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Críticas ordenadas por:
El último gran héroe
El último gran héroe (1993)
  • 5,4
    57.018
  • Estados Unidos John McTiernan
  • Arnold Schwarzenegger, Austin O'Brien, Charles Dance ...
6
A mí me mola
El último gran héroe se estrenó apenas un año después del pelotazo que significó Terminator 2. Schwarzenegger, un actor consciente de sus limitaciones y de la comicidad de su trabajo, se pasaba por tercera vez a la comedia (antes lo hizo en Los gemelos golpean dos veces y con Poli de guardería) desde que llegó a la fama interpretando a Conan.

John McTiernan, creador de La jungla de cristal, hace de El último gran héroe una película muy potable de acción y bastante cómica, llena de referencias al cine tanto contemporáneo como clásico, con un desfile interminable de cameos a los que hay que prestar atención en más de una ocasión, pues no siempre se nos ponen en los morros. La película es de esas que suelen llevar la etiqueta de "para todos los públicos" y que, por lo general, gustará a los más jóvenes y será aceptable para los mayores. Dicho esto, el hecho de que los que eran jóvenes cuando se estrenó sean ahora los mayores, contribuye a que guste prácticamente a todos. Los efectos especiales están bastante trabajados y el personaje principal (el ficticio) aporta grandes gags, sobretodo cuando cruza al mundo real. La ambientación del mundo de ficción está cuidadísima y exprime al máximo los clichés del género, algo lógico teniendo en cuenta la temática de la película.

Arnold Schwarzenegger hace aquí un desdoblamiento que le obliga a ser el héroe de acción que todos conocemos y el bobalicón grandote que ha sido en más de una película a lo largo de su carrera. En ambas facetas se desenvuelve de maravilla pues, a pesar de ser un actor limitado, aprovecha su carisma de forma impresionante. Anthony Quinn, niño prodigio bastante repelente, está en esta ocasión bastante correcto. Buen trabajo el de Charles Dance, un tipo que le tiene pillado el punto al papel de villano que interpreta en esta ocasión junto a un grande como es Anthony Quinn. La aparición de Robert Prosky en forma de venerable anciano, así como la de Ian McKellen disfrazado de "la Muerte", son dos aportes positivos para el resultado final.

Resumiendo, que es gerundio: El último gran héroe es una película entretenida. Tiene todos los ingredientes para serlo, pero su exagerado metraje hace que el último tramo de la película esté, en cierto modo, de más. Aunque puede que lo que sobre se encuentre en medio de la película, porque es donde realmente están los fardos de paja destinados a engrandecer la película sin que ésta lo requiera.
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xXx2: Estado de emergencia
xXx2: Estado de emergencia (2005)
  • 3,6
    8.537
  • Estados Unidos Lee Tamahori
  • Ice Cube, Samuel L. Jackson, Willem Dafoe ...
3
¡Vaya bodrio!
La secuela de xXx es una mezcla entre A todo gas y una película de acción para que disfruten chavales de quince años con un ciego bestial que les haga no prestar atención a si la película está contando algo o no.

Lee Tamahori es un director al que la crítica trata bastante bien por lo general. Aquí el problema parece residir en los productores. Parece que su intención aquí es demostrar a Vin Diesel que sin él también pueden hacerse películas de acción y de coches trucados. Para ello encomiendan el guion a Simon Kinberg, un tipo que ha ido creciendo a pasos agigantados en esto de escribir historias pero que cuando se puso con xXx2 no estaba en su mejor estado de forma, como demuestra el hecho de que su siguiente trabajo fuera Sr. y Sra. Smith. Aquí Kinberg intenta crear un xXx más todo: más chistoso, más fuerte, más duro... El resultado es un xXx más arquetípico en todos los sentidos. El carisma de su predecesor se esfuma de un plumazo y nos queda en pantalla un tipo que intenta soltar frases para el recuerdo constantemente y no hace más que dejarse a sí mismo en evidencia. Con este material Lee Tamahori no puede hacer ninguna maravilla, de acuerdo, pero bien por el tema de producción que he comentado o bien por falta de inspiración, el trabajo del director se convierte en un batiburrillo de escenas mareantes (en el peor sentido de la palabra) y de planos absurdos que destacan las supuestas virtudes de la película que, para su desgracia, son defectos gigantescos.

Hay raperos que son actores más que decentes. Ice Cube no se desenvuelve del todo mal en la comedia, pero cuando hay que ponerse serio digamos, siendo generosos, que trabaja de puta pena. Samuel L. Jackson repite papel y lo hace con la misma tranquilidad que vimos en la primera parte, lo que para un actor de su calibre es más que suficiente. Me pregunto si el señor Jackson habrá rechazado alguna vez un papel... Siguiendo con el reparto, nos encontramos a un señor actor como es Willem Dafoe comiéndose la película mostrando una parte minúscula de su talento. Sobradísimo el actor de Wisconsin entre un reparto como el que tenemos aquí. Scott Speedman está bastante bien, aunque no logra levantar un personaje tan plano como el suyo. El malogrado actor cómico Michael Roof cobra protagonismo en la secuela y hace una labor de un nivel bastante alto. Nona Gaye, en su labor de "chica A todo gas" luce curvatura de busto e intenta, sin fortuna, hacer una interpretación decente.

Resumiendo, que es gerundio: xXx es una buena película de acción, pero su secuela es infumable. Que una película del dinamismo que se le presuponen a las explosiones, a los tiros, a los puñetazos y a los coches rápidos, con una duración de poco más de 90 minutos, se haga eterna, es para mear y no echar gota. En su momento, visto el tirón de la primera y esperando (sin suerte) que pasara lo mismo con la segunda, dejaron en el aire una tercera película que no llegó. Pero Vin Diesel volverá pronto a ser xXx y lo hará de la mano de Rob Cohen.
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Triple X
Triple X (2002)
  • 5,0
    23.909
  • Estados Unidos Rob Cohen
  • Vin Diesel, Samuel L. Jackson, Marton Csokas ...
6
Mejor de lo que parece
xXx es una muestra de cómo se puede hacer una buena película sin hacer gran cine. Hay que ceñirse a tu género (la acción en este caso) y no querer abarcar más de lo que da de sí. Tan simple como eso. Pero hay que hacerlo bien, claro.

Rob Cohen dirige xXx con mucha cabeza. Sabe lo que los espectadores esperan de ella y se lo ofrece con mucha calidad. El guion de Rich Wilkes es mucho mejor de lo que podemos esperar de la mayoría de películas del género. Wilkes juega con un poker de personajes más o menos principales e hila la historia prescindiendo de ellos por momentos pero sin dejar que olvidemos que están ahí. Eso significa que la película se desarrolla saltando de un personaje a otro utilizando como vehículo al protagonista, un tipo duro pero con sentimientos, profundizando más en su mente de lo que se suele ver en las películas de tiros y explosiones. Cohen, por su parte, aprovecha al máximo el potencial dinámico y de espectáculo puro de la película, manteniendo bien visible la trama pero sin renunciar, en ningún momento, a regalar escenas geniales protagonizadas, en su mayoría, por Larry O'Connor, el doble de Vin Diesel (y uno de los dobles de acción más respetados en Hollywood), que perdió la vida durante el rodaje de esta película en una escena que podemos ver casi completa incluída dentro del montaje final.

