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14 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Charles Laughton VIII
Primera película no estadounidense nominada al Oscar al mejor film. Dirigida y producida por Alexander Korda, se rodó en los British and Dominions Studios y en los Denham Studios (RU). Obtuvo el Oscar al mejor actor principal (Charles Laughton). Se estrenó el 21-IX-1933.

La acción tiene lugar en las residencias reales de Enrique VIII y brevemente en exteriores de alrededor. Comienza poco antes de la decapitación de Ana Bolena (1536) en Londres, de gran hermosura, 29 años, acusada de adulterio e incesto. Termina poco después del matrimonio (1543) del rey con su última esposa, Catalina Parr. El ámbito temporal de la película es de 7 años. Narra la historia del tercero, cuarto y quinto matrimonio del rey. De sus esposas dijo Enrique VIII que Catalina de Aragón fue la más inteligente, Ana Bolena la más ambiciosa, Juana Seymour la más tonta, Catalina Howard la más alegre y la última, Catalina Parr, que era la mejor, resultó la peor. Seymour murió de parto, Ana de Cleves fue repudiada y Howard murió decapitada en Londres.

La película, de acuerdo con su título, expone los aspectos más directamente relacionados con la vida privada e íntima del monarca. Se le presenta como un hombre glotón, lujurioso, caprichoso, egocéntrico, autoritario y vacilante, ambíguo y contradictorio, tanto en las relaciones internacionales como en las personales. Aficionado a la poesía y a la música compuso canciones como, según la película, "What Shall I Do Without Love?", que ante él canta Catalina Howard. También escribió tratados sobre cuestiones teológicas y morales. Consiguió la anexión de Gales (1536) y se proclamó rey de Irlanda (1541). La película muestra el progresivo envejecimiento del monarca y sus cada vez mayores dificultades de movilidad. Se dejó influenciar por el arzobispo de Canterbury, Cranmer, y por otros sonsejeros. Sus ambiciones de engrandecer Inglaterra y desarrollar la fuerza naval, las heredó su hija Elizabeth I.

La música recoge temas vocales y de acompañamiento de la época y crea secuencias en las que los imita. La fotografía ensaya travellings laterales, perspectivas de conjunto (la escena de la decapitación de Ana Bolena), primeros planos y planos medios, con los que se crea una narración visual dinámica, aunque algo primitiva. El guión, consciente de las limitaciones del metraje, concentra la atención en un período acotado de tiempo (1536-1543). Pese a ello, el tratamiento de los hechos que narra es superficial. La interpretación de Lughton es magnífica. Merle Oberon hace su primer papel importante en cine. Elsa Lanchester, esposa de Laughton, asume el papel de Ana de Cleves. La dirección construye un drama histórico de buen porte sobre un tema que ha sido objeto de varias adaptaciones cinematográficas.

Clásico del cine británico, es la más conocida adaptación al cine de la vida de Enrique VIII. Interesante como pieza histórica y como muestra de un cine antiguo, pero ambicioso y comprometido.
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26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La vida amorosa de Enrique VIII
El rey Enrique VIII de Inglaterra ha aparecido en muchas películas. Las fundamentales son: "La vida privada de Enrique VIII" y "Ana de los mil días". De manera más o menos secundaria aparece también en: Henry VIII (1911), "Cardinal Wolsey" (1912), "The prince and the pauper" (1915), "Ana Bolena" (1920), "When Knighthood was in the flower" (1922), "La rosa de los Tudor" (1936), "El príncipe y el mendigo" (1937), "Las perlas de la corona" (1937), "Catalina de Inglaterra" (1951), "La espada y la rosa" (TV, 1953), "La reina virgen" (1953), "The prince and the paper"(1962), "Un hombre para la eternidad" (1966), "Carry on Henry" (1971), "Enrique VIII y sus seis mujeres" (TV, 1972), "El príncipe y el mendigo" (1977), "Henry VIII" (TV, 2003)... En muchas de estas películas su figura ha sido eclipsada por la de Ana Bolena o Thomas Moro ("Un hombre para la eternidad").

