Un apetecible sur de Francia es el último antojo para la magia y el arte acostumbrados, rodeados de ese humor que siempre se emana, genios egocéntricos y variopintos, un espectáculo estresante sobre una vida pintada como desagradable, brutal y corta, ese ritmo que va complicando una trama de la alta sociedad y, como no, el nacimiento de relaciones extremas bajo trucos y sesiones, la razón frente a la telepatía acaban congeniando en una obsesión sobre la que se tiene tomada la medida en todo momento, se maneja bien en la comidilla y el deshonor, pero, en comparación con otras, tiene mayor contenido en chistes fáciles que en profundidad psicológica y el dilema no va más allá de la clásica acidez.

Destaca ese sutil sarcasmo en una farsa astuta del contacto con lo oculto, una artimaña que se deja adivinar pero se disfruta igual, pero no es capaz de poner en entredicho a la ciencia, no consigue ir más allá, es pues, una película charlatana con algo de inteligente cinismo, basada en el dinamismo de las creencias del protagonista y por tanto se tambalea a la mínima brisa de ojo crítico, no hay dudas de que se trata de una cruzada simplona y repetitiva, de base volátil, tan casual como esa lluvia inoportuna, sin acierto en la escena romántica, por mucho que el universo ya no parezca amenazante, "Magia a la luz de la luna" es una historia ridícula más que embarazosa.

No hay radiografía humana, se trata de una tontería de aquel que se enamora y cambia su visión de la filosofía, la ciencia o la religión, y en eso si lo clava, el personaje femenino no es místico, pero el modo es sensato, se desenmascara desde una propuesta educada hacia las vibraciones del sentido común, conquista la mente y el corazón y los hace compatibles, siempre rica en el vocabulario y las citas, se termina por agradecer esa pasión especial... un seductor enredo para una experiencia poco gratificante sobre el egocentrismo y la envidia, sin química ni magia, como hecha a toda prisa hasta escuchar la señal.

Con elementos tan importantes como el propio puerto, "El niño" se rodea de actividades ilegales a todas las escalas y una estimulante trama policial para obtener cine americano que también encuentra su punto en las fronteras, no llega a ser polémica pero enseña las aduanas a la mínima oportunidad, y tiene grandes detalles técnicos, en cuanto a la acción hay de todo y se podría resumir en que es mayor el riesgo que la calidad, tiene secuencias únicas pero otras mediocres, y cabe también destacar la química entre algunos de sus personajes como nota interesante salvo el protagonista, su cara de poker, al niño le gusta jugar pero aburre verlo en primer plano.

Se siente la amenaza de la intriga, los pasos de un gran viaje que contrasta la luz de las mafias con la pobreza de las mulas y la desesperación de los profesionales, un juego de vida y muerte que no trata a nadie con la profunda humanidad y ética, pero que supone un satisfactorio pasatiempo, se acerca a la calle y siempre resulta curiosa, hacer dinero y besar a la chica que falla en saber alternar las historias de los delincuentes y los sabuesos y sobre todo en el contenido real de escuchas y otras técnicas, es decir, la faltó la dosis de "The wire", pero que produce un buen choque, un encuentro que facilita la encerrona para todos, sebe apretar más que emocionar, pero siempre es de aplaudir que llegue con varios frentes abiertos, encuentra la ruta ilegal de la convergencia en todos sus personajes.

El universo del ojo centrado en un padre, marido y científico dispuesto a cambiar el mundo en una película de extraño mensaje, un experimento que crea de la nada, la obsesión y el azar, la búsqueda de un hueco, el origen de las especies, transportarse a otra vida, "Orígenes" trata de tocar todos los componentes de la ciencia y encima busca contrastarlos con las creencias de un pavo real blanco, busca establecer el conjunto de la evolución desde el mismo laboratorio y desde la improbabilidad de la vida misma, desde el miedo a descubrir, todo ello sumergido en un mundo espiritual... puede resultar que no estén bien combinados, pero la suma de factores expuestos dan lugar a un producto que, como mínimo, se tiene que ver si piensas o crees o vives o crees que vives como un científico.

