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Terminando de ver “Roman J. Israel, Esq.” (2017) de Dan Gilroy con Denzel Washington, Colin Farrell, Carmen Ejogo, Shelley Hennig, Nazneen Contractor, entre otros. Drama nominado a mejor actor para Washington en Los Premios SAG y Golden Globes, sobre un hombre íntegro, que se vio seducido por el poder; por tanto, es la historia de un idealista que se ve tragado por la crisis. Confieso que hacía tiempo que quería ver una película que hablara sobre la dignidad, sobre la pureza, sobre la decencia, sobre mantenerse en los principios, en la coherencia de ser y actuar, y aquí la encontré, al tiempo que es una película que muestra como la sociedad nos absorbe y nos convierte en otras personas, con tal de ser un ladrillo en la pared. La película es muy rica en situaciones y simbolismos, véase el color; y no es casual que el protagonista sea un abogado que defienda Los Derechos Civiles, un Denzel Washington que aparece en todas las escenas, y crea un personaje memorable, que en otro actor hubiera caído en el ridículo, pues el soberbio cambio físico no es tan impactante como el cambio moral y psicológico que experimenta, y que como Ícaro, voló cerca del Sol y se quemó. Y como contraparte, Colin Farrell que vuelve a demostrar que es un actor que si se planta frente a un actor legendario como Washington, será un “tour de forcé” que hay que ver, pues sale muy bien parado. Una película que llama a reflexionar sobre quiénes somos y cómo actuamos. Si uno no se ve reflejado en Roman, al menos conoce a alguien como él.
RECOMENDADA.
PRONTO una nota en el blog de Lecturas Cinematográficas.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/

No entiendo muy bien qué pretendia Dan Gilroy, autor con talento que da para mucho más (Nightcrawler sirva de ejemplo). Tras una primera hora reflexiva sobre el sistema jurídico, dando la impresión de que vamos a ver algo inteligente, la peli pega un bandazo tremendo hacia la mitad cambiando por completo el tono de la historia y del personaje, convirtiéndose en algo simplón y carente del menor interés.

Con la resolución uno se da cuenta de que solo estaba ante una de esas pelis-denuncia de estilo tontorrón que se rinde ante los tópicos dramáticos para que el gran público pueda digerirla mejor, vamos, el tipo de peli que le gusta hacer de vez en cuando a Will Smith para ser nominado al Oscar. Solo que aquí el que se marca papelón es el viejo Denzel, pero no es suficiente para salvar un guión mediocre.

No es una historia que pueda gustar a la mayoría de espectadores, porque hace daño donde más duele. Centra su contenido en un mundo idílico mostrando realidades que parecen otras, y cuando ahondas, te das cuenta que la mayoría de lo que nos rodea, tiene poco que ver con la auténtica justicia, lealtad y sobre todo limpieza legal.

Aborda mal los ideales, y lo hace porque no desea ser una película sentimental y barata, la manera en que se maneja resulta muy lejana de ese fácil lloriqueo del hombre que resulta estafado por la vida, con el que costaría tan poco empatizar.

Denzel Washington, encarna a un abogado que no asume el margen del beneficio económico al precio que sea, a la manipulación para obtener un fin. La historia es densa, corrosiva, dura y como algunos la califican: ABURRIDA.

Pues no, no es aburrida, lo que sucede es que no cuenta el cuento como gustaría. Aquí se ofrece descarnada, brutal, porque es la realidad cercana que podemos encontrar cualquier día, ante un abogado que engaña y "palabrea" con el único fin de conseguir nuestro dinero.
Roman J. Israel, resulta una joya atractiva, sin tapujos, que evoluciona, lo borda,y nos aborda.

DAN GILROY se sitúa tras las cámara después de su muy estimable y oscura opera prima NIGHTCRAWLER. En aquella ocasión, el trabajo fue muy meritorio, con una película fresca y de gran originalidad por lo que las expectativas para su segundo film eran altas. Pues bien, en esta ocasión no ha estado a la altura aunque demuestre ser buen narrador y deje muestras en algunas secuencias de lo que fue su excelente primer trabajo. DAN es también el guionista con un resultado demasiado irregular y confuso. Eso sí, incluye una banda sonora muy interesante.