La película que comentamos se centra en la vida amorosa de Enrique VIII, desde que decapitan a Ana Bolena (según él le fue infiel) hasta que hacen lo mismo a Katherine Howard. El retrato que se nos muestra del rey no podía ser más negativo: glotón, arbitrario, engreído, ingenuo y casi infantil, mujeriego, despiadado...pero al final se nos muestra como sufre porque realmente estaba enamorado de Katherine Howard. Su ingenuidad se pone de manifiesto en el hecho de hacer caso a lo que dice el barbero real (si debe casarse o no).

La película tiene una excelente fotografía, una música adecuada, magníficos vestuario y ambientación, pero sobre todo cuenta con la extraordinaria interpretación de Charles Laughton (Oscar al mejor actor por este personaje), y que sirvió de base a otros actores que posteriormente han dado vida a este monarca: Richard Burton, James Robertson, Robert Shaw, Charlton Heston o Emil Jannings.
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17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Prensa rosa palaciega
Simpática película con la ya tradicional actuación de Charles Laughton. Le valió su único Óscar, lo cual no significa nada.

No se esperen la tradicional película histórica. Aquí pasan de hechos políticos y se meten en salsa rosa. Incluso al principio de la película aparece un cartelito diciendo que se saltan a Catalina de Aragón, la primera esposa del rey, porque era muy respetable y no hay nada interesante que contar. Ya te quedas estupefacto, porque si la escisión de la iglesia que provocó eso no es nada que contar pues no sabes que derroteros va a tomar la historia. Pero es que es verdad, para lo que quieren narrarnos, o sea lo del título, es más interesante las chanzas sentimentales en que se mete el rey y su corte. María Patiño y esa troupe se frotarían las manos. Pero aquí es de alta alcurnia y con más estilo.

Al principio flojea algo, pero cada vez uno le va cogiendo más simpatía, tanto al film como a ese monarca caprichoso y gruñón transmutado en la piel Laughton. Lo más gracioso es que se reserva el papel de la única esposa que no quiso a Elsa Lanchester, su mujer en la vida real. Y como es tradicional ella es la única actriz (o actor) que sabe darle cumplida réplica y apagarlo un poco. Normal sabiendo la curiosa relación que tenía esta pareja y su "indestructible" matrimonio.

