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84 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
La delgada línea de criticar ensalzando o ensalzar criticando.
Es curioso que en el país del dólar y la Bolsa en estado puro, como es Estados Unidos, no exista una amplia filmografía sobre películas que traten estos temas de las finanzas.

Debe ser porque la mayor parte de los directores y guionistas normalmente no están muy duchos en estos asuntos, a lo que se suma que en general a la gente la aburre bastante dichas cuestiones. Y lo entiendo, a mí tampoco me apasionan.

Sin embargo “Wall Street” es una de las pocas que se salvan y puede visionarse con gusto y sin mayores problemas las dos horas de buen cine que nos brinda, aunque eso sí, si odias los ochenta es posible que no la soportes, ya que es un perfecto muestrario de cómo se vestía, hablaba, peinada, decoraba en ese momento, y hortera lo era bastante –vaya peinado de Daryl Hannah-.

Pero yo quería hablar sobre todo del argumento y de la moraleja que Oliver Stone nos intenta ofrecer. Vamos al spoiler.
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82 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Interesante exploración del mundo de Wall Street
Escrita y dirigida por Oliver Stone, se rodó en NYC con un presupuesto estimado de 15 M dólares. Ganó el Oscar y el Goblo de oro al mejor actor (Michael Douglas) y otros 7 premios. Producida por Edward R. Pressman para la Fox, se estrenó en 11-XII-1987.

La acción tiene lugar en NYC, en 1987, a lo largo de unos meses. Narra la historia de Bud Fox (Charlie Sheen), broker financiero de una compañía mediana, inteligente y ambicioso, que acepta gestionar la cuenta de un tiburón, Gordon Gekko (Douglas), que bajo el lema "La codicia es buena" desarrolla una intensa actividad especulativa en activos reales y financieros. Busca plusvalías rápidas, sin miramientos. Bud consigue llamar la atención de Gordon, que le encarga labores ilegales de espionaje financiero y de propagación de información interesada. Bud obtiene a cambio dinero, ascenso profesional y la compañía amorosa de Darin Taylor (Daryl Hannah).

La película describe la vorágine que se vive en torno a la Bolsa de NY y de Wall Street, en un mundo dominado por el dinero, la rapidez de las transacciones, la obtención de información solvente, la difusión de información sesgada, la lucha por el poder en las empresas, las batallas para imponerse a los competidores y el imperio del dinero como valor central de la actividad humana. Es un mundo dominado por la especulación, que no conoce principios, y en el que, con frecuencia, se bordea la ilegalidad. Marca el contrapunto Carl Fox (Martin Sheen), padre de Bud, mecánico de mantenimiento y líder del comité de empresa de una compañía aérea. Su respeto por los valores (lealtad, veracidad, honradez), le enfrentan a Gordon y, también, a Bud. En el mundo de Gordon todo es excesivo (el despacho, los beneficios, los gestos). Refleja la megalomanía de una persona maníaca, poseída por un afán compulsivo e insaciable de amasar dinero. La obra constituye un interesante documento sobre el mundo de las finanzas y de los negocios de NYC en los años 80.

La música, de Stewart Copeland, instrumental, está al servicio de la tensión del relato. Comienza con la canción "Fly Me To The Moon", a cargo de Frank Sinatra, a la que añade otras como "America Is Waiting" y "Mea culpa", con voz de David Byrne. La fotografía, de Robert Richardson, colaborador habitual de Stone, mueve la cámara con agilidad, adopta en ocasiones formato documentalista (cámara al hombro), se recrea en las imágenes espectaculares de NY y trasmite un dibujo realista del bullicio de Wall Street. El guión construye una historia que refleja con acierto la pulsación del mayor mercado financiero del mundo. La interpretación de Charlie Sheen es meritoria y la de Douglas destaca en un papel cortado muy a su media. La dirección crea una obra crítica, desoladora, que dedica a la memoria de su padre, Louis Stone, agente de Bolsa durante 35 años.