Sin duda y a pesar de lo comentado, el plato fuerte del film es la actuación del veterano DENZEL WASHINGTON, que con su trabajo salva la película del desastre absoluto. Como siempre, sus apariciones son de gran mérito, con sus ojos de cristal que expresan sus sensaciones, con su tono de voz tan característico y como siempre, entendiendo los personajes a los que da vida. Lo que no me agrada tanto es que parece que es un papel hecho para su lucimiento y su nueva aparición en los OSCARS, de ahí que él sea uno de los productores. Pese a ello, su trabajo es muy destacable y aunque la película se olvide rápido, su intervención puede destacarse. A su lado está el joven (o ya no tanto) COLIN FARRELL con una actuación correcta pero demasiado plana y sin sustancia.

Respecto a la historia, lo que comienza con una trama judicial con una inherente crítica a la justicia que parece va a ser interesante, gira hacía el conflicto personal del protagonista, un antisistema fiel a unos ideales y la lucha interior por mantenerlos o pasarse al “lado oscuro”, una historia de contradicciones que para el espectador no queda claro si es por el comportamiento del protagonista o por la torpe trama descrita con un resultado claramente aburrido en el que el tedio se convierte en el dueño de la situación.

Siempre ha habido una dicotomía entre si va antes la historia o el personaje. ¿Puede un largo sostenerse simplemente ante un estudio de personaje?

Bueno, esta largometraje no lo hace. Por mucho que se note la experiencia guionística de Girloy y el ya demostradísimo talento de Denzel, el material parece ir dando bandazos. Y tarda casi dos tercios del metraje en entrar en harina, metiéndose en lo que podría considerarse la historia principal.

Y cuernos: en otra clase de cine más autoral, menos mainstream, la cosa incluso habría podido funcionar. Pero esto es un film con intenciones oscareñas y el entramado se acaba notando. Lamentablemente.

¿Cuál es el saldo final? Irregular. Por un lado, el largo tiene cosas que decir sobre la falta de principios y humanidad en un mundo actual que invita al pasotismo, pero, por otro lado, el film se resiente de una estructura que no parece estar muy bien equilibrada.

Para un servidor, una película enjundiosa, pero descompensada.

El director y guionista de la brillante Nightcrawler nos vuelve a sumergir en una historia que gira alrededor de la compleja personalidad de su protagonista, esta vez encarnado por un camaleónico y como siempre soberbio Denzel Washington, quien merece cada una de las nominaciones y premios que recibió por este elaborado papel.

En cuanto al guión, que toca temas como la realización personal o la crítica al sistema judicial americano, resulta parcialmente verosímil, e incluso podría "colar" como basado en hechos reales si no fuera porque una vez sobrepasado el ecuador de la película, todo se vuelve un tanto incongruente.

Aún así, sin ser un largometraje redondo sobre un subgénero bastante manido y farragoso como la abogacía, resulta entretenido y estimulante en su conjunto.

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Roman J. Israel, Esq es el segundo trabajo de Dan Gilroy -Nightcrawler-. Si en su debut el director ponía el ojo en el mundo del periodismo criminalista con mucha mala baba, ahora no pierde el espíritu crítico a la hora de diseccionar el sistema jurídico penal de la ciudad Los Ángeles. Y lo hace creando un personaje sublime interpretado de manera brillante por Denzel Washington.

Y es que podemos decir sin género de duda que el papel y la interpretación del doble ganador del Oscar son lo más potente del filme. Algo que a simple vista puede parecer una crítica negativa dejando al conjunto en algo menor que no esta a la altura de su figura central. Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre es que quizá nos encontramos ante la mejor interpretación del actor neoyorquino. Y esto son palabras mayores.

Washington esta pletórico. Se adueña del filme con un personaje que conmueve, emociona y divierte. Roman J. Israel es un hombre de otra época, un idealista que peleó en su momento por los derechos civiles y que aún lo sigue haciendo, a pesar de verse prácticamente solo en esta labor. Un erudito que se sabe de memoria el Código Penal de Los Ángeles y que, al igual que el bulldog de cerámica que preside su despacho, defiende los derechos de los más desprotegidos. Con un aspecto un tanto descuidado y un estilo pasado de moda; siempre escuchando música para lograr evadirse de esas voces internas que le mantienen en primera línea de la batalla social o con esa dieta que sigue, basada estrictamente en sándwiches.

