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22 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Agradable sorpresa
Hay películas que entran poco a poco, sin previo aviso, como esos bombones que cuando se deshacen en tu boca explotan en licor cuando menos te lo esperas. Así es este film costumbrista y rural francés. La historia es bastante sencilla. Un médico rural, conocedor de todos sus pacientes y muy capaz de afrontar sus males, es diagnosticado de un cáncer cerebral. No querrá ayuda para su trabajo, pero llegará una doctora algo más joven que él para ayudarle a su pesar, enviada por un antiguo compañero de facultad. Estupendos, por cierto, ambos protagonistas tanto François Cluzet como la adorable Marianne Denicourt en su papel de enfermera venida a médico.

El film trascurre como quien no quiere la cosa. Con escenas en la consulta, en las granjas, en el coche, en los domicilios y en el hospital. Se hace una crítica nada velada a la actual excesiva hospitalización y al alargamiento innecesario de la vida por medios terapéuticos que pueden parecernos bastantes crueles; lo que teniendo en cuenta que el director es realmente alguien que se gana la vida como médico de familia y que de vez en cuando se pone a dirigir un film, no deja de ser entre curioso y muy relevador, creo yo. En definitiva, una más que buena película en este verano de sequía cinematográfica pertinaz; está claro que el cine galo está en racha y ya hace un tiempo.
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Demasiadas historias por contar
El cine francés parece que está atravesando uno de sus mejores momentos en la escena internacional. Además con películas sin grandes presupuestos y con esas cosas que, aún puedan ser excepcionales, nos parecen de andar por casa. Así es “Un doctor en la campiña”, dirigida por Thomas Lilti, un médico francés que debutó en el cine con “Hipócrates” (2014), donde ya abordaba las experiencias de su profesión, con un buen recibimiento por parte de la crítica y ahora, en su segunda entrega, nos cuenta la vida de un médico rural.

Porque, Un doctor en la campiña, trata básicamente de eso, de los avatares diarios de Jean-Pierre, un médico que atiende todas las necesidades más vitales, más allá incluso de las meramente sanitarias, de sus pacientes de la comarca. La película hace un vasto recorrido por lo divino y lo humano, por las alegrías y las penas, por la vida en definitiva de las personas que cohabitan en el amplio espacio de la campiña francesa. Lilti nos habla también de la fe, de la risa, de la soledad, de la enfermedad e incluso de la corrupción política. Demasiados temas a la vez sin profundizar en ninguno de ellos lo que hace que la película se quede a medias y tenga cierto exceso de recorrido.

Pero, en definitiva, ésta historia de médicos y sentimientos, se deja querer. Bien edulcorada con una hermosa fotografía, una enriquecedora partitura y el buen manejo de la pareja protagonista, Marianne Denicourt y François Cluzet –el desinhibido millonario parapléjico de “Intocable”, acaban dejando un buen sabor de boca aunque solo pretenda ser eso un escaparate de la realidad social de la campiña francesa.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La importancia de ser médico rural
La vida laboral, el estrés, Internet, las redes sociales, todo esto nos arrastra a una vida a toda velocidad donde no nos paramos a escuchar, a mirar, a atender a los que tenemos alrededor, vidas que tienden a acumular cosas materiales, hay que tener de todo y lo último, en vez de llenarlas de verdadera sustancia como son las relaciones. Por todo esto es de agradecer descubrir en la gran pantalla una pequeña y pausada película localizada en la campiña francesa que hace devolver la esperanza en la raza humana.

Jean Pierre, un querido y predispuesto médico de una región rural de Francia, cada vez se le acumula más el trabajo. Cuando se le diagnostica un tumor cerebral, un colega suyo de la ciudad le recomienda una doctora de su confianza para que le eche una mano y pueda descansar mientras se trata la enfermedad.

Al principio al testarudo doctor no le convence la idea de que le pretendan reemplazar, pero poco a poco irá descubriendo en su compañera la misma pasión que siente él por la profesión y por la gente que trata.

Una amable y profundamente humanista película donde el director Thomas Lilti, médico de profesión, reivindica ciertos valores que parecen ir perdiéndose con el avance voraz de las tecnologías y ler médico rurala fuga de la gente a las ciudades, como pueden ser el diálogo con el paciente, la implicación y responsabilidad de los profesionales, la vocación y por encima de todo el respeto, tanto a la vida como a la muerte digna ajenas.