Vin Diesel es Vin Diesel. Si hubiera sido famoso en los 80 o los 90, sería tan mítico (o casi) como Stallone o Schwarzenegger. Aquí vuelve a protagonizar una película de Rob Cohen, como hizo antes en A todo gas, y vuelve a empezar una saga que al final, por problemas de producción, no pudo llegar a ser tan importante como apuntaba. Samuel L. Jackson, ese hombre que está metido en mil agencias gubernamentales, secunda desde la sombra a Diesel y hace una labor correctísima. Marton Csokas realiza un trabajo soberbio, muy por encima (perdón por ser pesado con esta expresión) de lo que vemos normalmente en los secundarios en este tipo de cine. De Asia Argento podría decirse tres cuartos de lo mismo. La actriz borda su papel de chica aparentemente fría (aunque sea todo fachada), sexy y decidida.

Resumiendo, que es gerundio: xXx no es una película que llegue al nivel de, por ejemplo, La jungla de cristal. Pero claro, con La jungla hablamos del "top" del género, así que decir que es mejor que casi todas las que se han hecho desde entonces hasta ahora basadas en tiros, puñetazos y explosiones, debería bastar como recomendación para los amantes del género. Y para los no tan amantes también. Yo, al menos, la recomiendo.
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Desafío total
Desafío total (2012)
  • 5,2
    17.469
  • Estados Unidos Len Wiseman
  • Colin Farrell, Kate Beckinsale, Jessica Biel ...
4
Marte molaba más
Muchas cosas podrían decirse sobre este remake de Desafío total, pero intentaré quedarme con las que, al menos para mí, son las más importantes.

Len Wiseman dirige una película que intenta combinar la ambientación de Blade Runner con la acción trepidante de Desafío total (ambas películas basadas en relatos de Philip K. Dick), introduciendo una estética que intenta recordar a Matrix en las escenas de acción (Wiseman ya hizo lo mismo en Underworld) y que, en ciertos momentos echa mano de algunos recursos de Yo, Robot (nacida de la brillante mente de Isaac Asimov) y que, para las localizaciones, parece inspirarse en el popular videojuego Fallout. Hay destellos de lo que fue la película de 1990 y algunas escenas reescriben las que vimos en la película de Paul Verhoeven desde el respeto. Lo jodido de Total Recall es que su ritmo narrativo parece un tren que se mueve constantemente con riesgo de salirse de la vía, zarandeando a los pasajeros en los momentos trepidantes y produciendo cierto punto de sopor en los tramos rectos. Aunque los recursos económicos de la producción ayudan y mucho a la película, no son sino distracciones que intentan, sin éxito, que el espectador (al menos el espectador exigente) se vea atrapado en una historia interesante pero contada de manera lamentable.

Colin Farrell muestra su versión intermedia. Ha tenido actuaciones de buen nivel y otras bastante flojas, pero aquí abandona (al menos momentáneamente) su cartel de actor amor - odio. Jessica Biel está de pena, la pobre chica. Hay papeles que le van mejor que otros y, como ya se vio en Blade Trinity, la acción no es lo suyo, pues tiende a sobreactuar. En su defensa podría decirse que los dos personajes a los que me refiero están construidos de la forma más minimalista que imaginarse pueda. Kate Beckinsale, más puesta en este tipo de papeles, tampoco es que haga un trabajo digno de recibir elogios. La guapa esposa del director tiene más talento del que demuestra metiéndose en superproducciones en las que importa más la historia que los personajes, por lo que si además la historia es floja, corre serio peligro de caer en la más profunda mediocridad cuando se haga una valoración de su carrera. El talentoso Bryan Cranston es el mejor de la película ya que su máximo rival por hacerse con este "galardón", Bill Nighy, apenas aparece.


Resumiendo, que es gerundio: no he leído el relato de Philip K. Dick en el que se inspira la película, pero quienes lo han hecho dicen que el remake es mucho más fiel que la original. A pesar de que soy un gran admirador del talento del escritor natural de Illinois, me quedo con la historia de la primera Desafío total. Y es que Marte molaba más.
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La noche de los muertos vivientes
La noche de los muertos vivientes (1968)
  • 7,1
    36.784
  • Estados Unidos George A. Romero
  • Judith O'Dea, Duane Jones, Marilyn Eastman ...
8
¡Vienen de Venus!
La noche de los muertos vivientes es la mayor referencia del cine zombi en su historia. Una película que rompió los clichés de un género cuando éstos todavía estaban por inventar.

George A. Romero, el maestro del cine zombi, escribe junto a John Russo el guion (inspirado en la famosa novela Soy leyenda, de Richard Matheson) y dirige La noche de los muertos vivientes. Su labor, a todos los niveles, es sensacional. Romero nos ofrece un primer tercio de película absolutamente magistral, con un ritmo trepidante que comienza a partir del primer minuto de metraje. Pasados los primeros 30 minutos, nos encontramos con un realismo atroz, un enfoque tremendamente verídico de una situación surrealista que se convierte, gracias a los diálogos, en una estremecedora realidad. Los personajes no están desarrollados hasta el límite, pero sí lo suficiente como para tener su personalidad, algo que se ha perdido en muchas de las películas de zombis de la actualidad. Cada personaje reacciona como debería dada la rocambolesca situación que viven y su miedo es palpable. Habría que destacar la reacción de la protagonista, pues lejos de ir por ahí matando bichos empujada por la adrenalina, es presa de la tristeza por la muerte de un ser querido, un detalle que en este género siempre se pasa por alto y podemos ver cómo los personajes, aunque sus parejas, padres o amigos mueran, siguen tan tranquilos después de derramar unas pocas lágrimas o algún grito absurdo. En el apartado técnico, Romero alimenta sus intenciones de dar poder a la narración con unos cambios de plano fabulosos en los que siempre queda destacada la acción. Eso, unido a una fotografía perfecta y a un sonido magistral y bien utilizado, nos da como resultado un clima aterrador, lleno de confusión y miedo atroz a lo desconocido. La película, que contaba con un presupuesto inferior a 120.000 dólares, se rodó gracias a la colaboración de todo el equipo para hacer de figurantes.

El reparto, por cuestiones económicas, está compuesto por nombres con poco caché. Judith O'Dea está mejor mientras está callada. Cuando empieza a hablar y a gesticular, su histrionismo destruye todo lo que encuentra a su paso. Duane Jones, uno de los poco experimentados, hace un trabajo notable, cargando sobre sus hombros gran parte del peso que recae en los personajes. Karl Hardman y Marilyn Eastman fueron dos de las personas que ayudaron economicamente en la película y ambos están correctos, destacando Hardman tanto por su protagonismo como por su trabajo que, lejos de ser bueno, es de los mejores de la película.

Resumiendo, que es gerundio: La noche de los muertos vivientes es la película de zombis por excelencia. Innovadora, realista, aterradora, llena de vida, cargada de lógica y casi perfecta a nivel técnico. Fue la primera película que sacó a los zombis de los rituales de vudú para meterlos en un paisaje abierto, a pesar de que en ningún momento se utiliza el término zombi. Por si fuera poco, la crítica social de la película, tanto la que buscaba Romero como la que se formó poco después gracias al fenómeno que causó la película, así como su excepcional final, son dos aciertos enormes. Una auténtica maravilla de película.
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La mosca
La mosca (1986)
  • 7,0
    30.552
  • Estados Unidos David Cronenberg
  • Jeff Goldblum, Geena Davis, John Getz ...
8
Esto es el cine de culto, damas y caballeros
La mosca no es exactamente un remake de la película de 1956 (dirigida por Kurt Neumann), sino más bien una versión libre del relato de George Langelaan. Aun partiendo de la misma base, los enfoques de una y otra son totalmente diferentes.

