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309 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Fallida y manipulada (emocionalmente) adaptación de la biografía de Solomon Northup
Después de ser amenazado de muerte e insultado por mensaje privado por el mismo usuario que ha finalizado su crítica con la palabra PAZ, me veo obligado a ejercer mi derecho de contrarréplica con el único medio disponible a mi alcance. No me preocupan en absoluto las lamentables acciones o manipulación sesgada de mi crítica originaria por parte de un claro sociópata que convierte en monjas de clausura a Edwin Epps y Amon Goeth. Sí me incomoda que se pueda malinterpretar mi opinión por culpa de seres inhumanos que utilizan a personajes de la literatura infantil para cometer sus atroces delitos y aquí aparece el objeto de este texto y crítica: defenderme de los latigazos de ese racista torturador.

Tengo que dejar claro que ni soy familia de Mel Gibson ni pertenezco a ninguna organización que luce capucha blanca y se dedica a quemar cruces por las noches, simplemente ofrezco mi libre opinión que evidentemente otros no compartirán (ni respetarán). No estoy en absoluto de acuerdo con la adaptación de John Ridley de la biografía de Solomon Northup e indudablemente disiento de la visión Steve McQueen. Se trata de un posicionamiento manipulado. Ojo, no histórico sino emocional. Entiendo que muchos de aquellos que hemos leído las memorias y pesares de Northup en su lengua original (su libro por fin se ha editado en nuestro país en español después de 160 años…) no sentiremos decepcionados no tanto por los desvíos argumentales de la masa literaria primigenia sino por la perspectiva que ofrecía un hombre libre versado víctima de uno de los cientos de secuestros que se produjeron en la época para satisfacer al mercado esclavista. Northup ofrecía desde su primera persona y un relato costumbrista la posibilidad de que otros contemplasen las condiciones de vida de los esclavos de Luisiana y su relación con sus amos. Las declaraciones previas de McQueen «No existía ninguna película realista sobre la esclavitud» confirman que su ‘realismo’ es claro ejemplo de ‘efectismo’. Y si nos ponemos efectistas prefiero los márgenes en los se mueven “Django desencadenado” o la reciente “American Horror Story: Coven”. No puedo entender, por lo tanto, que la misma crítica y público que vilipendió “Lo imposible” aplauda aquí los mismos recursos sensacionalistas y morbosos de una tragedia. Si Juan Antonio Bayona realizaba una crónica híper-estilizada y manipulada (ojo sociópatas, emocionalmente) para impactar y hacer llorar a toda costa al espectador, McQueen hace lo propio relegando el relato de supervivencia de un hombre libre esclavizado a una lluvia de látigos, gritos, sangre, sudor y lágrimas. ¿Y el cine, la psicología y la crónica costumbrista de Northup dónde quedan aquí?

No obstante, hay buen cine en “12 años de esclavitud” porque McQueen ha demostrado sus virtudes en “Hunger” y “Shame” y cuando la cinta declina de ser una revisión blaxploitation de “La pasión de Cristo” emerge una gran película. Una gran película que lamentablemente da la impresión de estar encerrada entre el academicismo para auparse y ganar todos los premios posibles (es favorita para ganar tantos en los Globos de Oro y Oscars) y los 100 latigazos de marras cada cinco minutos. Será sobrevalorada aunque abrirá las puertas a que muchos lean la biografía en la que se basa. Se mantiene, eso sí, esa perspectiva de Northup de comparar su vida como hombre libre a su martirio como esclavo pero el autor no necesitaba apenas mencionar la palabra ‘látigo’ para que su sonido ensordeciera la conciencia del espectador. Nunca me han convencido las dramatizaciones del Holocausto y prefiero documentales como “Shoah” o “Noche y niebla” precisamente porque considero que utilizar actores —por muy real que sea la historia— deja constancia de la manipulación emocional implícita en la misma. En “12 años de esclavitud” el carrusel de celebrities (Paul Giamatti, Benedict Cumberbatch, Michael K. Williams, Tom Walker de Homeland, Slim Charles de The Wire, Bryan Batt y, como colofón, Brad Pitt —productor y salvador—), me apartan más si cabe de las intenciones. Su posicionamiento, por lo tanto, me parece muy manipulado emocionalmente: gente muy buena que sufre, gente muy mala que tortura. “12 años de esclavitud” debería ser más psicológica que física, ser “El diario de Ana Frank” sobre el holocausto que vivieron los afroamericanos y el espectador aquí únicamente recordará el impacto del látigo por encima del drama y terror interior. Por encima de la historia que escribió Solomon Northup.

Y, ahora, pueden ya sacar su látigo de esclavistas sociópatas y dar al NO.
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567 de 787 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Voluntad de vivir
Es complicado realizar una crítica objetiva después de las más de dos horas de injusticia y comportamiento indignante que ofrece esta "12 años de esclavitud". Sin duda son estas películas las que nos recuerdan el sentido y significado de ser humano, porque dejan una huella indeleble acerca de como el hombre puede perder su total humanidad siendo esclavizado y esclavizando.

Ciertamente no es la primera película que trata el tema de la esclavitud en Estados Unidos, pero sí que es una de las pocas que lo retrata sin tapujos, sin adornos, sin suavizar nada, porque es muy dura tanto en sus planteamientos como en sus formas (esas torturas a base de golpes, palizas y latigazos son sencillamente brutales), y además es de las pocas que trata el tema desde el punto de vista de un afroamericano libre y culto, que es engañado, drogado y secuestrado para trabajar como esclavo (Chiwetel Ejiofor realiza sin duda el papel de su carrera y sería sorprendente que no se llevara el oscar este año). A través de los ojos de su personaje, Solomon Northup, asistimos a un cruel espectáculo pre-guerra civil en el que el tiempo parecía detenerse en las plantaciones de algodón, mientras seguía avanzando en el resto del mundo.

Pero si el papel de Chiwetel Ejiofor es muy bueno, el de Michael Fassbender es sencillamente intensísimo y también tiene que merecerse algún tipo de mención en forma de premio o nominación por ese esclavista psicótico-lascivo que tiene unas idas de olla impresionantes. Su interpretación, sobre todo en el momento del castigo a latigazos, produce tal odio e indignación que sabes que estás asistiendo a una gran interpretación. Aunque, para ser sinceros, es una de esas películas en las que todo el reparto está a niveles sobresalientes, ya sea en papeles más extensos (como el de Fassbender o el de su parteneire Sarah Paulson que hace de dama sociópata de apariencia y gesto amable), o en papeles más cortos (el vendedor de esclavos de Giamatti, el esclavista con conciencia que interpreta Cumberbatch, el capataz de Paul Dano, o las cuatro escenas del constructor canadiense que interpreta Brad Pitt).

Todos y cada uno de ellos juegan un papel (a menor o mayor escala) a la hora de establecer el tipo de conciencia americana que se estaba estableciendo antes de la guerra civil que estallaría unos años después, precisamente a propósito de la esclavitud.

Es indignante la doble moral que esgrimían esos caciques de plantación algodonera o maderera, pretendiendo adoctrinar con Dios de su lado, leyendo la Biblia, pero siendo capaces de tratar a otros hombres como simple mercancía (véase el personaje de Cumberbatch y su justificación sobre sus acciones aludiendo a su estatus social y reputación, pero que no duda en separar a una madre de sus hijos, comprándola como esclava)
Fassbender representaría la parte más radical de la américa sudista, esos caciques que se creían representantes divinos en la Tierra, depositados sobre su superficie para gobernar sobre las, según ellos, razas débiles. Es increíble como esgrimían la religión a su favor sin detenerse a pensar que lo que ellos hacían incurría en un pecado contra Dios y el hombre (aunque su justificación resulte en que al ser mercancía no son seres humanos).
Pero claro, no podía faltar la parte humanitaria (Brad Pitt) representando a una Canadá abierta de mente y de corazón, en la que todos los hombres son iguales y el color de la piel no significa nada.

