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24 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Ray.
No voy a añadir nada a lo ya dicho por los usuarios anteriores. Desgranan a la perfección esta cinta.

Sólo insistir en el que es su ingrediente maestro. Ese punto que le da un salto más, un empujón hacia algo más elevado que una mera y entretenida película de aventuras.

Nicholas Ray está ahí. Su visión del mundo, su forma de pensar, su desazón. Se aprovechaba, como siempre, de la perfecta maquinaria cinematográfica para colarnos retazos de su perspectiva pesimista y, a su vez, esperanzada. Y es que a Ray, como a todos nosotros, no le quedaba otra que ser contradictorio en su forma de ver la vida y en su forma de trabajar.

Es decir, hay indicios claros de un discurso coherente y recurrente. Algunos dicen que ése es el rasgo que califica el cine como “de autor”. Sea como fuere Ray habla en esta cinta de sí mismo.

Aunque salgan esquimales.
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32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LOS DIENTES DEL "PROGRESO"
En 1960 y con un magistral Anthony Quinn, Nicolas Ray firmó una obra maestra rodada en gran parte en tierras de Alaska y Canadá. Se trata de un extraordinario film sobre unos esquimales que viven al margen de la "civilización". Siendo Ray un hombre tan visceral y apasionado tanto en su vida como en su cine cobra especial interés la particular mirada de este sobre una forma de vida tan alejada del modo de vida occidental, y si bien por momentos puede caer en una visión cercana al mito del buen salvaje sabe contrarestar esa tendencia con otras situaciones nada idílicas por las que pasan los protagonistas del film. Quinn está asolutamente creible en esa versión de esquimal que a penas ha tenido contacto con el hombre blanco y la película, sin duda, merece ser vista. Y como valor antropológico, sobretodo, el poder plantear en el espectador, si lo desea, una reflexión sobre el ser humano y "el progreso"
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28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Aún válida
Interesante intento de hacer antropología cinematográfica que ha resistido bastante bien el paso de los años. Sospecho que la voz en off diciendo cursiladas con la que se inicia la película fue un añadido ajeno a Ray para descafeinar el relato posterior, cosas de la censura de la época. Como era de esperar, magistral Anthony Quinn. Humor, drama y documental a partes iguales.
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17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Buena y entretenida
Gran Ray (qué gran narrador era, qué bien te lleva sin perder el pulso de sus pelis). Gran Quinn (qué gran actor fue siempre, creible, vital). Y gran película, de aventuras, sí, y de más cosas: la vida, la civilización, la soledad, la alegría, la muerte, las dificultades, la inocencia, la brutalidad. No es un panfleto sobre "el buen salvaje" ya que, desde el minuto uno, nos muestra escenas brutales, como ese lanzamiento de lanzas al oso, atravesado realmente ante la cámara (hoy día dudo que se pudiera grabar, no es políticamente correcto y sí muy desagradable). Otra curiosidad: Yoko Tani, la mujer protagonista, sale desnuda, algo nada habitual en 1960.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Qué cosa más incómoda
Como el cine documental suele ser bastante pesado, Ray añadió a este documental unas gotas de poesía, cierta idealización "a la bruta" y, lo peor, un ingrediente dramático artificial para llegar a un final con suspense, (el encuentro con el hombre blanco). Por supuesto, para llegar a ese final ha habido que atravesar al más torpón misionero que vieron los tiempos, (un tipo tan ridículo tendría que haber pasado ya la del pulpo en el propio barracón de hombres blancos). Qué manía de tapar la verdad pura y dura, (sobre todo pura y dura en este film), añadiendo ingredientes hollywodienses.
