39 Críticas de los usuarios

Esperaba más de ella, ya que tiene elementos que a priori la hacían muy interesante, un director aclamado por crítica y público, un reparto muy atractivo y una historia que podía dar mucho jugo, es decir, película de oscar, pero una vez vista y en comparación con otras nominadas no es de extrañar que haya sido ignorada por la academia y por el público norteamericano.

No se puede decir de ella que es una mala película pero tampoco es una buena película, Anthony Minguella no acaba de rematar una historia a ratos interesante y a otros irregular ya que no encuentra un equilibrio en la historia, centrándose primero en las desigualdades sociales de esa ciudad que es Londres para después desmarcarse en una historia de la búsqueda del amor (muy del gusto de su productor Sydney Pollack), la película no llega a despuntar debido que hay momentos en el que el espectador no se cree las acciones que lleva a cabo el personaje de Will (Jude Law) a lo largo de la cinta, por no mencionar un desenlace poco creíble.

Por otro lado sería injusto negar los aciertos de una cinta que como antes he mencionado cuenta con un reparto en el que destacan el trío protagonista, cosa que no se puede decir de los secundarios que aparecen y desaparecen de la cinta con bastante facilidad.
La fotografía por otra parte con esos tonos grises y oscuros me recuerda a la de otra película que también buceaba en las zonas poco recomendables de Londres, NEGOCIOS OCULTOS (buena película de Stephen Frears).

En definitiva una rareza que se puede caracterizar por el dicho "quiero y no puedo", que a lo mejor puede decepcionar a los seguidores del director del PACIENTE INGLÉS, pero que por su valentía y temática no merece caer en el olvido.

He escogido como título de la crítica el título con el que este film se estrenó en Argentina, "Violación de domicilio".
Minghella ("El paciente inglés", "Cold Mountain", "El talento de Mr. Ripley") es un director al que le gusta arriesgarse, consiguiendo a veces maravillosos resultados.
"Breaking and Entering" es una cinta que aparentemente puede parecer un experimento, un intento de contar una historia cotidiana acerca de la infidelidad, pero en manos de Minghella se convierte en un análisis de la infelicidad, de la frustración y de la única salida que nos queda para superar las crisis vitales que de vez en cuando nos sorprenden: la búsqueda de un trocito de felicidad intentando encontrarnos a nosotros mismos.
Poco a poco el espectador se sumerje en la vida de los protagonistas y ahí nace la magia del film, que te va enganchando a medida que pasa el metraje hasta que las emociones fluyen y la película queda plasmada en tu retina como un soplo de brisa fresca que te ayudará a esperar días mejores, que sin duda llegarán.
Cuando pase la tormenta, otros días vedrán...

Resulta curioso que una película con Anthony Minghella en la dirección y guión, y Jude Law, Juliette Binoche y Robin Wright Penn en los protagonistas esté pasando de puntillas por la cartelera.

Reconozco que la ví sin saber absolutamente nada de ella. Llegué al cine y me econtré este título (tampoco le ayudará mucho dejar el título sin traducir) y al informarme de quien estaba detrás le di una oportunidad.

Despues de películas más "grandilocuentes" como El paciente inglés, Cold mountain o incluso El talento de Mr. Ripley, Minghella realiza una película intimista, de personajes desorientados, de historias que se acaban cruzando.

Minghella es un director con un gran talento visual como ya ha demostrado en su trayectoria y quizás el fallo de esta historia es que hacia la parte final se le derrama el tarro de azúcar sobre el guión.

Con todo y con eso, una película muy entretenida y una buena ocasión para volver a ver a la Binoche.

Me desconcertó esta película. Durante los primeros veinte/treinta minutos no lograba engancharme con la historia y no terminaba de cerrarme hacia donde se dirigía, pero una vez que Amira entra en escena y Will se obsesiona con ella, el filme me atrapó y no me soltó hasta los créditos.

Se lo atribuyo a dos factores: las actuaciones (Juliette Binoche está brillante. Me conmovió su interpretación. No podría ser más creíble y querible. Jude Law y Robin Wright Penn, aunque por debajo de ella, están notables también), y el guión (algunos pasajes no tienen desperdicio).

La música no me gustó. La fotografía y la dirección me parecieron correctas pero no particularmente destacables. Concluyendo: me gustó mucho.

Es una película interesante y que te emociona, pero que quizá debería haber dejado un final más abierto, es como si le hubieran impuesto un desenlace , algo apresurado y poco elaborado, que desvirtúa en parte el film. Una temática más que interesante y un Jude Law soberbio. Lástima que la hayan querido empaquetar para Hollywood y se les quedara así. Pero eso no le impide destilar libertad y creatividad . Hay algunos diálogos buenísimos. Narra una historia muy actual y llena de sensibilidad en la que muchos verán reflejadas algunas vivencias propias.

