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54 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Los idus de marzo.
Con “Julio César”, Joseph L. Mankiewicz nos regaló con gran maestría quizás la mejor adaptación cinematográfica de una de las inmensas obras del inmortal William Shakespeare, gran dramaturgo y experto conocedor de la psicología humana. En la obra original para teatro, el principal protagonista es Bruto, y en la película Mankiewiecz se decanta por elevar la figura de Marco Antonio como el eje central y majestuoso de todo el drama. La historia recrea la conspiración en contra del dictador romano, su homicidio en los idus de marzo del año 44 a. C., así como nos inicia un poco en las secuelas posteriores. Es una película de gran calado, tanto por sus soliloquios, como por sus diálogos brillantes que hacen lucirse a todos sus intérpretes, en especial a Marco Antonio (espectacular Marlon Brando, del cual Mankiewicz dudaba y tenía en la recamara a Paul Scofield), y a Bruto (genial James Mason) hijo adoptivo de Julio César, y uno de sus principales asesinos. Pero no podemos olvidarnos de Calpurnia (Greer Garson) esposa de Julio César, de Cayo Casio (John Gielgud) principal instigador de la conspiración, de Gasca (Edmond O’Brien), de la dulce Porcia esposa de Bruto (Deborah Kerr), y finalmente a Julio César (extraordinario Louis Calhern). Si el reparto es superior, no se le queda a la zaga el inmenso guión, la fenomenal fotografía de Joseph Ruttenberg, así como la genial banda sonora de Miklós Rózsa.

El poder de Julio César era tan inmenso, que algunos de los miembros de Senado temen que tal poder pueda tornarse en Absolutismo. Cayo Casio influyente Senador y gran orador, es el principal conspirador para que se termine con la vida del César, instigando a otros Senadores para que lo realicen. Asimismo Julio César, por consejo de Marco Antonio acude a visitar a un adivino, que le advierte que su vida corre peligro en los idus de marzo, a lo que el César no hace ni caso, su esposa Calpurnia también le avisa del sueño que ha tenido y en la que una estatua del César estaba sangrando mientras muchos romanos se lavaban las manos en la sangre. Toda ésta sucesión de hechos llegan a hasta su último extremo, y la película los retrata de forma antológica, en particular el asesinato de Julio César, y las posteriores apariciones ante las escalinatas tanto de Bruto dando su versión al pueblo, como posteriormente la aparición de Marco Antonio con el cuerpo de Julio César en sus brazos y su habilidad oratoria para poner en contra de Bruto a todo el pueblo de Roma.
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70 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La sumisión de las masas
El teatro sobrevuela constantemente por esta película. La película se intenta localizar en la antigua Roma, nos pretenden vender sus calles, sus templos, sus senados, sus campos, sus campamentos, etc. Pero su envoltorio se queda en eso, en intento. No estamos en la antigua Roma, sino en decorados, y se nota en cada momento. Pero ahora bien, un tal Shakespeare utilizó decorados teatrales para diseccionarnos inmejorablemente al ser humano, y lo que hace Mankiewicz en esta película es recuperar su labor.

Mankiewicz adapta otra historia de este genio sobre el poder, pero esta vez no vemos cómo un hombre puede ser destruido por éste, sino cómo se puede emplear a las masas para obtenerlo. Sin embargo, sólo se utiliza parte de su metraje para contar esto, en concreto hacia la mitad. Antes y después sólo vemos los clásicos discursos de Shakespeare para mostrarnos cómo se carcomen sus personajes, pero esto es eclipsado por los dos discursos que nos muestra Mankiewicz para manipular a las masas:

· El de James Mason (Bruto): usando el lenguaje sabiamente para trasmitir su mensaje, un mensaje honesto, sincero y de preocupación por el estado del país. A pesar de utilizar trucos para llevar a los oyentes por el cauce que se desea, el motivo para esto es legítimo. Y se consigue el propósito momentáneamente: convencerlos de que él lleva razón. Un buen manipulador (y un gran actor Mason).

· El de Marlon Brando (Marco Antonio): estando el otro discurso reciente, ahora se utiliza un lenguaje adulador que parezca que está dándole la razón al anterior mientras que va soltando pequeñas pullas que vayan preparando a la audiencia. Cuando ésta está lista para ser manipulada, entonces se emplean los golpes de efecto, las falsas promesas, el espectáculo, para no sólo no darle libertad para que elija por dónde quiere tirar, sino para arrastrarla por dónde el político exactamente quiera. Y lo que quiere es el poder, la guerra, y la aniquilación de los rivales. Un grandioso manipulador (y un antológico Brando).

