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179 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
La caza
El rey Agamenón mató a un ciervo en uno de los bosques sagrados de Atenea. La diosa, furibunda, paró el viento impidiendo que la flota del rey partiera a Troya. Para que el viento volviera a soplar, Ifigenia, la hija del rey, tenía que ser sacrificada a la diosa. El mito tiene distinto final según las fuentes. Unas dicen que, efectivamente, la joven murió como ofrenda a Atenea. Otras, dicen que Artemisa la sustituyó por una cierva o una corza en el último momento y que salvó a la mujer escondiéndola en una isla. El caso es que al final, los barcos pudieron zarpar.

El sacrificio de un ciervo sagrado es el título español, incomprensiblemente errado. El original, The killing of a sacred deer hace referencia al asesinato del ciervo que caza Agamenón en la tragedia, causa del castigo que infringen los dioses, similar al que sufre la familia protagonista de la película. Este ciervo no fue sacrificado como ofrenda al Olimpo, sino cazado por pura soberbia. Si el título español hiciera referencia al segundo ciervo que Artemisa cambia por Ifigenia, en ningún caso se corresponde con la adaptación del mito que Lanthimos nos presenta. Quizás, La caza del ciervo sagrado hubiera sido más acertado, pero basta de divagaciones.

La película es un prodigio técnico de travellings y zooms que demuestran el refinamiento del cineasta griego desde que nos sorprendiera con Canino o Alpes. En sus primeras películas abundaban los planos fijos y la violencia explícita analizada con frialdad y realismo, en la línea de Michael Haneke, en quien Lanthimos siempre se ha inspirado. Da fe de ello la escena del desenlace de El sacrificio... que es un guiño a una de las escenas más tensas de Funny games.

Pero viendo su nueva película Langosta parece haber sido una transición a esta madurez técnica que recuerda más a Kubrick. No sólo por esos pasillos de hospitales que traen a la memoria el hotel de El resplandor o la nave de 2001, no sólo a los reflejos del cuerpo de Nicole Kidman a media luz, que parecen sacados de Eyes wide shut, sino también a esos planos abiertos en interiores, tan fríos como perfectamente encuadrados pese al movimiento, técnica que Kubrick desplegaba en sus últimos trabajos. Incluso en los planos más estáticos, Lanthimos nos muestra ventiladores girando para evitar un solo momento de pausa en esta trama que agita las entrañas de espectadores y personajes.

Un cirujano entabla una amistad con el hijo de un paciente muerto en la mesa de operaciones. El joven se va entrometiendo en la vida familiar hasta que un día revela una profecía al cirujano que lo obligará a tomar una decisión tan drástica como dolorosa.

Lanthimos traslada la tragedia griega al mundo médico de hoy. La creencia del destino contra la tecnología. La imposibilidad del hombre de nuestros días de salvarse de aquello ya escrito mediante los avances sanitarios, una situación ilógica para nosotros. El director plasma sus orígenes helenos en una superproducción británica, pone a una familia occidental ejemplar en un dilema de la antigüedad. La cultura clásica contra la actual. El rencor de un niño como la fuerza del destino, implacable. La negligencia del ciervo herido como mala praxis médica.

Todo esto con la frialdad que caracteriza a los personajes de Lanthimos, que desde Canino más que actuar, recitan cuales plañideras en un anfiteatro. Ni Angeliki Papoulia ni Ariane Labed, musas del director, hacen aparición en esta película, pero Colin Farrell aborda el texto con maestría, al igual que los adolescentes, fríos y apáticos. Especial mención a Alicia Silverstone, olvidada desde hace años tras el sambenito de actriz para adolescentes, quien, con apenas cuatro frases, capta la esencia del papel brindánonos una construcción de su personaje con el que pone toda la carne en el asador.

hommecinema.blogspot.fr
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391 de 456 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
ABSURDA
Me parece una película correcta desde el punto de vista técnico. Esta bien rodada. No voy a juzgar su forma sino su contenido. Aviso de antemano que es una critica visceral.
Al grano. Me sobra ese rollo de que si basada en la tragedia griega y demás. Los referentes de una película no la hacen buena. Es pretenciosa y me parece una puñetera basura. Merecedora de un Razzie al peor guión. Me la he tragado enterita esperando ver si llegaba un milagro que enderazara ese despropósito. Las actuaciones son absurdas, con unos padres que parecen idiotas, un hijo que parece retrasado (y extrañamente imperturbable), una hija psicópata y Martín que parece retrasado también.
Las motivaciones que guían a los personajes no esta bien definidas. Es imposible averiguar en que demonios están pensando los personajes para actuar como lo hacen. La lógica no es algo que guie el desarrollo de la cinta, principalmente en su segunda mitad, la cual es delirante. No exagero. Habia momentos en que no sabia si reir o llorar de lo estúpidos que son todos los personajes de la película. No se que película han visto la critica o otros usuarios. Es una pelicula cuya mayor virtud es su premisa (el sacrificio), pero que en el fondo esta vacía en su contenido.
¿Tiene alguna virtud? Alguna si. Las interpretaciones de Nicole Kidman y Colin Farrell son correctas (Las de los hijos no. En ningún momento me los llego a creer.). El director sabe usar el suspense, y mantiene una tensión en el espectador durante toda la cinta. Pero la incomodidad que al menos yo he sentido viendola se debe a la constante incredulidad sobre lo que pasaba. Y las virtudes ni de lejos compensan un argumento que no hay por donde cogerlo. ¡Devuélvanme mis dos horas de vida!

No se si he visto un drama o una comedia.
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222 de 340 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Venganza divina
Con un título tan sugerente como The Killing of a Sacred Deer y el nombre de Nicole Kidman y Colin Farrell en el cartel, puede llevar a la confusión siempre y cuando no conozcas a Yorgos Lanthimos.

No estamos ante una película comercial. No es apta para todos los públicos y es incompatible con las palomitas. Corres el riesgo de atragantarte.
The Killing of a Sacred Deer es cine independiente, una tragedia griega prima-hermana de Haneke y con influencias de Buñuel y Kubrick.

Con esta frase la mitad ya han dejado de leer. Dicho esto, la película es excelente.

