arrow

43 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
La Gran Ilusión
Homenaje a Tati desde sus títulos de crédito donde aparece como firmante del guión. No es el único ya que la simbiosis entre realidad y animación se interconecta en una sala de cine proyectándose una de sus joyas: “Mi tío”. Esa escapada y evasión se estable en el truco con el que arranca la película. La proyección de la película que vamos a ver se paraliza por un inconveniente técnico y aparece en escena el mago Tatischeff. Comienza otra película, la película del ilusionista, nuestra otra película al otro lado del telón. Es ahí donde la gran ilusión se nos proyecta como gran metáfora del arte cinematográfico.

Ambientada a finales de los años cincuenta y en el albor del nacimiento de la televisión “El ilusionista” nos habla de la indiferencia del público frente a las ilusiones realizadas por los magos. Parecen no ser los únicos en crisis: funambulitas diminutos, marionetas muertas y payasos que han dejado de llorar. El mundo artístico ha perdido la gracia y magia del pasado. El público parece fijarse en ídolos musicales e iconos generadores de chillidos y se busca en la ilusión el truco. No existe la magia… o al menos ya nadie cree en ella… aunque no para Alice que cree que aquel viejo ilusionista es capaz de traer incluso la nieve y que la magia se genera desde lo gratuito, desde un pequeño rincón del corazón. La realidad para mantener es otra: hay que pasar por caja e incluso malvivir para poder realizar ciertos trucos.

“El ilusionista” fue concebida como una carta para una hija perdida en la distancia. Tal vez el reflejo de amor al cine y a ese gran truco e ilusión que evitó ciertos momentos personales y privados perdidos y arrebatados por una profesión de sacrificio y escasas recompensas. Tati las tuvo en un legado del que todavía resuenan los aplausos pero Tatischeff únicamente lo encuentra alejado del mundo más cosmopolita, como si allí todavía creyesen en algo más entero y satisfactorio que los nuevos artistas de la canción bajo el neón y los halos catódicos. Queda poco más que ‘prostituir’ el oficio en el escaparate, sumergirse en trabajos basuras con otros uniformes o vivir en la clandestinidad de la mendicidad.

Ese tono crepuscular emerge en el memorable pasaje final. No hay más magia más allá de lo que queramos ver y sentir dentro de las vivientes sombras o la decadencia de las luces en una gran ciudad. Mejor vivir en una realidad sin magia que suplantarla con falsas esperanzas. Tal vez. Y es ahí donde “El ilusionista” alcanza la perfección en una simbiosis de arrebatada belleza e impostura, de un viaje directo a la nostalgia y a la melancolía donde queda revelado el más doloroso truco de la vida que nos somete a las lágrimas de la lluvia. Donde demuestra que Sylvain Chomet, aparte de una excelente cineasta de animación, es un gran poeta.
[Leer más +]
102 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un oficio en peligro de extinción: regalar ilusiones
Sylvain Chomet es un dibujante, animador y director joven, pero de la vieja escuela. De los que sienten apego hacia las cosas antiguas, empolvadas, abandonadas en rincones de los que pocos se acuerdan.
Es de la escuela de la nostalgia, de la añoranza, de la habilidad para romper el corazón de quienes todavía sonríen embobados ante los trucos de un prestidigitador de los de varita, chistera, conejo blanco y mangas y bolsillos de los que salen toda clase de pequeños prodigios. Puede deslumbrar a quienes hace llorar la decadencia de los ilusionistas en unos tiempos que ya no son para ellos, en los que la magia ya no existe y los trucos son sólo trucos que no interesan a nadie.
Fabricantes de bellos espejismos eclipsados por la modernidad.
Chomet ha captado con sutil sensibilidad el espíritu que insuflaba Jacques Tati a sus obras. El del milagro de lo pequeño, de la sencillez, de expresar con ausencia de palabras o con las justas, interpretando la tragicomedia agridulce del descarrilado social, todo corazón y nada de sentido práctico, que intenta sobrevivir en un ambiente carente de romanticismo, mientras él lo derrocha como un lindo ramo de flores que languidece en una impersonal oficina, como un poeta que recita en una plaza donde nadie lo escucha, como los músicos callejeros que intercambian su delicado arte por unas monedas con las que poder comer.
El mago va con su maleta, con su conejo blanco y con lo puesto de puerta en puerta, de un teatro de variedades a una taberna con espectáculos con los que entretener a los clientes, de empleo en empleo mal pagado y peor recompensado por un público escaso, cada vez más indiferente.
Ya no interesa ver a un señor mayor vestido con traje añejo, sacando objetos de la chistera o de las mangas, o transformando cartas en copas, o haciendo desaparecer o aparecer monedas.
Su habilidad es inútil, es una profesión en extinción. Tatischeff (apellido real del cómico que inspira este largometraje de animación) es un artículo anticuado. Las ciudades se le quedan grandes, como Londres.
[Leer más +]
57 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Magia en la pantalla
Sylvain Chomet vuelve a la actualidad con la que probablemente será una de las mejores películas de animación que nos dejará esta década, como ya ocurriese en el pasado con la soberbia "Les triplettes de Belleville" (2003) y previamente, en los noventa, con su fantástico mediometraje "La vieille dame et les pigeons" (1997). Chomet sólo había hecho una cosa más en todo este tiempo, un segmento de la irregular pero estimable de algún modo "Paris, je t'aime" (2006) siendo su parte una de las mejores. Centrada en una pareja de mimos, sin diálogos, hacía de la imagen el único lenguaje posible. Prescindía de la palabra y funcionaba, vaya si funcionaba. Con este curriculum, Chomet lo tenía todo a favor para llevar a la pantalla un homenaje a Jacques Tati, recuperando un guión inconcluso de éste y realizando un largometraje de animación. Estrenado en Berlín el año pasado, donde recibió grandes elogios, meses más tarde se postuló como gran candidato en los principales premios del mundo en la categoría de largometraje animado (Annie, Oscars, Globos de Oro) si bien se topó con un rival demasiado fuerte (también mejor) en su camino: Toy Story 3.

