102 Críticas de los usuarios

Me ha sorprendido "The Lincoln Lawyer" (que en España se estrenará como "El inocente", una vez más se han lucido los traductores). Cuando me dispuse a verla creí que me iba a encontrar con el típico thriller judicial que emiten por televisión en la sobremesa. Y a pesar de sus defectos, que los tiene, la película resulta muy entretenida, gracias sobretodo al buen ritmo que mantiene durante todo su metraje, y al carisma de los personajes.

La labor de Brad Furman es bastante correcta, destacando en la tensa parte final. En cuanto al reparto, Matthew McConaughey demuestra que puede ser un buen actor cuando tiene un personaje de peso en sus manos (nunca entenderé por qué algunos actores se empeñan en rodar comedias hollywoodienses sin profundidad cuando pueden hacer cosas mucho mejores, ya sea el citado McConaughey u otros como Ryan Reynolds). El protagonista resulta carismático y hace que el espectador simpatice fácilmente con él, por lo que Matthew cumple con creces.
De los secundarios destacan una bella Marisa Tomei, el siempre genial William H. Macy y Josh Lucas como el abogado de la presunta víctima. El único que no me ha convencido ha sido Ryan Phillippe, que en algunas escenas muestra claramente sus limitaciones como actor (hay una escena judicial que tira por la borda por su poca naturalidad a la hora de llorar o mostrarse desesperado).
Otro aspecto flojo de la película es que el guión cuenta con algunos tópicos demasiado explotados ya en el género (ver spoiler) y el desenlace puede parecer algo convencional.
Resumiendo, "El inocente" es un thriller entretenido, sorprendente y con un buen reparto.

Soy un asiduo lector de todo el material de Michael Connelly, habré leido el 98% de sus libros, los que me faltan no han sido traducidos al español, así que hablo con conocimiento de causas.

Algo que me llama enormemente la atención, es que el personaje que hizo famoso a Connelly, el detective Harry Bosch, aún no ha sido llevado a la pantalla. Sin embargo si hemos visto a Terry McCaleb, interpretado por Clint Eastwood en DEUDA DE SANGRE, y ahora Mick Haller, el hermanastro de Harry, interpretado por Matthew McConaughey. En fin, habrá que seguir esperando.

En cuanto a la peli, está bien...no más, ¿ por qué ? Pues porque todo aquello que está basado en un libro o novela, es imposible llevarlo íntegramente a la pantalla en tan poco tiempo, se van muchos detalles y todo aquel que halla leído la novela, sabrá a lo que me refiero. Personajes poco desarrollados, ingredientes sin aprovechar, diálogos importantes olvidados, tramas cambiadas. Una auténtica pena. Esto no quiere decir que Brad Furman no haya realizado un buen trabajo, ni mucho menos, pero no me ha llenado plenamente. Se ha rodeado de un buen elenco de actores, la elección de McConaughey es perfecta, da el perfil de Mick en la novela, siempre de buen rollo y muy irónico, a la vez que supercentrado en su trabajo. Ryan Phillippe no transmite el miedo del personaje del libro, no me ha gustado, parecía un niño con cara de malo. Marisa Tomei está casi de paso y es una pena, ya que su personaje tiene más relevancia en la novela. William H. Macy le han cambiado el nombre en la peli, y es mucho más que su investigador privado. Josh Lucas otro que le han cortado protagonismo, cuando el pique con Mick es de vital importancia en el devenir del caso. Laurence Mason ha sido metido con calzador, el personaje es blanco y muchísimo más joven, es un surfista. Frances Fisher está soberbia, pero al no presentarla como es, no disfrutamos del poder infinito de esa mujer en la historia.

El abogado del Lincoln es una gran historia en papel, y una película entretenida en la pantalla, recomiendo la lectura del libro para valorar una historia increible.