No es el objetivo lo que toma reconocimiento en la película, es el planteamiento de dilemas, la espontaneidad, la especie Eiseria fetida, es el jugar a ser Dios, lo perceptivo, lo accidental, el destino y la realidad caóticos, el misterio y el descontrol, todo es un largo proceso de ética y confusión, un recorrido por emociones con sus causas y sus efectos, la atracción y la intriga, el espectador que se deja acaba siendo una rata de laboratorio, ese atractivo del sin sentido, el eslabón neurológico que deja el dolor al descubierto, la película tiene un objetivo imposible, está construido bajo una base tramposa, es un falso positivo en sí, pero termina por llevarnos de viaje a la India, a cruzar caminos y dar pasos adelante.

"Orígenes" puede faltar el respeto a la propia evidencia, pero termina acercando a algún dios desde un experimento fallido, la película representa a la ciencia y a la naturaleza para lo bueno y lo malo, es una especie de definición de la ciencia para culminar en Salomina, la representante del dilema de lo racional y lo espiritual, el planteamiento es una invitación a observar algo que no puede ser cierto desde un enfoque diferente, los números dicen, el ascensor se siente.

Bajo ese agradable y educado ambiente rústico acostumbrado, se deja fluir un contacto pacífico bajo la invasión de lo anormal con gran dosis de magia y encanto, un resumen que también podría valer para toda la biografía de Miyazaki aunque esta vez sin el componente bélico o conflictivo, simplemente es una historia de experiencia e ilusión, de la felicidad en el hogar y de amor por la naturaleza, un producto nutritivo para todos los públicos como sus arrozales pero que lógicamente centra sus habilidades en la de su fantasma, con esa vitalidad en cada viñeta y técnica única de sombras y colores, un juego de hermanas al que estamos todos invitados para convivir con la infancia, aquella época en la que la curiosidad era más fuerte que el propio miedo.

Se atreve a advertirnos de que otro mundo es posible, que en el bosque existen extraños reyes que puedan ser buenos amigos; agradecida en su montaje y cargadas de grandes y buenos sentimientos, totalmente decidida a compartir y con muchas ganas de diversión, con un potente estímulo psicológico, incluso superior al espiritual, "Totoro se ha llevado el paraguas de papá", escenas simples pero increíbles de semillas mágicas, es una película de recorrido único, expresión activa en cada secuencia y ajena al horror aunque lo vaya perfilando, nada es sintético, todo está sometido a la madre naturaleza.

Representa al ciclo de la vida en el papel de la madre que va tomando peso desde el silencio hacia un ataque moral para encontrar en la desesperación el contraste entre reir y llorar, puede que en el truco final ya se pierda un poco, pero tenía derecho a liberar toda esa energía a bordo de una guagua-gato alucinante y así comparar el drama con la propia exhibición, para no perder ese recorrido visual y mágico de la protección del rey del bosque, una película inteligente, sensible y mimosa, "te queremos mamá" en una piña.

Dejando de lado un escondido maltrata a las ovejas, el espectáculo ofrecido en este contexto fantástico de vikingos despeja todas las dudas sobre si todavía es posible sorprender e impresionar a todos los públicos al mismo tiempo, profunda químicas entre mascotas y humanos, entre mascotas y entre humanos, encuentra el carácter de su protagonista y ensalza al furia nocturna a través de una amenaza de dragones alfa, una leyenda en todo momento razonable a la que quizá le falte justamente ese entrenamiento que contenía la primera parte, pero queda bien suplida con dragones más grandes y en mayores cantidades, y con tierras lejanas que abren a todo tipo de escenarios.

También gana en un rumbo más improvisado, se pasa a otra escala y sabe educar sobre el cuidado, la protección y la libertad de los animales salvajes en una lucha por el control de los dragones basada en personajes dinámicos y una estilizada historia de amor, sabe además jugar con el mal gusto y la tiranía y libra grandiosas batallas que recuerdan a las grandes y modernas películas épicas, imprimiendo su drama y haciendo sentir la cultura, y olvidando aquello del pacificador para conseguir el corazón de un jefe y el alma de un dragón, una gran historia que regresa al punto de partida sobre la lealtad y el honor sin resultar increíble... y vuelta a maltratar ovejas.

