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120 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
El problema de la verdad.
Kurosawa, por si faltara más, filosófico. "Un mal peor que las pestes y la guerra", dice el sacerdote desesperanzado. Un error pequeño puede tener consecuencias devastadoras en la vida del hombre, pues vivimos de acuedo con lo que creemos verdadero y bueno. Pero descubrir la verdad puede ser muy difícil, tanto que nos lleva a caer en el relativismo, escepticismo y nos hace perder la "fe en la humanidad". Y uno de los mayores obstáculos para descubrir la verdad somos nosotros mismos, porque nuestras creencias, egoísmos y prejuicios alteran la percepción que tenemos de las cosas, cómo las vivimos y recordamos. La verdad queda enmarañada detrás de relatos confusos y contradictorios que dicen más de la persona que los cuenta que del cuento mismo. Kurosawa pinta genialmente que el camino hacia la verdad puede ser tan enredado como el bosque en el que ocurren los hechos. Nos agota ver la marcha de los personajes por una jungla intransitable. Pero mucho más frustrante y agotador es tratar de develar el misterio del asesinato.
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238 de 277 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Nada es verdad ni es mentira
Film que dio a conocer a Kurosawa en Europa y América. Escrito por él y Shinobu Hashimoto, se basa en dos relatos, "Rashomon" y "En el bosque" (1915), de Ryunosuke Akutagawa. Se rueda en exteriores y en plató (Puerta de Rashomon), con un presupuesto modestísimo. Gana el León de oro, un Oscar honorífico (film extranjero) y otros premios. Producido por Minoru Jingo para Diaei, se estrena el 25-VIII-1950 (Japón).

La acción dramática tiene lugar durante 3 días, en la época de las guerras civiles (s. XII), en los proximidades de Kyoto (ruinas de la puerta de la antigua ciudad de Rashomon, un bosque cercano y una comisaría de policía del lugar). Un leñador (Shimura) que se ha adentrado en el bosque en busca de leña es testigo involuntario de unos hechos trágicos: el samurai Takehiro (Mori) es asesinado y su esposa Masako (Kyo) es violada. Las cuatro versiones que se reúnen de los hechos (ladrón, mujer, samurai a través de un médium y leñador) son diferentes y contradictorias. Los personajes parecen responder a rasgos definidos: Tajumaru es despiadado, mentiroso y de sonrisa boba; Masako es inocente, hermosa y voluble; el samurai es vanidoso, rencoroso y cobarde; y el leñador es reservado, sencillo y bondadoso.

El film es un drama criminal y de misterio. Está realizado con esmero, atención al detalle y afanes esteticistas. Su estructura narrativa se asienta en una suma brillante de flashbacks que se refieren indistintamente a hechos ciertos y falsos. El relato llega al espectador a través del testimonio del monje budista que asistió a las confesiones de los protagonistas en la instrucción policial y el leñador, que asistió a la sesión y, además, fue testigo presencial de los hechos, según versión que sólo explica hacia el final. El guión usa tres presentes, cuyo intercalado da profundidad y relieve a la historia: el presente narrativo bajo la puerta, el de la instrucción del caso (realizada poco antes) y el de los hechos (3 días antes). La lluvia se emplea para diferenciar el presente narrativo del pasado. La atmósfera que envuelve el relato es sombría, desolada y opresiva, como la que imperaba en Kyoto en la época de las sangrientas guerras civiles que llevaron la destrucción a Kyoto y la muerte a sus gentes. El mundo es un infierno de odio y egoísmo. Sobresale la importancia que se da a los sentimientos de los protagonistas: odio y rencor (samurai), culpa y desolación (Masako), deseo y bravuconería (ladrón), curiosidad, prudencia y ternura (leñador), confusión y desesperanza (monje), etc.

