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64 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Lo recordaría
"Vértigo" muestra una investigación detectivesca, pero ES un sueño.
"Con la muerte en los talones" trata una trama policial, pero ES una ilusión.
"Psicosis" habla de una investigación por asesinato, pero ES una pesadilla.

Recuerda trata de los entresijos de la mente y los sueños, pero ES una película policiaca.

En la que debía ser su obra más onírica, el maestro dio vía libre a los diálogos razonables, y puso en primer plano la trama del falso culpable. La mente no era el centro esencial, sino el McGuffin.

Hitch debió de aprehender el tono del minúsculo sueño daliniano y trasladarlo a toda la película. La colaboración entre los dos genios habría sido, así, mucho más fructífera.
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128 de 180 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Fascinado
Octava película de la etapa americana de Hitchcock. Escrita por Ben Hecht, se basa en la novela "The House Of Dr. Edwardes" (1927), de John Palmer y Hilary St. George Sanders. Se rueda, en B/N, en exteriores de Alta Lodge (Utah) y Cooper Ranch (LA) y en el plató de los Selznick Studios. Nomianda a 6 Oscar, gana uno (música, M. Rózsa). Producida por David O. Selznick, se estrena en "première" el 31-X-1945 (NYC).

La acción comienza y concluye en el sanatorio psiquiátrico de Green Manors (Rochester, EEUU). El psiquiatra Anthony Edwardes (Gregory Peck) se incorpora al cargo de director del sanatorio en sustitución del antiguo director, el Dr. Murchison (Leo G. Carroll). En el centro trabaja como psiquiatra la Dra. Constance Petersen (Ingrid Bergman).

La película es un thriller psicológico y de misterio, que se combina con un drama romántico. Atendiendo los requerimientos del productor, Hitchcock construye una obra sobre el psicoanálisis, sus efectos curativos y las necesidades que plantea de explorar traumas psicológicos, en especial los de la infancia, que se ocultan en el subconsciente. Selznick contrata a su psiquiatra como asesor técnico del film. No es la única vez que el realizador toca el tema, pero es la primera vez que lo hace de modo tan extenso e intenso. La relativa novedad e interés del tema se ven lastrados por su tratamiento superficial y artificioso ("psicoanálisis de salón"). Son muy notables las interpretaciones protagonistas (Bergman y Peck) y la de Michael Chekhov (Alex Brulov), nominado al Oscar al mejor secundario. El diseño de producción es excelente, sobre todo por lo que respecta a los decorados de las dos escenas del sueño de Edwardes, realizados por Salvador Dalí. La filmación de los mismos recoge 20 minutos de metraje, que Selznick reduce a 2. La atmósfera que respira la obra es densa y cautivadora. El realizador muestra sus preferencias por la confusión de identidades, el falso culpable, la mujer rubia, decidida y desenvuelta, las persecuciones policiales, etc. Deja testimonio de su afición a los trenes, las estaciones ferroviarias, las escaleras, etc. No faltan objetos a los que se asocian conceptos y sentimientos (navaja, vaso de leche). Ésta es la primera colaboración del realizador con Ingrid Bergman, a la que siguen otras dos ("Encadenados" y "Atormentada"). También es la primera colaboración con Peck, a la que sigue una segunda y última ("El caso Paradine", 1947).