No se pierdan la última escena en la que el rey Laughton sentencia sobre el matrimonio. Ideal para lunas de miel, jeje.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
No las envidio, no
Con la etapa muda recién enterrada y el ascenso al estrellato de aquel genial actor inglés que fue Charles Laughton, el húngaro Alexander Korda dirigió su foco al rey más controvertido de Gran Bretaña: Henry VIII Tudor. Se labró una merecida leyenda como “Barba Azul”, debido a la nada envidiable suerte que corrieron sus numerosas esposas, dos de ellas ejecutadas por alta traición (Anne Boleyn y Catherine Howard), una repudiada y enviada al olvido (Catalina de Aragón), y otra fallecida al dar a luz (Jane Seymour). Las dos más favorecidas fueron Ana de Clèves (mujer astuta que supo librarse de un matrimonio indeseado, quedar bien con el rey y obtener riquezas que le permitirían vivir holgadamente a su aire), y Catherine Parr (la última, bondadosa y maternal, que dio cariño y educación a los hijos del rey, Mary, Elizabeth y Edward).
La agitada vida amorosa del monarca no perdía puntada tampoco con las damas de la corte, y se conocían sus numerosas aventuras ocasionales.
Laughton una vez más se apropia del personaje y modela un perfil irónico, burlesco y amargo. Korda prefirió un tono tirando a sarcástico, en el que se desdramatizan las situaciones más graves. En las ejecuciones, el público se comporta con ligereza y frivolidad, como si fueran a presenciar un espectáculo de divertimento (y para la masa habituada a tales exhibiciones macabras sería en verdad una distracción más). Anne Boleyn bromea melancólicamente sobre su muerte a las puertas del cadalso. La mayoría de las damas de honor y doncellas cotorrean sobre la condenada sin el menor atisbo de lástima. El rey se burla un poco de sí mismo y de todo, cada vez más ahogado en sus mezquindades y dolores, algo más desilusionado con cada nueva decepción o pérdida.
El mujeriego Henry, que había llegado tan lejos en sus pasiones por el sexo femenino como para romper con la Iglesia Católica y proclamarse pontífice de una nueva religión cristiana, la anglicana (en la que estaba permitido el divorcio, puesto que él mismo, figura de máxima potestad, era el que podía deshacer el matrimonio sin depender del anticuado e inflexible Papa de Roma), no era precisamente un mirlo blanco. No hay mucho que envidiar a las seis esposas que hubieron de compartir vida diaria y lecho (exceptuando a la lista Ana de Clèves, quien se libró rápidamente de sus obligaciones) con aquel hombre que según los retratos tanto pictóricos como biográficos no debió de ser agraciado, ni físicamente ni de espíritu.
Con el aguijón del ansia por dejar heredero varón a la corona, su obsesión apenas se vio satisfecha, hecho que había contribuido fundamentalmente a que Henry repudiara a Catalina de Aragón y Anne Boleyn. Tan sólo Jane Seymour le dio un varón antes de morir de parto.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una gozada con un genial Laughton.
Sin duda alguna, una de las mejores películas de su época y un clásico espléndido del cine británico, que todavía hoy sigue conservando, practicamente incólumes toda su frescura, agilidad, buen gusto y riqueza cinematográficas.
Con una interpretación impresionante y genial de Charles Laughton, el cual encarna a un lujurioso, orondo e inestable Enrique VIII, nos cuenta la azarosa y tremenda vida sentimental de éste (se llegó a casar hasta 6 veces) en un registro de comedia ligera, muy bien escrita, con diálogos chispeantes y dónde los momentos dramáticos son insertados con brillante naturalidad.
Cuenta con un reparto fabuloso, que ofrece unas creaciones memorables al lado de la de Laughton y una dirección magistral de Alexander Korda. Compararla, a día de hoy, con la oscarizada y aburrida "Un hombre para la eternidad" no es sino volver a reafirmar que la miopía galopante de quienes otorgan los premios en inversamente proporcional a su inteligencia a corto, medio y, no digamos ya, largo plazo.
Obra maestra.
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El cine, esa maravilla que es el cine...
Porque el cine puede endulzar y puede enmascarar. Porque el cine puede fabular. Porque el cine puede mostrar lo que ocurrió de tal modo que no lo parezca. Y porque el cine puede mostrar lo que no ocurrió de modo que lo parezca.
Y todo eso lo sabía bien Alexander Korda cuando propuso producir esta pelicula en su London Films, asumiendo incluso la dirección.
No busquen la fiel traslación de los hechos históricos, porque no la encontrarán. Tampoco busquen aspectos políticos o de retrato de personajes reales. Ni siquiera busquen fidelidad en una historia donde le protagonista envejece 20 o 30 años en un lapso de 7.
Pero busquen y encuentren encanto, diversión y estupendas actuaciones, y se encontrarán con un brillante y magnético Charles Laughton, con un buen Robert Donat, con una estupenda y jovial Elsa Lanchester y con una bella y primeriza Merle Oberon. Y si todo eso no les place, busquen algunos detalles históricos, que existen y sí son fieles, y hasta recreen su vista con alguna soluciones esteticistas de Korda.
Así, seguro que disfrutan de la "vida privada" de London Films.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los chismorreos de un rey bastante especial
Maravillosa película en la que se nos regala una inolvidable actuación de Charles Laughton (Oscar al Mejor Actor) a través de la vida sentimental de Enrique VIII, ese rey inglés que rompió con la Iglesia católica romana y que unió Inglaterra y Gales. Alexander Korda nos lo presenta como un rey glotón, mujeriego y con poca decisión propia (hay que hacer notar que hasta el barbero real le hacía dudar en sus decisiones), que se casó seis veces y que esta cuestión le tenía frecuentemente preocupado: el matrimonio. La acción comienza con la ejecución de Ana Bolena y finaliza con la última de sus mujeres, Catalina Parr. En clave de tragicomedia, la película de Korda nos regala varios momentos que merecen estar sin duda en la historia del cine y unas frases totalmente míticas, amén de la actuación del propio Laughton y de su mujer, Elsa Lanchester, en el papel de Ana de Cleves, 4ª esposa del rey y posteriormente, su gran amiga.

Joya absoluta del cine. Por supuesto, totalmente recomendable.