La obra funciona como una exploración del ser humano, su egoísmo y vanidad, sus necesidades de comunicación e información, sus capacidades y limitaciones, sus relaciones con la verdad, etc. En varias ocasiones el realizador evidencia que sus intereses no radican tanto en el realismo como en la fantasía. Así lo indican la incursión del leñador en el bosque
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155 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Película dual
¿Por qué dual? Pues porque aparentemente el tema de la película es el de la búsqueda de la verdad (así se ve superficialmente); pero el asunto hondo que se dirime, y que es el que al director preocupa (todos los directores interesentes tienen una temática que se trasluce en todas su películas), es el de la naturaleza humana en su capacidad de ser bondadosa o cruel, o bien una mezcla de ambas como bien refleja el personaje del leñador (este es indudablemente el más humano de todos los que aparecen en la película, es por ello el más real).
La carga drámatica de los personajes no está en consonancia con el ritmo de filmación, y la dinámica de la película. Abusando de planos largos y poca frescura en el desarrollo de la trama (Algo que mejoró Kurosawa en sucesivas películas). Es decir, a mi entender es una obra de juventud en la que el Kurasawa director no ha llegado ha alcanzar una técnica cinematográfica adecuado a las temáticas que le preocupan, contagiado posiblemente de una excesiva influencia nipona en la arte de dirección, frente a una futura mayor influencia norteamericana.
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138 de 183 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
No lo entiendo, no entiendo nada.
A las puertas de Rashomon, experimentamos la búsqueda de la verdad y si queda esperanza para el ser humano.
Y que decir más de esta obra maestra que no se haya dicho.
(A mi entender muy bien analizada por otros usuarios).
Añadiré un par de cosas, pero lo haré a modo de spoiler.
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56 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un demonio vivió en Rashomon, pero huyó por miedo a los hombres...
La película que lanzaría a la fama mundial al cineasta japonés Akira Kurosawa, la que según cuenta la “leyenda” fue la razón para que se creara el premio a “mejor filme extranjero” en los oscar. Premio que por supuesto se llevaría esta cinta, una de las obras más grandes y de mayor trascendencia que ha concebido el séptimo arte.

Orquestada con mano maestra por el director nipón, quien nos adentra en una intrincado caso criminal, consumado en los bosques del Japón feudal, con una magistral narración y montaje en flashback, dando espacio a varios puntos de vista sobre un único hecho en común, una técnica similar a la de los dramas judiciales, que incluso ha sido plagiada por thrillers modernos como “Ojos de serpiente” de Brian De Palma.

Como una buena joya del celuloide, al talento de su hacedor se le suma la exquisita fotografía en blanco y negro de Kazuo Miyagawa; una estupenda banda sonora de Fumio Hayasaka; y por ultimo pero no menos importante, las geniales interpretaciones de todo el reparto, en especial la del afligido leñador, así como las del trío en el que se teje la trama, contando con el histrionismo del siempre carismático actor fetiche de Kurosawa, el gran Toshiro Mifune.

Aparte de ser perfecta a nivel técnico, a nivel argumentativo posee una innegable y sobrecogedora fuerza, una intensad y exacerbación en las acciones de cada personaje, cualidad que lleva una poderosa carga de culpa, redención, y pesimismo existencial. No es más que poesía hecha cine.