El oso es siempre el mismo, y está mal alimentado, (no me extraña, si todos los bocados son como el de la vieja). Puestas estas ligeras pegas, una película bellísima que nos hará sentir malos, muy malos en nuestros sillones. Anthony Quinn, qué tío más grande.
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19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Haber traído vuestras mujeres y no vuestras leyes
Sábado. 7 de Mayo. Hoy, algo parecido al monzón ha pasado por aquí y la tormenta ha dejado un ambiente otoñal. Esta noche, con la ventana entreabierta, respirando la voluptuosidad de la tierra mojada, me he dejado atrapar por una película que no conocía. Me vuelvo a encontrar con Anthony Quinn. Esta Semana Santa lo vi en un magnífico papel haciendo de Santo Padre en "Las sandalias del pescador". Ahora me lo encuentro inmerso en los paisajes fríos y blancos del Polo Norte comiendo carne cruda y mostrándome las costumbres de su pueblo esquimal mientras el hombre blanco, con sus leyes y no con sus mujeres, ponen en peligro el fin de un mundo antiquísimo.
Sólo he visto algunas películas de Nicholas Ray: "Rebelde sin causa", "Johnny Guitar" y "Llamad a cualquier puerta". En todas ellas este director nos cuenta algo más que historias con imágenes y palabras. Ya sea entre esquimales, o entre adolescentes norteamericanos, o entre duros del "Far West", N.R. nos habla de la soledad, del amor, de la compasión, del perdón, de la libertad, de la esperanza...
Casualmente, al acabar la película, cambio a la primera y me vuelvo a encontrar a Quinn, ahora haciendo de sacerdote, tratando de enseñar el teorema de Pitágoras al niño Jorge Sanz (en la película "Valentina"). Nadie como Quinn sabe decirle a un niño "bandido" cuando no se sabe el teorema. Lo tengo que ensayar.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La vida en los hielos eternos
Maravilloso y más que convincente papel del versátil y prolífico Anthony Quinn, que consigue meterse en la piel de un esquimal y conducirnos por la vida cotidiana y las costumbres de ese pueblo perfectamente adaptado para los hábitats más gélidos del planeta.
Ver cómo se afanan en su día a día para sobrevivir en los hielos, sus creencias, sus núcleos familiares... Para la familia protagonista todo transcurre con normalidad, hasta que el personaje de Quinn se encuentra con gente occidental y ahí va a comenzar un dramático choque de culturas en el que peligra la estabilidad y el ancestral estilo de vida de la familia esquimal protagonista.
Con la fuerza interpretativa que siempre caracterizó al actor mexicano más internacional que ha dado el mundillo del celuloide, un cuidado trabajo de ambientación y una trama muy interesante y absorbente, Nicholas Ray completó uno de los mejores trabajos de su carrera. Para mí, esta es quizás su ópera prima, superando a otros grandes éxitos suyos mucho más encumbrados e incluso sobrevalorados, pero que sin embargo no encierran con toda su pomposidad la extraordinaria calidad de esta película, que pese a ser menos conocida que las otras de este director, es la mejor de todas.
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20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El ingenuo salvaje
Maravilloso titulo, tanto el original como su libre adaptación. Con un Anthony Quinn inconmensurable contiene uno de los desenlaces más hermosos de la historia del cine.