El resultado de cuál de los dos políticos consigue su propósito es más que evidente.

Desde el principio de los tiempos, la honradez y la sinceridad nunca han vendido, justo al contrario que el morbo y los fuegos de artificio. Así pues, utilizando un falso envoltorio teatral, Mankiewicz, Shakespare o lo dos, nos disparan a bocajarro un mensaje estremecedor por lúcido y veraz que establece quién fue el que verdaderamente se preocupó por su nación, y no por la envidia o por el poder, quedando para la historia como un modelo a seguir que nadie seguirá, y quién se preocupó exclusivamente por conseguir el poder a toda costa quedando como curiosamente la clase de político que al parecer todos los del oficio pretenden ser. ¿De qué nos extrañamos?, el poder siempre ha sido más jugoso que lo insulsamente correcto.
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67 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El más poderoso
Primer drama histórico de los dos que realiza Joseph L. Mankiewicz. Escrito por él, adapta con notable fidelidad el texto de la tragedia “Julius Caesar” (1599), de W. Shakespeare, basada en textos de Plutarco. Se rueda en escenarios naturales de las Cuevas Branson e Iverson Ranch (L.A., CA) y en los platós de MGM Studios (Hollywood, CA). Nominado a 5 Oscar, gana uno (dirección artística). Producido por John Houseman (“Cautivos del mal”, Minnelli, 1952) para MGM, se estrena el 4-VI-1953 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en Roma y Filipos (Macedonia oriental) entre los años 44 y 42 aC. Julio César muere del 15/III del 44 aC, el segundo triunvirato se constituye el 43 aC y la batalla final de Filipos se produce el 23/X del 42 aC. Tras su victoria sobre Pompeyo (46 aC), César acumula casi todo el poder en Roma con el apoyo de sus partidarios (los cesaristas), entre los que se cuenta Marco Antonio (Brando). El senador Cayo Casio (Gielgud), movido por oscuras intenciones, se erige en líder de un grupo de conspiradores del que forman parte, entre otros, Casca (O’Brien) y Metelo Cimber (Powers). A última hora se une a ellos Bruto (Mason), hijo adoptivo de César. Casio encarna la envidia y el resentimiento. Antonio representa la ambigüedad y la falsedad. Bruto es íntegro, honesto, ingenuo y manipulable. César personifica la suma de poder y autoridad.

El guión no busca rigor histórico, sino la adaptación del texto de Shakespeare, que incluye personajes históricos y de ficción, hechos ciertos e imaginarios, amalgamados en una dramatización puesta al servicio del teatro. La obra explora las pasiones humanas que se mueven alrededor del poder, como la ambición, la venganza, la crueldad, la codicia, la vanidad. Explora además los mecanismos de la traición, la lealtad, la simulación, el engaño. Analiza las pasiones humanas que se movilizan sobre todo en el ámbito de las relaciones privadas interpersonales, como la envidia, los celos, el resentimiento, las antipatías, las rivalidades. Estudia los comportamientos de personajes colectivos (pueblo, Senado, conjurados...) e individuales (Casio, Antonio...).

El film construye las situaciones como una suma compleja de cuestiones privadas y públicas, que se cruzan, enlazan e interactúan. Estudia, además, las tareas de manipulación, tergiversación, ocultación y distorsión que se dan asociadas a la consecución y a la conservación del poder. Enfrenta dos maneras distintas de entender el poder público: como una monarquía absoluta (César) o como una República dominada por una nobleza dividida y enfrentada por la consecución de cargos públicos. Los esquemas de Mankiewicz responden a los de Shakespeare, ferviente partidario de la reina Elizabeth I. Muestra la fragilidad del poder, incluso del poder absoluto, sometido siempre a la presión inmisericorde de las ambiciones de oponentes, resentidos y enemigos.
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47 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Lo mejor, Marlon
Correctísima película donde Brando se luce con el discurso que echa a la plebe y donde convence hasta las piedras. Historia de conspiraciones por todos conocida en la que la primera hora y pico es magnífica y los últimos 30 minutos decaen un poco, pero en conjunto es una buena película. Gran interpretación de Marco Antonio y gran interpretación de Bruto, que entra a formar parte de la conspiración pero con unos argumentos que casi lo justifican. Sin duda, la mejor parte de la peli es la oratoria Bruto vs Marco Antonio en la que cada uno intenta justificar la necesaria o innecesaria muerte de César. No es un peliculón, pero es una película bastante recomendable, donde se ve a un jovencísimo Brando comerse la pantalla.
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21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¡Vigila tú espalda que te la clavan, Julito!
Lo malo:

Excesivos soliloquios. Nula adaptación del teatro al cine. La recreación de una Roma de cartón piedra sin vida. Ese final alargado sin sentido.
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Lo bueno:

Mason y Brando. El uso de la cámara para potenciar la dramatización. Shakespeare. El ¿Tú, Bruto?.
Y los discursos ante la plebe, una auténtica lección de retórica. Sólo por ellos, ya merece la pena ver esta película.
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26 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
James Mason el mejor Brutus de la historia.
Magnífica adaptación de Shakespeare realizada por Mankiewicz, aunque tomó ciertas licencias ladeando algunos pasajes, mantuvo el espíritu de la misma y a través de la cámara supo transmitirlo al espectador de forma magistral, para el gozo de todos, creando una obra lírica a la par de las mejores de los tiempos.

Destacaría en toda la obra a un personaje, para mí el mejor de todos, y el que realmente ha transmitido con su lírica, la fuerza y el carisma de la obra auténtica, ha sido, James Mason (Brutus). Desde el comienzo, aparece de forma tímida y con el pasar de los minutos cobra tanta fuerza que se convierte en el centro de la obra y en el estandarte de la misma y por supuesto, se convierte en el mejor Brutus de todo el cine. Un actor que sabe actuar.

Tampoco quiero menospreciar al resto del elenco que están a la par en cuanto actuación, y que sin ellos no sería todo lo mismo.

En resumen, un gozo para el alma, un deleite para los oídos y un regalo para el corazón, con actuaciones vivas, dinámicas y enérgicas, donde el esplendor de lo lírico y teatral cobra auge, solo que en un escenario mayor.
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15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Shakespeare y Mankiewicz, “Emperadores” del verso y la prosa.
Conocido como el director de la palabra, Joseph Leo Mankiewicz, guionista, productor y cineasta no podía dejar de sustraerse a la tentación de llevar a la pantalla la inmortal obra de Shakespeare basada en los textos de Plutarco. Y lo hizo con un modesto presupuesto en blanco y negro pero con un reparto de lujo, que huía de los fastos del Technicolor y el Cinemascope para centrarse en la magia del lenguaje y la interpretación. Como es habitual en las obras del dramaturgo, sus temas son universales y afectan a la condición humana, una profunda reflexión sobre los regímenes autoritarios, la ambición, el poder, la lealtad y la traición. Las palabras de un humilde ciego son premonitorias: “César, cuídate de los idus de Marzo”, ratificada en sueños por la esposa de éste.

Roma, año 44 antes de Cristo, Julio César, tras haber derrotado a Pompeyo en la batalla de Farsalia, es aclamado por sus fieles pero repudiado por sus sempiternos enemigos, que por las calles lanzan continuos discursos al pueblo recordando cómo antes de su victoria vitoreaban a otro, hoy vencido. Básicamente, Julio César vive esas diatribas con dos personas muy cercanas a él: su fiel y leal amigo Marco Antonio y Casio, “hombre extremadamente peligroso” en palabras del propio dictador. Casio trama una conspiración y busca su legitimación en otro noble romano: Bruto, un hombre popular y respetado por el pueblo. Pero el noble tiene problemas de conciencia y se debate consigo mismo, intentando hallar la frontera que separa el bien del mal.

Evidentemente los diálogos y monólogos son magistrales, por parte de la pléyade de actores que lidera un Marlon Brando asombroso con su famoso discurso desde las escaleras del senado al pueblo de Roma. Recomiendo versión original para apreciar en toda su pureza la calidad del lenguaje, su fidelidad al texto original. Esta no es una película espectacular, ni de batallas épicas, en todo caso, son batallas dialécticas, pero de una precisión y belleza absoluta. Una narración creativa y elegante en la puesta en escena, lo que prevalece son los personajes atormentados por encima de los decorados y todo lo aleatorio. Excelente la fotografía y la música de Miklos Rozsa.