Pierluigi Puccini
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49 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un Kurosawa por madurar
En una parte de la historia del cine donde se narran películas que empiezan por el final y acaban por el principio como: “Memento” (Christopher Nolan, 2000) o “Irreversible” (Gaspar Noé, 2002), narrar una historia desde diferentes puntos de vista, ya no tiene el poder de seducción que posiblemente consiguió Rashomon. Porque esta cinta, no tiene otra cosa que la original (por aquel entonces) forma de narrar los hechos. Tampoco, a nivel interpretativo, sale airosa la cinta. Kurosawa no controla a los actores que oscilan entre el histrionismo y el pasotismo. Aún así, hay pocos actores como Toshiro Mifune que pasándose de rosca, consiguen no sonrojar al espectador.
Es entretenida y visualmente es muy completa, pero esta película esta muy sobrevalorada. A Kurosawa aún le quedaban un par de años para regalarnos su primera joya cinematográfica: “Vivir”.
Sin duda alguna, lo mejor que tiene es el guión, que además de la ya mencionada forma de narrar los hechos suelta algunas frases del gran filósofo Kurosawa. “Aquí, en la puerta de Rashomon, vivía un demonio y dicen que se fue porque tenía miedo a los hombres”. La especie humana, esa, que es capaz de hacer lo peor y… algunas de la películas que Kurosawa nos legó.
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57 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Kurosawa, castigado sin cenar.
Hasta el día de hoy, conmigo Kurosawa suma más fracasos que aciertos. Me molesta no tener la capacidad que tiene la generalidad de percibir y apreciar lo que yo no veo en Kurosawa. Me sabe mal pero de momento, y excepto en "Vivir", donde el mensaje poseía la misma fuerza que la historia, con Kurosawa me he aburrido enormemente. Aquí, en Rashomon, un significado muy digno (la búsqueda de la verdad absoluta, la imposibilidad de alcanzarla y la queja por la maldad intrínseca al hombre) no viene acompañado por una gran historia, al menos a mi parecer.
Las diferentes interpretaciones de un suceso me interesarían por el suceso mismo, más en concreto por las imágenes que puedan desarrollarse a partir de ahí: porque resulta que aquí se habla de cine, y principalmente entra por los ojos. A mi Kurosawa me entra mal. Ciertamente es una película que está bien hecha, y no hay que olvidar el peso de ese dignísimo mensaje, pero los algo más de ochenta minutos de Rashomon me han aburrido como si hubieran sido tres horas.
Será que las katanas no van conmigo.
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86 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
«No entiendo absolutamente nada»
Tendré que darle la razón al leñador y al monje que se dicen estas mismas palabras pensativos y cabizbajos. Por supuesto que nadie lo entiende, ni ellos ni nosotros, porque es imposible entender una historia tan ilógica como esta. Decid lo contrario si os atrevéis, que además será mentira.

En fin, que vuelven mis expectativas ante mi segunda peli de Kurosawa. El argumento es sin duda interesante y original, así que me la puse con ganas. Sin embargo, en el minuto uno te entran los sudores porque comienza un diálogo ridículo sobre la desconfianza en el Hombre y sobre no entender algo terrible, terrible que acaban de presenciar. Vale. Empiezan las historias sobre lo ocurrido en el bosque. Todo empeora. Vamos a ver, señores: las personas mienten por muchos motivos, en especial para ocultar una verdad que les perjudica o avergüenza, pero ¿se puede saber desde cuándo se miente para echarte la culpa, para quedar mal, para proteger a tu agresor, para que te acusen de asesinato? Lo nunca visto. Analicemos mínimamente el guión y nos daremos cuenta de que estos tres personajes no representan ninguna naturaleza humana ni son retratos verosímiles del comportamiento del Hombre. Al contrario. Para ser filósofo, primero no hay que darse aires de ello, y segundo hay que tener algo importante e inteligente que transmitir, y desde luego a Kurosawa, que pretende retratar la vida como él mismo dijo en un alarde que me abstengo de calificar, le ha quedado grande el intento.

El mérito de «Rashomon» hubiera consistido en escribir una historia de cuatro versiones de una precisión milimétrica, coherente, realista, con peso, con carácter y razones concretas y comprensibles que empujen a la mentira y al ocultamiento, y no esta chorrada que le ha salido donde nada se entiende al no tener sentido nada. Además, Kurosawa crea un misterio falso e inexistente sobre los hechos, liando la cosa como buenamente puede, aparentando una oscuridad impenetrable respecto a la verdad, para luego quedarse con la versión, aunque adornada, de uno de los testigos, con lo cual se demuestra que no había nada que pensar, que la verdad no es tan complicada de descubrir y que los demás han hecho el tonto de buena manera.

Lo que «Rashomon» tiene a su favor es que no aburre, eso sí, porque los crímenes sin resolver son interesantes. Poco más. El desenlace te sonroja por lo postizo y yo no puedo negar que el monje me hacía reír una barbaridad por la forma tan tremendista de tomarse las cosas.

