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18 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
No pasemos de este tipo de pelis.
Buena película de ciencia ficción sobre una posible llegada de seres extraterrestres. Si lo tuyo son los últimos efectos especiales de Hollywood, olvídate. A los demás, os recomiendo que la veáis, pero sed bondadosos cuando aparezca algún bichejo, no os riáis ni nada de eso, intentad ver más allá, no sólo el monigote que sale en la pantalla, tened en cuenta que es lo que peor ha envejecido de la peli.

El ambiente general, sin embargo, aún sigue dándome miedo, sobre todo en las escenas en las que los extraterrestres están al acecho, el clima muy bien creado, casi es una película de terror. Ya me hubiera gustado ver esta peli con los ojos de una persona de 1953. Debieron pasrlo de lo lindo cuando la estrenaron.

Sí es cierto que tiene una visión algo ingenua de los malos que sólo quieren destruir a los visitantes, contra los buenos, que quieren ayudarles de un modo bastante inocente sin conocer sus verdaderas intenciones, pero el guión no es del todo flojo, incluye muy bien desarrollados algunos de los tópicos que hoy en día no hacen más que copiar con peores resultados, como la incomprensión y miedo de la gente, la descalificación y burla de la prensa para sacar noticia, y otras cosas más.

En definitiva, es de esas pelis que las volverías a ver, porque más que unos hechos concretos, transmiten una sensación, y de vez en cuando quieres volver a sentirla, aunque ya sepas todo lo que pasa.

Seguramente te hará pasar un buen rato.
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25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Robert Siodmak, Gordon Douglas, Jack Arnold y Don Siegel
Robert Siodmak, Gordon Douglas, Jack Arnold y Don Siegel. Mezclamos los ingredientes y lo servimos muy frío. De Robert Siodmak cogemos la mirada a través del los ojos del asesino de La escalera de caracol. De Gordon Douglas cogemos el desierto de La humanidad en peligro. Don Siegel coge la historia para la Invasión de los ladrones de cuerpos tras ver no pocas veces Vinieron del espacio de Jack Arnold. Bueno por lo menos la vio una vez y tuvo que ser suficiente. It Came from Outer Space pasa por ser una de las películas más influyentes de la historia del cine. Y Jack Arnold pasa y pasará por ser el mayor y más talentoso director de ciencia ficción de la historia. Tarántula, Vinieron del espacio, El monstruo y la mujer y El increible hombre menguante son sus joyas. Me rindo a sus pies majestad.
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22 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Amazing Stories en versión cinematográfica
Quedamos por el mundo una generación de aficionados a la ciencia ficción a los que nos gustan las viejas historias de los años 50, un tanto ingenuas, un tanto moralistas, a menudo un tanto anti-soviéticas camufladas donde los ETs tienen curiosamente las características que se le adjudicaban a los soviéticos.

En este caso la historia cae más dentro de la opción de 'ingenua' para los ojos del siglo XXI, una historia sencilla, con partes de lógica muy discutible, con tópicos un tanto exagerados. Pero con el encanto de esos relatos de Amazing Stories de las revistas de los años 50, que dieron el espectacular impulso que llevó a la literatura de CF a convertirse en un género propio.

En cine, su equivalente fueron estas pelícuals de los años 50, con actores poco conocidos (aunque no malos) y muñecos de cartón piedra. No son buenas películas, pero tienen un gran encanto romántico.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
...Como pudieron venir del centro de la Tierra, o de Marbella o del Carrrefour...
Como ya he dicho muchas veces cuando te metes con las películas de ciencia-ficción hay que tener sumo cuidado porque hay mucha gente que te sacaría los ojos. Vayamos con ello.

Jack Arnold es un tipo entrañable, ver algunas de sus películas de niño es una gozada, porque hasta la peor suya es tremendamente divertida. “Vinieron del espacio”, uno de sus primeros trabajos, tiene una doble lectura. Si vamos a lo positivo nos encontramos con una película yo diría pionera y paradigma de un subgénero con es el de los extraterrestres que toman apariencia humana, y que pocos años más tarde Don Siegel nos dejaría esa joya que es “La invasión de los ladrones de cuerpos” basada en un relato de Jack Fenney.