Quien sea conocedor del director de joyas como 'Canino' o 'Langosta', no saldrá defraudado. Lanthimos continúa sin ofrecernos respuestas. Un cine sobrio, frio, poético, simbólico, duro y contundente como pocos.

Es imposible no salir impactado del cine. (De no hacerlo, yo me preocuparía). Además la película cuando te atrapa, no te suelta hasta el final. La crueldad a la que asistimos tiene una belleza hipnótica donde la mitología griega tiene un papel fundamental. El destino impuesto por lo 'divino' es una respuesta complicada para el espectador. Quien lo acepte como válido, que se prepare que vienen curvas. Quien no lo haga se pasará el resto de la película buscando respuestas lógicas inútilmente, pues solo cobra sentido a través del mundo de la mitología griega.

Yorgos Lanthimos es siempre recomendable. Porque nos irrita, nos molesta, nos atraviesa y nos mete una bofetada lo suficientemente fuerte para volver a abrir los ojos y ensanchar nuestra mente. Y eso siempre es bueno.
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166 de 246 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
La familia bien, gracias
No estoy de acuerdo con eso de que “el cine de antes era mejor”, o al menos no he defendido esa actitud porque no creía en ello. Y digo creía, porque llevamos una larga temporada, además de extrema sequía en la que no llueve, de películas que no son realmente buenas, empezando a sentir añoranza del cine de autor que se hacía en el pasado milenio. Había una enorme cosecha tanto de autores como de films que engrandecían el circuito independiente (incluso el cine comercial estaba más trabajado y era más respetable), pero la racha mencionada se me hace eterna y cuesta arriba, con resultados fallidos y con directores que pecan de ostentosos, sin una personalidad creativa como distintivo y más ocupados en su destreza técnica que en lo que nos están contando. Hay, desde películas irritantes y pésimas, a insulsos productos que nos venden, a través de premios en festivales, que en teoría que mantenían cierto rigor, pero que cada vez se están vendiendo, o prostituyendo más, cediendo a las presiones de las grandes productoras y de los tejemanejes de la industria, cada vez más sometidas a productores sin motivaciones artísticas, y con una prensa que cada vez más dan la impresión de estar comprados o de estar elegidos por su mala formación o mal gusto, de carecer de criterio y tener que vendernos obligadamente a los espectadores mediocridades, que años atrás, no hubieran conseguido comentarios tan positivos.

Y este discurso no es más que un reflejo de mi frustración, de mi necesidad de encontrar en la actualidad lo que es una película destacable, con peso y que me sacie, que alimente mi alma, y de no conformarme con un plato de cuarta, que para colmo, han tenido la desfachatez de premiar en Cannes al mejor guión, que es precisamente lo peor que tiene el presente caso, “El sacrificio de un ciervo sagrado”, que hasta su título al principio puede sonar bien, pero que tras visionarla, nos revela tardíamente que es pretenciosa hasta en eso. Pretenciosa y fullera a más no poder, y aunque no sea de esas que haya llegado a irritarme sí me ha aburrido como una ostra, porque lo que le sobra son ínfulas. Dan ganas de ponerse como hace caprichosamente Carlos Boyero, no argumentar nada y afirmar: “torpe, no me ha llegado, no me creo nada y me puse a pensar en mis cosas. No vale la pena”.

Pero no. No vamos a caer en lo que criticamos, aunque mis razones se podrían resumir sin marear al posible lector o lectora. De entrada pienso que Yorgos Lanthimos es un timo, y no hago un chiste fácil con el apellido del susodicho. Desconozco sus primeros pasos, pero su encumbrada y para muchos turbadora “Canino” es casi un plagio, porque se inspira demasiado en “El castillo de la pureza” de Ripstein, rodada varias décadas antes. “Langosta” era algo inferior, y en definitiva era un acierto parcial, con más defectos que virtudes, pero “El sacrificio de un ciervo sagrado” me parece insalvable, la más floja de las mencionadas, un monumento “snob” que no llega a tener categoría para ser un film "gafapasta", del que podría ser acusado por sus posibles detractores, porque carece de la profundidad necesaria para ello.

Filmada con inspiración (lejana) de Kubrick pero evidentemente sin su sabiduría, con un halo a Von Trier pero que queda en esbozo, con, además, intención truncada de remozar, a través de su minimalismo y violencia soterrada, la visión de Haneke, nos cuentan una historia inverosímil y caprichosa que carece de cualquier dramaturgia. Sus personajes van y vienen, padecen y suspiran gracias a la buena labor de los actores, que están absolutamente vendidos a las indicaciones de su director. Quizás del reparto el que pone más empeño, o al menos lo parece, es Colin Farell. Nicole Kidman, aunque se deja llevar en manos del director, sus reformas faciales la han dejado más inexpresiva. Para el ambiente del film va bien, pero si se pretendía que ella encarnara un personaje tan cartesiano y milimetrado, no le beneficia el apoyar los codos en la mesa o hablar, como en el evento del principio del film, de pie con las piernas casi abiertas como una niñata en la puerta de un pub. Se le han exigido resultados pero no la han dirigido con intenciones. Los demás están correctos y Barry Keoghan, también afectado de cierta frialdad, hace lo que puede, lo cual ya es mucho, con un personaje tan mal desarrollado como el suyo.

La película tiene muchos flecos sueltos, cosa que ocurre con demasiada frecuencia en la actualidad con este tipo de films “introspectivos”. Y no es que me queje de que no nos lo den todo mascado, a mí no me hace falta ese tipo de cine, pero una cosa es eso y otra bien distinta es que se nos escamoteen datos fundamentales para tapar un mal trabajo de mesa, en un guión donde la cosas ocurren porque sí y, cuando viene bien, hacemos elipsis o tapamos agujeros centrándonos en otros personajes.

No veo que se trate de ningún thriller psicológico, ya me hubiera gustado que hubiera sido así. Su “tour de force” es inexistente porque todo es impostado. Y aunque haya cosas en ella que han estado bien, como su fotografía, sus efectos de sonido o maquillaje, hay otras que nos han repateado, como su selección musical, que intenta potenciar un clima inexistente en la película y que nos acaba hastiando como espectadores.

