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38 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
La locura del genio
Magnifica reconstrucción biográfica de uno de los mayores genios de la pintura de todos los tiempos. El siempre atormentado Vincent Van Gogh, es interpretado a la perfección por un Kirk Douglas que sabe destilar en cada gesto la angustia vital del personaje, cuyos cuadros alcanzaron cifras millonarias muchos años después de su muerte (solo consiguió vender una obra en vida).
La recreación histórica es excelente, exceptuando pequeños gazapos (Gaugin conoció a Van Gogh antes de marchar a la Martinica y no después).
Anthony Quinn está enorme en su interpretación de Paul Gaugin, al que sabe dar ese aire arrogante y pendenciero, tan alejado del humilde y retraído Vincent.
Los hechos biográficos van mezclándose sabiamente con imágenes de sus cuadros más famosos.
Otro Vincent, Minelli, se muestra como uno de los grandes maestros del color en el cine, consiguiendo un film de una enorme belleza visual.
Si alguien desea conocer a fondo al "loco del pelo rojo", no tiene más que leer "Cartas a Theo" y ver esta gran película.
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44 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Sed de Vivir (1956) (9.2)
La vida del maestro Vincent Van Gogh mostrada a través una actuación comprometida, sentida y magistral de Kirk Douglas quien se sumerge en los intrincados laberintos del pensamiento del excepcional pintor. Una oportunidad para deleitarnos con sus hermosas pinturas "La Noche Estrellada", "Los Girasoles", "Café de Nuit" y muchas otras. Un guión inmenso, muy poético y filosófico hablando de la naturaleza y su relación con el Hombre, las dificultades por las que pasamos en la vida y una muestra de su sufrimiento y esperanza. Esas ansias de vivir, su valor para convivir con una enfermedad que lo consumía y su eterno e incondicional amor a la Pintura.
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39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
«Nunca supo ganarse la vida»
Dice el protagonista al principio de la película, cuando aún no tenía claro a qué se quería dedicar en la vida, cuando sufría soledad y estaba enamorado de una mujer que le rechazaba: "Bienaventurado el hombre que encuentra su trabajo y una mujer a la que amar."

Vincent van Gogh fue un nombre que sufrió melancolía, soledad, desamor y encima tuvo mala suerte. Fue un genial artista de la pintura pero pasó desapercibido hasta mucho después de su muerte. Las mujeres que amó no le hicieron caso, no pudo ganar dinero suficiente haciendo el trabajo que más le gustaba hacer en la vida: pintar, sentía gran culpa por tener que haber vivido casi siempre gracias a las ayudas de uno de sus hermanos menores: Teo; todas estas cosas sin duda fueron volviéndolo poco a poco más raro, deprimido, huraño y descontento de su propia vida.

Se echa en falta en la película alguna escena donde apareciese pintando uno de sus cuadros más famosos y ante el cual nos maravillamos hoy en día: "Los girasoles".

Excelente actuación de Kirk Douglas.
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19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Hasta dónde van unidos el genio y la locura
Vincente Minnelli recrea en esta película el mito del genio loco y torturado en la figura de su tocayo Vincent Van Gogh.

Interesante biografía del atormentado pintor. Sus neurosis, su temperamento obsesivo, su frenética compulsividad y su insólita capacidad de trabajo quedan perfectamente retratados en esta historia que sobrecoge y fascina a partes iguales.

El pintor, que en vida no consiguió vender más que un miserable cuadro, con los años se convertiría en el más cotizado de la historia. Tal vez esto no le hubiera importado demasiado; o tal vez sí, no sabemos. Pero sospecho que no era lo que más le preocupaba, gracias también a que nunca le faltó nada debido a la incondicional ayuda que su hermano Theo le prestó hasta el fin de sus días.

Minnelli nos muestra a un Van Gogh intensamente feliz cuando pinta pero de una fragilidad abrumadora. Su desequilibrio nervioso, su ansia de compañía y amor y su constante búsqueda de la perfección artística marcaron la vida del genio de la pintura. Por lo que he podido saber la película es bastante fiel a lo que fue la realidad de su vida; el guión se basa en las cartas que el pintor escribió a su hermano y mentor a lo largo de los años, unas cartas que muestran sin lugar a dudas su temperamento pasional y su carácter enfermizo y neurótico.