Interesante película sobre aspectos relevantes del mundo despiadado de brokers y tiburones que pueblan Wall Street.
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51 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¿BUD FOSS O GEKKO?
¿Por qué somos tan hipocritas? A todos nos ha gustado Wall Street porque durante su metraje queríamos que Bud Foss triunfase en ese mundo de tiburones. Como también todos le acompañábamos cuando entregaba su regalo de cumpleaños al todopoderoso Gekko. Deseábamos que Bud Foss llegase a ser uno de los grandes, aunque para conseguirlo tuviese que mentir, engañar y traicionar.
Nos interesa y entretiene Wall Street porque destaca esa parte oculta, miserable y envidiosa que cada uno llevamos dentro...
Cuando reviso esta gran película, siempre termino descubriendo matices nuevos. Recomendable para quienes gozan disfrutando del buen cine, al margen del género.
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36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Stone el director maldito
Otra vez y van...Oliver Stone hace el papel de "malo de la película" mostrándonos la cara sucia de su país.La película es más que recomendable. Douglas hace el papel que mejor le va y le sale bien. Si lo que quería mostrar era esto, Stone lo consigue ampliamente. Se disfruta, tanto porque tiene una trama que es buena, porque los actores están bien, porque el guión es excelente, porque está bien realizada. A no perdérsela si aún no la vieron. Vale la pena.
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43 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿Dinero o moralidad?
Hace ya algunos meses fui con los amigos a cenar y después, aprovechando el centro comercial donde nos encontrábamos, nos decidimos a ver una película. No recuerdo muy bien cuales eran las que proyectaban pero las que valían la pena, algunos de mis amigos ya las tenían vistas, por lo que no quedo otra que ver Wall Street: El dinero nunca duerme. No me gusta ver secuelas sin haber visto la primera parte (supongo que como a todo el mundo), pero ya que era una tarde-noche de colegas, no me opuse y entramos. La conclusión que saqué fue que no me sorprendió, pero tampoco me defraudo; supongo que es como muchas secuelas de Hollywood que gracias a un buen marketing consiguen su objetivo, que es la recaudación de dinero. Por todo, me propuse ver la original Wall Street, porque teniendo en cuenta la repetida frase de “segundas partes nunca fueron buenas” no me podía esperar nada decepcionante. Bien, ese día ha sido hoy.

Centrándome en la historia de 1987, Oliver Stone nos cuenta de manera adecuada el mundo que rodea a los corredores de bolsa, con claros toques de crítica hacia el sistema financiero, en el que parecen no importar los medios si el fin está justificado. Con esto no quiero decir que sea una obra maestra ni muchísimo menos, ya que es una película más, eso si, con unas grandes interpretaciones de Douglas y Sheen (al primero, su papel le iba como anillo al dedo), que sirve para poco más que pasar un rato agradable frente al televisor. Otro apartado destacable entre la uniforme película es la banda sonora, la mezcla entre la música de Stewart Copeland con el “It must be the place” de los eternos Talking Heads es un punto positivo; personalmente, esta última canción me dejo con la sensación de ¿ah, pero ya se ha acabado?

En términos generales la recomiendo. Es una buena película, que además con la situación de crisis financiera mundial que vivimos servirá para abrir más los ojos respecto a estos temas.
“Demasiada divisa sin valor por el mundo. Nuestra mayor equivocación fue dejar que Nixon abandonara el patrón oro” por un momento pensé que era mi profesor de economía el que estaba actuando.
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19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
SOLO ENCONTRARÁS AMBICIÓN ENTRE EL ALCOHOL DE SUS VENAS.
Una de las mejores películas que he visto sobre ambición, sed de poder, traiciones y un desasosegante vacío interior que tratan de llenar sin saber como.

Es una película de triunfadores fracasados, cubiertos de dinero, de especulación y un intento por hallar la felicidad que buscan en cualquier lugar menos donde deberían. DENTRO DE SI MISMOS.