Otro gran acierto es la elección de la pareja protagonista, los franceses François Cluzet y Marianne Dennicourt derrochan naturalidad y sinceridad a raudales haciendo encajar perfectamente sus personajes en la historia.

Una de esas escondidas y sorprendentes películas que de vez en cuando se cuela en nuestra cartelera, dejándonos un agradable sabor y un poso de esperanza que nunca viene mal en estos caóticos días.

http://sudandocine.blogspot.com.es/
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
MÉDICO RURAL.
Yo he conocido a varios médicos rurales comprometidos con su trabajo, cómo el de la película qué vi ayer. Creo qué son gente qué aparte de sanar las dolencias de sus vecinos, se involucran mucho en la dinámica del Pueblo. A mi me ha parecido una película entretenida y qué aunque no es de un guión excelso, los minutos en la sala se pasan rápido. A François Cluzet ya le conocía de "Intocable", su actuación me pareció mejor, y en ésta película quizás le falte un poco más vigor en su papel. A Marianne Denicourt no la conocía. Me parece una actriz qué hace bien su papel, sin llegar a deslumbrar. Quién viva en un pueblo, seguro qué verá en éste médico al de su población. Creo qué es un film digno y qué se deja ver. Me parece una buena película, aunque cómo ya sabemos en ésto del cine hay gustos muy distintos, y seguro que algunos no queden contentos al verla.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
UN DOCTOR EN LA CAMPIÑA:NATURAL Y VERDADERA
Thomas Lilti (Hipócrates) dirige y firma el guión de este film. Jean Pierre Werner (Francois Cluzet) es un médico rural totalmente vocacional. Le diagnostican una enfermedad grave que exige un tratamiento por lo que deberá acoger en su "espacio" a otro médico, Natalie Delezia (Marianne Denicourt) para que le ayude con sus pacientes. El hecho de que Lilti sea médico explica lo realista y lo verdadera que resulta esta historia hasta en sus detalles más nimios. Este director tiene sensibilidad y sabe contar historias con mucha sencillez y humanidad y hacer reflexiones sobre temas que no son tocados a menudo. Los personajes centrales del film son los dos médicos, muy bien interpretados por Denicourt y Cluzet. Contar con este último es un privilegio, un actor carismático y versátil capaz de conmover o divertir según sea necesario ("Pequeñas mentiras sin importancia" , "Intocable"), en este caso tiene a Marianne Denicourt de compañera con la que hace un tándem perfecto. El director forja con inteligencia la relación profesional y personal que hay entre ambos personajes. Aunque puede parecer secundario, hay un tercer personaje, un anciano muy enfermo en el que Werner se proyecta y que ayuda a transmitir cómo se siente ante su enfermedad y acabar de definir el personaje del protagonista.No hay nada estereotipado ni cliché en la película, todas las interrelaciones y las reacciones de los personajes son naturales. El casting de cada uno de los vecinos del pueblo desde su aspecto físico, su vestuario etc, así como los escenarios donde se sitúa la acción (la consulta dentro de la casa del médico, etc.), son creíbles y cálidos. Lilti rueda de forma delicada y sincera, son especialmente bonitas las secuencias del Festival Country que sucede en el pueblo, o el pequeño beso que el medico da a su madre.
Una sólida y justa reivindicación del médico rural, una figura que el director retrata como alguien que pone cordura y tiene un punto de vista dentro de la comunidad más allá de su responsabilidad sanitaria concreta. (Valoración: 8 sobre 10).
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Toca
RESUMEN
Jean-Pierre Werner (François Cluzet) es más que un médico rural, cura cuerpos y almas, tranquiliza, entiende, escucha. Pero cuando le llega la enfermedad, su vida da un vuelco y entenderá lo que significa abrirse y compartir, sobre todo con la llegada de Nathalie, su nueva ayudante.

