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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
2
Drama. Thriller. Romance Andalucía, años cincuenta. Enrique y Carmen acaban de conocerse y se enamoran profundamente. Ella consigue que él se quede a prestar el servicio militar en un juzgado de la ciudad. Las injusticias que presencia Enrique cada día lo llevan a pensar que debe actuar para cambiar el rumbo de las cosas. Pronto se verá involucrado en arriesgadas acciones que pondrán en peligro su vida y la de sus compañeros. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos quisieron vender Miel de naranjas como si fuera una película ubicada en la época de la posguerra pero que no era una película más de la posguerra. Obviamente, nos mintieron. En España avanzamos por un lado exportando actores y directores (independientemente de que sus trabajos sean más o menos buenos) y, por el otro lado, seguimos dale que te pego con la época franquista.

Imanol Uribe, respetado y veterano director, se pone al frente de Miel de naranjas, una película bochornosa hasta decir basta. Todo se pone ante nuestros ojos con promesas de que vamos a disfrutar de una película de juicios militares y que aquí no se va a recurrir a algo tan sabido, utilizado y desgastado como es el tema de los mártires de guerra, la clandestinidad en la que se trabajaba para luchar contra la dictadura o los golpes emocionales. Ahí está la gran mentira del guion de Remedios Crespo Casado, pero el que más nos engaña es Uribe o, mejor dicho, es quien más lo intenta sin fortuna, tropezando una vez tras otra contra la pared de los convencionalismos. El director de origen salvadoreño cuenta una historia sin fuerza, sin tensión, con personajes que deambulan por la pantalla sin alma y la consecuencia es un bodrio de dimensiones épicas. No hay nada que el espectador no tenga previsto, no hay nada que emocione, no hay nada que enganche. No hay nada, en general, salvo un par de carcajadas en momentos que se nos quieren dar a entender como difíciles y que tienen que recurrir a chorradas propias de cualquier mala serie de animación infantil, siendo el caso más descarado ese en el que vemos la huída de un personaje bajo un coche, momento en el que da comienzo una escena bochornosa.

El principal protagonista es Iban Garate, un chico que promete mucho pero al que todavía se le adivinan (sin demasiado esfuerzo del espectador) ciertas carencias. A su lado está Blanca Suárez, una grandísima actriz que muestra una buena versión y que por desgracia siempre verá su nombre empañado por ese atentado contra la cultura que es la serie El barco. Karra Elejalde está soberbio haciendo de malo maloso, aunque su personaje resulte cómico en la versión más ridícula de la palabra. Lo mismo podría aplicarse a Eduard Fernández, que hace un trabajo muy notable intentando levantar esa alfombra unidimensional que es su personaje. Carlos Santos, otro actor que desperdició durante parte de su carrera su enorme talento, hace un trabajo sensacional. Por último, destacar la corta pero intensa aparición de Ángela Molina, que se ve beneficiada por un personaje al que Uribe no destruye en su intento de darle vida, ya que la deja sola con una cesta y deja que sea la veterana actriz la que llene su espacio.

Resumiendo, que es gerundio: Miel de naranjas es una película más de la posguerra por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario algunos de esos críticos tan casados con sus amiguetes directores. La única diferencia entre Miel de naranjas y las peores películas de la posguerra es que puede que en este caso nos encontremos ante la peor.
Grijander
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