Es una verdadera desgracia que en un panorama de películas tan grandes y ambiciosas se perdiera esta gran joya cinematográfica.
Y vaya que este ha sido un gran año para interpretaciones: masculinas o femeninas, protagónicas o secundarias.
"Breaking and Entering" es la nueva cinta del siempre correcto Anthony Minghella, quien en esta ocasión decide arriesgarse muchísimo más, y con maravillosos resultados.
"Breaking and Entering" es una cinta que superficialmente puede pasar como un experimento o como un intento de hablar acerca de la infidelidad o algún tema similar, y que pudo haberlo sido, pero en manos de Minghella, se convierte en un análisis de la infelicidad, y de la búsqueda de la felicidad. Minghella crea un trabajo exquisito, con una versatilidad impresionante, reafirmando así su lugar como uno de los directores norteamericanos más importantes del momento.
Jude Law da la que, sin duda alguna, es la mejor actuación de su carrera, y esto de una forma muy sorpresiva, ya que pese a que, precisamente con este mismo director, ya habíamos visto lo que Law podía hacer, en esta ocasión crea un personaje muchísimo más complejo y difícil de llevar a cabo, ya que en sus trabajos anteriores había hecho personajes muy lineales, pero en esta ocasión se enfrenta a un reto más grande en donde el papel demanda más desarollo o/y el personaje lidia con más problemas existenciales, por lo que a lo largo de la cinta, este enfrenta severos cambios de 180 grados; y pese que pudo haber sido un papel bastante detestable, Law le aporta carisma y humanidad, haciéndo bastante fácil para el espectador sentir empatía por el personaje, e incluso puede haber hasta una identificación con uno mismo., en resúmen, el hombre está estupendo.
Juliette Binoche también se luce de una forma bastante favorable con un papel que el 85% de su tiempo en pantalla se la pasa al borde de la desesperación, pero lo hace de una forma muy adecuada, de modo que no lo sobreactúa, pero tampoco de modo que le falte intensidad, sino haciéndolo con la cantidad exacta de emoción para poder conmover sin llegar a hastiar.
Robin Wright Penn no se queda atrás, brindándo una interpretación igual de dramática e intensa que la de Binoche, aunque más comprimida, pero igual de excelente.
Minghella, quien desde su opera prima no escribía un guión que no fuese una adaptación , es nuevamente el guionista, dejándo bien claro que es mejor creador que adaptador, y vaya que es un estupendo adaptador, nada más basta con ver "The Talented Mr. Ripley" para comprobar esto.
Así que, para concluir, "Breaking and Entering", pese a que no haya recibido la atención merecida, es sin duda una maravilla del cine contemporáneo, así como el resultado de un director que continúa creciendo, y que cada vez logra mejores trabajos; un director de actores y de historias, que no importa que tan grandes sean, ya que están cargadas con la misma intensidad y talento. ¡Bravo!

...y le sale un rollete aburguesado con mala conciencia.

Una peli afectada. Cursi. lenta. Falsaria. Fozadilla. De caras guapas (¿de verdad me tengo que creer que la Binoche es una mujer que ha sufrido una guerra?), previsible (el affair amoroso entre dos personajes se ve venir a lo lejos), pesudosocial, cansina, con personajes y escenas sobrantes, llena de medias tintas...

Un drama desvaído, poco creíble, "bonito" en el más blando de los sentidos, fallido...

Lo mejor: Ray Winstone. Dos escenas y se apodera de la peli.
Lo pepr: Jude Law. ¿Cómo le siguen dando tantos papeles protagónicos a un tío tan gris?

Me gustó, porque no es como otras películas que como ésta te cuentan las historias de varios personajes y al final se enlazan sin más, en ésta además de enlazar las historias, tiene un mensaje íntimo y personal, cuyas vidas no son felices y a mi parecer el final no le pega, tendría que haber sido más realista.

En fin, a pesar del final, mi voto es un 8 por lo bien interpretada.

Minghella es el responsable de alguna de las secuencias más hermosas que he visto en un cine, de ahí que le tenga un respeto y puntúe su peli ésta con un 3. De haberla hecho otra persona le hubiese puesto menos nota, sin miramientos.

La razón es que encuentro su película aburridísima, pedante, tonta, cursi, afectada, inverosímil, cargante, sobreactuada (en el caso de Binoche), buenrollista, absurda… un auténtico tueste, lo que no quita para que esté bien rodada, con gusto y oficio, pero tanta chapa no hay quien la aguante.