COMENTARIOS
Qué bonito es enfermar y ser atendido por un médico con la devoción y delicadez de Jean-Pierre Werner (François Cluzet). En realidad, todos los doctores y adjuntos que aparecen en la película son extremadamente cercanos y cálidos. Qué gustito. A partir de esta buena materia prima se forja una historia sencilla: un médico enfermo se ve obligado a aceptar la ayuda en su trabajo de una doctora Nathalie Delezia (Marianne Denicourt).
Las reticencias iniciales son comprensibles, humanas, para dar paso a una mayor compenetración.

No hay trama real más que las que crean los propios personajes tan reales y auténticos. Y después está la enfermedad, como otro gran protagonista. La enfermedad nos hace más humanos, este sería el mensaje. Werner lidia con la enfermedad (reparar los “defectos” naturaleza), pero el asunto cambia cuando él mismo se ve aquejado de lo que hasta ese momento ha visto y curado en los demás. Werner se ve proyectado en el anciano agonizante, de ahí, más la promesa que le ha hecho, que no permita su hospitalización.

Los médicos tocan en esta película. Tocan en los dos sentidos: con el tacto y con la emoción.
Los pacientes se sienten escuchados y los doctores se sienten valiosos en su labor. Una simbiosis perfecta. Y lo que tienen en común los dos grupos (pacientes y médicos): alejar la dolencia, por lo menos en la medida de lo posible, porque –ya se sabe– nadie es inmortal.

Lo único que llama la atención es que en este medio rural los animales (como parte de la naturaleza, como ser vivo que por lo tanto sufre también) tengan tan poca consideración. ¿Quién se quedará con el perro del anciano, fiel compañero?

Bonita, entretenida, sin pretensiones y con emoción, sin caer en sentimentalismos.
Cluzet y Denicourt, muy bien.

http://www.francescaprince.com/blog/
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El 11,5 del PIB...
...francés se destina a la sanidad. Por tanto una de cada diez películas debería dedicarse a estos temas; al menos eso parece pensar M. Lilti, quien después de "Hipócrates" -que no puede ver- nos obsequia con otra película dedicada a la medicina.

En la película hay, sobre todo, personajes. Pocos y hábiles trazos son suficientes para dibujar a médicos y pacientes. La pareja protagonista realiza interpretaciones realmente ajustadas y contenidas; Mme. Denicourt está especialmente bien.

Un poco más de amargor habría mejorado quizás el guiso, pero reconozcamos que Lilti tampoco se pasa con el azúcar.

En resumen, estimado filmaffinitista, te la recomiendo.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Un doctor
Cuando las luces se encienden y la pantalla del cine se apaga. Es el momento de revivir en la mente aquellas emociones que acabas de vivir. Pienso que una buena película es aquella que consigue mantener por siempre su recuerdo, obras que se conservan como una experiencia única e irrepetible. En otras ocasiones, cuando las luces se encienden, la película se difumina junto a la oscuridad, siendo difícil retenerla, terminando por ser archivada en el gran montón de películas olvidadas. Este es el tipo de películas que suelen rellenar la programación de los canales televisivos mediáticos, films que por lo general no recordaras ni siquiera su título, solo te quedara la sensación de “Deja vu” cuando intentes volver a verla.

Thomas Lilti presenta su segundo largometraje Un doctor en la campiña que cuenta con la interpretación de François Cluzet (que protagonizó Intocable en 2011) como actor principal. La película cuenta la historia de un doctor rural Jean-Pierre al que diagnostican cáncer. La medicina es una labor completamente vocacional, más si eres el único médico de un pequeño pueblo donde reinan las viejas costumbres. En este caso Jean-Pierre dedica toda su vida a su trabajo, hasta tal punto, que es incapaz de dejarlo y descansar a pesar de sus problemas de salud. Nathalie abandona la ciudad para ayudar al doctor en su trabajo, a pesar de las dificultades consigue ganarse la confianza del doctor, cambiando su forma de ver la medicina, un modo de trabajar muy distinto al que aprendió en la universidad.

Un homenaje a los médicos rurales, que desempeñan su trabajo con un alto grado de implicación con los pacientes. Una forma de trabajar muy distinta a la que se realiza en las ciudades donde todo es burocracia. Aquí la atención es más cercana y personal, convirtiendo el medico en una persona fundamental en el pueblo, que incluso en ocasiones llega a realizar labores que no se encuentran directamente relacionadas con la medicina. La obra recuerda a series como El doctor Mateo que también reflejaban la vida de estos médicos que dedican su vida a la salud de todo un pueblo. Una historia que puede ser interesante cabalgando entre el drama y la comedía, pero que no termina de aportar nada nuevo, más allá de una sesión entretenida donde acompañar al bueno de Jean-Pierre en su lucha constante contra la muerte, aunque al final siempre termine ganando ella.