Inteligente, dinámica, entretenida. Con un argumento robusto y un buen estilo, este apasionante thriller es la adaptación de la novela de Michael Connelly dirigida con acierto y fluidez por Brad Furman.
La trama de "El inocente" se centra en Mickey Haller (Matthew McConaughey),un abogado defensor de gran éxito que trabaja desde el asiento trasero de su coche, un Lincoln clásico (el que da el nombre a la película), y que defiende a todo tipo de gente, muchas veces criminales. Tiene los contactos, el talento y el descaro necesario para triunfar.
Cuando le cae encima un caso muy suculento pero más peliagudo de lo que pudiera parecer: el de Louis Roulet (Ryan Philippe), hijo de una influyente millonaria (Frances Fisher) acusado de agresión por una prostituta, acepta con los ojos cerrados. Con la habilidad que les caracteriza, Haller y su investigador, Frank Levin (William H. Macy), desmontan la acusación contra Roulet, pero a medida que evalúa las pruebas, Mick ve conexiones con un anterior caso suyo*.
El alboroto, las mentiras y medias verdades, la manipulación y las revelaciones inesperadas son los ingredientes de está película con aroma clásico, que funciona perfectamente y que apuesta por hacer los necesarios giros narrativos de forma contenida. Brad Furman le da un adecuado ritmo a una historia que fácilmente se puede encallar en cualquier momento y aunque no proporciona nada especialmente destacable en el aspecto visual, muchas escenas y están hechas con buen pulso.
Algo que me ha sorprendido gratamente ha sido la interpretación de Matthew McConaughey, quien en su primera película desde hace unos años sin quitarse la camiseta para marcar pectorales demuestra tener mucho más que ofrecer a nivel interpretativo y se funde en un papel carismático, ostentosamente chulesco. El filme cuenta además con un reparto de actores secundarios de absoluto lujo, formado por Marisa Tomei, Ryan Phillippe, William H. Macy y John Leguizamo entre otros, quienes proporcionan una gran solidez al filme.
En resumen: Es una buena película, una propuesta bien coordinada, que busca con efectividad jugar con el espectador, reticente a dejarse engañar por la misma naturaleza de la película. Y si uno acepta las pintorescas extravagancias del conjunto, el resultado es de lo más estimulante.

Brad Furman consigue en The Lincoln lawyer una solvencia que se mantiene desde los primeros pasos de la cinta hasta los últimos, y eso se agradece enormemente. Es evidente que hay que sacar a relucir algunos de los tópicos que mejor han funcionado en este tipo de cine, pero bien es cierto que tratándose de cine "judicial" la cosa está bastante bien llevada.
El señor McConaughey traza un personaje muy conseguido, demostrando que en anteriores ocasiones no se lució todo lo que podía. Tener a Marisa Tomei y al gran William H Macy siempre ayuda en el reparto, incluso al conocido Leguizamo. La cosa no encaja tan bien con Ryan Philippe, que desentona bastante en un papel que en otras manos hubiera sido mucho más zumo y menos pulpa, y eso se nota. Pero no todo pueden ser luces sin sombras.

La trama está bien llevada, las sorpresas bien dispuestas, y es además (salvando ciertas licencias) una fiel adaptación del libro en que se basa. Si el cine se hizo para disfrutar, aquí Furman y McConaughey lo logran. Cierto que no resulta una película especialmente destacable, pero sí lo suficiente como para entretener durante sus casi 2 horas de metraje, que no es poco.

Son quizá criticables algunos de los tópicos en los que se sustenta, como lo que ocurre con Macy o alguna jugada en pleno juicio, pero lo cierto es que funciona. Y si lo hace, para qué cambiar fórmulas.

Entretenido thriller judicial que derrocha solvencia.

La película goza de una idea central muy atractiva: un abogado contratado para defender a un joven, del cual el abogado duda de su inocencia, para un caso que lo conectará con su pasado y lo dejará atrapado en una difícil situación.
Argumento muy atractivo.
¿El problema?
La calidad cinematográfica: poca profundización en los personajes, diálogos mediocres, mal manejo de los tiempos, etc. Los conflictos se resuelven más rápido de lo necesario, eso hace que el suspenso no se mantenga. Un claro ejemplo es que dilucidamos que Louis es culpable muy rápido, mucho más de lo aconsejable.
El director no logra generar la atmosfera necesaria. La película no aburre, básicamente porque es rápida y la historia central es entretenida, pero está demasiado lejos de ser una buena película.
En resumen: buen argumento, mala película.
Nota: La actuación de Ryan Phillippe es muy deficiente.