EXCELENTE. Si no la has visto procura hacerte con ella. No te defraudará. Magistral dirección de Oliver Stone, Actuaciones impresionantes de Michael Douglas y Charlie Sheen, sin olvidar a Martin Sheen .
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18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La frase
"¿De verdad crees que vivimos en una democracia?" Impagable.

Me ha parecido una películo con cuerpo. Con un guión excelente en el que se nos muestran las dos caras del dinero: ganar poco pero honradamente vs ganar mucho siendo un cabronazo.

Un punto extra tiene la película por la inclusión de la "chica" que casi se comporta como una prostituta. Esté cerca del mejor postor en cada momento.

Al contrario que a otros usuarios me ha gustado el final... (sigue en spoiler)
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21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Cómo opera un tiburón en Wall Street?
Wall Srteet es tal vez la película que mejor ejemplifique la glorificación al capitalismo, así como sus nefastas consecuencias para la sociedad.
Los "tiburones de la bolsa", son puestos en evidencia a través de una muy buena actuación de Michael Douglas, dando vida a Gordon Gekko, el accionista sin escrúpulos que acapara fortunas en la bolsa, a costa de información privilegiada y por encima de la ley, y de quien se deje.
Es curioso pero la tendencia de "disparidad" que se exhibe en esta película, hoy en día es aun mayor que en aquellos años, y los capitales al rededor del mundo cada día se van hacia la misma dirección; en pocas palabras cada vez hay más pobres y los ricos lo son mucho más y más.
En la época de su estreno, esta cinta hizo que muchísima gente interviniera en la bolsa, de hecho el personaje de Douglas, motivó a un sin numero de personas a participar en el mercado bursátil (algo que fue como una moda pasajera).
La contraparte del film corre a cuenta de un joven Charlie Sheen, el discípulo de Gekko que quiere "comerse el mundo a puños" y que es manipulado por el poder del dinero y los discursos y enseñanzas de su ambicioso jefe.
No cabe duda que a pesar del tiempo este film no ha perdido vigencia, y aunque este fue estrenado por hay del año 87, sigue cumpliendo con su objetivo, que es el poner en evidencia el motor que mueve al capitalismo moderno: La Ambición y La Codicia.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Y si quiero un amigo, me compro un perro
Casi 25 años después, he vuelto a ponerme delante de las andanzas de Godon Gekko. Me han sorprendido varias cosas: en primer lugar, que, pese a ser de Oliver Stone, me ha gustado; en segundo, que, al margen de ordenadores antediluvianos y móviles-ladrillo ochenteros, la película conserva una notable actualidad; y por último, que Michael Douglas hace una excelente interpretación.

Sin embargo, la cosa va perdiendo fuerza a medida que los planos se suceden y, después de unos 30-40 minutos iniciales espléndidos, Stone va cayendo en la rutina más previsible para terminar con un desenlace no blando, blandísimo, y un tanto atropellado. Con todo, una de las escasas películas interesantes acerca del indecente mundo de la ciencia lúgubre y las altas finanzas.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El dinero nunca duerme
En 1987, Oliver Stone dirigió Wall Street, una magnífica película sobre asuntos tan célebres en Estados Unidos como la bolsa, la especulación y la búsqueda de dinero fácil. Para ello contó con un impresionante Michael Douglas, auténtico alma de este film, cuyo personaje, el implacable Gordon Gekko, fue premiado con el Oscar de la Academia.

Douglas es un tiburón, alguien que se hizo de la nada a base de comprar y vender empresas. Su ingenio es tan grande como su maldad, de ahí que resulte alguien engañosamente fascinante. Las consecuencias de su comportamiento (enriquecimiento a base de montar y desmontar negocios) provocan burbujas financieras, familias arruinadas y montones de nuevos desempleados.

Sin embargo el protagonista es Charlie Sheen (correcto en líneas generales pero sin desarrollar del todo los posibles matices de su personaje) un joven que, en su afán por convertirse en un triunfador, logra entrar en la vida de Gekko.