Lejos de ser resultar aburrida, la película transcurre con ritmo entre las calles del pueblo. Pero poco más queda después de los 102 minutos de entretenimiento, que terminas olvidando al salir de la sala. La película no termina de calar, no consigue dejar huella entre tus recuerdos. La historia en sí, es correcta, pero no aporta nada más que una narración entretenida. Podríamos convertirla en una novela, sin que apreciáramos diferencia en la experiencia, porque la obra desaprovecha los recursos cinematográficos, algo a lo que nos tiene acostumbrado el cine más industrial o incluso aquellas obras destinadas ser visionadas un domingo por la tarde en la televisión. Ya que la sensación final cuando acaba la película, es que la pantalla del cine se le ha quedado grande. No consigue aprovechar el formato para hacer vivir al espectador una experiencia única, distinta a la que podría vivir leyendo en una novela o viendo la televisión.

Alejandro García @NoTodoEsUSA
http://www.cinemaldito.com/un-doctor-en-la-campina-thomas-lilti/
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11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Cúmulo de tópicos
No consigo explicarme ni la buena acogida de la crítica ni el éxito de público en Francia. Tampoco esta moda de importar todo el cine francés, que nada añade, que en nada mejora a lo patrio.

La película es mala y aburrida. Una colección de tópicos que, a estas alturas del siglo XXI, no sólo saben a manido, sino que resultan muy impostados cuando no absolutamente falsos. Un doctor en la campiña no entronca con el costumbrismo, tampoco con la comedia, ni cómica ni dramática, no es un romance, menos un retrato social... No es nada, solo un cúmulo de anécdotas sin gracia y mal contadas que rematan en un final apresurado y de risa.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un doctor en la campiña
Un doctor entregado en cuerpo y alma.

Es humana, tremendamente cándida, bonita, sentimental y, por encima de todo, humana; ese médico, los peores enfermos conocidos, que recorre kilómetros y kilómetros para visitar a sus pacientes, que se inmiscuye en sus vidas, que intenta solucionar sus problemas, que es uno de ellos; querido, solícito y demandado, que sufre con sus penas, que vive con sus alegrías, que lo da todo pues, “ser médico de campiña no se aprende”, es vocacional, instintivo, es renunciar a ser el primer en la lista y que lo sean los demás.
Silenciosa, calmada, emotiva, con tibio cinismo, como pincelada de ocasional humor entre su profundo drama, es un observar su día a día, afrontar su dilema, encarar la situación y evaluar las consecuencias; la testarudez de la negación, primer ofuscado paso de ese ciclo que debe atravesar, quiera o intente evitarlo; le seguirán la ira, la negociación y la depresión, para llegar a esa aceptación de luchar y que sea lo que venga, pues de ti depende sólo una parte; “la naturaleza es una barbarie..., tiene sus cosas horribles y hermosas”, y él ha visto de todo, en primera persona, ahora le toca otra perspectiva y el reto de dejar de ser un enfadado impertinente, por sentirse usurpado, y permitir la ayuda de su nueva ayudante.
Estupendo François Cluzet, sereno, franco, diligente, firme y plácido, con esa aireada química que comparte con Marianne Denicourt, su compañera de reparto; un retrato intimista y veraz de una profesión ensalzada y valorada con estima, en una cinta que habla a través de sus actos, esfuerzos y beneficios de ello; sacrificio, expuesto con admiración sentida, por un guión que se alimenta de la cercanía, de la colaboración, de la consideración y respeto por las personas enfermas y por los sanitarios encargados de su cuidado con devoción, voluntad y entrega.
El juramento hiprocrático, en su perfección y máxima forma, rodado por Thomas Lilti con suavidad, esmero, cariño y realzada tasación por lo que representa, pretendida revalorización de un oficio que no aburre ni desgana, a pesar de su repetitivo moverse; te envuelve con ese detalle y miramiento, con esa delicadeza e intuición, con esa preocupación y orgullo de aquellos que han elegido como labor, en sus vidas, servir, ayudar, aliviar el dolor y cumplir la promesa de respetar el deseo del afectado por dura, incomprensible y dolorosa que sea ésta.
Y, ¿cuándo le toca a él?, cuando cumpla con sus pacientes o las fuerzas le impidan seguir al mando, pues tan sabio es reconocer que uno vale, como retirarse a tiempo y ceder en sus pretensiones.
Se disfruta con paz, con sosiego, con el aprecio de observar y estar en silencio, extendida bonanza de una comunidad que permanece unida para ser más fuerte, sin más pretensión que juzgar con buenos ojos, sin más propósito que cumplir con quienes están a su cargo, sin otro testimonio que conocer, amar, integrarse y hacer bien su trabajo, que no es poca cosa.
Historia sencilla, contenida, rural, fotografía del médico diagnosticado y su manera de encarar ese pronóstico que, hasta ahora, siempre le había tocado expresar, nunca padecer; desgarradora y espectacular Nina Simone, como cierra de los títulos de crédito.
Complaciente y apacible no se agita antes de usar, sus dosis son minimalistas, tanto en la crítica social, como en la recreación de la vista, como en el nacimiento creciente de ese contacto, cuya mezcolanza invita a ser del grupo y ser tratado por el doctor de la campiña pues, tras verla, ¿quién quiere ir a un frío hospital de ciudad?
No pretende pinchar en herida alguna, únicamente ser humana.