Insistiré. No me rindo ante Kurosawa.
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37 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cuatro versiones
Akira Kurosawa navega por los traicioneros y tormentosos océanos de la esencia humana y la destapa con agudeza.
Kurosawa era un gran analista, observador y filósofo del celuloide, que se servía de grandes historias sobre samuráis, gentes sencillas de entornos rústicos… Para mostrar características y comportamientos propios de cualquier pueblo, que a la vez enseñan rasgos propios de ciertas culturas, y rasgos comunes en todas partes. Por ello, las películas del gran maestro japonés tienen ese aire de inmortalidad, esa cualidad atemporal cuyos mensajes eran de utilidad tanto cincuenta años atrás, como en la actualidad.
Kurosawa no sólo se comunicaba con sus contemporáneos, sino que hablaba también, desde el rico lenguaje audiovisual de sus fotogramas, a quienes estaban por llegar. Sabía crear un lenguaje universal que iba más allá de las palabras y de las épocas representadas en sus películas.
“Rashomon”, situada por la crítica y por muchos admiradores en la lista de las mejores películas de la historia, es un ejemplo de agudo y severo análisis de las reacciones y conductas humanas. La mentira, los instintos descontrolados, el afán de supervivencia que se antepone a todo, la debilidad, el deshonor, la codicia y el egoísmo se exponen sin adornos y en su amplia complejidad en la que no existen extremos, ni sólo blanco ni sólo negro, sino matices intermedios en los que se ve que las personas son un cúmulo de dichos matices. Contradictorias, titubeantes, frágiles, influenciables, maleables, no solamente malvadas ni solamente bondadosas, inestables y que en momentos de desesperación, de crisis y de ceguera son capaces de realizar las acciones más execrables…
Los personajes a los que Kurosawa ha dado vida pueden ser tan despreciables como dignos de compasión o de lástima. Pero hay algo que está claro: ninguno es inocente. Ninguno sale bien librado de la quema.
En la derruida puerta del vetusto templo de Rashomon, se resguardan del diluvio tres hombres. Dos de ellos, un pobre campesino y un sacerdote budista, han sido testigos de unos sucesos que los han perturbado. El otro es un leñador escéptico, poco escrupuloso y dotado de un rudo sentido común que le ayuda a sobrevivir en la adversidad. Reflexionando sobre los hechos acaecidos, nos van narrando distintas versiones, cada una diferente de las demás. Lo que sí parece coincidir en todas las versiones es la muerte de un señor feudal en extrañas circunstancias y la huida de su esposa, que ha sido ultrajada por un famoso ladrón, al que se atribuye el asesinato del otro hombre. Poco a poco se va relatando la historia desde cuatro puntos de vista. Kurosawa no descarta ni siquiera la perspectiva del espíritu del hombre muerto, que habla desde el más allá para contar su propia visión.
¿Quién dice la verdad? ¿Quién miente? Imposible dilucidarlo. Probablemente cada uno cuenta la verdad que quiere ver… Y la que se le hace más soportable.
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23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
"Siempre digo la verdad, incluso cuando miento digo la verdad"
Llueve intensamente, la pena se cierne sobre Rashomon.
Un sacerdote y un leñador desearían no haber visto lo que han visto....
No lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo...

Un asesinato y una violación, que entren el acusado y los testigos, a prestar declaración.

Mentira, mentira, verdad, mentira.

Sigue lloviendo tinta negra, el demonio abandonó Rashomon.

Verdad, mentira, mentira, verdad.

Lo incomprensible del mundo, Rashomon está llorando.

Mentira, verdad, verdad, mentira.

Ocultando sus miserias, el rico se hace pobre, el pobre se vuelve rico.
Pero la realidad es que tanto uno como otro son sanador y verdugo al mismo tiempo.

Verdad, verdad, verdad, mentira.

El ser humano a juicio en Rashomon,
todo parece indicar que sus mentiras y crueldad no tienen salvación.
Pero una luz nace entre las gotas de dolor, sus gritos y llantos nos llaman la atención.
Y así la negra vida adopta una escala de grises,
pues la verdad es inalcanzable, pero la vida sigue.
Vicio, temor, compasión y amor. Quien esté libre de pecado, es que no ha vivido lo suficiente.
Como Santayana dijo, la vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.
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38 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Truancamaru el vacilón
“Ningún mentiroso quiere reconocer que lo es.”

Ví está película coincidiendo con el aniversario del centenario del nacimiento de Akira Kurosawa. Uno de los cineastas con mayor reconocimiento mundial y más laureados del séptimo arte. Por lo visto, fue una triste celebración ya que la Fundación Akira Kurosawa estaba siendo investigada por fraude. No obstante, este hombre siempre me ha llamada la atención. Siempre he querido ver algo suyo pero no he tenido la ocasión. Es en Rashomon donde establezco por fin un primer contacto con el flamante director Japonés.