La música, de Miklós Rózsa, aporta composiciones intensamente dramáticas y un tema de amor de gran lirismo. Éste alcanza su mayor expresión en el solo de violín ("Constance Meets Edwardes") que acompaña a Bergman cuando se encamina a la dependencias de Peck en el sanatorio. Otros cortes notables son "Sueño", "En la nieve" y "Final". La fotografía, de George Barnes ("Rebeca", 1940), ofrece imágenes de inspiración expresionista, enriquecidas con una esmerada iluminación, primeros planos psicológicos (fascinación de Peck) y encuadres inquietantes.
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80 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Hechizado.
Mediocre intriga romántica con un jovencito Gregory Peck de lo más irritante, llega a ser cansino y grotesco verle desmayarse como un bobo cada vez que ve unas rayas sobre fondo blanco... nadie duda de que fué un gran actor, pero su nivel interpretativo en esta película deja bastante que desear. Además su personaje cae gordo, quizá al pretender dotarle de cierta ambigüedad para despistar, pero sin llegar a conseguirlo.
Tampoco el enredo y la tensión cumplen las expectativas que se le exigen al maestro del suspense, la historia cae pronto en el tedio y hace que el espectador pierda el interés. Lo del psicoanálisis y las conclusiones a las que se llegan a través de la interpretación de los sueños; metido con calzador y cogido de los pelos respectivamente.
El final no convence, es forzado y precipitado.
He leído por ahí que Ingrid Bergman se resistía a ser la protagonista del film, aduciendo que la historia de amor entre ella y Gregory Peck no era creíble, y tenía razón. De las flojas de Hitchcock.
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38 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La mente se defiende de los malos recuerdos
Son esos detalles que se ven en las películas de Hitchcock lo que hace continuar con ella, pero adentrarse y esforzarse en seguir el argumento es tarea de locos. No ya por el hecho de la intriga policíaca, sino por aceptar como buenos los pasos con los que la doctora va tratando a Gregory Peck para “curar” los oscuros recuerdos que le atormentan.

Al igual que la escena de las puertas abriéndose, que son las que Ingrid Bergman le abre a él sentimentalmente, para el espectador también se van abriendo puertas que facilitan seguir con la película, pero ya digo, aún con las puertas abiertas no circula suficiente corriente de aire como para despejar un halo de confusión en todo el film. Una de las películas de Hitch que más perplejidad causa.
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28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
MEMORIA DE PECK
El amor súbito y tremebundo entre dos personas que se han conocido hace 10 minutos es algo que me fastidia las películas. Aquí digo “se han conocido”, pero no es verdad. Estos dos nunca llegan a conocerse, más que nada porque él no se acuerda ni de su nombre, y por mucho que diga, ella tampoco tiene puta idea de quién es ese señor. Lo único que ella tiene claro es que es un moreno alto y guapo, y ya está, con eso vale. Un tío tan apuesto no puede ser malo, y punto.
Ella también es muy guapa, así que todos contentos. Pero hay momentos en que a él parece que no termina de caerle muy bien, ya que le pide abiertamente que se calle y no sea tan plasta, y, de hecho, cuando ella le pega la chapa, él prefiere desmayarse a tenerla que aguantar. Pero como anda jodido de memoria, el pobre, debe ser que al rato se le olvida y la sigue amando locamente.
Para celebrar este amor tan embriagador, la parejita se va a la nieve, a bajarse una pista negra a toda leche (fijarse a qué velocidad pasan los pinos), sin abrigo ni guantes ni gafas ni gorro, con dos cojones. Todo porque ella ha decidido que si él no se congela, es que es de fiar. Ya, es una chorrada, pero es lo que hay.

Lo de Dalí es muy bonito y tal, pero no compensa. Ni tampoco es lo más surrealista de la peli, ni con mucho.

Hay películas que envejecen mal y películas idiotas. Esta es del segundo tipo, hoy en día y el día en que se hizo también. No creo que en su estreno pasase muy desapercibido lo imbécil del argumento, escrito por un señor que de psiquiatría no sabía, ni lo patoso de su protagonista, Gregory, que tampoco fue capaz de creerse su papel, y se le nota mucho, pobre. No le culpo.
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31 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
"Estamos progresando, tenemos el blanco y las rayas"
Se trata de una interesante película que a día de hoy consigue engancharnos. Logra que el espectador juegue al psicoanálisis de la mano de una extraodinaria Ingrid Bergman y un "alelado" Gregory Peck.

Frente a la opinión de otras personas creo que no ha envejecido mal, creo que no es previsible y considero que su guión está perfectamente diseñado. ¿Cómo olvidar los "cleptómanos para cenar"?
Es admirable también observar cómo no encontraremos ni un solo golpe, puñetazo, pelea... en una película que trata el tema de un asesinato, donde sus personajes son policías, detectives, presuntos asesinos, y psiquiatras, muchos psiquiatras.

