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14 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Pues no es tan dificil de entender...
Pausado lo es. Casi que poético, también. Pero ver denuncias en este documental resulta asombroso. Ni los irlandeses se pasan el dia borrachos, ni los españoles entre corridas de toros, ni los cubanos con la sonrisa perpetua en la boca. Madrugan como todo el mundo, trabajan como todo el que puede, y tan solo se diferencian del resto en la ilusión y el coraje que le ponen para ver cumplidos sus sueños.

Al malecón no le salpica ninguna ola del Caribe, que alli lo que hay es el Atlántico; lo de "Suite Habana" no se refiere a ningún tipo de habitación, sino a una pieza musical; los que están de guardia ante la estatua de John Lennon, lo hacen porque le robaron las gafas infinidad de veces... y la supuesta denuncia que otros vieron es en realidad un canto a la perseverancia.

A diferencia de la mentalidad actual europea, aborregada por teles digitales, videojuegos, vicios en cadena, consumismo profundo y necesidad de ostentación, aqui se nos ofrece una pequeña muestra del cubano medio: el que se preocupa de estar con sus seres queridos y cuidarlos personalmente, que se relaciona y colabora con sus paisanos, y que no hace ascos a tener que trabajar con las manos aunque tenga talento para las artes. Que no decae, por malas que le sean las condiciones, y no solo continua soñando sino que se esfuerza por conseguir hacer esos sueños realidad.

Y la mejor muestra de ello es este mismo documental, rodado con un presupuesto con el que cientos de directores europeos, acostumbrados a subvenciones y demás vivencias del cuento, no serían capaces ni de filmar un spot publicitario. Pero aqui hubieron ganas, hubo talento, y el mensaje de tenacidad e ilusión, envueltos en suave lirismo, queda muy claro.
Aunque, para verlo, es primordial tener en cuenta que ni eso es Europa, ni la mentalidad es la misma, ni que lo que les sucede a estas personas de Centro Habana es algo que no vivan miles de vecinos del barrio mas degradado -como este caso- de cualquiera de nuestras ciudades del mal llamado "primer mundo".

La vieja manisera habrá perdido la esperanza, pero otros no, y en eso están.
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28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¿Puede la rutina ser revolucionaria?
Se trata de un documental que retrata la vida cotidiana en La Habana. Vemos a un hombre que va a trabajar, una anciana viendo la televisión, etc. Pues vaya cosa, diréis. En efecto, llama la atención que las escenas difieran muy poco de lo que es un día cualquiera en una sociedad capitalista cualquiera. El escenario sí es algo más diferente, pero tampoco mucho: los edificios están un poco más estropeados y hay una imagen del Che donde normalmente encontraríamos un anuncio de Coca-Cola. No hay diálogos en la película. Las pocas palabras que se escuchan son unidireccionales, como en el caso de la televisión. Además, el ritmo es pausado, lo cual potencia que el espectador tenga tiempo para analizar y reflexionar sobre lo que está viendo. Por ejemplo, uno puede acabar preguntándose por la razón de que no haya diálogos: ¿puede ser que el director esté haciendo un comentario político de la falta de libertad de expresión en Cuba?
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16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
VISIÓN CRÍTICA DE UNA CUBA DONDE LOS ADULTOS NO SE RÍEN DE NADA
Apenas las sonrisas de un niño con Síndrome de Down, son las únicas que el director Fernando Pérez muestra en este documental.

Nos expone una Cuba la cual puede resumirse en la imagen de un edificio de donde cuelgan grandes letras formando la palabra "REVOLUCIÓN", pero que es un edificio gris, tétrico y que casi ahoga el alma el hecho de mirarlo.