David Cronenberg, ese genio que sirve casi para cualquier cosa, es uno de los pocos tipos capaces de crear un soberbio guion partiendo de la base de que un tipo se está convirtiendo en una música gigante y, por si eso fuera poco, lo hace con un único personaje de apoyo para los dos protagonistas. El desarrollo de los dos personajes principales es soberbio, sin salirse nunca de las líneas maestras que definen a la protagonista femenina y evolucionando con maestría la personalidad del principal protagonista, ese hombre mosca que cambia por dentro todavía más que por fuera. La dirección es sublime, algo a lo que Cronenberg nos tiene malacostumbrados. Su juego con las cámaras para profundizar en el sentir de los personajes, su capacidad para mantener la tensión durante todo el metraje, su capacidad para aprovechar los medios de los que dispone y, sobretodo, su imaginación a la hora de sorprender al espectador son cuatro virtudes impagables en La mosca. El apartado gore, cuidadísimo, está a la altura del que nos mostró cuatro años antes en esa obra maestra que es Videodrome. El maquillaje, la ambientación austera y el ritmo de la película nos llevan a pensar que lo que ocurre en la pantalla pasa de la ciencia ficción a la ficción a secas.

Jeff Goldblum había protagonizado un par de películas anteriormente, pero fue en La mosca cuando se puso en primera fila. Su interpretación, tímida y ambiciosa al principio y macabra y temeraria al final (bajo kilos de maquillaje en los que se ocupaban cerca de cinco horas) es sensacional. Geena Davis realiza también un gran trabajo, aportando el componente dramático que tanto peso tiene en la película y que, en cierto modo, me atrevería a decir que es lo que hace de La mosca una obra tan realista. John Getz interpreta al personaje de apoyo del que hablaba antes y lo hace cubriendo con maestría los espacios que dejan los dos protagonistas. El propio David Cronenberg se permite un cameo haciendo de cirujano en un sueño.

Resumiendo, que es gerundio: cuando alguien pregunta qué es una película de culto, La mosca debería servir como respuesta sin tener que dar más argumentos. Una película de las grandes, de las mejores de su generación y, además, uno de los mayores referentes de la fusión entre terror y ciencia ficción. Magistral.
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A Roma con amor
A Roma con amor (2012)
  • 5,8
    27.526
  • Estados Unidos Woody Allen
  • Woody Allen, Roberto Benigni, Judy Davis ...
5
Prescindible
A Roma con amor es una película de episodios que, en principio, da la sensación de estar enfocada única y exclusivamente a aumentar el número de títulos dirigidos por Woody Allen.

El director neoyorquino, tan admirado en Europa como cuestionado dentro de sus fronteras, nos presenta una película formada por cuatro capítulos independientes con un fondo común: la maravillosa Roma. Woody Allen muestra tras las cámaras una versión bastante pobre de sí mismo. El guion, que se escuda en no tener que profundizar en ninguna de las historias, nos deja algunos momentos verdaderamente divertidos, aunque su irregularidad hace que, por momentos, el espectador pase olímpicamente de lo que está viendo. Cierto es que la reflexión que quiere dejarnos Allen sobre si verdaderamente queremos aquello con lo que soñamos es acertada, pero también hay que reconocer que el genio (que en esta ocasión lo es menos) elige un camino tan corto como simple, que podrá complacer a los que no conozcan su cine más ácido. La banda sonora es acertadísima y la estética ayuda de forma espectacular a la película.

El reparto es sensacional. El propio Woody Allen, haciendo lo que lleva haciendo toda su vida, está magistral. Lo mismo podría aplicarse a Roberto Benigni, que sigue viviendo en una vida bella. Jesse Eisenberg está muy correcto, comodísimo en un papel que le va ni pintado. Ellen Page, una súper actriz que crece a pasos agigantados, hace una labor formidable a pesar de vivir en un personaje que aparente ser más interesante de lo que en realidad es. Fabuloso también está Alessandro Tiberi. Alec Baldwin, entrando ya en los secundarios, tan grande como siempre. Alison Pill, de más a menos, igual que su personaje. Nuestra Penélope Cruz no brilla como en sus mejores noches y vive más de sus pechugas que de su talento en esta ocasión. Correctísima Alessandra Mastronardi y muy meritorio el trabajo del tenor italiano Fabio Armiliato, bastante acertado ante las cámaras.

Resumiendo, que es gerundio: A Roma con amor es un bluf en la carrera de Woody Allen, como lo fue hace poco aquella Vicky, Cristina, Barcelona. Gracias a Dios, entre ambas, el maestro nos regaló esa genialidad que es Midnight in Paris y poco antes nos obsequió con Si la cosa funciona, demostrando que aunque él mismo se está exigiendo demasiada cantidad, por sus venas sigue corriendo cine de calidad.
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El dictador
El dictador (2012)
  • 5,4
    39.780
  • Estados Unidos Larry Charles
  • Sacha Baron Cohen, Anna Faris, Ben Kingsley ...
6
El "otro Cohen"
El dictador es la cuarta película "made in Sacha Baron Cohen" y, posiblemente, la más impertinente de todas. Si se tienen prejuicios, mente cerrada o repulsión por la frivolidad escatológica, no se recomienda.

Larry Charles es un cachondo mental. Sólo hay que echar un vistazo a su carrera como director para darse cuenta de ello. Borat y Bruno son sus mayores éxitos, aunque hay quien prefiere su documental Religulous. Charles trabaja con un guion que escriben varias manos pero en el que quien manda es el siempre irreverente Sacha Baron Cohen. Digamos que la historia, a grandes rasgos, no tiene demasiado que contar más allá de lo que nos pueda avanzar cualquier sinopsis corta, pero lo cierto es que por momentos da incluso miedo ver lo cerca que está nuestra sociedad de esa ridiculizada dictadura que se somete bajo el yugo de Aladeen, sobretodo tras un discurso pronunciado por el protagonista en el que se lleva la verdad hasta su mayor extremo. Más allá de la evidente crítica política, El dictador es también una película divertidísima, con una primera media hora tronchante que deja paso a una historia simple pero bien hilada cargada de sketches que funcionan de maravilla.

Sacha Baron Cohen crea personajes y se convierte en ellos. Sus escándalos son numerosos y él, conocedor de que sea bien o mal, lo importante es estar en boca de todos, saca el máximo partido posible. En El dictador hace un papel fabuloso. Además, el actor londinense se está ganando el respeto de la crítica gracias a sus apariciones en otro tipo de películas, llegando a trabajar con Scorsese, Tim Burton y más recientemente con Tom Hooper. Anna Faris, otra cómica de las muy, muy grandes, le acompaña durante todo el metraje con su buen hacer habitual en este tipo de trabajos. Jason Mantzoukas hace un grandísimo trabajo, entendiendo su personaje a la perfección y Ben Kingsley, actorazo donde los haya, completa el reparto principal demostrando que es capaz de adaptarse a todo. Hay que destacar los cameos de John C. Reilly, de la espectacular Megan Fox y del "chicoparatodo" Edward Norton, del que no me canso de decir lo poco valorado que está, pues hoy por hoy no tiene nada que envidiar a nadie en cuanto a capacidad interpretativa.