Marvel triunfa con el producto con el que quizá menos ruido haga, con un estilo propio conectando con los 80, una frescura de viaje en el que apetece aventurarse por sus legendarios personajes y sus grandes habilidades para bien y para mal, una potente recreación con radicales disputas interplanetarias, no tiene descanso entre estas armas vivientes de la genética y la radiación, mercenarios experimentales que forman un cocktáil de disparos y descargas dosificados, cuyo dinamismo les permite ir absorbiendo honor, una primera parte no sólo de presentaciones, con gran fluidez de escenarios, naves y mundos, la película impresiona y es grandiosa a pesar de la que la historia de la "orbe" es lineal, es peligrosa e ilegal como la propia sociedad improvisada.

Encuentra el equilibrio entre lo cómico y lo explosivo, incluso se convierte en heroica, todo está calculado para triunfar ante todo tipo de público, es competente para los estrictos de la ciencia-ficción, legendaria para los amantes de los cómics y enrollada para el resto de adultos, pero a la vez es un producto para los menores, con lo que se inaugura una saga de mucho éxito por la química que irradia, por sus risas verdaderas y porque estos idiotas saqueadores son más humanos que muchos de este planeta, unos perdedores sometidos a potente acción y recursos vitales a los que se coge aprecio simplemente porque son medios buenos o medios terrícolas, ya estamos preparados para el "mix vol.2", para más cosas buenas y malas...o un poco de las dos.

Una simple pregunta: "Si pudieras arreglar tu vida matando, ¿lo harías?", un claro mensaje para sumergir en una odisea de misiones, miedos y bombas, otro intento temporal de confusión con talento, sabe andar a saltos y castigar el sistema, un magnetismo que recorre ramas desde la pureza y la curiosidad que no va de turismo y tiene fundamentes, una experiencia que cuenta con la ciencia pero de la que surge una historia demasiado complicada e inestable, un drama que suma sobre la inocencia y el merecido, la propia película es un "conejillo de indias" cuyo propósito es encontrar una conexión que no llega y que finalmente se dedica a recuperar una y otra vez la distorsión en el espectador.

Un solapamiento continuo para prevenir delitos en una tensión ondulada, una última oportunidad hacia el inevitable desequilibrio que cuenta con demasiado tropiezos como para ser redonda, el cuento de la serpiente que se muerde la cola, pero que lo hace tantas veces que acaba sin cabeza, un ciclo que trata de guardar un orden para encontrar un destino conocido, nada es tan simple en la vida, y así se encuentra el significado del tiempo, el que proporciona en todos los daños físicos y psicológicos, qué harías si fueras el terrorista?... quién es el terrorista?... me quedo con las tremendas capacidades interpretativas.

Bajo los errores del 11-S se genera una intriga sobre verdades ocultas y paralelas a las oficiales, toma partido sobre en lo que se ha convertido la tolerancia al terrorismo con una investigación bien desarrollada y se postula sobre la comunidad musulmana en Europa, desarrollando un estímulo dinámico de buena discreción, un baile de personajes que recorre Hamburgo para sentir la sangre en las calles, el terror no sólo es americano, se mueve entre los hambrientos fondos y el techo del poder, y navega en los intereses y los protocolos de actuación.

Mantiene su tensión porque está muy bien conducida, busca salpicar más que mojar mediante una abogada en bici que bebe agua sin gas para limpiar mucha mierda, el reparto se lleva los premios ante la calidad intrínseca de la película, que tiene buenos elementos como para desafiar a la moral y un pasado que humaniza conjuntamente con el alcohol, presenta casos paralelos cuyo nexo puede ser el punto más débil de un relato que siempre muestra un compromiso fulminante, por lo que se trata de un producto bien preparado pero sin la esencia de verdadero cine grande.

