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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
6
Ciencia ficción. Terror. Intriga Un astrónomo aficionado, John Putnam, y su prometida Eilen Fields contemplan las estrellas en el desierto cuando una nave espacial atraviesa el cielo y choca contra el suelo. Justo antes de que un corrimiento de tierras entierre la nave, una misteriosa criatura emerge y desaparece en la oscuridad. Por supuesto, cuando Putnam cuenta la historia al sheriff, nadie le cree, pero pronto empiezan a suceder cosas extrañas... (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A comienzos de los años 50, en plena época dorada de la ciencia-ficción, la Universal emprende el proyecto de adaptar un relato corto de Ray Bradbury con Jack Arnold como director. A diferencia de la corriente habitual en esos años de mostrar a los invasores como seres hostiles con afanes conquistadores, como en “El enigma de otro mundo" (Christian Nyby & Howard Hawks, 1951), el argumento sigue más en la línea de visitantes conciliadores de “Ultimátum a la tierra" (Robert Wise, 1951) pero sin el tono sermoneador, porque simple y llanamente los extraterrestres de “Vinieron del espacio” nos tienen más miedo que a la peste. Piensan, y hacen bien, que los humanos no estamos preparados para un encuentro de esas características y que optaremos por atacar aquello desconocido que no comprendemos y nos causa rechazo.

A pesar de no contar con un gran presupuesto, los escasos medios son muy bien aprovechados por Arnold para conseguir una atmósfera inquietante y perturbadora, sacando un provecho admirable de la decisión presupuestaria de no rodar en una gran ciudad y hacerlo en cambio en un paisaje natural desértico. Así, el pueblucho perdido en medio de la nada polvorienta sirve de escenario ideal para potenciar el misterio de lo que sucede, el desierto se convierte en personaje más, extraño e inquietante, con su orografía, flora y fauna tan peculiar. Arnold repetiría esa decisión pocos años después al rodar “Tarántula”.

En un principio el director no tenía intención de mostrar a los alienígenas, tal como pensaban Val Lewton y Jacques Tourneur en sus maravillosas colaboraciones, el miedo a lo desconocido, a lo que no se ve, es infinitamente mayor a cualquier monstruo explícitamente mostrado en la pantalla. Arnold quería que el público completase con su imaginación los rasgos de las figuras que no se mostraban, apoyándose para ello en constantes visiones subjetivas de los extraterrestres. Pero la productora echó por tierra esa decisión y obligó a diseñar unos seres que fueran mostrados en el film, labor que recayó sobre Millicent Patrick, dibujante y diseñadora, que creó unos monstruos repugnantes que debieron causar más de un susto a los espectadores de la época. Jack Arnold recurriría a ella al año siguiente para el maravilloso diseño del monstruo anfibio de “La mujer y el monstruo” (“Creature of the black lagoon”).

“Vineron del espacio” es una película inquietante, rodada de forma inteligente sacando máximo partido a una ambientación turbadora, y que se afilia a la crítica social de esos años en torno al MacCarthismo en cuanto a la paranoia reinante en USA que llevaba a desconfiar del vecino y ver a todo lo diferente como una amenaza. No en vano, en esta historia de encuentros en la tercera fase, el humano es realmente quien supone un peligro, los visitante desean pasar desapercibidos para arreglar su nave y poder seguir su camino, y se verán expuestos constantemente a la desconfianza y temor de quienes no tienen intención de conocer sus verdaderas intenciones y sólo los ven como unos intrusos. En 1956 Don Siegel llevaría esa propuesta a la cima de la ciencia-ficción con su “La invasión de los ladrones de cuerpos”, palabras mayores.
Orson_
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