Poco importa porque el truco de ilusionismo que ejecuta Chomet es magistral. No hace cobrar vida a ningún juguete pero desde luego que reafirma su talento como gran prestidigitador, uniendo su forma de hacer cine y recuperando la que hizo grande a Tati. Le rinde un precioso homenaje y no se queda en la superficie, analizando la decadencia del artista y poniendo en entredicho el verdadero sentido del espectáculo. ¿Es la magia real, o ficticia? Cada espectador puede contestar a su pregunta mientras una carta abandonada sobre una mesa anticipa ya una respuesta predefinida, pero abierta a interpretaciones. La exquisita animación de la que hace gala se crece con una bellísima partitura compuesta por el propio Chomet, y que en el último tercio del film consigue poner la carne de gallina. Poco importa que en el fondo "El ilusionista", pese a ser un trabajo estimable, valioso y bello, no sea todo aquello que pudo esperarse del director del mejor film animado europeo de la pasada década. Dicho de otra forma: ojala todas las películas (ligeramente) decepcionantes tuviesen las tablas, la candidez y la emoción de "El ilusionista".

Y es que no sólo de ilusiones se vive... también de Cine. Y Chomet, como Tati, deja un legado de cine para todo aquel que quiera descubrirlo.
[Leer más +]
29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Bienvenu, mon amí
Siete años después de la notable y refrescante reinvención del género animado llamada -por estos lares- 'Bienvenidos a Belleville', Sylvain Chomet (también autor de un agudísimo cortometraje satírico llamado 'La anciana y las palomas') vuelve con su segundo largometraje, apoyado además, por un guión inacabado de otro gabacho más célebre si cabe: Jacques Tati.

Eso sí, en esta ocasión Chomet no sorprende al espectador, pues usa las mismas cartas que ya dejó entrever en su anterior largometraje. 'El ilusionista' no es una película novedosa (menos habiendo visto la lacónica filmografía del director), ni mucho menos, cosa que puede apreciarse a lo largo de sus 72 minutos de metraje, dónde vuelve, sin apenas diálogos, a contarnos una historia melancólica, hermosa, triste.

La animación, en cierta manera una mezcla de elegancia y caricaturización, sigue siendo el pilar principal sobre el que se sustenta el cine del animador francés. Trazos delicados, sinuosos. Paisajes que dan una sensación de dejadez. Personajes grotescos, como la ex diva, ya entrada en años, que parece andar con los hombros o como los ridículos personajes que componen un grupo de rock. Chomet sigue exprimiendo su particular universo, en una historia que demuestra que los estilos de Tati y del propio director de este film son, a su manera, muy afines. Los protagonistas, dotados de ese halo de misterio de aquél parco en palabras, se relacionan mediante un lenguaje analítico, sugerente y sobretodo, dinámico. Porque lo que no se le puede negar al cine de Chomet es de que, a pesar de carecer casi por completo de diálogos, sus filmes no se hacen en absoluto aburridos: siempre está pasando algo, siempre hay algún detalle que merece ser observado.

No me olvido de la historia, aunque la dejo para el final, ya que, en las anteriores ocasiones en que entré en contacto con el trabajo de Chomet, apenas me fijé en sus historias. Me fijé en el modo que tenía de contarlas, en cómo evolucionaban sus personajes o si los momentos de clímax estaban conseguidos. La historia de 'El ilusionista' es también sencilla, una suerte de dualidad que, por un lado nos muestra el deterioro de aquellos espectáculos houdinieros en pos de la evolución y, por otro lado, sacándolo del concepto ilusión, personalizado en la muchachita ilusa que acompaña a nuestro protagonista y que vemos como, al final, creer es un acto terriblemente dificultoso.

Como apunte final, mención especial el homenaje, totalmente explícito, a Jacques Tati, tanto por los carteles de un cine de ‘Mi tío’, como por la propia película que se expone dentro de esos cines, dónde Chomet rescata, con imagen real, la emblemática y entrañable figura de monsieur Hulot (al que no tiene nada que envidiar el aspecto y los movimientos del protagonista). Dicho lo cual, si os gusta el cine de Tati y os gustó el anterior largometraje de Chomet, ‘El ilusionista’ no os defraudará en absoluto.
[Leer más +]
28 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Tierna y viva
Chomet consigue que el "espíritu" de Jacques Tati vuelva al cine aportando una música y una animación geniales a un guión del autor de "Mi tio". El tema viene a ser, como tantas veces en Tati, una mezcla melancólica, tierna y en ocasiones divertida, de vida misma.