Así que me temo, que ante tanta campana al vuelo y tanto aplaudirle, flaco favor de enmendar la plana le hacen a Lanthimos, el cual corre el riesgo de no aprender y perderse en su propio laberinto, un espacio absurdo y naif más parecido a una moda, como puede por ejemplo ser la corriente “hipster”, que una característica de un autor, como pudiera ser un Buñuel o un Bergman y de los cuales se encuentra a cien mil años luz.
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186 de 307 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
HARTO del postureo gafapasta.
Es desolador comprobar cómo, cuando una película cumple una serie de normas no escritas, hace babear a los "críticos" especializados, esos cuñados con gafas de pasta y actitud condescendiente, que, en su afán por no parecer el último de la clase ni los menos sensibles y pretendidamente entendidos, alaban sin cuartel (y sin motivo alguno realista ni objetivo) la enésima parida mental del cineasta indie y alternativo del momento. Ahora, toca el pagadísimo de sí mismo, soporífero y banal Lanthimos. Estas normas son:
- Largos travellings, fotografía milimétrica y medida. Cuanto más nos copiemos de Kubrick, mejor. Mira qué bien está ese pasillo tan largo y blanco. Mira ese plano a contraluz enfocando una cortina ...¿chulo, eh?
- Silencios eternos. Cuanto más silencio, mejor. Algo de música desacompasada, por aquello del efecto edgy-indie.
- Miradas pensativas al horizonte.
- Una premisa AB-SO-LU-TA-MEN-TE absurda y tremendamente simple, disfrazada del tema gafapasta que te apetezca: ¿tragedia griega?¿metáfora existencial?...da igual, van a tragarse la mierda que sea. Nunca se atreverán a decir que es absurdo desde la misma base. Eso sería quedar como el tonto de la clase, y aquí todos somos eruditos, ¿verdad?
- Seriedad impostada, actuaciones forzadas y diálogos totalmente alejados de la realidad. Nadie habla así, jamás.
- Acaba como te dé la real gana. Si alguien muere, mejor.
Y así, siguiendo estas sencillas pautas, tendrás a todos los gafapastas comiendo de tu mano. Que la película se sustente sobre la nada, el sinsentido y el absurdo no es malo, no. Es un recurso supremo del engaño, la mentira definitiva, el arte moderno de cuadros ridículos de mierda hecho cine: ¿cómo criticar algo que es absurdo y decirlo, a riesgo de quedar como un inculto que no entiende el significado oculto y magníficamente elaborado de un genio?
Hijos, críticos, os voy a dar un consejo:
Sacaos el palo prepotente del culo, dejad de lamer la suela del zapato de directores mediocres sobrevalorados en su absurdez absoluta, tirad esas gafas de pasta que no os dejan ver nada, bien lejos, y pensad, por una vez.
Pensad, y dejad el postureo ridículo de una maldita vez.
Esto es una obrilla teatral de instituto sin pies ni cabeza, recitada tal cual por personajes irreales sin alma, y que únicamente refleja la ida de olla de el enésimo director endiosado que se ríe en vuestras caras.
Pero pon algún silencio de 2 minutos seguidos más, y un par de notas aleatorias musicales mientras haces otro travelling, que así quizá ni se dan cuenta.
Y por cierto:
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337 de 616 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La superstición se venga de la ciencia
La ciencia se rinde ante la superstición en la última película del realizador griego Yorgos Lanthimos, un filme que, con la precisión de un bisturí, abre en canal al espectador.

El escritor checo Milan Kundera ya afirmaba que "la cirugía lleva el imperativo básico de la profesión médica hasta límites extremos, en los que lo humano entra en contacto con lo divino".

Además, rememoraba esa "breve pero intensa sensación de sacrilegio" que supone hurgar por primera vez en un cuerpo humano, pues el Creador "no sospechaba que alguien iba a meter la mano dentro del mecanismo que él había inventado, meticulosamente cubierto de piel, sellado y cerrado a los ojos del hombre".
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92 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un trozo de carne sin ojos ni alma
Con un buen comienzo y una banda sonora que nos pone en órbita sobre que algo malo va a suceder desde el primer minuto del film, termina perdida y siendo plomiza. Eso sí, te mantiene atento hasta el desenlace final. Las actuaciones están a un buen nivel y la atmósfera de terror e intriga muy bien lograda, pero esto no logra contrarrestar la ausencia de un mínimo de lógica y coherencia que nos intentan esconder tras una tragedia griega y algo sobrenatural e imperceptible.

Yorgos Lanthimos nos plantea una situación que en un principio parece muy difícil y que a la postre termina siendo incoherente, dejando muchos cabos sueltos. Me parece la típica película pretenciosa que logra impactar durante mucho tiempo del metraje, pero que luego se diluye por su falta de veracidad en el desenlace de los hechos.

Las actuaciones, como digo, están bien, dentro de lo que se quiere conseguir. Porque lo que es a nivel de lógica, no la tiene. Esta familia robótica y sin sentimientos no es creíble en absoluto. El amigo Yorgos nos trata de poner entre la espada y la pared con preguntas para niños pequeños. ¿Darías tu vida por alguien?.¿A qué hijos quieres más?.¿Quieres más a mamá o a papá?. En base a esto gira la película, en un torbellino de emociones que da tantas vueltas que da termina mareando y haciendo vomitar.

El film toca muchos palos, cine social, cine de terror, thriller psicológico... pero no profundiza de manera acertada en ninguno de ellos, resultando pretenciosa a más no poder.

Le doy un 5 porque por la atmósfera creada, la actuaciones acorde con el guión y la fotografía es correcta. Le añado que te mantiene hasta el final deseando ver lo que sucede. A esto le resto el guión, que en una película es el esqueleto, y me quedo con un trozo de carne. A esto le resto que Yorgos no ha sabido imprimirle alma, y me quedo con un trozo de carne sin alma.

(EN EL SPOILER ESCRIBO ALGUNAS DE LOS AGUJEROS DEL FIL
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77 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Ni Drama, ni terror, Esperpento.
En si la idea podría dar cabida a un excelente drama o a un excelente film de terror psicológico. La idea, de base, es buena y fuertemente atractiva. Sin embargo, conforme pasan los minutos, uno se da cuenta de que esta película no le va a proporcionar ninguna de esas cosas.Lo que si proporciona son diálogos absurdos, desde comentar con un desconocido si te ha venido la regla, a mantener una interesante charla sobre el pelo en los sobacos. Así de profundas son las conversaciones que uno puede hallar a lo largo de la película.