Resumiendo, que es gerundio: El dictador es simple, pero ingeniosa. Un divertimento en el que algunas carcajadas te harán sentir cierta culpa y en el que no caben las mentes cerradas. Si no puedes reírte de absolutamente todo, será mejor que no la veas.
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El club de los poetas muertos
El club de los poetas muertos (1989)
  • 7,6
    118.665
  • Estados Unidos Peter Weir
  • Robin Williams, Robert Sean Leonard, Ethan Hawke ...
8
Qué grande es usted, mi capitán
El club de los poetas muertos es una de esas películas que todo el mundo debería ver, al menos, una vez en su vida. No es una obra maestra, ni mucho menos, pero es un intenso melodrama de los que llega al corazón.

Peter Weir, cuyo mayor éxito hasta la fecha era El año que vivimos peligrosamente (protagonizada por Mel Gibson y Sigourney Weaver), dirige El club de los poetas muertos con una sensibilidad casi punzante para el espectador, pues no necesita recurrir a obviedades para construír a los personajes, pues consigue que dé la sensación de que se desarrollan por sí solos. Tom Schulman, uno de los guionistas más serios y que mejor conoce la estructura del guion, nos prepara una historia en la que su simplicidad resulta ser su mayor grandeza. Una historia de amor, pero no de enamoramiento chico - chica, sino de una atracción (fatal, en cierto modo) de unos jóvenes por la poesía gracias a la hipnótica personalidad de un profesor que rompe todas las reglas de un centro en el que la enseñanza se basa en la seriedad, personificando lo que, en cierto modo, hace la poesía con la escritura básica. Peter Weir no busca la grandilocuencia en el aspecto visual, pero desde un punto de vista casi tímido nos deja escenas memorables.

Robin Williams hace un trabajo digno de los dioses. Simpático, tierno, sincero y sobretodo consecuente con sus convicciones. Ethan Hawke, en su primer gran papel, hace una labor sensacional, algo que podría extenderse a todos (o casi todos) sus compañeros del club, empezando por Robert Sean Leonard, el mejor de la película tras Robin Williams. Gale Hansen hace suyo el personaje, intensificando los aspectos más característicos de su personaje pero sin renunciar en ningún momento a sus propias aportaciones. A mi parecer, el más flojo es Dylan Kussman, cuya interpretación se acerca más a la de otras películas de los ochenta (un tanto casposas) que a la de sus compañeros de reparto. Kurtwood Smith nos deja una labor fascinante, que penetra con violencia y dureza en la mente del espectador. Por último, hay que destacar el genial trabajo de Norman Lloyd, un clásico del cine con una carrera tan longeva como su propia vida.

Resumiendo, que es gerundio: El club de los poetas muertos no es la mejor película que verás jamás, sin duda. No obstante, sí es una de las que te hará viajar por una montaña rusa de sensaciones a mayor velocidad, dejándote sin fuerzas para asimilarlar todas y consiguiendo, de este modo, una experiencia única.
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Promesas del este
Promesas del este (2007)
  • 7,4
    59.160
  • Reino Unido David Cronenberg
  • Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassel ...
8
Soberbia
Promesas del este podría venderse, a grandes rasgos, como una película de mafiosos. La cuestión viene en que, cuando uno profundiza en ella, se encuentra con infinidad de motivos que la hacen inclasificable.

David Cronenberg es un genio. No hay duda y, a quien me lo discuta, le pateo la boca. Así, a lo radical. Tras su magistral trabajo en Una historia de violencia se esperaba con ansia su siguiente trabajo. Llegó Promesas del Este bajo una gran expectación y cumplió con las expectativas creadas. Las superó, incluso. Cronenberg, que en otro tiempo fue uno de los maestros del cine de terror, amartilla su arma y dispara violencia a quemarropa, pero lejos de salpicar con sangre, lo que sale tras el impacto de la bala es humanidad. Gracias al sensacional guion de Steven Knight, Cronenberg no se queda en la ya de por sí espectacularidad visual de la película, sino que profundiza y toca con ambas manos los órganos vitales de los personajes, arrancando sus motivaciones más profundas y las pone ante un espectador que no puede sino aplaudir la fantástica combinación de la frialdad más pura (representada por la mafia rusa) y la capacidad del ser humano para demostrar que hay personas que podrían conseguir que este mundo fuese un lugar mejor. La cálida luz con la que ilumina a la protagonista y los gélidos focos que se posan sobre los villanos acentúan todavía más esa lección magistral que ofrece Cronenberg sobre las dos versiones del alma humana.

Viggo Mortensen hace un trabajo inmejorable. Inmejorable, sin exagerar. Es imposible hacerlo mejor. Naomi Watts, una de las mejores actrices del momento, explota su lado más cándido para regalarnos (porque lo suyo es un regalo con todas las letras) un trabajo genial. El gran Vincent Cassel, comodísimo en un papel al que ya está bastante acostumbrado, ofrece una cantidad de detalles a su personaje tan necesarios en ciertos momentos que nos queda la certeza de que hay mucha aportación personal en su trabajo. Armin Mueller-Stahl consigue acojonar con buenas palabras y una refinada educación, escondiendo su verdadero "yo" del mismo modo que lo haría su personaje, lo que viene a significar que cumple su cometido a la perfección. Ya en un segundo plano, Sinéad Cusack y Jerzy Skolimowski redondean un reparto espléndido.

Resumiendo, que es gerundio: Promesas del Este quedará grabada en tu memoria, por mucho que quieras evitarlo. Si eres incapaz de recordar ninguna escena, o ningún diálogo, seguirás llevando dentro ese contraste que ofrece la película y que lleva hasta la perfección el significado más puro de la palabra. Una grandísima película que ya forma parte del cine de culto moderno.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mente maravillosa
Una mente maravillosa (2001)
  • 7,5
    121.390
  • Estados Unidos Ron Howard
  • Russell Crowe, Jennifer Connelly, Ed Harris ...
7
Plummer no le da la pluma
Una mente maravillosa cuenta la historia del matemático estadounidense John Nash, un hombre que reinventó los procesos de la negociación y al que la esquizofrenia tuvo en jaque durante gran parte de su vida. Dicho así, parece que haya muerto, pero no: John Nash sigue vivo.

Ron Howard, el adaptador de historias reales por antonomasia, dirige Una mente maravillosa de forma espectacular. Lo mejor de Howard en esta ocasión es su impresionante habilidad a la hora de medir los tiempos de la película, presentando a los personajes con una facilidad brutal y avanzando paso a paso por una historia cargada de elementos poco usuales, como mínimo. Cierto es que Howard no hace un gran trabajo con los planos, que la ambientación no es ninguna maravilla y que se presta poca atención a varios apartados técnicos, pero también es verdad que eso no influye en absoluto en esta maravillosa película, pues es en el desarrollo donde se centra el 100% del valor del producto y ahí Howard hace un trabajo perfecto. El director de Oklahoma nos lleva en un viaje que va desde la inocente ambición hasta el más absoluto de los triunfos pasando por momentos cómicos, románticos, trágicos, dramáticos, surrealistas... Howard nos cuenta una vida entera en unas dos horas, lo que ya de por sí merece el mayor de los elogios cuando se hace bien, pero en este caso hay que darle el valor añadido de contar la historia de John Nash, uno de los mayores "genios locos" (y sin entrecomillar) de la era moderna, con todo lo que eso conlleva por la cantidad de factores anómalos que han compuesto la vida del influyente matemático.