A destacar la impresionante interpretación de Kirk Douglas y la breve pero intensa aparición de Anthony Quinn en el papel de Gauguin, por el que se llevó el Oscar al mejor actor secundario. Vaya dos personalidades que se juntaron y vaya dos pedazo de genios. Por fuerza tenían que saltar chispas. Los dos hacen gala del histrionismo más exagerado pero en este caso está plenamente justificado por las peculiaridades de los personajes.

Para mí una de las películas más logradas de Vincente Minnelli, que por lo demás no es un director que me apasione demasiado.
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19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Vivir
La desdichada vida de Van Gogh fue adaptada al cine en 1956 por Vincent Minnelli (Lust for life fue el título original), quien no pudo estar más acertado al asignar a Kirk Douglas el papel de genio atormentado. A pesar del carisma que desprende en cada gesto interpretando a Espartaco o el temor que produce el desfigurado rostro de Einar en Los Vikingos (1958), fue la personificación de Van Gogh su papel más aclamado. Más allá de su increíble parecido físico, pocas veces se ha visto en el celuloide una interpretación tan descarnada de un hombre que lucha contra sus propios demonios, contra sí mismo. Un hombre impulsivo, desordenado e irritable, y en cuyo cerebro hierve un talento capaz de plasmar, únicamente, en un lienzo, demostrando sentimiento, fuerza y belleza pero, como el bueno de su hermano Theo dice "nunca llegará a ser feliz", azotado por los miedos y el fracaso.

De esta manera, naufragan cada uno de sus proyectos: su deseo de ayudar a los más necesitados en su primera etapa como sacerdote, las relaciones amorosas, la convivencia con Gauguin, el taller de artistas que pretendió crear en Arlés, y así hasta el final de sus días.
Además de Douglas, el papel de Paul Gauguin es interpretado por Anthony Quinn. Ambos nos muestran con maestría, mediante una escena en la que discuten acaloradamente, como era la tortuosa relación que los unía, sus desacuerdos artísticos y sus anhelos en la vida.

Por otra parte, el cuidado que aplica Minnelli en la elaboración de las reproducciones de sus cuadros alcanza la perfección, sorprendiéndonos con decorados y exteriores muy precisos de obras tan conocidas de Van Gogh como Los comedores de patatas, El café nocturno o El dormitorio de Van Gogh en Arlés. Así, podríamos afirmar que se trata de una film muy recomendable para cualquier aspirante a actor, cinéfilo o aficionado al arte. Una película de altura, que dista mucho de ser un simple biopic, al tratar temas vinculados al sentido de la vida y la vana búsqueda de un hombre, a pesar de contar con poderosas armas, un hueco en la vida.
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17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Preguntas sin respuesta
El loco del pelo rojo es una de esas películas que podríamos denominar bonitas, a pesar de la angustia existencial del amigo Van Gogh. Vicente Minnelli acierta al mostrarnos desde el primer minuto al pintor en la flor de la vida. El comienzo es brutal y deshoja a la perfección la personalidad del artista. Los distintos pasajes acontecen sin interrupciones y la vida y milagros de nuestro héroe pasa ante nuestros ojos como un cuadro mal pintado. Porque el tipo era un genio; pero estaba fatal.