Todo lo que Fernando Pérez nos muestra de La Habana es para echarse a temblar, para perder los sueños esperanzadores como le ocurre a la anciana manisera Amanda Gautier. Sin duda, este film es una crítica con mayúsculas soterradas, no por medio de la palabra sino a través de las imágenes de la realidad: barrios deteriorados que dan la sensación de miserables, gente sin más diversión televisiva que reportajes de masas enarbolando banderitas con gritos de enaltecimiento a Fidel Castro, amén que algún que otro programa musical; una nevera (en casa del joven Ernesto Díaz, albañil de día y bailarín de danza clásica de noche) que resulta todo un poema al aprovechamiento más allá de lo que cualquier artefacto pude ser aprovechado; individuos que montan guardia frente a una estatua, de día o de noche, con sol o lluviendo a mares; la gente comiendo lo poco que puede comprar: una ensalada, arroz, frijoles y agua (siempre agua para acompañar a la comidas, la economía no da para más); zapateros en un país donde tal profesión sigue estando en pleno auge y muy necesitada por el público; etc.

Preciosas, de lo mejor de todo el documental, las tomas del fuerte oleaje del Mar Caribe sobre el malecón de la Habana, con los vehículos pasando y sorteando el salpicar de las olas que inundan la carretera.

En verdad es un documental triste, invita a querer salir de Cuba como sea (como de hecho ocurre en un gran porcentaje de la población) o llama a los cuatro vientos a que ocurra algo que traiga un mejor nivel de vida; pues lo que hay, lo que enseñan estas imágenes, es un lugar bastante deprimente. La "Suite", supongo que será pura ironía, pues lo que vemos a lo largo de todo el documental más que una suite es realmente una especie de prisión o población de vidas en círculos viciosos, de gente con rostros serios y melancólicos debido a las carecias, la falta de comodidades y los pocos horizontes de éxito que tienen a su alcance.

Fej Delvahe
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18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sensible minimalismo.
Con una extrema escasez de medios, Fernando Pérez buscó en "Suite Habana" ofrecer un reportaje de un día en la ciudad de La Habana rodando a una serie de seres comunes en su quehacer cotidiano. Con los únicos medios de su cámara, el montaje de Julia Yip y la música de Edesio Alejandro y Ernesto Cisneros, Pérez compensó la falta de medios y su espíritu minimalista, de acudir a lo esencial, con apreciables dosis de sensibilidad, sentido, cercanía y humanidad.
Tiene el mérito indiscutible de no aburrir e interesar siempre, aún sin contar con diálogos, y de tener un hálito perceptible entre poético y desencantado; ahora bien, dentro de las muchas Habanas que existen, la visión global que a mí me ha quedado es la de una ciudad cansada, decrépita, desconchada, descompasada (¿una metáfora hacia el régimen castrista?).
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una lección de cine
Cine en estado puro. La vi hace tiempo, pero es de las películas que no se olvidan. Un filme lleno de metáforas y de humanidad, de la estética visual de un mundo que vive al borde. Sin desbordarse.

Es una película obligatoria. Una película, en el sentido de epidermis, de un mundo que muchos no conocen o no quieren conocer y que habita bajo la supuesta capa de color y sol del semitrópico.

Es un viaje a La Habana verdadera. A la que late detrás de la puerta de las casas. A esa trampa de la desesperanza que se barre, como polvo, bajo la alfombra de los estereotipos. Es, en fin, una lección de cine. De concurso.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Humanidad en la pobreza
Lo que destaca en esta película excepcional es una enorme humanidad dentro de una vida rutinaria y pobre de recursos. El director busca, deliberadamente, una Habana triste, cutre y destartalada que existe pero que no es muy visible para el clásico turista de Hotel. Sin diálogos, es, sin embargo, un poema en imágenes dedicado a la ternura y a las relaciones humanas más sencillas.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Esperaba más, mucho más.
Primero lo que me gustó:
- La fotografía.
- Mis dos escenas favoritas: una escena en la que gira una válvula de vapor de una olla a presión relacionándola con el movimiento de caderas de una chica en minifalda y otra en vaqueros; la otra escena o escenas vienen relacionadas con la historia de la vendedora de maní.
- La manera de lavarse el cuerpo sin agua corriente.