Russell Crowe venía de hacer el papel de su vida en Gladiator. Aquí, en un personaje que nada tiene que ver con aquél, resulta que Crowe nos regala otra interpretación antológica, creando un personaje que cobra vida en cada gesto, como si el actor hubiese estado preparándose desde que nació para interpretar a John Nash con todas y cada una de sus manías y sus tics. La fantástica Jennifer Connelly interpreta a su esposa y su trabajo, como la gran mayoría de las veces, es excepcional. Ed Harris se enfunda traje y sombrero para dar "vida" a uno de esos personajes que tan bien le han funcionado a lo largo de su carrera y, obviamente, brilla con luz propia. Paul Bettany, actor por el que siento cierta debilidad, hace una labor muy sólida que ayuda y mucho al desarrollo del personaje principal. Ya en un plano más discreto encontramos a un muy buen Josh Lucas, al coloso Christopher Plummer o a un acertadísimo Adam Goldberg.

Resumiendo, que es gerundio: Una mente maravillosa resume la vida de John Nash a la perfección. Con ver la película, el mundo sabrá cuánto ha disfrutado y cuánto ha sufrido uno de los mayores genios del siglo XX. Nos encontramos ante una película dura pero hermosa, complicada por la sencillez de la naturaleza y, sobretodo, eficaz por su sinceridad.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Django desencadenado
Django desencadenado (2012)
  • 7,9
    118.564
  • Estados Unidos Quentin Tarantino
  • Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio ...
8
Locura tarantiniana
Django desencadenado es, seguramente, el trabajo de Tarantino que más expectación ha despertado en los últimos años. Siguiendo la línea de Malditos bastardos, el peculiar cineasta nos mete en una historia imposible enfrascada dentro de un pedazo de historia real de la humanidad.

Quentin Tarantino es, más que un nombre propio, un sello de identidad. El director de Tennessee tiene un estilo inconfundible y a lo largo de los años ha conseguido granjearse tantos seguidores incondicionales como detractores acérrimos. En Django desencadenado Tarantino muestra, posiblemente, su mejor versión como director. Loas referencias al western clásico son constantes, pero el director no se detiene ahí en su homenaje al cine, pues en la película podemos adivinar momentos que van desde El padrino hasta Los siete samuráis e incluso se atreve a guiñar un ojo al popular videojuego Red Dead Redemption, con el que tiene bastante en común. Cuando digo que es posiblemente el mejor trabajo de Tarantino tras las cámaras me refiero a que, en los momentos en los que desconecta de su vertiente más bizarra, logra enfundarse el traje de gran director, con una selección de planos soberbia de la que se sirve, también, en algunas de las escenas más rocambolescas de la película. El guion no es gran cosa en apariencia, pero cuando uno empieza a bucear en él, se da cuenta de que realmente tiene mucha fuerza gracias a una historia muy notable pero, sobretodo, gracias a unos personajes dibujados con maestría y desarrollados con mirada clínica. La banda sonora es un acierto brutal y llega a fundirse con el colorido de las escenas que más referencia hacen al western de "caballo y pradera", consiguiendo una atmósfera que enamora.

Jamie Foxx protagoniza la película y está a un nivel excepcional. Nada nuevo bajo el sol, pues el actor tejano (al que por ascendencia le va el papel que ni pintado) es un intérprete soberbio. Leonardo DiCaprio interpreta al villano, un rol relativamente nuevo para él y en el que brilla como de costumbre, logrando que, una vez más, nos preguntemos qué tienen en contra de él a la hora de repartir premios en Hollywood. Foxx y DiCaprio son el bueno y el malo, pero su nexo de unión está interpretado por un coloso como Christoph Waltz, capaz de comerse con patatas a sus dos compañeros de reparto a pesar de que hablamos de dos de los mejores actores del momento. A Waltz le gustan estos personajes (en Malditos bastardos está la prueba más evidente) y los exprime al máximo. Su capacidad para expresar matices es casi infinita. Por último tenemos a un casi irreconocible Samuel L. Jackson, uno de los actores fetiche de Tarantino, que interpreta a uno de los personajes más divertidos de la película y lo hace con un trabajo excelente.

Resumiendo, que es gerundio: Django desencadenado cuenta con un grandísimo guion (sobretodo en lo referente al desarrollo de personajes), una muy buena dirección, un apartado técnico sobresaliente, una preparación y estudio por parte de Tarantino dignos de elogio, un reparto inconmensurable y varias escenas gloriosas que, sin duda, pasarán a la historia. Gracias, Tarantino.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ojos de serpiente
Ojos de serpiente (1998)
  • 6,0
    20.144
  • Estados Unidos Brian De Palma
  • Nicolas Cage, Gary Sinise, Carla Gugino ...
6
Entretenimiento inocente
Snake Eyes es un thriller de los de toda la vida, de los de intereses ocultos, disparos, amigos que se vuelven enemigos, enemigos que se vuelven amigos... Todos los ingredientes clásicos. Una de esas películas que los menos puestos en este mundillo calificarán de "peliculón".

Brian De Palma es un director irregular. Tal vez el más irregular del momento, pues igual te suelta una película imperecedera que un producto de consumo masivo. Sabe hacer buen cine y también sabe complacer a la industria taquillera. En Snake Eyes, el guion corre a cargo de David Koepp, habitual colaborador del director. Koepp, al igual que De Palma, es capaz de todo, aunque el punto más bajo de Koepp es mucho más irritante que el del director. Aquí Koepp no hace uno de sus mejores trabajos, planteando una historia que sigue las directrices del género de manera acertada y que va diluyéndose hasta desembocar en un final que alcanza el calificativo de cómico. De Palma, por su parte, nos obsequia con un plano secuencia inicial majestuoso, uno de los mejores de la historia del cine. Aquí, claro, vendrán los marisabidillos a decir que no, que los mejores planos secuencia eran de Hitchcock o del (maestro, rey de reyes) Kubrick, pero el hecho de que Snake Eyes no sea una gran película no quita que tenga un elemento magistral, de los que nada tiene que envidiar a nadie. Dicho plano secuencia sirve a De palma para, después, desarrollar la historia encajando las piezas del puzzle de Koepp, un juego para niños de 3 a 6 años que De Palma consigue camuflar, haciendo que parezca mucho más complejo de lo que en realidad es valiéndose de su capacidad narrativa y apoyándose en su característico estilo visual, tanto con la iluminación como con los planos, con algunos enfoques geniales que son una de sus señas de identidad.

Nicolas Cage hace uno de los mejores trabajos de su carrera. Como sabrán aquellos que hayan leído algunas de mis opiniones sobre el sobrino de Francis Ford Coppola, no es un tipo que goce de mi admiración. Sin embargo, intento ser justo, y poner algún "pero" al trabajo de Cage en Snake Eyes se me antoja imposible. Gary Sinise parece un poco tenso durante toda la película. Lejos de su mejor nivel, casi paralizado y con poca credibilidad. Carla Gugino, actriz con bastante talento que ha pasado gran parte de su carrera enfrascada en películas de mierda, hace aquí un muy buen trabajo. John Heard, una cara facilmente reconocible (el padre de Solo en casa) aprovecha su espacio en la película con buenas maneras.