Yorgos Lanthimos vuelve a caer en el absurdo sinsentido que son todas sus películas, películas superficiales, que parten de ideas que podrían dar excelentes films, pero que al final lo único que consiguen es plantear situaciones grotescas y totalmente increíbles.
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82 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Cámara lenta e interpretaciones robóticas: sin trama e insulto a un espectador
Acabo de salir del cine de ver "El sacrificio de un ciervo sagado" y me siento estafado. Que alguien me devuelva el tiempo perdido, no el dinero. Es lo que menos me ha gustado en muchos años, y os digo que es la primera vez que hablo mal de una película en público porque soy muy defensor de todo cine, de hecho mi consumo principal es cine de autor y en todo veo señales de elementos interesantes técnicos, artísticos, etc... pero es que me he sentido engañado... tomadura de pelo. La sala resoplando y haciendo chistes al final.

Primero voy a poner lo único que me ha gustado: una composición de cámara interesante, pero cagada en el montaje con el "zoom digital". Y ahora lo que no me ha gustado: Cuarenta minutos de reloj sin engancharme, entonces es cuando ocurre una conversación interesante; si la peli hubiera empezado justo en esa escena de la cafetería los anteriores cuarenta minutos sobrarían porque no aportan nada; es más, hay escenas como la del reloj, los regalos, la presentación a la familia, la presentación de la otra madre, que son absurdas y no vuelven a mencionarse ni tienen peso en la trama, cuarenta minutos de nada, de planos a cámara lenta. Pero a partir de ahí las cosas empeoran; y aunque tenga un premio al mejor guión, a mi me pareció falto de coherencia y falto de interés. En la sala había dos médicos y todo el rato diciendo que era absurdo, que quizá el guionista nunca había entrado en un hospital. El final es decepcionante porque no explica nada, he visto cientos de películas con finales abiertos, pero siempre tienen unos elementos de lógica para que tu pienses varias alternativas. Aquí no, no hay lógica, no hay trama, es todo un chiste o un engaño al espectador. ¿Es fantasía, es una conspiración, es psicológico? A medio camino entre todo eso, ninguna trama posible tiene los elementos lógicos para dejar un final abierto, es una pérdido de tiempo visutal. Técnicamente abusa de la cámara lenta: cámara lenta para pasear, cámara lenta para comerse unas patatas fritas, cámara lenta para rascarse la barba hipster; también abusa muchísimo del zoom digital puesto en postproducción, conversaciones absurdas y zoom digital para adentro con cámara lenta, como si hubieran dicho algo sobre el sentido de la vida. "Oye ¿vamos a pasear? hace buen día", zoom digital adentro; "Te veo cansada mamá", zoom digital para adentro. La música es hartamente repetitiva y molesta; no pretende lo "agónico" como pueda parecer, es que es molesta sin más: redoble de tambor constante y algunos sonidos estridentes. He leído críticas que decían que los actores parecen robots en interpretación, es justo lo que pienso. Y luego he leído críticas en periódicos afines a Cannes diciendo "es todo un homenaje a Kubrick"... supongo que habrán puesto eso para quedar bien con la distribuidora pero me parece un gran insulto a la inteligencia.
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67 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Tamaña estupidez
"Lo que está claro, es que no se le puede negar a Yorgos Lanthimos su originalidad y su capacidad para sorprender"
Recojo esta perla de frase de una de las críticas que alaban este nuevo sin sentido del nefasto director griego. Ser original e intentar sorprender, no se trata solo de crear historias que se salgan de los moldes tradicionales, eso lo puede hacer cualquiera como el señor Lanthimos. Lo que en realidad conlleva un desafió y que pocos logran, es conseguir una historia sesuda y argumentalmente sólida y estructurada, que por más que pretenda involucrar al espectador y dejarle a este cierta participación en el guion, las bases que sostienen el relato deben transitar los terrenos de la coherencia. Pero con Lanthimos ocurre tan solo lo primero, este insalubre realizador tan solo se toma el trabajo de recurrir al absurdo, cuanto más estúpida y traída de los cabellos sea su idea original, más fácil le resulta el desarrollo, sin embargo, no se preocupa en ningún momento por hacer que su cinta sea creíble. ¿Y acaso para que hacerlo?. Ya don Yorgos tiene a su favor, un círculo de críticos de esos tan dañinos que por no posar como la gente del común, se casan con estos directores y alaban su incompleta obra, aduciendo que lo que se quiso era invitar a la reflexión del espectador y por tanto no había que desarrollarlo todo. Y don Yorgos tiene ya a cierta parte del público que cae en el infame juego de querer interpretar lo absurdo y cuando no lo consiguen, entonces terminan alabando dizque la creatividad y originalidad, ¡por Dios!
Con The Lobster es el más claro ejemplo: él hizo la primera parte, partió de una buena idea original. A mitad del metraje no sabía que más hacer, no redondeó su faena pero ya había logrado su cometido de "deslumbrar" a sus ingenuos seguidores.
Con Canino, esbozó todo lo absurdo que se podía condensar en un film, desde cambiarle el nombre a las cosas por que sí y llegar a lo repulsivo sin dar explicaciones, Ah claro la idea es interpretar.
Y con este, su último, ojalá fuera el último, pero infortunadamente es su más reciente, adefesio, parte de una base pretenciosa y luego de 60 minutos, suelta su "bomba", a través del personaje más desesperante y retrasado que se haya visto recientemente, el joven Martín, pero tranquilos, no hay nada que explicar, de nuevo el absurdo se apodera de todo y mientras sin justificación alguna algunos personajes se arrastran como babosas y otros chupan manos, supuestamente se está construyendo otra de las obras cumbres de este pretencioso griego.
Ya para don Yorgos, al igual que Terrence Malick y Leox Carax, todo se trata de rellenar con imágenes, conseguir actores de renombre y pasearse por festivales, ¿guiones? ¡no que va!, eso no es necesario cuando tienes a tus pies a críticos y público tan ingenuo que traga entero.
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61 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Artemisa aprueba esto
Lo bueno

Lo diré así, el nuevo filme de Yorgos tiene una clara base argumental al Mito Griego de Ifigenia y de ahí todo se explora desde la incognita y sentido de sus personajes, así como es despropósito de su realidad, sin caer en spoiler el mito resume que Agamenón tras haber matado a un ciervo sagrado y lucir su cabeza como trofeo de caza fue castigado por Artemis “La Diosa de los animales” a realizar un sacrificio para poder ir a la Guerra de Troya. Desde este discurso todo el filme tiene un sentido unitario y cada persona toma su rol en el filme. Sí hay que conocer de literatura, de mitología para que tome todo un sentido unitario. Es un cine lleno de matices intelectuales y recursos literarios, no esperábamos menos del buen Yorgos.