Según las crónicas, los actores cobraron una cuarta parte de su caché habitual, el director afirmaba que desistió del color para que “el rojo de la sangre no inundara las relaciones de los protagonistas”. En cambio el productor John Houseman aludía al discreto presupuesto, incluso que tuvieron que utilizar el vestuario de “Quo Vadis”, gran superproducción anterior. Es obvio que esta versión de Shakespeare es la personal visión del cineasta como un “drama contemporáneo”, pero en mi opinión, está a la altura de los maestros en el tema de adaptaciones como fueron Orson Welles y Laurence Olivier, genios de la escena.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ave, Marlon Brando.Los que te contemplan se quedan anonadados.
Sinceramente, el gran atractivo de este film es poder contemplar la soberbia interpretación de Marlon Brando. No cabe duda de que la cinta está muy bien dirigida por Mankiewicz, haciendo que se parezca más a una pieza teatral gracias a sus trabajados monólogos y diálogos. Tampoco se puede negar el talento interpretativo de sus actores (brillante, James Mason), y es que al fin y al cabo, Brando es un segundario en la película. La fotografía del film es realmente exquisita al igual que el resto de elementos de la cinta pero la fuerza de Marlon Brando es demasiado arrolladora y hace que el resto de elementos que componen el film se tambaleen y pierdan el interés durante el transcurso de la cinta. Para que puedan comprender mejor mis explicaciones, es mejor que lean la parte del spoiler.
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15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Cuadriculada.
La dirección de Mankiewicz simplemente desaparece, no existe. Ruttenberg se dedica a situar la cámara y a sacar y sacar planos. Pero el que dirige es Shakespeare. La película parece estar excesivamente encorsetada en el texto de Shakespeare, no da la sensación de libertad fílmica, al contrario, parece un guión muy rígido sin pocas oportunidades para un guión cinematográfico. No digo que se parezca, digo que la estructura está excesivamente teatralizada.

El reparto es de gran calidad, lleno de estrellas del buen hacer, pero le falta mucho a la película.

No sé, mucho ruido y pocas nueces, no se me ocurre mucho más que decir que valga la pena, mejor me callo.
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22 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Y Bruto es un hombre de honor... (x7)
Magistral adaptación de la no menos emblemática obra de William Shakespeare centrada en la conspiración que algunos de los hombres de confianza del César tejieron para quitarle de en medio. El motivo: la creencia por parte de este grupo de hombres de que el César estaba ambicionando demasiado poder, y en última instancia, que iba a restaurar la monarquía en Roma.

Dirigida con un total dominio del pulso narrativo y de la puesta en escena por parte de Mankiewicz, la película es, y hay que aceptarla como tal, una adaptación de una obra teatral. Sin embargo, y pese a la evidencia de los decorados, es de tal magnitud y categoría el texto de Shakespeare que una vez aceptamos tal convención lo único que nos queda es sentarnos y disfrutar durante casi dos horas de una maravillosa historia de traiciones e intrigas políticas en las altas esferas del poder romano.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
«Entonces, muere César»
Pensemos que así fue. Que el Arte complete la Historia. Pensemos que Julio César pronunció ese «¿Tú también, Bruto?» con la elegancia y el desgarro con el que lo pronuncia Louis Calhern en su último suspiro.

Pensemos que Marco Antonio tenía un físico de verdadero dios romano, transfigurado en un Marlon Brando de piel reluciente y bronceada, y suaves músculos. Su presencia es, en una palabra, apoteósica. Porque él era más, mucho más que un rostro inigualable. Marlon hace el monólogo más impresionante de la película, a los pies de un César muerto, a solas con su furia. Pensemos también, por qué no, que Bruto tenía la elegancia de James Mason, y que el espectro de su víctima le atormentó en las vigilias.

Pensemos que sí, claro, que Calpurnia soñó que César moría, aunque nadie la creyese, y que la noche antes toda clase de prodigios camparan por Roma. Que las fieras parían en medio de la calle, que se incendiaba la ciudad, que los muertos salían de las tumbas para anunciar al mundo, al universo, que iba a morir César.

Película especialmente dirigida a los amantes del teatro, ya que es puro teatro llevado al cine. Diálogos, puesta en escena, interpretación, todo es teatro, y además del bueno. Tiene una primera parte muy destacable, pero a partir del crimen las intrigas que se desatan hacen que baje el nivel al volverse algo lenta y poco relevante. Pensemos que, después de César, ya nada pudo ser igual.