Y sin duda no me decepcionó la historia, que empezará a las puertas del templo semi destruido de Rashomon bajo una fuerte e intensa lluvia. Allí, bajo el templo permanecen atónitos un leñador (Takashi Shimura), un sacerdote y un peregrino. El relato que se nos explicará en cuestión sucedió hace tres días en el bosque (Japón feudal) donde una mujer fue violada y un hombre asesinado. A través de este acontecimiento veremos diversos flashbacks contradictorios cada uno, en los que el ladrón (Toshiro Mifune), el samurái (Masayuki Mori), la esposa (Machiko Kyo) y el propio leñador dan su versión de los hechos.

Toshiro Mifune como principal protagonista y colaborador habitual en las películas de Kurosawa, encarnará a Tajumaru, un ladrón despiadado, vacilón y mentiroso. Machiko Kyô realiza el papel de Masako Kanazawa, una mujer aparentemente débil y despechada. Masayuki Mori encarnará a Takehiro Kanazawa, marido de ésta, quien para mi gusto realiza la mejor actuación en escena.

La banda sonora está a cargo de Fumio Hayasaka que compondrá temas como la adaptación que realiza de "Bolero" de Ravel y que sonará en una de las mejores escenas de la película. También se escucharán temas estridentes mezclados con el sonido de los tambores que se reproducirán al principio de la película.

Una historia en la que Kurosawa sabe manejar con esplendor un tema tan delicado como es la condición humana, el egoísmo y la desconfianza, mezclándolo con una magnífica ambientación (escena del bosque por ejemplo) y un nivel argumentativo muy superior a otras películas que he visto, veremos una cinta única, llena de intensidad y excelentes diálogos que en más de una ocasión conmueven.
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23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Rashomon (1950)
Con esta mítica cinta que empieza bajo una lluvia torrencial –no ha habido, ni habrá otro director tan sumamente interesado en los elementos atmosféricos como Kurosawa– que cae sobre el derruido templo de Rashomon en el Japón medieval del siglo XII, el cine japonés se dio a conocer a nivel mundial.

'Rashomon' es la historia de un confuso caso criminal. Las cuatro versiones distintas de una violación y un asesinato nos vienen a decir que no existe la verdad objetiva, ya que cada versión estará influida por la percepción individual del que lo cuenta –el conocido "Efecto Rashomon"–. Kurosawa examina minuciosamente al ser humano a través de este fenómeno.

Técnicamente perfecta, su magnífica narración y montaje en flashback y su exceso de teatralidad en la expresividad de los personajes, poseen un ímpetu arrollador. El trabajo de fotografía de Kazuo Miyagawa, enaltecido por el resplandeciente juego de luces y sombras, no es más que poesía hecha cine.

'Rashomon' concluye con un mensaje de esperanza: la vida siempre ofrecerá al hombre la posibilidad de redimirse. Esa lección era lo que el pueblo japonés necesitaba oír en esos años, enseñanza que, por cierto, puede servir hoy día para cualquier cultura. Por eso las películas de Kurosawa son atemporales e inmortales.
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18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La subjetividad de la existencia nos deniega el derecho a condenar
Cuando un hombre -o una mujer- va adonde su madre para contarle los problemas que tiene con su pareja, usará, comúnmente, un mecanismo de defensa que lo lleva a culpabilizar al otro, asumiéndose a sí mismo como víctima ajena a cualquier responsabilidad. Guiada por el afecto que siente por su retoño, la madre se solidarizará con él enseguida, y entre ambos, planearán la forma de castigar a la pareja por las faltas cometidas. Este es un modelo culpabilizador que se reduce a una sola regla: Necesito que alguien sea culpable para yo sentirme inocente. Una estratagema inmadura y deshonesta que nos aleja a diario de la verdad y la reconciliación.

La gran virtud de, <<RASHOMON>>, es que nos clarifica de manera perfecta, lo arriesgado que resulta asumir como verdad absoluta, la visión que una sola persona tiene con respecto a unos hechos.

El director, Akira Kurosawa, uno de los grandes maestros del arte cinematográfico, recrea una historia pletórica de originalidad en la que, un samurái y su enigmática esposa, son atacados en el camino por un bandido llamado Tajomaru. En los hechos, el hombre pierde la vida y la dama es aparentemente violada.