Pero si algo destaca en esta película, y por eso he titulado así a mi crítica, es la voluntad de vivir del ser humano que se halla en situaciones de extrema degradación y sufrimiento. Esa era la fuerza que le hacía soportar todo lo insoportable a Solomon, la voluntad de vivir para ser libre de nuevo y volver a ver a su familia. El ver cómo pese a injusticias, torturas (el momento semi-ahorcamiento que aclaro en spoiler, es muy duro), degradaciones, humillaciones... él seguía aguantando, hace pensar en lo fuerte del espíritu humano que se niega a rendirse.

Por último, destacar la dirección de Steve McQueen, que no duda en colocar la cámara ras de suelo o de ojos, o sobre heridas marcadas a latigazos sobre una espalda femenina, para llegar a las conciencias de los espectadores, con una emotividad sincera y honesta, cargada de verosimilitud y sin pretenciosidad. La fotografía es magnífica (esas variaciones cromáticas de los pantanos de Louisiana es espectacular). El diseño de producción es perfecto, y la banda sonora de Hans Zimmer es melancólica, contenida y minimalista, aunque recuerda en exceso a sus obras para "La Delgada Línea Roja" y "Origen".

Le doy un 9 con la sospecha de que es la gran rival a batir en la temporada de premios. Es una película honesta y necesaria, valiente y arriesgada que nos recuerda, precisamente, qué es lo que distingue a un ser humano de quién no lo es.

Gracias si alguien me lee y me valora positivamente!
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276 de 333 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Buena, intensa, atroz, hiriente, revulsiva y, ante todo, sobrevalorada
Soy un fan entusiasta y acérrimo de “Shame” (2011), que me parece una de las grandes cintas de la última década, por lo que visto el panegírico de buenas críticas cosechadas por ésta, tenía muy altas las expectativas. Quizás por eso la película me ha sabido a poco y sin desdeñar sus muchas virtudes (el reflejo detallado y sin medias tintas de una vivencia espantosa y repugnante, llena de inefable desmesura e inaudita repulsión y sobrecogedor realismo) me parece que se queda bastante por debajo de lo que pretende y que en este caso el exceso de hiperrealismo solo consigue distanciar al espectador, el cual reconoce y valora intelectualmente lo que está viendo, pero lo distancia y pierde emocionalmente, porque no hay ni el más mínimo resquicio para la empatía.

Es innegable que todos los actores están perfectos en sus cometidos, pero sobre todos ellos destaca – en un pérfido papel de inusitada crueldad y vesania – el actual chico de moda, Michael Fassbender. Y hay muchos actores de relumbrón y renombre que realizan aportaciones breves o fugaces, quizás interesados en figurar en un proyecto de prestigio y no tanto por la relevancia de su cometido. Esta descompensación entre su ‘nombre comercial’ y su ‘aportación real’ contribuye también a distanciarme del conjunto, ya que realmente salvo la enfrentada pareja protagonista, todos los demás carecen de un cometido que vaya más allá de servir a un propósito más alto: ser una gran cinta contra la esclavitud – empeño que todos suscribimos – pero que quizás hubiera necesitado de un planteamiento y ejecución más humildes.

El hecho de que se nos refleje (sin que tampoco tenga uno la sensación del paso del tiempo, la verdad) la vida y acontecimientos durante el oprobio de la esclavitud sobrevenida de un liberado músico neoyorquino, hace que todo resulte algo episódico, con una narrativa dispersa y algo carente de tensión dramática, confiando quizás en exceso en lo inhumano y bestial que se refleja, pero desatendiendo por el camino algún recodo más complaciente o que permita coger algo de resuello al extenuado y sobrecogido espectador.

En definitiva. Es una buena película llena de buenas intenciones y con un sano y loable afán de denuncia y crónica de lo que no debe volver a ocurrir jamás. Pero deja frío, muy frio al espectador, más atento en la acumulación de latigazos, vilezas y depravaciones que en disfrutar de una experiencia fílmica en verdad memorable. Buena, no cabe duda y, sin embargo, fallida, hinchada y sobrevalorada.
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218 de 269 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
"La" Película
Se nota que ya se acercan los Oscars y comienzan a estrenarse las películas manufacturadas para la gala. “12 años de esclavitud” es una de ellas. La era Obama, el 150 aniversario de la Proclamación de Emancipación, el 50 aniversario de la Marcha sobre Washington, y el recordatorio de que las heridas de la segregación racial siguen abiertas como en el caso Trayvon Martin, están suponiendo en Hollywood una oleada de trabajos sobre el racismo en Estados Unidos. La esclavitud y la lucha por los derechos civiles son los temas predilectos -Criadas y señoras (2011); Lincoln (2012); Django desencadenado (2012); El mayordomo (2013); 42 (2013); Red tails (2013); Fruitvale station (2013), etc.- sin contar con la nueva oleada que vendrá tras la muerte de Nelson Mandela-. La mayoría de estas películas tienen algo en común: lo convencional y casi idéntico de su discurso. Pero sobre todas estas películas aparece “12 años de esclavitud”, decidida a convertirse en LA película sobre la esclavitud.

Puede hacerse irritante comprobar en cada plano la voluntad de McQueen de partir de una intrahistoria personal y subjetiva para hacer el Gran Relato sobre la esclavitud, pero al menos no lo oculta y reivindica su voluntad de basarse en hechos reales, de asemejarse a “La lista de Schindler” y de que su historia se convierta en el “Diario de Ana Frank” del racismo (también afirma, como otros, que nunca antes se había tratado el tema con realismo, pero dudo que Richard Fleischer (Mandigo, 1975) estuviera de acuerdo). Y lo ha conseguido, ha hecho La Película sobre la esclavitud en los EEUU (y la voluntad de ser libre), un Gran Relato correctísimo y equilibrado que cristaliza el discurso oficial. A cambio solo ha tenido que evitar arriesgarse en nada o profundizar en algún aspecto, huir de las ambigüedades y problemáticas para plasmar a la perfección la idea implícita que casi todos compartimos y que lleva tiempo circulando por casi todas partes; y, en resumen, hacer una película comercial lo más “vendible” posible a un amplio público.

La estructura no podía estar mejor escogida para ello. Un negro de Nueva York, culto y caballeroso es engañado, secuestrado y convertido en esclavo. Así todos podemos identificarnos con el protagonista dando el cariz emotivo que un Gran Relato épico requiere, la cámara puede convertirnos a través del personaje en testigos oculares y McQueen puede librarse de tener que plasmar hombres mucho más complejos y difíciles como los niggas de nacimiento, sumisos y acostumbrados a su situación, el racismo entre ellos (como el personaje de Samuel L. Jackson en Django) o los intentos de huida o rebelión (a menudo plagados de crueldad y violencia). Además, le permite ensamblar el alegato contra la esclavitud con la voluntad de un hombre por sobrevivir a la adversidad movida por la esperanza y el amor por la familia. Todo muy Steven Spielberg, muy púrpura. De este modo el director depura la atmosfera enrarecida y molesta a que podría dar lugar el tema principal y la filtra a través de una mirada emotiva y esperanzadora de sentimientos épicos de superación mucho más suave y afín con las lágrimas y el amplio público.
Mención aparte requiere la vertebración como film basado en Hechos Reales -casi un género en sí mismo- para insistir en el discutible realismo de lo contado. La película se adapta perfectamente a las reglas de este tipo de películas. Introducción de los personajes y la situación, presunción de realismo, conclusión, epílogo de texto para contar qué fue de los personajes, etc.