Ésta es una de esas películas que dan un montón de rabia, porque la verdad es que la historia iba bien, me estaba gustando, incluso a ratos me estaba conmoviendo, pero llega el final y me quedo con la boca abierta, la mandíbula colgando, los ojos desorbitados y, en definitiva, esa cara de gilipollas que se nos suele poner a los espectadores cuando un director nos toma el pelo con descaro y desvergüenza torera.

Eso es exactamente lo que hace Anthony Minghella sin el menor reparo. Empieza contándonos una historia chula, triangular, de ésas que molan, encima con un elenco de cagarse: un Jude Law para comérselo y no dejar cacho, una Robin Wright sobria, fina y segura como es ella de por sí, y una Juliette Binoche que, dentro de su tendencia habitual al histrionismo, está contenida y todo.

Law y Wright son una pareja en crisis, con motivos más que sobrados porque tienen que bregar a diario con una especie de Asperger personificado en la hija de Wright, ambos con distintas formas de enfrentarse al problema y con las consiguientes desavenencias conyugales. Por el otro lado está Binoche, que hace de inmigrante bosnia con un hijo adolescente que es casi inevitable carne de presidio. Y claro, se monta una historia a tres bandas compleja, interesante, poco habitual, a ratos extraña pero creíble.

Y, como digo, la cosa va bien hasta que llega el desenlace y a Minghella le da el baile de San Vito, y como su propio nombre indica, le sale de la minga poner a sus personajes a hacer auténticas gilipolleces, sin motivación aparente. Hay por ahí una especie de juicio completamente kafkiano, pretendidamente catártico, cuya explicación es imposible. Por qué, a qué viene, a quién se le ha ocurrido semejante majadería. Si el problema tenía fácil solución sin esa absurda escena. Y entonces te cagas en Minghella, en toda su nación, en las dos horas de película que te has tragado y hasta en todo lo que has babeado mirando a Jude Law. Y dices: "Anda y que les zurzan".

Exceso de secuencias donde se entremezclan la trama principal, con datos o detalles secundarios, que hacen que el guión este falto de ritmo y tienda, en momentos, al aburrimiento por su lentitud.
Abusivo protagonismo de las relaciones amorosas y de las continuas y absurdas apariciones de la "prostituta" ( no sé que papel juega en la película ), que hacen que el tema principal de la película, por momentos, se desoriente y pierda credibilidad.

Un final muy poco convincente No todo debe salir bien en los momentos difíciles, a veces hay que superar obstáculos. Muy poco creíble y con mucha falta de convicción.

Como nota positiva, me quedo con el gran papel interpretado por Juliette Binoche y la interpretación (aunque creo que fue algo natural y no actuado)de los ladrones, sus continuos movimientos, su habilidad y su elasticidad son dignos de destacar.

Minghella, hay que tener presente ese apellido. Breaking...representa esos eslabones aislados de películas que se exhiben dentro de un falso envase chico. Por momentos es tanta la sobriedad, la seriedad de los asuntos plasmados en la obra que ésta llega a sorprender, porque, insisto, toda su forma de presentación es tramposa.

Se inicia con un acto vandálico, las repercusiones del mismo tienen lugar de importancia hasta poco menos de la mitad del visionado. Curiosamente en este segmento, mientras los robos se perpetran, no logramos ver un verdadero drama sino más bien una suceción de causas y efectos que o bien son salpicones de comedia, o bien todo se desarrolla en clave picaresca (la prostituta en el auto es el ejemplo más transparente).
Luego los tonos cambian, el perjudicado por los robos conoce de forma pseudo azarosa a la madre de uno de los ladrones y...se engancha, lisa y llanamente. Aquí vale destacar los cambios de ritmo junto con una lectura en paralelo de ciertas cuestiones políticas, antes esbozadas y ahora bien palpables.
Al entrecruzarse ambas historias se da pie al tercer acto: una sucesión de peripecias intimistas borderline entre el policial y el cine intimista más maduro. Finalmente quiero rescatar esa palabra: es difícil ver buen cine intimista, pero un cine intimista maduro es más difícil todavía.
Breaking parte de historias "gastadas", las entrecruza de manera "gastada" pero llevando un singularísimo estilo que se te impregna en los ojos a medida que la ves.
Hubiera sido una nota mucho más alta, de no ser porque a veces los finales complacientes no necesariamente son correspondidos por el devenir de la historia.