Minnelli muestra como pocos la soledad encarnada en pelirrojo y Douglas regala al consistorio una interpretación sublime, maravillosa. El todoterreno de Quinn no le anda a la zaga y aunque también sufre, como bien indica L. Entertainement, no llora. Cuesta creer que dos maestros como éstos anduvieran con el culo al aire en muchos momentos de la vida. La llegada de Gauguin a casa de Vincent es magnífica. Minelli retrata como nadie ese binomio tan insondable que parecen ser la penuria y el genio. Por lo menos, para esos dos.
Magnífica.
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32 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El loco del corazón de Oro
Soy una apasionada del cine, y esta página siempre me sirve como guía a la hora de ver un "film". Cuando entré y puse el título de la película y descubrí que le otorgaban casi un ocho tuve muy buenos presagios. Luego, esos presagios se fueron.
He de reconocer que, en un principio, la película no me transmitió nada. Cuanta ignorancia!!!pienso ahora. Después, puesto que para la Universidad tenía que hacer un trabajo sobre Van Gogh, me puse a leer un poco sobre su vida, y por supuesto, las cartas a Théo.
Desde ese momento, todo cambió. Volví a ver la película, y la miré con otros ojos. Con los ojos de la sensibilidad, con los ojos de la ternura, con los ojos de entendimiento. Entendimiento hacia una persona increíble, con el pelo rojo y el corazón amarillo, como el oro y como su color favorito, ese color que aparecen en todos sus cuadros.
Es una película hecha con un gran cariño, con un Kirk Douglas que se convirtió por un tiempo en Van Gogh. Es una película que recomiendo a todo el mundo, no sin antes haber conocido un poco el pensamiento del gran Vincent. Yo cometí el error de no hacerlo, un error de persona idiota, por otra parte...pero eso ya, es otra cuestión.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La pasión de un hombre memorable
Al comienzo, quiso seguir los pasos de su padre -pastor del comité belga Mensajeros de la Fe-, pero, cuando descubrió la hipocresía oculta en las palabras que no van ligadas a la acción, decidió seguir su propio camino, y con el incondicional apoyo de su hermano Theo, buscó con ardor hasta que lo halló en la pintura.

Vincent Van Gogh, sueña con ser útil a la humanidad y ansía trabajar para ofrecer algo al mundo. Le ha dado un entierro de tercera al dios intimidante imaginado por el clero, y ahora busca al Dios del amor que, sabe que se encuentra en nuestro propio corazón.

Theo lo compromete a que lo participe de sus andanzas y a que nunca se desvincule de él, y así nacerán las famosas,“Cartas a Theo”, que ilustran de maravilla el intenso sentir del pintor neerlandés. Al contemplar la naturaleza y experimentar la ardua labor de los humildes, Van Gogh se llena de fuerza interior y empieza a descubrir la poesía y la reluciente belleza que se guarda en todo lo creado. Se llena así de pasión, y dispuesto a descubrir el centro acrisolado de la vida, comienza a trabajar con ahínco para beber el color del sol y de las flores; extraer el poder de los campos y de los cielos despejados; y para plasmar la intensa humanidad y los rasgos sensibles de los hombres más comunes.

Como sucede con todo aquel que desea algo con verdadero fervor, a Van Gogh se le van dando las cosas: Theo, hombre de galerías y de alto roce artístico, es constante con su ayuda y lo acerca al arte de los grandes, para que defina así su propio estilo. Paul Gauguin, otro valioso artista, es animado a vivir con él, y en aquel laberinto de búsqueda, donde los fracasos amorosos también tienen su lugar, el pintor se va agotando cerebralmente... y su vida entra, entonces, en un ciclo lastimoso.

Van Gogh, y es lo que vamos a ver en esta gran película, tuvo una tormentosa existencia que podría verse con dolor y conmiseración, si no se comprende que, como pocos, logró sustraer de la vida toda la poesía, toda la belleza y la más honda sensibilidad, y el mayor objetivo por el que podemos vivir, él lo cumplió de manera relevante: sirvió y amó a la humanidad y dejó un legado que ahora se valora como uno de los más trascendentales del arte pictórico.

Con un guión de Norman Corwin, basado en la novela de Irving Stone, el director Vincente Minnelli, ha hecho un filme poderoso y lleno de vitalidad, en el cual refleja a plenitud la admirable existencia del pintor de los campos, los soles y las arenas doradas. Su intensa indagación en museos y colecciones privadas, hizo posible que, la obra original del artista, ocupara las paredes y los estudios con el mayor realismo; y la fidelidad de las locaciones, sumada a esa cálida iluminación que se asemeja al mundo que veía Van Gogh, confluye en un filme de incalculable valor como manifestación de la vida.

Un impagable elenco protagonista que incluye a Kirk Douglas como Vincent Van Gogh; Anthony Quinn como el irreverente Gauguin y James Donald como el noble Theo, hacen de, éste, la clase de filme que debería ser visto por toda la humanidad.

Título para Latinoamérica: <<SED DE VIVIR>>
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Lloriqueos, brochazos y automutilaciones.
A finales del siglo XIX las artes plásticas se habían liberado de la esclavitud de tener que representar cosas de manera que se pareciesen a la realidad pero todavía prevalecía la idea de que valía la pena esforzarse un poco pintando cuadros bonitos (era la era pre-Warhol).