Lo que no me gustó:

- Muy lenta, aburrida, falto de mejor contenido.
- Apenas hay algunas frases habladas.
- Algunas escenas se veían excesivamente preparadas como para ser un documental.

¿Qué entendí?:

Se plantea la duda si es una alabanza o una crítica al régimen imperante, yo creo que tiene esa dualidad:

- Por una parte vemos a unos esforzados trabajadores, que viven de forma espartana o precaria según se mire, que no les falta nada de lo básico (trabajo, comida, vestimenta, educación), guardan una serie de valores humanos y familiares que muchas civilizaciones más ricas han perdido o van perdiendo, y que finalmente tienen tiempo para ejercitar sus habilidades culturales o de disfrutar de la propia cultura y del esparcimiento. Lloran amargamente cuando tienen que salir de su país, así eran las escenas en el aeropuerto.
- Por otra parte esos rostros tan serios, tan curtidos, con tanta dificultad para llegar a sus aspiraciones, para progresar en sus trabajos.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Crítica de Suite Habana por Cinemagavia
*En la tradición de las películas-ciudad

Suite Habana sigue la tradición de películas como Berlín, sinfonía de una ciudad (1927) o el hombre de la cámara (1929). No hay diálogos, ni situaciones narrativas convencionales, sino que la película se dedica simplemente a “narrar la cotidianeidad”, como si la cámara fuera un espectador objetivo que únicamente se dedica a captar la realidad. Algo por cierto, que ya se demostraba como un imposible, puesto que el montaje y la música siempre muestran una ideología, sea la que sea y desmontan esta pretendida “objetividad”. Por ejemplo, en el hombre de la cámara el objetivo (consciente o inconscientemente) era mediante el documental ensalzar el ajetreo (en un sentido positivo de desarrollo económico de la ciudad) que había traído la revolución.

En este caso, nos encontramos también con un objetivo intencionado, que por más que se revista de presunta “objetividad documental” tiene una puesta en escena clara, porque, como afirma Zizek, cualquier película, sea del país que sea y del género que sea, es ideología.

*Fernando Pérez y el día después de la revolución

Suite Habana intenta contestar sui generis a la pregunta ¿Qué pasaría el día después de la revolución? Como diría Rosa Luxemburgo, habría que trabajar igualmente, puesto que el trabajo es el fundamento principal de la sociedad. Y esto es lo que presenta Fernando Pérez, un director que mediante sus películas y declaraciones se ha mostrado crítico con el gobierno cubano, una serie de personajes a los que acompañamos durante un día en su jornada laboral.

Personajes que no hablan, pero que cuentan mediante sus actos y actitudes lo que no plasman directamente con diálogos. Sin embargo, este trabajo, quiere decirnos el director, enajena al trabajador de igual manera que lo hacía durante el período burgués.

*Una sociedad hastiada

La visión no parece optimista. El director nos muestra una serie de personajes que parecen encontrarse hastiados y alienados por el trabajo. Evidentemente esto no se muestra de manera directa, pero se percibe. El director parece querer decirnos que a pesar del cambio de sistema todo sigue igual.

*Problemas de ritmo

Más allá de política, el problema principal de Suite Habana es que para lo que quiere contar la película no cuenta con ningún aliciente cinematográfico. La idea es fácilmente entendible y con recortar metraje se habría ganado en un ritmo del que la película carece. Hacía la primera mitad de la película ya se han puesto todas las cartas boca arriba y lo que hay después no es más que una repetición que solo aburre al espectador. Tampoco ayuda una fotografía que está muy poco cuidada y que desluce los apartados técnicos. En este aspecto Suite Habana es objetivamente pobre y no entrará por los ojos.

*Conclusión

Suite Habana no es una película recomendable para cualquier persona que no esté mínimamente interesado en la perla del Caribe y sus condiciones político-economicas. Para el resto de mortales solo será un antídoto contra el insomnio o una pieza indescifrable.