Lo mejor; un magnífico François Cluzet, que atrapa con intensidad reprimida tus emociones.
Lo peor; en exceso blanda.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
SAQUE LA LENGUA, RESPIRE HONDO
Lilti sigue depurando su cine y hablando de lo que entiende, la medicina, no solo para reivindicar la noble profesión y sus carencias sino como plataforma para hablar de temas universales, como el amor, la soledad, el respeto y el miedo a la muerte sin olvidar el humor. Una muerte que debe ser cuando menos digna. En "Hipocrates" (2014) el epicentro estaba en las ciudades y los hospitales, ahora es la medicina rural, donde el contacto con el paciente es más personal y el sr. o la sra. doctora forman parte de la propia comunidad.
Trabajo el de la medicina rural hermoso, imprescindible, poco valorado y escaso de recursos. Françoi Cluzet está espléndido, como casi siempre, en un trabajo de contención admirable, al igual que Lilti con la cámara, donde los sentimientos afloran sin una mueca ni un plano de más. Marianne Denicourt no le va a la zaga.
Ha sido un gran éxito en Francia. Se lo merece.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Agradable, próxima al espectador
Película costumbrista sobre las vicisitudes y vivencias, tanto personales como profesionales, de un médico rural, cuya experiencia comparte con una nueva doctora - que parece haber pasado por una clínica de cirugía estética allá en Marbella - mientras se cierne sobre su vida un grave problema de salud.

Buen guión, película encantadora, con personajes, quizá estereotipados - el alcalde, la adolescente sin personalidad, el novio gili*****, el paciente con una enfermedad mental mal diagnosticada, el anciano - siendo el interés del guionista mostrar la cercanía de esos médicos a sus pacientes, de los que saben no solo su expediente sanitario sino su vida y costumbres, sus problemas, sus miedos.

Agradable de ver, hace amar a una profesión, por su entrega abnegada al paciente, al menos en este filme.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Una tortuga no despertaría de su hibernación
Narración lineal, plana como un desierto, aburrida como una suma de dos más dos son cuatro. Por mucha humanidad que transmita es la humanidad del tedio. Éxito de publico en Francia demuestra la crisis de buenos argumentos del cine Francés. Sencillamente para dormir y soñar otros cines posibles.
Muy recomendable para aquellos que padecen insomnio, les será sedante y barbitúrico infalible. Sin receta médica.
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Pues no he terminado sonriendo
Esperaba que iba ser ese tipo de películas en la que al final acabas son una sonrisa en la boca, que te alegran la vida. Pero no. Ha empezado. Ha empezado a repetirse, no avanzaba, vuelve a contar lo mismo. Ha buscado los ingredientes exactos para terminar con felicidad pero no. Tenía que tener su momento triste para hacer el toque redondo y lo tiene.