Esta es anterior, y el guión es una aproximación de un relato de un grande como Ray Bradbury. Por lo tanto aquí tienes ya un dato histórico que hace que haya que echarla un vistazo. Por otra parte fue también una de esas películas que la gente en su día iba al cine para verla en 3-D, que tanto proliferaron en los años cincuenta. Y en tercer lugar su mensaje, de gran calado. Los hombres no están capacitados para recibir a los extraterrestres porque seguimos siendo algo catetos. Y es cierto. Mientras sigamos entendiendo la vida más allá de nuestro planeta como un hecho que hay que tratar en programas de ocultismo, entre el vampirismo y el monstruo del Lago Ness o el OVNI de turno que apareció en tal cuartel, lo llevamos claro. Un poco más de ciencia, de astronomía o de biología espacial en algún programa serio podría ser necesario, pero el pueblo no lo reclama, por lo que los gerifaltes no lo ofrecerán nunca.

Volviendo a la película, hay que hablar de la cara negativa de “Vinieron del espacio” que es mucho la verdad. En el fondo es una chapuza, es un argumento de concurso literario de 1º de ESO. Los actores, los efectos especiales y la dirección son de dudoso gusto. Pero ya se sabe, esto es Sci-Fi de serie B y tiene algunos fanáticos que ya quisiera Al Qaeda. Conmigo que no cuenten.

Nota: 5,2.
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24 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Mola más: Vinieron del Espacio exterior
Resulta que a unos alienígenas se les pincha una rueda camino de un planeta que van a invadir, así que hacen una paradita en la Tierra para reparar la nave, tomar un cafetito y estirar los tentáculos. Así que roban un par de cables de cobre y un enchufe y raptan de paso a unos cuantos humanoides.

Pero aquí somos muy burros y no nos gusta que venga nadie a tocarnos los huevos, porque agarramos la escopeta y la liamos parda. A mí no me toca la cara ni mi padre, llega a decirle un obrerillo al bicho de un solo ojo embadurnado de baba.

Total, que unos periodistas montan el escándalo, un sheriff reune a unos Walker Texas Rangers, la prota, más cursi que remar en el bidé, empitona sus encantos, y el héroe científico trata de ayudar a los seres del espacio exterior a ponerse de nuevo en órbita.

Cuanto menos efectos especiales tenga una película de ciencia ficción de aquella época, mejor aguanta el paso del tiempo, y como a los tres años supongo que el bicho ya daba risa, Don Siegel decidió hacer una película del mismo estilo, pero cambiando bichos por judías verdes, y manteniendo la infalible fórmula de que los extraterrestres adquieran forma humana, con muchísimo mejor resultado.

Aún así, matiene intacto el encanto que adquiere la mezcla de pueblecito norteamericano de los 50 con visita desde las estrellas. Combinan muy bien.
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28 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
De un tiempo remoto
De un tiempo remoto en que las películas no estaban tan trilladas como ahora, las historias no estaban tan trilladas como ahora y un@ podía encontrarse con argumentos interesantes y originales... de ese tiempo nos llega esta película.

La verdad es que no he visto muchas películas en blanco y negro, pero las que he visto me han dejado buen sabor de boca y ésta no es la excepción. Y si no he visto más películas en este formato es, lo reconozco, porque siempre caigo en la equivocación de pensar que el cine en color se "disfruta" más... ya es verdad que el ser humano siempre tropieza en la misma piedra.

