95 Críticas de los usuarios

No voy a disertar mucho más que en lo referente a la salud, que bastante es para echar por tierra esta absurda por mal llevada película. Tal es así, que toda posible virtud aunque sea en el apartado técnico que pudiera poseer el filme, queda velado ante el sangrante (nunca mejor dicho) disparate que supone esto... : la chica soporta una caída de varias decenas de metros cayendo de espalda en unas enhiestas ramas sobre las que termina empalada como un pincho moruno; es imposible sobrevivir a cualquiera de ambas circunstancias: la espalda, desde zona lumbar a nuca, se rompe de tal brutal manera, que quedas hecho un guiñapo de carne, hueso y sangre, y luego, encima, una rama de un grosor como el de un calabacín (dos dedos pulgares de la mano de un varón adulto), le atraviesa a la altura renal; dudo que hasta Wolverine pudiera salir de esa... Pero la protagonista nada, oye, que se desempala, escapa con eso clavado, sangra abundantemente, pero como en Rambo III (aunque aquí de un modo ofensivamente exagerado), logra sacarse el pedazo de ramaje, cauterizar la herida, y seguir camino para vengarse; bien, seamos serios y nimiamente analíticos: si te libras milagrosamente de romperte la espalda, lo cual no entra dentro de lo humanamente posible..., la herida causada por esa aberrante incisión, resultaría devastadora; vasos importantes, vitales, se habrían roto, el riñón habría reventado, generando una hemorragia que en pocos minutos darían al traste con tu vida, aparte, claro está, del dolor, que sería tan intolerable, insufrible durante los escasos aunque improbables momentos de consciencia, que el desvanecimiento se daría igualmente como mecanismo defensivo del cerebro, aparte de por la abundante pérdida de sangre que nos llevaría la shock al no llegar el rojo líquido elemento al cerebro.
Pero nada, oiga: corre, salta, pelea como una soldado de fuerzas especiales. Y luego ya, para rematar, otra de heridas: el fusilazo que le da al malo en un primer momento, que le deja la mitad del abdomen literalmente destrozado, abierto, reventado, perdiendo sangre en modo grifo de bañera abierto, también logra sobreponerse para dar mutua caza a la chica.
No hay por dónde coger la película en general; aquí hay mucho de plagio, demasiado, y también, burlonas risitas o risotadas seguramente de la directora al pensar en el estúpido espectador que ha pagado o como poco ha invertido cien minutos de su vida en ver tal despropósito.
Hecha con cuatro duros, por poco éxito que logren, tendrán financiación para una siguiente película que vete tú a saber si será tan mala como ésta o cierta coherencia investirá el nuevo guión; ellos hacen bien, los tontos somos nosotros, los sufridos espectadores, que depositamos un mínimo de esperanza en el producto de turno, y al final, nos la meten doblada.

En cuanto a lo de robar ideas a Rambo III -- bueno. La pera.

La vista de Jen a través del cristal azul, viendo a su presa desnuda, es puro placer visceral: ahora yo soy la cazadora y tú el objeto.

He adoptado vuestro juego, vuestras armas y vuestros cuchillos.
Y aún así sigo siendo más fuerte que los tres juntos.

Y es que no es una fantasmada, son una retahíla de ellas:

Desde ver a la protagonista, una choni que en los primeros minutos empieza desplegando sus encantos femeninos y contando sus ambiciones vitales y que unas horas después se nos convierte en una mezcla de Lara Croft, MacGyver y Wolverine (por lo de curar rápidamente las heridas).
A saber, la chica se libera del tronco donde estaba ensartada utilizando un mechero, con la excusa del tomarse peyote se saca el trozo de tronco de su abdomen como si nada y corriendo es capaz de seguirle el paso a un todo-terreno, pese a ir descalza y por un camino lleno de piedras.

Sin tener idea del uso de armas y desconociendo los parajes donde transcurre la historia, se las arregla para emboscar a los 3 veteranos cazadores y acabar con ellos con relativa facilidad.

Las heridas graves, aquí parecen rasguños que no impiden a los personajes seguir actuando como si nada.

Luego está lo de la lata de cerveza con la que cierra la herida con una facilidad pasmosa y sin importar los daños internos -que igual es que se curan solos-, pero ya puestos ¿qué pasó con la herida de la espalda?, ¿con qué la cierra?.
En el proceso de "curación", se gana un tatuaje muy apropiado para reflejar lo del resurgir del ave fénix, pero ¿cómo lo hace?, el dibujo del ave no está en relieve, sino que está impreso en la lámina de la lata ¿es acaso una especie de calcomanía que en vez de agua funciona con el fuego?.

