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54 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Maniac: la obsesión de Frank por poner truancas a los maniquíes.
“Maniac” se presentó en Sitges 2012 siendo uno de los principales “pelotazos” del festival al contar con la presencia del director Franck Khalfoun y la presencia de Elijah Wood, a quien dedicaron unos minutos previos para homenajearlo con un magnífico vídeo-resumen de su trayectoria en el cine. El asunto no acababa ahí, pues al finalizar el vídeo, el actor subió al escenario para recoger el premio de “La màquina del temps” que agradeció y dedicó a todos los presentes. Una vez acabados los actos de entrega, pasamos a la visualización del film.

Frank es un asesino en serie que no llama la atención ni levanta sospechas, y que verá como sus planes se truncan a raíz de la aparición de Anna, una artista que está empezando a abrir una exposición de arte y a la cual conocerá. Será entonces cuando deba decidir o más bien controlar si necesita un nuevo trofeo o es su amor platónico. Vista la experiencia en el cine de Elijah Wood como villano, iba a ser muy raro que decepcionase, puesto que es un actor que ha sido capaz de realizar a la perfección ambos roles. Quizás para muchos es y será Frodo de “El señor de los anillos”, pero yo le recuerdo por ser Kevin, aquel despiadado y silencioso asesino siniestro entre las sombras de “Sin City (Ciudad del pecado)” (2005).

Aquí, en “Maniac”, interpreta a Frank Zito, un hombre solitario con problemas mentales que se dedica a asesinar mujeres para apoderarse de sus cabelleras y luego exponerlas en su tienda de maniquís. Siendo un hombre el cual vemos que intenta poner remedio a su problema tomando pastillas que “mitigan” su dolor y hacen que sus jaquecas desaparezcan temporalmente, calmándolo y convirtiéndolo en una persona normal. Aunque cada vez le es más difícil controlar al asesino que lleva dentro, el cual se apodera cada vez más y más de él.

Notable como digo la interpretación de Wood, que encarna a un maníaco más que creíble al tener esa mirada acarameladora la cual al igual que los protagonistas, jamás creerían que detrás de ello se esconde un asesino de tal calibre. Aunque Wood es el protagonista absoluto del film, Nora Arnezeder (“El invitado“, 2012) logra acaparar la atención del espectador, siendo Anna, una chica que quiere progresar como artista la y que ha expuesto en varias galerías. Siendo una chica atractiva, vive inmensa en el mundo del arte, conformado por ese entorno “chic” de personas que entienden del tema y la pueden ayudar en la evolución de su carrera. Es una chica que tiene las ideas claras y la cabeza en su sitio que no se deja engatusar por nadie.

A medida que vamos viendo el film de Franck Khalfoun (“Parking 2“, 2007), vemos que tiene más virtudes de las que pensamos y que no es un film de slasher vulgar y pretencioso. Gusta ese riguroso ritual que sigue el protagonista hasta conseguir a la victima perfecta. La paciencia y la de tiempo que dedica hasta que “captura” a su presa mientras va observando a sus objetivos desde su automóvil. Después observamos ese culto y fetichismo que tiene con los maniquís, los cuales trata con suma delicadeza, siendo algunos piezas de colección. Todo ello sin olvidar que casi el 90% de la cinta se ve desde una perspectiva en primera persona, por lo que el espectador acaba adentrándose en la piel del protagonista (es impactante cuando le empiezan a dar jaquecas).
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54 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un remake con estilo y personalidad
En una época como la que vivimos actualmente en el cine, repleta de secuelas, remakes y otro tipo de adaptaciones de materiales ya existentes, es un placer encontrarse con una película como "Maniac" de Franck Khalfoun. El realizador de "Parking 2" (2007) sale airoso de la tarea de volver a contar "Maniac" (William Lustig, 1980) al otorgarle un estilo completamente personal y alejado de la original, recurriendo a la narración en primera persona (es decir, que vemos prácticamente todo el film desde los ojos del protagonista) y utilizándola de forma inteligente. Esta decisión de estilo no sólo no ahoga sus intenciones, sino que ni siquiera mina las posibilidades formales de la película, respetando -aún con este cambio de punto de vista- el tono de la obra original. Lo que tenemos así es una suerte de película ochentera realizada con medios actuales y que nos devuelve al pasado en la forma en que retrata este mundo urbano y en el uso de la música, recordando un montón a "Drive" (Nicolas Winding Refn, 2011).

"Maniac" vive por si misma de todas formas y funciona como ejercicio de estilo y de género, un slasher que se define en su primera secuencia en la que vemos cómo desde un coche alguien sigue a una joven, para acercarse a ella y asesinarla. Cuando aparece el rótulo con el título de la película ya sabemos que estamos ante algo que sabe mirar al pasado sin quedarse allí, avanzando formalmente para crear una película completamente esquizofrénica -en el buen sentido- en la que no falta un psicópata con gran interés (interpretado de forma sólida por un adecuado Elijah Wood), varios elementos narrativos que ahondan en su personalidad, flashbacks bien insertados que ayudan a conocer su pasado y que en ningún momento se usan como justificación o excusa, pues son -en realidad- más datos añadidos a una historia sencilla (no deja de ser un slasher con sello autoral) que guarda alguna sorpresa inesperada en su último tercio. Estilosa, sacando provecho de elementos como maniquíes, lugares cerrados y claustrofóbicos. "Maniac" no es ninguna obra maestra pero dentro de su género es totalmente obligatoria para los fans, y quizá el mejor remake de una película de terror desde "Amanecer de los muertos" (Zack Snyder, 2004).
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33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Perturbadora. Muy bien realizada
No he tenido el gusto de ver la original para poder hablar de MANIAC como un remake más al montón, pero eso puede que me diera pie a disfrutar más de ella sin dar pie a las comparaciones que pueden lastrar tu opinión cuando ves una película así.

Un relato escalofriante y tétrico sobre los horrores que circulan por la mente de un psicópata, un asesino en serie traumatizado que busca mantener eterna la belleza de sus víctimas conservando sus cabelleras en maniquíes. Un slasher que recuerda a clásicos como 'La Matanza de Texas' (1974) pero que se abre a la experimentación de las sensaciones del público en una desagradable mezcla de efectos visuales, maquillaje gore, una fotografía de lujo y una banda sonora cuanto menos irritante.

Está claro que la valoración general es más que positiva. Sin embargo, no es acta para todos los estómagos, eso no hay que dudarlo. La primera escena ya nos advierte del resto de la película; un grito sordo callado por el filo de un cuchillo y la primera cabellera al aire acompaña al título de la película que aparece con un golpe drástico de música. A unos les hará huir y a otros les sentará y les hará frotarse las manos por lo que pueda seguir a tal inicio.