El guión escrito por el propio Stone en colaboración con Stanley Weiser (Proyecto X, W.) juega hábilmente mezclando el meteórico ascenso del personaje central con las implicaciones morales del mismo, ya que en el duro mundo del capitalismo, siempre que alguien se enriquece es a costa de otros. Ahí es donde el libreto aprovecha para introducir ciertos elementos dramáticos, para conferir más realismo a la obra.

El ritmo de la película es bastante ágil. Por un lado tenemos el duro e implacable mundo financiero de Wall Street. Por otro la interacción entre un ambicioso e ingénuo joven que cae en las garras de un frío manipulador sin conciencia, que lo utilizará en propio beneficio mientras le hace creer que es su protegido. Al final todo se reducirá a una lucha entre el bien y el mal, elección que se tornará difícil ya que hacer lo correcto puede significar perderlo todo: lujos, bellezas, éxito, poder... Se podría decir que nos encontramos ante una parábola sobre la codicia y las ansias de triunfar por encima de todo, con una brutal moraleja final.

Hay algunos fallos en el film, como el desaprovechado uso de los personajes encarnados por Daryl Hannah (una atractiva diseñadora pretendida por Sheen) o Sean Young (esposa de Gekko). Otros secundarios como Martin Sheen (padre del protagonista tanto en la película como en la vida real) o Terence Stamp (duro rival de Gekko) tienen bastante más peso en el devenir de los acontecimientos.

A pesar de ello y de cierta previsibilidad en el último tramo, diría que Wall Street es una película redonda: argumento muy completo que entrelaza varias tramas, Michael Douglas en estado de gracia, puesta en escena detallista y bien cuidada, dominio de la cámara con planos secuenciales muy propios de Stone y, sobre todo, un relato entretenido y adictivo hasta el final. En definitiva, toda una referencia cinematográfica para el mundo de los negocios.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
PACTOS CON EL DIABLO
Budd (Charlie Sheen) es corredor de bolsa en Jackson Steinheim, en pleno núcleo financiero de Nueva York. Su sueño, como el de cualquier "broker", es ganarse a pulso su ambición por enriquecerse con el fin de llevar una vida más acomodada y dejar de pensar que los trajes que lleva en el trabajo ya no son tan caros como antaño. Cree que Gordon Gekko (Michael Douglas en un papel que le valió el Óscar), tiburón de tiburones morderá el anzuelo cuando el jóven Budd le presente sus ofertas con obsequios incluidos. Aunque suponga poner patas arribas la Empresa de Aereolíneas Bluestar donde su padre Carl (Martin Sheen) lleva años trabajando como mecánico. Gekko abrirá las puertas a Budd a una nueva vida de fiestas, lujo, mujeres hermosas como Daren (Daryl Hannah) a cambio de que el muchacho rastree a rivales de Gekko como Larry Wilson (Terence Stamp) mediante espionaje, filtración de información, etc... El camino de Budd al nuevo aprendizaje que le somete su maestro Gekko consiste en comprar, vender y destrozar empresas con miles de puestos de trabajo en juego. Sin más. Y Bluestar está en el cotarro. La dignidad despedezada por la codicia.

El desconocido mundo bursátil, para una gran mayoría, con los entresijos y encrucijadas dejó de serlo cuando Oliver Stone se alejó del Vietnam de Platoon para adentrarse en la hormigoneada jungla donde se juega con dinero y vidas profesionales, a merced del Poder.

En plena efervescencia de los yuppies, croupiers del capitalismo y amedentrados por la presidencia de Ronald Reagan, dos visionarios escritores como Tom Wolfe en "La Hoguera de las Vanidades" y Brett Easton Ellis en "American Pshyco" satirizaban el perfil de los agentes de bolsa. Pero fue Stone quien dió en el pleno (en el año de producción del film se produjo un "crack" en Wall Street) metiendo el dedo en la llaga en las instituciones financieras que día tras día comprueban los índices de valores del mercado con un frenesí que a muchos nos resulta incomprensible pero que con solo un par de cifras pueden hacer pender el mundo empresarial en un hilo; sin conflictos bélicos ni atentados terroristas, sinó simplemente comprando acciones a bajo precio y venderlos al doble de su valor; fusiones, cambios de directivos, perdidas de trabajo, etc...