La primera parte del filme, cuando el protagonista tiene que reubicarse y buscar trabajo, es la más sentimental con algunos momentos que llegan a emocionar al espectador. Un ejemplo de ello es cuando el personaje de Denzel conoce a Maya -Carmen Ejogo- una activista que trabaja de voluntaria para una organización a la que Roman va a solicitar trabajo.

En la segunda parte del filme, cuando Roman pasa a trabajar para el bufete de George Pierce, podemos ver como ambos personajes se ajustan el uno con el otro. El tono crítico del inicio hacia el sistema judicial persiste y aparecen otros aspectos que suponen un dilema para el protagonista y que dan un giro esencial en la trama, revitalizando de esta manera el desarrollo de la misma.

La película no trae buenas críticas desde EEUU. Dan Gilroy había puesto el listón muy alto con su opera prima -Nightcrawler- y creo que es un error comparar las dos películas o esperar un impacto similar, ya que aunque las dos son reivindicativas con algún aspecto del sistema/sociedad estadounidense, tienen diferencias significativas. Lo que comparten ambas es la mezcla de drama, thriller psicológico y crimen que hasta el momento Gilroy maneja con bastante pericia.

Por ello considero a Roman J. Israel, Esq. una película bastante notable en general, con un personaje principal sobresaliente y unos secundarios, especialmente Colin Farrell, que no solo sobreviven al 'tour de force' de Washington, sino que brillan en su labor. Un filme entretenido y sólido que mantiene la atención del espectador y que te deja, al menos a mi, pensando en el mismo días después de haberlo visto.

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Interesante desarrollo del personaje por parte de un guion que, con calma, recrea el nacimiento, el desarrollo y las circunstancias de una personalidad. De una elección vital que mezcla deseos y principios e intenta encuadrar su idiosincrasia a modo de crítica en una sociedad que ejecuta cuan espada de Damocles su fuerza sobre su forma de ser. Su directa exposición de hechos y actitudes agrandan la expresividad del protagonista. Un Denzel Washington que se transforma para dar vida a ese punto ciego de la sociedad y que contrapone sus demonios a los demonios de los demás y sale perdiendo su ejemplificante actitud. Disperso en su planteamiento mantiene al espectador con sinergias y tentaciones. Aunque su moralidad flaquea en su devenir. Apabullante en la explicación hace renacer la lucha del bien contra el mal en un interior. Los debates siempre se agradecen a pesar de los tópicos estereotipos edulcorados que por momentos nos embriagan.

Dan Gilroy compone a Roman J. Israel, un personaje fuera de su época, un abogado defensor y activista por los derechos civiles, alguien raro, antisocial, íntegro, inteligente, al que da vida Denzel Washington en una de sus mejores interpretaciones.
Roman es una de esas personas con la necesidad de cambiar las cosas que están mal y que posee grandes talentos, sin embargo el mundo tal como es acostumbra a destruir a personas así y su día a día puede ser abrumador si se sale de su rutina establecida.
Le resulta muy difícil conectar con otros, vive en una burbuja en la que puede ocuparse de las cosas que se le dan bien mientras su socio da la cara y se encarga del resto, lo que le permite sobrevivir, hasta que la burbuja estalla.

Entonces Roman se verá obligado a escoger entre la diatriba de ser fiel a sí mismo o tratar de encajar y tomar atajos para alcanzar el éxito y el dinero. Y puesto que ser él mismo puede resultar extenuante, generar antipatías y causarle muchos problemas, intentará encajar, cometiendo un error en el camino.

El problema radica en que para encajar también debe abandonar sus principios y parte de lo que le hace excepcional, y Gilroy aprovecha el mundo del derecho y la justicia para mostrar el estado del sistema y la disociación entre lo que uno es, lo que hace y lo que tiene, y como el dinero puede sustituir a la moralidad y las apariencias al interior.