Cine casi documental, antropológico, muy entretenido de principio a fin. Puro cine directo al corazón con el estilo de los grandes. Nicholas Ray, como Sam Fuller, coge al toro por los cuernos y lo sacude delante del espectador para sacarle toda su fuerza y además su belleza.

Esta película es un ejemplo de algo que siempre he intentado explicar con amigos y me ha resultado difícil, es cuando se aúna una gran personalidad en la dirección, con libertad creativa, y una maquinaria cinematográfica de primer orden, exportada o heredada de esa visión hollywoodense de hacer la cosas muy bien hechas.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Los Inuits.
065/27(19/02/10) Muy buen film de carácter antropológico, que nos adentra en un mundo desconocido como es el de los Inuits (‘El hombre’), para nosotros esquimales (despectivamente ‘Los que comen carne cruda’), es un semidocumental que recuerda bastante al antiguo de Robert Flaherty ‘Nanook el esquimal’. Una voz en off nos narra los usos y costumbres de esta gente, mientras seguimos las andanzas del protagonista Inuk (maravilloso Anthony Quinn), lo vemos cazar, buscar mujer de forma casi troglodita, lo vemos como se deshace de la gente mayor, tener un hijo, y el momento crucial el choque de dos mundos que para él supone el encuentro con el extraño ‘Hombre blanco’. Es un tipo de vida dura pero todo lo hacen de buen humor, riendo no paran de reír, incluso a realizar el sexo lo llaman reír, es un modo de vida tan hospitalaria que cuando les caes bien te piden reír con su mujer, es una cultura primitiva, que apenas ha tenido contacto con la nuestra, que nos dan a entender que ellos viven como les gusta, disfrutan, no le hacemos falta ni con nuestros avances, ni con nuestra religión, es un mundo que queda ennoblecido por el tono del film, tanto es así, que el nuestro es casi ‘El Infierno’, pues el embrujo de la civilización, ‘El hombre blanco’ lo representa un rifle, o sea la violencia, como en ‘2001, una odisea’ que al principio los monos descubren las ‘armas-hueso’, y cuando se encuentran con él descubren sus aficiones, o sea emborracharse con alcohol, para después querer civilizarlos a base de evangelización, y como esta evangelización es un insulto para ellos, vamos, que los ‘blancos’ quedan como perversores de cuerpo y mente, como demonios, mientras los Inuits son la pureza del alma. Las escenas en campo abierto son de una gran belleza, en las que queda patente la pequeñez del hombre ante la Naturaleza, son paraísos en los que la ‘Civilización’ aún no ha puesto sus pezuñas, rodadas en varios países, Alaska, Groenlandia, Norte de Canadá, y lo que rompe el encanto son las escenas realizadas en los Estudios Pinewood, me sentí al verlas como si en ‘La rendición de Breda’ hubiera aparecido Robocop, chirriaban hasta la dentera, imperdonable. Resaltable es el colosal trabajo de Anthony Quinn, el gran camaleón del cine, no te puedes imaginar a otro haciéndolo, lo borda, lo ves y es un oso blanco, una poderosa presencia que desborda la pantalla. Una licencia que se toma la película es el tema del lenguaje cuando se cruzan con ‘los blancos’, no creo que hablaran del mismo modo, beberían habérselo currado y no tirar por la calle fácil y simplemente <no hay problema, hablan lo mismo>, pierde fuerza la cinta. Recomendable a los que gusten de dramas costumbristas didácticos. Fuerza y honor!!!
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Ray dixit: su mejor película
Muy al estilo Nicholas Ray cuando ha realizado una película con absoluta libertad el arranque es impactante con los planos del arponeo de un oso blanco sobre un fondo de nieve y hielo absolutamente blancos. Utilizando hermosísimos paisajes naturales árticos que para el momento de realización supo perfectamente combinar con planos de estudio Ray nos plantea una historia de un inocente esquimal salvaje. Esta historia está incluida en una especie de documental sobre el espacio ártico, sus animales, y muy especialmente el hombre que en origen ocupaba estas tierras. De forma magistral el director nos presenta las relaciones entre el hombre salvaje y la naturaleza, así como las relaciones humanas entre los miembros de ese grupo que se llaman a sí mismos “los hombres”. Pero esto está planteado como una historia dramática y empieza el verdadero drama cuando la civilización entra en el mundo de “los hombres”. Primero mediante las armas, después el alcohol y cuando intenta introducirse la religión es cuando se producirá el inicio del auténtico drama. De una forma increíble, Ray nos atrapa primero en un mundo ideal para conducirnos de forma inexorable al mundo dramático. Las relaciones entre Inuk, el salvaje inocente magníficamente interpretado por Anthony Quinn, con la civilización personificada en el policía que interpreta Peter O'Toole, conducirán a un enfrentamiento en la forma de entender la vida. Pero Ray es un hombre civilizado y al final, un final sorprendente, tomará postura. Hacer notar un relato en off absurdo que se introduce de vez en cuando en el relato cinematográfico innecesariamente, a no ser que se pretenda moralizar pues esta voz nos informa que para los esquimales “reír” con una mujer es casarse, para ver a continuación que “reír” es tener relaciones sexuales. Alrededor de este tema se producen momentos muy divertidos durante toda la película. Según declaraciones del propio director esta es su mejor película, no para mi, pero sin duda imprescindible para los que nos gusta el cine.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Las dos vertientes del esquimal
Protagonizada por el camaleónico Anthony Quinn, “Los dientes del diablo” es un drama costumbrista que narra el modo de vida de una familia de esquimales así como la relación que mantienen con el temido y hasta entonces desconocido “hombre blanco”.

La película comienza con un tono casi de comedia consiguiéndonos arrancar alguna que otra sonrisa a través de la excentricidad del personaje de Quinn o mediante las para nosotros extrañas e incluso divertidas costumbres de los esquimales del Ártico.
Somos testigos de la rivalidad existente entre los hombres por conseguir mujer, la peculiar hospitalidad que muestran sus maridos con los invitados –a esto no se le podría llamar adulterio, no, no creo-, la importancia de la caza de focas, y en definitiva del modo de vida y tradiciones de este olvidado pueblo de gentes machistas e intransigentes para nuestros ojos pero de gran nobleza y tenacidad.