En este contexto histórico aparecen los cracks Paul Gauguin y Vincent Van Gogh y, quién lo iba a decir, parece que los tíos se llevan bien a pesar de la disparidad de carácteres:
Paul es apasionado, violento incluso, amante de la seducción y la lucha, pero sabe vivir en orden y armonía, con el rollo del equilibrio y la paz interior.
Vincent, en cambio, no soporta la violencia física, es un blandengue y un cursi que cree en el amor, pero vive en una pocilga y está en guerra continua consigo mismo.
A Paul le gusta cocinar y organizar las cosas; a Vincent le gusta lloriquear y automutilarse.
Y Paul va llenando sus cuadros de superficies planas y sensualidad mientras Vincent los llena de brochazos y violencia.

Y ya se sabe que los extremos se repelen, diga lo que diga la teoría del electromagnetismo, de manera que Paul (que ha sufrido mucho para salir adelante a lo largo de su vida) aprovecha cualquier oportunidad para largarse a un paraiso tropical a pintar mozas en top-less; miestras que Vincent (el niño mimado que ha vivido toda la vida a expensas de su familia) acaba metido en un manicomio.
Y en realidad representa que el prota era Vincent Van Gogh (reencarnado en Kirk Douglas) pero el que se llevó el oscar fue Paul Gauguin (reencarnado en Anthony Quinn).

Y Vincente Minnelli va y nos cuenta la historia de esta amistad casi como si fuese una apasionada historia de amor imposible, y le queda una peli muy bonita con un título muy bonito (Lust for Life) que en español, una vez más, quedó descafeinado, pero qué más da, yo de ustedes no me la perdería.

Nota: Excelente y colorista.
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20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El mérito es de Kirk Douglas
Ya sabemos que en esto de los Óscars siempre habrán discusiones y que lo que se impone no es siempre una única objetividad. Como muestra de que siempre ha habido debate quiero dejar anotado que para este año 1956 el que se llevó el premio a la mejor interpretación fue Yul Brynner por "El rey y yo", quien haya visto ambas películas con las interpretaciones de sus protagonistas que juzgue como quiera el resultado. Anthony Quinn sobresale en su papel de Paul Gauguin, me ha parecido un personaje, seguramente tal como fuera en vida, de una gran fortaleza, rebosante en carácter y personalidad, inquebrantable, pura energía. Que le dieran el Óscar al mejor actor de reparto me parece lógico y normal. Pero, ¿y Douglas? A mi manera de ver las cosas pocos papeles suyos pueden estar por encima, no diré que haya visto toda su filmografía, ni siquiera una pequeña parte, pero me cuesta creer que llevara a cabo una interpretación mejor que la que hizo al personificar al pintor holandés Van Gogh.

Ya en las primeras escenas adivinamos la amarga existencia del pintor, el lastre que arrastra de ser como era, y todo ello es por culpa de Douglas, culpa o mérito. Lo cierto es que gracias a Kirk Douglas podemos apreciar la vida atormentada que padeció, con otro actor se me hace difícil pensar que hubiera sido igual. Estoy de acuerdo en que la película decae en su última parte, la elevada densidad hasta ese momento no concuerda con un final resuelto tan aparatosamente. Minnelli debe es el señalado como culpable de ese punto y final disonante. Mientras que para mí, sublime toda la película, sobrevuela un Kirk Douglas que se merecía más que un premio, eso hubiera sido poco, con el desarrollo que lleva a cabo de la vida de un hombre tan angustiado tocó techo y un Óscar hubiera sido poca cosa. Insisto: esta película no hubiera sido la misma sin él.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La angustiosa fiebre del artista.
Brillante adaptación de la vida del, probablemente, artista más paradigmático (entendiendo tal concepto por perdedor en vida y genio reconocido tras la muerte) de los últimos doscientos años: Theo Van Gogh.
Película llena de fuerza y sobriedad, así como de considerables virtudes: la utilización que hace Minnelli de los interiores sirve para acrecentar la creación del angustioso mundo del pintor; la fotografía es magnífica, tan pictórica e íntegra como cualquier obra de Van Gogh; el enfrentamiento de dos actores de la personalidad y garra de Douglas (Van Gogh) y Quinn (Gauguin: un Oscar para él) resulta brillantísimo, fiero, entregado, soberbio.
"El loco del pelo rojo" capta y transmite a la perfección la angustiosa y perpetua fiebre del artista por crear, del hombre, de la persona siempre sola, siempre pintando, siempre soñando, siempre ilusionadamente triste. Siempre olvidado y abandonado en vida; nunca abandonado desde que resulta rentable tras su muerte. Paradojas.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Réquiem por un pintor genial
Resulta paradójico que el pintor que vivió una vida tan desgraciada, que malvivió gracias a la caridad de su hermano, aquel que sólo vendió un cuadro por 400 francos (El viñedo rojo) en su miserable vida, sea ahora idolatrado y las mejores pinacotecas del mundo se disputen sus cuadros valorados en millones de euros, ¡Qué cruel y caprichoso es el destino! Cuando murió Van Gogh, su hermano Theo organizó una ceremonia de homenaje al artista incomprendido, el pintor Emile Bernard, con quien Van Gogh mantuvo una larga correspondencia y amistad, contaba los detalles del entierro: “En las paredes de la sala en la que el cadáver estaba expuesto, se colgaron sus últimas obras formando como una aureola que manifestaba el estallido del genio. Sobre el ataúd una sencilla sábana blanca con muchas flores, los girasoles que tanto amaba, las dalias amarillas, flores amarillas por todas partes. Era su color favorito, como se sabe, símbolo de la luz que él soñaba en los corazones y en sus lienzos. Muy cerca estaba su caballete, su paleta y sus pinceles”.