Es también interesante comprobar cómo en 1945 se mostraban tantas escenas con tabaco en cada plano. Los cigarrillos y los puros son de nuevo una "muleta" para el actor más que un rasgo de caracterización. Aunque esa fotografía en blanco y negro enamora desde la primera secuencia.
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24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Pseudo-psicoanálisis, según Hitchcock
Definitivamente no se encuentra Recuerda (Spellbound) entre mis films favoritos de Hitchcock, una nueva visión no ha hecho más que reafirmarme en este convencimiento. La investigación criminal desde el punto de vista del psicoanálisis (pseudopsicoanálisis según el propio Hitchcock) no se sostiene por ningún lado y roza el esperpento en algún momento, aparte de lo desfasadas que están hoy en día muchas de las teorías del psicoanálisis freudiano (en especial ciertas interpretaciones de los sueños). Esto no quita que, como no puede ser de otra forma, existan grandes momentos e importantes hallazgos visuales, evidentemente en especial toda la parte del sueño ideado por Salvador Dalí (si bien él mismo cuenta que no le dejaron, o no pudo, plasmar todas las ideas que tenía).
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27 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
La película AlFREUDiana
Hitchcock es único, un genio. Lo primero lo digo porque he puesto su nombre en el buscador y no sale nadie más que se llame así. Lo segundo lo digo porque cuando todavía no existían telefilmes de antena 3 de por la tarde, este hombre ya los hacía. Que sí, que sale Ingrid que es una actriz clásica; que sí que sale Gregory Peck que está muy bueno; que vale, que Dalí diseñó las imágenes raras: pero en cuanto a trama y suspense no tendría que envidiarle nada a cualquier "Pasión mortal" o "Peligro fatal" de la vida; y el interés que suscite aún encima es bastante menor.

La historieta es ridícula y el suspense, no lo recuerdo. Me dio la impresión de que había caído una losa de tiempo encima de esta película en algún momento en que nadie miraba. Hitchcock era capaz de bastante más que esto.
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64 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
¿Qué quieres que recuerde?
Una de las obras clásicas de Hitchcock y otra decepción de las grandes, de esas que te dejan en shock, y nunca mejor dicho, ante el despropósito de su estilo y argumentos. A este señor sí que es para psicoanalizarle, que a lo mejor encontrábamos en su psique el germen de su mediocridad.

Lo siento, he dicho «mediocridad» en relación a Hitchcock y esto puede que sea, lo admito, síntoma de locura por mi parte, pero reconoced vosotros al menos que «Recuerda» nos cuenta una historia trasnochadísima y, lo que es peor, mal planteada. Escudarse en la psicología, el subconsciente humanos y Freud para meter una patología psiquiátrica improbable (no diré imposible) y nada fundamentada, no es propio de gente inteligente y aficionada al suspense, como se supone que era Hitchcok y sois vosotros, amigos y enemigos cinéfilos.

Así, la doctora Constance Petersen, con una Ingrid Bergman que más guapa no puede ser ni estar, conocerá, se enamorará y tratará a un misterioso hombre con una curiosa y simpática amnesia de la que él mismo no es consciente (¡!) y que no le impide recordar, sin embargo, el psiquiátrico al que debe acudir. La película tuvo asesoramiento de expertos, pero dudo mucho que estos señores hayan ideado algo semejante. En serio: repasad la secuencia de hechos y os daréis cuenta de lo incoherente y fantástico que es todo. Para rematar la ida de olla, Gregory Peck sobreactúa, cosa que nunca me hubiera imaginado, y se desmaya cada dos por tres, todavía no comprendo la causa. Eso sí: nos cuenta un bonito sueño que Dalí visualizó, consiguiendo una verdadera escena onírica que es todo un orgullo.

El desenlace sigue la tónica de Hitchcock, estirando los acontecimiento hasta lo risible y saltándose a la torera ese mínimo de lógica que el crimen necesita. Pues no, ten por seguro que el culpable se delatará solo, a parte de tener un comportamiento incomprensible desde el principio de la historia. Del enamoramiento tan extravagante y grandilocuente mejor no decir nada.

