatas, Tati aboga por una sociedad que se interrelacione y disfrute de la vida.
El escenario es un pueblo rural francés (Sainte-Severe-sur-Indre) durante sus fiestas del 14 de julio. El protagonista es un torpe, inocente y servicial cartero, François (gran Jacques Tati), este recorre la villa en bici entregando correspondencia, no dudando en pararse a beber, a ayudar a en lo que puede a los vecinos, a charlar, esto hace que su trabajo se dilate, pero la visión de una película americana de cómo los carteros estadounidenses realizan velozmente su tarea le hace experimentar con el método americano, derivando en un tramo trepidante e hilarante.

Jacques Tati (Tatischeff en realidad) nació en 1908 en Le Pecq (Francia), provenía de una familia de nobles rusos, en 1942 huyendo del parís ocupado por los nazis se refugió en la campiña gala 2 años junto a su amigo Henri Marquet, concretamente en el pueblecito de Sainte-Severe-sur-Indre, trabajando en una granja, allí convivieron con los lugareños, entre los dos escribirían el guión del cortometraje “L’école des facteurs”, en 1947 regresaron a la villa para rodar el corto, que relataba las desventuras de una escuela de carteros, siendo uno de ellos François encarnado por Tati, personaje que recuperaría para su largo, además de reutilizar varios gags, además para el largo filmaron también en Charleval (Bouches-du-Rhône)

Una encantadora comedia eminentemente visual, con una utilización liviana de los diálogos, pero con un manejo del sonido incidental perspicaz sobre todo en lo referente a animales, perros, caballos, ocas, abejas, y con una narradora singular a modo reflejar la sabiduría ancestral en la anciana encorvada que de vez en cuando aparece tirando de una cabra y fabulando sobre su pueblo y sus gentes. Tati expone un lugar idílico, con exposición de personajes divertidos, tiernos, traviesos, y sobre todo vitalistas. Tati aporta en su guión un agudo sentido de la observación para retratar el costumbrismo de un entorno rural, con un naturalismo evocador, y lo transmite al espectador con un humor de mueca, no de carcajada, de los que te dejan con un regusto dulce duradero, con elaboración de slapstick que van de menos a más, con situaciones que beben del humor físico, con un tramo final impresionantemente coreografiado. Tati basa su historia en arremeter sutilmente contra lo pernicioso del estilo occidental que estaba por llegar, un modo de vivir rápido, mecánico, burocrático, sin alma, sin contacto humano, sin corazón, se gana en eficacia y se pierde en Vida. El alter ego de Tati, es François, ejemplo de tipo tranquilo, despistado, amable, hace su labor sin prisa, si tiene que parar a ayudar a alguien se para, se para a charlar, y al querer cambiar de modo de comportarse choca con su propia Condición Humana, la cabra siempre tira al monte. Asimismo hay una mordaz referencia al estilo de vida americano, por lo menos al que se imaginaba que era en USA, una sociedad moderna altamente avanzada en tecnología, y en frente la contemplativa sociedad rural francesa. La cinta tiene en su sencillez y lirismo visual un gran tanto, al que cabe achacarle falta de solidez en el desarrollo pecando de vaguedad, quedando la sensación de set-pieces, con un relato que va de un lado al otro, esto lo iría puliendo en obras posteriores, aún con sus defectos queda aun bucólico fresco de un tiempo y un lugar anclado en la atemporalidad, con momentos de gran lirismo, y otros muy divertidos.

El film te atrapa desde su sugestivo arranque con un fascinante uso del sonido, los créditos iníciales sobre unas festivas guirnaldas y con música verbenera, empieza y vemos como en un bello entorno de campo llega un tractor- feria ambulante, con su casita y un remolque, del que sobresalen unos caballitos alusivos al niño que todos llevamos dentro, un campesino con un caballo arando para y lo mira, un perro le ladra, vemos los caballitos relinchar, no, son otros caballos que aparecen por detrás trotando, un niño desde su casita los ve y sale a seguir al carrusel de equinos, que se adentra en el pueblo, hay un lindo plano desde los caballitos vemos al niño, el tractor debe frenar, unas ocas con su prole cruzan la calle, y vemos a una viejecita encorvada, con un callado y con un chivo avanzar, otro lindo plano en alto, se ve a el tractor con el conductor, las ocas por delante y más allá a la ancianita, metáfora sobre que en los pueblos rurales la prisa es relativa, las ocas se recogen en una casa y los feriantes llegan a la espléndida plaza donde un puñado de niños en jolgorio se arremolinan a su alrededor, evocadora presentación.