Parece lógico que la Metro encargara este digno “biopic” a Vincent Minnelli, mago del color y maestro del melodrama. Si hay una metáfora que atrape la verdad de Minnelli es la del alquimista: la pasión del cineasta en convertir el barro en oro que en muchas ocasiones consiguió. En efecto, la patética vida de Van Gogh (encarnada magistralmente por Kirk Douglas) y sus conflictivas relaciones con Paul Gaoguin (un admirable Anthony Quinn), cuya zona adulta narra Minnelli en este pasional film, oscila entre lo terrible y lo delicado, entre lo mugriento y lo sublime, y la primorosa caligrafía del cineasta se adhiere a las curvas del camino sobre el que discurre invirtiendo curiosamente esas opciones.

Lo duro, lo trágico, lo terrible de Van Gogh, aquella su búsqueda de Dios a través de una loca fiebre por el color absoluto, es mostrado por el cineasta en toda su grandeza mediante el carácter violento y apasionado de su vida y obra, bajo la cegadora luz sureña de la Provenza en Arlés. Aunque en mi opinión, lo mejor se encuentra en la primera parte del film donde Vincent busca sentido a su vida como misionero en una pobre región minera belga, sus problemas con la hipocresía del clero, su iniciación a la pintura como expresión humana, su cohabitación con una pobre prostituta. Y su visita a París, donde descubrirá el color de los pintores impresionistas, Renoir, Pissarro, Monet, Degás, quedando subyugado por la técnica artística.

Su temperamento indomable, su falta de entendimiento con su padre y su cariño profundo por su benefactor, su hermano Theo, gracias a las famosas cartas que éste guardó celosamente ahora podemos conocer lo que pensaba y sentía en su interior el infortunado holandés demente y de pelo rojo, que vivió su corta y dolorosa vida en las postrimerías del siglo XIX. Un film emotivo que alcanza una apasionante altura y conduce a un delicado ejercicio de luminosidad, pues el cineasta (gran amante de la pintura) observa los abismos del pintor desde un deslumbrador dominio del melodrama.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
VAN GOGH ERA ASÍ, ESTOY SEGURO
Hipnótica, no puede definirse de otro modo la interpretación llevada a cabo en este film por Kirk Douglas.
Su puesta en escena del personaje de Vincent Van Gogh es sublime. Un personaje muy espiritual en su comienzo (quería ser sacerdote y ayudar a los más necesitados) y que poco a poco y debido a su necesidad de cariño, amor y aprobación por parte de los demás, los cuáles ante su irascibilidad le dejan de lado y le abandonan, excepción hecha de su hermano Theo, el único que le acompañó en sus avatares hasta su lecho de muerte.
Pintor desgraciado y maldito en vida, grande y glorioso años después.
Lo mejor del film es, sin duda, el duelo interpretativo entre Douglas y Quinn (Van Gogh y Gauguin), pone los pelos de punta en algunas escenas las visceralidad de sus interpretaciones.
Douglas está impresionante, tanto que yo estoy seguro de que Van Gogh era así.
Gran película.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Rosencrantz y el Ángel
Llegar a descifrar el origen de la inspiración artística es una de las cuestiones más peliagudas en el análisis de todo proceso creativo. Escapa incluso al autor mismo, quien conoce las intimidades de la gestación de su obra pero no las confunde con su esencia. Siente que algo de lo que hace no le pertenece y que sólo puede ser custodio de ello.