En fin, si queréis disfrutar de una buena película de la vieja escuela de la ciencia ficción, ésta no os defraudará.
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Revisión a 2014
Soy escritor y un amante del fantástico, en especial del cine de Ciencia Ficción. Nací el año que estrenaron la primera "Guerra de los mundos", así que no me dejo llevar por los juicios rápidos e insensatos; y al igual que Harryhausen o Bradbury sigo siendo un joven lleno de sueños y con mucha imaginación; aunque algo más listo. Me he decidido a realizar una revisión de todos los títulos del género, y comprobar a fecha de hoy su frescura. Ésta merece el calificativo de: INTERESANTE.
Es una de las películas de serie B de los 50 menos aclamada, y sin embargo merecería estar entre los títulos más destacados. Toda la obra de Jack Arnold merece la pena. Fue uno de los mejores realizadores del cine de CIencia Ficción, con títulos memorables en su filmografía. Les animo a que los descubran. Además, sus películas siempre incluyen un mensaje moralizante. En esta cinta, el propio argumento, muy semejante al de su siguiente filme, La mujer y el mostruo, incide en dicha moralidad. Arnold siempre tiene un hueco en sus historias para hablarnos de la raza humana. En ésta, la escena de la araña, deja aquí todo su simbolismo. La cinta rehuye aquello que no está en condiciones de mostrar. Siempre digo que esta sabiduría, la de aceptar las limitaciones y jugar con ellas, favorece a las películas de cualquier época. Carlson se toma muy en serio su papel, y esto beneficia a la película. Barbara Rush, tan preciosa como siempre, grita más de la cuenta. Pero ya se sabe, la perfección no existe.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El ojo de Arnold
Jack Arnold, ilustre director que dejaría grandes títulos durante la influyente ciencia-ficción de los dorados cincuenta, comenzó su bagaje fantástico con esta interesante “Vinieron del Espacio”.

El filme se encuadra en el típico pueblecito norteamericano. John Putnam (Richard Carlson, quien repetiría con Arnold un año después en “La mujer y el monstruo”, 1954), un astrónomo aficionado, ve caer un meteorito en medio del desierto. Cuando él y su novia (Barbara Rush) van a investigar, Putnam descubre que en realidad es una nave extraterrestre que, por un desprendimiento de tierra, es sepultada, borrándose así cualquier prueba de lo que ha visto. La gente cree que se ha vuelto loco, pero empiezan a suceder extraños acontecimientos que hacen sospechar al sheriff (Russell Johnson), el cual decide dar algo más de crédito a la fantástica historia de Putnam. Para más inri, al alienígena monóculo le da por ir suplantando personalidades por si las cosas no estuvieran ya complicadas para el pobre hombre. Don Siegel recogería esta última idea con mucho más acierto en su famosa “La invasión de los ladrones de cuerpos” (1956), cuyo éxito también le vino dado aprovechando también la paranoia social del momento.

Arnold utiliza los clichés del género para enmarcar el relato, si bien el guion no es tan convencional como las series B de la época nos tienen acostumbrados. Se trata más bien de una historia de intriga, casi una road-movie, en la que se tiran prácticamente toda la película de aquí para allá por carreteras polvorientas buscando pruebas de la existencia de “algo” caído del cielo y que se arrastra por el desierto. Arnold ya demuestra aquí que la ciencia-ficción no tiene por qué ser tan convencional y tan previsible, y ya se dan ciertos despuntes de autor que llegarían al paroxismo con su obra maestra, “El increíble hombre menguante” (1957).

“Vinieron del Espacio” plantea que no todo lo que viene de fuera, ya sea del espacio, de otro país o de otra ciudad, es sinónimo de amenaza tan sólo porque parezca diferente a los ojos de los demás, idea que muy pocas cintas de la época, si obviamos “Ultimátum a la Tierra” (1951) y alguna que otra más, llegaron a reflejar en sus guiones. Es otro ejemplo más de los heterodoxos puntos de vista de Arnold respecto al género.

Una serie B más que interesante.
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6
A los aliens también se les pinchan las ruedas.
Jack Arnold, director cuya filmografia siempre ha estado ligada a la ciencia ficción de serie B, presenta uno de los primeros largometrajes estrenados en 3D que además contaba con un guión del escritor de ciencia ficción Ray Bradbury, aunque la serie B siempre será serie B. "It came from outer space" es una de las muchas películas de ciencia ficción de serie B propias de los años 50 pero con elementos que la hacen un poquito más especial.

El astronomo John Putman (Richard Carlson) y su novia Eilen Fields (Barbara Rush) observan las estrellas cuando ven un meteorito caer en una mina, el meteorito resulta ser una nave espacial y los aliens abandonan la nave antes de que esta quede sepultada. John cuenta lo ocurrido al sheriff del pueblo (Charles Drake) y este obviamente no le cree, pero cosas inexplicablese empiezan a ocurrir en la zona.