Sin embargo, la lección es simple, si lo que uno es en su interior se pierde, aquello que se hace o se tiene pierde su valor, carece de esencia, y esa esencia es precisamente lo que le sobra a un antihéroe tan extraordinario cómo Roman J. Israel.

Roman J. Israel, Esq. trabajó en un despacho de abogados durante 36 años, hasta que su jefe cae enfermo y debe buscar un nuevo trabajo. No le resultará difícil ya que posee una mente prodigiosa además de una memoria sin igual. Lo que más le costará será encajar y controlar sus palabras, además de hacer frente a un grave error cometido, que pone en peligro su propia vida.

Posiblemente la figura del mundo del cine que más pasa desapercibida a los espectadores sea el productor. El productor es la persona que tiene la última palabra, por encima del director, digamos que es como un “jefe”.

Entre los productores de esta película, se encuentra también su protagonista, Denzel Washington, y ¿Qué suele ocurrir cuando el actor está al mando de la producción? Que se convierte en una obra de lucimiento de su persona.

Ya lo vimos en “Ma ma” con Penélope Cruz, y lo seguiremos viendo por los siglos de los siglos con Tom Cruise y “Misión Imposible”.

Sin embargo se nota demasiado que el papel está diseñado para que el Denzel se luzca. Interpreta otra vez el cliché de la persona brillante con pocas habilidades sociales, como el de “Rain Man” que le valió el Oscar a Dustin Hoffman, sin embargo Washington no tuvo la misma suerte (aunque este año no se le desencajó la mandíbula por no ganarlo). Aunque la interpretación es buena y crea un personaje carismático.

Quizás lo más interesante del guion sea ciertas críticas al machismo, encarnadas en alguien que actúa como se le educó. Una crítica contra esa educación.

Pero la película resulta muy lenta, tarda mucho en llegar el giro final y destina la mayor parte del metraje en presentar al personaje de Roman, para luego resolver todo en media hora.

¿Lo mejor? La música. Las canciones elegidas para acompañar a las escenas, son las que más ayudan a crear ese clima entre lo cómico y lo serio.

¿Lo peor? Si esta película fuese realizada por actores desconocidos (entre en elenco también está Colin Farrel) la película pasaría sin pena ni gloria por la cartelera.

Escrito por Juan A. Rodilla
https://cinemagavia.es/roman-j-israel-esq-pelicula-critica/

Después de leer críticas sobre esta película, tenía miedo de aburrirme, y ha sido al contrario, se me ha hecho corta. Bueno , la historia está muy bien contada, pues se tiene que entender bien la forma de ser del protagonista, y eso queda bien logrado.
La relación del protagonista con el mundo es compleja, pues el personaje es complejo, y eso es lo interesante de esta película, que nos explica muchas cosas en dos horas, y comprendemos todas las situaciones, entendemos a los personajes, y nos van sorprendiendo a medida que transcurre la trama.
Me ha gustado mucho la música, estupenda para enfatizar algunas escenas, algunas situaciones. Una de las percepciones que he tenido al ver esta película, es ver lo compleja que es la vida en esas enormes ciudades americanas... Nos presenta una ciudad incómoda, ruidosa, enorme , donde uno se siente agobiado y comprende algunas decisiones que toma el protagonista.
Me ha gustado la película, te habla de ideales, de la lucha por los derechos humanos, de las decepciones... La recomiendo !

El abogado del diablo/Rain Man.
La lucidez y la independencia están destinadas al fracaso y la pena, a la ruina moral y económica en un mundo en el que se premia la estupidez y la mediocridad, me suena, la miseria ética y la corrupción total, ese automatismo burocrático ciego que perpetúa la eterna injusticia, arrasa con todo, calcina lo que toca, aplasta/niega al ser humano, lo reduce a una parodia/fotocopia, escombros, ascuas, lo convierte en un necio número, en un dólar no tan contante sonante, la mierda cantante danzante.
La película no tiene malas ideas, pero su forma de plasmarlas narrativamente no puede ser más pobre o básica, más pedestre y poco creíble, mostradas/representadas de forma abrupta, a través de reacciones/acciones bastante inverosímiles o torpes, muy especialmente a partir de un determinado momento...