Resumiendo, que es gerundio: Snake Eyes es mejor película de lo que su guion apuntaba, sin duda. La mano de Brian de Palma cubre con maestría los errores de un tipo talentoso como David Koepp que aquí parece relajarse dando al espectador dos giros previsibles que son tan necesarios para la película como insustanciales debido a que no sorprenden. Película entretenida y con tres cosas de nivel maestro: el plano secuencia inicial, la interpretación de Nicolas Cage y la ambientación. Puede que las tres se deban al trabajo en varios frentes de Brian De Palma, el hombre que nos regaló Scarface.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Candyman 3: El día de los muertos
Candyman 3: El día de los muertos (1999)
  • 3,3
    643
  • Estados Unidos Turi Meyer
  • Tony Todd, Donna D'Errico, Alexia Robinson ...
3
Tenía que pasar, sí o sí
Tercera entrega de Candyman, la mítica trilogía noventera del cine de terror que pone el punto y final a la saga ensuciando su nombre con un punto y final discutible en todos los sentidos.

Turi Meyer dirige la última entrega de Candyman con un trabajo poco acertado. Su seguimiento de la historia es totalmente opuesto al visto en las dos anteriores entregas, pues en ningún momento logra esa conexión personajes - espectador que eran parte fundamental en sus predecesoras. El guion, en el que participa el propio Clive Barker, no es nada del otro mundo, pero podría ser pasable en las manos adecuadas. Obviamente, como en todas las secuelas del género, en Candyman 3 se aportan nuevos datos sobre el personaje, aunque su relevancia es discutible puesto que no van mucho más allá de los datos que se nos daban en la segunda película, aunque sí es cierto que ofrecen una continuidad que concuerda con lo que ya sabíamos. Uno de los errores de Turi Meyer es que, sin proponérselo, caricaturiza a Candyman y por momentos lo ridiculiza, haciendo que pierda todo el poder que sí tenía anteriormente y que era otra de las bases de la película.

El reparto es un desastre. Tony Todd vuelve a ser Candyman, por ultima vez y lo hace siguiendo la línea de sus trabajos anteriores, lo que no es malo ni bueno, sino acertado, como dije en la primera y segunda película. El problema viene cuando Robin Nassif y Michael Greer deciden que lo mejor para el papel principal es elegir a una actriz neumática con pinta de dedicarse al porno, una scream queen con la misma capacidad interpretativa que un pelo del sobaco. Donna D'Errico, chica Playboy, es la elegida para ridiculizarse ante las cámaras con un trabajo que, a todo aspirante a actor, le provocará una sensación a mitad de camino entre la vergüenza y la rabia. Alexia Robinson, otro cuerpazo reconvertido a actriz que se vale de sus atributos para superar castings, está en un discreto segundo plano que, sin embargo, no es suficiente para cubrir sus carencias. Jsu García, con un trabajo flojo que sería de lo peor entre cualquier reparto normal, es aquí de lo mejorcito, superado solamente por Wade Williams, un actor que lleva media vida enfrascado en personajes violentos y que domina el registro como pocos.

Resumiendo, que es gerundio: Candyman 3 es una mala película y una secuela decepcionante. Visto lo que son las grandes sagas del cine de terror, no es de lo peor que he comido ni mucho menos, pero si valoramos la película quitando el título (que es lo que le da "glamour"), nos queda un producto nada apetecible.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Candyman 2
Candyman 2 (1995)
  • 4,2
    1.647
  • Estados Unidos Bill Condon
  • Tony Todd, Kelly Rowan, Bill Nunn ...
5
Bien, Condon, bien
Como toda película de terror que se precie, Candyman tenía que tener un par de secuelas como mínimo y, en la primera de ellas, puede decirse que encontramos un peculiar fenómeno en esto de las sagas: no destruye el mito de la película original.

Bill Condon ya era un buen amiguete del escritor, director y productor (entre otras muchas cosas) Clive Barker y por eso fue el elegido para dirigir Candyman 2. Su trabajo tras las cámaras es bastante bueno, ciñéndose a contar la historia de la forma más amena posible, intentando facilitar, como ocurría en la primera película, la empatía entre los personajes y el público. A nivel de planos, Condon no se calienta la cabeza y se limita a mostrar en cada momento lo que debe, aunque en un par de ocasiones tiene ramalazos realmente interesantes. Condon demuestra, además, que se le da bien el suspense y consigue algunas escenas en las que, sin llegar a dar miedo, sí consigue meter el gusanillo nervioso en la mente del espectador. La acertadísima banda sonora de Philip Glass, que ya brilló en la primera película y que es una de las más representativas banderas de la trilogía, ayuda mucho a Condon en la ambientación. A nivel de guion, Candyman 2 hace lo que la mayoría de las secuelas de asesino en serie paranormal: contar más sobre sus orígenes, sus motivaciones y establecer lazos directos con algunos personajes. Acertado, claro.

Tony Todd sigue encarnando al hombre de las abejas y mantiene su nivel de la película anterior, que no es ni bueno ni malo, simplemente acertado. Kelly Rowan es quien protagoniza en esta ocasión la película y lo hace con buenas maneras y con una imagen que, de perfil, se da un aire a Drew Barrymore. Buen trabajo el de Bill Nunn, mítico actor de películas de videoclub y TV movies. William O'Leary es, para mi gusto, el menos acertado del reparto, con un trabajo mal entendido por parte del actor, que intenta disfrutar tantísimo que sobreactúa cosa fina. David Gianopoulos tampoco es que destaque demasiado por cosas positivas, aunque se quedaría cerca del aprobado. Buena labor la del joven Joshua Gibran Mayweather y muy buen trabajo, también, de la mítica Veronica Cartwright. En cuanto a Timothy Carhart, diré que me alegro de que desaparezca de la pantalla mediada la película porque más rato con él hubiera sido una tortura.

Resumiendo, que es gerundio: película normalita, secuela aceptable, entretenimiento digno. Candyman 2 no supone un insulto a su predecesora y, además, se permite añadir detalles de interés. A mi entender, un acierto.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Candyman, el dominio de la mente
Candyman, el dominio de la mente (1992)
  • 5,6
    8.169
  • Estados Unidos Bernard Rose
  • Virginia Madsen, Tony Todd, Kasi Lemmons ...
7
Es un clásico, coño
Candyman adapta un relato corto de Clive Barker, un tipo que cada día me cae mejor y cuyos mayores logro a nivel de popularidad en el cine son, probablemente, sus trabajos en Razas de noche y en Hellraiser.

Bernard Rose es un director extraño. Tiene buenas maneras, pero por momentos da la sensación de despreocuparse un poco del aspecto técnico cuando, curiosamente, los instantes en los que se centra en ese apartado denotan grandes destellos. En Candyman, Rose cuenta con la base de un relato corto de Clive Barker que, como de costumbre, se mueve por el mundo de las leyendas urbanas y del terror de ultratumba, algo que se le da fenomenal. El director parece entender a la perfección la esencia del relato de Barker y nos muestra un inicio que, aunque titubea en algún momento, consigue mantener el interés suficiente como para que no importe sólo la segunda mitad de la película, que es cuando empieza el baile de sangre. Rose, igual que Barker, decide no esconder nada y no dedicarse a un terror basado en el susto puntual ni en el psicológico, normalizando la rocambolesca situación y haciendo, así, que sea mucho más creíble porque el miedo reside en la ambientación y en la empatía que siente el espectador con la protagonista.