Todos los clichés propios del cine de invasiones de los años 59 están presentes pero con un giro, los visitantes en vez de ser unos invasores o unos seres que pretenden enseñarnos algo, son unosuspendidos seres que han tenido un "pinchazo" y se han visto obligados a parar en la Tierra para reparar su nave. Como en las películas de su genero se critica a la sociedad de la época y a la propia humanidad. La dirección es resultona pero presenta múltiples primeros planos para hacer el mayor uso posible del 3D del que presumía la cinta. Las actuaciones no son nada del otro mundo y el guión a pesar de contar con Bradbury es bastante normalito.

En resumén, pura ciencia ficción de serie B de los años 50, con sus más y sus menos.
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6
Extraterrestres de paso
A comienzos de los años 50, en plena época dorada de la ciencia-ficción, la Universal emprende el proyecto de adaptar un relato corto de Ray Bradbury con Jack Arnold como director. A diferencia de la corriente habitual en esos años de mostrar a los invasores como seres hostiles con afanes conquistadores, como en “El enigma de otro mundo" (Christian Nyby & Howard Hawks, 1951), el argumento sigue más en la línea de visitantes conciliadores de “Ultimátum a la tierra" (Robert Wise, 1951) pero sin el tono sermoneador, porque simple y llanamente los extraterrestres de “Vinieron del espacio” nos tienen más miedo que a la peste. Piensan, y hacen bien, que los humanos no estamos preparados para un encuentro de esas características y que optaremos por atacar aquello desconocido que no comprendemos y nos causa rechazo.

A pesar de no contar con un gran presupuesto, los escasos medios son muy bien aprovechados por Arnold para conseguir una atmósfera inquietante y perturbadora, sacando un provecho admirable de la decisión presupuestaria de no rodar en una gran ciudad y hacerlo en cambio en un paisaje natural desértico. Así, el pueblucho perdido en medio de la nada polvorienta sirve de escenario ideal para potenciar el misterio de lo que sucede, el desierto se convierte en personaje más, extraño e inquietante, con su orografía, flora y fauna tan peculiar. Arnold repetiría esa decisión pocos años después al rodar “Tarántula”.

En un principio el director no tenía intención de mostrar a los alienígenas, tal como pensaban Val Lewton y Jacques Tourneur en sus maravillosas colaboraciones, el miedo a lo desconocido, a lo que no se ve, es infinitamente mayor a cualquier monstruo explícitamente mostrado en la pantalla. Arnold quería que el público completase con su imaginación los rasgos de las figuras que no se mostraban, apoyándose para ello en constantes visiones subjetivas de los extraterrestres. Pero la productora echó por tierra esa decisión y obligó a diseñar unos seres que fueran mostrados en el film, labor que recayó sobre Millicent Patrick, dibujante y diseñadora, que creó unos monstruos repugnantes que debieron causar más de un susto a los espectadores de la época. Jack Arnold recurriría a ella al año siguiente para el maravilloso diseño del monstruo anfibio de “La mujer y el monstruo” (“Creature of the black lagoon”).

“Vineron del espacio” es una película inquietante, rodada de forma inteligente sacando máximo partido a una ambientación turbadora, y que se afilia a la crítica social de esos años en torno al MacCarthismo en cuanto a la paranoia reinante en USA que llevaba a desconfiar del vecino y ver a todo lo diferente como una amenaza. No en vano, en esta historia de encuentros en la tercera fase, el humano es realmente quien supone un peligro, los visitante desean pasar desapercibidos para arreglar su nave y poder seguir su camino, y se verán expuestos constantemente a la desconfianza y temor de quienes no tienen intención de conocer sus verdaderas intenciones y sólo los ven como unos intrusos. En 1956 Don Siegel llevaría esa propuesta a la cima de la ciencia-ficción con su “La invasión de los ladrones de cuerpos”, palabras mayores.
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5
Artesanía Sci-fy
It came from outer space es Sci-fy artesanal con todos los ingredientes habituales de la época, mezclados sabiamente por su director, Jack Arnold.

El film es el embrión de todos los film de suplantación de cuerpos que vinieron después, constituyendo un verdadero subgénero dentro del fantástico. La maestría del director para crear una atmósfera inquietante y el uso del espectacular 3D colocan al film en un lugar preferente entre los films de la época.

Jack Arnold, sabía jugar sus cartas, no en vano nos regaló más tarde clásicos de fantástico cómo The incredible Shrinking Man (1957), Tarántula (1955) o Creature from the Black Lagoon (1954).