Hablo en especial de la aportación de Anthony Quinn a esta cinta. Bien podría haberse hundido en lecturas de la biografía de Gauguin, empapado de la esencia de sus cuadros con tahitianas, o haber ensayado hasta la extenuación –ante el espejo, en el reducto de su imaginación- cada uno de los gestos que deberá interpretar que lo que acaba manifestándose en su actuación es una suplantación, la interferencia de los ecos de Almotásim –personaje desconocido y perseguido del cuento ‘Acercamiento a Almotásim’, cuyos rasgos se reflejan en los hombres que va encontrando en su búsqueda.

Una risa suena igual que la de algún mayor de nuestra infancia, la mirada de uno de los parientes de nuestra compañera -en una fotografía tomada durante unas vacaciones- destila la melancolía del retrato de un oficial de la Wehrmacht. En los ocho minutos en los que aparece en pantalla vislumbro a aquellos desconocidos que inspiraron al mejicano. Más decisivo aún es que, en esta suerte de juego de espejos cuyo resultado final se da en pantalla, tenga la sensación de estar ante un momento de verdad –ver al pintor francés a través de otros-, ante la revelación del mundo como caja de resonancias.

Aunque indescifrable y absurdo se nos antoja el sentido de nuestro paso por el mundo, como una nota que suena lejanísima aunque reconocible, el simple esfuerzo de tratar de concebirlo hace plausible que alguien, algún día, llegue siquiera a tocarla.

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“Tampoco olvidaré el soliloquio “Rosencrantz habla con el Ángel”, en el que un prestamista londinense del siglo XVI vanamente trata, al morir, de vindicar sus culpas, sin sospechar que la secreta justificación de su vida es haber inspirado a uno de sus clientes (que lo ha visto una sola vez y a quien no recuerda) el carácter de Shylock.”

“Deutsches Requiem”, Borges.

“Si he sido duro es porque tenía que serlo. No era tanto el mal que inflingía como el bien que podía suscitar: la atenuación de toda urgencia para los más desesperados, la atemperación de los impulsos más codiciosos. […]
No insistas, no recuerdo al muchacho del que me hablas, para mí eran todos iguales. Cuando me venían a ver con sus rostros blanquecinos y venosos marcados por la culebra de la inquietud, me aferraba con fuerza al bastón. Cada vez que lo rompía, subía los intereses. […]
¡Y me llamaron avaro! ¡Un mundo menos tumultuoso es lo que se ha conseguido gracias a mí!”

