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España España · Málaga
Voto de Nuño:
4
Comedia El pueblo de Saint Sévère se dispone a celebrar una gran fiesta. Las calles se adornan con guirnaldas y banderas; la terraza del café está preparada para el gran baile popular. Los feriantes traen en sus carromatos los caballitos de madera, las tómbolas, el cine ambulante, las cucañas... Mientras reparte el correo, François, el cartero, deseoso de ayudar a los feriantes, monta con mucho heroísmo la cucaña, pero sólo consigue provocar ... [+]
17 de junio de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Tati, la contraposición entre tradición y modernidad es elemento medular; vehicula la amplia mayoría de observaciones de sus películas. No obstante, yo no veo en esta recurrente temática la agrura de la crítica ni la acidez del desencanto.

La mirada de Tati no es la del tesista, ni su tono es despiadado o incendiario.

Su mirada sobre el progreso es de poeta ingenuo, de pasmo resignado. Mucho más cercano al Dersu Uzala que no entiende, sin juzgar, cómo los urbanitas "viven en cajas" que del Chaplin que declama con vigor contra el dictador austríaco.

Creo, dicho de otra forma, que la preferencia de Tati por la vida tradicional y humilde no le impide aceptar la tecnificación de la vida cotidiana como algo inevitable, sobre lo que hacer algún chascarrillo.

Su cartero y ciclista François no imita a los americanos espoleado por un complejo de inferioridad o para revelar oscuridad tras su aparente eficiencia yanqui, sino que lo hace más bien como el niño que juega a emular aquello que le llama la atención, simplemente por el placer juguetón de hacerlo.

...

Por otro lado, el humor a la sordina de Tati es algo áspero. En esta 'Día de fiesta' destaca, para mí, su enconada lucha por subirse a la bicicleta en plena cogorza. Ahí demuestra un humor físico muy bien resuelto; aspecto, el de la propiocepción cómica, que al propio Tati le suponía un reto, seguramente porque, a diferencia del nervudo Buster Keaton y del ágil Chaplin, ambos pequeños, él era un tipo bastante destartalado no muy lejos de los dos metros de altura.

Esta película de Tati, estimable pero muy poco depurada y algo reiterativa (no deja de ser una ampliación del sketch 'Escuela de carteros'), se ve mejor como una de las bucólicas películas de campiña que hizo Renoir que como una pieza cómica o como el despliegue técnico que será la muy posterior 'Playtime'.

Gracias.
Nuño
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