Gran sorpresa para los amantes de los buenos dramas judiciales y del cine en general. En “The Lincoln Lawyer” no sólo importa lo que se cuenta, que es una extraordinaria y bien labrada historia tejida por el guión que John Romano (“Crueldad intolerable”, 2003) adapta basándose en la novela de Michael Connelly (escritor al que recurrió Clint Eastwood para su “Deuda de sangre”, 2002), sino cómo se narra y de qué manera se ofrece. Su cámara nerviosa contrasta con algunos encuadres más pausados que consiguen que una simple imagen de un rostro o un vehículo se transmita con el cuádruple de belleza y virtuosismo que en otras muchas producciones de temática similar. A veces da la sensación de que el departamento de fotografía (dirigido por Lukas Ettlin, de “Invasión a la tierra”, 2011) juega experimentando distintas formas para hacer que esta película sea más amena, acertada y sofisticada de lo que es. También gusta cómo todos sus personajes se sienten cercanos, con una personalidad propia y nada impuesta, lo que hace que este apartado gane en credibilidad.

Desde el más prestigioso letrado hasta el más infame macarra están elaborados con rigor, transmitiendo así un retrato muy vivo y realista de cada uno de los roles que aparecen en la cinta.

Así pues, el primerizo director Brad Furman (“The Take”, 2007) dirige con ésta su segunda película, un producto contundente, con estilo, lleno de inteligencia, libre de detalles escabrosos o escenas chirriantes, y con una determinada simpatía que enriquece el argumento a la par que lo acompaña a través de secuencias repletas de tensión, intriga e interés. La trama nos habla de un abogado, Mick Haller (Matthew McConaughey), que para todo tiene un precio pero por un simple motivo: su experiencia (basada en la defensa a delincuentes de poca monta) garantiza casi el completo éxito de su intervención en un caso. Mick es de esos que no tienen escrúpulos dentro de su trabajo. Tiene muchos contactos, se esmera en ofrecer una imagen suya superior a la real, no duda en aliarse con cualquiera, elevar sus honorarios sin miedo a que rechacen su oferta, o imponer las condiciones que él convenga: sabe cómo moverse entre despachos y juzgados, pero también conoce la calle. Por ello es contactado por Louis Roulet (Ryan Phillippe), un joven de millonaria familia acusado de haber golpeado brutalmente a una prostituta. Todo lo que se tiene es una nube de pruebas que cubre por completo a un Roulet que clama incesantemente por su inocencia. Mick, como su abogado, despliega toda su artillería: mientras se desplaza en su flamante Lincoln Town Car de 1986 conducido por su simpático chófer Earl (Laurence Mason) está en contacto con un agente de fianzas (John Leguizamo) y Frank Levin (William H. Macy) un investigador privado -que también es su amigo- de bohemio aspecto que irá despejando las incógnitas que van surgiendo en el caso.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)

Tiene su intríngulis, por supuesto. Y, como bien apreciaría Sines, está Marisa. Marisa Tomei. Una de las actrices que —como a él— más me ponen del panorama cinematográfico actual. McConaughey, además, no lo hace mal. Nada mal. Y Macy, como siempre, estupendo. Lástima que su intervención sea tan breve.

Por lo demás, poco me atrevería a destacar de un thriller judicial visto una, dos, tres y cien mil veces que —manteniendo cierto ritmillo durante todo su metraje— no deja de ser la consabida peli de abogados con sus consabidos clichés, con sus consabidas lagunas, con sus consabidas situaciones previsibles y —sólo faltaría— con su consabida moraleja final.

Aún así, entretiene. Y el puntillo macarra de McConaughey mola. Casi tanto como Marisa.

Vamos, que se deja ver.

Un trabajo inteligente, moderadamente valorado por quienes votamos en esta página, pero en su mayoría rechazado por los críticos profesionales.