Yo hasta la calificaría de rareza cinematográfica. Elegante y sencilla en su forma, pero, ojo, de tal complejidad que requiere máxima concentración. Así pues, muy recomendable.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tributo a Marlon Brando en el Décimo Aniversario de su Muerte.
97/03(08/07/14) Notable adaptación de la shakesperiana obra “Julio Cesar” (1599) dirigida por un gran director de actores como Joseph Leo Mankiewicz. Universal obra que toca temas que más de 5 siglos después de ser escrita siguen vigentes. Posee una sobria puesta en escena que deja sobresalir las impresionantes actuaciones de unos actores en estado de gracia.

Estamos en la Roma del año 44 antes de Cristo, Julio César (gran Louis Calhern) es el gran conquistador de la República Imperio, ha añadido varios grandes regiones a Roma, acaba de derrotar a Pompeyo en la Batalla de Farsalia, su popularidad no tiene límites. En Roma es aclamado por la plebe mientras desfila con su esposa Calpurnia (buena Greer Garson) y con su fiel Marco Antonio (gran Marlon Brando), un adivino (buen Richard Hale), previene a Julio César sobre los Idus de marzo, pero varios senadores recelan de sus ambiciones, entre ellos Bruto (gran James Mason) que ve nocivo para Roma el poder absoluto que puede serle ofrecido por el Senado, el sibilino Casio (gran John Gielgud), Casca (buen Edmund O´Brien) o Metelo (correcto Tom Powers), y conspiraran para asesinarlo.

John Houseman es el productor e impulsor del film para la MGM, en 1937 con su compañía co-creada con Orson Welles Mercury Theater hizo una aclamada versión en los escenarios de Broadway, protagonizándola Welles, aunque estaba enemistado por una pelea con Welles recurrió a él, pero este estaba preparando otra shakesperiana obra para el cine, “Otelo”, financiada por el Rey Faruk de Egipto, así que Houseman echó mano de Mankiewicz, que además adapta con fidelidad la obra del genial bardo del 1599 que se inspiraba en textos de Plutarco, por supuesto no se le puede buscar rigor histórico es una fabulación dramática sobre lo que realmente pudo pasar, donde incluso se inventan personajes.

Es esencialmente teatro con majestuosa puesta en escena, pero teatro, no lo entiendo como un defecto si no como un homenaje a Shakespeare y a como el proyectó su obra, con diálogos lapidarios, con soliloquios solemnes, con el marcado marchamo tearal-operístico, para disfrutar debes aceptarlo como aceptas en un musical que en medio de una conversación se pongan a cantar y bailar. Es un relato que aborda la capacidad de manipulación, de demagogia, de hipocresía que detenta la condición humana, impresionante el discurso de James Mason, pero Marlon Brando hace lo difícil y le supera, demostrando que con pasión y mucha labia se puede ser el Maestro de Marionetas, haciendo que las masas del populacho bailen a su antojo. La cinta posee un fluido ritmo, unos inteligentes diálogos de una enorme profundidad en manos de unos actores sublimes. La historia reflexiona sobre los mecanismos sibilinos del poder, sobre la demagogia enfrentada al idealismo, sobre dos formas de entender la política, en realidad se enfrentan el fascismo de que como una persona está destinada a ser el guía de un pueblo, aunque sea a través de la tiranía, en este caso Julio César, y la otra la República donde el poder recae en los senadores, representan a la nobleza del pueblo, dos imperfectos sistemas, de hecho Mankiewicz tiene el acierto de no posicionarse, no hay buenos y malos, todos son grises, priman las ideologías manejadas con demagogia, las dos, las dos creen tener razón, las dos creen estar luchando por su pueblo, es un duelo por la integridad personal en el que sobresale Bruto. Y la ley del más fuerte siempre terminara siendo la opción ganadora, se ahonda en las debilidades humanas como la codicia, la ambición, la traición, la hipocresía, la venganza, el egocentrismo, la vanidad, la envidia, la mentira, la tiranía, en duelo contra la lealtad, el idealismo, el honor, la nobleza, o el patriotismo. Se estudia los mecanismos en las alcantarillas del poder, las medias verdades, la tergiversación de argumentos, las conspiraciones en las que se unen todo tipo de personas, con diferentes visiones del mundo pero con el Enemigo a derrocar, se reflexiona sobre las astucia, sobre la ambigüedad moral para moldear a la opinión pública a tu antojo.