La fotografía de Thimios Bakatatakis es correcta, y explota como pocos los planos cenitales.

La segunda hora es realmente retadora para la mente del espectador que se deje seducir por lo que propone el filme, las actuaciones mejoran mucho en esa parte, sobre todo la de Farrell.

El homenaje directo a obras legendarias de Kubrick, específicamente The Shinning y Eyes Wide Shut.
La banda sonora funciona bastante bien creando esos ambientes inquietantes.

Yorgos tiene un don, no es solo ser uno de los cineastas más interesantes e inteligentes de la actualidad, si no que es capaz de hacer verosímil lo que en otras manos parecería netamente ridículo.

El final, es inquietante.

La actuación del chico Barry Keoghan a quien habíamos visto tímidamente en Dunkirk, es fácil uno de los mejores trabajos en rol secundario del año.

Lo no tan bueno

La primera parte donde Yorgos arma toda su trama tiene altibajos, no solo de ritmos si no de actuaciones, el mismo Farrell al inicio no parece convencido en su rol. Tiene tendencias a la repetición, una primera parte que por lo menos le sobran quince minutos, hay que aguantarla.

8/10

Opinión Final: Junto a Madre de Aronofsky uno de los filmes más originales y perversos del año. Con Yorgos parecemos ir a la segura, y es básicamente de no saber que esperar. Un cine lleno de referencias culturales, un cine elegante y culto. Un cine diferente que se agradece a granel. Los que saben que esperar con el director griego, creo que no quedarán insatisfechos, aunque este servidor se sigue quedando con Canino y Lobster.
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36 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Surrealismo del siglo XXI
Todo el mundo sabe que para ser un buen cinéfilo (de mierda) es importante entender el cine como una disciplina artística, y no únicamente como una industria. Y para entender el cine como un arte, hay que conocer a los artistas y disfrutar de sus obras. Todo esto que digo es clasista y fácilmente rebatible; pero hay algo de cierto en que, para conseguir nuestro ansiado carnet de cinéfilo, debes tragarte algunos tostones. No estoy hablando de verte “El caballo de Turin” una vez por semana ni de conocer toda la filmografía de Bergman, aunque sí que es conveniente que sepas recurrir a autores que no sean Nolan o Fincher.

Si pretendes, por tanto, introducirte un pelín más en este apasionante mundo del séptimo arte y atravesar la férrea barrera de lo comprensible, “El sacrificio de un ciervo sagrado” de Yorgos Lanthimos es tu película.
Esta película es arte, aunque con el término no quiero agregar ningún tipo de connotación. Es arte, simplemente, para bien o para mal: es la mirada de un artista hacia un tema, y la forma que tiene él de comunicarlo. Sobre el tema en cuestión, creo que podemos ponernos relativos, ya que el discurso es lo suficientemente amplio y ambiguo como para encontrar varios hilos conductores; desde una compleja deconstrucción de la familia burguesa tradicional hasta una historia sobre la justicia o sobre, simplemente, la madurez. A Lanthimos, además, parece no importarle dónde coloque el espectador el foco, y otorga a cada una de estas ideas la presencia que merece, sin dejar que ninguna se vea anulada o destacada. Sabe introducir pasajes más figurativos que guían la trama y que se encuentran supeditados a principios de causalidad, así como momentos más abstractos abiertos a la interpretación subjetiva. Esta variedad hace que la obra sea muy disfrutable para cualquier persona, sea cual sea su costumbre hacia ver este tipo de propuestas. Quizá los cinéfilos más “hardcore” echen en falta cierta complejidad en el tratamiento, pero nunca atraviesa el portal de lo sencillo.

Lo que más puede echar hacia atrás a los neófitos es su ritmo, lento pero muy adecuado. Aunque está lejos del estatismo de Haneke, no tiene miedo de mantener el plano el tiempo necesario para transmitir lo que quiere contar. En conjunto, aunque la llegada al clímax no es tan pronunciada como nos tiene acostumbrados Hollywood –y podría serlo-, se observa un crecimiento notable de la tensión y un ejercicio de tempo muy correcto, que no se ata a ninguna corriente predominante y tiene la osadía de crear su propio estilo. Pero en “El sacrificio de un ciervo sagrado”, el ritmo no viene marcado únicamente por la consecución de los planos ni por su morfología: los actores juegan un papel fundamental, pues están dirigidos bajo la premisa de sonar pausados, excesivamente formales e, incluso, hieráticos. Su interpretación es notable, transmitiendo una impostada rectitud que va rompiéndose conforme avanzan los acontecimientos. Sorprende que la pareja protagonista (Colin Farrell y Nicole Kidman) se hayan querido incluir en este tipo de obras, y denota que Farrell se encontró cómodo con Lanthimos tras “Langosta”, su anterior trabajo en conjunto. Destacar al misterioso Barry Keoghan, que sin muchas florituras logra atraernos con su aparente ingenuidad.

Otro de los pilares de la obra es su imagen. Junto a su habitual director de fotografía, Thimios Bakatakis, Lanthimos nos regala un conjunto de estampas magnificas, con un uso muy acertado de la iluminación y de los movimientos de cámara. Si hablamos de “Dunkerque” o de “Blade Runner 2049” como claras candidatas a mejor dirección de fotografía del año, debemos agregar a la lista esta cinta que, con un despliegue infinitamente menor y desde la modestia, también obtiene resultados muy sobresalientes. Incluso se permite algunos alardes técnicos y de estilo que resultan muy de agradecer y que se pueden apreciar desde la misma apertura. Y lo más importante, es que la imagen, al igual que todos los elementos de la película, transmite.