Que nadie espere de la película algún aspecto problemático, alguna ambigüedad en sus temas o algo más allá de lo que la imaginación más convencional pudiera decir al respecto. En la película no hay sorpresas. Los aspectos mostrados de la esclavitud, más allá del secuestro, son los esperados: crueldades, abusos de las esclavas por sus “propietarios”, condescendencia, explotación, y ningún reparo por la dignidad y humanidad del otro por solo su color de piel. Sorprende, eso sí, el énfasis dado al papel de la religión como manifestación de la hipocresía del hombre blanco, instrumento de sumisión hacia el negro y consuelo pasivo del esclavo. Otro acierto, que no debería sorprender en una película tan correcta como esta, es la recreación de los paisajes, modas y, sobre todo, algún momento, no excesivamente desarrollado pero que debía hacer acto de presencia, en que se muestra la cultura de la comunidad de esclavos reducida al blues.

(sigue en spoiler pero sin spoiler)
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120 de 150 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Nada nuevo y mal hecha.
Espero que los que lean la critica entiendan que criticamos una película, no un hecho histórico peliculado. Me gustaría ver un buen documental sobre el tema, me gustaría ver una buena película sobre este tema, pero esta no lo es.
No lo es a ojos de una persona de 55 años que cuando tenía 7 ya iba al cine a ver películas de buenos y malos y que está bastante saturado de tragar cuentos fáciles construidos para adolescentes con lagrima fácil y otras gentes a las que les gusta precisamente esto, es decir películas moralistas en las que se puedan identificar con el personaje bueno y puedan odiar durante dos horas al malo. Pero es que además si haces una película sobre este tema asegúrate que no sea un bodrio peor que una serie de televisión de los años ochenta. Si haces una película asegúrate de que si quieres aparecer tu como actor tu personaje no sea un Arcángel Gabriel sacado de un teatrillo de pueblo hostigando a los diablos del infierno con la espada de la moralidad inocente.
Para mi es una mala película, con una patética aparición del productor como actor, Brad Pitt y con la amargura añadida de pensar que mucha gente sigue anclada en la adolescencia fílmica.
Una buena película ha de tener una trama interesante y bien estructurada con todo el contexto bien explicado. Esta película no nos dice nada de los problemas de la familia del protagonista, no nos dice nada del apoyo que tenían los esclavistas por parte del poder político y religioso y de como se podían sentir moralmente tranquilos si lo que estaban haciendo era un acto inhumano. Pero si el tema era el secuestro de gente en el norte, pués en cinco minutos bastante mediocres te lo explican y ya pasamos a la serie Raices durante una hora y media latigazo va, latigazo viene, para acabar en otra secuencia patética al final.
Sr. director explíquenos usted el PORQUE, no nos esplique el COMO que ya nos lo sabemos de memoria. (Si los pollos hicieran películas los malos serían los hombres, estos comen carne todos los santos días, pero sin embargo el malo en el cuento de la Caperucita es el lobo).
Yo no soy critico de cine ni siquiera se escribir bien. Pero se ver cuando me quieren vender una Biblia o cuando me quieren vender una película. Y me parece que aquí hay mucho critico con voluntad de vender biblias y a mi me gusta el cine, el buen cine.
Por otro lado tenemos al productor. Si quieres denunciar el esclavismo, denuncia el esclavismo del siglo XXI que con ello a lo mejor haces algo para concienciar a las buenas gentes, a políticos y a dirigentes. Pero no, seguimos comprando productos hechos en régimen de esclavismo en países donde campan a sus anchas fabricantes que explotan a millones de personas, chinos, vietnamitas, hindúes, africanos y de Bangla Desh , que hoy en día ni siquiera tienen que comer y se les explota con jornadas de 16 horas diarias de trabajo. Después en los países donde la gente llora en los cines por las injusticias de hace 150 años compra productos tirados de precio y se quedan tan anchos. Pero esta película no la hace el sr Pitt, no ganaría millones de dólares con ella, con la del Kunta Kinte de turno si. HIPOCRESÍA absoluta.
Pero este es otro tema, es una crítica al productor.
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118 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La épica de lo íntimo
El cine de Steve McQueen siempre ha tratado sobre la esclavitud en sus múltiples vertientes. En "Hunger" (2008), el prisionero Bobby Sands dentro los mueros de la prisión, privado de la libertad y esclavo de su cuerpo, al que fustigaba a razón de una huelga de hambre. En "Shame" (2011), la esclavitud se abordaba como un estado anímico, o más bien como una enfermedad que impedía a Brandon la conexión emocional en pos del aislamiento, conectando con el sexo de forma dolorosa. En su tercer largometraje el tema se literaliza, siguiendo la vida de Solomon Northup, un hombre libre que tras ser engañado termina por convertirse en esclavo durante doce años de su vida. Los tres protagonistas de McQueen se deben a un amo, a algo que los domina. Son personajes heridos, sufrientes. Y el realizador los acompaña con una cámara fantasmagórica, sobrevolando sus cuerpos sin interferir, sin posicionarse, dejando ver con plena claridad.

No obstante "12 años de esclavitud" (2013) involucra a un segundo esclavo, en cierta medida, y es el propio realizador cayendo presa de la (durísima) temática que aborda, haciendo algunas concesiones que en sus obras previas no existían. Que la película esté ganando premios y suene para los Oscar no es así ninguna sorpresa hablando en términos absolutos, cuando desde la academia se ignoró el brillante papel de Fassbender en "Shame" por ir totalmente contra las reglas -no escritas- de lo 'correcto'. Las pequeñas concesiones de las que hablo son, no obstante, insignificantes; en absoluto tan flagrantes como para ensombrecer un trabajo magnífico, emocional, de una dureza arrolladora, que -como el cine previo de McQueen- sólo puede ser emparentado estilísticamente a titantes de la talla de Paul Thomas Anderson o Terrence Malick. Menciones que no obstante sólo sirven como etiquetas, pues con tres largometrajes ya ha demostrado tener una personalidad más que forjada, propia e intransferible.

McQueen cuenta asi su historia sin limitarse, alternando los tiempos para mostrarnos cómo se llega a la situación presente y que perrerías le han sucecido a su personaje principal, sin hundirlo en la miseria más allá de lo que estipula la propia historia (basada en hechos reales). No es por tanto una película fácil de ver desde un punto de vista emocional y, si bien tampoco llega a la (extrema) dureza de "Hunger", hay un par de escenas en las que es difícil no apartar la mirada. Si a nivel estilístico es un trabajo más que notable (tremendos primeros planos[1], tracking shots bien insertados, los bellísimos momentos puramente naturalistas), y musicalmente tampoco hay muchas pegas posibles[2] (a veces ni se nota que sea Hans Zimmer, para bien o para mal), donde por supuesto se sustenta todo es en el trabajo de su reparto: Ejiofor, Dano, Paulson, un brillante Fassbender, la revelación Lupita Nyong’o (con un privilegiado rostro para transmitir emociones)... todos están a un nivel altísimo. Lo único que me chirría, no por su interpretación sino por el papel que se reserva, es Brad Pitt. Sólo tiene dos apariciones, pero que sean precisamente esas y que además produzca la película... no son en absoluto una casualidad.

"12 años de esclavitud" es, en resumen, una película magnífica. Incluso pese a ser la menos redonda de un director que nos ha malacostumbrado, con tan sólo dos trabajos, a entregar cosas cercanas a obras maestras, sigue siendo un film obligado de ver. Y a ser posible en versión original, porque en la doblada hay alguna cosas que claman al cielo[3]. Como se está diciendo, es una de las grandes películas del año: comprometida, inteligente, sin caer en los lugares comunes de este tipo de cine ni ahondar en el academicismo acartonado. Pocas veces el cine ofrece un diálogo tan enriquecedor como el del tercer largometraje de McQueen, no ya una promesa sino uno de los mejores realizadores del panorama cinematográfico actual. Y es que se pasa un rato duro viéndola, pero también se aprende.

