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España España · Madrid
Voto de Moody:
4
Drama Jean-Pierre es un abnegado médico de una zona rural de Francia que dedica su vida a atender a sus pacientes, del día a la noche, los siete días de la semana. Les cura, les atiende y les hace compañía. Pero un día el doctor cae enfermo, así que llega Nathalie, una médico del hospital de la ciudad, para ayudarle en su trabajo. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas cotidianas ambientadas en un pequeño lugar como puede ser un pueblo o una zona rural aislada del resto de la civilización dan mucho juego. EL guión pone al servicio de la historia central un puñado de rincones conocidos por todos con un círculo reducido de personajes muy definidos que el espectador fácilmente reconoce desde el principio y con los que se empatiza. Esta sensación de controlarlo todo a los veinte minutos de metraje consigue que la historia sea natural y que el espectador se meta en el argumento rápidamente y conecte con él. “Un doctor en la campiña” tiene todos estos elementos necesarios para construir su película, pero por alguna extraña razón, no consigue convencer al público.

No aparece esa sensación de hogar pequeño en el que todo el pueblo parece conocerse, en el que las puertas están abiertas. La campiña francesa ese ese lugar en el que se ambienta, lugar elegido que debiera ser reconocible, pero el atento espectador puede perderse casi a cada momento. Tampoco ayuda lo poco o nada desarrollados que están los personajes. Los secundarios, tan importantes en este tipo de películas, apenas tienen relevancia, y los protagonistas no tienen el carisma necesario. Cruzet es demasiado soso y académico para dejarse llevar y disfrutar, dando cuerpo a un médico que es querido por todos, pero que da la sensación de ser en el fondo distante. Quizás sea reflejo de la situación personal del protagonista, pero no resulta cómodo; y Denicourt, que llega de repente, sin avisar, representa al personaje que debe aguantar los primeros días y hacerse valer al final. Aún estamos esperando que eso ocurra.

Realmente es una película correcta, muy francesa en el fondo, algo blanda en su contenido y con poca capacidad para conectar con su público objetivo (con lo sencillo que parecía hacerlo “Beautiful girls” y lo complicado que es en realidad) y que juega con un final evidente que no acaba de convencer.
Moody
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