Nos cuenta la historia del mago Tatischeff, hombre ya de cierta edad, que trabaja en un mundo donde cada vez se presta menos atención a los viejos espectáculos, sustituidos por la modernidad. Un mundo que está cambiando a pasos agigantados. Tatischeff trata de hacer lo que sabe, magia, aunque deba pluriemplearse para conseguirlo, aunque sea perfectamente consciente del poco éxito que tiene su, por otro lado, maravilloso espectáculo. El hilo conductor de la trama es una muchacha de pueblo que, maravillada por el mago después de que este haga una actuación, decide seguirle a la ciudad. Así, Tatischeff deberá cuidar de la niña, de la que por otro lado adora que todavía sea capaz de maravillarse con la magia... sin embargo, esta pronto se verá tambien atraida por la modernidad...

Tierna y sin caer en ningún momento en sensiblerías empalagosas, está sustentada por un dibujo extremadamente dinámico y muy apropiado, muy bien hecho, que por sí solo merecería una gran nota. Una historia de magos, trapecistas, ventrílocuos, ilusión, modernidad, pobreza, aceptación y ¿por qué no? una media sonrisa en la cara por feas que nos resulten las cosas.
[Leer más +]
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
gran dibujo pero mala narración
Un dibujo sorprendente y tremendamente hermoso, una música magistral y una escenografía muy poética. Con estos argumentos, es muy difícil no caer en la tentación de ver esta película, el problema que tiene, a mi juicio, es que la cinta se recrea tanto en buscar la emoción visual sin hacer uso de diálogos que termina por convertirse en un plomo, sin ritmo, y que aburre. La creación de los personajes es muy buena, ya que se define de una manera bastante impactante la dura vida del artista circense, pero la ausencia de interacción entre ellos hace que todo se quede en algo interesante pero que no transmite tanto como debería, sobre todo por el potencial que tiene el guión. Destacaría por encima de todo la postproducción de sonido, muy a la altura de grandes superproducciones repletas de efectos especiales.
[Leer más +]
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El desilusionista
O no entendí la película... o no había nada que entender. Si el problema fue que no la entendí, y eso parece debido a la gran aceptación de la crítica en general, "El ilusionista" es una gran metáfora; un conjunto de bellos dibujos con un mensaje profundo detrás: esfuerzo, sacrificio, ilusión... Pero si por el contrario, "El ilusionista"es lo que yo logré ver, estamos ante una exposición de bellos dibujos pero con poco más detrás, con un mensaje confuso, una historia inconexa, con personajes de adorno y diálogos incompletos. Un conjunto de escenas bonitas pero aisladas que no llegan a sumar una película. Aunque la combinación entre la magnífica banda sonora y esos dibujos artesanos y diferentes provocarán en el espectador algunos momentos de verdadera ilusión.

Lo mejor: los dibujos y la banda sonora.
Lo peor: una historia inconexa y unos diálogos incompletos (incluso absurdos en algunos momentos).
[Leer más +]
20 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
decepcionante
Después de leer muchas críticas que la elevan a la categoría de obra de arte me he llevado una decepción enorme, si bien en el apartado técnico está a la altura de cualquier producción americana o japonesa la historia no funciona, es demasiado lenta y aburrida, no hace ninguna gracia -y eso que han clavado a Jacques Tatí-
[Leer más +]
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La verdadera historia de L'illusionniste
(Entre en la historia)

1942. Lido, París. Entre lentejuelas y mucho maquillaje blanco, una austriaca a la fuga del régimen germano presenta al mimo y cómico más prometedor de la sociedad parisina víctima de la ocupación, Jacques Tatischeff. Él sale al escenario y hace reír, ella se ríe y engalana. Tras la función, ambos comparten miradas, él la abraza y en cuestión de pocas horas ella encuentra un romance con aquel larguirucho personaje, ambos oportunistas, ambos deseosos de la realización profesional. Pero la naturaleza interrumpe sus caminos. Ella queda embarazada y comprende que debe afrontar. Él, temeroso, es aconsejado a abandonarlas. Helga nacería sin apellido paterno.

1949. France. Helga, sola en un colegio internado, sin su madre escondida en el norte del África, es llevada a una función de Les Vacances de Monsieur Hulot y ve a su padre, del cual no le habían ocultado la identidad, por primera vez en la pantalla grande. Se queda maravillada. Deciden hacer un acercamiento con el todavía novel director, pero los esfuerzos son en vano. Los rumores de la hija de Tati no lo intimidan y él, quien se había desecho legalmente de cualquier responsabilidad cinco año atrás, le cierra las puertas a un reconocimiento.