La cinta posee grandiosos momentos que perduran en la mente del buen cinéfilo, desde el arranque en que la gente festeja la entrada de Julio César en roma tras su victoria ante Pompeyo, cuando poco tiempo atrás vitor4eaban a Pompeyo como salvador de la República, o la sibilina reunión nocturna en casa de Bruto donde los conspiradores con Casio a la cabeza convencen al anfitrión de asesinar a Julio César, o el modo sutil apelando a su vanidad y narcisismo en que el senador Décimo Bruto convence a Julio césar de que debe ir al Senado a pesar de los malos augurios de los sueños de su esposa Calpurnia (buena Greer Garson),terminando Julio con la frase <El cobarde muere mil muertes", decide estoicamente, el héroe una vez>, o la portentosa planificación del apuñalamiento (23) múltiple en el senado, con ese último pincho de bruto, con julio César acercándose en un sofocante primer plano con la mano extendida hacia su ahijado y este le responde clavándole la daga y el asesinado responde con la mítica frase <Tú también Bruto>, y por supuesto el Descomunal duelo de discursos, primero el de Bruto/Mason embestido de idealismo y patriotismo republicano, y el segundo el de marco Antonio/Brando con el cuerpo en brazos aun sangrante de Julio César, pasional, mordaz, agudo, penetrante, arrollador, sublime, arranca con <Amigos, romanos, compatriotas, prestadme vuestros oídos. Vengo a enterrar a César, no a alabarlo. El mal que hacen los hombres vive después de ellos, el bien es a menudo enterrado con sus huesos; Que así sea con César…>, 12 minutos Apoteósicos, el zenit de la película, una de las cimas de la retórica y el dominio de las masas, o la reunión del triunvirato Lépido, Octavio y Marco Antonio culminada con la alegórica imagen de Marco moviendo el busto de Julio César para a continuación sentarse en el sillón Imperial. (Continua en spoiler sin)
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
-¿Qué hora tienes, Casio? -Los idus de marzo en punto...
Menudo lío el de los romanos cuando el más grande de todos ellos, o al menos el más famoso, Julio César, vivía en lo más alto del poder poniendo en duda las bases de aquella República, con senado y todo. No sabemos lo que opinaba Shakespeare, pero sí lo que escribió, que no es otra cosa que la labor de su buena pluma bajo la influencia de otros grandes cronistas de la historia de Roma. Ellos nos cuentan que Julio rechazó repetidamente la supuesta corona de laurel que le ofrecieron en público durante aquellos fatídicos días (para su vida).

Según la opinión general, Joseph L. Mankiewicz no acaba de arrancar, no arriesga, y se dedica más a seguir las palabras del dramaturgo inglés que a otra cosa, con todo el poso teatral que lógicamente arrastra, olvidándose un poco de la cámara y esas otras cosas como la fotografía. Yo no pondré en duda una cosa u otra, pero tengo clarísimo que el innegable aspecto teatral de "Julio César", a excepción de su parte final, condiciona enteramente la película. Hay tiempo para disfrutar de Mason y de Brando y faltan palabras para elogiar las interpretaciones de sus monólogos. Yo llegué aquí por Brando y me voy pensando que Mason le da un repaso. No quiero decir que Marlon Brando lo haga mal, pero es que lo del otro es de otro planeta, es absolutamente superior, una maravilla.

Y llega mi valoración final y me quedo lejos de considerarla una obra maestra, qué le vamos a hacer, entretiene, está bien hecha y hay unos actores, los que salen más y los que salen menos, que son un ejemplo de profesionalidad. Pero no me ha emocionado, de hecho me quedo con otras cosas secundarias como el vestuario: qué togas, nadie las menciona y los considero uno de los vestidos con más encanto que pueden verse en el cine. Ahí lo dejo.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Mankiewicz, lo tuyo es puro teatro
Para un espectador como yo, que todavía no ha leído la obra de Shakespeare, cabe decir que, prácticamente, la obra se puede dar por leída en gran medida, puesto que la película que nos ocupa es, básicamente, un trasunto de la obra teatral, llevada a la secuenciación propia del cine, pero conservando la escenografía típica de la dramaturgia teatral, excepción hecha en el caso de ciertos planos panorámicos y de la última media hora, en donde se representan las batallas en campo abierto (magníficos exteriores).