“Rosencrantz habla con el Ángel”, David Jerusalem.
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15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Van Gogh
Biografía del famoso pintor Van Gogh, que trabajó duramente, sufrió toda clase de privaciones y terminó volviéndose loco, pero fue aclamado después de muerto como uno de los grandes genios de la pintura. El acertado uso del color y la intervención de Kirk Douglas como Van Gogh (caracterizado con el pelo rojo, barba y rasgos macilentos) contribuyeron al éxito de este acertado retrato de los sufrimientos y angustias del pintor.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un notable biopic sobre un personaje único en el arte
El loco del pelo rojo de Vincente Minnelli es un drama biográfico basado en la pintura y más exactamente en parte de la vida del peculiar pintor Vincent Van Gogh. Dirigida con un ritmo tranquilo excepto por los movimientos e inquietudes del personaje principal y con un estilo fiel a la pare de la vida plasmada del famoso pintor, es una obra bella y emotiva que expone los tormentos y luchas interiores y exteriores del artista holandés, logrando cautivar sinceramente a los seguidores del género con sus hermosas imágenes y geniales interpretaciones que mantienen al público pegado al asiento todo el film.
La fotografía en color es alusiva a cada lugar visitado y está bien cuidada hasta el más mínimo detalle, mostrando una labor lumínica y vistosa por las pinturas y paisajes que dan esplendor a un trabajo de lo más inspirador. La música de Miklós Rózsa, es melódica y conmovedora en sus tristes sonidos que estimulan y alientan por un lado e intrigan o entristecen por otro en un gran acompañamiento que es bien utilizado según el momento de la acción. Los planos y movimientos de cámara consuman una excelente labor técnica mediante el uso del avanti, retroceso, generales, plano-contraplanos, reconocimiento, panorámicos, seguimiento y detalles que sacan lo mejor de la historia y las interpretaciones.
Las actuaciones son admirables y muy profundas. Como protagonistas Kirk Douglas está reluciente en un verosímil papel difícil de plasmar y Anthony Quinn está auténtico y con carácter en su línea habitual, siendo remarcables los acompañamientos de James Donald, Pamela Brown, Everett Sloane y Jill Bennett entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos a la época y personajes en cuestión, pasando de distinguidos e impecables en la clase alta a humildes y carentes en la gente más llana en una deslumbrante labor que, junto con los decorados de interiores y los exteriores, te transportan al momento y lugar narrados.
El guion, escrito por Norman Corwin y basado en la novela de Irving Stone, es biográfico y muestra fehacientemente parte de la historia de Vincent Van Gogh, exponiendo sus obsesiones y locuras así como su peculiar e irascible carácter cuando sus tormentos hacían mella en él y tan solo se desahogaba con su pintura, la cual además le corroía que no fuera comprendida por el resto del mundillo de la pintura que se fijaba más en su forma de ser que en su obra. Esto se lleva a cabo con una narrativa pesimista y atormentada en el caso del protagonista, siendo el resto variada pero predominando lo insidioso y sombrío en un lenguaje antiguo que te transportaba in situ.
Para finalizar, la considero un biopic interesante y atractivo por mostrar con mucho estilo parte de la vida de uno de los pintores más famosos de la historia y desde luego más variopintos, cautivando a todos los cinéfilos por estar llevada a cabo con mucha eficacia gracias a la mano experta de Vincente Minnelli. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, vestuarios, caracterizaciones, decorados y narrativa que convierten a El loco del pelo rojo, en una biografía esencial en el séptimo arte.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL MEJOR DOUGLAS
La mejor versión de Kirk Douglas junto con Espartaco.

El film nos ofrece una biografía del torturado paisajista holandés y, en verdad, resulta muy creíble. Douglas borda su papel y demuestra su talento solventando una papeleta para nada fácil. Muchos otros actores habrían naufragado ante el reto de dar vida a Vinvent Van Gogh, sin embargo, Douglas se lo mete en el bolsillo y uno no sabe ya dónde termina el actor y dónde empieza el personaje.

El colorido del film es muy destacable. Nos encontramos ante un festín de colores y de formas.

Muy, muy recomendable.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una gran aportación para la divulgación del arte
Vicenti Minnelli es un grandísimo director. Siempre esa pasión en todos sus filmes: Cautivos del mal, Los 4 jinetes del Apocalipsis... pero, por diferentes razones, creo que ésta es su mejor película. Primero por la interpretación de Kirk Douglas, a quien algunos tacharon de excesivamente histriónico, y sin embargo para mí funciona perfectamente, al plasmar la personalidad desgarrada del pintor y su manera de enfrentarse al mundo. Pero, sobre todo, creo que es su mejor film por la aportación que supuso en la época para la definitiva popularización de la obra este pintor. La película es una adaptación de la novela biográfica de Irving Stone, que a su vez está basada en la correspondencia del artista con su hermano Theo. La copiosidad de estas cartas junto con su tono intimista fueron capitales para una mayor comprensión de la obra de Van Gogh. Todo esto es llevado a la pantalla por Minnelli, aderezándolo con reconstrucciones magistrales de los modelos y paisajes que dieron lugar a los magníficos cuadros del pintor, y empleando citas textuales de las cartas en voz en off para ofrecernos una visión y disfrute mucho más completos.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
KIRK DOUGLAS PONE LOS PELOS DE PUNTA.
Película que me resulta muy especial. Posiblemente pocas interpretaciones me han llamado la atención en tanto que dejas de ver al actor y solo ves al personaje; una de éstas interpretaciones es esta de Mr. Douglas (quizá la mejór de su carrera), la otra y quizá a años luz, por delante claro, a Paco Rabál interpretando a Azarías en "Los Santos Inocentes", con esto está todo dicho al respecto de esta magnífica interpretación, que consigue transmitirnoslo todo, rara vez se podrá disfrutar de una interpretación tan natural como desgarradora, inconcebible que ese año no ganara el Oscar a mejor actor principal, una verguenza vamos.