1958. Helga había regresado a Marruecos, solo para que las cosas se pusieran peores. Su madre había regresado a Viena luego de la Independencia, y también en el país de africano se olía descolonización. Sin el reconocimiento de un padre francés, la niña no podía tener esos papeles. Tampoco el austriaco por cuestiones de la reconstrucción. Su historia y el misterio de su verdadero padre, para su suerte, la llevó de regreso a Francia, como au pair, a los dieciseís años, y con el estreno de Mon Oncle su presencia en la capital creó una controversia en los medios: ¿era la hija abandonada del gran director, tan bondadoso y aleccionador con los niños? Su voz nunca se llegó a escuchar, calló por temor al rechazo, la callaron por temor a la desvaloración del gran hombre del cine cómico en el país. Nuevamente Tati dijo desconocerla.

1982. La muerte del gran director dejó un vacío irremplazable en el cine francés. Hacía esta década, Helga contrajo matrimonio con un joven empresario británico que la llevó a vivir cerca al país de las gaitas y el kilt. Siguió los caminos del entretenimiento de sus padres y se dedicó a las danzas y el teatro. Cuando pidió el apellido de su padre para poder por fin legalizar su situación en algún país, en este caso con la nacionalidad británica, finalmente el francés, ya retirado, quebró su posición y dio a los rumores un final positivo: Helga Tatischeff Schiel.

(Abajo, la elaboración del guión original y el giro con la película)
[Leer más +]
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
De cómo la ficción supera a la realidad
Claro que no es lo mismo para alguien que ve películas de animación japonesa o estadounidense. Pero si tuvieron la oportunidad de ver "Les Triplettes de Belleville" y sufrieron/gozaron de la intensa trama, en esta película el regocijo está otorgado por un excelente nivel de dibujo, que retrata de forma exacta las calles, las gentes y el sentir de Edimburgh en los sesentas. Allí es donde llega después de un periplo este ilusionista, empeñado en hacer magia de la verdadera. A mí básicamente me parece una hermosa película por el propósito, por el recuerdo al actor callejero, al artista circense, al ventrílocuo... décadas en que el dolor de la guerra hacía obligatorios estos números de cabaret. Pero además me parece una hermosa película porque está hecha retratando Francia y Escocia, porque es un homenaje (a Jacques Tati, del guión original) y porque nos recuerda la inocencia, el espíritu libre, el preocuparse por el otro.
En resumen, una película sencilla, muy recomendable y muy bien lograda.
[Leer más +]
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Interesante y bonita pero...
Muy bonita visualmente y ciertamente interesante me ha resultado este homenaje a Tatí. El problema es que no se aleja del homenaje. Está más que claro que el mago es el propio Tatí con su pantalón que deja ver los calcetines haciendo de "Mi tío" una vez más, pero... aunque la remembranza está bastante lograda en cuanto a gestos y actitudes no trasciende mucho más del mero hecho formal. Es decir, este personaje animado nos recuerda a Tatí pero más bien su cáscara, su presencia física. Me pregunto cómo habrá visto esta película alguien que no vio jamás al artista (puntualmente en "Mi tío"). Personalmente no pude ver esta propuesta animada sin imaginarme constantemente al Tatí de carne y hueso, en como lo habría hecho, cuales habrían sido sus gestos, etc. Al personaje animado entonces le añadí lo que mi imaginación reclamaba y sí, formalmente algo se le parece y no está mal. ¿Pero y si no supiera nada de nada? Creo que han hecho un interesante trabajo, bellísimo pero el mayor problema es que incurrieron en la fantasía de "resucitar a Tatí" con este personaje que se le parece bastante "físicamente". Lo más atractivo es entonces nuestra nostalgia, nuestro recuerdo de otras películas. No está mal, pero creo que la película carece de autonomía, es decir, fuera de la imitación qué nos queda? Las actuaciones de los personajes animados decididamente no son tan buenas como los personajes de carne y hueso lo hicieran en su día en las verdaderas películas de Tatí. Parece que fueran rotoscopia, o en todo caso es evidente que hubo referencia humana y sí los movimientos son creíbles y fluidos pero... FALTA ACTUACIÓN. Buen intento pero como película de animación el medio está algo desaprovechado en pos de cierto realismo que la hace estática y como película de Jacques Tatí le falta mucho de esa "escencia invisible" de sutileza que animaba sus filmes.
[Leer más +]
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Hermosa película
Es lo único que se me viene a la cabeza. Junto con la estética animada más exquisita de la actualidad, con un ritmo suave y delicado, Chomet ha hecho una de las mejores películas del año. Es sin lugar a dudas hermosa.

No puedo hacer una crítica, por que creo que no tiene sentido, o no podría hacerlo justa. Deben verla. Yo lo recomiendo, al menos.

A las que no le gustaron las Trillizas, deben saber que esta tiene el mismo tono, pero su nivel es mucho menos trascendente que esta, que alcanza cuotas insospechadas. Repito, hermosa.
[Leer más +]
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sutil dramedia al margen de las modas
Antes de empezar quisiera decir que no conecto del todo con el cine de Sylvain Chomet. Aunque tiene aspectos que me gustan ni el estilo gráfico utilizado- deudor de una época de Disney, los años sesenta, que no es mi favorita- ni el humor ni el drama de sus dos filmes me llegan o me entusiasman totalmente.

En segundo lugar creo que o bien es necesario saber mucho sobre la vida de Tati o el homenaje que brinda a su persona y su obra con este filme no parece del todo imbuído de su espíritu.