Una propuesta tan modesta como disfrutable.
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8
LLegaron de Otro Mundo (1953) (8.5)
Estamos hablando de una película que me parece muy subvalorada. Tiene muchos elementos que la hacen una película interesantísima, desde esa música penetrante y misteriosa que nos acompaña durante toda la película, sus tomas y fotografía en ese desierto hostil, unas escenas muy bien logradas de la naturaleza, ese inolvidable ruido de los cables eléctricos y unos diálogos excelentes. Nos cuestiona sobre un posible contacto con seres de otros mundos y a la vez la gran intolerancia de la raza humana con cualquier cosa que se salga de sus estándares. Una película que se debería valorar más. Y sí, realmente no estamos preparados.

"Mira.
Parece que extiende las manos.
Está vivo.
Y parece estar muerto.
No. Está vivo y te está esperando.
Listo para matarte
si vas demasiado lejos.
El sol te matará,
o el frío de la noche.
El desierto puede matarte
de mil maneras.
¿Dónde estás?
¿Cómo eres?
¿ Qué se supone que debo buscar?
Sé que estás ahí afuera,
escondiéndote en el desierto.
Quizá veo hacia donde estás
y no te veo."
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4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Duplicaciones, camuflajes, ambigüedades
Hace muy pocos días he podido ver esta película, que al parecer se hizo para su proyección en 3-D -1953 fue el año del lanzamiento del cine en 3-D, en Hollywood- , si bien he de puntualizar que he visto una versión de sólo 76 minutos de duración. "It Came from Outer Space", que en España se ha retitulado "Vinieron del espacio", supongo que para su edición en DVD, es un film de ciencia-ficción muy interesante, y es un claro precedente de "La invasión de los ladrones de cuerpos" (Invasion of the Body Snatchers, 1956), de Don Siegel, aunque sin llegar a la altura de ésta. Si en la película de Arnold se plantea la duplicación de seres humanos por parte de los extraterrestres, que tienen la capacidad de transformarse en el ser que quieran, siempre que lo tengan a la vista, para confundirse con el medio, y no llamar la atención, pero sin matar a los modelos originales, en la de Siegel se da un paso más allá, la duplicación y la sustitución completas, mediante la eliminación del ser humano auténtico.

De hecho, los extraterrestres metamorfoseados en seres humanos son aquí, como los del film de Siegel, bastante fríos, aunque muy organizados, sin individualidades, formando un grupo compacto, y en ambos casos sirven como una metáfora del mundo comunista, tan temido en esa década de los 50. Evidentemente, en la película de Arnold los alienígenas no tienen ninguna intención de conquistar la Tierra, y sólo están de paso, y en este sentido, el film es un poco ambiguo: se juega a presentar a los extraterrestres como una amenaza, y además, como a unos seres horrendos, pero al final...(sigo abajo).
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Llegaron y vieron
Interesante película sobre extraterrestres que, lejos de grandes efectos especiales, plantea el tema desde una perspectiva acertada. Por una parte, se asiste al debate de los que creen y no creen, pero especialmente se hace referencia a la curiosidad del hombre por querer saber, por investigar y tener contacto con los extraterrestres y cómo encaja esta actitud en ellos. El presupuesto es bajo y de hecho estamos hablando de una obra de serie b, pero no por ello es aburrida sino que aporta una historia aceptablemente construida y un guión por aquél entonces no tan explotado como ahora.

El diseño de los extraterrestres es bastante rudimentario, pero al menos sí que se enfocan levemente y durante escasos segundos simplemente para mostrar una imagen terrorífica. Representada ante las víctimas como un "ojo tirano" (véase leyendas).