Minghella nunca me termina de seducir. Mirando en mis votaciones, acabo de comprobar que las cuatro películas suyas que tengo votadas ostentan sendos sietes. Ninguna baja a la categoría de mediocre, pero tampoco llega al sobresaliente. No sé exactamente por qué será, pero si tuviera que aproximarme un poco a una explicación más o menos apropiada, diría que su cine es muy correcto, bien planificado, bellamente filmado, muy profesionalmente interpretado… Pero, en el fondo, no arde. No consume. Personalmente prefiero directores más defectuosos pero con llamaradas de incendio.
Si tuviera que escoger cuál de esas cuatro películas votadas está un poquitín más arriba, creo que se trataría de “Breaking and entering”. Pero con dudas.
Se abarca un tema complejo y amplio, demasiado para resolverlo con tanto arte. La inmigración, el choque intercultural, la inadaptación, las relaciones sentimentales entre parejas, padres e hijos…Un crisol con el que es fácil identificarse. Quién no tiene problemas de pareja, quién no tiene problemas con sus hijos, quién no tiene problemas en el trabajo, quién no ha tenido una infancia a veces o a menudo amedrentadora, solitaria y perdida.
Nos gustaría que hubiera un Jude Law, una Robin Wright Penn, una Juliette Binoche para que el vapor, en lugar de acumularse hasta hacer explotar la olla express, encontrara el orificio de la válvula liberadora.
Tendremos que romper muchas ventanas antes de aprender a reparar una.

Es una película correcta, se deja ver, pero creo que se le podía haber sacado más partido a la historia desde el momento en que el protagonista conoce a la madre bosnia, papel interpretado genialmente por Juliette Binoche. Esa parte del filme te atrapa pero lo finaliza de una manera bastante facilona, impropia de un director de su calibre.
Me gusta el comienzo de la pelicula con la frase " hace cuanto tiempo hemos dejado de mirarnos",me parece algo muy real en la sociedad en que vivimos.
En definitiva, filme interesante con un regular final.

Mucho se ha criticado a Anthony Minghella con motivo del estreno de esta atípica película. Y muchas de esas críticas son desde luego infundadas, ya que las hacen los mismos que en su momento ensalzaron las enormes virtudes de sus tres mega- adaptaciones literarias: Cold Mountain, El talento de Mr Ripley y El paciente Ingles, y ahora las critican como meros ejercicios de estilo. Como ha ocurrido con la que aquí nos ocupa, una película sutil, nada evidente, simbólica (por lo que todos los que le acusaban de grandilocuente deberían rectificar), en la que se muestra el choque de culturas de una manera precisamente mucho menos grandilocuente que otras muestras mucho más evidentes y diríamos fáciles como las laureadas Crash, o incluso Babel.

La propuesta minimalista de su director resulta plenamente subyugante, hipnótica, como lo son las duras relaciones entre sus personajes, hondas, complejas, y representadas por unos actores en estado de gracia. Desde Jude Law, que hace comprensible su difícil personaje, dándole una complejidad total a la vez que abandona ciertos vicios interpretativos adquiridos, Juliette Binoche, creíble en todo momento en su papel gracias a su profesionalidad a la hora de encarnarlo, con acento incluido, of course, y tan absolutamente sutil que un solo gesto suyo esconde una cascada de emociones; Robin Wright, actriz que merecía mucha más atención en su carrera, por interpretaciones tan puras como las ofrecidas en Forrest Gump, Mensaje en una Botella, Hurlyburly o Una casa al fin del mundo, que ejerce aquí un papel de gran peso dramático sin histrionismos ni excesos, sino con una capacidad increíble de registros, como la película en sí; Vera Farmiga, con un rico papel, el único cómico pero aún así creíble del metraje, o el joven Rafi Gavron, que transmite en todo momento un abanico de sensaciones en su personaje, parco de palabras pero extremadamente sensible en su caracterización.

Breaking And Entering no es una película fácil, pero desde luego si es una buena película, a la vez que es dura al mostrar la cara menos complaciente del ser humano corriente y rutinario. Su sutil historia de choques tal vez peca en exceso de trascendencia, pero como en toda su filmografía, Anthony Minghella no solo filma con un gusto exquisito e innovador, sino que cada fotograma tiene una razón de ser, así como cada palabra de un guión original que sabe transmitir en todo momento algo tremendamente propio (y difícil) de los humanos: los silencios y las distancias.