**** NOTAS **** [sin spoilers]
[1] El primer plano de Solomon cantando, más corto pero igual de intenso que el de Carey Mulligan en "Shame" entonando New York, New York.
[2] La música a veces si que se usa para remarcar algo de forma forzada. Es una de las concesiones de las que hablo en la crítica.
[3] El momento en el que Patsey le pide cierto favor a Solomon.
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51 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Retrato visceral del horror y la vergüenza.
Hay muchísimas películas y series que han tratado el tema de la esclavitud desde diferentes puntos de vista, desde el drama más puro en la serie Raíces (TV) hasta el reciente western trarantiniano 'Django desencadenado', pero nunca he visto una producción que muestre de manera tan explícita y real, el horror de la esclavitud. Verla es un sufrimiento, verla es darse cuenta de lo cruel que fue, de todas esas miles de vidas que se llevó por delante, de todas esas personas que fueron tratadas como objetos y sometidas a las más terribles torturas durante toda su vida. No exagero cuando digo que hay que estar preparado para adentrarse en esta historia, no es la típica película que vas a ver al cine para pasártelo bien. Así que si decides entrar en la sala de cine, debes ir concienciado de lo que te espera.
Todo ese dolor, ese sufrimiento y esa injusticia, están representadas en la película de la forma más visceral posible, de una manera en la que no puedes escapar. Steve McQueen te quiere mostrar todo lo que sucedió por aquel entonces de la forma más realista que he visto nunca.
12 años de esclavitud es brillante en todos sus apartados. La banda sonora es perfecta, y está brillantemente utilizada, de forma en la que no hay ningún tipo de manipulación emocional. La fotografía es magnífica, y los planos son preciosos, algunos auténticas fotografias, verdaderos retratos del horror, y especialmente impactantes los primeros planos.
Por otro lado, en el apartado interpretativo la película no puede ser mejor. Paul Giamatti, Paul Dano, Benedith Cumberbatch, Sarah Paulson y Brad Pitt en pequeños papeles, y todos están fantásticos. En uno de los roles de villano más despreciable que uno recuerda, está un magistral Michael Fassbender, que pone los pelos de punta cada vez que aparece en pantalla. Como su esclava favorita se encuentra Patsy, interpretada por una novata llamada Lupita Nyong'o, cuya actuación es sencillamente desgarradora, y que espero que esta mujer haga muchísimas más películas, porque tiene un gran talento. Y finalmente Chiwetel Ejiofor, que realiza una interpretación inolvidable, un hombre libre que es privado de su libertad y es sometido a trabajar en una plantación de algodón y a recibir latigazos a la mínima de cambio. El actor te mira directamente a los ojos (parece que no hay una pantalla que te separa de él), y te cuenta a través de su mirada el horror y la vergüenza de la esclavitud. Impresionante.
No tengo nada que reprocharle a esta película. Son dos horas largas de buen cine, de ese que se te queda en la memoria, y del que no puedes dejar de pensar en él durante varias horas después de abandonar la sala. Grandiosa.
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38 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Árboles sureños
Hay una larga y bastante piropeada secuencia de «12 años de esclavitud» en la que cierto personaje se balancea ahorcado de un árbol. A mi me dio por pensar que el árbol era extremadamente bonito, y luego caí en la cuenta de que si en una escena dramática de ese calibre nos fijamos en lo accesorio es que algo va mal.

Steve McQueen parte de una obviedad que desarrolla de la manera más obvia hasta llegar a un desenlace igual de obvio. Para contarnos que la esclavitud es un régimen intolerable, no se necesitan dos horas y media vacías de toda representación inteligente y coherente del Sur, ni una hora de latigazos, ni personajes psicópatas a la vuelta de la esquina. ¿Así se pretende ser «realista»? Bueno, no sé qué se pretende, porque tal parece que la única idea de la película es mostrar los distintos tipos de castigos corporales que un esclavo podía padecer, y además fruto del «placer» que eso les daba a sus dueños. Así, el director se explaya en crueldades, deseos morbosos, lágrimas negras y blancos que se mueven entre la completa maldad y la hipócrita complacencia... a no ser que seas canadiense, que entonces eres un ángel del cielo. Obsérvese también, y esto no es nuevo, que otra vez pintan a las mujeres sureñas como figuras malignas y sin escrúpulos, tanto o peor que sus señores esposos. Ahí queda ese «pronto los olvidarás» que demuestra la mayor de las insensibilidades.

Michael Fassbender es el amo de la función, Chiwetel Ejiofor recurre por norma al ceño fruncido y a Lupita Nyong’o, pese a su trágico personaje, la encuentro pésima. Dicen que Hans Zimmer compone una buena banda sonora, pero yo no la he escuchado. Además, la dirección de McQueen, que no sabe si ser rompedora o clásica, termina siendo lenta, monótona y por momentos descabellada, por ejemplo cuando altera arbitrariamente la línea temporal o quiere emocionarnos con un silencioso rostro compungido en primer plano. Eso no va así, señor McQueen. De hecho, la retrospección interior que se espera del protagonista Solomon es inexistente. Parece que doce años no son nada, y él mantiene la misma personalidad y equilibro psicológico durante más de una década sin que llegue a implicarse con el corazón y la piel en el mundo esclavizado de sus otros hermanos. Solomon está ahí, pero ni vive ni sobrevive.

El guión es marcadamente simplista y las tendencias sádicas son meras provocaciones fáciles y obvias a una tragedia que debería servir para reflexionar sobre la condición del ser humano, la Libertad como concepto filosófico o, siendo más prácticos, sobre el hecho de que en una democracia asentada como los Estado Unidos subsistiera un régimen esclavista.

Al menos, reflexiones nosotros sobre ello.
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46 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¿La mejor película del año? Sobre esclavos negros, fijo
Antes de lanzarnos a valorar 12 años de esclavitud conviene aclarar el siguiente punto: una película que trata sobre un suceso vergonzante para la historia de la humanidad no se convierte automáticamente en un producto artístico de calidad. Una película sobre el Holocausto en la que se muestren de forma hiperrealista las torturas y asesinatos de judíos puede funcionar como documento histórico, pero es posible que no sea una buena película. Aunque luego gane 12 millones de Oscars.

(...)

Y si tan solo nos atenemos al guión, 12 años de esclavitud no pasa de ser una cinta convencional, de desarrollo lineal, con flashbacks made in Hollywood, y con algunos diálogos intrascendentes y poco verosímiles. Por suerte, este proyecto recayó en manos de McQueen, si esto lo hace un heredero de la manera spielbergiana, por poner un ejemplo, la cinta hubiese sido un nuevo fiasco moralizante.

McQueen suple las carencias y la falta de osadía del guión ofreciendo una película formalmente notable, con picos magistrales. Solomon se nos presenta como un músico respetado que vive en el estado de Nueva York junto a su familia. Su vida da un giro brusco al ser secuestrado por unos negreros. Y viaja al “infierno” del Sur. (¿Qué opinarán los sureños de estas películas…?).

A pesar de que ya conocemos al dedillo la historia que nos van a contar, McQueen logra alterar el “cómo”, ya que el “qué” es, obviamente, inalterable. El viaje de Salomon en el barco de vapor o la venta ante su primer amo logran desperezarnos y darnos cuenta de que estamos ante algo más que otra historia sobre la esclavitud en el siglo XIX norteamericano. McQueen opta por aplicar grandes dosis de frialdad y realismo a la historia.

Mientras Salomon llega a la mansión de Benedict Cumbertbatch empezamos a contener el aliento. Y la canción que entona el siempre subyugante Paul Dano (Pozos de Ambición, Prisoners) nos inquieta. 12 años de esclavitud va en serio. Pero nuevamente, aparecen algunas lagunas en el guión. La progresión dramática sufre algunos desplomes, tal vez por los innecesarios flashbacks o por algunas escenas intrascendentes.