En cuanto a las interpretaciones no destacan demasiado salvo la de Barbara Rush que es capaz de transmitir sentimientos de espanto y miedo con gran eficacia. Ahora bien, es preciso comentar que el doblaje al castellano es bastante decepcionante ya que da la sensación de que algunos personajes reaccionan con demasiada tranquilidad ante una situación de riesgo.
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8
Confianza y recelo, sugestión e ideas propias: La capacidad de discernir la realidad (y a los otros)
Hay varios ángulos desde el que enfocar esta atractiva y sugerente obra de Jack Arnold, Vinieron del espacio (It came from outer space, 1953), con guion de Harry Essex, según argumento de Ray Bradbury. Primero, en el contexto de su época, como reflejo de unas inquietudes latentes y manifiestas en la sociedad norteamericana, relacionadas con el exterior, con la tensión de la guerra fría entre ambos bloques, o en el interior, cuyo emblema pudo ser La Caza de Brujas, o persecución de todo aquel con vínculos comunistas, que era una forma de decir con talante progresista y crítico, lo que determinó una ominosa atmósfera social de sospecha y de incertidumbre. Algo que late en las entrañas de esta obra de ciencia ficción, anticipándose a La invasión de los ladrones de cuerpos (1957) de Don Siegel. La obra se trama sobre interrogantes: ¿Cuáles son las intenciones de estos extraterrestres que han aterrizado en la tierra, pacíficas o belicosas? Y, por otro lado, desde el momento en el que con los humanos crean duplicados, se alienta esa incertidumbre de quién es cada uno realmente y el miedo a ser también poseído (una invasión interior, un reemplazo, el borrado de lo que uno es o era, su identidad, por otra contemplada como un glacial extrañamiento). Es particularmente relevante la figura del desierto, espacio físico al que se extrae un fructífero aprovechamiento dramático, como espacio incierto; en un momento dado, un electricista digresiona sobre esa cualidad del desierto que hace que en ocasiones no sepas si lo que percibes, ves u oyes, es real o fruto de la sugestión. Algo que se puede extrapolar sobre la misma relación con la realidad ( y con los otros).

Otro ángulo, complementario, es contemplarlo dentro de las coordenadas de la poco estudiada obra de Jack Arnold. Dentro de la ciencia ficción realizó, por ejemplo, dos obras como Tarántula (1955) o la excelente El increíble hombre menguante (1957), que reflejaba los latentes miedos en la sociedad a las posibles consecuencias mutantes de un conflicto nuclear, en la senda de La humanidad en peligro (1953), de Gordon Douglas, también situada en el desierto, como esta obra, ya que era el principal lugar de pruebas nucleares. Pero también podríamos mencionar la simpática comedia Un golpe de gracia (1959), mordaz sátira sobre la guerra fría, el western No name on the bullet (1959), que colinda con una sugerente abstracción, o el western moderno Sangre en el rancho (1957), o el héroe integro enfrentado al cacique poderoso (y de paso a la temerosa comunidad que prefiere el bienestar económico a la aplicación de la justicia, y más si la víctima es a un desfavorecido económico como lo es un inmigrante ilegal). También se podría establecer una asociación entre ese sheriff que no se pliega a lo que la comunidad demanda, y el protagonista de Vinieron del espacio, el astrólogo Puttnam (Richard Carlsson), que es calificado al principio como extraño e individualista, y alguien con ideas propias. Puttnam se desmarca de la actitud general desde un principio, tras la caída de algo del espacio que todos consideran que es un meteorito, por mucha que él les indique que es una nave que ha visto de cerca. Nadie piensa en lo posible, por cuanto lo concibe como anomalía, y nadie confía en la percepción de Puttnam. Posteriormente, frente a otros, como el sheriff, Warren (Charles Drake), más tendentes al recelo y a la reacción beligerante, Puttnam será quien se esfuerce en comprender las intenciones de los extraterrestres, aunque no exento de sufrir sus dudas (magnífica es la secuencia en la que conversa, por primer vez, con dos de los duplicados, que permanecen en sombras, mientras él porta una pistola, aún indeciso sobre cómo actuar con respecto a ellos).
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8
Un canon de las películas de 'marcianos'.
Más que interesante propuesta que sirve bien al objetivo que pretende, creando incluso un canon de cómo deben ser los marcianos, cómo deben venir a la tierra y cómo deben comportarse.
Me ha gustado mucho Barbara Rush, actriz de la que he visto más películas de las que parece. Richard Carlson es el protagonista principal, al que también he visto en películas del estilo.
El guión está bien trazado, tiene recorrido y no aburre en absoluto. Le falta la potencia espectacular que proporcionan los efectos especiales. Pero hay que entender la época en la que se rodó, los medios de los que se disponían e incluso el status del director dentro del estudio.
Pero es una película estupenda, se deja ver y tiene su recorrido y su fondo.
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6
Cuando oigo el theremin.
205/17(23/07/23) Entrañable film de ciencia ficción serie b, con dosis de terror psicológico, hijo de su tiempo (tiene 70 desde su estreno), en plena Guerra Fría, donde nació el sub género fantástico que era alegoría del Terror Rojo, el miedo a lo desconocido que se instauró en Occidente, y con más paranoia en USA. Ópera prima en la dirección de Jack Arnold, el que se especiaría en el género de ciencia ficción con títulos clásicos como “La mujer y el monstruo” (1954), “La venganza del hombre monstruo” (1955), “Tarántula” (1955) o “El increíble hombre menguante” (1957), aquí el guion es de Harry Essex (“La Mujer y el Monstruo”), basándose en la idea original de "El meteorito" de Ray Bradbury. En su momento tuvo el aliciente para el espectador coetáneo de que fue la primera en el proceso 3D de Universal-International (por eso escenas como el desplome de rocas, o la llegada del ‘meteorito’ se filmaron para impactar al espectador del cine. El sistema en concreto, denominado «3D Anaglífico», no tardó en quedarse obsoleto en favor de otras más sofisticadas y sólo se volvió a utilizar en otra película más: The Mask en 1961). Arnold tiene éxito, a pesar del bajo presupuesto, edificando una atmósfera opresiva en crescendo paranoico, mandando diáfanamente, eso sí, sin sutilidad, sobre como no toleramos lo desconocido y ante la duda disparamos y luego (si acaso) preguntamos. Crea este clima turbador en medio del desierto, dónde hay una pequeña población dónde cundirá la inquietud y el temor a lo desconocido, propio esto de la era del MacCarthismo, dónde la sospecha a los ‘antiamericanos’ se convirtió en una caza de brujas. Y es que aquí son los humanos los que termina siendo la amenaza, son los violentos, los ‘malos’. Siendo este uno de los pocos films de esta época donde los ‘visitantes’ extraterrestres no venían con aviesas intenciones, de hecho, creo que solo tiene esta vertiente humanista esta cinta y “Ultimátum a la Tierra” (1951).

Film que juega con algo que posteriormente se ha usado bastante en el género, como es la suplantación de personalidades, los doppelgängers alienígenas, algo muy de moda entonces eran los posibles quintacolumnistas comunistas espías para los soviéticos, americanos que trabajaban para el enemigo y que se confundían con los demás, temor nada infundado, cuando sin ir más lejos fueron estos los que pasaron a los soviéticos la fórmula de la Bomba Atómica. Tema este de los doppelgängers luego manejado en “La invasión de los ladrones de cuerpos” (1956) o en “La Cosa” (1982), no puede haber mayor desconfianza que no saber si alguien con un cuerpo y voz conocido puede no ser quien crees, solo que estas mencionadas era porque los aliens eran malos.

Trama: Una pareja acaba de ir a vivir a una casita en medio del desierto de Arizona, cerca del pueblo de Sand Rock. Una él que es astrónomo (que casualidad!!) aficionado, John Putnam (Richard Carlson), y su prometida Ellen Fields (Barbara Rush) miran las estrellas en el desierto cuando un gran objeto de fuego se estrella contra la Tierra. En el lugar del accidente, descubre una nave espacial alienígena redonda, observa por la puerta a un ser amorfo con un ojo (ello acompañado por el leit-motive del theremín), justo antes de que quede completamente enterrada por un deslizamiento de tierra. Cuando le dice al sheriff local (Russell Johnson) y al editor del periódico lo que vio, lo tachan de chiflado. En poco tiempo, comienzan a suceder cosas extrañas y la incredulidad se vuelve hostil.

La tensión dramática se fundamente en que no se sabe que hacen allí los aliens, porque suplantan personalidades, porque sustraen material, porque no dan la cara, son hostiles o pacíficos, estas cuestiones son las que hacen mantener el interés. Abogando por la vertiente buenista del entendimiento, de lugar a acuerdos, de entender el comportamiento de lo que desconoces, esto muy discutible y complejo, daría para un amplio debate.

Posee una primera parte en la que cae en el tópico del tipo que ha visto algo importante y nadie lo cree, lo toman por loco, algo muy manido, pero que al menos no estiran demasiado. Exponiendo a los extraterrestres como seres fríos y calculadores, asépticos en su proceder, en clara alegoría de los comunistas. Llegando en su desarrollo a como un humano debe de hacer de árbitro entre las ansias de linchamiento (los humanos termina en eso, en una turba violenta) de su raza y los aliens, y con ello dando esperanza a la raza humana de que aun ahí personas reflexivas y no impulsivas. Todo en un crescendo de tensión que deriva en un rush final bien llevado.

Tiene su fallos, empezando por su simplicidad de propuesta, algunas lagunas narrativas (*spoiler). Los personajes son clichés con patas, carecen de fondo alguno, con actuaciones ramplonas. Con situaciones ridículas, como ver al doppelgänger de Ellen por el desierto en vestido vaporoso negro de noche, cuando ella fue raptada con otro atuendo, visualmente turbador, pero es un parche; Otra de las debilidades es mostrar los extraterrestres, queda muy bien que fuera durante gran parte del film en subjetivó (perspectiva alienígena se representa a través de un plato lleno de aceite colocado directamente sobre la cámara), acompañado por el soniquete estimulante del theremín, es mucho peor es fotograma que se crea en la mente dele espectador que lo explícito y más si es lo que terminamos viendo. Y es que al mostrar esa cosa deforme te llevas un chasco, no puedes creer que físicamente esos seres puedan haber creado la tecnología requerida para lo que hacen, grotescos, que no terroríficos, por esto queda extraño que la gente grite al verlos… (sigo en spoiler)
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8
Ver-ano alienígena: los otros entre nosotros I
0
En este estío nos hemos visto invadidos por alienígenas hasta el hastío. La reproducción del Cine Capital se materializa secuencialmente, año a año, fagocitando y vomitando géneros y lugares comunes, en una des-comunal producción de escoria (Aldous Huxley dixit) que toma la forma de la repetición con variaciones o el montaje en cadena con innovaciones. Slashers, zombies, superhéroes, aliens: los otros entre nosotros (o una fenomenología de la paranoia norteamericana).
La invasión, pese a lo que pudieran pensar los incrédulos y los acólitos del ombliguismo-solipsista-terráqueo, se produjo hace tiempo; ya están aquí, contaminando nuestros fluidos. De Gordon Douglas, Robert Wise, Jack Arnold y su seminal Vinieron del espacio (It came from outer space, 1953) a J.J. Abrams, Jon Favreau y Greg Mottola, el inconsciente óptico de una población homogeneizada se ha visto poblado y habitado por aliens de distinta ralea y casi siempre sin pelaje. El otro resbaladizo y frecuentemente invisible se ha ido haciendo cada vez más transparente a nuestra mirada, nos hemos habituado a su existencia, pero aún no a su presencia o co-existencia. Adoptando la forma del comunista o el extraterrestre (con forma de insecto o anfibio, preferentemente), la figura del alien se nos ha hecho siempre presente como aquél ser en tránsito, ininteligible y ópaco, que jamás habría de compartir el espacio con nosotros. Si acaso, proyectando en la comunidad alien (esas naves inmensas llamadas “Madres Nodrizas”) una necesidad demiúrgica, tienen un mensaje que transmitir a los terrícolas antes de irse (oséase, a los americanos, pista de aterrizaje prototípica de comunistas, demócratas, inmigrantes y demás material alienígena.)
Entre la generación de los 50 ya mentada y la actual aparece una figura central en la producción de imágenes alienígenas (y, por ende, en la ecúmene alien): Steven Spielberg es sin duda el Padre Simbólico de los directores de Super 8, Cowboys & Aliens y Paul. Reconocido y obvio en los casos de Abrams y Mottola, cuyos filmes funcionan como sentidos homenajes a los mitos fílmicos que Spielberg subvencionara a toda una generación, y cuyos títulos no es en absoluto necesario nombrar. Más tamizada la influencia en el caso de Favreau, que ha llevado a cabo un imposible y estólido palimpsesto intergenérico entre el western y la ciencia-ficción, entre James Bond e Indiana Jones.

(continúa en Super 8, de J.J. Abrams)
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