Dicho esto, El ilusionista me pareció una buena película. Pasa de las modas y las concesiones. Es un filme de animación que ante todo es un filme. Claramente dirigido a adultos, a pesar de que en general no tenga nada que no puedan ver los niños. Lejos del histrionismo, del ritmo alocado o de las bromas para todos los targets de las cintas americanas. A su ritmo, que tampoco resulta tan aburrido.

Cierto que el humor es sutil y que en general es menos gracioso y frecuentemente no tan ingenioso como el de los filmes de Tati, pero tampoco me parece que sea tan simple como algún otro comentario señala. Cierto que el drama no acaba de llenar porque parezca que no se acaba de profundizar en los personajes.

Pero que alguien haga hoy una película de animación en dos dimensiones casi muda y logre contar una historia y que algún pequeño momento destile cierta poesía ya es un gran logro. Estoy de acuerdo en que la conclusión del filme no es esperanzadora ni apropiada si se toma como moraleja, pero no creo que lo sea. No se quiere transmitir el mensaje de que eso es lo adecuado, sino el de que los cómicos y los magos del pasado no tienen lugar en la vida actual. En ese sentido creo que la historia principal hubiera sido suficiente. Para remarcarlo se recurre a tragedias secundarias un poco lúgubres que posiblemente no se hubieran visto en un filme de Tati. Pero bueno, tampoco es algo tan raro. También Chaplin o Jerry Lewis acercaron su comicidad hacia la tragedia en alguna ocasión.

Dentro del estilo que he mencionado antes, y que no es mi favorito (prefiero el Disney de los cuarenta y cincuenta, de lejos), la animación es absolutamente intachable y el perfecto acabado manual me impresiona más que el de cualquier cinta animada por ordenador (aunque haya algún plano en el que se ayuden claramente de esta herramienta).

Para mi es exagerado hablar de obra maestra, pero su tono me parece más coherente que el de Bienvenidos a Belleville. Aquella contenía ramalazos de comedia loca hilarantes insertados en un conjunto irregular, en el que las piezas del puzzle tenían poco que ver entre sí. Algunas escenas me gustaron más que todo El ilusionista, pero en su totalidad me convence más su nuevo filme.

Recomendable si queremos que la animación deje de considerarse un género. Espero que alguien de el siguiente paso y haga un filme animado que, además de ser adulto, guste a una cierta mayoría, sin tener que ser por ello descaradamente comercial.
[Leer más +]
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Belleza y magia.
Ganarse la vida creando ilusiones puede ser descorazonador, más aún en los tiempos que corren. Pero los que juegan a intentarlo corren el riesgo de ilusionarnos, y Chomet lo consigue con esta delicia.

En su corta carrera como director, nos deslumbra con unas formas que resultan antiguas. La actualidad a la que se somete el cine constantemente borra ciertas características que podrían permanecer por más tiempo o, al menos, podríamos disfrutarlas con mayor intensidad. Por ello que me duele cuando traen a colación el nombre de Miyakazi como referencia absoluta de la magnificencia animada. No tenía nada en contra de los estereotipos que nos llegan de oriente, aunque considere que se sobrevaloran sobremanera. Pero cuando se producen cosas mejores y lo único que los críticos llegan a balbucear es una comparación con sus mediáticas referencias, me doy cinco segundos para respirar, maldigo en sánscrito y hebreo (o eso creo) y me lanzo a escribir para defender la belleza del antiguo y ahora decrépito continente.

Los detalles que en Europa hemos (o han) sido capaces de crear y alimentar, de manifestar y mantener, son entendidos por todo ser humano en este planeta, pero desde el epicentro del arte tardamos en aceptar y disfrutar de las maravillas del hogar, en ocasiones, por supuesto. Y digo esto porque desde Francia, país vecino donde podríamos recabar innumerables ejemplos de creaciones artísticas, nos llegan títulos aparentemente corrientes que desbordan la gran mayoría de la industria cinematográfica, pero que por alguna extraña razón obviamos y no queremos premiar ni publicitar. Bueno, pues sigan otorgando galardones a los nipones mientras hagan lo mismo una y otra vez, pero no dejen de ver las maravillosas escenas de Chomet.

Lo que sucede en esta película es el trajín de la vida ambulante que mantiene un ilusionista, actuando allí donde le pagan y sobreviviendo sin raíces que poder estabilizar. Haciendo lo que mejor sabe hacer, lo único tal vez, se gana la vida produciendo sueños en aquellos que le observan, aunque sean pocos, muy pocos.
Una jovencita decide embarcarse con él en su permanente viaje y él trata de no defraudarla y procurarle los mejores caprichos. Atendida como una modesta princesa, ella vive sus mejores momentos junto a él. Pero cada uno ha de seguir su camino y el esfuerzo por no romper los sueños resulta agotador. Los recursos escasean y uno no puede creerse sus propios trucos si quiere seguir vivo.