El film se vuelve mucho más serio a partir de la aparición del hombre blanco en la vida de nuestros protagonistas. Cazadores en busca de pieles de zorro se establecen cerca del iglú donde han decidido pasar el invierno y Quinn, deseoso de poseer un fusil con el que matar osos polares parece cosa de niños, pronto consigue las cien pieles necesarias para canjearlo y junto a su mujer y suegra parten hacia el campamento llenos de curiosidad y ambiciones. Lo que se encuentran allí choca con sus creencias y formas de entender la vida, cosa que les traerá más de un quebradero de cabezas, para ellos completamente inexplicables.

Es este un incisivo retrato de la vida del esquimal, sus costumbres y tradiciones, así como un estudio de como les afecta la irrupción del “hombre blanco” y las ideas hasta entonces desconocidos por ellos que estos traen consigo. Ideas tales como el “comercio”, “la ley” y “la religión”, descubrimientos de incalculable valor social para todos nosotros pero que parecen efímeros y casi ridículos en un paraje tan incivilizado y hostil como el Polo Norte.

Sigue en spoiler...
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
LA LEY DEL HOMBRE QUE RÍE
Inuk (Anthony Quinn) es un esquimal que vive según las ancestrales costumbres de su pueblo; aislado en su iglú en las árticas regiones del Norte y sin contacto alguno con el hombre blanco. Al no tener todavía una mujer por la que compartir su cálido lecho en tan helado hogar y en medio de la nada de los fríos parajes del Polo, se decide por Asiak (Yoko Tani) una de las hijas de la anciana Powtee (Marie Yang). Concebidos los rituales que unirán a la pareja, la vida para el esquimal tendría que seguir por sus dictámenes. Pero una mañana Inuk ve frustrada la caza del oso con su arpón debido a que el animal ha recibido un impacto de bala; allí empezará un tormentoso encuentro con la civilización que le llevará a ser presa fácil de su propio orgullo hacia lo desconocido y su primer contacto con las armas de fuego. Posteriormente, su implicación en el homicidio accidental de un predicador (Marco Guglielmi) llevará a Inuk ser objetivo de dos agentes de la ley (Carlo Giustini y Peter O´Toole) que sucumbirán a las heladas y a las tormentas del Polo para dar con él y llevarlo ante la Justicia como un hombre moderno más.

Nicholas Ray se desmarcó del hollywoodiano ambiente en que se había acomodado gracias a éxitos generacionales como “Rebelde sin Causa”, firmando esta co-producción inglesa junto con Francia e Italia. Menciones aparte del empleo de espectaculares fotografías en el ártico; (aunque las localizaciones más exactas se llegaron a rodar en el Norte de Canadá) es la labor de Anthony Quinn como el testarudo, salvaje e ingenuo Inuk, quien no duda de abalanzarse sobre sus oponentes por el simple hecho de no compartir calor con la querida Asiak, y el trauma que significa para un esquimal el rechazo por otros del adulterio consentido, ley sagrada de su pueblo. Por lo que el carácter antropológico del conjunto resulta más que interesante como añadido a una historia con el choque de civilizaciones adversas como eje central y que une aventura y drama a partes iguales.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El ser humano puro y duro
En esta semana que he visto El renacido, me ha dado por ver una serie de películas donde el hombre se enfrente a un enemigo que no sabes como actuará...la naturaleza. Y sin esperarlo he dado con esta joya.

El ser humano desde hace mucho se rige por una serie de reglas, en principio fueron creadas porque eran necesarias para poder convivir de una manera razonable y controlada con el resto de los congéneres. Y así ha sido por los siglos de los siglos. A pesar de esto, sigue existiendo una raza que viven en extremas condiciones meteorológicas y que se denominan "los hombres", porque es la manera de diferenciarse de aquellos que no serían capaces de sobrevivir en dichas zonas que ellos habitan. Donde las temperaturas son siempre muchísimos grados bajo cero, donde el agua está congelada, donde tus vecinos son focas, zorros, osos polares o peces, donde tu comida es siempre cruda y donde es un honor prestar tu mujer a otro hombre para que se acueste con ella.

Al resto del mundo estas costumbres nos pueden parecer muy antiguas y fuera de lugar, pero habría que preguntarse quien está más cerca del ser humano más puro que habitó este planeta. Los dientes del diablo no solo nos ofrece unas magníficas imágenes de esa parte del planeta que apenas conocemos como es el Polo norte, sino que nos llevará por la vida de esos esquimales y contemplaremos plano a plano como se desarrollan los días en su pequeño mundo. No creo que jamás se haya rodado una película que nos explique tan meticulosamente (voz en off) todo lo que rodea las costumbres, normas y creencias de esta raza.