Por suerte, el personaje de Michael Fassbender aparece en escena. Y no todo el mérito es el de gran actor alemán, sino de lo bien dibujado que está, esta vez sí, gracias al guión de John Ridley. Edwin Epps es el personaje más verosímil y complejo de la cinta, un tipo consumido por el alcohol, su altiva mujer y, sobre todo, su deseo hacia una de sus esclavas.

Epps es el personaje que nos permite reflexionar y llegar a la conclusión de que la esclavitud nunca ha sido una historia de blancos, negros o indios, de buenos y malos, sino de poderosos y parias. O como diría el otro: “hay dos clases de hombres, los que tienen la pistola cargada y los que cavan“. (Pero la pistola y la pala, puntualizamos, cambia muchas veces de mano a lo largo de la historia).Y si alguien al salir del cine piensa en lo mal que estábamos antes y lo avanzadísimos socialmente que estamos ahora conviene recordar que la esclavitud sigue y seguirá presente en la sociedad humana, pero con otros procedimientos más sutiles.

Dos momentos destacan en esta película por encima de todos: el ahorcamiento y el canto de los negros tras la muerte de un compañero. El primero nos recuerda a los mejores momentos de Hunger, y el segundo logra, sin una palabra, emocionarnos ante la toma de conciencia del protagonista, ante la toma de conciencia de toda una raza frente al opresor. Eso es cine.

¿La mejor película del año? Para responder a esa pregunta habría que haber visto todas y cada una de las cintas que se han estrenado en 2013, incluso las facturadas en Mongolia o Guinea-Conacry. Pero más allá de eslóganes pre-Oscars, 12 años de esclavitud es una buena película.

Lo Mejor: la música, el aspecto formal, el personaje de Fassbender y las dos escenas mencionadas.

Lo Peor: Buena parte de los diálogos, la historia pierde fuelle en algunos momentos.

[crítica extraída de alucine.es]
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30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
12 AÑOS DE ESCLAVITUD...HABRÁ QUE ESPERAR OTROS 12 MÁS
Me equivoqué.
Cuando vi el trailer de esta película, sin haber leído nada sobre ella, ni saber nada sobre ella: me equivoqué. Pensé que estábamos ante una de las grandes películas del año, pero me equivoqué.
Lo triste es que antes de verla, he leído cientos de críticas: que si "magnífica", que si "ha nacido un clásico", que si "la película definitiva sobre la esclavitud"...NADA: ni magnífica, ni clásico, ni definitiva,...apenas me atrevería a llamarla buena.
Una más, tal vez.
Dispersa; definitivamente.
Irregular: mucho.
Original: no
Diferente: tampoco.
Desgarradora: ni de lejos

Y ahora, como siempre, me explico.
A su director, Steve Mcqueen II, le ha pasado un poco lo que a otros "aclamados" directores procedentes del cine "independiente" al pasar a las majors (que al final es lo que todos quieren): sus carencias se hacen mucho más evidentes, los proyectos les suelen venir grandes, y las presiones de los estudios, con quien no están acostumbrados a lidiar, acaban mermando el resultado de sus obras.

Lo que yo he presenciado, en una constante y creciente decepción. Es una procesión de personajes sin definir y situaciones sin aprovechar:
pocos son los personajes que consiguen sacarse provecho y justificar su función. Hay muchas ideas que apenas se plantean y se abandonan en el limbo, muchas subtramas que desaparecen sin acabar de aparecer. Interrelaciones que ni se explican, ni se intuyen, dejando a la historia huérfana de las aportaciones que podrían haber hecho en muchos momentos y caminos que se podrían haber tomado. Casi nada contribuye al desarrollo del guión. Todo fluye de manera lineal y con estructura episódica, por mucha elipsis que quieran meter con calzador, y por mucha apariencia de "coralidad" que quieran darle al conjunto.

Y aquí entra el reparto. A priori muy, pero que muy atractivo. A posteriori no tanto. Destacar muy por encima del conjunto a la rebelde Lupita Nyong’o, quizás la única que realmente sobresale en un papel no demasiado bien escrito y que salva ella sola.
Chiwetel Ejiofor, el protagonista indiscutible de la historia, cumple sin grandes aspavientos , aunque nos muestra siempre un personaje hundido y rendido. Si era esa su intención , lo ha conseguido: si quería trasmitir algo más, entonces no.
Y como siempre mi "adorado" Michael Fassbender hace gala de su repertorio de muecas, mocos y poses estudiadas y artificiales para aparentar "naturalidad" y acaba construyendo otro de esos personajes que no me creo en ningún momento. Muy por encima suyo el comedido Benedict Cumberbatch y la que es el personaje más huérfano y desaprovechado de toda la película, la perversa Sarah Paulson que nos da un par de escenas memorables y una presencia contundente, pero que no brilla lo todo lo que debiera por culpa de la torpeza del guión.
Ni hablar de Brad Pitt, productor de la cinta, que se reserva un papel clave en la historia, que representa con absoluta desgana, y metiendo con calzador el discurso peor llevado, más propagandístico y vergonzante e inoportuno que he presenciado en mucho tiempo.

Tiene buenos momentos, por supuesto. A destacar dos secuencias:
1-el castigo/ahorcamiento del protagonista: un casi plano secuencia magistral que funciona a la perfección como metáfora de la pasividad de los esclavos ante su propia situación, contribuyendo a los abusos a que eran sometidos...Un plano que me hace cobrar esperanzas de que la cinta va a ser algo genial. Pero incluso este valiente toque de brillantez lo castra con una inoportuna intervención de un personaje que rompe todo el encanto y rompe de paso el plano secuencia en sí mismo.

2-El brutal azotamiento de la esclava Patsey , ahorrándonos litros de sangre innecesarios, en otro casi plano secuencia, en que Lupita Nyong’o nos conmueve hasta lo más hondo, mientras Michael Fassbender se enfuerza en destrozar la secuencia (cosa que no consigue).

A destacar también la genial partitura de Hans Zimmer, combinada con largos y útiles silencios, aunque se queda un poco escasa y se echa en falta en muchos momentos.
Es tan irregular, que no acaba de decidirse entre una película intimista y una más comercial. No acaba de decidirse entre contarnos la historia de Solomon o contarnos algo más. No acaba de decidirse entre conmovernos u horrorizarnos. Entre meternos en la historia, o alejarnos de ella. Entre aburrirnos mortalmente o distraernos sin más. Entre el personalismo o el lenguaje más académico. Entre ir al grano o distraernos con planos vacíos. Podría haber hecho todo ello y combinarlo en una obra singular y notable, pero no lo ha hecho


Insisto. No va a ser un clásico, ni de lejos. Al tiempo.

Conseguirá algún que otro premio de toda esa avalancha de nominaciones injustificadas que tiene (más por el tema que trata que por otra cosa). No será un éxito de taquilla por mucho que la crítica haga piña junto a ella(y veremos como muchos de esos críticos se empiezan a desdecir en breve, como suelen), porque el "boca oreja" funcionará en su contra. Y un par de meses tras los oscars, nadie se acordará de ella.

De hecho podría recordar así, sin pensar, muchísimas películas mucho mejores que he visto este año y no optan a ningún premio (y muchas que sí).
Pero esto es también lo que ocurre cuando directores de aura independiente ensalzados por un sector de la crítica pasan a las majors: que esa misma crítica, que muchas veces no distingue el cine más allá de esos horizontes, se crece con ellos, y luego es el público y quienes vamos por libre quien tenemos que tomarnos el desagradable trabajo de ponerlos en su sitio.
Ojalá hubiera hecho algo mucho más más personal, más oscuro, más independiente, más original, más difícil de ver, más valiente, incluso más aburrido...pero se ha quedado a mitad de camino.
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53 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Nada nuevo, más lento
A mi personalmente no me ha contado nada nuevo, no tiene nada más que cualquier película sobre esclavos.