Sigue la pista sin convertirse en un "correcalles hollywoodiense" y sin apoyarse en las creencias religiosas, "El hombre más buscado" tiene su propia ética, pone rumbo en una dirección fija y todo tiene un sentido, las verdades y las tapaderas consiguen ir contra el sistema y lo transmite haciendo preguntas como qué correas poner o soltar, se echa en falta novedades en las escuchas con respecto a otras de su estilo, pero pega pisotones en todos los bandos sin escandalizar, una lucha del mundo real que acaba dejando la duda de si tiene solución, o de si tiene un objetivo real.

Y es que la confusión va más allá de los radicales de las calles y debe señalar al poder, al dinero, la intriga ni conmueve ni desgarra, sólo se posiciona para que el público decida, pero flaquea a la hora de establecer relaciones personales porque olvida el contexto socio-político, la historia del checheno enlaza mal pero evita derrumbarse con todo el peso de un contenido prohibido, una base sólida de la que se esperaba este tipo de tambaleos, y es que sale de pesca a por el grande y resulta que la carnada en bici es la que fallaba, hay mucho bueno y malo pero de tonalidades no extremas, me quedo con el mensaje de que el éxito de estas operaciones depende de la colaboración de las instituciones y los países cuando en realidad se trata de una carrera por obtener medallas, hace sonar una alarma de escándalo desde la paciencia mientras lucha por el pez gordo y mientras PSH se toma un último trago con nosotros -RIP-

Una medida fusión de conflicto y sarcasmo pero con tendencias insultantes, ya que el objetivo principal es una explícita declaración de guerra no ya hacia el sistema militar, sino hacia el carácter humano, risas de testosterona alterada con brotes de violencia trasgresora bajo una hoja de servicios de compromiso y lealtad, pero saltando todo tipo de normas, una divergencia que permite un gran juego de conducta en el protagonista dibujando una figura autoritaria como principal reclamo, ya que de resto es una película de historia y composición demasiado sencilla, Eastwood dirige un producto de choque generacional sobre la disciplina con anécdotas y vivencias y mucha mala leche, duelos de seres de raza y fuerza, una sección de reconocimiento con secuencias activas y que trata de añadir sentimientos del pasado.

Una película sobre payasos que llegan a ser profesionales de la patria, la instrucción es fresca e improvisada, se las arregla para ser apetecible y tiene su contenido sobre la estructura militar, intenta ser sensible aparte de terca, pero se hunde con la alerta roja, funciona mejor como conflicto interno y como leyenda del cerro de la muerte, divierte mientras se le echa huevos pero va entrando en un terreno demasiado plano, dejan de escucharse las pulsaciones de este viejo arrugado de tres guerras, un superviviente y un compañero de batalla que plantea pocos dilemas como para profundizar o ser espiritual, y que lógicamente trata de resolverse con la necesaria acción, fue incapaz de plantarse a la hora de no grabar un verdadero conflicto.

Es la forma de ganarse el sueldo, con la guerra, pero resulta que se convierte en un producto todavía más vacío, las escenas están bien rodadas, pero no se siente ni un gramo de tensión, un acercamiento a la muerte muy frío, el horror es un escenario de escaso nervio que vuelve a recurrir a lo picante como salvación, una llamada a cobro revertido que hace resurgir del apagón, una nueva jugada de improvisación, de resto, sobra todo.

Cine cercano que permite una expresión improvisada y humana sobre el trauma de la juventud y algún apunte sobre el sistema educativo, una convivencia sobre desfavorecidos con habilidad para retratar la disciplina basada en el cariño y la atención negados por sus familias, sin la sensiblería acostumbrada y con finales verdaderos y anunciados, una intimidad que encuentra un punto positivo en la comparación con las experiencias y vivencias de los propios cuidadores, una película cultivada de maravillas y rarezas, con el tacto suficiente como para la comedia, enseñando el avance desde dentro y desde fuera sobre la ayuda, la crisis y la humildad.

No se trata de un relato agresivo ni transgresor, más bien enseña el camino adaptándose a la realidad, tiene ese ingrediente que siempre comparte el buen cine independiente y se las arregla para concienciar al espectador mientras explora las mentes dañadas del hogar, la soledad y la amistad se confrontan entre generaciones, la familia de acogida tiene tiempo para la esperanza pero no rehuye de la ansiedad y el drama, el cuento del pulpo y del tiburón resume un sistema de tendencias suicidas y homicidas, una cámara flotante que resulta cansina pero muestra el bloqueo personal mientras toma protagonismo un embarazo que suena a recurso para introducir la acción reacción propia del cine convencional.