Es muy francesa, eso sí, pero no es ni de las comedias buenas francesas ni de las películas cultas francesas. Se queda en medio de la nada.

La realización como siempre es típicamente sencilla, típicamente francesa. Y la fotografía también, es como una video cámara.
Hace su crítica social, siempre la hay, no podía faltar, de hecho hay mucha crítica social.

Pero estando todos los actores estupendos. Se supone que el tendría que ser un poco gruñón pero tendrías que cogerle mucho cariño. Ni lo uno ni lo otro. Ella está muy bien también, pero pensando que se iba a hacer con la película, pues tampoco. Todos los secundarios estupendos. Parecen realmente gente de campo.

Pero es que no sé si me acordare de ella, cuando termine la crítica
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Poquita cosa
Si no fuera por el carisma de François Cluzet, Un doctor en la campiña no se sostendría. Es una película humilde, casi minimalista, que nos cuenta una historia repetida mil veces, la del buen doctor rural que un día enferma y ha de resignarse a depender de la ayuda de otro médico, que no conoce a los pacientes como él, ni las costumbres de esos simpáticos pueblos galos, y para colmo, en este caso, es una mujer, más joven, con nuevas ideas, provista de esa energía y esa vitalidad que le empiezan a fallar al enfermo.
Por supuesto, como en toda producción francesa que se precie, todo está rodado con mimo, pulcros diálogos entrelazan las escenas, las interpretaciones son encomiables, una pátina de civilización y cultura recubre las imágenes. Pero, en realidad, esta cinta es poquita cosa, incluso para un francófilo como yo. Aunque es inofensiva, agradable de ver y cuenta con el metraje exacto para no aburrir. Siempre nos quedará Cluzet.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
El carisma necesario
Las películas cotidianas ambientadas en un pequeño lugar como puede ser un pueblo o una zona rural aislada del resto de la civilización dan mucho juego. EL guión pone al servicio de la historia central un puñado de rincones conocidos por todos con un círculo reducido de personajes muy definidos que el espectador fácilmente reconoce desde el principio y con los que se empatiza. Esta sensación de controlarlo todo a los veinte minutos de metraje consigue que la historia sea natural y que el espectador se meta en el argumento rápidamente y conecte con él. “Un doctor en la campiña” tiene todos estos elementos necesarios para construir su película, pero por alguna extraña razón, no consigue convencer al público.

No aparece esa sensación de hogar pequeño en el que todo el pueblo parece conocerse, en el que las puertas están abiertas. La campiña francesa ese ese lugar en el que se ambienta, lugar elegido que debiera ser reconocible, pero el atento espectador puede perderse casi a cada momento. Tampoco ayuda lo poco o nada desarrollados que están los personajes. Los secundarios, tan importantes en este tipo de películas, apenas tienen relevancia, y los protagonistas no tienen el carisma necesario. Cruzet es demasiado soso y académico para dejarse llevar y disfrutar, dando cuerpo a un médico que es querido por todos, pero que da la sensación de ser en el fondo distante. Quizás sea reflejo de la situación personal del protagonista, pero no resulta cómodo; y Denicourt, que llega de repente, sin avisar, representa al personaje que debe aguantar los primeros días y hacerse valer al final. Aún estamos esperando que eso ocurra.