Escrito por Guillermo Sánchez Ferrer
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La Habana más cutre
Destartalada, vieja, enferma... así nos muestra Pérez a La Habana un día cualquiera. Sin diálogos, sin comentarios y todo a ritmo pausado. El conjunto es bastante deprimente ya que el autor no pone ni una sola nota de color al film. Todos los personajes que parecen poseer algo de magia al final tienden al desencanto. Ignoro si es un film aprobado por el régimen castrista o por el contrario es una crítica a él, ya que no deja claro el autor si es su visión de la vida o la visión de Cuba que ha imprimido el comunismo. No lo sé pero me da lo mismo porque me deja indiferente. La Havana no es así y se supone que es un documental. Sin comentarios.
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16 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
UN GRITO AHOGADO
Con la vida cotidiana del cubano, con imágenes mudas que dicen mucho, con ese deseo artístico del pueblo cubano y un notable ambiente de nostalgía, nos encontramos con "Suite Habana".

Fernando Pérez con una dirección poética tomó un pedasito de Cuba y lo plasmó en este documental, que si bien nos demuestra la vida cotidiana del cubano, sin un guión que nos de una opinión, tambien es cierto que con las imágenes que nos presenta reflejan una Cuba cansada, un tanto gris en su arquitectura, con carencias económicas y con pocas comodidades. En general es un documental donde se plasmó evidentemente la subjetiva opinión del director, siendo un grito ahogado de protesta ante el régimen castrista.

En cuanto al documental en sí, en un principio se torna bastante lento, con imágenes que cualquier latinoamericano realiza en su vida diaria, con una fotografía y música que pudo ser mejor y más explotada en base al sabor del pueblo cubano, pero dando un giro abrumador al final del documental, demostrando que en cada cubano un hay un pedasito de talento y alegría que en ocasiones no se demuestra.

Asimismo, lo más destacado en imágenes son esas olas golpeando la costa de la Habana con bellos y clásicos autos viajando por el boulevard, y para concluir me quede con ganas de ver los hermozos paisajes de la isla y el color de su gente.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Mariposas
Benny Moré. Maní.
El día y la noche. La lluvia y el sol. Familias o individuos. Comunidad y ciudadano. El trabajo y el placer. La mayoría tiene una doble vida, la primera más sacrificada y la segunda más artística.
Es un mosaico o fresco sutil, ensalzatorio, homenaje delicado a la ciudad y muy especialmente a los seres que viven en ella, tratados aquí con unción austera y casi religiosa, sagrada, como héroes anónimos de vidas mínimas; se trata de captar la belleza de lo desangelado u orillado por la Historia, de lo fugaz e inaprensible, lo más desapercibido y escondido, de rescatar de entre las garras del olvido y la pena a la pobre gente, de retratar sueños y esperanzas, derrota y miseria, desolación y suave alegría.
La decadencia eterna de la Habana, su aire de vieja señora, su romántica presencia, su poética prestancia y dulce fatalidad, épica resistencia callada, honda; mirada melancólica y elegíaca, llevadera, exquisita.
Crece o estalla en la segunda parte, si así la dividiéramos, cuando la música se vuelve más protagonista, es decir, el calor y el sentimiento, la emoción que rasga, y el arte, la interpretación, la pintura, el son cubano, Silvio Rodríguez, todo aquello que de fondo pone sentido y hermosura a las batallas diarias de estos personajes minúsculos, tan anodinos como descomunales.
Entre el aburrimiento estoico como prueba de paciencia y catarsis, la prisa siempre es mala compañera, y la verdad que duele, de la observación al canto tocan fibras sensibles que remueven, las del amor, la esperanza, el acabamiento y la erosión, la vida como una guerra perdida pero luminosa, tiempo derruido y a pesar de todo siempre renovado, todo comienza de nuevo.
La celebración de los cuerpos y las almas que nunca miramos.
Si la suite es una suma de variaciones o temas musicales diversos unidos por una misma intención o propósito, este documental pretende claramente lo mismo, el reflejo poético de la esencia de una ciudad a través de trozos de vida juntados con pericia y la ayuda inestimable del azar; observado todo de manera despiadadamente cariñosa, el verdadero amor significa mirar con atención, sin mentir ni maquillar la realidad, solo estar, acompañar a los demás, fijarte en lo que no se ve, contar lo que está sepultado por la versión oficial, por el insoportable peso de la más banal solemnidad.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Crónica de una muerte inminente
El largometraje cubano "Suite Habana", realizado por Fernando Pérez, no es un documental convencional, pero tampoco una producto de ficción al uso, pues confiando absolutamente en el poder de las imágenes (en definitiva la esencia del arte cinematográfico), prescinde completamente de la palabra para mostrar la vida cotidiana (añadamos que también rutinaria) de una decena de personajes en la Cuba tardocastrista.
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5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Atrapa y emociona
Diez personajes. Un día.
Una ciudad. La Habana.
Imágenes. Sin diálogos.
Miseria económica. Afán de superación.
El duende del arte asomando en cada fotograma.
Un documento que atrapa y emociona.
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5
“Suite Habana”: El día después de la revolución
Suite Habana (2003) es una película dirigida por Fernando Pérez y que en su momento cosechó distintos reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que podemos destacar el de mejor película en el Festival de la Habana, algo a priori bastante controvertido en cuanto a la película es una velada, pero fácilmente reconocible, crítica al gobierno cubano. En España se presentó en el festival de San Sebastián en la sección oficial de largometrajes.