En una tarde de lluvia y en un lugar llamado Rashomon (La Puerta del Castillo), símbolo de la decadencia cultural y moral que se produjo en la era Heian (784 – 1185), un leñador motiva a un sacerdote budista y a un peregrino, a ahondar en lo sucedido. Así, con un jurado subjetivo que pone al espectador de frente al interrogatorio, asistiremos a las declaraciones del bandido Tajomaru y también a las de la dama asaltada, el espíritu del muerto -invocado mediante un acto de mediumnidad con su esposa-, y el peregrino, único testigo ajeno a los hechos ocurridos.

Como es de esperar, dada la subjetividad de cada individuo, el resultado es una serie de historias con marcadas diferencias, las cuales dejarán al espectador sensibles reflexiones sobre aquello que conocemos como verdad, pues, hay tantas 'realidades' como individuos hay en el mundo y se puede llegar a la confluencia del entendimiento con el hecho dando lugar a un cierto grado de verdad, pero, no se puede llegar a una verdad concreta porque la perspectiva de cada individuo será siempre diferente, y las motivaciones e interpretaciones que cada uno posee, son muy suyas y ajenas a los demás.

Con gran sabiduría, el leñador nos pone a vivir esta experiencia, y al final, nos queda la necesaria pregunta: ¿Cuál de estas historias es la verdadera?

Juzgar es el acto más complejo y osado que puede asumir el hombre y siempre lo ha de hacer a riesgo de equivocarse. Por esto, el perdón es el camino más sabio porque, en cada acto de los hombres hay motivaciones tan íntimas que, cuando se llega a conocerlas, desaparece como por encanto cualquier pretensión de juzgar... y en muchos casos, el dictamen más común sería el de ¡inocente!

Excelentemente fotografiado, con una partitura musical sutil y efectiva... y con unas actuaciones de Toshirô Mifune, Machiko Kyô y Masayuki Mori, intensas e impactantes, <<RASHOMON>>, es un imprescindible clásico del cine que da claras luces al entendimiento de la existencia.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
EN UN BOSQUE
Deslumbrante obra mayor de Kurosawa, Rashomon tiene la cualidad de trascender su propio contexto artístico funcionando como ilustre precedente, no ya de las vanguardias cinematográficas todavía en temprana fase de gestación, sino incluso de la post-modernidad más abiertamente militante. Se podrían hacer correr ríos de tinta alabando las virtudes de esta gran obra, pero toda descripción se quedaría corta ante la experiencia casi mística que constituye su contemplación.

Haciendo gala de una escrupulosa narración recurrente el autor consigue conjurar de forma casi palpable la materia de la que está hecha la mentira, introduciendo cada una de las versiones alternativas del suceso vertebrador del relato mediante prodigiosos planos fijos en los que la fisicidad de los cuerpos alcanza una dimensión casi arquetípica, erigiéndose como poderosas alegorías de las pequeñas y grandes miserias humanas. La cobardía, la estupidez, el orgullo, el miedo, la mezquindad, la hipocresía y el egoísmo van desfilando delante de los ojos del espectador que, de esta manera, se constituye en parte integrante del tribunal que enjuicia los hechos relatados gracias a un inteligente tratamiento elíptico. Por otra parte, toda la narración está impregnada de una sutil pero significativa corriente telúrica, que se explicitará con mayor intensidad en algunos momentos de la filmografía posterior del director, de manera que tanto el bosque (escenario viviente) como la lluvia (torrente purificador) adquieren una marcada entidad protagónica.