- Señora, ¿podría quitarse el sombrero? Es que así no vemos el patíbulo... (Personas en el público en la ejecución de Ana Bolena)
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El legado de Alexander Korda
Un hombre que contribuyó al esplendor del cine con la construcción de un imperio cinematográfico, la “London Films” con la dirección de más de 60 películas y la producción de otras casi 40. Clásico del cine británico, avanzadilla de una determinada concepción del cine histórico que tendrá numerosos imitadores en el futuro. Su tono distendido y esperpéntico, recrea con una fina ironía, un pasaje nefasto para la historia de la monarquía británica. A Enrique VIII, el folclore complaciente británico lo presenta como un rey castizo, simpático y amigo del buen vivir. Es cierto que sentó las bases del futuro poderío naval inglés, la industria y el comercio florecieron, pero no es menos cierto que también fue el rey más tirano y depravado de la historia de Inglaterra.

Después de su divorcio de Catalina de Aragón, Enrique VIII de Inglaterra contrae otros cinco matrimonios más. El film realiza un breve repaso de todas sus esposas describiendo las relaciones, que de una forma u otra muestran de manera especialmente traumática la inestabilidad emocional y los caprichos del rey. Alexander Korda consolidó con esta película su posición de privilegio en la industria británica, en la que había recalado tras un azaroso peregrinaje profesional inaugurado en su Hungría natal y por otros países de Europa. Con ella, Korda lograría marcar tendencia, tanto por su manera de reflejar al célebre monarca como por su concepción del cine histórico, equidistante entre un sobrio academicismo y un sentido irónico muy acorde con la idiosincrasia “british”.

La cinta puede verse como un antecedente de esos impecables films y seriales que han creado escuela y que han definido un estilo a la hora de afrontar figuras y ambientes del pasado, a través de chispeantes diálogos y de una brillante forma de insertar lo dramático dentro de un tono general dotado de una cierta ligereza aristocrática. Gran elenco de actores encabezados por un Charles Laughton que con su prodigiosa actuación del monarca caprichoso, egocéntrico, arbitrario, glotón, mujeriego, vanidoso y un poco infantil, señaló el camino para las futuras recreaciones del personaje, ganando el Oscar por ello.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra.
El bueno de Charles Laughton haciendo el imbécil en una comedia para enmarcar (por sus correligionarios). Porque es una comedia, nada de biográfica, drama o histórica, comedia ridícula de payasadas, película cómica tronchante que incluso hasta cortar cabezas parece divertido. ¿Qué trabaja bien Charles Laughton? Sí, ¿y qué? Ya lo sabemos. Choca ver como se elogia tamaña sandez del asesino psicópata éste que pasó por la Historia como el gordo, energúmeno caprichoso y gilipollas Mayor del Reino, inventor de la Iglesia Anglicana autora de miles y miles de torturas y asesinatos por brujería y demás delitos (pasando de largo inmensamente a la Santa Inquisición, pero unos cardan la lana y otros crían la fama), y, cómo no, choca saber a ciencia cierta que si la película se hubiera llamado La vida privada de Felipe II, los comentaristas baratos de siempre no hubieran perdido la ocasión para señalarle como el asesino, facha, machista, madridista y tal y tal de la España Profunda. Aquí o no están o callan, claro, porque Henry es inglés. Un 2 por ser una película aburrida y tontorrona y... por llevar la contraria. Más vale muerto que sin silla..., o sin trono.
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11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Entretenida
Una película que cosechó muchó éxito en su momento, y fue la primera película inglesa en optar al Oscar a la mejor película. Eso sí, ganó el Óscar al actor principal, el gran Charles Laughton, que hace una buena actuación pero yo lo veo que aún le falta un poquitín para ser el gran Charles que recordamos.

Desconocía que su mujer estaba en la película, ahora entiendo el buen rollo en pantalla que se aprecia.

La película que parece ser que dista bastante a lo que era realmente Enrique VIII, no está mal. Hay momentos que se nota forzadas las escenas, por la forma de ser que han puesto a Enrique, que no sigue la misma linea.