No entiendo cual es la causa por la que no les ha gustado. Brad Furman, su director nos ofrece una película entretenida, partiendo de un inteligente guión, que prácticamente se ejecuta solo, por lo bien estructurado y las brillantes actuaciones de sus protagonistas.

Es la tercera vez que la veo, y no la había valorado... algo sorprendente, porque me gustó mucho. Ryan Phillippe, logra construir un acerado y frío personaje, desde su inocencia malsana, hasta concluir en la auténtica cara del depredador.

Matthew McConaughey, encarna a ese abogado de personalidad compleja, capaz de desatar lo más miserable, reconociendo el lado humano y dual que en todos habita.

Al modo de los clásicos, como Ironside, Kojak, Poirot y tantos otros, el enganche principal surge con el protagonista, con el "héroe" o desentramador del asunto, cuya personalidad controvertida se va desarrollando al mismo tiempo que la trama principal. En este caso el personaje interpretado por McConaughey (le queda como anillo al dedo) es un abogado cuyo desparpajo hace palidecer al de sus propios clientes en los bajos fondos.

La trama es intensa y se mantiene el interés durante toda la cinta. Es otro giro de tuerca a la eternamente cinematografiada relación entre abogado y cliente, que aquí cobra una nueva dimensión. El conjunto se salpica con detalles de humor y alguna concesión esporádica al romanticismo.

En resumidas cuentas, buena y entretenidísima.

Al contrario que algunas críticas que he leído recientemente sobre esta película, debo decir que a mí sí que me causó una grata sorpresa al verla en el cine. Tal vez, como suele pasar con casi todas las películas, es sólo cuestión de las expectativas con las que vayas a verla.

Desde el inicio mismo del film se nos presentan unos personajes sumamente interesantes, unos diálogos inteligentes y cuidados y, en general, una atmósfera de buen thriller judicial más que atractiva. Los guionistas tienen muy claro donde están los límites; desechando la idea de un peliculón, se limitan a ofrecernos una trama llena de giros sorprendentes, de entretenimiento a raudales y de gran calidad interpretativa por parte de los actores.

La trama es exquisita. Nos mantiene, desde el principio, con una intriga que no decae en ningún momento, y nos sorprende con unos giros inteligentes y unas valiosas lecciones de Derecho.
Especialmente atractivas recuerdo las escenas del juicio contra el fiscal del distrito.
También nos ofrece un dilema moral de la abogacía, nos da que pensar y nos transmite la interesante idea de que, efectivamente, para un abogado frío y sin demasiados escrúpulos (la mayoría) es mucho más cómodo creer en conciencia que el cliente es culpable, que pensar que es inocente. El remordimiento en caso de cagarla en su defensa, es mucho más llevadero en el primer caso.

Matthew McConaughey está MÁS QUE CORRECTO. Nunca he respaldado, ni mucho menos admirado, la trayectoria cinematográfica y la calidad interpretativa de este actor, pero cuando un actor de calidad cuestionable hace un buen trabajo en una película, hay que reconocerlo.
Y este es el caso. Por desgracia muchos de los que critican esta película siguen encasillando a McConaughey como un actor guapito y estúpido insalvable e incapaz de ofrecernos (de vez en cuando) una buena actuación. Desde aquí, mi reconocimiento por su notable trabajo en este film.
De los demás no hay mucho que decir... Marisa Tomei muy correcta, William H. Macy en su línea (gran actor), y destaco el papel de Josh Lucas, que me ha parecido que borda el presonaje del fiscal del distrito. El único al que aún se me hace imposible defender es a Ryan Phillippe.

En definitiva, un film muy bien construido en todos los sentidos. La verdad esque se agradece hoy en día el ir al cine y, por lo menos, salir satisfecho con una película entretenida.

El inocente es una de esas tantas películas en donde la trama se apoya en cuestiones de índole legal que se inician como algo simple y terminan dando más vueltas que un tiovivo descompuesto. Por suerte en este caso el ritmo de la narración se nos presenta de manera notable, y si hay ritmo, hay interés.