Gracias a la utilización del punto de vista en primera persona conseguimos meternos (casi literalmente) en la cabeza del protagonista, muy bien llevado por Elijah Wood en un papel más cercano al Kevin de Sin City (peliculón) que al un tanto insípido Frodo de ESDLA. A pesar de ser una visión arriesgada, es muy efectiva, dando mucho juego a la utilización de luces y espejos, creando un resultado final muy vistoso en la fotografía.

La crítica puede haberse ensañado con ella, aunque en nuestro país aún estemos a la espera de confirmación de su estreno, pero es una cinta con carácter y estilo propio, con ciertos aires de cine negro, una explosión thriller psicológico y terror, y algunos toques que me llegaban a la cabeza relacionados con un estilo bastante especial similar al fantástico Nicolas Winding Refn por la iluminación y la música electrónica bañando una mente perturbada.

Aconsejable conjunto de sangre y terror. Personalmente, llevaba tiempo sin ver una película de estreno con terror capaz de llevarse mis halagos. Ésta lo ha conseguido. Y no por el gusto por la sangre y lo que muchos consideren obsceno, sino por su manera de tratarlo. Pretende inquietar, perturbar, incluso asquear, y lo consigue.
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24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un maniático de los pelos ( nada que ver conmigo ).
LO MEJOR: La apuesta en escena de su director Franck Khalfoun, que utiliza la cámara en primera persona ( un verdadero disfrute para el espectador, ya que nos mete de lleno en la mirada de "FRANK" interpretado por un siempre correcto Elijah Wood ), ademas es técnicamente excelente. Las escenas de los asesinatos están rodadas de una manera impecable. La banda sonora en donde sobresale el track "main theme" es brutal ( te deja totalmente perturbado ), excelente para acompañar al "serial killer".
LO PEOR: Que ya sabemos como va a terminar.
PD: Una película súper recomendable que merece ser vista si o si.
PPD: No apta para estómagos sensibles.
PPPD: Elijah Wood te estas quedando calvo tio.
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25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
JODIDAMENTE BUEN REMAKE
No voy a extenderme en elogios a mi admirado Aja ni al cine francés de terror que nos está regalando las mejores cintas en décadas. Tampoco voy a liarme en parrafadas adulatorias a Wood, al que tengo por estupendo actor mucho más allá de su genial Bolsón. Pero he vuelto a ver Maniac y la sensación vuelve a ser la misma que cuando se estrenó en Sitges, lo he flipado pero mucho, mucho, mucho.
Cuando William Lustig estrenó su Maniac, allá por el 80, yo aún casi gateaba. Tuve la potra de verla en uno de esos locos cineclubes que nos montábamos en Segovia mis colegas de carrera y yo, y bueno, teniendo en cuenta lo fatal que envejece la mayoría de los slashers de la época me pareció bastante decente, guarruna, salvaje y sucia. Me enteré que Alexandre Aja barajaba hacer el remake, que se puso a escribir con su compañero de correrías Levasseur, autor de las pelis que más he disfrutado del director francés, así que empecé a relamerme un peliculón a lo Alta tensión, o Las colinas tienen ojos, o incluso a lo Piraña 3D.
Pronto el proyecto cambió de manos y cedió la dirección a Khalfoun, y ahí empecé a tener menos y menos ganas de estreno. Aunque sus dos pelis anteriores, Parking 2 y A un paso de la muerte no me disgustaron, tampoco son para tirar cohetes, así que acabé casi olvidándome de la cinta. Un año después se estrena, y flipo viendo lo estupendamente bien que lo han hecho, productores, guionistas, actor y director. Porque Maniac está muy, muy bien interpretada, pero aún mejor dirigida. Casi desde un plano subjetivo completo el director nos mete en la piel de su protagonista, un psicópata al uso con alucinaciones, sensaciones mal interpretadas, obsesiones extremas y-fantásticas-migrañas y jaquecas. La fijación del chaval es cortar cabelleras femeninas que selecciona minuciosamente en cada uno de sus objetivos de caza y lucirlos en los maniquíes que pueblan su casa.
Calles sucias, música decadente, homenaje incluído a El silencio de los corderos con Goodbye Horses-qué listo es el tío- y a su Buffalo Bill, iluminación potente y a ratos tenebrosa, un gore totalmente delicioso y una capacidad para hacer comprender al espectador asombrosa hacen de Maniac una de las mejores cintas de terror del año.
Aja, mientras, tras mutar a Frodo en psycho killer, utiliza a Harry Potter como borracho vengativo en su próxima cinta americana.
Cuando las cosas están bien hechas, redondas, perfectas, uno se da cuenta de la suerte que tiene de seguir disfrutando del cine como en aquellas filanderas-cineclubes de hace veinte años.
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22 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La locura y el horror vistos en primera persona.
Los remakes nunca han sido mi fuerte. Sólo puedo justificarlos cuando superan en mucho al original, y me cuesta muchísimo visionar esas nuevas aventuras. Por desgracia la mayoría sólo son puestas al día y no aportan nada nuevo. En el caso que nos ocupa se trata de una revisión de un film de 1980, con el mismo nombre, y realizada por William Lustig. Afortunadamente en esta ocasión tenemos que hacer una excepción.

Frank Khalfoun plasma magistralmente el terror más salvaje de la mano de un asesino en serie, que cuenta, entre sus habilidades, la de cortar las cabelleras de sus víctimas. Evidentemente, éstas no son para realizar trabajos de peluquería, si no para poder recrear la figura de su difunta madre y hablar con ella.

Otra cosa a destacar de la película, y aquí me adelanto un poco a la parte técnica de esta crítica, es que está rodada con cámara subjetiva. Lo que ve el asesino es lo que vemos nosotros. Sin ser algo muy innovador, parece una apuesta arriesgada y, en este caso, bien realizada. Nos viene a la memoria la entrañable La Dama del Lago, rodada en 1947, que usó por primera vez esta técnica en todo su metraje.

Ahora voy a hablar del tema de los manidos homenajes que algunos directores se supone que hacen a sus colegas, o a otras obras pretéritas. Si nos ponemos a escarbar, seguro que incluso vemos algún parecido con Blancanieves y los 7 enanitos. Analizando esta cinta hay uno que es muy evidente, y otro un poco más sutil. El que se manifiesta con claridad es el que se hace a El Gabinete del Dr. Caligari, ya que incluso se pueden ver algunas escenas de esta obra maestra del terror. El más difícil de comentar es el que queda más solapado, y quizás algunos de vosotros no estará de acuerdo conmigo. Me estoy refiriendo a El Silencio de los Corderos, la magnífica película de Jonathan Demme que marcó época. ¿En qué me baso para afirmar esto?, pues simplemente en un pequeño detalle. ¿Recordáis la canción que escuchaba Buffalo Bill mientras se probaba los trajes de piel de sus víctimas?, pues sin ser la misma música, en una de las escenas más perturbadoras de Maniac, escuchamos algo muy parecido. Debe ser cosa de la asociación de ideas…

Frank es un restaurador de maniquís que arrastra un trauma desde su infancia, su difunta madre no le trató muy bien, según parece. Para contrarrestar ese complejo, Frank necesita hablar con ella. Desde luego lo hace, pero no al gusto de la mayoría. Casualmente, entabla una relación, en principio normal, con Anna, una fotógrafa de arte. Pero ¿puede un perturbado iniciar una amistad?, enseguida nos daremos cuenta.

Fantástica película de terror que, a través de un guión muy inteligente, nos enseña el infierno sin necesidad de descender a él. La brutalidad está servida, de una manera salvaje y directa y crea la sensación de que el horror esté mucho más cerca de nosotros, ya que lo que vemos es lo que ve nuestro amigo Frank, interpretado magistralmente por el Sr. Elijah Wood. Seguro que estaréis pensando que si está rodada con cámara subjetiva, la actuación de éste es secundaria. Muy al contrario, las escasas apariciones, a través de espejos y reflejos de este magnífico actor, son escalofriantes. Su sola mirada basta para helarnos la sangre, ¿se puede hacer más con menos? El resto de actuaciones también son muy buenas, y todas las protagonistas femeninas aportan su granito de arena para dejarnos en estado de shock. Las justas escenas gore están muy bien rodadas, y hay que felicitar por su trabajo al equipo de efectos especiales. La fotografía es fantástica, crea atmósferas terroríficas en muy poco espacio. En cuanto a la música decir que está muy bien elegida, dejando constancia de lo bien que encaja la ópera con los filmes de terror, acongoja el clímax creado.

Hasta el título es apropiado. Pronunciarlo con toda la mala leche que podáis y así empezaréis a situaros para ver esta gran película. Seguro que será uno de los títulos más brillantes del cine de género de este año. A las pruebas me remito, ninguna crítica negativa entre las personas que me la han comentado. Buena señal, ¿no?

http://www.terrorweekend.com/2012/10/maniac-review.html
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
En primera persona
Pues sí, lo único que medio merece la pena es vivir en primera persona lo loco que puede estar Elijah Wood. Encima si alguien no conocía al actor antes de ser Frodo y para esa persona es simplemente un hobbit la cosa es más complicada.

Alguien debería asesorar a Elijah Wood a la hora de escoger sus papeles porque no es la primera vez que se equivoca de lleno. Espero que al menos fuera inteligente y cobrara lo mismo que si saliera todo el tiempo en pantalla. Maniac tiene únicamente interesante el hecho de su perspectiva, y sobre todo el hecho de que se nos presenta un maníaco más "humano" de lo normal. Con esto quiero decir que Franck Khalfoun intenta justificar mediante flashbacks y otros oportunos recursos la locura de su personaje. Empatizamos con él incluso en algún momento.

Pero quitando eso, es demasiado típico. El desarrollo es el mismo todo el rato y todo se ve venir desde el primer momento. Estoy loco-quedo con una desconocida/la persigo-la mato y continúo con mi locura. Así tres o cuatro veces hasta que se llega al final donde pasa lo que todos nos olemos.

Tan mala no es, pero si a todo ello le sumamos que no es un género que me apasione... Además, no puedo evaluarla como remake porque no he visto la original, pero como se parezca tanto me parece que no voy a darle una oportunidad.
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19 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una de las ideas más originales que he visto en mucho tiempo.
Tenía ganas de ver “Maniac” desde que leí las buenas críticas del festival de Sitges y de ver que todas las opiniones respecto a la película eran positivas y aprovechando que ahora no hay mucho “material” con la cosa que es Agosto y no sale nada para el mercado doméstico me decidí a verla aunque tuviera que ser en V.O. con subtítulos y me he quedado flipado, viéndola me venía a la cabeza la pregunta de ¿cómo no se le había ocurrido antes a nadie hacer algo así? me explico, la película está hecha TODA desde el punto de vista en 1º persona ósea como si fuéramos nosotros los protagonistas , pero incluso los ángulos de cámara y las situaciones es lo más parecido a jugar a un videojuego en 1º persona que se ha hecho nunca, es cierto que en alguna que otra peli se había probado esto pero solo en alguna secuencia (Doom) o por pocos minutos.
El uso de los espejos o cristales es magistral porque nos permite ver en alguna ocasión la cara del maniaco y lo que trasmite a la hora de cometer los asesinatos y creedme que son muy muy explícitos y contundentes. Una idea muy original como hacía mucho tiempo que no veía y que me recuerda que en el cine no está todo inventado y que se puede sorprender todavía con ideas simples y directas.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Matando a los bocazas
En el mundo del cine existen proyectos que nacen ya condenados. Por un concepto erróneo, falta de presupuesto o falta de capacidad técnica, la película ya ha fracasado mucho antes del rodaje de la última toma. En muchas ocasiones, el error se retrotrae a la misma idea originaria: por ejemplo, intentar hacer un remake de un film inimitable y en unas condiciones completamente opuestas a las de la obra original.
También existe otro fenómeno todavía más habitual en el séptimo arte: el del bocazas. Este espécimen, particularmente habitual en la escena crítica, cuenta con la habilidad de poder juzgar un film sin verlo, de llevar la crítica ya escrita a la proyección. Tan atrevido como ignorante, el bocazas perjudica seriamente las opciones de buenas películas en base únicamente a sus prejuicios.
Sí, lo admito, soy un bocazas. Asistí a la proyección de Maniac con ese rictus burlón del que sabe (sí, SABE) que se encuentra ante una mala película. En cinco minutos, su director, Franck Khalfoun, me había bajado los humos. Y luego le sobraron ochenta y cinco para entusiasmarme.

Ya que he admitido mi culpa, permítanme al menos que me disculpe un poco. Difícilmente se puede negar que la idea de hacer un remake de Maniac parecía un absurdo. La original es una película difícil, desagradable, y quizás por ello muy de su tiempo. Rehacerla 30 años después, en unos tiempos en los que hasta Sara Carbonero lleva tachuelas punks, suena ridículo. Si además le sumamos que el papel de Joe Spinell es encarnado por Elijah Wood, la cosa pinta mal: pasamos de un tipo gordo y desarreglado a un actor al que sólo el parecer demasiado tierno le impide ser un galán. Pero es ahí donde radica la genialidad de este remake: en tomar algunos elementos del original y, a la vez, hallar virtudes propias. Desde el prólogo ya nos encontramos con un catálogo de esas virtudes. Franck Khalfoun nos introduce, subjetivo mediante, en la mente de una maníaco que acosa a su víctima. La tensión aumenta a medida que la cámara (y con ella, el asesino y nosotros) se acerca a su presa. Finalmente, la violencia estalla. ¡Y qué violencia! ¿Alguien creía que el contar con Elijah Wood iba a suavizar el gore?