Suite Habana sigue la tradición de películas como Berlín, sinfonía de una ciudad (1927) o el hombre de la cámara (1929). No hay diálogos, ni situaciones narrativas convencionales, sino que la película se dedica simplemente a “narrar la cotidianeidad”, como si la cámara fuera un espectador objetivo que únicamente se dedica a captar la realidad. Algo por cierto, que ya se demostraba como un imposible, puesto que el montaje y la música siempre muestran una ideología, sea la que sea y desmontan esta pretendida “objetividad”. Por ejemplo, en el hombre de la cámara el objetivo (consciente o inconscientemente) era mediante el documental ensalzar el ajetreo (en un sentido positivo de desarrollo económico de la ciudad) que había traído la revolución.

Suite Habana intenta contestar sui generis a la pregunta ¿Qué pasaría el día después de la revolución? Como diría Rosa Luxemburgo, habría que trabajar igualmente, puesto que el trabajo es el fundamento principal de la sociedad. Y esto es lo que presenta Fernando Pérez, un director que mediante sus películas y declaraciones se ha mostrado crítico con el gobierno cubano, una serie de personajes a los que acompañamos durante un día en su jornada laboral.

Personajes que no hablan, pero que cuentan mediante sus actos y actitudes lo que no plasman directamente con diálogos. Sin embargo, este trabajo, quiere decirnos el director, enajena al trabajador de igual manera que lo hacía durante el período burgués.

Suite Habana intenta contestar sui generis a la pregunta ¿Qué pasaría el día después de la revolución? Como diría Rosa Luxemburgo, habría que trabajar igualmente, puesto que el trabajo es el fundamento principal de la sociedad. Y esto es lo que presenta Fernando Pérez, un director que mediante sus películas y declaraciones se ha mostrado crítico con el gobierno cubano, una serie de personajes a los que acompañamos durante un día en su jornada laboral.

Personajes que no hablan, pero que cuentan mediante sus actos y actitudes lo que no plasman directamente con diálogos. Sin embargo, este trabajo, quiere decirnos el director, enajena al trabajador de igual manera que lo hacía durante el período burgués.

Suite Habana no es una película recomendable para cualquier persona que no esté mínimamente interesado en la perla del Caribe y sus condiciones político-economicas. Para el resto de mortales solo será un antídoto contra el insomnio o una pieza indescifrable.
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