Tati como respuesta al technicolor que triunfaba en USA decidió rodar con dos cámaras una en color Thomson para remarcar la alegría de la post-guerra, con tonos vivaraces que supusieran una explosión vitalista, Thomson no estaba contrastado, así que el director no se fió y grabó también en blanco y negro, Tati muy a su pesar acertó y Thomson antes de procesar el film fue a la quiebra, así que lo que iba a ser la primera película en color francesa se quedó en b/n, con algunos fotogramas en color pintados a mano por Tati. En 1995 la hija de Jacques, Sophie Tatischeff y el restaurador François Ede, con tecnología nueva (si Jacques levantara la cabeza vería que no es tan tóxica) la regeneraron en color, esta es la que yo he visto. (continua en spoiler sin)
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Cine y pedal
En Tati, la contraposición entre tradición y modernidad es elemento medular; vehicula la amplia mayoría de observaciones de sus películas. No obstante, yo no veo en esta recurrente temática la agrura de la crítica ni la acidez del desencanto.

La mirada de Tati no es la del tesista, ni su tono es despiadado o incendiario.

Su mirada sobre el progreso es de poeta ingenuo, de pasmo resignado. Mucho más cercano al Dersu Uzala que no entiende, sin juzgar, cómo los urbanitas "viven en cajas" que del Chaplin que declama con vigor contra el dictador austríaco.

Creo, dicho de otra forma, que la preferencia de Tati por la vida tradicional y humilde no le impide aceptar la tecnificación de la vida cotidiana como algo inevitable, sobre lo que hacer algún chascarrillo.

Su cartero y ciclista François no imita a los americanos espoleado por un complejo de inferioridad o para revelar oscuridad tras su aparente eficiencia yanqui, sino que lo hace más bien como el niño que juega a emular aquello que le llama la atención, simplemente por el placer juguetón de hacerlo.

...

Por otro lado, el humor a la sordina de Tati es algo áspero. En esta 'Día de fiesta' destaca, para mí, su enconada lucha por subirse a la bicicleta en plena cogorza. Ahí demuestra un humor físico muy bien resuelto; aspecto, el de la propiocepción cómica, que al propio Tati le suponía un reto, seguramente porque, a diferencia del nervudo Buster Keaton y del ágil Chaplin, ambos pequeños, él era un tipo bastante destartalado no muy lejos de los dos metros de altura.

Esta película de Tati, estimable pero muy poco depurada y algo reiterativa (no deja de ser una ampliación del sketch 'Escuela de carteros'), se ve mejor como una de las bucólicas películas de campiña que hizo Renoir que como una pieza cómica o como el despliegue técnico que será la muy posterior 'Playtime'.

Gracias.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL CARTERO Y SUS INVENTOS
En esta magnífica película, el comediante y mimo francés J. Tati, que debuta como director, hace el papel de cartero cuyos intentos de modernizar el reparto constituyen una sucesión de estupendas escenas cómicas, desarrollándose la acción durante las fiestas del 14 de julio en un pequeño pueblo.

El ritmo y la habilidad de Tati hacen de él uno de los mejores cómicos de la pantalla, un digno sucesor de Buster Keaton.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El cartero de Saint Sévère
En Saint Sévère, un pintoresco pueblecito francés está haciendo su entrada un carrusel que sirve de anuncio de que hay vísperas de fiesta. La gente luce alegre y entusiasta, y una encantadora viejecita que lleva consigo a un chivo, nos va describiendo a algunos particulares y muy especiales habitantes del lugar. Pero, quien más llama la atención es Francois, el cartero que también hoy trabaja en cumplimiento de su deber. Tan pintoresco como su pueblo y de una enorme estatura, Francois pronto es llamado a colaborar con quienes levantan los símbolos patrios… y aquí sucederá un primer gag muy llamativo, cuando le facilita las cosas a un vecino que sufre de estrabismo, para que le ayude a clavar unos estacones.

La anécdota es bastante simple, pero da lugar para que, Jacques Tati, con esa marcada vena humorística que caracterizó siempre su obra, con un incuestionable gusto por la vida pueblerina y capaz de exaltar hasta a los bichos inalcanzables para el ojo humano-, ponga en decidida cuestión ciertos “progresos” y avances del mundo moderno, y prefiera la simpleza, la naturalidad y la espontaneidad con que, hasta aquel momento, viven los campesinos.

Escasean las palabras; el lenguaje cinematográfico es bastante modesto, cayendo con frecuencia en el plano general de seguro para eludir dificultades interpretativas; las limitaciones económicas son claramente notables en el conjunto del filme, pero, en esta versión a color que es la que hemos apreciado (hay otra en blanco y negro editada por el mismo Tati y con algunas escenas adicionales), reluce cada espacio de aquel magnífico pueblo al que Tati ha escogido con un atinado gusto. Pero, para no extremar sus encomiables apreciaciones, el director-actor, da lugar al personaje intolerante, a la dama despistada… y así deja matizado un lugar vivo, fresco y pictórico, absolutamente encantador.

Me perturba un poco, el hecho de que la historia luzca centrada excesivamente en el protagonista, dejando a los demás personajes como meros comparsas que pasan “con rapidez… y sin regularidad”, esto, para parafrasear el lema de los correos americanos que servirán para la que es, quizás, la mejor secuencia del filme: Aquella en la que Francois se esmera por igualar el ritmo frenético de aquellos emisarios.

En el aspecto cómico falta más eficacia y algunos planos son francamente innecesarios, pero en general, “DÍA DE FIESTA” se ve con agrado y Jacques Tati da un primer paso hacia su consolidación como uno de los más corrosivos y significativos comediantes europeos.

Este es el humor a la francesa.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Rememorando las slapstick
“Día de fiesta” es una película entrañable, con gags divertidos, y con un cuadro de los habitantes del pueblo que resulta simpático, y aunque es una película recomendable, resulta un poco plana en su conjunto. Le falta más fuerza en sus gags y visualmente podría tener más gancho. Hay rasgos de autor, pero le falta terminar de perfilarse como tal. Tiempo al tiempo.

Lee la crítica completa en: http://reelsofcinema.com/dia-de-fiesta/
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
CARTERO GABACHO CHOTEADO
Curiosa comedia de finales de los 40. Excelente la música, que se pega con facilidad. Algunos de los gags recuerdan a los Hermanos Marx. Se ha quedado como una auténtica pieza de museo de lo que era un pueblo del suroeste francés de la posguerra. Resulta curioso presenciar el contraste que ya estaba existiendo entre la velocidad de USA y lo atrasados que aún estábamos en Europa (en España el atraso aún duro mucho más).

Horrible doblaje, aunque tampoco mejora mucho en VOS.
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9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El correo llega, bueno que si llega...
Inteligente comedia del inigualable Tati, no es de mis favoritas historias de Jacques y cierto es que me esperaba más, así todo fantástica y genuina hombrada del francés.
El postman ha de demostrar que sigue siendo francés pero con aromas a la americana, efectividad, manejos y todo tipo de apaños están de camino y el correo llega, bueno que si llega...

Tati es, sin lugar a dudas, uno de los grandes cómicos del séptimo arte, heredero directo de los maestros del mejor cine cómico mudo norteamericano y francés, prueba de ello es un buen Día de fiesta.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL CARTERO FRANÇOIS
Jacques Tati se hizo famoso con esta deliciosa comedia de toques costumbristas y no falta de “gags” entrañables que han quedado en la prosperidad (desde el vuelo de la mosca o el reparto de correo “a la americana”) gracias a la habilidad empleada, en parte, por el cómico francés en ponerse delante y detrás. Y sería el principio de un legado cinematográfico complementado con otras joyas como “Las Vacaciones del señor Hulot” (Les Vacances de Monsieur Hulot, 1953), “Mi Tio” (Mon Oncle, 1958) o “Playtime” (1968) y que inspiraría a posteriores comediantes como John Cleese o Rotwan Atkinson.

Tati rodó su “Jour de Fete” con dos objetivos de cámara: uno en blanco y negro y el otro en color… Su intención era que la película se estrenase en éste último formato, por enfatizar así la alegría respirada en el ambiente de una triste Francia de posguerra que prefería olvidar los años de conflicto durante su ocupación por los alemanes durante la II Guerra Mundial.

El pueblo de Sainte-Sévère-sur-Indre (población del centro de Francia que actualmente no llega a los mil habitantes) es el escenario donde se desenvuelve ese particular día en que todos los habitantes salen a la plaza pero que es repartidos de correo François (Jacques Tati) el rey de la función y que se ve complicado en todas las situaciones más estrafalarias que se van produciendo de la mañana a la noche.