Una peliculita sin recorrido, una nadería confusa que a medida que avanza se vuelve complaciente, desentrañando conflictos que no lo parecen, y secuencias que aparentan hilvanadas, como si hubieran sido facturadas de manera independiente... Me asombra el punto al que estamos llegando en la producción cinematográfica. Si, ya sé que es del año 2.006, pero ¿Qué más da? Nos encontramos encallados en un cine superfluo, por no denominarlo superficial, con carencias argumentales, de desarrollo, de tiempos, de emociones... Todo en el cine actual me recuerda al metacrilato, que es un material moderno, pero no sé, en qué se diferencia de los que ya existían antes de que se creara.

Lo mejor que he visto en mucho tiempo, el guión es maravilloso y las interpretaciones son inmejorables... sin lugar a dudas te transmiten el drama de la historia que es muy profunda y esta contada con detalle, bordada por semejantes interpretaciones. Lo que más me gustó del film fue el guión, trata con mucho detalle y profundidad la situación de la pareja central, que se encuentra distanciada, en una encrucijada al borde del divorcio. Las escenas de esta familia son muy realistas, estupendas. Se nota que hay un trabajo serio y arduo por detrás, no se trata de una pelicula simplona y de entretenimiento, sino una obra que te lleva a la reflexión y te deja pensando. También trata muy bien la relación madre-hijo o hija, la lealtad, la sinceridad, la honestidad... no es muy habitual verlo en la pantalla grande.
En pocas palabras; simplemente extraordinaria, no puede pasarse por alto.

El relato está estructurado y narrado con un exceso de información que, a medida que avanza, va recortando el interés de la historia hasta hacerlo desaparecer. Me sucede como con aquellas novelas que abandono por la mitad o a cincuenta páginas del final, harto de seguir las pistas de personajes cuyas peripecias hace tiempo que me dejaron de interesar. A tal punto me parecen superficiales y aburridas estas vidas cruzadas que ni siquiera me parece que hagan bien su trabajo los siempre espléndidos Juliette, Robin y Jude: hacen lo que pueden y lo que pueden hacer es triste, pues se les nota que están actuando, como al director se le nota que no le basta una historia o dos o tres de amor, sino que tiene que "cargarlas" de mensaje social, un toque de política, otro toque de psicología al uso y un sinfín de elementos sin importancia que hacen imposible detectar el auténtico corazón de la película. Para colmo, las historias eróticas están realizadas por un principiante saturado de vergüenza.

Lo que más me llamó la atención a la hora de ver este film sin duda fue la presencia de Jude Law, ya que es uno de mis actores favoritos, aunque en este film soberanamente aburrida no tiene la oportunidad de lucir para nada sus dotes interpretativas.

El guión es casi lineal, a mi no ha conseguido emocionarme en ningún momento a pesar de contar con actores de la talla de Law, Binoche o Wright Penn. Las situaciones que se describen son demasiado inverosímiles, eso por no hablar de un final totalmente inverosímil, desastroso, opino que es el peor final que un gran director como era Minghella ("El talento de Mr. Ripley", "Cold Mountain") podía haber puesto en este fallido film.

Muy poco recomendable, es aburrida e inverosímil.

Mi nota: 3

Me gustaría ver a las señoras de mi barrio en la taquilla del cine pidiendo una entrada para "Breaking and Entering". Yo creo que esto de no traducir los títulos es una estrategia para evitar que te endosen un rollo: "Pobres cinéfilos de barrio –piensan los distribuidores con su corazón de oro– para qué vamos a torturarles con "Breaking and Entering", "Brokeback Mountain" y otros trabalenguas parecidos, que sólo son petardos con pretensiones de arte que nos vemos obligados a proyectar para que no se note demasiado que lo único que nos interesa es el dinero". Así que estos gentiles productores no traducen los titulitos para que nuestras madres, los jubilados y la gente que estudió cuando Franco todavía vivía (y por tanto, no estudió idiomas), al ver la cartelera, elijan una película cuyo nombre puedan pronunciar y que, a poca calidad que tenga, será mejor que estos engendros intelectualoides pasados por la batidora de la pedantería.

En la Renfe/Adif o como se llame el ente maligno que gestiona los ferrocarriles en España no tienen tan buen corazón. Esta la vi en un tren (que pasó con notable retraso por todas las estaciones de su recorrido).

El caso es que B&E es una de las películas más falsas, cursis, inverosímiles y desganadas que recuerdo haber visto nunca. Todo es solemnemente ridículo, alambicado, forzado, efectista, pretencioso, antipático y tedioso. Para colmo está mal traducida y peor doblada (el acento bosnio –que yo tengo muy trabajado de tanto ir en metro– que le endosan a la Binoche es como para sufrir un ictus cerebral de la risa). Uno echa de menos la existencia de la Inquisición para hacer un auto de fe con el guionista.

Jude Law sale guapísimo, eso sí.