Y es que el estímulo va decayendo y queda reducido a la confesión y al fluir de sentimientos, la descarga no va más allá de las lunas rotas, "Las vidas de Grace" no busca llamar la atención ni aprovecharse del tema para manipular, no cae en el exceso, pero quizá la vivienda no sea tan oscura como debiera, falta enseñar más conflicto y llega a impacientar hasta que todos aceptamos que será una gran madre y que Marcus se puede tomar su capuccino, y en buena compañía, el mensaje tiene su parte de hay probabilidades de triunfo para unos, mientras otros vuelven a escaparse corriendo.

Resulta casi imposible conectar con todo lo que trata de abarcar la película, desde el contexto bélico difuso hasta el radar del protagonista, pasando por una violencia mal calculada y un trasfondo de adrenalina y oscuridad que suma pero queda anulada por el comportamiento psiquiátrico poco trabajado, pintores de sótanos que se abandonan en lo paranormal de la noche, por lo que el resultado es una mala conducción que apenas consigue expresarse sobre las posesiones y ya menos hablar de la basura recreada sobre el entorno familiar, una película vacía que no sabe si apoyarse en los animales para causar mayor temor o para entretener por sus apariciones.

Busca el enfoque del mal primario y de los creyentes, del pasado de cada uno y un largo etcétera de ingredientes sin explicación, con lo que los escenarios a modo de cloaca representan una confusión en una propagación incontrolada, el despertar de la jungla no se siente ni tampoco la música de "The Doors", nada involucra, ni la invitación de puertas hacia lo demoníaco ni tampoco lo de los policías como ángeles que reparten el bien, la percepción de cualquier espectador debe de ser la de una avalancha que causa fatiga, visiones que no invaden la mente hacia un nivel destructivo sin sentido, no consigue hacer perder la cabeza porque los personajes están mal trabajados y da más la sensación de un don espiritual casual y de cargas morales de humo.

Una recreación de buena propuesta pero inerte, con luchas infértiles cuerpo a cuerpo que se aleja de la trama principal para regresar a ella tarde y mal, un exorcismo mezclado con un thriller, un rompecabezas formado por piezas que no encajan porque no intrigan, ni generan dolor ni miedo, "Líbranos del mal" es una película moderna sin sello de identidad, incapaz de establecer un propósito, una reacción de muchos reactivos, alguno de calidad, pero que da lugar a un producto inestable, con un rendimiento y una pureza que nadie se encargará de calcular, porque las puertas que se abren no llegaban a ningún lado.

Ni bajo la influencia del éxito del videojuego ni la del poder de la empresa de experimentos, "Resident evil" consigue encontrar un estilo dentro del género ni buscar una verdad sobre la ciencia, no hay hiperventilación en sus escenas de acción ni hay química entre los humanos, un misterio que sólo se podría destacar por su sensualidad y algún escenario, de resto es una película descontrolada dentro de una colmena, es defectuosa como el mecanismo de autodefensa de la reina roja, y encima no hay soporte técnico válido como para tenerla en cuenta en ningún sentido, un ridículo gore y una vergüenza gótica porque nunca se libera y porque no merece que se derrame la sangre, si bien es cierto que no se hunde del todo y que, quizá por fanatismo, se soporta y genera alguna intriga por llegar a la superficie.

Y es que su protagonista tiene carisma y rellena el desfortunio general de tanto susto repetitivo y personaje de cartón, ella siempre aparece y consigue salvar la situación, mucho de ruido y poco de virus, la trama se desenvuelve con alguna sorpresa de guión y sabe jugar con eso de la pérdida momentánea de la memoria, pero no evita que para el espectador cada vez vaya siendo más inapetecible por secuencias mal rodadas y música fuera de contexto, un matar por matar hasta el ridículo, maquillaje de poco peso y efectos que llegan al sarcasmo, una historia de mal gusto que bloquea el apetito por ver el resto de la saga de antemano seguro que peor, sin rastro de la siniestra ciencia y sus consecuencias, el azul y el verde, unos se infectan en un segundo y otros tardan toda la película.