Aún así, es entretenida.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un rey para la eternidad
Muchas versiones de Enrique VIII, como protagonista o secundario, pero no recuerdo un acercamiento como el inglés de 1933. Deja a un lado la seriedad, la tragedia, el enfrentamiento con los poderes y la complejidad de la Historia con mayúsculas y elige la ligereza del vodevil.

El Enrique VIII de Korda y Laughton, es simplón. La guillotina funciona como entretenimiento para el pueblo, que ansioso desea un buen asiento para el espectáculo. Y se atreve con detalles como las sirvientas oliendo las sábanas del monarca o referencias a su miembro.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una joya
85 años tiene la película. Rodada y expuesta en 1933, que ya son años.
Se nota que ha pasado los años por ella. No tiene la profundidad dramática de las de Orson Welles, por ejemplo, y se pierde en matices muy difícilmente apreciables después de tanto tiempo: el vestuario, el escenario, el atrezo, los complementos, el jardín, etc. Seguramente responde muy fielmente a la época que se evoca, 1543... mediados de siglo XVI, pero las películas de 'época' más clásicas, más intemporales, sí han sabido potenciar la interpretación sobre estos aspectos. Estoy pensando en Otelo de Welles, por ejemplo.
Charles Laughton es un actor impresionante, y, como decía James Mason, era un actor del método sin estupideces, sin tonterías. No parece que fuese un hombre fácil de tratar, por lo poco que he leído de él. Casado pero claramente homosexual, con un matrimonio de conveniencia, deseando ser padre pero sin serlo, gran productor y conocedor del mundo del cine, de la industria y de sus entresijos, pero director frustrado, que sólo hizo una cinta, aunque magnífica: La noche del cazador.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Charles Laughton y poco más
Cuando uno piensa en Charles Laughton interpretando a un personaje como Enrique VIII se relame pensando en el resultado, como es mi caso, aunque después de ver el resultado, te quedas un poco chafado. Es evidente que la actuación de Laughton es maravillosa, de hecho consiguió por este papel su único Oscar, algo que me parece increíble viendo su filmografía, sobre todo la magnifica Testigo de Cargo, pero cuando esperas ver a un rey despiadado y cruel, te sientes decepcionado al ver como el guión de la película lo convierte en un simple glotón y débil monarca.

Realmente la película, aunque en el título nos daba la pista, solo relata la vida amorosa del rey, como si fuese un culebrón, sin ofrecer nada más, ni datos tan siquiera sobre su vida. Nos va comentando los sucesivos matrimonios y fracasos del rey intentando encontrar descendencia masculina que le suceda en el trono.

Creo sinceramente que la película daba para mucho más, se podría haber mezclado su vida privada con su reinado, alguna guerra o algo relacionado con su política exterior. Pero realmente su director lo único que buscaba era una película romántica sin ningún ápice de nada más. El problema es que cuando enterneces actos como las decapitaciones y los asesinatos como si fuera una comedia romántica, el film pierde su potencial de manera absurda. Es una pena, podía haber sido una película increíble y se ha quedado solamente en una gran actuación del gran Laughton.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una comedia histórica
Imagino que, recién terminada la etapa del cine mudo y en una época en el que el cine servía más como entretenimiento que como escuela, muchos directores vieron a oportunidad de poder narrar hechos hìstóricos pero, al mismo tiempo, tanto ellos como los estudios tuvieron cierto miedo a ser demasiado dramáticos, por ello se cuenta la historia de uno de los reyes más incónicos de la historia de Inglaterra, desde un punto frívolo e incluso sarcástico. Un soberano absolutista que, en ocasiones parece demasiado preocupado de sí mismo como para ser consciente de lo que ocurre a su alrededor en un época en la que las guerras, las conquistas y las amenazas eran constantes. Korda, cuenta, con gran dosis de ironía, la vida amorosa de un rey que se ganó fama de Barba Azul por la pérdida constante de sus esposas y es que a la que no repudió, ordenó matar y la única que le dio un hijo murió en el parto, calificándola, él mismo, como una mujer estúpida. Toda una joyita este Enrique VIII maravillosamente interpretado por Charles Laughton en una película que empezó a ambientar los momentos históricos de la vida europea en un cine, el nortemericano, que se abrió, por vez primera, a las maravillosas obras que le llegaban desde Inglaterra.
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0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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