Esto, que para ciertas personas constituye una virtud, para mí representa un ligero hándicap. Por dos motivos: a) en cierto modo, el séptimo arte comporta una popularización de la emoción estética producida por las artes más clásicas (teatro, literatura), porque el lenguaje visual-secuencial es más concordante con la percepción humana, no circunscrita a los límites del escenario teatral, ni sujeta a la lenta digestión de la literatura; en ese sentido, una mimetización del libreto teatral, adaptada únicamente a la óptica meramente técnica de la cinematografía, desaprovecha en parte las posibilidades de la filmación; esto es, se echa en falta en la película algunos recursos más propios del cine (más primeros planos, más exteriores, etc.); b) asimismo, apartándose un tanto del texto original, un guión más accesible al gran público, y más concordante con el ritmo cinematográfico, creo que hubiera resultado más positivo. Matices éstos que considero válidos en el caso de una película, pero que, en la sala del teatro, o con el libro entre las manos, no los consideraría.

Pero bueno, el amigo Mankiewicz, a fin de cuentas, siempre ha tenido predilección por el teatro. Tampoco vamos a exigir tanta pureza cinematográfica.

Por lo demás, la película se sale en muchos aspectos: actuaciones, interiores, exteriores, fotografía, ... no sé cómo, pero logra captar esa silueta oronda, recia y mítica de nuestros antepasados, que ya he visto en películas sobre la antiguedad de Pasolini (pienso en Edipo Rey). Y fantásticas interpretaciones de todo el reparto. Como suele pasar, los extras están un tanto sobreactuados, pero bien también.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Conspiraciones en el senado.
Grandiosa adaptación cinematográfica del Julio César de Shakespeare por parte de Mankievicz, que nos ofrece una imagen de Roma en las antípodas de la opulencia que se le presupone a la capital de un imperio en su mayor apogeo.
Hambruna y lúgubres callejuelas caracterizan esta película sobre conspiraciones y traiciones en el senado con unos diálogos y soliquios soberbios, que conservan el origen teatral de la obra.
Excepcional reparto donde Gielgud, Mason y Calhern (Casio, Bruto y Julio César respectivamente) rayan a un gran nivel, aun así, son superados por un Brando (Marco Antonio) que con su discurso en las escalinatas culmina una de las interpretacionas más impresionantes, no solo de su carrera, sino en la historia del cine.
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10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Riqueza lingüística
Una obra de teatro llevada al cine con un buen ritmo, con la moral de cada personaje perfectamente detallada, la épica propia del imperio romano, el abuso del poder o las envidias, un pueblo que se manipula con facilidad y las diferentes formas de ascender al poder... una de las cintas con mayor riqueza lingüística que he visto, claro que para firmar el pacto les daba la amanecida y a veces llegaba a ser cómico cuando hablaban sólos, pero queda claramente excusado en su creación teatral y en las leyendas romanas, de hecho siempre están presentes los dioses, los presagios y demás componentes sobrenaturales.

La forma en la que un emperador pierde su poder porque la confianza abre el camino a la conspiración, sin duda alguna todo el proceso de sublevación, como este grupo convence a un hombre honrado para que los represente y conseguir derrocar a Julio César es lo mejor de la cinta, donde la ambición paga su deuda, y entonces aparece la figura de Marco Antonio para comenzar a destapar la ¿injusticia? y avisar que el espíritu se tomará su venganza en forma de guerras... una segunda parte mucho mas convencional, sin entretenerse en escenas de batallas, para culminar con la moralidad de quien ha sido el que gobernaría tras Julio César, si el honrado o el manipulador... y es que desde el comienzo de los tiempos de la política el pueblo siempre ha sido engañado, enseguida tomamos a Bruto como un asesino injusto y no lo era y enseguida se idolatra a Antonio por su falso discurso...
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Épica y lírica
Julio César pertenece a esa larga lista de adaptaciones al cine de obras de teatro de Shakespeare. Desde luego que no es la primera en hacerlo ni siquiera la primera en hacerlo de esta obra, pero sí que es un esfuerzo bastante notable. La manera de presentarlo todo y de las actuaciones haría que el autor de Hamlet estuviera orgulloso de ver su obra interpretada de esta manera.