Ser personas tan nobles que antepones el bienestar del prójimo al tuyo y ya sabrán a que me refiero cuando la disfruten.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Supervivencia extrema
Interesante y original film, sobre la forma de vida de los esquimales del polo norte.En ocasiones esta contada como si de un documental se tratara, dentro de lo que cabe hay ciertas cosas contadas con verosimilitud.Una sociedad donde todo se comparté, dada la dureza del entorno (sería, en teoría el paraíso para un anarquista, la sociedad ideal)Un excelente Anhony Quinn, actor todoterreno de acusada personalidad, es el alma de la película, que trata básicamente del shock cultural que se produce al entrar en contacto con el hombre blanco, una sociedad sin leyes, que se sustenta en la soliradidad y el apoyo mutuo a otra en el que la avaricia y las leyes absurdas y injustas campan por sus respetos, como se demuestra en algunos diálogos entre el esquimal protagonista y el policía que le persigue, también esa velada critica al afán de expandir el cristianismo y una moral y costumbres que a los esquimales ni las conocen, ni falta que les hace . Innovadora y original en su época de estreno y aun hoy en día aún lo es, el señor Ray es un clásico moderno.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Recomendable
Película que nos muestra cómo transcurre la vida de una familia de esquimales en el polo norte, donde la aparición del hombre blanco, con sus normas y su civilización, crearán conflictos entre las costumbres de unos y otros.

Buen film que nos hace recordar la importancia del respeto y la tolerancia de estilos de vida totalmente opuestos unos de otros, que si no se pueden compartir, al menos sí se pueden tolerar.

Anthony Quinn interpreta a la perfección su papel.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
“Debieron traer a sus mujeres, no sus leyes”
El término: Esquimales > Eskimos en Inglés y Esquimaux en francés, significa: Devoradores de carne cruda. Por enésima vez, un término peyorativo de los que suelen usar los norteamericanos para referirse a aquellas culturas a las que subestiman, discriminan… y cuando pueden, agreden. Los antiguos blancos estadounidenses, jamás se animaban a respetar la manera cómo se identificaban (autónimo) entre ellos los nativos, y simplemente los caracterizaban (exónimo) por alguna costumbre negativa (¿?) que les llamara la atención… y menos estaban dispuestos a exaltar unos nombres que, casi siempre, resultaban poéticos y espirituales.

Los distintos pueblos que habitan en las regiones árticas de Canadá y Groenlandia se autodenominan: Inuit (Inuk, en singular) y para ellos significa: Personas, Gente (Hombre o Mujer, en singular), y es, de esta manera, como les llaman los daneses que gobiernan dicho territorio y todo aquel que les respete.

Sobre sus singulares costumbres, sus hábitos morales y su manera de concebir la existencia, el escritor suizo (nacido en Nápoles), Hans Ruesch, publicó en 1950, una novela titulada, “Top of the World” (En la Cima del Mundo), la cual fue un gran éxito de librerías y se ha traducido a más de 20 idiomas. La obra interesó, una década después, al director estadounidense, Nicholas Ray, y partiendo de la adaptación que hicieran, Franco Solinas y el propio Ruesch, él mismo le dio los toques finales, y la hizo en coproducción Italo-Franco-Británica.

En Technirama (asegurando una fotografía impresionantemente bella), se hicieron los rodajes paisajistas en las zonas árticas de Canadá y Groenlandia, y el resto se hizo en estudio, contando con muy buenas interpretaciones de Anthony Quinn, Yôko Tani y Peter O’Toole… aunque, éste último, se negó a aparecer en los créditos principales por el hecho de haber sido doblado debido a su marcado acento inglés.

El filme da cuenta del choque de costumbres que altera la normalidad de ciertas culturas y también comprueba cómo los valores de una, no son, necesariamente, lo que aseguraría la armonía en las demás. Adicionalmente, se propone demostrar que, lo que puede parecer salvaje o primitivo, es posible que tenga otros significados cuando se conoce como es debido. Está claro: El conocimiento trae consigo luz y comprensión.

A la seriedad de este grato estudio antropológico, se agregan originalísimos toques de humor; se muestra el valor inmenso de preservar las culturas nativas… y se da uno cuenta de que, la grandeza humana puede hallarse hasta en los lugares más recónditos.