Virginia Madsen, una mujer que no sólo no envejece, sino que parece ir hacia atrás en el tiempo, protagoniza la película de forma muy creíble y cumpliendo la nada sencilla función de atar al espectador para que todo el entramado que prepara Rose tenga el efecto deseado. Tony Todd no ha sido nunca un gran actor, pero debido a su físico (1'96m) ha conseguido papeles para los que ese atributo era importante y en Candyman, además, se vale de su voz profunda para dar más vida a un personaje realmente interesante. En segundo plano quedan una correcta Kasi Lemmons, una espectacular (realmente espectacular a pesar de su poco protagonismo) Vanessa Williams, un Xander Berkeley que cumple sin problemas y el joven DeJuan Guy, muy acertado.

Resumiendo, que es gerundio: Candyman es un clásico del cine de terror. El problema es que las "películas de miedo" son un producto muy quemado debido a las facilidades que ofrece a nivel de producción. Es por eso que hay películas de terror infravaloradas hasta niveles insospechados. Pero es por eso, también, por lo que las verdaderas joyas brillan con más fuerza. Candyman no está al nivel de Pesadilla en Elm Street, La matanza de Texas o La noche de Halloween, por nombrar algunas producciones con las que guarda ciertas similitudes, pero sí es una película muy, muy entretenida y con una historia, basada en una leyenda urbana, que resulta ser verdaderamente acojonante.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demonios
Demonios (1985)
  • 5,8
    3.444
  • Italia Lamberto Bava
  • Urbano Barberini, Natasha Hovey, Karl Zinny ...
7
Gracias, serie Z
Demons es un superclásico del cine giallo. Una película venerada por los amantes del cine de terror en general y del subgénero en particular y elevada a la categoría de película de culto con el paso de los años. No faltan motivos para ello.

Lamberto Bava se gana todo mi respeto en Demons. Sin que sirva de precedente, quisiera hacer una reflexión personal en la película que poco tiene que ver con la misma: Demons deja claro que se puede hacer entretenimiento aun disponiendo de pocos medios, tanto económicos como técnicos y artísticos, siempre y cuando se tenga claro a qué público va dirigido el producto que estás creando. Yo, que adoro la serie B y la serie Z como géneros en sí mismos, estoy trabajando en crear una película muy de este estilo, con menos sangre y con menos medios (incluso) que Demons. Ver una cinta como ésta, me da fuerzas, pues en todo momento Bava es consciente de lo que tiene entre manos y nos lo entrega empaquetado en el mejor de los recipientes o, como mínimo, en el más acertado, pues aquí no caben alardes ni intentos de ser lo que no se es. Demons juega sus cartas con maestría. Partiendo de la base de un guion en la que participa ese genio llamado Dario Argento, que puede resumirse en unos 140 caracteres (estilo Twitter), Lamberto Bava (hijo de Mario Bava, director y gran amigo de Argento) nos da una película con un ritmo frenético que no se detiene en ningún momento, un subidón que empieza al principio y acaba al final sin tomarse un respiro y sin dejar que el espectador tampoco se lo tome. He ahí su grandeza, más allá de una estética que, como digo, está acertada hasta tal punto que no había más cojones que usar esa, pues cualquier otra hubiera supuesto un error fatal para la película. Eso podría aplicarse, también, a la banda sonora: es la que es porque cualquier otra sería una cagada.

Urbano Barberini se calza el traje de tipo duro estilo Ash en Evil Dead y no, su interpretación no es brillante, es tan forzada como todo lo que vemos en Demons. Tal vez por eso sea buena, no sé... Natasha Hovey es un gran acierto, pues sus características físicas y su vestuario sirven, por sí solos, para definir a la perfección lo que es su personaje. Al resto del reparto le pido perdón, pues a pesar de haber investigado por internet algo sobre ellos, no he podido sacar nada en claro salvo que la joven que aparece en la película, Fiore Argento, es la hija de Darío Argento (llamadme perspicaz, pero algo intuía yo por el apellido).

Resumiendo, que es gerundio: diálogos sacados de la movida madrileña, maquillajes exagerados, camiones cisterna de sangre, líquidos pringosos, dentaduras postizas, lentillas de todos los colores, música heavy, mordiscos repentinos, muertes rocambolescas, personajes caricaturizados, interpretaciones por las que cumplir cadena perpetua... Genialidad. Con esos ingredientes, la mayoría habría hecho un bodrio como un piano, pero Lamberto Bava (junto a Dario Argento, que siempre mete mano allá donde aparece su nombre) consigue un producto que divierte, aterroriza y, sobretodo, entretiene durante todo el metraje consiguiendo, además, despertar interés. Bravo.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miel de naranjas
Miel de naranjas (2012)
  • 5,3
    1.704
  • España Imanol Uribe
  • Iban Garate, Blanca Suárez, Karra Elejalde ...
2
Naranjas podridas
Nos quisieron vender Miel de naranjas como si fuera una película ubicada en la época de la posguerra pero que no era una película más de la posguerra. Obviamente, nos mintieron. En España avanzamos por un lado exportando actores y directores (independientemente de que sus trabajos sean más o menos buenos) y, por el otro lado, seguimos dale que te pego con la época franquista.

Imanol Uribe, respetado y veterano director, se pone al frente de Miel de naranjas, una película bochornosa hasta decir basta. Todo se pone ante nuestros ojos con promesas de que vamos a disfrutar de una película de juicios militares y que aquí no se va a recurrir a algo tan sabido, utilizado y desgastado como es el tema de los mártires de guerra, la clandestinidad en la que se trabajaba para luchar contra la dictadura o los golpes emocionales. Ahí está la gran mentira del guion de Remedios Crespo Casado, pero el que más nos engaña es Uribe o, mejor dicho, es quien más lo intenta sin fortuna, tropezando una vez tras otra contra la pared de los convencionalismos. El director de origen salvadoreño cuenta una historia sin fuerza, sin tensión, con personajes que deambulan por la pantalla sin alma y la consecuencia es un bodrio de dimensiones épicas. No hay nada que el espectador no tenga previsto, no hay nada que emocione, no hay nada que enganche. No hay nada, en general, salvo un par de carcajadas en momentos que se nos quieren dar a entender como difíciles y que tienen que recurrir a chorradas propias de cualquier mala serie de animación infantil, siendo el caso más descarado ese en el que vemos la huída de un personaje bajo un coche, momento en el que da comienzo una escena bochornosa.

El principal protagonista es Iban Garate, un chico que promete mucho pero al que todavía se le adivinan (sin demasiado esfuerzo del espectador) ciertas carencias. A su lado está Blanca Suárez, una grandísima actriz que muestra una buena versión y que por desgracia siempre verá su nombre empañado por ese atentado contra la cultura que es la serie El barco. Karra Elejalde está soberbio haciendo de malo maloso, aunque su personaje resulte cómico en la versión más ridícula de la palabra. Lo mismo podría aplicarse a Eduard Fernández, que hace un trabajo muy notable intentando levantar esa alfombra unidimensional que es su personaje. Carlos Santos, otro actor que desperdició durante parte de su carrera su enorme talento, hace un trabajo sensacional. Por último, destacar la corta pero intensa aparición de Ángela Molina, que se ve beneficiada por un personaje al que Uribe no destruye en su intento de darle vida, ya que la deja sola con una cesta y deja que sea la veterana actriz la que llene su espacio.