Parece que Oliver Stone tiene en proyecto una secuela de Wall Street adiente en tiempos crisis y, espero que con otros argumentos que se adecuen a las circunstancias que se vive en el mundo de hoy en día. Si nos conformamos con este "Wall Street" de sobra tenemos para discernir en el escenso y caída de la gloria de Budd, en manos del todopoderoso Gekko.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Flojita aunque entretenida
El título de esta crítica sintetiza mis impresiones sobre una cinta bastante irregular (tanto como lo puede llegar a ser la filmografía de Stone), que contiene virtudes y defectos.

Si empezamos por las virtudes, he de decir que la película me ha resultado entretenida, lo cual suele ser consecuencia de un buen ritmo narrativo, cosa que, en mi opinión, sí tiene. Claro que, cuando decimos de un film que es “entretenido” suena un poco a eufemismo, igual que cuando decimos de alguien que nos resulta “simpático”: con ello evitamos poner de relieve las carencias que provocan que, en realidad, no nos guste lo suficiente… No sé si me explico.

¿Más virtudes? Las interpretaciones de Martin Sheen (sí, sí, hablo del padre) y de Michael Douglas. Y los cito en el orden en el que, creo, merecen mi alabanza. El primero está más que digno en su papel de secundario. El segundo está muy creíble en su papel de tiburón de las finanzas. Claro que hasta el punto de recibir un Oscar por ello, pues no sé yo, tampoco es para tanto, ¿no?

Y como no se me ocurren muchas más virtudes, pues esbocemos algunos defectos. Comenzaré por Charlie Sheen, que ni hace un buen trabajo interpretativo (siendo generosa, lo calificaría de “pasable”), ni tiene un personaje especialmente rico en matices. De hecho, así, en general, creo que todos los personajes resultan bastante planos, llevándose la palma el de Daryl Hannah, que no es “ni chicha ni limoná”.

Respecto a la realización, no diré que sea mala pero, en algunos sentidos, sí deja que desear. Por ejemplo, las escenas de sexo (muy sutiles y puntuales, eso sí) resultan “videocliperas” a más no poder. Tal vez sería injusto decir que ese tratamiento está muy manido pues, aunque estarlo, lo está, sucede que hablamos de una cinta del 87 y tal vez en aquel momento no estuviera tan visto. Al margen de ello, a mí me parece una horterada descomunal lo de las sombras recortadas a contraluz, con movimientos casi coreografiados. Se agradece, al menos, la brevedad de estas escenas toda vez que son tan cursis.

Y por último, la banda sonora, mi adorado Stewart Copeland (uno de los mejores bateristas que el mundo ha dado, por cierto) aquí no está nada fino. En fin, siempre nos quedarán dos buenos temas de Sinatra y de los Talking Heads.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Rey de Nueva York
Después de la sobrecogedora visión sobre Vietnam de Platoon, su primer gran éxito, Oliver Stone filmó una de sus más famosas películas, y una de las más apreciadas en su tiempo: Wall Street.

Vista hoy, no se puede decir que Wall Street sea una película perfecta, pero se comprende el porqué de su trascendencia: Wall Street fue una de las primeras películas que se atrevió a criticar directamente la cultura de consumo masivo y derroche capitalista de la década de los ochenta en los Estados Unidos. La película retrató a la perfección las altas esferas bursátiles y criticó con dureza a sus gentes y el depredador modo de vida de sus brokers, pero sin caer en el pancartismo de muchas cintas posteriores (alguna de ellas del propio Stone, como la secuela de esta cinta).