Clásica recreación al margen de la ley con gusto por la violencia hasta un punto diabólico y desmesurado, un juego de cacería con disputas de moral entre cazarrecompensas legendarios y expertos que sabe enfocar varios bandos de vándalos con sueños y recuerdos, un relato que invita a introducirse en la frontera y postularse en la convivencia dejando un rastro de excesos e infelicidad, odio y melancolía, con un propósito de conseguir el merecido para cada uno de sus personajes, el oro y las armas, y con un destino en común para todos ellos, la muerte.

Un trabajo satisfactorio para definir el bien y el mal, con personajes que se van perfilando y dándose a descubrir, una tensión que encuentra la armonía en su propio estilo de western, y que cuenta con todos los ingredientes del gran cine hasta establecer una hegemonía por el control que se consigue de todos ellos, se adentra en México dejando su pincelada social y política y obliga a segregar testosterona hasta el mal gusto, una aventura de hombres y pasajes variados que lleva sus integridades a situación límite, un grupo de desgraciados con potentes escenas de acción para redondear un producto destacado en el género, con un sello de identidad propio.

Tan sólo con la facilidad con la que se resuelve la pregunta sobre cómo Cesar iba a mantener el carisma para todos los públicos ya sirve como base para encontrar el éxito de esta segunda parte, se postula con buenos y malos en ambos bandos y se escusa con un virus para poder recrear una apocalipsis sin culpable absoluto, aún así el contenido no me parece recomendable para ciertas edades puesto que sabe inyectar las dosis necesarias de violencia para que el resultado sea un producto creíble, la gripe de los simios en sí ya supone un dolor intolerable para los ingenuos ojos de los niños, otra cosa es que éstos ya hayan superado ese umbral con la vida o con otras percepciones ficticias.

Con el mundo en juego y la siempre apetecible naturaleza como escenario se recrean dos sociedades en desarrollo bien diferentes, encontrando un equilibrio entre ellas para que la película transcurra con dinamismo, contrastes de familias y, como no, un amanecer para el peligro, el impacto es ilimitado y la paz se encuentra en la energía de un mundo perdido en el que parece posible el razonamiento y la autoridad, la confianza y la lealtad, pero el intercambio se ve quebrantado en un argumento que fusiona ingredientes como para que la trama sea creíble, está dosificada y sabe estallar en una revolución incuestionable, una conspiración para buscar la rama más fuerte.

Con tal sólido simbolismo queda como punto más débil la debilitación y el regreso del protagonista, pero ya es suficiente éxito que nunca parezca sobrepasarse y mantener contento a todo tipo de espectadores, la guerra ya ha empezado y los humanos no perdonan, un nuevo amanecer para reconstruir y luchar en una tercera parte que todavía puede hacer crecer más a una saga que comenzó con argumentos científicos para pasarse en esta segunda parte al contenido social, una descripción con mayor paciencia que muchas películas sobre líderes humanos, muestra de que se puede confiar en las grandes industrias para disfrutar de buen cine al conjuntar técnicas con vísceras, explosiones con gestos y luchas con amistades.

Drama judicial que se propone dejar pequeñas dosis no tanto sobre la ley en sí, sino sobre el respeto y la familia, usando clichés muy de Hollywood sobre la prepotencia y los escrúpulos al tiempo que postularse cercana y humilde, ambos límites encerrados en el propio escenario del pueblo y encontrar un contraste donde los protagonistas se vacíen y se liberen en una relación dinámica con capacidad de conciencia y moral, todo ello muy facilitado por la vuelta a las raíces, un intento de valorar a la honestidad y a la integridad con momentos bastante definidos en los que se basa el éxito del producto, ya que luego la intriga en sí permanece abandonada en casi todo el desarrollo, la profesión queda más etiquetada en el humor y la encerrona del hogar, y pierde mucho ritmo al no saber ni tan siquiera en qué punto se encuentran.