Lo que mejor hace Chomet es mostrarnos unas imágenes de sublime belleza. La lluvia en un país como Escocia, retratado con una fidelidad que transporta. Interiores con aroma hogareño. Luces que van y vienen. Delicadeza y resignación en los personajes. Tabernas de obreros donde la atmósfera es palpable. Detalles y más detalles inundan cada plano para no descuidar la sensación de realismo. Hay pocos personajes, aunque muchos caracteres, y ellos no están igual de definidos en textura, sino en sus acciones. Y muchos de los segundos aparecen graciosos, descarados, vivos.

En un segundo plano, y me refiero al cronológico, nos damos cuenta de que la relación entre el ilusionista y la jovencita no se distingue mucho de la de un tío y su sobrina. Y es que la sombra de Jacques Tati se desvela con el paso de los minutos. El guión es adaptado, pero no pierde esa esencia francesa de la paciencia, de la acción pausada por los sentimientos encontrados. Ese drama francés y, ¿por qué no? europeo también que no depende de los diálogos en exclusiva y se sirve de una complicidad con la audiencia. Todo queda clarísimo, sin ambigüedades quiero decir, en todo momento, y todo acontece como podríamos imaginar por el peso de la vida cotidiana que tenemos por maestra. Pero cada momento se vive con placer por la dolorosa sensación del tiempo que corre. Por saber que ciertas cosas han de romperse, o deben suceder así para que funcionen, aunque duela.

Un guión bien intencionado que produce amor y sensibilidad. Que nos acaricia, nos arropa y abraza durante unos segundos para apreciar su aliento y sentirnos seguros por una vez en esta modernidad veloz y devaluada. Es un pequeño viaje a ese momento en el que nada malo puede ocurrir, más que vivir. Donde, aun tropezando con malas personas, nada puede corrompernos. Me acuerdo muy bien de esa estrofa en la canción: "La tristeza aquí no tiene lugar, cuando lo triste es vivir".

Finalmente, llega al clímax con el recuerdo de Tati en un cine urbano al que entra por equivocación nuestro protagonista, algo le hace recapacitar y se desarrolla la acción más bonita con apenas 4 palabras. Las nombro más adelante para no ejercitar ese desagradable spoiler que tantos emulan.
Y las imágenes también crecen, cuando parecía imposible. Podría recomendar esta película sólo por la secuencia de la ciudad a vista de pájaro a pocos minutos del final. Preciosa.

Desde aquí lanzo la invitación para endulzarse y amargarse junto a esta preciosidad, esta deliciosa y breve película de animación. El camino no termina, y seguimos en pie.

Cierro con una estrofa de otra canción que me viene a la memoria: "Que no sea todo mentira, o en su defecto no lo parezca".
[Leer más +]
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Risas y lágrimas fáciles: una ilusión desperdiciada por Chomet.
L'illusionniste es una cinta por la que fácilmente el espectador se puede dejar engatusar. Una sensual y refinada primera mirada hace que ésta se introduzca en lo más profundo del público y llegue a sus corazones a través de su elaborada imagen. Es cierto que las ilustraciones de la película reflejan perfectamente el gran trabajo que ha supuesto realizar el film, y desde luego, cumplen las expectativas. Una imagen embaucadora, melancólica y con una pizca de vintage es la responsable del éxito de esta película, y es que L'illusionniste es una historia dramática y bonita, que obviamente acompañada por tal imagen resulta una combinación perfecta, porque por muy dramático que sea el cuento, si va acompañado de unas bonitas ilustraciones, mejor.

Ciertamente, la ilustración es la clave pues la película sin ésta no sería nada. Esta historia se sitúa entre un cuento para niños y un cuento para adultos, tal como está narrada. Se queda a mitad de camino y lo malo de esto es la dificultad para encajar con un público, pues al final a ambos, tanto a niños como a adultos, se sienten un poco desplazados al ver la película y esto se puede traducir en la perdida de cierta atención e interés, así como su minusvaloración. Desde el comienzo de la película, quería saber más y más, hasta cierto punto en el que lo único que deseaba es que acabase.

Esto último podría ser meramente descriptivo como un adjetivo más de la película. No obstante, mi negativa viene de la mano del sentimentalismo de la película, en detrimento de su intención artística. Una película para ser excelente tiene que tener muy en cuenta los elementos artísticos de los que se sirve la cinematografía; jugar con ellos, experimentar y crear una sensación artística de conjunto, una intención del autor para expresar algo más allá de lo que los diálogos nos cuentan. Puede ocurrir que en la búsqueda de este mensaje, el autor confunda la expresión de uno o varios sentimientos u emociones con el uso de los sentimientos para apelar directamente a la sensibilidad del público. Esto es, en otras palabras, buscar sentimientos fáciles, muy evidentes, que se filtran sin dificultad en las entrañas del espectador, es entonces cuando en ese momento de debilidad por una sobredosis sentimental, la historia ataca al espectador y éste rendido ante tal drama, no le queda otra que dejarse llevar. Para el público común puede resultar muy difícil diferenciar entre lo que es la intención artística de una película y el excesivo uso de lo sentimental. En mi opinión esto es lo que hace L'illusionniste, a través de una triste historia se abre paso en el espectador y llega al corazón de éste utilizando como herramientas un conjunto nostálgico formado por la banda sonora y la imagen. Es por esto que L'illusionniste a primeras tiene tan buenas críticas, pues es un drama muy melancólico, sensible y nostálgico condimentado con cierta influencia vintage, siempre muy resultona. Sin embargo, el análisis crítico tras varios visionados de la película, una vez que el corazón ya es inmune a esta historia, nos conducirá a la conclusión de que no es una película excelente, sino que es una película bonita y refinada. Chomet ha dado con una formula muy taquillera, lo que resulta muy difícil para la industria cinematográfica europea, pero más allá de esto, se queda en una película cuya intención artística es reducida al trazo de unas ilustraciones muy elegantes, pero que nada tienen que ver con el proceso de creación del cine, es decir, es un mérito artístico por separado como pieza pictórica.