Pero si hay algo auténticamente sobrecogedor en esta obra es el profundo humanismo desplegado por su autor, característica que no le abandonará en ninguna de sus películas y que convierte a Kurosawa en una figura digna de veneración. El comportamiento humano y sus motivaciones, ya sean abyectas, ya sean encomiables, son objeto de disección y análisis aunque siempre bajo un generoso manto protector de aceptación a veces resignada, otras veces esperanzada, pero nunca recriminatoria. Así, el nihilismo recalcitrante mostrado por sus personajes no es compartido por el propio autor que, casi como divinidad reinante en el universo de su propia obra, los observa con generosa compasión sublimada mediante el bálsamo redentor de la emotiva escena de cierre, escena que en otras manos podría haber caído en lo grotesco, pero que aquí no es más que una contundente declaración de principios firmada por un maestro con mayúsculas.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un asesinato, cuatro testigos, cuatro versiones.....
"Rashomon" se titula una de las obras maestras de Akira Kurosawa y sin duda es una de las obras cumbres del cine mundial de todos los tiempos.
Un hombre viajaba por el bosque con su esposa cuando son asaltados por un ladrón, situación de la cual el hombre resulta muerto. Al entrevistar a los testigos (la esposa, el ladrón y un hombre que pasaba por ahí) se dan cuenta que todas son versiones distintas por lo que resolver el asesinato se convierte en un tema muy complicado.
Una película que nos entrega un mensaje increíble, una reflexión profunda sobre el egoísmo, la mentira y la ruina en que se sumergirá la humanidad por ser una raza maldita y desnaturalizada. El egoísmo de los hombres por servirse de sus propios intereses y jamás pensar en el prójimo nos llevarán a nuestra extinción. Así lo representan cada uno de los personajes que quieren salvar su propio pellejo antes que decir la verdad. También nos muestra lo subjetivo que puede ser la verdad y justamente es eso, la verdad está en cada uno, y el día que nos pongamos de acuerdo y terminemos con el egoísmo este será un nuevo mundo.
Una película increíble, actuada de gran forma, especialmente por Mifune que nos entrega una vez más un gran personaje, un guión y una puesta en escena notables para mostrarnos que el egoísmo de los hombres al pensar solo en ellos y no en el bienestar del resto es un problema que surge desde tiempos inmemoriales, incluso antes que existiera aquel viejo templo llamado Rashomon.
Pero como siempre, la esperanza queda....
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11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
UNA FÁBULA EXCEPCIONAL
No muchos años después de que se rodara esta película, en Psicología, se empezó a experimentar para dilucidar los efectos de la memoria en la percepción y se descubrió un fenómeno que bautizaron como “primming”. Del modo más resumido posible: si ves 40 dibujos de roedores y te cuelan un dibujo ambiguo que, bien puede parecer un roedor, bien un ave, la mayoría de personas interpretará un roedor. Si, por el contrario, te condicionan con 40 fotos de aves, llegado el dibujo ambiguo, se tiende a ver un ave. Da validez al experimento el hecho de que los que son condicionados con dibujos de aves y roedores al 50% también ven en el dibujo ambiguo aves y roedores al 50%. En resumidas cuentas: que las embarazadas sólo ven embarazadas y que el que lleva la alegría y la honradez en su interior dará con más facilidad con la alegría y la honradez del mundo. Esto ya lo escribió el gran maestro chino hace miles de años: no hay peor maldición que el descontento. Puede resultar desconcertante, pero el significado de esa frase es bastante literal…

En el gran portal de Rashomon había vivido un demonio; se fue asustado por las maldades de los hombres. El gran portal puede ahora guarecer a los hombres, que saldrán de él mejor o peor de lo que entraron. Al fin y al cabo, esta es la historia del mundo. Los que salgan peor habrán contribuido a su destrucción en su propio beneficio. Verán que uno de los personajes arranca unas tablas del viejo templo para encender una hoguera y calentarse.

Bajo el viejo tejado del portal, mientras arrecia una tormenta incluso desconcertante para el espectador, se explicará una misma historia bajo diferentes puntos de vista. Cada personaje la narrará en función de lo que lleve dentro, de sus miedos, de sus anhelos, de sus miserias o grandezas. No será hasta el final de la película que tendremos una idea real de lo que sucedió.
Quizás usted, como yo, sienta cierta predilección por las películas en que el Bien y el Mal se dan de tortas. Mi opinión es que este trabajo supera ese debate. Se beneficia o se perjudica: no se trata de combatir el mal, se trata de tomar el partido correcto, el duradero, el que beneficia, el que perdura.