Aconsejo a las personas que se acerquen a esta obra, y que pretendan continuar posteriormente con obras similares, que se dejen llevar por la propuesta y que no se preocupen por buscarle una lógica o un significado. “El sacrificio de un ciervo sagrado” tiene mucho de surrealismo; y como tal, es bonito perderse en la evocación y en las sensaciones más que en la historia o en lo apreciable. Tanto la imagen, como el ritmo, como el sonido o la interpretación de los actores, están en sintonía para transmitirnos un conjunto de emociones que se pueden perder si estamos pendientes de buscarle todos los detalles y todas las reflexiones. Esta cinta, como los cuadros de los grandes autores de vanguardia del siglo XX, hay que entenderla como una obra centrada en evocar y en transmitir. Durante el metraje podremos sentir la extrañeza, la frialdad que domina el tono; y que ésta se vaya transformando poco a poco en agresividad, en temor, en desesperación e impotencia. Cada escena tiene un aura que, cuándo concluye, se mantiene soterrada bajo el personaje que la protagoniza y condiciona el significado de las escenas posteriores. Así, existen ideas de rebeldía adolescente, de pasión, de curiosidad, de misticismo, de manipulación… Se trata de un conjunto de sensaciones que desembocan en un final absurdo, desde el aspecto más amargo del término.

Y es lo bueno de esta propuesta: una vez la hayas vivido y, te haya gustado o no, te permite la opción de volver en un futuro a descubrir nuevas emociones y nuevos sentidos o de dejarla apartada para siempre en tu cabeza, abriéndote la mente a nuevas historias y nuevas propuestas. Sacarle todo el jugo no es posible en un primer visionado, y puede que tampoco en un segundo, ya que esa es una de las ventajas –o de los inconvenientes- del arte; pero no llega al hermetismo onanista casi paródico de ciertos grandes nombres europeos. Lo cual, para ciertas personas, es bueno.
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31 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La Imposibilidad de la Blancura Moral
Algo fascinante de este mundo es como hemos despojado a la vida y la muerte de significado.
Hablamos de que han muerto nosecuantos en un accidente, se le comenta a un paciente los días que le restan y existe el fallecimiento por negligencia.
Como hemos dispuesto una estructura social educada y moderada, a los directos responsables nunca se les castiga, sino que se les disculpa y presta comprensión, porque a fin de cuentas un mal día lo tiene cualquiera.

'El Sacrificio de un Ciervo Sagrado', por eso, se abre con una operación a corazón abierto.
Para que sintamos toda la repugnancia que le quitamos al cuerpo humano, y nos sumerjamos de cabeza en la angustiante tarea de salvarlo. Es imposible salir inmaculado de ese testimonio latiente a nuestra fragilidad, y a la vez aborrecer lo incómodo que te hace sentir un vistazo tan directo al interior que siempre escondemos.
Algo así se marcaría para toda la vida... pero no, porque el cirujano se quita los guantes de látex ensangrentados, y directamente los tira. La huella de la incomodidad carnal es reversible, y ahí se queda, en un contenedor sin que a nadie le importe.

Steven hace eso todos los días.
Opera, transcurren minutos decidiendo la vida de un paciente y después habla de relojes con su anestesista.
Nada pasa, nada se queda.
La asepsia inunda cada paso de su vida, no sabemos si como respuesta contraria a sus guantes ensangrentados: el sexo con su mujer Anna pide fantasías claras y meridianas, no importa que sean enfermizas, y sus muy correctos hijos Kim y Bob son todo lo desobedientes que deja entrever ese barrio rico al que pertenecen.
(Las interpretaciones rígidas y acartonadas no sé si son peaje del director o consecuencia, pero me funcionan como espejo perturbador de una realidad muerta)

Aunque hay algo que no es todo lo recto que debería para Steven: el hijo de un antiguo paciente, Martin, queda con él casi todos los días, con preguntas que tuercen el cuadro perfecto de su vida.
No nos debería incomodar, sólo son un adulto y un chico en busca de guía, pasan las tardes y se agradecen la compañía... pero una inquietud crece oculta, amenazando todo el mustio bienestar de Steven.
Es mérito absoluto de Lanthimos construir una estructura visual progresiva basada en la incomodidad: pasillos que se recorren una y otra vez, ángulos que nos aprisionan en vez de expandirnos, queremos acercarnos a esa persona que está lejos y otras veces no podemos despegarnos de su cara, mientras que el irritante muro de sonido hace extraños los espacios conocidos.
El hospital, una casa residencial... ahora son hábitats peligrosos, convencionalidades que han pasado a hacer daño, donde ahora mismo se está cazando.

Y el papá venado ha caído en la trampa del animal más pequeño.
Él, al contrario que otros, no ha planeado su venganza desde la fuerza o la ferocidad, porque perdería, así que ha decidido adaptar las maneras de esta sociedad singular, y jugar al ojo por ojo desde la tranquilidad.
¿Que me agravias? No te preocupes, te golpearé.
¿Me hieres? El brazo te cortaré.
¿Dañas lo que más me importa, lo único que me hace especial? No te mataré... pero te va a doler.
Martin no es una mala persona, ni Steven un padre de familia despreciable. Pero parece de locos que el segundo pueda tomarse cuestiones de vida o muerte a la ligera, y el primero tenga que aguantarse porque "lo siento, no sabía".

Siempre sabemos.
Yorgos Lanthimos juega con la idea de que somos animales, sentimos las cosas, nos dejamos llevar por los impulsos, intentamos seducir o besar los pies del depredador que nos puede dar el toque de gracia.
Pero, al contrario que los animales, nos frustramos, estamos condenados a mantener la calma, a comportarnos correctamente, y lo peor, dudamos.
No sabemos elegir, queremos tenerlo todo, la asunción de culpa y el perdón de los pecados, pero, si animales somos, ¿no deberíamos regirnos por sus reglas y dejar de esperar un milagro que nos saque de todo?