También está lo del cristal de la linterna. La chica lo rompe y quedan los trozos juntos en un lado del camino y casualmente es justo ahí donde pisa el hombre que la seguía y que iba con un pie descalzo. Lo gracioso, no es la puntería del tipo que con toda la carretera libre, pisa junto donde no debe, sino la exagerada herida que se hace. Luego cuando el hombre consigue sacarse el trozo del cristal de la linterna, se ve que apenas es de unos 3 centímetros de ancho, cuando la herida casi le abarca toda la planta del pie. Pero el momento es utilizado, además de para mostrar una escena gore gratuita, para ridiculizar al hombre.

Y ese el gran tema de esta película, su mensaje ideológico nada disimulado y en ocasiones hasta burdamente mostrado (ese momento de la iguana sacando la lengua y a continuación la cara del violador haciendo lo mismo).
Los 3 cazadores son presentados como 3 estereotipos con los que las feminazis nos definen a TODOS los hombres. Los trazos de las personalidades de los 3 personajes masculinos solo giran en torno a lo que les produce la presencia de la chica protagonista, no sabemos nada más de ellos, solo su reacción ante la chica.

El 1º hombre, es el hombre feo por fuera (gordo, velludo, calvo, que come como un cerdo -plano detalle incluido de como se come una chocolatina-), y más feo por dentro porque ante la inminente agresión sexual que va a sufrir la chica, reacciona con pasotismo, siendo un cómplice silencioso de la atrocidad (aclaro que todo acto de violencia contra las personas es atroz y debe ser castigado) que va a cometer su amigo. Para rematar la faena, sube el volúmen de la televisión para acallar su conciencia.
El 2º hombre, es el depredador sexual, el hombre que ante el mínimo atisbo de insinuación, se cree con derecho a poseer a la mujer y a que ella se sienta obligatoriamente atraído por él, no admitiendo que esto no sea así.
El 3º hombre, el peor de todos, la máxima personificación de machirulo, detrás de su elegante y atractiva estampa, se esconde un tipo mezquino, violento, despiadado y sin corazón, que tan pronto engaña a su mujer con la chica protagonista, que dice que sus hijos son un problema o que no duda en abofetear y arrojar por precipicio a la chica cuando se ve en problemas.

Para rematar y por si quedaba alguna duda, está la última frase de la película para dejar bien claro de que va esto.

Creo que había formas de contar esta misma historia sin caer en estos discursos falaces.

Ya he comentado que la fotografía está muy cuidada. Uno de los momentos más chulos es cuando al final de la peli se encuentra el 'malo' tras una pared, desnudo, ensangrentado, dispuesto a disparar, y, de frente, vemos a Jen al otro lado de la esquina, también alerta y también dispuesta a disparar. Genial.

Si ha tenido usted la mala suerte de caer por un precipio y quedar empalado, no se preocupe, le traemos la solución para sobrevivir.

Instrumentos necesarios:
- Un mechero
- Una lata de cerveza (A ser posible con un dibujo chulo)
- 2 gramos de peyote
- Un cuchillo

Instrucciones:

1. Utilice el mechero para quemar el susodicho palo en el que está ensartado. Si ha tenido la suerte de quedar empalado en el desierto seguramente encontrará unos matojos secos cerca. Utilicelos para prender el palo. La postura es algo incómoda pero en cuanto lo logre verá como en cuestión de segundos el palo empezará a ceder y podrá liberarse. No se preocupe por el fuego, ¡recuerde que está empalado!.

2. Una vez desempalado no saque de su interior el resto del palo ya que hará tapón y evitará que sus tripas se desparramen por ahí. Además eso hará que pueda caminar perfectamente casi casi sin notar nada.

3. Localice una cueva o un refugio en el que poder practicarse una cirujía y utilice nuevamente el mechero para hacer una hoguera que le servirá, no solo de calefactor sino de fuente de luz. No se preocupe por los litros de sangre que ha perdido, su cuerpo aguantará.

4. Es hora de anestesiarse. Cómase el peyote. Si le sabe muy mal escúpalo en la arena (esto paliará el mal sabor) y vuélvaselo a meter en la boca. En cuestión de pocos segundos estará totalmente anestesiado, además de tener un buen colocón.
No se preocupe por los efectos alucinógenos. No interferirán en la cirujía que está a punto de autopracticarse.

5. Coja el cuchillo y hágase hueco en sus tripas para proceder a sacar el resto del palo. Recuerde que no puede sentir nada. (Un tio que iba puesto de peyote se serró su propia pierna y no sintió nada. Imagínese).

6. Una vez sacado completamente el palo de su interior, es momento de tapar ese agujero.
Corte la lata de cerveza con el cuchillo hasta dejar una lámina metálica fina y póngala al fuego unos segundos. Después proceda a tapar ese agujero de sus tripas con la lámina.

7. Repita el paso 6 en el agujero de entrada,en este caso en el de la espalda. Es un poco más dificil maniobrar con las manos a la espalda, pero si ha podido desempalarse anteriormente está usted capacitado para ello.

Y listo, al dia siguiente no solo habrá cauterizado la herida sino que tendrá un tatuaje 'to rexulón' ... ¡y con relieve!.




Aún con todo le pongo un 6, me divirtió.