Pero hay algo que se echa de menos en Wall Street, algo que sólo el cine puede dar a un mundo tan duro como el del dinero: emoción. Parece casi una pretensión por parte de Stone el alejarse de grandes escenas emotivas que envuelvan los -muchos- conflictos de sus personajes. Casi todos ellos son retratados como seres cuya máxima es la ambición y cuyo fin es el dinero, la riqueza y la manera de conseguirlo. Pero las mejores escenas de la película son aquellas en que esa cáscara se resquebraja y vemos al humano que hay dentro (como las que envuelven a un excelente Martin Sheen o aquellas en que Gordon Gekko pierde la compostura).

Y por supuesto, si Wall Street es recordada, es sobre todo por Michael Douglas. Aquí compuso uno de sus grandes antihéroes, un ser arribista y frío, de determinación y autoridad sin límites, y que este actor de infinita elegancia y capacidad de matices borda en cada segundo en pantalla. Él es el rey de esta lluviosa y voraz ciudad de Nueva York, y por supuesto, es el rey absoluto de la película.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Nadando entre tiburones
Durante los primeros instantes, la presentación del protagonista, Bud Fox (Charlie Sheen) “un ambicioso brooker” está salpicada de connotaciones negativas. Su insistencia parece tener recompensa cuando consigue acceder a uno de los personajes más conocidos y respetados en el mundo de la bolsa: Gordon Gekko (Michael Douglas). Con su respaldo, el joven Fox ascenderá de forma meteórica en su trabajo, pero, como ya sabemos a esas alturas, nada es gratis....

Lo más interesante del film es la visión que nos presenta Oliver Stone del funcionamiento de las entrañas del capitalismo. El realizador dedica buena parte del metraje a detenerse en las complejas operaciones bursarias que, no lo olvida, pueden implicar la ruina o la riqueza de cualquier persona. Lógicamente, en un film de aire comercial como el que nos ocupa, no es posible entrar a fondo a explicar el funcionamiento de la bolsa y sus implicaciones. Pero es mérito del realizador, el guión y sobretodo el montaje hacerlo más o menos entendedor para el espectador. Y con todo y con eso, Stone no renuncia a su espíritu crítico, cebándose de forma descarada en una clase social que maneja millones a diario pero que en realidad sólo venden humo. Stone no desperdicia ninguna oportunidad para recordarnos que este tipo de personas no producen nada, resaltando los valores (tradicionales) que representa su padre (interpretado por Martin Sheen su padre en la vida real), un verdadero trabajador, que trabaja en una empresa "real" (no por casualidad de aeronáutica, uno de los pilares de la industria norteamericana...Stone no es precisamente un realizador sutil).