Corrupto, mañero, profesional y algo chanta, el prota que nos ocupa se ha ganado mi simpatía (aunque me encantaría tenerlo siempre lejos). Él solo ha sabido salir del meollo que se le presentó, con ayuditas, cierto, pero siempre derrochando pericia. El caso en cuestión va por los derroteros convencionales: narrado de forma impersonal, comienza con una acusación, se desarrolla con varios vuelcos del guión hasta desembocar en una sucesión de puntos y contrapuntos que, si eres ducho en estos temas los seguirás con dicha, y si no lo eres (como yo) intentarás con todo el amor propio posible seguir el guión que se te escapó de las manos hasta derivar en un desenlace que te deja contento aún sin haber entendido el 50% de los datos que te dieron.

En ese aspecto El inocente peca de vueltera, si bien que por otro lado presentar una peli sobre cuestiones legales que no tenga treinta mil giros parecería una blasfemia: como si de ese pecado mortal encontrara el jugo que le da vida. ¿Curioso, no? Y yo como un novato aplaudiendo.

Matthew McConaughey: actor que en la primera década de los 2000 solía abandonarse a las comedias románticas y cuyas experiencias casi le truncan una prometedora carrera. Actor que desde 2011 hasta el día de hoy cambia de registro y empieza a mostrar el talento que empezó a mostrar en los 90 antes del 'coitus interruptus', incluyendo un Oscar como Mejor Actor Principal. ¿Esto significa que todas las películas del renacido actor texano son interesantes? SÍ ¿Todas son buenas? NO.

Ese renacimiento actoral empezó en 2011 y esta película fue una de las que se estrenó en aquel decisivo año. Este es uno de los casos del primer párrafo. McConaughey en pleno regreso al primer plano interpretando a un abogado con métodos cuestionables; no obstante, 'El inocente' deja mucho que desear. Incluso se le podría llamar "telefilm de lujo".

Este film está repleto de caras familiares cuyas carreras tienen algún título destacable o alguna interpretación estelar (bueno, salvo John Leguizamo que aún no le he visto en alguna interpretación de alta calidad, si bien es cierto que alguna de sus películas debería revisarlas en V.O.S.E. para comprobar si sigue así o yo llevo equivocado mucho tiempo). Sin embargo, si hablo del guión la cosa empieza a fallar. Un guión que hace aguas casi desde el principio cuando el giro argumental entra demasiado pronto y sorpresas las hay a cuentagotas. Suspense e intriga bajo mínimos. Y si en una película como esta cuya arma principal es el guión empieza a fallar es que la obra va a ir regular.

Y si no va a peor es porque su reparto de estrellas hace lo que puede. Ellos y ellas, algunos mejor y otros peor, son en realidad la mejor arma que dispone 'El inocente' y no su guión. Y es una lástima porque hay un argumento prometedor al que, desde mi punto de vista, se le podría sacar mejor jugo.

Aún con esta valoración, mi percepción del nuevo McConaughey siguen intactas y me alegro como cinéfilo de ganar un actor más con talento que pueda dar algo más que solventes películas -ejem, 'Interstellar', ejem. 'El lobo de Wall Street'-. Solo me ha servido para comprobar una vez más que incluso en esta nueva era, el ya oscarizado actor no tendrá siempre proyectos remarcables. Pero claro, esto dicho siempre de forma personal, si alguien disfruta con este filme, bien por él/ella.

Me encantan las películas y series sobre abogados, pero como buen aficionado al género, me gusta que el producto sea bueno. No había visto ningún tráiler sobre la película, pero las buenas críticas me bastaron para decirme.

En líneas generales la película “parece empezar bien y con gancho”, pero sin alejarse de los tópicos: Un guaperas, divorciado que siempre gana y con aparente gran experiencia a pesar de su juventud en el papel de abogado junto con sus conocidos y colaboradores; Un joven rico acompañado por su madre y el abogado de la familia en el papel de acusado; Un policía que cuestiona al abogado en cuestión (defensor de malhechores, por supuesto) por su dudosa molaridad; etc. Podría seguir con los tópicos, pero ya me adentraría en terreno “Spoiler”.