Plantea el dilema del cómo morir y del quién es quién, un legado con su rayo de luz para la salvación que va involucrando con sutileza y que incluso va tomando ética, lo cual no quita para afirmar que avanza poco y que se mantiene mucho tiempo estancada hasta dejar de ser agradable o desagradable según se mire, se echan en falta las monedas falsas para regatear a la ley, y se centra en las propias personas como principal calvario con historias secundarias acertadas y ocurrentes, "El juez" es una película que se encierra en lo terco sin casi plantear dudas razonables pero que ofrece ingredientes de gran riqueza y estímulo, una película sobre la especulación con testimonios muy caseros que se las arregla para desenmascarar la maldad del humano y de todos los humanos, controla la tensión y sabe moverse entre la rebeldía y el abrazo, entre el egoísmo y la generosidad hasta saborear la trágica derrota o sentirse parte de algo.

No hay manera de que tanta grandeza tecnológica se combine con la oscuridad de las alcantarillas, la historia tiene la actividad intrínseca a sus propios personajes, pero la credibilidad no va más allá de un mito mal explicado y desarrollado, las sombras de la noche no consiguen pasar de ser juguetonas y parlantes porque todo es casual y mil veces visto, no hay apetencia por la pizza porque las tortugas no parecen desarrollar sus armas, no hay ese espíritu de las artes marciales, se olvidan del maestro y dan mucho peso a la protagonista sin que ello signifique que haya un ingrediente periodista serio.

Una recreación continuada y saciante de grandes acabados, un espectáculo que deja a Rafael hablando solo porque no hay malvados sino hierro, no acorrala a ningún espectador que haya avanzado de primaria porque el guión no tiene ni un hilo de luz de inspiración, la liberación tóxica no mete miedo porque nada tiene vida, ni tortugas ni humano ni la propia ciudad, otra película de acción que aportará beneficios económicos pero que sucumbe al peso de la gran industria...

Nadie podrá dudar que, por encima de falta de precisión o de montaje casero, la película tenga un estilo propio y una forma peculiar de dibujar una venganza bajo una conducción clásica del género, luego ya el poder mediático de la imagen del muñeco en sí ya ayudan mucho a que el terror, la gamberrada y la violencia provoquen buenas sensaciones en el espectador, un duelo de posesiones con su componente ácido y con mucho ingrediente ochentero, con un curioso uso de la primera persona, o quizá del "primer muñeco", en los planos de movimiento, sin abusar de sus cualidades para otorgar dosis controladas de cada una de ellas, sabe generar una atmósfera e ir dotando de pasos y vida al elemento inanimado, pena que apenas esté dotada de un razonamiento de fuerzas superiores o magia negra, o alguna pincelada científica.

Cuanta más vida tiene el muñeco, más insensata se vuelve y más se aleja del terror, pero también adquiere mayores dosis de originalidad, la perversión se cita con la muerte sin mayores intenciones que proporcionar un espectáculo obsceno de miradas y cuchillos, Chucky no tiene piedad y llega muy vivo a las secuencias finales que al menos no hunden, como suele ocurrir, las sensaciones generales del producto, Chucky anda suelto y no va a parar hasta acabar con todos y recobrar lo que le pertenece, Chucky recorre la ciudad sin que nadie lo detenga, Chucky cambia su mirada enfilando al infierno, Chucky es uno de los personajes más ingeniosos y genuinos de la historia del cine.

En este mar se encuentra el límite geográfico y existencial de la supervivencia, una epidemia de pobreza y deudas para una fórmula que el cine coreano repite una y otra vez pero que no cansa, un misterio de identidades y un drama familiar con mucha calle y altamente desagradable, dónde lo ilegal es la única opción del menú, una odisea con carácter que va transformando al protagonista mientras desnudo el mundo de la mafia, sus negocios y sus vicios, un estilo frío, firme con historia alternativa acertada, diseñada con paciencia para irse complicando en una fórmula inquebrantable y espontánea.