Hay que destacar las buenas interpretaciones, sobretodo de los secundarios Michael Douglas, Daryl Hannah, Terence Stamp, Martin Sheen, Sean Young, etc, los cuales giran alrededor de un correcto Charlie Sheen y cumplen un papel muy definido en la historia que nos cuenta. En este sentido, lo que más lastra el film es esa visión tan conservadora (y judía) que presupone un castigo a aquel que quiera subir demasiado rápido en la vida a costa de lo que sea y sobretodo a costa de su propia familia. La idea de "el que la hace, la paga", excesivamente manida y conservadora, contrasta con la mirada crítica de Stone hacia un mundo donde sólo pueden sobrevivir los tiburones, y el resto son pequeños pececillos destinados a ser engullidos por la avaricia de los grandes. Quizás lo mejor del film es quedarse justamente con esa idea.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El error de Gordon Gekko
Los brokers de Wall Street llevaban en sus solapas insignias grabadas con e rostro de Adam Smith y en Europa las facultades de Ciencias Empresariales y Económicas se convirtieron en las más demandadas por los jóvenes estudiantes. Se vivía una nueva revolución, pero esta vez no con el objetivo de cambiar el mundo, sino para imponer en todos sus confines los principios del capitalismo más descarnado. En ese contexto, la película de Oliver Stone cobra su verdadero valor. Es el fetiche de una época y por ello sus personajes no han perdido vigencia con el tiempo, sino que son la fiel imagen, los arquetipos del ganador y el perdedor, del héroe y el villano que generó la "burbuja financiera".
TITULO: Es el nombre de la zona de Nueva York donde está la Bolsa y, por extensión, sinónimo del corazón financiero de Estados Unidos. El guión original se llamó Greed (Avaricia).
PREMIOS: Una candidatura de Michael Douglas al Oscar al mejor Actor, que ganó.
REPARTO ALTERNATIVO: Warren Beatty y Richard Gere rechazaron el papel de Douglas. Se pensó en Mary Stuart Masterson y Mary Elizabeth Mastrantonio para sustituir a Daryl Hannah, que el propio Stone lamentó haber contratado.
ACTORES: Martin y Charlie Sheen reproducen su relación de padre e hijo en la ficción.
PERSONAJE: El de Gekko se basó en un amigo que tuvo Stone en Nueva York en 1981, que se hizo millonario con sus operaciones en la bolsa.
INCIDENTE: Sean Young creó tantos problemas en el rodaje que el director acortó su papel y la despidió. Según rumores. al irse, intentó llevarse su vestuario en el filme.
ESCENARIO: Nueva York. El diario The Wall Street Journal no permitió rodar en sus oficinas, pero Stone sí pudo filmar en el interior de la Bolsa (New York Stock Exchange).
PRESUPUESTO: 17,6 millones de dólares, de los que Douglas cobró un millón de dólares.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Con una limosnilla suya arreglaba yo medio planeta
No es la mejor de Oliver Stone, desde luego, aunque lo más doloroso es saber que la actuación plana de Douglas mereció para los yankis el óscar a la mejor interpretación, a saber qué otros actores competían con él para llegar a esa conclusión, a mí me parece absurdo. Tal vez es un autohomenaje, ellos mismos se señalan a ellos mismos, hablo del género norteamericano capitalista, de manera que sus premios mejor para alguien idéntico a ellos.

Yendo a la película propiamente diré que no me ha ganado porque no sangra, la autocrítica es muy suave y no hace otra cosa que mostrar las miserias del sistema muy tímidamente, posiblemente porque de otra manera no podría ser, posiblemente porque nadie tiene el valor de hacer daño desde dentro, apenas unos cuantos lo han intentado y pocos, muy pocos lo han hecho de verdad. Es cierto que la película entretiene pero que nadie diga que no es previsible porque si un servidor se da cuenta ya en la presentación cómo van a ir los tiros, eso significa que cualquiera puede saber qué camino llevará el guión si se opta por lo evidente, que es lo que sucede. La sorpresa no existe y apenas un pequeño personaje secundario, Sheen, el padre, sirve como contrapunto. Muy escasa aportación de conciencia, yo quería más.
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12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Nadando entre tiburones.
Wall Street tiene unas cuantas bazas que juegan a su favor. Primeramente esta dirigida por uno de los directores mas polémicos de su generación. Oliver Stone siempre sabe como sacarle los colores a su país, pero siempre de manera entretenida, con historias que se digieren con facilidad, lo que se viene a llamar espectáculo puro y duro. Aun siendo casi siempre polemico, su talento esta fuera de toda duda. Talento como el de los dos protagonistas, la baza mas importante de Wall Street. El primero el eterno novato, Charlie Sheen demostrando que esto le viene en la sangre. Y el segundo, Michael Douglas como Gordon Gekko. Un tiburón de Wall Street que le valió al bueno de Douglas el oscar como mejor actor. Completando el elenco, la belleza de Daryl Hannah que nunca viene mal precisamente.
Finalmente Wall Street cuenta con un guión bastante solido, que nos sumerge en ese particular mundo. Quizá lo único que falla en esta película sea el no saber culminar con un gran final, que podía haber hecho de esta, una película excelente.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Disección del gran capital
Oliver Stone es de esos directores con gran afán didáctico que afronta cada proyecto con la ilusionante función de hacer descubrir al espectador un mundo, una clase social o un personaje. Los resultados de su entomólogico afán son desiguales, pero lo que no hay que mitigarle a Stone es su valentía, su revolucionario concepto del cine, su constante búsqueda, su permanente innovación, y su riesgo.
En los ´80 estamos en la década del capitalismo más salvaje representado por el ínclito R. Reagan. Esto encuadra lo que el filme busca analizar: el corazón del capitalismo.
Desconozco si el filme representa fielmente la vorágine de la Bolsa, puesto que ese mundo me es totalmente ajeno. La impresión que da es acertada: dinamismo, crueldad, exaltación del individualismo y éxito social por encima de todo, sacralización del dinero, y adoración pagana del capitalismo como el supremo Dios incuestionable de un universo monoteísta.
La película deja escapar alguna perla, normalmente en boca del tiburón Michel Douglas, en contra del capital y la mirada nada objetiva de Stone se deja notar. Pero la película adolece del miopismo “demócrata” del director: buenos y malos fácilmente identificables, moralina, final relativamente reconfortante. Que si el sistema no es malo intrínsecamente, que una reformita lo humanizaría. Si no que se lo digan a la saga redentora de los Sheen, Martín (el bueno) y Charlie (el descarriado).
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un zorro entre tiburones
El largometraje arranca con lo que fue en sus días el monumento a la grandilocuencia americana, las famosas Torres Gemelas, mientras se escucha “Fly me to the moon” cantada por Sinatra. Premonitorio.