Como decía anteriormente, la película empieza bien, situándonos en el día a día de un abogado y mostrándonos como éste se convierte en la defensa de un joven que ha sido acusado por un delito que no cometió. Hasta ese instante poco o nada sabemos sobre el caso, hasta que abogado y acusado se reúnen para hablar sobre los hechos. Es entonces cuando parece que la cosa se va a poner más seria, cuando creemos que vamos a ser partícipes de las investigaciones… Pero nada más lejos de la realidad, en vez de ganar en intensidad, el desarrollo se hace lento y pesado, y ni siquiera los intentos por darle algo de misterio al asunto consiguen hacerme volver a la historia.

Ni si quiera el desarrollo de los personajes me parece interesante. Nos dicen que la familia del “acusado” tiene poder, pero nos lo creemos porque lo dicen en el diálogo, no porque lo veamos. Me explico: Vale si, llevan ropas caras y viven en un piso con unas vistas excelentes, además de conducir buenos coches, pero si con eso tengo que creerme que sea una familia poderosa… Y qué decir de “el abogado”: Muy seguro de sí mismo al principio, aunque sepa que defiende a los malos, para luego adentrarse en un mar de dudas.

Además, en todo momento sientes como las escenas se suceden para dar coherencia (de forma muy forzada en mi opinión, lo explico después en la zona spoiler) a la historia que nos están contando, pero pasan y pasan los minutos y continúas con la misma sensación preguntándote si “arrancará algún día la película…” hasta que ves los créditos finales.

No sé si será que de tanto ver series me estoy volviendo más exigente (está claro que no podemos pedirle a una película el mismo desarrollo que a una serie), pero la verdad es que la sensación que me ha quedado al final no ha sido buena. No es que sea una película mala, pero creo que un género tan explotado como este, hay que esforzarse más. El punto de partida está bien, intentar mostrar lo difícil que es moverse en el mundo de los abogados defensores donde la ambigüedad moral está a la orden del día, pero solo lo consiguen vagamente. A pesar de todo, si te gustan este tipo de películas, y no le das tantas vueltas como yo, quizás disfrutes con ella.

Thriller judicial correcto, con mucho ritmo y bastante creíble tanto en su desarrollo como en su resultado final. Gran labor de investigación de William H. Macy, un extraordinario y convincente investigador, que clava el papel, y un Matthew McConaughey que retoma un rol que le viene como anillo al dedo y que ya conoce de sus grandes interpretaciones en grandes películas como "Tiempo de matar" o la extraordinaria "Amistad", tras su paso por multitud de comedias románticas con más pena que gloria.

Convincente thriller judicial con mucho ritmo, recomendable para todos los amantes del género.Notable, 8.

Aquel que no disfrute de películas como cualquiera de las adaptaciones de las novelas de John Grisham, probablemente aborrecerá El Inocente, pues esta película esta repleta de los modismos, giros de guión, lugares comunes y temáticas de todas las cintas del subgénero judicial.

Por el contrario aquellos espectadores que disfruten con este genero tan hollywoodiense, disfrutarán de lo lindo con esta cinta, una muestra más de ese tipo de cine, pero un ejemplo muy bien hecho, pues en El Inocente los elementos esenciales para que esta clase de películas funcionen están presentes: una galería de personajes bien definidos e interesantes con los que el espectador pueda disfrutar aún tratándose de un tipo de cine tan manido y una trama en la que la intriga sea imprevisible y eficaz.

Ambos puntos los cumple con creces esta muy entretenida película, que sabe aprovechar su ejemplar reparto y las complejas conexiones de los personajes. Matthew McConaughey por fin se aleja de la ingente cantidad de estupideces que ha estado haciendo durante la última década y demuestra, como ya hizo en Tiempo de Matar, Contact o Amistad, que es un actor con un carisma arrollador y capaz de crear una composición de personaje matizada y particular. Él encabeza - muy bien - un reparto en el que todos están soberbios, con mención especial para unos fantásticos William H. Macy, Marisa Tomei y Frances Fisher.

Y pese a lo que comentaba sobre lo trillado que esta el genero judicial, El Inocente sabe dar una vuelta de tuerca a la trama y al estilo a la hora de contarla que es de agradecer. Es una lástima que en su tramo final la historia se atropelle con varias resoluciones demasiado rápidas, pero aun así El Inocente es un entretenimiento comercial muy bien ejecutado y con un reparto aún mejor, que consigue cada punto que se propone.