En menos palabras, la apelación continua a la lágrima o risa del espectador más la dificultad para encajar con un público objetivo son los ejes de mi crítica. Por otro lado, he de alabar a los estudios que han realizado las ilustraciones, pues han hecho de esta historia un éxito. Asimismo, se ha de reconocer ante Chomet que ha sabido dirigir esta pieza para formar un excepcional conjunto nostálgico ante el cual, incluso yo, caí rendido. Este conjunto está formado con la ya alabada imagen, así como con la banda sonora, formada por melodías de antaño, que recuerdan los tiempos más elegantes de esa Europa industrial. Por esto, L'illusionniste podría haber optado a más, pero se quedó a mitad de camino. Personalmente me quito el sombreo ante el mensaje que Chomet intenta trasladarnos sobre la pérdida de la ilusión unida al proceso de madurez, y lo hace precisamente creando una gran ilusión cuasi muda, esta película con un poco menos de azúcar podría haber sido grandiosa. Achaco este exceso de azúcar a la falta de definición del público al que dirige la película, pues parece ser que ese extra de dulce se añade con la intención de degustar igualmente al público más infantil. No obstante, esto lo dejo en el aire pues es algo que no sé. Por eso invito a Chomet a que deje un poco de lado la búsqueda de lágrimas y risas, y se concentre en la fuerza de la ilusión que tiene el cine para crear inolvidables cuentos.
[Leer más +]
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Adios, Tati
Sentido y hermoso homenaje a Tati, firmado por Sylvain Chomet, quien ya nos había deleitado hace unos años con la nominada al oscar como mejor película extranjera: "Bienvenidos a Belleville" (2003). Utilizando un guión del propio Tati y una preciosa animación carente de técnicas digitales, Chomet construye un poema animado lleno de dulzura pero también matizado con un constante velo crepuscular, donde nos refleja los últimos retazos de una época en decadencia, cuyos artistas ya no tienen sentido ni espacio y obligatoriamente han de dejar paso a una nueva generación que, en lógica contraposición, salta a la palestra con carencias en respeto y sobrantes energéticas bien diferentes a lo que la precede.

Ante todo bella, con una banda sonora cargada de sensibilidad que encaja perfecta en el traje para el que ha sido diseñada, perdono con facilidad sus defectos de ritmo y agradezco con creces, poder disfrutar de su tristeza de forma tan encantadora.

Ya se hacen pocas así.
[Leer más +]
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
El ilusionista sin ilusión
Uno de esos casos que la crítica pone por las nubes una producción que a mí, aficionado al cine y crítico por entretenimiento, no consigue llegarme por ninguna de sus partes. Supongo que es lo que tiene no ser un crítico especializado.
Cuenta la historia de un viejo mago que trata de no defraudar a una niña convencida de que sus trucos de magia son reales. Segunda película del director de Bienvenidos a Belleville, basada en un guion de Jacques Tati que nunca fue producido.
La película no deja de ser un pequeño gran homenaje a un gran director de cine y presenta un relato, en apariencia, cautivador y entrañable, a partir de un relato romántico donde la magia se da un golpe con el muro de la realidad.
Cuenta con unos gráficos notables y una banda sonora con la que se sigue con facilidad las diversas situaciones por las que pasan los protagonistas. Un mago entregado a una joven caprichosa a la que intenta contentar haciendo todo lo que está en su mano. La película se pasea por las calles y muestra la realidad de la vida diaria, donde no hay espacio para la magia. Todo está muy visto y pocas cosas sorprenden en la gran ciudad, sólo en pequeños pueblos el mago logra arrebatar el brillo en los ojos de su público.
Es un relato romántico que trasmite con claridad su mensaje, pero que no ha conseguido hacer una cosa que considero importante, no consigue entretener al espectador, haciendo que la corta duración de la película resulte eterna. Puede que la falta de diálogos y el ritmo parsimonioso hayan hecho que no valore positivamente este relato de no magia. Se aprecian ciertos guiños al cine de Jacques Tati, pero no llegan a ser memorables.
La película se pasea por la comedia dramática, dejando espacio para el humor en situaciones dramáticas, pero no llega a emocionar verdaderamente. A mí, personalmente, no me ha llegado. Me ha resultado tediosa y pretenciosa.
[Leer más +]
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sin más: la película animada del 2011
El ilusionista es una elegía casi muda, una cinta súmamente tierna, rica en gestos y matices; el devenir errante e indeciso de unos seres perdidos, a su manera marginales, en unas ciudades extrañas. Ello se suma a otra película de interés: el filmar de lo que se respira entre bambalinas y una reflexión de cómo la sociedad industrial de las grandes urbes fue cambiando a mitades del S. XX, tras las dos grandes guerras, sus gustos en pos de música rock (ergo 'el fenómeno fan') u otros divertimentos (esas televisiones que se ven en todos los escaparates de la ciudad).

