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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Críticas de kafka
Críticas 2.389
Críticas ordenadas por utilidad
10
16 de septiembre de 2006
444 de 502 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos reflexiones por delante: 1) es, sin duda alguna, una de las obras más difíciles, complejas, arriesgadas e importantes que haya hecho el cine desde los 70; 2) es también, sin duda alguna, la más importante y determinante película en la carrera de Coppola, y no hablo de si es la mejor (ahí está la intocable perfección de las dos primeras partes de "El padrino"), sino que solo por la implicación personal y casi lunática del director en el proyecto (dos años de rodaje en Filipinas en condiciones terribles, los problemas de producción y económicos...) merece tal mención. "Apocalypse now" vale por toda una carrera dadas sus tremendas coordenadas.
Inspirado por la novela de Joseph Conrad, "El corazón de las tinieblas", Coppola y Milius idearon el denso, tremendo y soberbio guión de la película, trasladando lo que en el libro era la atracción de un marinero hacia el hombre que debe asesinar, a la guerra del Vietnam. A partir de aquí nos sumergimos en una insuperable atmósfera, recorrida por un aliento místico/filosófico que la hacen aún más ser una obra única.
La película tiene un arranque arrebatador, enigmático, del todo fascinante y maravilloso: la imagen superpuesta del sufrido y pensativo rostro de Sheen con el zumbido adormecedor y a la vez pesadillesco de los helicópteros (jamás en una película se han empleado tan bien los helicópteros) que acaba en una explosión de fuego en la selva.
Coppola plantea la guerra de dos seres humanos contra sí mismos y su interior, algo mucho más dañino, inolvidable y obsesionante que matar a uno o doscientos charlies. Esa subida por el río es la más clara bajada a los infiernos.
Obra llena de memorables secuencias (el inicio, todo lo relevante al sonido de los helicópteros, la alucinante batalla dónde se usa napalm con el atípico capitán Duvall al mando, con dos soldados surfeando mientras caen las bombas a su lado y un cámara de televisión lo rueda todo "in situ", la música de Wagner, la llegada a la guarida de Kurtz...) hace que junto a su irrechazable, maravillosa y alucinante atmósfera sea un espectáculo grandioso, operístico, que transmite además una magistral sensación de irrealidad dentro de tan real y plausible pesadilla. Pese a ser una película indiscutiblemente bélica tiene tal complejidad que es tanto un thriller atípico como un drama filosófico/psicológico y, por supuesto, una obra maestra del cine de terror, pues es la exposición más impresionante que en muchos años se haya hecho de eso que podríamos llamar horror - los últimos 30 minutos me superan -.
Obra maestra, pues, hasta lo indecible, dotada de una fotografía alucinante y sublime de Storaro y una música de Carmine Coppola y el propio director que se solapan y armonizan con el resto de manera fabulosa, es, debo decirlo, una obra de arte escalofriante, sobrecogedora, maravillosa, quizás perfecta. Amo esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kafka
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10
17 de agosto de 2006
255 de 292 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia real de Alvin Straight, un anciano de 73 años, que decide recorrer en su pequeña segadora los más de 400 kilómetros que le separan de su hermano enfermo, con quien no se habla desde hace diez años.
Con semejante y apabullante sencillez, David Lynch logra una obra maestra indiscutible, un film literalmente maravilloso y perfecto, que además no tiene absolutamente nada que ver con su cine previo (a veces brillante, otras irregular, siempre regado por una atmósfera perversa, malsana, inquietante), lo que la hacen ser todavía más, una obra de arte para la Historia del Cine.
"The Straight Story" es una impagable, conmovedora, profunda pausa en la prisa alocada que nos circunda; una grandiosa pequeñez en la absurda e inservible grandiosidad que nos rodea; una enorme gota de agua entre el desierto de falsedades y cosas prescindibles de este mundo; un huracán de lo que es la vida, el perdón, el orgullo, la personalidad, el sentido final de vivir y existir, la sensación de haber vivido.
Con una puesta en escena verdaderamente maravillosa, de un clasicismo torrencial y perfecto con el que Lynch se consagra eternamente, y un guión soberano, sensacional, de Mary Sweeny y John Roach, hay 2 elementos que la hacen ser definitivamente imprescindible: la extraordinaria, serenísim, grandiosa interpretación minimalista de un Richard Farsworth en estado de gracia; y la emocionante, memorable música de Angelo Badalamenti.
Son las dos guindas a una obra maestra, a una obra de arte, a un regalo para poder seguir abriendo los ojos y mirando, sintiendo, auscultando nuestra vida, nuestros corazones. Gracias, David.
kafka
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9
3 de enero de 2007
200 de 217 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película mexicana multipremiada que narra tres historias distintas que coinciden en un trágico punto en común en un momento dado: la primera se centra en las peleas ilegales de perros y en el joven Octavio (García Bernal) que utiliza al perro de su hermano para ganar dinero a la vez que se hace amante de la puteada mujer de éste; la segunda es la historia de una modelo (Goya Toledo) que ve truncada su carrera profesional y personal (junto a un hombre casado director de una revista de actualidad) al tener un violento accidente de tráfico; la tercera es la historia del Chivo (Emilio Echevarría), un hombre de misterioso pasado que se dedica a recoger a todos los perros abandonados y a ser un asesino a sueldo.
"Amores perros" es cine de autor, vibrante y sólido, transmisor de emociones vivas, una película libre, ágil y dura, descarnada y pegada al suelo. "Amores perros" es la antítesis de la típica telenovela mexicana importada. Aquí la vida es verdaderamente perra (los perros son una metáfora y una presencia en las tres historias de lo que es la propia vida: noble y traicionera, buena y envilecida, generosa y arisca, perra y perra), realmente díficil de agarrar por los cuernos y de dominarla; aquí no hay compasividad hacia ningún personaje, todos son asquerosamente humanos, y por eso todos tienen defectos múltiples y oscuras zonas, no hay remisión ni heroicidades, hay una realidad nada rosa, que tiende a ser roja de sangre y muchas veces negra.
Dentro de la calidad de esta magnífica ópera prima del ya maestro González Iñárritu, brilla un guión hilvanadísimo y estupendo, así como unas interpretaciones magníficas de los tres protagonistas principales. Imprescindible.
kafka
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10
16 de octubre de 2005
160 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman adapta una leyenda medieval según la cual allá dónde fue asesinada y violada una virginal doncella manará un manantial de agua pura. Una historia hermosísima y cruel a partes iguales que da pie a una obra maestra arrebatadora y perfecta, dónde el algo criticado guión de Ulla Isaksson no cabe duda de que también está a la soberbia altura del conjunto.
Bergman capta, envuelto en la soberana, luminosa y blanquecina fotografía de Sven Nykvist y de su primorosa puesta en escena, de forma magistral, el empozoñado ambiente del medievo, como ya lo hiciese en "El séptimo sello" y a partir de ahí construye una película tan sobria y elegante, como compleja e inquietante, un film que congela pero que a la vez desprende las llamaradas de cine infinito, feroz y rebelde de las obras maestras.
"El manantial de la doncella" es una reflexión agudísima y sublime acerca de muchos de los grandes temas bergmanianos: la Pureza, el Pecado, la superchería, la determinista Religión, el Dolor, el Perdón, la existencia de Dios (si existe de Bergman se desprende una y otra vez que es alguien muy imperfecto que determina la propia imperfección del siempre torpe ser humano), la Angustia vital y existencial, el peso de las tradiciones...Todo ello en una atmósfera tragicamente hermosa y desgarradoramente poética en medio de un paisaje descarnado, brutal e inhumano.
Bergman plantea que la frugalida y el naturalismo del entorno son rotos por los hombres, irracionales e inconexos a la armónica Naturaleza.
Memorable de cabo a rabo, resulta especialmente inolvidable en el personaje de von Sydow, un hombre cabal y muy religioso al que el asesinato de su hija conduce a la Duda y al abismo de la ley del Talión. Así, no hay redención ni expiación para nada ni nadie y la pureza, la inocencia, la esencia, la panacea, el recodo, en fin, se queda en la Naturaleza, en una maravillosa escena final.
De esta forma, "El manantial de la doncella" se erige en obra cumbre de su maestro y del Cine, aquí pleno dominador de su oficio, para el que fue un superdotado a fin de conjugar y complementar distintos niveles de percepción, reflexión y lectura. Y esta película es un ejemplo sublime y arrebatador de todo ello. Imprescindible obra maestra.
kafka
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8
1 de diciembre de 2006
152 de 183 usuarios han encontrado esta crítica útil
Herzog ideó esta película a partir del diario de fray Ginés de Carvajal, el cual narraba, hasta dónde pudo, la enloquecida aventura/epopeya que un grupo de soldados españoles comandados y abstraídos por el vasco Lope de Aguirre (Kinski) emprendieron por la inhóspita selva amazónica, río abajo, en busca de El Dorado, leyenda india que hablaba de una tierra bañada en oro, pero que no era nada más que eso, una leyenda.
"Aguirre, la cólera de Dios", así se autodenominaba desafiante el loco conquistador español que al final de su delirio pretendía casarse con su propia hija a fin de lograr una saga purísima...es una película arrítmica, abigarrada y muy esquiva, pero se trata de una obra de translúcida personalidad, intenciones y estilo, narrada brillantemente, dentro de esa arritmia con un ritmo lento, apagado, casi irreal, que otorgan al film un aura de pesadilla, preámbulo y preludio del descenso a los infiernos coppoliano, río abajo también, en la sobrecogedora "Apocalypse now".
La película es fruto no de la unión de dos talentos, sino del brutal choque de ambos. Dos talentos, dos hombres que se odiaban a muerte (literal), del todo inexpropiables, llenos ambos de virtudes y defectos. De una parte, el talento visual y de imaginería, la capacidad escenográfica, su atracción por lo irreal y abstracto del cineasta/director teatral Werner Herzog. De otra parte, el indómito, excesivo, altanero, hierático y serio Kinski, un actor tan capaz de lo sublime -aquí, casi- como de lo más detestable -la mayor de las veces-. Con su fisonomía y su estilo interpretativo, Klaus Kinski compone un Aguirre enajenado, aterrador, lunático, visionario, enfermizo, empecinado, endiosado y fracasado en seguir la senda del mítico Hernán Cortés, un hombre que condujo con su aire místico y privilegiado a una legión de hombres al paraíso de Dante, del que cuando quisieron salir ya era demasiado tarde.
Es un film magnífico y en verdad inagotable, revalorizable a medida que pase el tiempo, una obra que transmite lo tétrico al calor y la luz de la densa, frondosa e infinita Amazonía, una obra rayano lo arrebatador, del todo especial. Fotografía de Thomas Mauch, Francisco Joan y Orlando Macchianello, y música, también muy especial, de Popol Vuh.
kafka
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