El cine judicial, o como quieras llamar a este tipo de películas, nunca me ha atraído mucho que digamos. A los americanos les encantan las películas sobre demandas, pleitos y juicios mediáticos que se retransmiten por la televisión como si fueran programas estrellas. No sé, a mí al menos no me ha llamado nunca la atención ver a un abogado del tres al cuarto comportarse como si fuera el rey del mambo (en Hollywood son muy propensos a dar esta imagen de los picapleitos y de los matasanos). Así que la verdad es que tenía la mosca detrás de la oreja antes de ver “El inocente” debido a mi falta de interés por este tipo de cine, a los tópicos propios del género que me imaginaba de antemano y al hecho de que las películas de juicios están de capa caída desde hace mucho tiempo.

Debido a todo lo que anteriormente he expuesto, me esperaba un drama judicial propio de los telefilmes de sobremesa de Antena 3. Y la verdad es que nada más lejos de la realidad, ya que me ha parecido una película muy entretenida, bien contada y bien interpretada (vamos que me he llevado un sorpresón tremendo). De acuerdo que tendrá sus pegas, sus tópicos y demás cositas criticables, pero lo cierto es que la cinta bien merece la pena verse.

Quiero destacar antes que nada la buena interpretación de Matthew McConaughey (sí, lo has leído bien). Este actor no es precisamente santo de mi devoción, pero tengo que admitir que aquí lo clava en su papel. El personaje que interpreta en esta película parece escrito solamente para él (de verdad que no me imagino a nadie haciéndolo mejor). También quiero hacer mención al resto del elenco porque están francamente bien en unos papeles secundarios muy dignamente interpretados.

El guión del filme nunca toma al espectador por gilipollas (lo cual se agradece) y posee una vuelta de tuerca a mitad del metraje que te atrapa por completo. Han sabido generar una intriga muy adictiva por saber que ocurriría a partir de ahí. Además, lo hacen con un pulso narrativo de lo más acertado y de una forma totalmente creíble (quiero destacar esto porque en este tipo de películas suele llegar un momento durante la narración en el que ya no te crees nada de lo que está sucediendo).

“El inocente” es un filme que os recomiendo a todos (sobre todo si eres amante del género). Y poco más voy a añadir. Si algún día hacen una secuela, entonces un servidor la verá sin dudarlo.

Esta es de las mejores películas que he visto a finales del año 2011. Va del tema de abogacía y juicio. Cierto que el argumento parece a simple vista manido; peno yaa desde el principio y conforme va transcurriendo la película vemos que no, que este abogado por más que sea de los que se dedican a "devolver a las calles la basura recogida por los fiscales y la policía", tiene un estilo muy peculiar y un colaborador que de por sí engrandece cualquier historia fílmica (William H. Macy).

No se la pierdan, entre las muchas películas recomendadas por críticos de plantilla a finales del 2011 no está "El inocente", pero yo que soy un cualquiera con muchos conocimientos de cine (por los que no gana ni un euro), les aseguro que estamos ante una muy buena película de abogados, criminales, intriga y justicia, todo ello aderezado con muy buen sabor al final de la contemplación.

"El inocente" es una película de suspense que seguramente gustará bastante a todo amante de este género que además no haya leído la novela homónima del escritor Michael Connelly.
La recreación de Furman y Romano no es mala, busca captar la parte argumental fundamental del libro pero pierde el elixir y la esencia de la obra de Connelly, la cual es bastante más reflexiva. Quizá, debió utilizar el recurso de la voz en off en primera persona para que pudiéramos apreciar mejor los espectadores del filme qué es lo que siente el protagonista, Michael Haller (bien interpretado por McConaughey). Por cierto, en la película se le da un toque de mafioso que en la novela no está tan agudizado, en esa versión Haller siente bastante miedo ante su situación y pone más en duda la validez moral de su profesión (abogado defensor).
En definitiva, lo que pudo ser una gran obra cinematográfica, pues parte de una literaria que a mí en particular me gustó mucho, se queda simplemente en una correcta película con altibajos, y un desenlace bastante descafeinado en comparación con el que eligió Connelly.