Aún con todo, hay un misterio que resolver, así que entre eso, y las gracietas de Alfred, pasas las horas, aunque sea con risas a costa de sus tonterías.
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23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Mejor olvídala.
Sin duda es uno, sino el más, de los peores trabajos del maestro. Esta película resulta totalmente predecible en toda su trama, los trabajos del reparto son penosos, sobre todo el de Gregory Peck, pero tampoco me trago a Bergman, por dios, que pesadez de mujer (el personaje, se entiende). No hay por dónde cogerla, no sorprende, no atrapa, no intriga, no conmueve, no entretiene, en fin carece de cualquier mérito. Además tiene momentos realmente toscos, el descenso de la montañita esquiando es una de las peores secuencias que se hayan visto jamás, digna del peor y más dejado Ed Wood. Así como otros mencionados en otras críticas como el revolver en la muñeca giratoria. Vamos, un bodrio infumable que de no estar firmado por el maestro del suspense nunca habría pasado a mayores. Me preocupa mucho a mi también ver las notas de los usuarios de este sitio, son para echarse a llorar.
En fin, si has leido esta crítica porque tienes dudas y no sabes si visionar esta u otra peli, no lo dudes, esta no es potable, mejor olvídala.
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37 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
A veces el corazón comprende cosas que la razón no alcanza
Buena película del gran maestro que en esta incursión en el psicoanálisis, los sueños, los traumas infantiles y en lo más profundo de nuestra mente, nos presenta esta apasionada historia de amor entre la más grande, Ingrid Bergman, que vuelve a estar colosal y un atractivo Gregory Peck que tampoco desentona en el papel. La música es fantástica, la colaboración de Dalí, reducida las escenas por motivos comerciales es inquietante. Quizás la perspectiva actual de todo lo que representa la psiquiatría en esta época esta muy superado y resulte a veces ridícula y muy superficial, pero la grandeza de esta película esta por encima de todo esto y cada vez que el maestro nos presenta escenas de suspense nos sobrecoge y cada vez que el maestro, ayudado de esta magnífica actriz intenta transmitir toda la pasión y todo el anor, nos embriaga. Excelente película.
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16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Insalvable viejunada
Y eso que Hitchcock lo intenta: contiene una serie de ideas visuales de auténtico genio, pero insuficientes para que olvidemos el absoluto disparate al que asistimos. Para empezar, el guión es hijo de su tiempo y desgrana una trama de psiquiatras y crímenes que, con los ojos actuales, es ridícula a más no poder. El psicoanálisis tuvo su momento de gloria, pero los años no le han sentado bien y todo lo que se cuenta en la película parece tener el mismo estatus científico del vudú, de forma que el espectador alterna los momentos de perplejidad, risa histérica y justa indignación. Si a eso le añadimos que dos grandes figuras como Bergman y Peck están simplemente penosos, y recitan sus disparates sobre recuerdos reprimidos y traumas mentales con mirada bovina perdida en el horizonte, el suplicio es importante. Pero hay más: el mensaje de fondo es de un machismo tan sonrojante que a día de hoy probablemente habría sido denunciado: qué más da que una mujer sea brillante en un trabajo cualificado, pues solo un amor incondicional propio de Corín Tellado, pueril e increíble, podrá desfacer el entuerto. En resumen, un ejemplo paradigmático de cine clásico sobrevalorado hasta lo grotesco y completamente prescindible.
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16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Hitchcock y el surrealismo daliniano
En esta película Hitchcock va más allá de la literalidad de las palabras, dando vida a una joven psicóloga (Ingrid Bergman) que sigue la doctrina de la psicología tal y como está escrita, es decir, que no ve más allá de los patrones que estipula la materia.
Conoce a un eminente psicólogo (Gregory Peck) que se hará cargo de la dirección del psiquiátrico. Él y su misterioso comportamiento conquistarán el corazón de la doctora y abrirá las puertas de un nuevo modo de ver al ser humano, sufriendo ella misma las patologías del amor.