Porque sí, porque vale ya que se hagan películas claramente vendidas para los premios (premios politizados e injustos en su gran mayoría ya de por sí). Aún recuerdo películas como 'El silencio de los corderos' o la mismísima 'Titanic'. Películas que se hicieron por la visión de un director y no por desprender una moralina manipuladora en busca de premios y más premios.

Denzel Washington, ésta es la primera vez que me aburres y a lo grande, en una de tus peores películas. Tan plana como la expresión facial del personaje que interpreta y tan fría como el Colin Farrell que lo acompaña. Ese entretenimiento pasajero de 'El vuelo' y esa grandiosa intensidad a base de puro diálogo teatral de 'Fences' aquí se ha perdido por completo. La moralina edulcorante del tercer acto me recuerda a la primera, y el que la película sea monólogo tras monólogo con la puntuales notas de música me ciñe a la segunda citada. Pero su ineptitud narrativa (cuando la película se pone "algo" interesante es a la hora y veinte minutos) y ese tufo impresionante a telefilme lastran el conjunto.

Sony necesita mejores proyectos, Denzel necesita mucha marcha y el cine necesita hacerse por sí mismo y buenas historias. No orientado a premios y punto.

Después de la gran película “Nightcrawler” Dan Gilroy vuelve a escribir y dirigir un nuevo largometraje en el que nos adentra en el mundo de la justicia. Con una nominación al Oscar Denzel Washington hace un papelón increíble, con mirada perdida , tartamudeo y padeciendo un poco del síndrome de Asperger pero con unas convicciones sobre la ley y la justicia poco comunes en un abogado.

Colin Farrell en una brillante actuación, interpreta a George jefe de un gabinete de abogados criminalistas que quiere ayudar a las personas sin reducir su firma a una organización benéfica. Ahí es donde entra Román que es un idealista con la mente en la legalidad o, al menos esa es la idea hasta que toma una decisión equivocada.

La película se estrenó en el Festival de Toronto, y después del primer visionado el director decidió acortar en 12 minutos el metraje, para mi tambien sobra un poco la parte de Maya (Carmen Ejogo) que lleva una organizacion sin animo de lucro para ayudar a defender los derechos civiles y Roman trata de conseguir trabajo en dicha organización con un romance incluido poco creíble .

No está a la altura de su primera película pero tiene un diseño de personajes muy bueno, diálogos bien escritos y una trama interesante aunque creo que Denzel Washington pone más pasión en su papel que el director en su guión. No obstante es bastante recomendable.

Destaco la fotografía Robert Elswit (“Pozos de Ambición”) y la música de James Newton Howard
Destino Arrakis.com

Con el título de la película me resultaba difícil gastarme 8,50. Los retrasos en su estreno no daban demasiada confianza y solo disponía del trailer, el prestigio de Gilroy y la garantía del protagonista. Eché a cara o cruz esta y 12 VALIENTES y hoy ganó esta producción de Columbia que me ha dejado más que satisfecho. Un relato que, en algún momento, puede parecer cansino pero que, sin embargo, es de una precisión casi milimétrica. Había leído que era aburrida y yo he disfrutado y me ha hecho reflexionar sobre temas tan importantes como la fidelidad a los principios propios y la lucha por la justicia verdadera.
ROMAN J. ISRAEL, LETRADO (¿Costaba tanto cambiar ese ESQ. que no dice nada?) es una película que en algunos momentos llega a enredar la trama y hacerse difícil de seguir pero es tal la calidad interpretativa del gran Denzel que enseguida te metes en el personaje torturado por una visión de la Justicia y la decencia que ya quisiésemos muchos tener.
Justas las nominaciones a los distintos premios importantes de interpretación masculina y un reconocimiento a Colin Farrell en un papel muy diferente a lo que uno espera de el.