Un pequeño gran clásico a tener en cuenta.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Simpática proeza
La muestra restaurada de la versión en color del primer largometraje del director que, aunque algo defectuosa por momentos en cuanto a la imagen y el color, es una comedia simpática, divertida y disfrutable siguiendo las viejas técnicas del cine mudo, aunque hablado, técnicas del mimo, de lo vertiginoso, del gag. François (Jacques Tati, 1908-1982) es el cartero del pueblo que reparte el correo en bicicleta y nos permite participar de la fiesta del pueblo de Sainte Sevère, en Francia. La comparación de la vida en la Francia rural de la época con las nuevas tecnologías del siglo en Norteamérica dan lugar a lo cómico a través de las locuras del cartero en bicicleta. Un hermoso clásico del género.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El plan Marshall, el artista y su peripecia
¿POR QUÉ TRES VERSIONES DE UNA MISMA OBRA?

En 1947 Jacques Tati comienza el rodaje de su primer largometraje, Jour de Fête. Se filmó con 2 cámaras simultáneamente, una con película color y otra con celuloide blanco y negro como respaldo. La idea original era que el filme sería en color. Al culminar la filmación cuando se revela la película se obtiene un buen negativo color pero, por problemas técnicos, fue absolutamente imposible imprimir positivos del mismo. Afortunadamente se había registrado, al mismo tiempo, una copia en blanco y negro con propósito de seguridad; es precisamente este material monocromo lo que permitió que Tati hiciera el montaje y estrenara en 1949 su primera versión. La inconformidad y el perfeccionismo del director, hizo que 15 años después en 1964 rodara algunas escenas adicionales, coloreara manualmente algunas pequeñas partes parciales, hiciera un nuevo montaje y reestrenara la obra en su segunda versión. Luego de su muerte (acaecida en 1982) en 1995 su hija Sophie Tatischeff con apoyo de la empresa Kodak logra recuperar la versión original en color, le aplica el mismo montaje creado por Tati y estrena la tercera versión. En la actualidad las versiones más vistas y apreciadas son la copia en blanco y negro estrenada en 1949 y la copia en color original restaurada en 1995.



PERIPECIAS DE UN RODAJE

Jour de Fête comienza a ser rodada en 1947, dos años después de finalizada la II Guerra Mundial. Francia, luego de la ocupación nazi, estaba devastada como la mayoría de los países europeos.

Hasta esa fecha el cine francés nunca había rodado ninguna obra en color y Día de Fiesta estaba destinada a ser la primera película color francesa. Ya hacía más de una década que EE.UU y Gran Bretaña hacían un uso cada vez más frecuente del Technicolor. Pero la ruina económica del país y el hecho de que el laboratorio más cercano estaba en Londres y sus costos eran enormes, hizo que se experimentara con un nuevo sistema químico desarrollado por la empresa Pathé denominado Thomsoncolor. El intento fue absolutamente fallido porque, si bien se obtuvieron negativos de buena calidad, fue imposible hacer copias positivas del mismo.

Hasta bien entrada la década de los 50 toda la producción fílmica francesa fue en blanco y negro. Esta Jour de Fête que estaba destinada a ser la primera producción francesa en colores debió ser estrenada en 1949 en su versión blanco y negro.

Pero además y como fue costumbre en toda su carrera, los problemas financieros casi hacen naufragar el proyecto luego de filmado, no habían fondos para la posproducción, ni distribuidores dispuestos a exhibir la cinta y la mitad de los habitantes del pueblo Sainte Severe sur Indre donde se rodó quisieron demandarlo porque nunca pudo pagarles. Alguna vez he comentado que Playtime lo llevó a la más absoluta ruina personal, en Traffic luego de haber rodado el 75% del metraje el director de fotografía, el camarógrafo y los escenógrafos se mandaron a mudar en Bélgica y la película pudo ser completada gracias a los buenos oficios de la TV sueca.

Quince años después de estrenada en 1964 Tati volvió a Sainte Severe sur Indre y rodó algunas escenas adicionales en las que un pintor viajero se dedica a hacer bocetos en color de algunas de las locaciones usadas en 1947, modificó completamente el montaje original agregándole este extraño personaje y, además, “colorizó” algunas partes (Spielberg en La Lista de Schlinder, rodada en blanco y negro, hizo algo parecido cuando una niña que atraviesa los edificios en ruinas aparece con un vestido rojo). También modificó la pista sonora que se usaba en la época (óptica) y la convirtió en magnética y en estereofonía de dos canales.