Resumiendo, que es gerundio: Miel de naranjas es una película más de la posguerra por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario algunos de esos críticos tan casados con sus amiguetes directores. La única diferencia entre Miel de naranjas y las peores películas de la posguerra es que puede que en este caso nos encontremos ante la peor.
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ali
Ali (2001)
  • 6,4
    26.567
  • Estados Unidos Michael Mann
  • Will Smith, Jon Voight, Jamie Foxx ...
7
Esto es boxeo, que aprendan LaMotta y Balboa
Alí es la película de boxeo definitiva. Tal vez no sea un gran producto cinematográfico en muchos aspectos, pero sobre el ring está un peldaño por encima de Cinderella Man y muchísimos escalones más arriba que Rocky o Toro Salvaje, por citar dos de los ejemplos más conocidos.

Michael Mann dirige muy en su línea. Desde el inicio de la película nos damos cuenta de que es el director de Chicago quien está tras las cámaras, con una escena marca de la casa, mezclando varias situaciones bajo un mismo periodo de tiempo. A partir de ahí, Mann se dedica a retratar el personaje de Alí de forma no demasiado exacta, pues aunque el mejor boxeador de todos los tiempos era un hombre de extremos en todas sus características, la película parece llevarlo, por momentos, hasta la caricatura. Lo que pasa fuera del ring, por mucha trascendencia que quiera darle el director, no deja de ser un cúmulo de hechos reales y ficticios mezclados para ensanchar la película. Sin embargo, cuando Ali se sube al cuadrilátero, todo cambia. Aparecen entonces escenas brutales, de un realismo atroz, con la cámara colocada siempre en la posición perfecta para dar mayor fuerza a los golpes de los púgiles, que parecen impactar en el espectador, que descubre así la fuerza, la velocidad y la técnica de algunos de los boxeadores más grandes de todos los tiempos, que dieron vida a la época dorada del deporte del ring. Por otra parte, hay que destacar la perfecta caracterización de los actores, que les lleva a parecerse de forma impresionante a los boxeadores a los que dan vida, así como el estudio de los combates de Ali que se recrean en la película, haciendo especial hincapié en el de Joe Frazier y, sobretodo, en el de George Foreman, siendo este último un impresionante espectáculo en el que no falta detalle alguna, tanto en la forma de pegar de ambos boxeadores como, sobretodo, en lo más reconocible: la caída de Foreman.

El reparto es una maravilla terriblemente infravalorada. Para mi gusto, Will Smith hace el mejor trabajo de su carrera. Lo primero que hay que destacar es su gran trabajo con el personaje, dándole la intensidad que Michael Mann buscaba pero no encontró en su construcción. Además, el actor de Philadelphia se convirtió en una especie de Hulk (entrenando con Angelo Dundee, preparador personal de Ali) con buenos fundamentos de boxeo, como admitió el propio Muhammad Ali ("boxeas bien, pero yo soy más guapo que tú", dijo el boxeador al actor). En segundo plano tenemos a un sublime Jamie Foxx, que siempre saca lo máximo de sus personajes, metidos más de una vez en películas de dudosa calidad. Otro fenómeno de la interpretación como es John Voight, hace un trabajo impecable, de esos que parecen no estar ahí pero que a poco que uno se fije se descubren como verdaderas proezas. Destacaría también la labor de Jada Smith y de Nona Gaye (dos "mujeres Matrix"), así como a Jeffrey Wright y a Mario Van Pebbles (este último con una labor importante en la película, interpretando a Malcolm X).

Resumiendo, que es gerundio: aunque Ali no es una gran película y no es de los mejores trabajos a nivel cinematográfico de Michael Mann, su calidad sobre el ring es tan incuestionable como su engañoso interés en otros sucesos históricos. La película que con más realismo retrata la verdad sobre un cuadrilátero,con golpes de verdad que dejaron marcas en todos los actores.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
War Horse (Caballo de batalla)
War Horse (Caballo de batalla) (2011)
  • 6,5
    29.331
  • Estados Unidos Steven Spielberg
  • Jeremy Irvine, Emily Watson, Peter Mullan ...
5
Calcetines blancos es un poco gafe
War Horse era la película que, en teoría, iba a ser la bandera del regreso del Spielberg más lacrimógeno y emocionante. Adaptando la novela de Michael Morpurgo, intuíamos un regreso del director a sus mejores momentos que, por desgracia, no llega.

Steven Spielberg, genio para unos y oportunista sobrevalorado para otros (yo estoy al 70% con la primera opción) dirige War Horse, una película en la que se intuyen los momentos tristes pero jamás entristecen; una película en la que se ven los momentos duros pero jamás golpean y una película en la que, en definitiva, nunca acaba de llegar ese terronte de emociones que desfilan por la pantalla sin atravesarla. El guion no es ninguna maravilla, seamos sinceros. Más bien es flojo o, por momentos, muy flojo. Utilizar al caballo como puente entre diversas historias unidas (o separadas) por la guerra, es un recurso muy lógico y al que no se puede objetar nada, pero Spielberg no puede quedarse con el hecho de que está preparando un final "made in Spielberg" y olvidarse de todo lo que pasa entre que los protagonistas (chico y caballo) se conocen hasta el desenlace. A mí, personalmente, todo eso que sucede desde que estalla la guerra me parece bastante flojo. Muy flojo a ratos, como digo, aunque también pasable por momentos. Cierto es que las escenas bélicas tienen algún destello brillante que nada tiene que envidiar a las grandes películas del género ni en ambientación, ni en efectos de sonido, ni en fotografía. La música del mago John Williams sirve de envoltorio, una vez más, para una película de Spielberg y, una vez más, el compositor natural de Nueva York hace un trabajo excelente.

Jeremy Irvine protagoniza con solvencia la película, aunque en su personaje encontramos un defecto que, tal vez, consigue resumir mejor que cualquier otra cosa el error de la película: el personaje es sencillo, lineal (y por lo tanto previsible), un tanto hortera, excesivamente infantil y no ofrece demasiado con lo que alimentar al espectador. A pesar de eso, y lo repito por si las moscas, Jeremy Irvine hace una gran labor con él. Emily Watson es una carta boca abajo. Una actriz capaz de hacer grandes papeles pero que en ocasiones se atasca en su apariencia de chica débil y se ve incapaz de afrontar el peso de un personaje (en esta ocasión teoricamente) duro. Aquí no vemos, ni de lejos, la mejor versión de una actriz que puede dar mucho más de sí como ha demostrado anteriormente. Peter Mullan hace un trabajo espectacular, grandioso en su sencillez y, en caso de que habláramos de una competición interpretativa, estaría por detrás solamente de David Thewlis, pues éste último devora la pantalla cuando, al principio de la película, es protagonista (en cierto modo). Ya en segundo plano quedan trabajos de un nivel bastante alto como los de Tom Hiddleston, la jovencísima y prometedora Celine Buckens, el veterano (y de los pocos que consigue emocionar en la película) Niels Arestrup o los de los "hermanos" Leonard Carow y David Kross.

Resumiendo, que es gerundio: Spielberg regresa al cine convertido en fábula y lo hace con una gran historia en la que se combinan elementos de magia infantil y momentos bélicos de gran poder, una mezcla que debería ser un diamante en manos de uno de los mayores nombres del cine en los últimos tiempos. Sin embargo, Spielberg parece confundir crudeza con indiferencia, magia con ñoñería y potencia con agotamiento. O puede que el confundido sea yo, por supuesto.
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0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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