Quienes acepten, sin mayores reservas, que los protagonistas no sean auténticos inuit y no hablen en su original dialecto (el inuktitud) con, <<LOS DIENTES DEL DIABLO>>, van a sentirse ante una valiosa y aleccionadora película.

Título para Latinoamérica: <<SALVAJES INOCENTES>>
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Estupenda película sobre la filosofía de vida de los esquimales.
Los esquimales son un tribu que al igual que otras tribus que viven casi en la prehistoria, son una tribu en la que la "civilización" no ha llegado a sus vidas, pero mantienen las creencias esenciales del ser humano, esas creencias que la "civilización" ha sido la culpable de que los supuestamente civilizados hayamos perdido.
La película con toques de comedia ha sido capaz de reflejar de una manera casi magistral la forma de vida de esta tribu y sus costumbres y el choque de esa forma de vida con la de los "civilizados", solo por ello merece la pena verla.
Lo mas curioso y lo mejor de la película es darse cuenta de que la manera que cree el hombre blanco de civilizar a los esquimales es con la religión, lo cual el hombre blanco comete el mismo error que con otras civilizaciones a las que destruyeron por culpa de la religión.
Anthony Quinn hace un papel extraordinario, propio de un gran actor como él.
Muy recomendable para aquellos que buscan un cine alternativo, aunque podía haber sido mejor hecha.
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7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Huele a falso
Entusiasta como soy del cine de Ray esta, sobre todo en la parte que quiere reproducir la vida de los inuits o esquimales, me suena un poco a falsa. El hecho de que este pueblo se llame a sí mismo los hombres, como dice al principio una ampulosa voz en off, es algo común en otras etnias de otras latitudes. Y lo de abundar en el reír llega a cansar por la insistencia. Tampoco me convence Quin en este papel. Casi todos los personajes están exagerados.
Otra cosa es si nos olvidamos de que son esquimales y se ve la película como una metáfora de “los males” de la civilización, un motivo muy russoniano.
Eso sí, el paisaje es espléndido y la fotografía de una calidad máxima. Y se puede ver el Ártico hace más de cincuenta años, cuando aún no empezaba a hacer grandes desastres el cambio climático. Escenas como las de las morsas son muy buenas.
Por otro lado se nota demasiado lo que es de rodaje y lo que son escenas añadidas, sobre todo de caza.
Quizá la película resultaría mejor en el idioma original esquimal y no hablando un perfecto inglés.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Ser feliz en el infierno blanco
Película antropológica con afán divulgativo, que nos muestra la vida de los esquimales y nos da a conocer su modo de vida, su cultura y sus creencias. Magnífica en algunos aspectos, los paisajes son estupendos, Anthony Quinn hace un gran trabajo y el tema tratado fascina por las diferencias culturales que tienen con respecto a nosotros pero, que comprendes muy bien, porque su cultura está totalmente adaptada a su supervivencia y sin esas creencias, que me parecieron lo más interesante de la película, no podrían sobrevivir allí. Lo que no me ha gustado tanto, es ese tono ingenuo que le han aplicado y que, en mi opinión, le resta mucha verosimilitud a la película. Le han querido dar un tono jocoso, para no convertirlo totalmente en un documental y aunque a mí también se me ha hecho simpática, hay partes, que explicaré en el spoiler, que me han dejado incrédulo. De todas formas la recomiendo, porque la vida de los esquimales me ha parecido fascinante y es que no creo que haya pueblo en el mundo, con unas condiciones más duras para sobrevivir.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Antiguos esquimales
Un acercamiento a la vida de los antiguos esquimales a mediados del siglo XX. La película quedó desactualizada, pero presenta un interesante planteo entre culturas y cosmovisiones diferentes, con paisajes hermosos. Se notan algunas falencias, como superposiciones artificiales de personajes y entorno, propias de filmes de aquellos años.
Como es costumbre, Anthony Quinn protagonizando un personaje exótico en su larga lista de filmaciones, con una solvencia y aplomo ya demostrados.
La película es entretenida, interesante y respetuosa del antiguo mundo esquimal. Hoy, con la tecnología y los medios de transporte, todo ha cambiado, y la interacción de esquimales y el resto de la humanidad es bien distinta. Será tarea de otros directores y otras películas reflejar el intercambio o integración de culturas.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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