Con la figura del mago entrado en años, Chomet reivindica lo antiguo, que no anacrónico, y brinda una pieza de arte que se nutre del propio Tati (referencia directísima a la colosal Mi tío) y del estilo personalísimo del propio director. El ilusionista es una historia íntima, muy personal, un auténtico prodigio aderezado con gotas de comedia ligera y drama existencial. No cuesta demasiado entender la batalla que se fragua dentro de ese ilusionista de expresión lacónica, siempre callado, confundido por el idioma y aturdido por los tiempos modernos. Humanidad y austeridad bien coreografiadas, aunque, como reza la nota final, 'los magos no existan'. Apunta a clásico.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
[Leer más +]
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El Ilusionista, ilusiona.
EL CULTURETA DE CEJA ALZADA:
¿Te gustó?

LA NOVIA DE AMÉRICA:
Con un concreto mas no por eso escueto: SI.

NOVIA: Definitivamente sí.
Empezando por todo el arte de la película El Ilusionista (L'illusionniste), ilusiona.

CULTURETA:
Qué bien traído.
Pues a mí, siendo escueto: sí. Dejándolo de ser: sí, mucho.
Estoy de acuerdo contigo, el arte es precioso.

NOVIA:
Particularmente a mí me atrapó el color elegido para la película. Lleva de la mano al espectador al imaginario de la vida decadente del personaje. Empaticé inmediatamente con él.
Y la intro es simplemente envolvente.

CULTURETA:
Sin duda. La atmósfera es envolvente.
Justifica completamente el uso de la animación para crear espacios imposibles, pero de un modo sobrio y realista

NOVIA:
Acompañada de manera muy precisa de la música.

CULTURETA:
Sí. Es un viaje por la decadencia de la Europa más fantástica. Me parece un contrapunto hermoso.

NOVIA: Sin lugar a dudas. Debo decir que no esperaba que la trama terminara siendo esta relación parental que adopta con la niña desconocida y que se abordase la magia desde el punto de vista del imaginario que todo es posible a través de ella. Para luego golpearse con la realidad de que, la magia no existe por sí misma.... sin embargo los magos sí.

CULTURETA:
Creo que es importante que no busca el dogmatismo. La dirección de Sylvian Chomet me ha parecido acertadísima. Los sentimientos se producen desde la empatía y no desde los sentimentalismos. Las cosas suceden sin más intención que entender precisamente eso, que la magia no existe. No te dice qué debes sentir, cómo debes sentir. No te pretende educar, ni llevar a la moraleja.
Se agradece.

NOVIA:
Se agradece que te dejen transcurrir en las imágenes, en los sonidos, en la historia... en trabajos como este es un deleite dejarse llevar.

CULTURETA:
Sí, hasta el punto de olvidar que debes estar atento para luego escribir la crítica.

NOVIA:
Cierto, no tomamos un solo apunte.

CULTURETA:
Haciendo memoria, recuerdo que los tiempos me parecieron adecuadísimos. El tiempo es lento, pero de otra manera no se disfrutaría de la riqueza escénica y artística de cada fotograma. De hecho, no diría lento, sino pausado.

NOVIA:
A mí me encantó el contrate de personajes y escenarios, sobre todo la Escocia de lagos y montañas perdidas.

CULTURETA:
Los prados y el cielo gris.
Las animaciones eran increíbles, casi olías a tierra mojada. Es decir, no eran increíbles por su similitud con la realidad, sino por su potencial evocador

NOVIA:
Exacto. Considero que es una película para saborear sin predisposiciones y si las tienes, ella misma te desarma al instante. Recomendable a ojo cerrado. Y seguro la contaré entre mis películas de animación preferidas


Crítica completa en "La Novia de América y El Cultureta de Ceja Alzada"
[Leer más +]
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Ternura i detallismo
Ternura i detallismo, son las dos principales cualidades de El Ilusionista, ternura por la forma de narrar la sencilla pero entrañable historia de Tatischeff i Alice, detallismo en el dibujo, cada plano es una delicia visual, los pintorescos personajes, los paisajes, las ciudades, las calles, uno a veces no sabe donde mirar en la pantalla y tiene la sensación de que a cada cambio de imagen se ha perdido algo. La historia en si sería desgarradoramente nostálgica si no fuera por las divertidas caracterizaciones (no solo de los personajes principales, sino más incluso de los secundarios o simples extras animados) y los gags al estilo Jaques Tatí, algo lógico si tenemos en cuanta que el guión lo escribió él (con guiño incluido de la película Mi Tío).
La película esta ambientada básicamente en escocia, en un pequeño pueblo primero, y en la bonita ciudad de Edimburgo después, la recreación de dichos ambientes en los años cincuenta es una auténtica maravilla, dando una impresión poética y melancólica de los mismos, acorde con las vivencias de los personajes.
[Leer más +]
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas