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Críticas de Rafa Martínez
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de marzo de 2016
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El holocausto nuclear se ha retratado en decenas de películas, con mejor o peor suerte, desde la mítica 'Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb', pasando por la entrañable 'When the Wind Blows', hasta la trágica 'Kuroi ame (Black Rain)', pero pocas películas lo han retratado con tanta magia y sensibilidad como 'Miracle Mile' de Steve De Jarnatt, sin duda uno de los títulos menos conocidos de temática postapocalíptica que hayan llegado nunca a nuestro país. Esta película de 1988, que fue presentada en el marco del Festival de Sitges en 1989, donde consiguió llevarse el premio a los mejores efectos especiales, tiene ese encanto ochentero peculiar que se estaba extinguiendo con un cine que fue dejando de lado la ambientación y la magia, hacia otro más artificial y elaborado. La cinta nos cuenta la historia de Harry, un hombre tímido que contesta una llamada equivocada en una cabina pública a altas horas de la madrugada. Su interlocutor le confunde con su padre y le cuenta que están a punto de ser exterminados: Se acaba de producir un intercambio nuclear entre las dos superpotencias (URSS y USA) y quedan 70 minutos antes que la ciudad de los ángeles sea arrasada por varias bombas atómicas. Después de esta noticia Harry buscará desesperadamente a su chica para intentar huir de la ciudad.

Protagonizada por el carismático Anthony Edwards, conocido sobre todo por su papel en la serie 'ER', por la que llegó a ganar un Globo de oro, y Mare Winningham, actriz que optaría a los Independent Spirit Awards en la categoría de actriz secundaria por esta misma película, encarnan a una pareja algo arquetípica, sin nada que ver en un principio, tanto en apariencia como en mentalidad, pero que gracias a un flechazo repentino surge el amor y de buenas a primeras se vuelven inseparables. Es curioso que se eligiera a estos dos intérpretes para la pareja protagonista, porque en un principio podría parecer un gran error de casting, de hecho al comienzo de la película choca un poco esta pareja, pero conforme van pasando los minutos la vas entendiendo y encariñándote con ellos. También hay que destacar el buen hacer tanto de Edwards como de Winningham, logrando crear una gran química que traspasa la pantalla. Por otro lado se podría incluir perfectamente el género de romance a esta película, ya que son muchas las escenas en las que la pareja protagonista muestra su amor y aparecen juntos. Es admirable el contraste de la cinta, en ocasiones es melodramática, luego opta por la ciencia ficción, el thriller..., pero aunque parezca increible todo funciona de maravilla. Se trata de una película de corte independiente, por lo que de efectos va más bien justita, pero ni falta que hacen efectos ni artificios innecesarios, con un pulso estupendo Jarnatt dirige de forma ágil y entretenida, y nos sumerge en esa huida frenética de los protagonistas, gracias sobretodo a un montaje que prácticamente parece que vivamos todos los acontecimientos a tiempo real.

Si algo distingue a esta película de otras del mismo género, es su ambientación tan mágica y entrañable, ya que más allá de una estética ochentera, desde la puesta en escena hasta el vestuario y peinado del elenco, pasando por la banda sonora a cargo de Tangerine Dream (sintetizadores a full), lo que de verdad enamora de esta película es que te parecerá estar viendo un capítulo de 'Amazing Stories' o 'The Twilight Zone', de hecho es sabido que el guión llegó a pasar por manos de gente muy importante, llegando incluso a pensarse en su argumento para que fuera la historia central de otra película mítica de los ochenta, la adaptación a la pantalla grande de 'The Twilight Zone'. Desde luego no es una película perfecta, hay escenas que se resuelven sin ninguna explicación, personajes que van y vienen y reaccionan sin sentido alguno... llevándose el premio gordo esa pareja de culturistas adictos al gym, que ayudan a la pareja a escapar a bordo de un helicóptero, escena bizarra e hilarante donde las haya. Al margen de sus errores, es evidente su poder de entretenimiento, rara vez se pierde el interés de la trama, ya que continuamente van apareciendo personajes y dando información para que la historia fluya sin problemas. Es apasionante el poder seguir a esta pareja por las oscuras calles de Los Ángeles, con nuestro protagonista cargando a su somnoliente chica en un carrito de la compra, mientras recorren calles desiertas y abarrotadas a su vez. Película de culto a reivindicar urgentemente, que si sabes perdonarle sus pequeños fallos, te atrapará como pocas.

Critica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2016/03/miracle-mile.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rafa Martínez
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8
4 de noviembre de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Sólo tengo una placa de policía para identificarme como bueno', esta era una de las frases que pronunciaba un confuso y vengativo Max en 'Mad Max' (1979), película de culto dirigida por el creador del género post-apocalíptico George Miller, que iniciaría las andanzas de este peculiar justiciero y que sería el pistoletazo de salida para la fulgurante carrera al estrellato de Mel Gibson. Más de treinta y cinco años después y tras dos secuelas, 'Mad Max 2: The Road Warrior' (1981) y 'Mad Max Beyond Thunderdome' (1985), George Miller regresa a la dirección con esta cuarta parte, dejando atrás a su actor fetiche y dando paso a Charlize Theron y la estrella de acción en ascenso Tom Hardy como protagonistas. Totalmente deudora de la atmósfera conseguida en la segunda entrega, esta cuarta parte podría perfectamente pasar por un remake de aquella: desiertos, vehículos modificados, personajes bizarros, la sensación de soledad, de que Max realmente vive en un mundo que se ha convertido en un caos... y mucha, mucha acción, sólo que en esta película todo está elevado a la enésima potencia. Si tuviera que resumir esta película en tres palabras serían épica, bizarra y adrenalítica, apenas hay descanso para el espectador y de principio a fin es un festín para los amantes del género, una película de acción de las llamadas 'non-stop'.

Centrándonos en la historia y los personajes, exceptuando a Max, todos los personajes de importancia proceden de la Ciudadela. Un pequeño 'reino' situado en un cañón gobernado por Immortan Joe (irreconocible Hugh Keays-Byrne, actor el cual ya había aparecido como villano en la primera película de la saga). Joe tiene una fuente natural de agua y eso le da mucho poder entre los otros territorios, el de la gasolina y el de las balas y sobre todo en su oprimido pueblo sediento del liquido. Además posee un gran ejercito de soldados que desde niños han sido educados para adorar la carretera y la muerte. Entre estos soldados fanáticos se encuentra el excéntrico Nux, que hará todo lo posible para satisfacer a su líder, en este caso buscando a sus esposas 'secuestradas' por Imperator Furiosa. Este 'war boy' está interpretado por Nicholas Hoult, el cual hace un excelente trabajo llegando a dotar a su personaje de una ternura interior que llega a enternecer (muy emotiva su última escena). Pero quien se luce por encima de todo el reparto es Charlize Theron interpretando a la heroína Imperator Furiosa (quizá la verdadera protagonista de la película), que conduciendo un 'War Rig' adornado con todo tipo de armas de fuego y un potente sistema de defensa, coge las riendas de ese desfile de vehículos y sin miedo en su mirada aprieta fuerte el acelerador hacia su destino, que no es otro que darle una vida mejor a las esposas de Immortan Joe. Sorprende la explosiva fuerza que Theron llega a imprimir a su personaje, dándole un carisma único y que nos lleva al personaje femenino de garra más bien llevado posiblemente desde la Ripley de 'Aliens'. Una lástima que el personaje principal, en este caso Max e interpretado por Tom Hardy, no llegue a estar tan bien perfilado en el guión como los demás, demasiado huraño y parco en palabras... aún haciendo una buena interpretación, Hardy no logra dotarle del carisma que si supo darle Gibson a su Max en al trilogía original. Principalmente porque cuesta mucho empatizar con su personaje, ya que basicamente se dedica a conducir y pelear con quien se le cruza en su camino, sin mucho más trasfondo que el de sobrevivir cueste lo que cueste y servir de apoyo al personaje de Furiosa. A pesar de que al contenido narrativo le falta más planteamiento y desarrollo y que el abuso de la exageración a veces es excesiva, la película no sufre en términos generales y todo es gracias a Miller, que logra una realización enérgica muy estimulante. Las escenas de persecución están notablemente hechas en todo sentido, hay movimientos de cámara sencillamente demenciales y ojo a la impecable fotografía de John Seale (preciosa la escena de los 'cuervos humanos'), con una eficaz utilización del sonido y un montaje trepidante, apoyado en la vibrante música de Junkie XL que funciona como una verdadera bomba que aumenta la emoción de la pantalla.

'Mad Max: Fury Road' llega para revivir una de las sagas clave del cine de acción y la renueva con una gran dosis de adrenalina que deja a las películas de 'Fast and Furious' en un juego de aficionados, alcanzando un status de película de culto seguramente en un futuro no muy lejano, pero que quizá le falta un plus en su desarrollo para ser considerada una obra completamente redonda. En definitiva, es la película ideal para ponerte cuando estés algo desanimado, ya que después de su visionado es como si te inyectaran un chute de adrenalina increíble y te dieran ganas de gritar a los cuatro vientos aquel lema del gran Nux: 'WHAT A DAY!, WHAT A LOVELY DAY!'.

Critica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2015/11/mad-max-fury-road.html
Rafa Martínez
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6
15 de febrero de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Un día inesperado' ('If Only') nos cuenta la historia de Sam, una extrovertida americana que se traslada a Londres para estudiar violín en una escuela de música, ya que su sueño es convertirse en una cantante de éxito. Por otra parte su novio inglés Ian, es un ejecutivo serio y discreto, demasiado frío e incapaz de expresar sus emociones. Su relación con altos y bajos cambia repentinamente tras un truculento accidente, que hace que él tenga una segunda oportunidad para poder comunicarle a su novia lo que realmente siente por ella.
Aunque a priori pueda parecer la típica comedia romántica, su director Gil Junger nos sorprende en este sentido, ya que pasados unos minutos nos damos cuenta que en realidad nos encontramos ante un dramón en toda regla (aunque sin perder ese tono cómico), y es ahí donde radica uno de sus puntos fuertes, ya que si por momentos puede resultar algo empalagosa (quizá demasiado), se llega a compensar por el tono más amargo de ciertos pasajes de la cinta, haciéndola difícil de catalogar en un solo género. Pero es que además coquetea con la ciencia ficción, más light eso sí, al encontrarnos elementos de 'Atrapado en el tiempo' y de otras comedias en las que los protagonistas tienen la oportunidad de remendar errores del pasado, a través de las llamadas paradojas temporales.

Los protagonistas Jennifer Love Hewitt y Paul Nicholls hacen unas interpretaciones bastante solventes, aunque quizá la química entre ellos no esté del todo conseguida, sobre todo por Nicholls y su fría interpretación al comienzo de la película. Love Hewitt es productora de la película y eso se nota, ya que nos permite ver la faceta menos conocida de la actriz, en este caso la música, interpretando varias canciones en la propia película (entre ellas la preciosa Take My Heart Back), todo un vehículo de lucimiento por y para la actriz.
El guión es original dentro de lo que cabe, por que empieza pareciendo una comedia romántica, donde destacan las escenas donde trabaja el personaje de Nicholls, pasando a ser un drama con tintes fantásticos, con escenas como las del taxista interpretado por Tom Wilkinson, y terminando a ser una tristísima historia de amor y redención. Técnicamente la película está bastante cuidada en todos los aspectos, destacando la fotografía y los increíbles paisajes en la Inglaterra más rural.

Una película bastante desconocida y con un nivel por encima de la media, que suma puntos si además eres seguidor de la encantadora Jennifer Love Hewitt. Ideal para ver en pareja.

Critica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2016/02/especial-san-valentin.html
Rafa Martínez
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5
14 de mayo de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano del polifacético John Badham, director de pelis tan dispares como 'Saturday Night Fever', 'Dracula' o 'War Games', nos llegó en pleno 1986 esta simpática comedia de ciencia ficción llamada 'Short Circuit' (Cortocircuito). La película nos cuenta la historia de Número 5, un prototipo de robot creado en una fábrica de electrónica experimental donde ha sido construido con fines militares, de la cual logra escapar tras haber sido impactado por un rayo alterándole todo su programa. En su huida acabará conociendo a los personajes de Stephanie (Ally Sheedy) y Newton (un insoportable Steve Guttenberg), que acogerán al robot y lo protegerán frente a las garras del militar Skroeder (G.W. Bailey). Nos encontramos con una de las películas más populares y queridas de la década de los 80, dentro del género juvenil, la cual en su momento llegó a cosechar un gran éxito entre el público, tanto que solo dos años después apareció su secuela 'Short Circuit 2' (Cortocircuito 2). Como ya se puede imaginar por su argumento, estamos ante una película totalmente blanca y apta para todos los públicos, hasta el punto de que por momentos puede parecer una película enteramente infantil, sobre todo con escenas como la del primer encuentro entre Número 5 y Stephanie, en la que esta cree que el simpático robot es un extraterrestre venido del espacio. Con una historia de lo más simple, unas interpretaciones bastante irregulares y un acabado técnico de lo más olvidable, ¿cómo pudo en su momento esta película causar tanto furor?, pues la respuesta está en Número 5 (o Johnny 5 como más adelante se bautizaría), que es el alma de la cinta, un robot con un carisma arrollador y un diseño de lo más acertado, diseño que por cierto fue fuente de inspiración para los de Pixar y su 'Wall.E' años más tarde. Y es que la gracia de la película está en ver al sofisticado robot en situaciones de la vida diaria para las que no está preparado, ya que como buen robot militar que es, no entiende para qué sirven la mitad de cosas cotidianas que hay en una casa, por lo que podemos verle trastear con todo ante su continuo asombro, hasta intentando cocinar mientras sigue las instrucciones de un programa de televisión, y que decir de la escena en la que el robot ve desnuda a la protagonista, uno de los momentos más divertidos de la película. En definitiva, todo el encanto de la película radica en el entrañable robot y todo lo que tiene que ver con él: sus situaciones disparatadas, el enfrentamiento con sus 'hermanos', su búsqueda de datos..., siendo la trama de los militares la menos conseguida y la que despierta menos interés en el espectador. Cine familiar ochentero, que combina la ciencia ficción, la comedia y la aventura con más o menos acierto, con un protagonista mecánico que harás las delicias de los más pequeños y que a día de hoy sigue siendo muy recordado.

Critica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2016/05/retro-80s.html
Rafa Martínez
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8
29 de enero de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del visionado de esta película es imposible no recordar aquel dicho de 'las mejores esencias se guardan en frascos pequeños', y es que con esta película se cumple totalmente. Dirigida por el irlandés Lenny Abrahamson, 'Room' está basada en la novela homónima de Emma Donoghue del mismo título, siendo además la propia Donoghue la encargada de firmar el guión. Timidamente y sin apenas hacer ruido, 'Room' empezó su carrera en el prestigioso festival de Toronto, recibiendo estupendas críticas en medios especializados y obteniendo el mayor premio del festival por votación popular. Desde ese momento se supo que esta pequeña película daría mucho que hablar a lo largo de la temporada, tanto que después de haber recogido multitud de galardones, a día de hoy la podemos ver nominada a cuatro premios Oscar, incluyendo película y director, todo un logro para una película que parecía destinada a no salirse del limitado circuito independiente. Protagonizada por Brie Larson y Jacob Tremblay, la película nos cuenta el drama de una madre y su hijo confinados en una pequeña habitación en la cual han permanecido más de cinco años. Sin duda 'Room' es una película que sabe como conquistar al gran público, sabiendo conjugar el drama llevado por terrenos adorables con arriesgadas salidas que la dotan de un punto de valentía aplaudible.

Podríamos decir que la película tiene dos partes muy bien diferenciadas, la primera parte que desarrolla el encierro de los protagonistas, que es cruda, intrigante e intensa, y una segunda parte bastante más convencional, aunque también emotiva y desgarradora. Sin duda la primera parte está más conseguida a todos los niveles, pero la segunda se antoja totalmente necesaria, ya que precisamente la construcción de la primera parte permite a la segunda disfrutar del convencional melodrama post-trauma a otro nivel, logrando que haya toda una evolución de sus personajes y haciendo palpables todos los temores de los protagonistas. Hay que destacar que hasta que no pasamos de la primera hora de duración no veremos a más personajes a parte de la madre, el hijo y el secuestrador (inquientante interpretación de Sean Bridgers que logra mantenerte en tensión pese a la brevedad de su papel), algo totalmente sorprendente y meritorio, porque en este primer tramo es donde conectas con el tono de la película y captas la personalidad de los protagonistas, en el que los veremos convivir en una pequeña habitación sin más compañía que algunos muebles y un televisor. Momentos en los que el personaje de Larson construye con gran originalidad e ingenio un mundo irreal para su hijo, para que no sienta la angustia de estar continuamente viviendo entre cuatro paredes las veinticuatro horas del día, además de que no perciba temor alguno, sobre todo cuando el personaje de Bridgers entra en escena. La dirección es acertada y conserva la suficiente fuerza como para destacar entre las producciones más pequeñas, aunque en términos generales parece que todo el talento de Abrahamson se quedó en su mayoría en la primera hora de película. En cuanto al guión, dejando al margen la lograda evolución de los protagonistas, quizá pasa un poco de puntillas en varias situaciones, sobre todo en la trama que incumbe a los padres de la protagonista, con momentos forzados o poco creibles, pero que en general no lastra el desarrollo de la historia central.

Un punto y aparte meceren los dos protagonistas principales, por un lado a Larson, que domina perfectamente cada matiz de su personaje y sabe cómo traspasar el umbral de la pantalla y convertir la vida de su personaje en una experiencia vital para el espectador, y por otro al joven Tremblay, que está realmente soberbio con un dominio de los recursos dramáticos ejemplar, dejando atrás la tipica interpretación infantil típica de Disney Channel, él va más allá y le otorga a su personaje una madurez impropia en un actor de su edad, sencillamente una de las mejores interpretaciones masculinas del pasado año. La fotografía y banda sonora también juegan un papel muy importante en la película, en el caso de la fotografía dotando a cada fotograma de un claro tono azulado, más oscuro en la primera mitad y más luminoso en la segunda, y una banda sonora que en la segunda mitad abandona el aire onírico para tornarse menos ampulosa, más áspera. Cinematográficamente hablando la película no tiene nada innovador, no hay grandes escenas o planos secuencia que admirar, el aparente tono oscuro y claustrofóbico en realidad no es tan duro y la cantidad de sensibilidad que puede aportar para algunos podría haberse quedado a medio camino, sin embargo, hay algo verdaderamente mágico en esta película que va más allá de lo técnico, 'Room' es una experiencia increiblemente emocional, una película que hace que empatices con sus protagonistas como pocas lo logran, haciendo que en su emotiva escena final sientas un nudo en el estómago y sepas que has acabado de ver algo que va a quedar en tu cabeza por mucho tiempo.

Critica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2016/01/room_28.html
Rafa Martínez
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