Además de considerarla bastante lenta y que se podrían haber centrado en otra parte de la historia que seguro que se cuenta en las memorias del protagonista y que seguro que se le podría haber sacado mucho más jugo que a una típica historia de un esclavo, las atrocidades que se comenten sobre él y sus compañeros.

Con sus buenos samaritanos y con sus personajes detestables, lo dicho, nada nuevo.

No voy a negar que la actuación es buena, pero tampoco me llega del todo.
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28 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Terrorífico viaje a una vida desgarrada... y aun así con la voluntad de encontrar la liberación.
Steve McQueen ya demostró no hace mucho en "Shame" (cinta de buen gusto en lo expresivo a nivel de dirección, pero con una trama poco desenvuelta y evolutiva que apenas captó mi atención) ser un director singular, con un sello muy personal que dota a sus films de un tono plástico muy característico y elegante. Y es que la dirección de este británico llena a sus films de distinguidas e intimistas composiciones de planos.

Y "12 años de esclavitud" no es una excepción. Goza de una realización tan atrapante como bella o perturbadora según que momento. Y esta vez la trama sí que acompaña el nivel del aspecto visual... que expresa con gusto y arte unos momentos verdaderamente penosos (a destacar muchos de ellos llenos de un silencio desolador dentro de planos master) .

El largometraje adapta unos hechos históricos que fueron plasmados en el libro autobiográfico de Solomon Northup "12 años de esclavitud" y, al contrario que en la reciente "El mayordomo", esta película sí que se mantiene prácticamente fiel a los hechos acontecidos. Y el hecho de que nuestras retinas estén visualizando continuamente unas situaciones que sucedieron en la realidad aumenta el asombro que se puede sentir mientras se ve el largo.

Y es McQueen nos lleva por un viaje terrorífico en el que Solomon, un hombre libre del norte neoyorkino, es secuestrado en 1841 y vendido como esclavo al sur donde es vejado hasta la extenuación. Y así, nos adentramos en una travesía espantosa al contemplar las penurias vividas no solo por el protagonista Solomon, sino también por los otros esclavizados. Todos ellos maltratados, golpeados, torturados, asesinados, amenazados, tratados peor que cualquier animal, privados de libertad o capacidad de decisión, vetados de derecho alguno y degradados hasta la intimidad para el resto de sus vidas. Y en todo el viaje, McQueen apenas deja nada a la imaginación describiendo estas penurias con intensidad (otros directores cortarían el plano en un momento miserable pero McQueen no lo hace, mantiene el plano hasta las últimas consecuencias y deja al espectador cargado de indignación y empapado totalmente por esta historia de terror) y tensión.

Así que... que nadie se engañe. Ésta es una película realmente dura, que perturba e inquieta en su desolación. Pero afortunadamente la cinta no se limita a mostrarnos tan solo una plana "cámara de los horrores", la trama va evolucionando, el camino de supervivencia de Solomon es variado y lleno de nuevos acontecimientos inesperados y algún que otro atisbo de esperanza. Así pues la cinta no solo deja indignación y desolación, también hay suspense, intriga y una velada emoción porque Solomon logre escapar de su espantoso destino.

El único pero que podría ponérsele a este largometraje es que en su trama no haya más que una visualización de la vida esclavizada (tal vez la cinta pudo incluir otras tramas en las que se evidenciara como estaba surgiendo con fuerza el movimiento antiesclavista a nivel político y social... que desembocó en la Guerra Civil estadounidense), pero aun así este relato tiene la suficiente fuerza como para conformar una buena e interesante película.

Todos los demás aspectos además son impecables. Tiene una fotografía admirable y asombrosa (¡vaya iluminación!), un sonido acertado, una puesta en escena de aplauso, una dirección del todo correcta y una banda sonora de Hans Zimmer que, sin ser memorable, imprime gran angustia y magnifica las sensaciones.

Pero sobre todo tiene unas interpretaciones de Oscar. Chiwetel Ejiofor y su rico personaje con infinitos matices borda el rol en todos los aspectos. Y, a pesar de que siempre ha sido un actor conocido como "secundario", yo diría que ya pueden ir grabando su nombre en la estatuilla a Mejor Actor Protagonista de este año. Michael Fassbender como perturbado y psicópata esclavista está sobresaliente e impactante (es su mejor interpretación hasta la fecha) y recuerda a los mejores villanos de la historia del cine como Amon Goeth de "La lista de Schindler". Y la debutante Lupita Nyong'o simplemente nos abruma con su interpretación de desdichada esclava. Pero también los breves secundarios como Cumberbatch, Dano, Giamatti, Paulson o Woodard están perfectos.

En fin. Yo al final y tras tanta desolación indignante narrada con astucia no tuve más remedio que rendirme... y caí en las lágrimas por primera vez este año con una película. Como drama es de los mejores del año sin ninguna duda.

Lo peor: Que la trama no amplíe algo sus miras. Que puede resultar demasiado dura para cierto público.
Lo mejor: Las interpretaciones de Ejiofor, Fassbender y Nyong'o. Su fotografía. Su música. Su dirección...
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17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Imprescindible
Salí del cine con un buen amigo quien estaba indignado con la película, decía:- No me lleves a ver este tipo de película de mal rollo que ya me tragué la serie de "Kunta Kinte"... pues bien, es cierto que no es una película no apta para todos los estómagos pero es una película ciertamente necesaria para comprobar desde un plano muy real la triste de realidad esclavista que sufrieron los negros en la América Sureña. Durante toda la cinta se encuentran paralelismos a lo que los Nazis hicieron al pueblo judío y de una u otra manera es fácil observar lo que naturaleza del hombre puede llegar a derivar en una tradición esclavista...McQueen no se deja llevar por las riendas tradicionales y también muestra a terratenientes que parecen incluso condescendientes con sus esclavos pero dentro de una sociedad podrida surge la auténtica bestia que se ampara en las leyes de la misma y da lugar a un personaje imprevisible y despiadado como así interpreta a la perfección MIchael Fassbender, para mí uno de los mejores actores en la actualidad.
Lo único negativo es la obsesión del DIrector en alargar las laceraciones que realmente encogen los corazones del espectador y que provocan girar o agachar la cabeza hasta que terminan. Por el resto, Bravo, Gran Película.
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17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
"Basada en hechos reales" y obviedades varias
Steve McQueen es uno de esos buenos directores vendidos a Hollywood. Voy a explicar por qué me parece que esto, sin ser una mala película, no es una buena película. ¿Dónde ha quedado la profundidad y la sinceridad de su más que genial 'Shame' (2011)?

1. La archiconocida frasecita inicial: "Basada en hechos reales". Bueno, a ver, se llama '12 años de esclavitud', va sobre un negro que pasa de ser un hombre libre a ser esclavo durante 12 años. ¿Alguna obviedad más? Esto es algo que, EVIDENTEMENTE, ocurría en Estados Unidos. No somos ni ignorantes ni tontos, señor McQueen. Ahórrese este tipo de formalidades comerciales.