No quisiera, en este punto, repetir nada de lo que ha escrito Miquel en su estupenda crítica, pero no puedo dejar de resaltar la estupenda banda sonora inspirada en el Bolero de Ravel: una melodía sincopada y envolvente, misteriosa, hipnótica, que imprime un ritmo y una magia excepcional a la secuencia en que el leñador se adentra en el bosque al encuentro de las dificultades y pruebas que el destino nos plantea a todos. Sin ser un entendido, me ha parecido que el montaje y planteamiento de esa secuencia son una pura delicia.

Creo que hay mucha gente cinéfila que no conoce la obra de Kurosawa. Esta es una muy buena película para adentrarse en el universo del director japonés, o quizás sea más seductora para el espectador de hoy en día “Dersú Uzalá” (1975), que añade el brillo de la aventura a la ternura del hombre bueno que vive en los bosques.

El buen fotógrafo no necesita irse a las chimbambas a buscar lo bello: sabe que su materia prima es, sencillamente, la luz… Me gustan los directores como Kurosawa o John Houston porque trabajan con la luz y la oscuridad que hombres y mujeres llevamos dentro.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
ADMIRABLE
Extraña, como las otras películas de A. Kurosawa, Rashomon se escribe en clave japonesa, se desarrolla en fabulación de enigmática propuesta y toma sus arquetipos de un modo de entender el honor, la vida y el cine que entra en conflicto con nuestra forma occidental.
Por eso nos parece sobreactuada y, en cualquier caso, exige una determinada actitud positiva y un esfuerzo adicional en el patio de butacas.

Pero posee intensidad narrativa, viveza argumental, imaginación, una notable calidad cinematográfica y una carga emocional que traspasa la barrera cultural.
Sus aliados son una obsesiva banda sonora que nos acompaña durante todo el metraje, una puesta en escena magistral y la interpretación sublime de alguno de sus protagonistas hasta con seguir un resultado admirable.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Cuéntame cómo paso.
Cobijados de una tormenta, en un paisaje con resonancias apocalípticas (que bien podía recordar a paisaje posnuclear, pese a desarrollarse en la Edad Media), tres personajes: un sacerdote, un leñador y un peregrino, comentan los acontecimientos surgidos tras la violación de una mujer y el asesinato de un hombre en el bosque. Sobre este material, el maestro Kurosawa, filma una obra maestra con una asombrosa utilización de los flashback, pues las historias que nos ofrecerá a continuación son entre si contradictorias y contadas desde distintas posiciones emocionales, desde el odio y el resentimiento hasta el sentimiento de culpa y la sumisión.
Una película que contiene una magia cinematográfica inigualable. Algunos fragmentos tienen tal fuerza que sobrecoge, como el contado por la mujer del asesinado; otros, como el narrado por el propio difunto, destilan un hechizo único, llena de un magnetismo prodigioso.
Una de las mejores películas de la historia del cine, y sin lugar a dudas la mejor del cine japonés; o por lo menos la que abrió las puertas a esta cinematografía tan interesante y singular.
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16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Alguien tenía que decirlo.
Tras el aluvión casi unánime de alabanzas a Rashomon, me encuentro con qué, o bien mi falta de comprensión al arte cinematográfico es alarmante, o que no he sabido apreciar los que otros muchos si, o vaya usted a saber ... El caso es que, como esto va de que cada cuál exprese su opinión libremente y sin sentirse condicionado por ninguna otra cuestión que no sea la sensación que deje el visionado de la película, la mia es que Rashomon es un tostón infumable, aburridísima, lenta, tediosa, con diálogos propios de merluzos, con aspavientos gratuitos, gesticulación mas que exagerada, personajes que lanzan absurdas carcajadas y hora y media de metraje que se hace larguísima. Y todo ello para explicarnos que un mismo hecho en ocasiones se cuenta de forma distinta, y más si quién lo cuenta, es de oidas.
Pués vale.
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13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
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Hay que saber
Rashomon me parece un relato perfecto. Bien es verdad que cinematográficamente no añade mucho más que la fuerza del bosque y de la lluvia (aportaciones nada despreciables, por otro lado). Hay películas que nunca podrían ser una obra de teatro, como por ejemplo Mullholland Drive. Pero ésta de Kurosawa pienso que sí. Sin embargo esto no le quita méritos. El formato escogido le permite difundirse de forma más eficaz. Y ya digo, el relato lo merece.
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