La historia narra la caída de Julio Cesar (Louis Calhern), desde la planificación del complot por los senadores Marco Junio Bruto (James Mason) y Cayo Casio Longino (John Gieguld) como su propio asesinato y finalmente la venganza por su ahijado Marco Antonio (Marlon Brando).

Quitándonos lo dudable de en medio, la película sufre de lo mismo que le pasa a "Mucho Ruido y Pocas Nueces" de Kenneth Branagh. Y esto es el fenómeno que se podría acortar como: "camarero, hay un poco de cine en mi teatro". Esto se basa en el exceso de monólogos internos donde los personajes cuentan lo compungido o joviales que están y además con una enorme grandilocuencia. No es malo necesariamente, pero es un desaprovecho de los recursos cinematográficos a favor de formas más propias del teatro.

Sin embargo, aunque este apartado no me termina de convencer, si que es cierto que hay momentos donde esos grandes soliloquios tienen su lugar en la película y funcionan de maravilla. Uno de los mejores momentos son los discursos de Bruto y Marco Antonio frente a la multitud romana, donde los personajes quedan denotados que ninguno es puro bien ni puro mal. Esto, sumado al gran reparto (mención especial a los actores de los dos anteriores personajes, Marlon Brando y James Mason), acaba dando una gran obra cinematográfica.

A pesar de que en ocasiones parece más una grabación de una obra teatral que una película, lo cierto es que al final la épica cinematográfica acaba funcionando gracias en gran parte al cuidado de la moralidad de los personajes y al reparto estelar que rodea a toda la obra. Todo esto hace que Julio Cesar sea una de las grandes adaptaciones teatrales que se han hecho.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Hombres honorables
"El mal que hacen los hombres les sobrevive, el bien queda frecuentemente sepultado con sus huesos." Marco Antonio (Marlon Brando).

Escrita y dirigida por Mankiewicz, su Julio César sigue siendo una de las mejores adaptaciones cinematográficas de la obra de William Shakespeare. Trasladado del lenguaje teatral al cine de manera formidable, una producción cuya violencia radica y golpea en las palabras y la puesta en escena, pero, sobre todo, en un elenco actoral extraordinario, medido al milímetro.

Obra capital de Shakespeare, inolvidable interpretación del buque insignia del método Stanislavski, un joven Marlon Brando nos brinda una fascinante interpretación, contenida y con el tempo adecuado, cómo él solo sabía hacerlo, del noble vengador Marco Antonio. Su escena sobre el cadáver de César y el monólogo a la población son sobrecogedoras. Impresionante duelo interpretativo con el atormentado Bruto, James Mason. Son "hombres honorables", como diría Marco Antonio en su parlamento político.

Y todos conspiradores. Conspiración, muerte, asesinato, venganza, envidia, poder, corrupción... y mucha política. Mankiewicz olvida las producciones épicas y sostiene la cinta en un entramado teatral, sin apenas batallas, cargado de elementos del más puro estilo thriller de suspense y con una fotografía que juega a la perfección con el ambiente ominoso que reina entre las paredes de esa Roma oscura. La dirección y la diversidad de planos actua como pieza imprescindible en este magnífico cuadro.
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6
La vida de Bruto
Visión obligada de este clásico del cine basado en la obra de teatro de William Shakespeare. Un gran papel de Marlon Brando y también el de James Mason que es el autentico protagonista de este drama.
La primera hora es un poco lenta y 66 años desde que se estreno esta producción se nota y con guion demasiado teatralizado resulta un poco anacrónica.
Es interesante, e incluso la vería otra vez para poder apreciar matices y entender mejor la ambientación de la época, pero no es una de mis películas preferidas.
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8
Clásico imperecedero
"El Mal que hacen los hombres les sobrevive, el Bien queda frecuentemente sepultado con sus huesos."

Muy buena película, que no decae en sus valores cinematográficos a pesar de los años transcurridos.
Se trata de una excelente película, muy entretenida e interesante durante todo su metraje.
Las interpretaciones son sensacionales, empezando por un sorprendente Brando, que cayó muchas bocas que habían dudado de su técnica para desarrollar este difícil papel. Para conseguirlo no dudó en pedir ayuda al gran John Gielgud (cuyo personaje es el verdadero motor de la historia), quien fue su maestro de dicción. Y bien que se notó en el resultado final.
Excelente dirección y puesta en escena, con unos sensacionales decorados que ganaron el Oscar en ese apartado.
Un clásico imperecedero.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
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