2. Los negros sufrieron mucho durante el s. XIX en EEUU. Esto lo sabemos todos, ¿no? Aunque existen muchas películas sobre este tema, es cierto que son muy pocas las que muestran el sufrimiento y el día a día de los esclavos. Me parece bien que se quiera profundizar en ello. Me parece bien el hiperrealismo en este caso. Pero eso no es excusa para olvidarse de algo fundamental en un guión de cine: ¿qué nos quiere contar el director? El dolor de los esclavos en sí mismo no es una historia, es un hecho. Como digo, ya sabemos que sufrieron mucho. ¿Algo más? No, no hay ninguna historia en este argumento, más allá del propio calvario de un hombre con muy mala suerte. Esta era mi mayor crítica a 'Lo imposible' (2012) y lo es aquí. Creo que se ha pasado de latigazos, de violencia explícita sin un objetivo claro. Si el QUÉ no es novedoso, el CÓMO sí debería serlo. Pero no, Mel Gibson ya hizo esto antes en 'La pasión de Cristo' (2004).

3. Un lastre fundamental es que conocemos desde el principio el desenlace. Al igual que en el film de Bayona. Dado este caso, el desarrollo de la película debería mostrar algo más que un camino de dolor, el que hay desde el punto de partida hasta el de llegada. ¿Qué ocurre durante esos 12 años de esclavitud? ¿Y qué pasa con la familia de Solomon mientras él está en el sur? Por cierto, son 12 años porque lo dice el título, pero el paso del tiempo se muestra imperceptible tanto en el entorno como en el aspecto y en la actitud del protagonista y del resto de personajes. No hay deterioro físico ni psicológico. Y de los flashbacks, mejor no comentar nada. La película es como una sucesión de episodios inconexos uno detrás de otro. Se pierde el costumbrismo que debería mostrar. El montaje es manifiestamente torpe.

4. Aparte de ver muchos lloros, llantos y cánticos… ¿qué sienten los personajes? No se muestran en ningún momento los pensamientos de los esclavos. Se ha abusado del dolor exterior, el superficial. ¿Dónde está el terror interior? Sólo conocemos los motivos y las creencias del personaje del genial Michael Fassbender. Es el único personaje que me importa de verdad, y también casi la única actuación que me creo. Todos están bastante bien, pero sus personajes no dan más de sí. Yo quiero una película sobre Edwin Epps: su psicología, sus motivaciones, sus problemas conyugales y sus adicciones, sus enfrentamientos y lo perverso que es. Cómo, desde el punto de vista de este diablo, se transmitiría mucho mejor la crueldad de los esclavistas. Esto me parecería mucho más digno de un buen director como McQueen. Lo cierto es, que la película no despierta en mí ni la más mínima emoción. Sólo hastío y cansancio. Esto son sensaciones, no sentimientos. Y si no emocionas, por lo menos debes entretener. Y el irregular ritmo de la película me lo ha impedido en varias ocasiones.

5. La hipocresía de su mensaje. El breve cameo del productor Brad Pitt y su discursito moralizante… La esclavitud sigue existiendo hoy en día bajo otras formas, así que no intentéis hacernos creer que sois (y que somos) mejores personas que esos esclavistas, porque no cuela.

6. El punto que más me fastidia. La banda sonora. Si no nos conociéramos, Hans, la habría recibido de buen grado. Pero señor Zimmer, ¿otra vez el tema principal de 'Origen' (2010)? Estoy harto de escuchar esa pieza, que aunque es muy buena, cansa por repetición. Una película que aspira a conseguir tantos Oscars merece un trabajo más elaborado. No me decepciones, que yo te tenía mucha admiración. Por cierto, diles a tus discípulos como Henry Jackman que no utilicen ese mismo tema para otras pelis como 'Capitán Phillips' (2013). Gracias. Espero algo genial, como tú sueles hacer, para la próxima vez. Ánimo.

Exceptuando a Fassbender, esta película no merece el Globo de Oro ni ninguna de sus nominaciones a los Oscar. Conclusión: muy sobrevalorada.
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16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Potente y realista
Es la película estrella de la temporada. Nominada a 7 globos de oro, y probablemente a varios premios Oscar, “12 años de esclavitud” es de esas películas que tienen todo para triunfar. En primer lugar porque cinematográficamente tiene calidad de sobra y en segundo lugar porque gusta tanto a críticos, como al público masivo.

El tema de la esclavitud ha sido tratado en incontables oportunidades a lo largo de la historia del cine. Es un tema delicado, complejo y con distintas aristas, pero percibo que no se le puede sacar más provecho. La película es brutal, tiene escenas realmente fuertes y crudas, y con toda seguridad, cercanas a la realidad. El manejo del director en algunas secuencias es excepcional, sobre todo al momento de las distintas escenas de tortura. A pesar de la violencia de la película y la impecable factura técnica con que está realizada, tengo la impresión, que la narración y el desarrollo es un poco cansino y un tanto repetitivo. De hecho, a ratos, me recordó “La pasión de Cristo” en el sentido que ambas películas parecieran buscar el impacto a través de secuencias violentas y explicitas, pero descuidando el ritmo narrativo y la profundidad del mensaje.

La historia no se jacta de ser completamente original. Como dije, el tema ya no provoca el impacto que pudo haber tenido hace años. Valiente es por ejemplo “En el calor de la noche” (1967), que introdujo y expuso el racismo norteamericano en una época de grandes movimientos sociales y de gran violencia hacia las personas de color. Las virtudes de “12 años de esclavitud” van por otros caminos, netamente cinematográficos, y no históricos o de denuncia social. La película destaca por esa actuación increíble de su protagonista, por la elegante y arriesgada dirección de Steve McQueen, que ya con “Shame” (2011) daba muestras del enorme talento y crudeza con que abordaba sus historias, por la preciosa fotografía y por la dirección de arte en general.

Aún con los aspectos de debate aquí expuestos, “12 años de esclavitud” es una buena película. En ese aspecto, se desmarca y sale victoriosa respecto a la otra película que en esta temporada aborda el tema del racismo, me refiero a “El mayordomo”. Además, el presidente Obama debe estar maravillado con esta situación, por lo que la película de McQueen es seria candidata a ganar muchos premios. Y de paso, es una cinta que sirve para recordar la injusticia que existía en el país de la estatua de la libertad. Un país que, muy frecuentemente, critica a los demás, olvidando su pasado más reciente.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
A VER SI EMPEZAMOS A "DESPABILAR"
No aporta nada nuevo o diferente a la recordada serie RAÍCES... Intenta tocar la sensibilidad sensible de un espectador sensiblero. Todo en ella está calculado para producir el efecto que consigue pero al perderse al espontaneidad los objetivos son fallidos. Ya he visto que la puntuación es alta y me parece lógico porque las grandes productoras no desaprovechan la oportunidad de vendernos el producto de siempre. El malo malísimo y el bueno mejor, y si es negro y esclavo, no digamos. A ver si empezamos a "DESPABILAR"
Bueno pues ya sabes lo que hay, ahora a enfrentarse a ella a lagrimear o esbozar un sonrisa por los trucos empleados para conectar con un público ya entregado por el sufrimiento del pobrecito negro... En fin...
Mi puntuación es muy baja porque me disgustan las manipulaciones manifiestamente descaradas. 3
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46 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
"Run, Nigger, Run" - "Run, Truanca, Run"
Cruelmente realista. Así es como se reflejan los hechos en el tercer largo de Steve McQueen (Shame, 2011), el cual vuelve a ofrecer una obra magnífica, aunque creo que personalmente debería haberse codeado menos con la industria, ya que se nota que no nos encontramos ante una cinta 100% pura del director británico como en las anteriores. Simplemente hay que ver la aglutinación de rostros conocidos o la propia banda sonora compuesta por Hans Zimmer para darnos cuenta de ello. Pero no nos preocupemos, porque el propio McQueen se ha encargado de que esa esencia “indie” prevalezca aún, llevando a cabo y rabo una historia muy bien contada, con momentos dignos para la memoria y un sabor agridulce, de esos que le suelen gustar tanto a él como al espectador.