Aunque la película toma algunos elementos de la original, su principal acierto es totalmente propio: la gran brillantez de cada uno de los asesinatos. Ya era esta la principal virtud del primer Maniac, pero el mérito radica en que Khalfoun consigue competir al nivel de Lustig, si no superarle. Así, el film se convierte en un ejercicio de estilo para amantes del género, un 'tour de force' que escala con cada muerte. En contraste con estas magníficas escenas nos encontramos con una muy escueta y algo decepcionante trama central, en la que se pretende hacer menos episódica la narración y dar más profundidad al personaje principal: algo que no era necesario ya que nos es precisamente con su trama con los que Maniac consigue seducir al espectador. Dejo para el final una cuestión que provocó muchas discusiones después de su estreno en Sitges. Buena parte de la crítica, a la que no ha gustado la película, ha centrado sus ataques en el uso que hace Khalfoun del plano subjetivo. Las diversas rupturas del subjetivo que hay en Maniac son utilizadas por algunos para negarle toda virtud al film: como si por ser inconsecuente formalmente con la obra dejara de tener valor alguno. En mi opinión, esas digresiones están justificadas narrativamente, pero ese es un debate en el que me niego a entrar: lo principal aquí es que reducir Maniac a un posible uso inadecuado de un recurso formal es sumamente injusto.

Sin embargo, esta polémica ilustra algo mucho más importante: la peculiar actitud con la que se recibe a aquellos films de terror que intentan hacer algo nuevo a nivel estilístico. ¿Acaso exigimos semejane actitud a Jaime Rosales o Jose Luis Guerín? ¿Tiene sentido ser más estricto con una obra de género? ¿No es suficiente con que la película sea una brillantísima versión de un clásico que pedía a gritos ser reivindicado Volvemos, de nuevo, a las actitudes perniciosas con las que empezaba el artículo. Unas actitudes que le impiden a uno disfrutar de obras tan deliciosas como este Maniac. Actitudes más habituales de lo que querríamos especialmente cuando hablamos de cine de género. Por favor, traten de evitarlas. Háganse ese favor. Yo estuve a tiempo.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
LA SENDA TENEBROSA DE NORMAN BATES
Los asesinos en serie, series despreciables que representan lo peor y más desechable de la sociedad, siempre han tenido un lugar privilegiado en la historia del cine. Desde el casi infantil Peter Lorre en M, pasando por los desequilibrados y obsesos sexuales de Harry el Sucio (Dirty Harry)o El Silencio de los Corderos (The Silece of the Lambs), hasta la locura nihilista mostrada en Henry, retrato de un asesino (Henry), la industria cinematográfica global ha intentado analizar, entender o incluso justificar las censurables acciones de estos psicópatas. Lo ha hecho en diferentes épocas, escenarios y países. Reconocemos abiertamente que nos repelen, provocan en nosotros un enorme rechazo pero, al mismo tiempo y de forma casi masoquista, somos proclives a sentir curiosidad por sus historias, por su pasado, por la evolución de una criatura que pasa de ir al colegio a matar a sus propios compañeros. La culpabilidad nos come de pies a cabeza debido a esta atracción fatal por las mentes enfermas. Pero, desafortunadamente, la mayoría de estas películas incluyen un final aciago para el criminal y de esta forma salvan nuestra alma. Y digo bien cuando escribo desafortunadamente. Porque la realidad es otra. La realidad (casi) nunca proviene de un estudio de Hollywood (salvo contadas excepciones como Zodiac, por ejemplo), más preocupado por brindar un happy end que asegure la comodidad emocional de sus espectadores que de remover hasta el final sensaciones desconocidas en el interior del ser humano. Hay auténticas obras maestras del género (como las cintas citadas anteriormente dirigidas por Don Siegel y Jonathan Demme) que, es cierto, acaban bien. Es decir, ser pesimista (que es lo mismo que ser realista en la mayoría de los casos) se agradece, ya que eso implica que la inteligencia del espectador ha sido admitida y respetada, pero con eso únicamente no basta. La descripción psicológica de un criminal y el punto de implicación emocional para con el espectador debe ser nítida, sincera y hábil. Sin esto solo nos queda una película de un hombre que va matando gente (con o sin justificación, no importa), que es lo mismo que ver una película de un hombre que va tomando cafés de cafetería en cafetería sin que realmente nos importe en lo más mínimo.

Por todo esto admiro la valiente decisión de Franck Khalfoun de rodar la película en modalidad cámara subjetiva en primera persona (vemos lo que ve el protagonista, no a él). Es una manera radical de coger el toro por los cuernos desde el inicio y declararle la guerra al espectador. Solo quitando los ojos de la pantalla se puede huir de esta estrategia psicológica. Esta técnica ha sido usada varias veces a lo largo de la historia del cine, destacando sobremanera La Senda Tenebrosa (Dark Passage, 1947), donde el siempre eficiente Delmer Daves (3:10 To Yuma) nos mostraba a un Bogart sin rostro, intentando demostrar que es inocente del crimen del que se le acusa injustamente. La obligada voz en off del asesino, volviendo a Maniac, es otra forma de involucrar a los voyeurs inconscientes que nos hemos convertido, ya que una voz sin rostro puede ser cualquier persona. Al no tener nombre ni cara, la posibilidad de identificación es infinitamente mayor que recurriendo a una composición visual tradicional. El aspecto de la no visión del protagonista va a condicionar para bien o para mal el film entero. Es un recurso que puede llegar a cansar si no te has metido en la película a los quince minutos. En caso contrario, se convierte en algo que activa tus sentidos. Es curiosa la manera en que Khalfoun nos muestra al personaje, siempre a través de espejos y reflejos. Sin embargo, una escena inicial nos permite seguir una breve evolución física a través de fotografías (fotografías reales del propio Elijah Wood) que van de su infancia a la madurez, provocando cierta angustia el percibir a un niño como un asesino, ya que todos sabemos a lo que se dedicará esa criatura infantil. El juego de espejos trae consigo una evidente conexión entre el consciente y el inconsciente, una lucha interior a lo Jekill y Hyde cuya intensidad aumenta conforme transcurren los minutos en pantalla. La imagen que se proyecta en el espejo refleja la forma en la que le gustaría ser visto y que le vieran, con un rostro que le permita pasar desapercibido como una persona cualquiera. Quiere/necesita fortalecer aspectos de su personalidad y cambiar otros, pero la alusión a los espejos rotos todos sabemos que significa: querer romper con una imagen preestablecida y que esa ambición o esperanza no se cumpla.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
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9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cambio de registro
Mucho ha llovido desde que se estrenó aquella cinta ochentera titulada Maniac, que narraba las atrocidades cometidas por Frank Zito, un ser perturbado que asesinaba mujeres para coleccionar sus cabelleras. Con un argumento tan manido, poco faltó para convertir la película en film de culto para los gourmets del género, a pesar de ser prácticamente serie B de la buena, y siendo su punto fuerte el conseguido personaje que interpretó Joe Spinell. Hoy, años después, Khalfoun filma el remake de rigor, que si estuvo a punto de ser filmado por Alexandre Aja, perpetrador de otros remakes bastante dignos como Las colinas tienen ojos, no desmerece en absoluto el cambio de director para la ocasión.

Se nos cuenta la misma historia, y se da lo que se promete. Es decir, estamos ante un slasher donde los haya, en el que la característica más atractiva aparte de contar con un nuevo y escalofriante registro de Elijah Wood como Zito, es estar filmada en la mayor parte de su metraje desde los ojos del perturbado, jugando con imágenes de Wood reflejadas en espejos en momentos puntuales. Y hay que decir que si el actor sale con nota del atolladero en el que se había metido tras ser el amigable y risueño Frodo Bolsón en aquella bendita trilogía, es seguramente gracias a dos cosas: que es buen actor y aquí lo demuestra, y que tiene las pelotas de un tamaño bastante considerable al aceptar un papel tan complejo como arriesgado.

Con todo, son 90 minutos de tensión, gore moderado al mostrar algunas ejecuciones de manera explícita y el enfoque a la hora de filmarla por Khalfoun aportando un aire fresco al remake. No apto para sensibles, eso sí, además de que destrozará sin piedad la dulce imagen de aquel hobbit al que todos cogimos cariño, elevando por otra parte la categoría de Elijah como actor.

Sin duda uno de los remakes que merece la pena destacar en el género. La inquietante banda sonora y el pequeño homenaje a cierto personaje de El silencio de los corderos hacen de Maniac una bonita pieza coleccionable para los amantes del slasher sin concesiones, y para pasar un mal rato al espectador, que asistirá angustiado a la caza que el psicópata da a cada una de sus víctimas para luego completar su grotesca colección. Destacan como ya han dicho otras críticas los momentos en que el personaje sufre de repentinas migrañas. En este aspecto, Khalfoun ha conseguido un fidedigno retrato de la psicopatía del asesino, haciéndonos partícipes directos de lo que siente y experimenta el mismo.

Una pequeña delicia.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Misoginia Extrema
Franck Khalfoun , cineasta de corto y discreto currículo dirige el remake de un “famoso” (entre comillas porque yo ni lo conocía ni en consiguiente lo he visto, por lo que no entraré en comparativas con él) slasher ochentero. Si son más de renombre gente como Alexandre Aja y Grégory Levasseur, especialistas en el género que entre otras ya hicieron juntos el guión de Alta Tensión (dirigida por Aja), una de mis favoritas de los últimos años en lo que temática de asesinos en serie se refiere.

La protagoniza Elijah Wood, que demuestra una vez más que en su filmografía y repertorio hay vida más allá de Frodo Bolsón aunque en la famosa saga ya dejó clara que puede tener pese a esa cara de niño que no ha roto un plato, momentos inquietantes. Aún así, es cierto que cuesta que su cara de miedo por lo que es doblemente acertado el estilo de vista en primera persona elegido para el film, que aparte de resultar original, nos hace vivir más de cerca todas las escenas sangrientas y la tensión previa de atrapar a su presa entre respiraciones aceleradas y conversaciones interiores enfermizas. Aparte del enfoque de cámara, todo su aspecto visual es potente a la vez que oscuro y perturbador, con esas calles y escenarios manchados de mugre, sexo y sangre. No es menos destacada su BSO, que pone la guinda perfecta a cada escena y a esos paseos nocturnos que resultan en tan fatídico final para las elegidas.

La película se centra en crear esa atmósfera cargada y en la ejecución de los asesinatos, resultando algo más simple argumentalmente aunque no creo que le importe. Típico psicópata solitario con un ansiedad de matar que le resulta incontrolable aunque tenga debates bipolares consigo mismo, con como no traumas de infancia con la parte materna como principal culpable. Personalmente si hubiera agradecido algo más de profundidad en este sentido y hubiera sido una obra mayor, pero aún así resulta un ejercicio interesante.

Nota: 6'5

En twitter: @er_calderilla
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Frodo se transforma en Gollum
Franck Khalfoun es un director parisino de 46 años, que tiene una breve carrera en el mundo de la dirección cinematográfica, Maniac es su tercer título, anteriormente había dirigido Parking 2 (2007) y A un paso de la muerte (2009). La película está escrita por Alejandre Aja, Haute tensión (2003), Las colinas tienen ojos (2006), Reflejos (2008), Piraña 3d (2010).
Maniac se trata de un remake de un clásico de culto dirigido por William Lustig en 1980 y que lleva como título el mismo nombre, tuvo un éxito destacable en su presentación en Sitges 2012.

La primera escena nos avisa claramente y es todo un antecedente de lo que se nos viene encima. El visionado que Franck Khalfoun nos ofrece en las escenas en primera persona es todo un acierto, le otorga un clima de realismo que mezclado con los acertados movimientos de la cámara, la perturbadora sensación de angustia del lunático y desequilibrado personaje principal y la oscura atmósfera en los momentos de máxima enajenación del protagonista, nos ofrecen una percepción inquietantemente colérica y nos sumergen en lo más profundo de un oscuro océano de sangre y vísceras, dentro de la mente de un esquizofrénico psicópata.

En la película, hacen referencia a un clásico del cine mundial, El gabinete del Doctor Caligari, afirmando que está considerada como la primera película de terror de la historia, el film es de 1920, bastante antiguo, es cierto que en los años 20 se estableció una tradición de películas de terror y atmósfera decadente, pero, indagando un poco, he encontrado una alusión a una cinta grabada en el año 1896 por los hermanos Lumière, llamada La llegada del tren. No es menos cierto que el terror evoluciona con los años y que cada época tiene sus raíces agitadoras, lo que hace 50 años podían considerar como terrorífico hoy nos puede parecer tan solo inquietante, además hay una especie de figuras o pilares icónicos que se cumplen más durante unos periodos, cine vampírico, cine de fantasmas, extraterrestres, psicópatas, o simplemente, la maldad humana.

Si os soy sincero, que Elijah Wood tuviera el papel principal, dando vida al trastornado personaje central, más que un atractivo reclamo me echaba un poco para atrás, no podía estar más equivocado, Elijah está muy creíble en los pocos momentos en los que realmente aparece en pantalla, ya que como he dicho anteriormente, casi toda la cinta se visualiza desde los ojos del psicópata protagonista, por lo tanto su rostro aparece pocas veces en pantalla, pero, precisamente ese aspecto de endeble e inofensivo le infieren más credibilidad a la hora de interpretar ese papel de loco enajenado.

No voy a criticar si hay una muestra excesiva de sesos o si las imágenes son demasiado explícitas y el director se podía haber ahorrado algunas, sería muy hipócrita por mi parte, Maniac es una película Gore y cuando uno se dispone a consumir cine gore, no se puede sorprender con absurdos remilgos y mucho menos escandalizar y restarle valor a un film por un excesivo celo en mostrar sangre u órganos, no voy a negar que me ha tocado apartar la vista en algunas escenas, especialmente en la última, pero sabía perfectamente el tipo de cine que estaba a punto de ver.

El argumento es completamente plano, bastante simple, aunque tratándose de un remake, en poco más se podía profundizar, de la misma manera que han adaptado el remake a la época actual, podían haber actualizado la música, aunque enardecedora suena demasiado básica, suena a vhs ochentero con la cinta arrugada.
El cine francés nos vuelve a dar otra muestra del peso que tiene dentro del cine de terror, podría hacer una lista muy extensa de los grandes films que nos está regalando en los últimos años, una vez más, cine perturbador y sin mojigaterías.

http://www.filmadictos.com/maniac/
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Mala, mala
Remake de la conocida película del mismo título de los años 80. En esta ocasión la película más allá de los homenajes fracasa claramente.
Los actores no dan la talla, especialmente una Nora Amezeder que tiene cara y tipo pero la falta lo más importante que es saber ser actriz.
Con una trama estúpidamente freudiana se da rienda suelta a un sinfín de tópicos y lugares comunes del género que no tienen mayor interés, incluso la cámara subjetiva acaba cansando a pesar de que nos libre de los tics de Elijah Wood que parece seguir buscando el anillo pero en versión enfado.
El pésimo trabajo de los actores, los principales y los secundarios, se ve acompañado por un guion plano, carente de ingenio, de trazo grueso y nulo interés.
En una cinta como esta se debería haber cuidado con esmero la caracterización del personaje principal, pero en vez de eso se juega con la inteligencia del espectador.
No existe más en este esperpento que no ofrece nada a la historia del cine, y menos a lo que pretende homenajear.
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13 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
DESAGRADABLEMENTE, DESAGRADABLE
El genero Slasher, sin duda alguna debe ser el genero que más detractores tenga, donde muchas de sus películas son difíciles de digerir, ya sea por la cantidad de sangre, violencia o salvajismo que existen en sus películas, hasta un punto donde puede ser demasiado exagerado. Pero hay que admitirlo que algunas tienen sus encantos, aunque sean oscuros o ácidos pero lo tienen, como es el caso de Hostel, La matanza de texas o La frontera ( Frontière).
Lamentablemente Maniac no posee ningún encanto, más bien es un total desencanto, es una película muy desagradable hasta el momento de llegar a detestarla y odiarla, toda la culpa debe caer sobre su director el señor Franck Khalfoun, que utiliza un formato de cámara en primera persona con el personaje de Elijah Wood, que sencillamente hace de Maniac una película detestable, en que pensaba el director al dirigir esta película de esta manera, en que el publico se identificaría o mostrara simpatía por el personaje de Elijah Wood, si pensó eso se equivoco, muy pocos son los espectadores que suelen mostrar simpatía por los victimarios, pero sí por las victimas, especialmente por una, que siempre suele ser la única sobreviviente y es la encargada de darle su merecido al chico malo.
Es una lastima por que esperaba más de ella, es un total bodrio, una ofensa al genero Slasher.
Sí van hacer una versión moderna de un clásico de culto, por favor háganlo bien o sencillamente no hagan nada.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Un mal enfoque hace que se eche a perder.
Antes de ponerme a verla apenas sabía un par de cosas sobre su argumento y poco más. Siempre me han gustado los thrillers psicológicos, los que están bien hechos, y esa fue una de las principales razones para darle una oportunidad. No tenía mucha confianza puesta en ella, la verdad sea dicha, pero aun así me puse de buena gana y la ví de principio a fin.
¿Qué resultado nos da? Pues sencillo. Es una cinta con una idea principal clara, concisa y, también, bastante buena. He leído que es un remake. Debo decir que ni he visto la original ni tampoco sé cual es, por lo tanto sabed que mi crítica no irá enfocada por ahí. Bajo mi punto de vista tiene una trama muy interesante, que tenía miga y potencial para haberse hecho algo mejor que lo que se ha hecho, pero que por desgracia no pudo ser.
Esta es mi opinión personal, no tiene por que ser igual que la tuya, y por lo que he leído en algunas críticas o te gusta mucho o no te gusta nada. En mi caso fue más lo segundo. Pienso que se ha echado a perder completamente por culpa de ese estilo que le han puesto, esa forma de narrarlo todo. Según te pones a verla no te percatas, pero a medida que avanza ya caes en la cuenta de que todo está grabado en primera persona. Para que me entendáis, casi nunca vemos al protagonista a excepción de cuando se refleja en un espejo o algo así, es decir, que la cámara intenta transmitir que es lo que está viendo el personaje en todo momento. Esto ha estropeado la posibilidad de disfrutar de una buena cinta, la verdad, porque de haberse hecho bien posiblemente estaríamos hablando de un gran producto. Espero haberme explicado bien en esto, ya que considero que es vital para el correcto desarrollo de cualquier película y, tal vez, sirva para concienciar a más de uno antes de verla.
La historia, como decía, no es mala y tenía miga de sobra para entretener al espectador. Debo reconocer que no llega a aburrir en ningún momento, pero tampoco te transmite esa sensación de bienestar, esa sensación que hace que te pase el tiempo volando mientras tú estás entretenido. Eso tampoco es así. Se podría decir que se deja ver y poco más. De usar y tirar, hablando claro. Tiene algunas secuencias bastante bien rodadas y la brutalidad en algunas es algo latente y a tener en cuenta. Este aspecto cumple bastante bien y hará las delicias de los amantes de dicho género.
Interpretativamente hablando tampoco es que ofrezca muchas posibilidades para extenderse. La principal razón es la que contaba al principio, eso de que esté hecho como en primera persona hace que no valoremos bien los detalles, los gestos y demás aspectos imprescindibles a la hora de criticar una interpretación. El papel principal, por llamarlo de alguna manera, es para Elijah Wood, un actor conocido por casi todos por determinada trilogía, pero aquí pasa muy desapercibido. No sé, me es imposible decir algo sobre el mismo. Y los demás peor aun, es decir, no dan tiempo a valorarlos lo suficiente como para tener una idea clara. La chica rubia que le acompaña, la cual ignoro su nombre real, no ha estado mal y la he visto creíble. También decir que es guapa, todo cuenta, pero poco más. El resto desconocidos, sin peso en la trama y olvidadizos a partes iguales. Este apartado, como es obvio, no es ni de lejos su punto más fuerte.
Y ya para ir terminando decir que la película no es de terror ni nada parecido. Es un thriller psicológico del montón, sin mayores detalles a tener en cuenta y sin sustos ni nada así. Esto es algo previsible, es cierto, pero siempre puede haber quien confunda thriller con terror, y más con un título como este. Únicamente cuenta con un par de secuencias o 3 bastante fuertes, con mucho gore al puro estilo ''Saw'', pero nada más.
En resumen ''Maniac'' es una cinta pasable a secas, de usar y tirar y algo floja. No se la recomendaría a nadie, no os perdéis gran cosa, pero si os animáis a verla tampoco tendréis la sensación de haber perdido demasiado el tiempo. Apuntaba alto, y por diversos factores se ha quedado en un intento más. Lástima, pero es así, aunque como digo esta es únicamente mi opinión personal.

Lo mejor: A niveles generales se deja ver y la brutalidad de algunos asesinatos.
Lo peor: Esa idea de grabar toda la película en primera persona ha sido un asco.

* Regular y siendo generoso *
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El tiempo la pondrá en el lugar que se merece
De la mano del reputado Alexandre Aja, director de títulos de culto como 'Haute Tension', o 'The Hills Have Eyes', nos encontramos con este remake de la reivindicable 'Maniac' de William Lustig, película de 1980 que supuso todo un revulsivo dentro del género de serial killers, sobre todo por su crudeza a la hora de recrear los asesinatos y mostrar toda la suciedad y el ambiente malsano que la cinta llegaba a transmitir. El listón por lo tanto estaba a un nivel lo bastante alto como para considerar a este remake como innecesario, por lo que para mantener al menos el nivel se contó con Aja para las labores de guionista y productor, mientras que el cineasta francés Franck Khalfoun fue el elegido para dirigir y llevar a buen puerto este cuestionado remake. Hay que destacar que Aja y Khalfoun ya tuvieron un encuentro en 'P2', carta de presentación de Khalfoun en la que Aja dejó su firma en el guión, resultando una película bastante fallida y aburrida, que aunque se dejaban ver algunas pinceladas del buen hacer de Aja, resultó ser una cinta olvidable por completo. El reto por lo tanto estaba difícil y el director de este proyecto no llegaba a transmitir nada como para uno ilusionarse, mucho menos cuando se conoció el actor que se pondría en la piel del sádico protagonista, nada menos que el hobbit Elijah Wood, gran actor sin duda pero imposible de ver (de entrada claro está) como un psicópata desalmado. Pero como los prejuicios no son buenos y a veces ciertas elecciones son al final las más acertadas, hay que acabar por colocar a este remake en un lugar en el que no muchos llegan, ese lugar donde pueden llegar a igualar o incluso superar a la obra original, que ya es decir mucho. Para ello Khalfoun opta por darle a su obra un tono menos sucio y desagradable que la original, con un buen trabajo de cámara que nos ofrece una original perspectiva en primera persona durante casi todo el metraje, de hecho es en contadas ocasiones donde vemos a Wood como tal, y solo podemos verle a traves de espejos o en lugares donde su personaje se va reflejando. Esto hace que nos metamos mucha más en la historia y viviamos con más intensidad los asesinatos que Wood va perpetrando, tanto que en ocasiones parece un videojuego de realidad virtual en el que tú eres el propio psicópata. Centrándonos en la historia, nos adentramos en la vida de Frank, el dueño de una tienda de maniquíes un tanto solitario y tímido, que a primera vista parece inofensivo e incluso dulce en su forma de hablar, pero que en su interior guarda su verdadera personalidad, la de un psicópata desalmado y frio, que cada noche sale de caza seleccionando a sus victimas, con la intención de matarlas y cercenarles su cabellera para así poder "vestir" a sus maniquíes. Y dicho esto poco más nos vamos a encontrar en cuanto a desarollo, algún pasaje oscuro recreando su terrible infancia en forma de flashback, y el elemento amoroso que sirve como respiro entre tanta locura, elemento que quizá es el punto más flojo de la película, ya que los momentos de "caza" son tan tremendos, que los encuentros entre Wood y Nora Arnezeder (fotogénica y con mucho carisma) llegan a lastrar bastante el metraje y bajar la intensidad de la película. Creo que hubiera sido igual de interesante ver la perspectiva del asesino sin mostrar ningún tipo de humanidad y simplemente focalizando su personalidad en su lado más salvaje, pero logicamente es aquí donde Khalfoun quería desmarcarse de la cinta original y darle un toque más "profundo". Al margen de esto, la película mantiene un nivel de intensidad razonable, con sus puntos más altos en los momentos slasher/gore acompañados con una impresionante banda sonora de Robin Coudert, que recuerda por momentos a esos films ochenteros de serie b en los que sus bandas sonoras eran lo que más se hacia notar, de hecho solo hay que recordar el inicio de esta película, con Wood dentro del conche en primera persona recorriendo las oscuras calles de New York, con la hipnótica banda sonora de fondo, simplemente bestial, encajando además perfectamente con el tono de la película: dura, seca y directa. Y es que la película es verdaderamente cruda, lo da todo en las escenas de los asesinatos y se opta para ello por un tono realista que llega a impactar de verdad. Escenas como las de la chica apuñalada en el parking, o la muerte con la que se da título al film son una buena muestra de ello, sin ninguna concesión y buscando el mayor realismo posible, sobre todo gracias al acertado enfoque de Khalfoun y su planificación en estas escenas, y la gran labor de maquillaje a cargo de K.N.B. EFX Group, con unos magníficos efectos que son la antítesis del llamado "gore salchichero", siendo aquí totalmente sutíles y realistas. Por lo tanto tenemos un remake que respeta a la original en su medida, que es ultra violenta, valiente en sí misma y que arriesga en su forma, cuidada en todos los detalles, desde la acertada fotografía de Maxime Alexandre, pasando por su bso y apartado técnico en general, con un Elijah Wood verdaderamente aterrador y que llega a dar miedo aún sin ni siquiera mostrarse, y con un notable Khalfoun que nos regala además guiños para los amantes del género, como el tema 'Goodbye Horses', que nos lleva irremediablemente a 'The Silence of the Lambs'. Puede que a día de hoy este 'Maniac' aún este lejos de ser un clásico o una película de culto, pero es solo cuestión de tiempo que esta cinta sobresalga estre otras tantas que apenas arriesgan y ofrecen lo mismo sin ningún tipo de impacto o algo destacable. Dicho pues, agradecer a Alexandre Aja el aventurarse en este proyecto y dar cabida a algo más de lo que parecía en un principio un simple encargo. A recomendar encarecidamente junto con el 'Maniac' original, por supuesto.

Critica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2016/07/maniac.html
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Excelente remake no apto para todos los públicos
“Maniac” es una película tan espléndida como indigesta. Pocas veces la ficción ha conseguido de manera tan realista que el espectador se meta en la piel de un psicokiller y “Maniac” se queda a tan solo unas décimas de conseguirlo. Este remake del original de 1980 es sucio, está fantásticamente bien dirigido, es malsano y es una pequeña obra maestra que no recomendarías ni a tu peor enemigo. Como en “Driver”, es un remake donde la deconstrucción de los estándares crea una película nueva, que cuenta lo mismo de otra manera y magnificada hasta decir basta. Puede que a algunos les moleste esa cámara subjetiva o que parezca que “Maniac” no va hacia ningún lado (comienza demasiado rápida) pero es de esas películas que cuando llevas un rato viéndolas ya sabes que es un clásico instantáneo no solo del cine slasher (vísceras por doquier) sino del cine en su más amplio sentido. Magnifico ejercicio de estilo no apto para todos los públicos.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
A vueltas con mamá
Es lo que tiene ser edípico: te pasas la infancia viendo cómo se follan a mamá de las formas más variadas, y tú pasando la mano por la pared; y de mayor te dedicas a matar tías a diestro y siniestro para vengarte de tu progenitora. En 1980, William Lustig dirigió un film de terror que adquirió rápidamente status de culto, si bien ignoro por qué. Protagonizaba y escribía la cosa el más bien tirando a feo Joe Spinell, al que acompañaba uno de nuestros fetiches eróticos del momento, la suculenta Caroline Munro. El tipo mataba y mataba, y les cortaba las cabelleras a las tías para ponérselas a unos maniquíes que tenía por casa, hasta que una fotógrafa se fijaba en él (vayan ustedes a saber por qué). El avispado Alexandre Aja, un chico que se cree muy listo porque va vampirizando y "poniendo al día" viejos éxitos del terror ochentero (Las colinas tienen ojos, Piraña, y ahora este bodrio) recupera 33 años después el film de Lustig y le da el papel del asesino al soso Elijah Wood, que ha enfilado un carrerón de pena en los últimos tiempos. Más slasher, más gore, más kétchup, para nada. Si el original despertaba cierta simpatía, el remake predispone en contra de sus "creadores". Imagino que alguien protestará mis comentarios, pero alguien tenía que decirlo, qué caramba.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
La Potencia sin control no sirve de nada
Maniac (Maniac,2012) es un remake curioso de la película, de título homónimo, que realizó William Lustig en plena moda del slasher en el año 1980. La película más reciente la dirige Franck Khalfoun con sello francés (aunque hay que decir que es una cooproducción entre USA y Francia) e intérprete norteamericano, ni más ni menos que Elijah Wood. Una de las preguntas que uno se hace antes de empezar el filme es saber si Wood va a estar a la altura de la magnífica interpretación de Joe Spinelli en la película original, y la realidad es que Elijah Wood responde correctamente. También es cierto que las peculiaridades de la puesta en escena ayudan bastante al actor principal, pero por lo menos el filme no fracasa por su culpa, algo que no puede decir Franck Khalfoun.

Maniac es una película extraña. La producción y el sello de Alexandre Aja, célebre director de terror contemporáneo, cuyo filme más famoso es seguramente Haute Tension (Alta Tensión, 2003), se presienten bastante en la película. Con sólo decir que la totalidad de la película está rodada en plano subjetivo nos daremos cuenta de las peculiaridades que ofrece el filme.

La película cuenta el mismo argumento que la obra original: un psicópata que trabaja en una tienda de maniquíes, y que va asesinando progresivamente a varias mujeres (un argumento bastante simple, y que sin embargo utilizaba William Lustig para sacar bastante jugo). Sin embargo la propuesta que nos ofrece esta nueva versión tiene la intención de renovar por completo la película, intentando fallidamente mostrar una visión postmoderna del filme original.

Ya la propia concepción de la película, rodada íntegramente en plano subjetivo es una novedad como mínimo llamativa. Pocas películas han optado por este recurso (seguramente la más famosa fue la primera película que lo hizo, Lady In the Lake, del 1947) y lo primero que nos viene a la cabeza en este caso es si era necesario. La respuesta es que efectivamente, el plano subjetivo aporta cosas que una puesta en escena más convencional no habría podido aportar, en especial la focalización interna de nuestro protagonista, de la que somos testigos excepcionales. Y es que una de las cosas que más potencia la película con este recurso es la visión principal del personaje que interpreta Elijah Wood, mostrándonos su mundo interior a cada fotograma. La película puede permitirse además una estilización barroca, que se plasma en cada secuencia de la película, exteriorizando los pensamientos del protagonista.

No es extraño pues, que veamos mezclado en la película realidad y fantasía, y que las propias alucinaciones del personaje hagan acto de aparición en la película. Por ejemplo, los múltiples traumas que arrastra el protagonista respecto a su madre (que por lo que parece que vemos en la película era una prostituta) y que marcaron su personalidad ya desde pequeño, son revividos en varias ocasiones a lo largo del filme.

En realidad, la palabra para definir la película sería alucinada. No sólo por el plano subjetivo, sino que la fotografía, a cargo de Maxime Alexandre, nos muestra una realidad tan perturbada como la mente de nuestro protagonista. En múltiples secuencias somos testigos de una borrachera absoluta de colores, que invade totalmente la escena. Focos de luces que hacen de cada fotograma una experiencia que se relaciona perfectamente con el mundo onírico, o mejor dicho, con la esquizofrenia enfermiza del protagonista. También hay que decir que el color fucsia o lila es un elemento con el que la película juega constantemente, muy a tono con la estridente estilización de la película.

Pero desgraciadamente Maniac es una película sin destino ni meta. Al final de la película lo que deja en el espectador es la sensación de haber asistido a un espectáculo gratuito, bien orquestado técnicamente hablando pero sin alma. El único interés consiste en asistir a las reiteradas secuencias de ultra violencia gratuitas. Un auténtico error, porque precisamente la película original mostraba un verdadero talento en radiografiar la vida del personaje que interpretaba Joe Spinelli, y que en el caso de Elijah Wood son sólo meros accesorios a la trama destripatoria principal.

En el peor sentido de la palabra, Maniac es Manierista. Es un ejemplo de cómo la formas puede acabar imponiéndose al discurso, dejando un poso totalmente vacuo. Nada hay que rescatar en las secuencias en las que vemos a Elijah Wood arrancando a diestro y siniestro todas las cabelleras posibles. Es cierto que el director consigue crear una atmósfera original y apasionante por momentos, pero no sólo de forma vive el arte.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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