Dotada de violencia y solidez, siempre se asemeja a una realidad agobiante, el perfil de un joseonjok en una encerrona sangrienta y una huida escurridiza, siempre al filo de la muerte, sería interesante contar cuantas cuchilladas contiene la película, pero con una base principal de ir revelando intereses poco a poco para ir involucrando cada vez más, una expectación controlada y una perfecta mezcla de cine negro y de acción, cómo acabará?... quién empezó?... se puede morir en paz por medio de la venganza?... personajes invencibles provocan que se soporte mucho para contestar, pero de tal densidad de lamentos, dolores y heridas surge una secuencia final que diluye la densidad para encontrar la paz en el mar amarillo.

Ajusto e íntimo relato sobre el hogar de los nómadas, un homenaje que invita a acompañar hacia lo imposible y sentir ese "y por qué no?"... en una película cargada de pureza sobre cómo algunos perdidos abren su propio camino, luego el inevitable contacto con la naturaleza y el mundo animal suponen un aliciente añadido como para que el producto triunfe a pesar de equiparse con una sobrecarga de espiritualidad del tipo visual y sonoro, y con deficiencias argumentales como para que, en conjunto, no resulte una suma de días, aún así se trata de una historia con mayor compromiso que fascinación, donde el realismo del espacio libre curiosamente acabe agobiando y trasladando al escenario, y ese mensaje esperanzador de la vida sobre que cualquier persona normal pueda estar capacitada para conseguir cualquier objetivo.

Una aventura de más de 3.000 km que cuenta con el dinamismo del personaje del fotógrafo como salvación de la reiteración de la que no consiguen escapar desde su producción hasta los mínimos detalles de montaje, el color único de esa tierra rojiza tiene mayor valor que cualquier cuestión cinéfila, por lo que la chica de los camellos apenas parece avanzar y corre mucho el peligro de la pérdida de expectación, un precio que pagan gustosamente sus creadores con tal de ajustarse al máximo con la hazaña real, las condiciones ambientales tampoco son llevadas al límite y hay un cierto aire de no sentirse desorientado ante una odisea tan larga y fatigosa.

Se queda pues sin recursos para conectar con el alma de la protagonista, sin razones para rendirse o sin fuerza para seguir, y es entonces el espectador el que pone de sí mismo por el propio espíritu aventurero, "El viaje de tu vida" resulta similar en cada pasaje, se echa de menos el silencio del desierto y apenas se siente la destrucción psicológica, sino más bien se marca un propósito sobre la dignidad o cuánto nos hemos alejado de ella, un propósito universal sobre la situación del mundo analizando el propio trauma infantil desde Goldie hasta Diggity, encontrando en las mascotas el dolor de cada etapa de la vida y el desnudo tan ansiado en este tipo de películas, proyectos que siempre hay que apoyar porque no buscan engrandecer una leyenda ya de por sí increíble.

Sublime caracterización para la época de la situación de emergencia de un naufragio, un extraño conjunto de seres y sus caracteres bajo las condiciones expuestas provocan disputas en un océano cada vez más grande para un bote cada vez más pequeño en el que dibujar una historia de gran potencia psicológica, social y bélica, dónde se discurren en prejuicios universales al tiempo que se discuten leyes internas, muchos atributos para un escenario que en realidad daba para poco más, y es que el rumbo en este tipo de películas se pierde con la misma facilidad que la orientación de los supervivientes, pero "Náufragos" es una película con miedos y gangrena, con valores y amor, y con largos días de máxima tensión mientras la deshidratación ya no permite que broten las lágrimas.

Ni más ni menos que una convivencia llevada al límite, el juego propuesto permite el destape y siempre sabe mantenerse atractivo con un dramatismo ajustado a cada secuencia, personajes fuertemente trabajados, una película completa en su desarrollo y en su mensaje, algo de oleaje en el desenlace pero gratificante a la hora de sacar conclusiones, cualquier película de supervivencia pone al límite al humano, y muchas veces es buena ocasión para generar tramas extremas hasta hacer sudar al sospechoso alemán, Hitchcock graba en un bote un reflejo de la sociedad en medio de un conflicto universal para cuestionar hacia dónde se debe remar, incluso para qué seguir remando...