Año 1841, Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor) es un negro libre que vive con su esposa e hijos en Nueva York, siendo un reputado músico violinista que toca para la alta sociedad. Todo va bien hasta que un par de hombres le ofrecen una suculenta oferta de trabajo en la que aparte de estar muy bien remunerada, deberá desplazarse a Washington. Allí es engañado, desplazado de un lugar a otro del país, pasando por varios dueños en una odisea de nada más y nada menos que de doce años.

Nos encontramos con una historia seccionada en varios capítulos si lo pensamos bien. El motivo por el cual yo lo percibo así es porque cada “capítulo” de la vida de Solomon que vamos viendo a medida que la cinta va transcurriendo, va topándose con una serie de personajes muy distintos pero que tienen su razón de ser en la historia. Véase por ejemplo el personaje de Benedict Cumberbatch (Star Trek: En la oscuridad, 2013), forzado por las circunstancias de su tiempo a aceptar las leyes esclavistas y la trata de esclavos en su plantación. Un buen hombre (a mi modo de ver) forzado por los tiempos en los que vive a hacer cosas que no desea. Quizás la palabra más adecuada es: un hombre con conciencia.

No obstante, esto es lo que menos abundaba, siendo como es evidente, algo normal y totalmente aceptado que uno con los esclavos podía hacer lo que le pareciera. Es aquí donde entran Paul Dano (Prisioneros, 2013) y Michael Fassbender (Prometheus, 2012). Hombres sin alma, sin una prospección de futuro. Demonios que pagan sus penas con los negros que adquieren y que para desahogarse de sus malas vidas torturan hasta la muerte sin compasión, sin remordimiento. Sin importarles. No hay conciencia. Y si la hay, son plenamente conscientes que ya es tarde para poder redimirse de todos los pecados cometidos.

No obstante a Steve McQueen le gusta que el espectador se quede con los pequeños detalles, aquellos que pese a ser pocos, son los que más calan en la retina. Escenas englobadas dentro de la normalidad de su trama que recalcan y ahondan en la herida de esa sociedad norteamericana dividida en tiempos en los que la esclavitud empezaba a no ser vista con buenos ojos, a ser cuestionada por los propios ciudadanos llevándolos al principio de un conflicto que perduraría durante el siguiente siglo.

Para hacernos una idea, 12 años de esclavitud puede ser perfectamente ese embrión en fase de gestación que acabaría eclosionando con las ya personalidades conocidas como son Martin Luther King o el propio Kennedy, hasta llegar al presidente Obama.

Pienso que ha sido una historia que hay que ver y entender en su contexto. Es un relato digno de ser visto y que el propio McQueen ha sabido contarnos de una forma impecable, sabiendo que su estilo es el de hacernos pensar, cuestionándonos a nosotros mismos. Lo ha conseguido de nuevo.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Para una sobremesa sin demasiadas expectativas.
Acudo al cine con gran interés y salgo con una decepción más que notable. Esperaba bastante más de la psique de los protagonistas, que me llevaran a sensaciones menos obvias que el mero horror por determinadas prácticas. El único rol que me despertó algo de interés es el desempeñado por la actriz Sarah Paulson, esposa del amo de la plantación, encarnado por Fassbender. Mucho se comenta sobre la actuación de este último, a mí me parece que se aprovecha de la mediocridad reinante, pero es cierto que dentro de que sobreactúa en alguna ocasión, es de lo mejor del film.

Por lo demás la película me pareció poco rica en matices, lenta y deslabazada en numerosas escenas. Me causó bastante sorpresa que se trate una historia que dura doce años, y que en ningún momento tengamos la noción de que pasa efectivamente el tiempo. Los recursos en este sentido también han brillado por su ausencia.

Un nuevo bluff.
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16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
NO ME GUSTÓ
No lo sé, pero a mi me pareció una película plana, sin nada nuevo que aportar y a años luz de otras películas del género que utilizan el gancho xenófobo como reclamo, como, por ejemplo, "El color púrpura" o las últimas creaciones de Tarantino como Django . Se utiliza en vano el reclamo mediático de Brad Pitt (casi desapercibido en el film) y la interpretación del protagonista, al que desconocía, me parece sobreactuada. Siento discrepar con casi todos pero vi en la sala una historia previsible y exenta de originalidad, de lánguido final feliz, muy navideño y apropiado en estas fechas
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19 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Sadismo
Epopeya de la crueldad. Muestrario de atrocidades.
Imponente forma y apabullante rotundidad para denunciar los espantosos hechos que acaecieron en USA durante la época esclavista.
El protagonista pasa de la libertad en Nueva York al secuestro en Washington y al temible cautiverio en Nueva Orleans. Una vez que llega a la zona esclavista sureña, el espectador asiste atónito y estupefacto a la galería de seres enfermos, abyectos y abominables que desfilan ante la pantalla; nos "obsequian" un suma y sigue de torturas, humillaciones, violaciones y asesinatos en todas sus formas y bajezas. Este es el meollo de la historia y lo que provoca que se quede en la más absoluta mediocridad, no se salva ni por los bellos planos, la hermosa fotografía o la necesaria banda sonora; todo es postergado por la exhibición de la maldad, se regodean/recrean en lo más repugnante de la condición humana y rechazan profundizar, informar, descubrir o iluminar, nada de eso, aquí solo se confirma lo más obvio y trillado, lo que ya se sabía y se había visto en infinidad de ocasiones; es, en fin, una de esas películas en las que prima el espectáculo del horror, en las que se utiliza el "basado en hechos reales", el que sean hechos históricos ciertos, para impactar, escandalizar y remover al espectador, lo que supone una táctica/añagaza espuria (un golpe bajo), una falta de ética artística y un recurso burdo consistente en ir a lo más fácil y renunciar a lo más ambiguo, complicado o peliagudo.
Cuando el mal es tan absoluto, enfermo e "irreal" (se intenta, levemente, hacerlo más creíble a través del primer "amo", un personaje más contradictorio -aparentemente más humano, pero hipócrita y cómplice finalmente- que queda relegado por el imposible e histérico personaje interpretado por Dano -la degeneración y la vileza en su máximo apogeo-, y que la narración abandona rápidamente para fijarse en otros más morbosos y brutos), no se aprende nada, está fuera de uno, no te incumbe, sabes que no tienes nada que ver con eso y estás a salvo; lo interesante, valiente y difícil es tratar que ese gran mal (la esclavitud o lo que sea) sea presentado de forma verosímil y humana, que se pueda entender, que obedezca a unos intereses reconocibles y no solamente al desahogo de gente enferma. En esta película te alejan del mal, lo hacen épico e inaccesible, lo caricaturizan y deforman; es, en realidad, un modo de negarlo (cuanto más se retuerce, pierde más peso y se transforma en algo abstracto, en la repetición rutinaria de una idea preconcebida y simplificadora), lo deshumanizan y lo reducen a un tópico cutre; lo arriesgado y honesto es acercarlo para que se pueda entender, para que te cambie o cuestione, para que no salgas del cine pensando que tú no harías como ellos, que tú no tienes nada que ver con eso. De esta forma, se niega la participación activa del espectador, lo relegan a un triste segundo plano, a una actitud pasiva, la de "voyeur" morboso y espantado. Lo valioso y verdaderamente enriquecedor se produce cuando puedes llegar a pensar que tú, quizás, en unas circunstancias parecidas podrías llegar a hacer lo mismo, cuando te informan o contextualizan un hecho, cuando te lo presentan desde diferentes puntos de vista (social, económico, familiar, legal, filosófico, histórico...) o cuando profundizan en las psicologías, tipos de relaciones, modos de vida o costumbres.
Película fallida, demagoga y oportunista que solo se dignifica por el poder formal, por la indudable calidad y fuerza de lo puramente audiovisual, por la elegancia, frialdad y belleza de la mirada en algunos momentos, y por no caer de bruces en el melodrama más grosero (hubiera sido demasiado).
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16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
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