Estimable cinta donde se abordan temas pero que muy interesantes, plasmados de forma atractiva, quizás en su final un poco roma, pero siempre narrados de forma entretenida.
Lo principal, empero, no es el argumento, donde se ponen en solfa temas como la saturación y desnaturalización del sistema penal de la ciudad de Los Ángeles, el honor, la ética profesional, el decoro o la aceptación del yo menos positivo, que todos tenemos dentro y a veces aflora como seres imperfectos humanos que somos.
Lo principal, digo, es la soberbia interpretación de este grandísimo actor que es Denzel Washington, con un personaje que hace suyo, nada complaciente, que no se hace en ningún momento simpático pues es un dechado de imperfecciones cuando no cae en la simple actuación criminal, traicionándose a sí mismo, aunque en todo momento consciente de lo impuro de su actuación. Un papel difícil de dar forma y que saca con sobresaliente. Las numerosas nominaciones como mejor actor corroboran su estupendo trabajo.
Técnicamente es muy competente, con exquisita fotografía de Robert Elswit y potente banda sonora de James Newton Howard.
Se le ha achacado al film el que no sepa o no quiera llegar más lejos, mezclando diversos géneros de forma no muy lograda... y quizás sea cierto, pero a mí me ha gustado bastante y le doy un notable.

https://filmsencajatonta.blogspot.com

Dan Gilroy intenta contar una historia muy interesante, pero no lo hace de la forma más adecuada. Echa mano de vocabulario técnico desde el principio, lo que lo vuelve confuso. Denzel Washington y Colin Farrel hacen un gran papel, son como Quijote y Sancho en versión abogacía. Aquellos que sepan de derecho la disfrutarán más que ninguno. Sin embargo, la banda sonora y la fotografía es una maravilla que cualquiera puede apreciar.

La historia del bueno de Roman podría haber dado origen a una película memorable. Esta lo es, pero solo a ratos, pues el sr. Gilroy empieza colocándonos un inacabable, reiterativo y a veces ingenuo planteamiento, que es mejor olvidar. Y el sr. Washington -me temo que discrepo de la mayoría- sobreactúa y a veces llega a rozar el ridículo.

Leído lo anterior, parece que la película es mala o aburrida; y realmente no es una cosa ni otra. Puedes verla, estimado filmaffinitista; pero quizás te produzca, como a mí, esta sensación de gran obra frustrada.

El tema principal esta muy bien representado pero por el excelente trabjo de D. Washington. Personalmente me encantó. hacia tiempo que no vi un actor creerse su personaje de esta manera. aqui estoy puntuando mas al prota que a la peli.pd :lo siento por colin F. pero casi pasa desapercibido.

Dan Gilroy asombró al mundo con Nightcrawler en 2014. Y no es para menos, ya que la cinta protagonizada por un excelso Jake Gyllenhaal es una de las películas más rompedoras y brillantes de los últimos años.
La cosa no le sale tan bien a Gilroy sin embargo con Roman J. Israel, Esq., que es una cinta correcta, elegante, con momentos inspirados o cargados de emoción (el final), pero que se ve lastrada por una narrativa poco ágil y una historia que, siendo realistas, tampoco es la repera en bicicleta. Hay partes directamente aburridas, otras que confunden y otras que sí son emotivas, como decíamos más arriba, pero la mezcla nunca termina de funcionar realmente como debería. Carmen Ejogo, en un personaje encantador, y un notable Colin Farrell (fabulosa la recuperación de su prestigio en los últimos años, después de demasiado tiempo siendo continuamente infravalorado) acompañan muy bien a quien es la gran estrella de la función, y el responsable directo de que suban el interés y la nota de la propuesta entera.
Sin duda, lo mejor de la película es Denzel Washington. El oscarizado intérprete de Training Day es uno de los mejores intérpretes del mundo, y nunca o casi nunca decepciona. En este caso, realiza una composición del personaje principal absolutamente extraordinaria, convirtiéndolo en un ser digno de lástima y que se gana el corazón del espectador a pesar de hacer también algunas cosas muy cuestionables. Wahington lo reviste de una humanidad enternecedora y clava cada uno de los matices de la personalidad (¿Asperger?) de Israel.
En definitiva, una película correcta, aunque no llega a notable.

Lo mejor: Denzel Washington, superlativo como siempre y muy por encima del nivel general de la cinta.
Lo peor: La narración no es precisamente hábil ni demasiado atractiva.