Por si cabía más incomodidad, esta historia añade otra capa a esa idea: la insensibilidad como una norma de la que sólo nos desprendemos cuando sabemos que se acerca el final.
El lapso de tiempo que dura el perverso juego de Martin a todo el mundo le parecería una pesadilla, en el hogar de los Murphy donde todo son miembros colgantes y agresivos silencios, pero rascando el horror queda una familia unida, con hijos obedientes, esposas dispuestas, y maridos que por primera vez se preocupan del estudio en la escuela.
Pienso que a Lanthimos le obsesiona mostrar este patetismo, lo tristes que somos cuando mentimos en lo que decimos sentir, y por eso hace a sus personajes no emocionarse más de lo necesario: porque así nos reímos, y no nos paramos a pensar qué oculta parte de nuestra horrenda naturaleza se está mostrando.

Ojalá fuera tan fácil como quitarse el guante y tirarlo.
Pero no sólo no es así, sino que además esos guantes conservan manos bonitas, como no paran de decirle a Steven, que para él no importan, pero para Martin son el testimonio insoportable de que... él tampoco importó.
Y no hay nada que pueda agraviar más, en el salvaje hábitat animal, que un culpable con las manos sin ensuciar.
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28 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
El sacrificio es verla entera
Ni la presencia de Farrell y Kidman, ni el buen uso de la cámara por parte del director logran camuflar que esta es una de esas historias independientes que fascinan a buena parte de la crítica pero que a mí me resultan absolutamente infumables.
Mientras los minutos avanzan despacio como si fueran horas (Einstein tenía razón), asistimos a la "interesantísima" vida laboral y familiar de este cirujano.
Tiene escenas completamente esperpénticas de las que hacen preguntarme qué porras me están contando o por qué no me pongo a ver o hacer otra cosa, pero ya.
Los adolescentes, por ejemplo, tienen unas conversaciones "trascendentes" que no le importan lo más mínimo a nadie.
Al principio, el único punto de interés es ver el origen real de la relación con el niñato este, pero el ritmo es tan soporíferamente lento que ni siquiera esto me da el más mínimo frío o calor. Al menos el chaval tiene el buen gusto de que su película favorita sea "Atrapado en el tiempo".
Pues bien, mientras a uno empieza a abrírsele la boca cual hipopótamo africano, no queda otra que sufrir con silencios eternos, "ruido sonoro original" muy chirriante y un argumento insulso a la par que muy poco creíble, especialmente en el comportamiento de todos los personajes. Quizás tenga un mensaje oculto o moraleja que no consigo discernir, ni falta que hace, vamos.
Nunca entenderé los elogios a tedios como este, que me ha supuesto un esfuerzo inconmensurable llegar a ver hasta el final.
Y es que no es hasta el lejano minuto 50 (que parece el 500) cuando se desvela de verdad de lo que va, pero a estas alturas ya no hay quien lo arregle, y el resto del desarrollo tampoco es que salve el día, precisamente.
Es imposible que pueda funcionar como thriller (que es su verdadero género, aunque no lo parezca al principio), con un estilo narrativo tan pobre, soso y aburrido.
Es también imposible que una película logre transmitir emociones o una mínima empatía cuando los personajes están tan relativamente impasibles y tienen un comportamiento tan poco normal (ver "spoiler") ante todo lo que les está pasando.
Voy a tener que intentar cribar un poco más. Tengo la mala costumbre de tragarme casi todo lo que tenga una mínima atracción debido a los actores o a la crítica. Debido a ello me he comido ya unos pocos bodrios como este. A ver si aprendo.
Posdata: Ahora compruebo que es del mismo director de "Langosta". Si lo llego a saber antes, la hubiera visto su padre.
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22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Comedia familiar
Después de años divagando en los tugurios más hostiles al intelecto bienpensante, "El Sacrificio de un Ciervo Sagrado" resulta divertida. Pero antes de tratar de justificar por qué esta cinta tan maravillosa me parece más una comedia, hay que entrar en algo de materia.
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20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Grima y morbo visual
La pelicula se las da de trascendente, thriller psicologico .. La verdad es que es un pestiño enfocado a dar grima y mal rollo al espectador. Si buscas eso, vete a verla. Niños tetraplegicos, sangramiento de ojos, parejas que desconfian los unos de los otros, Nicole K meneandosela a uno en un coche, adolescente psicopata ... En fin, morbo y mas morbo ambientado en unas escenas frias y ... ya esta.
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36 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Lo que nos espera
A ver por donde empiezo...

Según reza el mito, Agamenón cometió la osadía de cazar un ciervo en el bosque sagrado de Artemisa. Esta le castigó haciendo que sus naves quedaran inmovilizadas en Aúlide, camino de Troya y de su famosa guerra. El adivino Calcas reveló un oráculo que exigía el sacrificio de uno de sus hijos, según algunas versiones. Según otras el oráculo pedía explícitamente el sacrificio de Ifigenia, una de las hijas de Agamenón.
Ifigenia, según otra versión, fue atraída con engaños. Según otras, se ofreció voluntariamente en sacrificio. Aquí la historia se bifurca de nuevo. Según unos Ifigenia fue perdonada in extremis por Artemisa, que la sustituyó por un ciervo o un corzo, transportándola a Táuride en Crimea, donde la convirtió en sacerdotisa. En Táuride Ifigenia tenía como misión sacrificar extranjeros como ofrendas a la diosa, siguiendo la pintoresca costumbre local.

Según otros, Ifigenia fue efectivamente sacrificada...

En Táuride la encontró su hermano Orestes, quien acompañado de su primo Pílades venía huyendo de las Erinias tras haberse cepillado a su madre Clitemnestra y a su amante. Al parecer, Apolo le había ordenado a Orestes que en la Táuride robara la estatua de Artemisa y la llevara a Atenas.
Orestes fue hecho prisioneros por los tauros y ofrecidos en sacrificio a Artemisa. Ifigenia era la oficiante, pero le propuso perdonarle la vida si llevaba una carta a Grecia. Ni idea de lo que contenía la carta, el mito no dice nada al respecto que yo sepa. Orestes se negó, pero sugirió que Pílades llevar la carta mientras él se quedaba para ser sacrificado. A cada uno lo suyo.
Al final, Ifigenia y Orestes comprenden que son hermanos y, sin pensarlo dos veces, los tres escapan a Grecia llevando la estatua de Artemisa.