McConaughey se pone en la piel de un apuesto abogado muy eficiente y confiado (y algo caradura) que se dispone a defender a un adinerado y joven empresario (Phillippe) por un supuesto asalto a una mujer. Como siempre sucede en estos thrillers jurídicos, las apariencias engañan y las víctimas y los acusados ocultan mucho más de lo que parece a primera vista.

Sinceramente, la trama de "El inocente" (con sus enigmas de asesinatos, sus intrigas empresariales y jurídicas, y sus traiciones y giros) no deja de ser de lo más común y habitual en cualquier cinta de casos judiciales, y ofrece un lanze episódico que podríamos ver en cualquier capitulo de una serie de investigaciones policiales y judiciales al uso (con recreaciones a lo C.S.I. incluídas).

Pero el guión es mínimamente sagaz y retorcido, y los mimbres de sus maquinaciones generan bastante interés. Y el largometraje es llevado por el director con desenvoltura, gusto y buena mano. Furman se envuelve de una estupenda banda sonora y de una cinematografía muy atractiva (bella, distinguida y lujosa... esos nexos de intervalos con fotografía aerea angelina y animada música son una oportuna maravilla), y nos lleva a un ritmo atentamente medrado, progresivo y acelerado por su misterioso caso manteniendo siempre la intriga y la sugerencia, y nunca permitiendo que se abandone la atención en el argumento.

Es cierto que sus personajes (y sus reacciones dramáticas) son de una evolución algo simple, escasa y manida... pero de nuevo el buen compás de Furman es capaz de maquillarlo en un estiloso tempo que se centra mucho más en los enredos burocráticos o en los retorcidos engaños con una acertada evolución y una virtuosa realización. Furman incluso sortea con pundonor las situaciones más exageradamente típicas (nunca llenándolas de un exceso ridículo, tonto y desproporcionado).

Las actuaciones por su parte no son magnetizantes, pero al menos sujetan con porte, dignidad y cercanía a sus monótonos personajes.

En fin. No es "Matar a un ruiseñor" pero, en cuanto a pelis de juicios se refiere, "El inocente" es lo mejor del año. Es típica, pero no por ello menos disfrutable. El buen hacer de Furman conduce el camino con una elegancia agradecidamente inusitada (que marca la GRAN diferencia entre este producto y cualquier otro tedioso y vergonzoso drama legal del multicine de sobremesa) y por ello los fans de los thrillers jurídicos podrán ver "El inocente", no solo con total distracción sino también con mucho regusto y satisfacción.

Lo mejor: Su dirección.
Lo peor:...

Realmente esta película tiene un saborcillo a los noventa, a tantas y tantas películas sobre juicios, asesinatos y cosas que parecen pero no son, para terminar siendo otras. Películas entretenidas, sin excesos violentos ni alardes técnicos, pero que cumplen perfectamente su cometido.
En este caso, Brad Furman es el encargado de dirigir a Matthew McConaughey, que sin ser santo de mi devoción, el papel le viene que ni pintado, quedando perfectamente encuadrado en cada escena de la cinta, que el amigo Furman dirige sin alardes pero con una corrección y unas formas por encima de la media en este tipo de películas.
Los secundarios no lo hacen mal, desde Marisa Tomei, pasando por William H. Macy o Josh Lucas. El que menos me ha convencido ha sido Ryan Phillippe, que en determinados momentos se le ve exagerado y un poco fuera de lugar, pero va dando el pego.
La historia en si, correcta y entretenida. Thriller clásico y no demasiado sesudo, fácil de digerir, sin complicaciones pero guardando sus ases en la manga. Aunque sus casi dos horas de duración podrían parecer demasiado, la verdad es que se pasan sin darnos cuenta gracias a un guión muy bien tejido, que nos mantiene dentro de la historia en todo momento.
En resumen, recomendable cinta para todo amante del thriller que se precie, ya sea para ver solo o en compañía de la pareja.