En 1987 cinco años después de su muerte, su hija Sophie encontró en el sótano de la casa familiar una caja con los negativos color originales. Y recién en 1995 pudo solucionarse la cuestión técnica (Eastman Kodak mediante) y volvió a estrenarse en una tercera versión.



UNA MIRADA NOSTÁLGICA Y LEVEMENTE CRÍTICA

El argumento de Jour de Fête gira en torno a un cartero rural, muy despistado, obsesivo con su trabajo, solidario para ayudar al prójimo y que también puede tomarse un tiempo para beber una copa con los parroquianos del pueblo. Su bonhomía y su torpeza son motivo de burla y causa de desastres varios. Todo está ubicado en los días previos en que se preparan festividades del carnaval que será, precisamente, un día de fiesta.

Las dificultades económicas de la Francia de la posguerra fueron amortiguadas con la ayuda del plan Marshall, con el que Estados Unidos inyectó miles de millones de dólares a varias naciones europeas. Claro que eso no fue gratis, la propaganda yanqui aquí está plasmada con una película documental que muestra los avances que el correo norteamericano ha tenido, su modernización y la excelencia de sus carteros, que llegan a ser verdaderos acróbatas.

François, que así se llama nuestro cartero, pretende adaptar su trabajo al “estilo americano” y es estimulado casi hasta el acoso por sus vecinos que al mismo tiempo le toman el pelo. Velada pero insistente crítica a los norteamericanos.

Tati junto a su guionista Henri Marquet tienen una particular idea de que haya un relator de la historia, pero no una voz en off, encarnado en un personaje muy particular: una encorvada anciana que va caminando por el pueblo, sosteniendo un cayado, acompañada por su cabra y que describe a la aldea y sus pobladores.

Humor visual puro y con diálogos que en su mayoría no son tales (esta es la única película en la que el personaje interpretado por Tati habla mucho) porque es como un murmullo incomprensible que, además, es resaltado por un especial destaque de los ruidos ambientales. El oficio de mimo que supo desarrollar en su juventud es desplegado aquí con elegancia, efectividad y sacando gran partido de su gran altura (se dice que medía 2 metros).

(sigue en Spoiler por falta de espacio)
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Pintoresca pero muy atractiva
Sólo han pasado 4 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, y Tati nos viene con esta película que lo que pretende es divertir, que la gente se ría y pase un rato agradable. Y lo cumplió, ya que fue todo un éxito.

Esta película iba a ser rodada en color, bueno, se hizo, pero por suerte se hicieron dos versiones, la segunda en blanco y negro y menos mal, ya que la nueva técnica que hicieron con esta película para que fuese en color, no salió bien, y contratar el technicolor, era muy caro por aquel entonces y sólo había un estudio en Europa que estaba en Inglaterra. Con lo que Tati, muy a su pesar, la estrenó en blanco y negro, ya que quería que cuando la feria entrase en el pueblo resaltara los colores. Había vestido en colores oscuros a la población y colores vivos a la feria. E incluso había pintado algunas puertas y ventanas de colores grises.

Pero... en la década de los 60 incorporaron algunas escenas nuevas, como la del pintor y para darle algo más de color e incorporaron algunas escenas en color. Pero no fue hasta la década de los 90 que su hija mandó restaurar la película con la nueva banda sonara que se grabó en la segunda versión, y la coloreó.

Con lo que existen 3 versiones de esta película, la original de 1949, la segunda versión con nuevas escenas y algo de color de 1964 y la coloreada en su totalidad y restaurada de 1995. Yo vi la primera.

Y me ha gustado, sí que es verdad que mucho humor no ha sobrevivido el paso del tiempo ya que es bastante "tonto", pero hay un par de escenas que me ha hecho reír como si de una comedia actual se tratara, la más importante, es la del bizco.

Todo un reto hacer esta película en tiempos de post guerra.

También es muy curioso ver el pueblo a día de hoy, se llama Sainte-Sévère-sur-Indre y gracias al Google Maps se puede reconocer gran parte de la película y prácticamente, el pueblo, no ha cambiado nada desde la película.