Minnelli, como casi siempre, y como genio del cine, vuelve a sorprendernos con su acertada
(y milagrosa diría yo) escenografía y una brillante fotografía que no pasa detalle en cada una de las recreaciones para la pantalla de los cuadros del artísta y la forma y condiciones que los pintó, una película tecnicamente extraordinaria, que gracias a un guión interesante y las magníficas interpretaciones se deja ver y a diferencia de otras de Minnelli, se hace corta y dinámica, todo un gozo para los sentidos.

Creo que es la película mas sóbria de Minnelli y la mejor narrada.

En cuanto a Anthony Quinn, pues muy bien, pero no eclipsa a Douglas ni por asomo, no le veo de Oscar, y repito está bien, pero desde luego no es su mejor interpretación...lo cierto es que hay mucha química entre ellos ¡¡Que manera de discutir!!!.

Lo mejor es ver esta gran película y disfrutar con todos los detalles que se nos ofrecen, sensibilidad, poesia y fuerza se mezclan en un cocktail inolvidable. IMPRESCINDIBLE.

TODO UN CANTO A LA VIDA Y SUS PASIONES.

Por cierto mis pintores favóritos son Van Gogh y Picasso.

LO MEJOR :- Que te guste el arte, Douglas, la fotografía, la historia...que bonita.
LO PEOR .- Decae en su última media hora.

Un saludo.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La celebridad del pintor no mejora la calidad de la película
Si el protagonista de esta historia fuera un pintor fracasado y olvidado, Alexander Lievin por ejemplo, en lugar del celebérrimo y controvertido Van Gogh, esta película obtendría una calificación bastante más discreta. Es la historia de un pintor atormentado porque no consigue vender sus cuadros y salir de la miseria. No hablamos de Julio César, ni del doctor Livingstone o de San Agustín. No. Hablamos de un pintor que, encima, no alcanzó el éxito y, como usted y como yo, vivió en la sombra. Su vida no resulta muy interesante.

No es una gran producción, no hay aventuras, no hay grandes diálogos, los personajes secundarios no destacan, el argumento no da para más y un buen documental habría ilustrado mejor, en la mitad de tiempo, la biografía del personaje y el valor de su obra, aunque para la mayoría podría resultar más aburrido.

El personaje de Quinn no tiene mucho desarrollo y el premio Oscar solo se podría explicar como un esfuerzo de la Metro para promocionar su producto ya que no se lo iban a dar a Douglas porque estaba en contra de la caza de brujas de la industria de su tiempo. Douglas, sin embargo, es cierto que lo da todo y lo da bien. Para ahorrarse explicaciones, le nominaron simplemente y él a buen seguro se dio por enterado. Pero sin Douglas la película no habría salido del cajón.

En cuanto a la chocante fotografía, corresponde a su época y devalúa notablemente el trabajo, más aún cuando se manipula la iluminación para enmarcar el estado de ánimo del personaje. Si Van Gogh se encuentra en el desgraciado pueblo minero, interiores y exteriores atenúan sus luces.
Si él está ilusionado como un chaval en casa de sus padres, enamorado de una jovencita, las ventanas iluminan el salón como un estudio de televisión.
Si sale entusiasmado al campo para declararse a su amada, la vergonzante escena de estudio presenta sombras de los potentes focos por todos los rincones y los colores pastel lo inundan todo. El Technicolor había llegado a la gran pantalla para quedarse y, junto con el Cinemascope, eran el gancho para llenar las salas.

Al final el que aburre soy yo. Si la ve y le gusta, bien. A mí Van Gogh no me interesa más que el ficticio Lievin y esta enésima película épica del Hollywood de los cincuenta, menos aún, aunque lo correcto sería opinar como los otros cinco mil usuarios. Gracias por leer hasta aquí en lugar de hacer otra cosa.

Lo dejo ya que mañana es lunes.
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