Realmente es una película correcta, muy francesa en el fondo, algo blanda en su contenido y con poca capacidad para conectar con su público objetivo (con lo sencillo que parecía hacerlo “Beautiful girls” y lo complicado que es en realidad) y que juega con un final evidente que no acaba de convencer.
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Es agradable de ver pero le falta algo.
Como siempre ver una película que trabaja François Cluzet te predispone mejor para verla, pero esta peli se queda a mitad de camino a mi modo de ver.
El es un médico de campo que mediante unos estudios descubre que tiene un tumor, su médico le recomienda y le manda a otra médica para que trabaje con él y a su vez lo pueda sustituir para que descanse debido a su enfermedad. Lo acepta a disgusto y recibe no muy bien a su nueva compañera.
Para destacar algunos diálogos muy humanos y entrañables donde siempre interviene Cluzet obviamente, que levanta el nivel de la trama. También la fotografía es destacable.
Lo más flojillo son escenas algo excesivas en duración e historias de pacientes que no aportan mucho al eje principal.
La labor de la actríz que lo acompaña, Marianne Denicourt, cumple pero nada más, no llega a lucir y hacer buena química con el siempre enorme Cluzet.
Me hubiera gustado encontrarme con alguna historia de amor que acompañe la idea central de la peli, (soy demasiado romántica, lo reconozco) por eso no consigue engancharme del todo, pero me conformo con solo verlo actuar al genial Cluzet y con eso me basta.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Agradable, pero sin llegar a ser excelente
Un doctor en la campiña es un filme que muestra la importancia de la medicina. Una profesión difícil que requiere una vocación y entrega verdadera. Está realizado de manera sencilla, y no llega a ser excelente.
El espirito de entrega hacia los demás está presente durante todo el metraje. Tiene escenas que conmueve al espectador, y es de agradecer que no caiga en el sentimentalismo barato. Sin embargo, siento que la película se vuelve lenta por momentos. Tiene varias caídas de ritmo. Filme que a pesar de sus fallos nos hace reflexionar sobre una profesión fundamental en la sociedad.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La humanización de la medicina
Jean-Pierre (François Cluzet) es un médico rural, con él pueden contar los pobladores de la zona a cualquier hora y por los motivos más diversos; Jean-Pierre les ausculta, los sana, los sosiega, les aconseja, o les lleva aliento en todo momento, todos los días de la semana. Pero Jean-Pierre cae enfermo y necesitará ayuda en su trabajo.

Thomas Lilti fue medico antes que Director de cine y compone su segundo largometraje, hablando como en Hipócrates (2014), de su profesión. Lo hace con la ayuda de Baya Kasmi en un guión que ahonda en la figura del médico rural genuino, el que trata humanamente a sus pacientes y sabe gestionar sus temores, así como las enfermedades y preocupaciones de su clientela.

De su época de médico Llti recuerda que aprendio mucho de la medicina de proximidad, un oficio artesano donde el médico es más que un médico, es una autoridad, un amigo, un confidente. Otra obsesión para el Lilti galeno es el cuidado de las personas mayores con enfermedades terminales, abogando por la muerte en casa. Y otro mensaje importante es poner en evidencia la despoblación rural, y que este fenómeno sea tomado en cuenta como problema político de primer orden.

Lilti sabe solucionar perfectamente este film de corte humanista, sobre una medicina en extinción, una medicina devorada por los grandes Hospitales y Centros Ambulatorios que han perdido el pulso natural con sus pacientes, tratándolos de manera “cosificada”. Pero Jean-Pierre es un hombre entregado que no sólo cura con la medicina, sino también con su calidad personal, el trato y la grandeza de espíritu.

Excelente fotografía de Nicolas Gaurin, en todo momento el objetivo de la cámara enfocando gestos, miradas y pequeños detalles. La variada música acompaña muy bien el film.

En cuanto a los actores, François Cluzet más allá de su semejanza física con Hoffman, es un actor contenido y medido que sabe expresar lo máximo sin apenas gesticular. Marianne Denicourt es una actriz excelente; con un físico bonito y un tanto cubista en lo que toca a ojos y boca, está de lujo en la película y sabe sintonizar perfectamente con Cluzet..

Esta película se dirige directamente al corazón, no hay costumbrismo ni romances baladíes, sí algo naif en su discurso narrativo. Puede pensarse que la cinta es previsible en su desarrollo y conclusión, con un itinerario sembrado de pueblerinos, de enfermos, donde hay hasta un festival country, incluso gruñones o frikis de primer nivel. Pero todo encaja, nada rechina, el relato huele a campo y es apacible.

Película con gran éxito de público en Francia, más de millón y medio de espectadores. Una película que merece que la veamos.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Para hacer una digestión ligerita
Apacible dramedia de tono muy templado. A mi me ha gustado porque me gustan las historias rurales, el mundo de la medicina y el cine francés. Un visionado muy agradable para una sesión de cine ligero después de cenar. Me ha gustado más que la anterior película del director, "Hipócrates", que también trataba el universo médico y tuvo muchas nominaciones a los César.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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