Otra curiosidad, es que iba a ser la primera película en color francesa... pero, como he comentado, no puedo ser.
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8
OBRA MAESTRA DE LA COMEDIA FRANCESA
Si vas a ver Día de Fiesta lo primero que tienes que tener en cuenta es que está realizada en 1.947, a partir de este dato todo ha de tener otro resultado al, supuestamente, esperado. Se trata de una cinta que se realiza con dos cámaras, una en blanco y negro y otra en color, el film en color falló y se estreno en b/n, pero en 1.994 se restauró, con nuevas técnicas, la cinta en color y fue estrenada.
Yo he visto esta nueva restauración. El color es distinto pero conserva un cierto encanto.
Tati interpreta a un cartero de pueblo en un día de fiesta. Es bonachón y un poco fanfarrón, no tiene mucha personalidad. Se emborracha, juega en las ferias, destroza su bicicleta… y quiere evocar a los carteros de Estados Unidos, un film proyectado en la plaza del pueblo en fiestas enseña los nuevos métodos de los carteros. Luego comienza un maratón de Tati en su bicicleta, con bicicleta, la bicicleta sola… carcajada tras carcajada.
Una obra maestra sencilla para su época, una interpretación espontánea, ridícula y extravagante que hace que Tati sea un referente en la comedia francesa de su época.
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9
Tati, el cartero sencillamente maravilloso
Es el primer largometraje de Jacques Tati (1907-1982) en solitario como director. Los productores franceses fueron reticentes con esta película, a pesar de que ya se había estrenado con éxito en Londres en marzo de 1949. Finalmente la cinta se convierte en un gran éxito de público en Francia. Sin embargo, la crítica no fue muy entusiasta al principio. A pesar de todo, la obra recibe el Grand Prix del cine francés en 1950.

En esta película se narra la gran fiesta del pueblo de Saint Sévère en Francia. Todas las calles están preparadas para el acontecimiento adornadas con banderas y guirnaldas. Todo preparado para el baile en la terraza del café de la localidad, un baile al que asistirán todos los parroquianos y señoras.

François, el cartero, quiere ayudar a los feriantes a montar la cucaña, lo cual que solo provoca un desaguisado tras otro; y todo, mientras reparte el correo. A todo esto, François asiste en la carpa de cine a un documental donde observa con atención y pasmo, las nuevas maneras de repartir el correo en los EE.UU., donde utilizan helicópteros y se lanzan en paracaídas los carteros para ser lo más diligentes y efectivos posibles. Entonces, François decide ponerse al día en las nuevas técnicas.

Encantadora y entrañable obra. Tati, que se inició en el cine mudo, es heredero de una cohorte de personajes cumbre de este cine como Charles Chaplin, Buster Keaton o Harold Lloyd, con lo cual, aun siendo su cine sonoro, recupera empero en sus producciones la tradición mímica y las piruetas y expresiones corporales del cine silente.

La dirección de Jacques Tati en esta película es realmente soberbia, con una dinámica narrativa de primer orden, en la que los gags visuales se suceden a ritmo de vértigo, y en un tono hilarante a más no poder. Tati le imprime al film una fuerza cómica tremenda. Magnífico el guión de Jacques Tati junto a Henri Marquet, Jacques Mercaton y Jacques Sauvageot, que no da lugar al respiro. Preciosa música de Jean Yatove y una excelente fotografía en blanco y negro de Jacques Sauvageot.

El reparto es ante todo y sobre todo la espigada y ágil figura de Tati que está genial, es un digno sucesor de los Chaplin, etc., pero con su propio estilo. Tati perfecciona hasta el mínimo detalle este cartero que es sin duda uno de sus personajes estrella.

La película tiene escenas múltiples de gran comicidad, como cuando la feria ambulante entra al pueblo y un plano muestra los caballitos de tío vivo; o cuando el insecto volador invisible incordia al cartero François y a un campesino perezoso; o el tablero que se agrieta y que, al producir el mismo sonido que emitió el poste que casi chafa a François, le lleva a éste a entrar de nuevo en la cantina, con bici y todo, etc.

Yo sé y lo he comprobado, que Tati no es para todo el mundo. Pero yo soy un enamorado de de este gran director y actor francés.

Esta película, como otras, es sencillamente maravillosa. Además, Tati aprovecha para satirizar y reírse del progreso y la modernidad.

Si puedes, si te pica la curiosidad al leer estas líneas, aunque seas joven y creas que lo antiguo no vale o es obsoleto o no tiene efectos especiales o etc., yo te recomiendo que veas esta obra donde la magia inunda la pantalla.
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