¿Qué tiene esto que ver con la película? Todo y nada, seguramente.

Lo primero que me llama la atención en esta cinta es la proliferación de símbolos. Desde el triángulo en el frontispicio de la mansión familiar, hasta el ajedrezado masónico de la cocina, los dos pilares del lecho matrimonial, además de muchos otros detalles que no recuerdo ahora...
Me temo que esta no es una obra inocente en absoluto. Tampoco me veo capacitado para entrar a fondo en su significado. Pretender encontrar una explicación racional a lo que sucede en la pantalla resulta en mi opinión, ridículo.
Si alguien quiere creer que el grupo protagonista son simplemente una gente algo rarilla que se caracteriza por una peculiar frialdad en el trato, está en su derecho. Por mi parte, lo que percibo es una absoluta ausencia de sentimientos propiamente humanos.
Los protagonistas se comportan como robots porque eso es lo que son: productos de la programación mental mediante trauma. Algo que insinúa claramente, aunque de forma encriptada, el personaje del padre cuando refiere haber masturbado a su propio padre mientras dormía, pero también en la extraña forma de hacer el amor de la pareja protagonista.
En estos personajes cualquier emoción humana auténtica se ha evaporado por completo, y solo queda el residuo, lo puramente formal, la cáscara. Y lo que es peor: ellos parecen no darse siquiera cuenta, hasta tal punto llega su deshumanización.
Pienso que este tipo de películas con las que últimamente nos bombardean, dejando a un lado su excelente factura técnica, son cualquier cosa menos inocuas. Cumplen la función de entrenar al espectador a ficcionalizar la realidad. Y también funcionan a modo de advertencia cabalística. El receptor del aviso, que ni siquiera es consciente de ello, al no hacer nada, está dando su consentimiento. La agenda transhumanista puede proseguir.
Por lo demás, encuentro curioso que tantos críticos insistan en lo de la recreación de un mito clásico. Como si con eso se estuviera diciendo algo, y no simplemente moviendo la boca.
Con lo cual no pretendo haber entendido gran cosa de este embolado, ni tampoco haber descifrado nada. Dejo esta tarea a otros mejor preparados. Yo Me he limitado a intentar exponer lo que esta obra NO es.

Y ahí lo dejo. Y tan a gusto que me quedo.
carlos bosch benitez
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23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
No merece la pena el verla.
Las actuaciones son terriblemente malas. Al principio uno piensa que seguramente son extraterrestres, ya que ninguno de los que salen en la película manifiesta ninguna emoción. Es como si el director les dijera: "No Actúen". Cosa que ni a Nicole ni a Farrel les cuesta trabajo. No recuerdo ningún trabajo en que a ambos se les dé lo de actuar. La historia es absolutamente absurda. Eso de que por una maldición (cuando el chico la dice lo hace sin ninguna emoción). Así que yo pensaba que al final todos ellos se mostrarían como de un planeta diferente que aquí viven entre la gente. Pero no; resulta que son terrestres.
Al final uno acaba maldiciendo el trabajo y pensando en que el semi-desnudo de la señora era lo importante en la película.
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18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La incomodidad como estandarte
“El sacrificio de un ciervo sagrado” arranca con música de ópera y la pantalla en negro. Conforme la música va avanzando, la pantalla nos golpea con una imagen de un corazón bombeando en un primer plano que se aleja lentamente, y que perdura tanto en pantalla cómo en nuestra mente. El arranque de la película pretende dos cosas: mostrarnos la profesión del protagonista, Steve, un cirujano que opera a corazón abierto, y avisarnos de que lo que vamos a ver en la película no va a ser fácil. La incomodidad se hará presente a lo largo de todo el film, obligándonos a preguntarnos que sucede exactamente ante nuestros ojos y haciéndonos remover en el asiento. Steve, tiene una vida feliz con su mujer Anna, reputada oftalmóloga, madre sacrificada y amante complaciente. Sus dos hijos, Kim y Bob, son buenos estudiantes y hacen las tareas de la casa. El factor extraño en la ecuación será Martin, un joven de dieciséis años con el que Steve se cita regularmente. Van a dar una vuelta en coche, quedan para tomar algo en una cafetería y se comunican constantemente por teléfono. Cada vez que Martin aparece, es inevitable buscar una explicación a la relación que tiene con Steve, haciendo que las ideas más turbulentas pasen por nuestra cabeza. La realidad no se resuelve hasta bien avanzada la trama, y Martin es crucial para desencadenar un conflicto tan trágico en el presente que desmontará la aparente felicidad de la familia de Steve. Siempre con la venganza y la culpabilidad como motor de la historia.

“El sacrificio de un ciervo sagrado” no es una propuesta apta para todo el mundo. Se puede decir que hasta que no pasan cuarenta minutos de film no acabamos de encajar muchos de los sucesos que aparecen en pantalla. De hecho, incluso cuando se nos da una explicación, en la línea de machacar al espectador, se da en tan pocos segundos que prácticamente no tenemos tiempo de amoldarnos a la nueva situación planteada. Ese puede ser uno de los principales hándicaps de una película, puesto que se trata una propuesta que resulta bastante exigente con el espectador. Huele tragedia desde su arranque y lo acaba siendo en su desenlace, aunque muchos esperábamos un golpe en la cara de mayor magnitud. Buena propuesta que nace con el objetivo de hacérselo pasar mal al espectador, y lo consigue.

Más críticas de cine y series (y algún que otro monigote): https://unhombresinpiedad.com
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17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
La corrupción del Arte
Solo hay que darse una vuelta por ARCO para poder ver un completo vacío disfrazado de Arte. La corrupción llega al Arte como a la política y a todo lo que puede envolverse en billetes y poder para regalo. Dinero, comercio, falta de talento, vacío humano, presunciones y pretensiones vanas disfrazados de Algo. Todo tan sólido como una casa empezada por el tejado. Ni voy a molestarme en escribir en "zona spoiler" todas las incoherencias de este bodrio con pretensiones de peliculón. Quien quiera que las vea y quien no, que mire para otro lado, como la mayoría de los críticos "cualificados" y demasiado bien pagados que la ponen por las nubes. Resumido: Puaaaaggggg!!!....
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15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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