Luego aparece, Charlie Sheen, cuando aun caía bien, en unas oficinas rodeado de gente que no triunfaron y que nunca triunfaran, al que le toca pagar los platos rotos de sus clientes. Este aspira trabajar para Gordon Gekko (Michael Douglas, actor al que le sientan estos papeles, mejor que los trajes que luce en ellos), un tiburón que le impulsa a lanzarse a un trampolín de éxitos y lujo, sin advertirle que lo que hay abajo es una piscina llena de mierda, perdonen la expresión. Y lo mismo que ocurre en cualquier piscina publica, si el que salta no sabe hacerlo bien, acaba salpicando a todos.

El largometraje cuenta con un plantel de lujo, desde Martin Sheen (haciendo de padre humilde de Charlie Sheen, curioso), Terence Stamp (rival de Gekko), Daryl Hannah o un jovencito James Spader.

Sobre el argumento diré que el otro día leí un artículo que decía, que si esos señores de Wall Street, deciden que el trigo tenga más valor, a todos nos va costar más caro comprar pan.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Chocolate por la noticia
De joven "Wall Street" me pareció impactante, didáctica, aleccionadora, un descubrimiento. Hoy en día el mundo de la bolsa y los negocios me parece natural en todos sus aspectos y detalles. No tiene otro modo de funcionar. Estamos en el mundo real. Además, no solo los gurúes de la bolsa hacen todo por ellos mismos, no solo también hacen trampas: todos hacemos lo mismo y en todos los aspectos de la vida. De paso digamos, en plan de librarnos del manto de ingenuidad, mamá y papá estaban más concentrados en su placer que en nosotros cuando nos hicieron, y seguramente tanto una como el otro también hicieron trampas. Eso es el mundo. A sacarse la venda. Basta de jugar a los solemnes hombres éticos.

¿Hoy en día, que rescato de la película? Por empezar, una interesante situación humana. Me ubico en el lugar de Bud Fox y el asunto se pone, primero interesante, luego euforizante y posteriormente electrizante por el campo minado donde finalmente fué a parar. Además, me divierte muchísimo la actuación espectacular de Michael Douglas. Y finalmente la historia es didáctica y muy útil para enseñar a la gente mas joven -niños y adolescentes- como son las cosas en la vida, es decir, viene a ser una especie de manual básico de la sociedad capitalista, no para lamentarse, sino para saber a que atenerse.

Si, ya sé que esta interpretación no es la del director, que quiso criticar al "sistema" con ella, y de paso subirse al pedestal de la ética.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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