La fotografía de la película y la banda sonora fluyen en perfecta armonía. En la célebre escena del sueño de Gregory, diseñada por el singular Salvador Dalí, Hitchcock fusiona de una forma magistral el surrealismo de Dalí y el psicoanálisis freudiano, aquella interpretación tan primitiva pero precursora del conocimiento onírico.
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25 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cupido y Psique y...
Cada película, ya lo pretenda el director o no, siempre tiene un pilar esencial sobre el que se soporta. Un eje principal, una característica diferenciadora. Y ésta lo tiene: atmósfera.
Una atmósfera irreal, apenas esbozada, como construida a base pinceladas sueltas pero coherentes. Ello no sería de extrañar, porque al fin y al cabo es una película sobre sueños (del tipo onírico me refiero) y un sueño a la fuerza tiene que ser vago y esbozado... hasta que te topas con la el despertar y todo cobra cierto sentido.
Más o menos en la película todo discurre así, según van uniéndose las piezas del puzle que componen el argumento te vas encontrando con lo que es verdaderamente real, Oculto pero real.
Lo que me inquieta realmente de la película es que lo obvio, lo inmediato y lo presente no tiene porque explicar el comportamiento de lo que somos. Una persona pude llevar un crimen dentro de sí y ni tan siquiera saber si es cierto o no. Realmente no me gustaría estar en el pellejo del personaje de Gregory Peck. No es que me encuentre de repente con el psicoanálisis, pero esa idea siempre me intrigó.

Ante todo esto, si las actuaciones acompañan pues miel sobre hojuelas pero no creo que sea una peli eminentemente "actoral" sino que busca sus fortalezas en otros aspectos. En ese sentido los actores están correctos (no encuentro nada de Ingrid Bergman que no me guste dicho sea de paso) y el reparto es más un activo que una carga. Muchísimo más.

Hitch por su parte demuestra sutileza y gran capacidad para evocar inquietud con las imágenes (su fuerza visual es tremenda, casi mayor que la argumental) lo cual viene estando en la media habitual. Una media sumamente alta claro está.

Luego está también el tema del amor contra la razón la lógica etc. Sin embargo todo forma parte del mismo juego. Donde acaban los manuales de psicología y empieza la inquietud.
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13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Vasos de leche, navajas y pistolas.
Psicoanálisis justiciero. Secuelas de culpabilidad amnesica. Flechazos que retan. Oficios con devoción. Misoginia opresiva. Desgranando imposibles con ingenuidad perspicaz. Guarida de sueño delator. Peligro deseado. Vasos de leche, navajas y pistolas.

Hitchcock utiliza el psicoanálisis con una ingenuidad desorbitada. Destapa su misteriosa historia a base de inocentes razonamientos de credulidad caprichosa. Compone secuencias de suspense como nadie y genera atmósferas malsanas de autoría reconocible. El trabajo compositivo de su banda sonora potencia. El diseño artístico del sueño impresiona.

El guion juega con extremos de consistencia dispar. Fuerza romances y magnífica sentimientos que sirven de conductor a una compacta aventura detectivesca. Camina seguro con muletas endebles. Los alardes técnicos de su director elevan una obra que en otras manos se ahogaría en sus delirios.

Una heroína combatiendo la misoginia patriarcal de su entorno para salvar a su príncipe en apuros. El mundo al revés, o no.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una de intriga...
... no creo que la película deba ser una explicación del psicoanálisis.. sin duda, en la época en que se rodó tuviera mucha más relevancia pero viéndola hoy parece que se explorara las posibilidades del tema de inconsciente como generador de buenas histórias.. Creo que se usa el método de Freud como un elemento más de soporte a la historia, el pretexto que permite que la trama se vaya descubriendo; un elemento que junto con el guión que aún mantiene mi interés como espectadora, la música, los encuadres y ese sentido del humor a base de guiños que te rompe la gravedad del tono en que se va desarrollando la película a medida que se desentraña la historia.
Vamos... no es una mala película -aunque Hitchcock tenga mejores. Gregory Peck no hace una mala actuación ...no podemos pedirle que supere siempre a Áticus.... y el hecho que la fría psicoanalista extremadamente profesional se vea desconcertada ante un inesperado y nada previsible enamoramiento tiene su qué....... ;)
Me gusta.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Casos en contra
"Recuerda" es de esas películas psicológicamente activas, en su momento debió ser de rabiosa actualidad eso de expulsar los demonios sentado en un sillón, no habían las medicinas de hoy, sino que había que ganarse al paciente y encontrar los motivos mediante la palabra y la exploración de los recuerdos para curarlos satisfactoriamente.

La película afronta los problemas de los profesionales, habla de culpabilidad o de manías, pero los mezcla con el amor y los atribuye a ellos mismos, por lo que va abriendo varios frentes y luego elige el que más le gustó a Hitchcock, pasando por alto un fallo tremendo en el que los psicoanalistas operan como cirujanos a vida o muerte, comienza a abrir puertas en contra de sus personajes y el espectador apenas encuentra la manera de ponerle fin, una persecución sobre la persona y su mente, un buen relato sobre la esquizofrenia y la amnesia a las que enfrenta con el dilema del instinto y los sentimientos, Hitchcock oculta muchas cosas porque juega con la teoría de Freud con demasiada facilidad, pero está claro que lo que cuenta lo saca a relucir con esplendor, luego parece poco probable que las leyes esperen a dar su veredicto en función de lo que un hombre ve en sus sueños.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
LOS SUEÑOS DE UN DOCTOR EN MEDICINA
Sin ser de las mejores películas de Hitchcock, “Spellbound” se ve con interés creciente y tiene la originalidad, para la época, de basar su argumento en las entonces novedosas técnicas del psicoanálisis. La acción, en lugar de transcurrir por paisajes y ciudades, en vez de consistir en policías examinando pistas o en carreras en pos del delincuente, se desarrolla dentro de un cerebro humano. Dentro de la mente de un Gregory Peck jovencísmo que aun conserva un poco el desgarbamiento del adolescente. Da la réplica y actúa de detective del alma, una estupenda —como siempre— Ingrid Bergman. Se muestra ya en esta película el interés notable de Hitch por los misterios de la mente humana, que desarrollará en varios de sus filmes posteriores. Las imágenes del sueño, elaboradas por el ya entonces famosísimo Dalí, suponen un añadido interesante.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Dalí en Hollywood.
72/13(19/04/16) Obra menor en la filmografía hitchcockiana, adjetivo que se repite mucho para este thriller psicológico, pero es que es cierto, quiero echarle la culpa a las injerencias del productor David O. Selznick que metió bastante mano en el resultado final, y es que queda una película irregular, desequilibrada, falta de tensión, pasando únicamente a la historia por la colaboración que tuvo en un par de escenas oníricas (masacradas por O. Selznick) del artista gerundense Salvador Dalí, el resto es un manoseo simplista al mundo (pujante por entonces) de los psicoanálisis. El origen del relato está en una depresión que O. Selznick tuvo tras los rodajes de “Lo que el viento se llevó” (1939) y “Rebeca” (1940), tratándose con el terapeuta May Romm M.D., esta experiencia le llevó a dedicarle un film al tema del psicoanálisis, llamando a Hitchcock (con el que había trabajado en “Rebeca”) para dirigirla, siendo asesor técnico acreditado el doctor referido, este tuvo muchos enfrentamientos con Hitch. El guión es de Angus MacPhail (“Whisky a gogo” o “Falso culpable”), y Ben Hecht (“Scarface” o “Encadenados”), basándose libremente en la novela "The House Of Dr. Edwardes" (1927) de Hilary St. George Sanders y John Palmer (tenían como pseudónimo en binomio Frances Beeding). Cinta que explora con el recurso del psicoanálisis los traumas ocultos de la infancia en el subconsciente y que tanto marcan nuestra madurez, afrontado esto de modo superficial y muy esquemático. Fue nominado a seis Oscars (actor secundario, director, película, fotografía y efectos especiales), ganando la música de Miklós Rózsa.

Empieza en un hospital mental, el Green Manors en Vermont (USA), la protagonista es la Dra. Petersen (Ingrid Bergman), una avezada psicoanalista, el director del hospital es el doctor Murchison (Leo G. Carroll), que se siente atraído por la Dra., va a ser sustituido por el Dr. Anthony Edwardes (Gregory Peck), cuando este llega su comportamiento resulta extraño, con fobias, a la vez entabla relación con la Dra. Petersen, ella denota que algo oculta Edwardes. En la historia tendrá importancia el Dr. Brulov (Michael Chekhov), antiguo mentor de la Dra. Petersen.

El realizador londinense pasa por su particular filtro la historia, toca temas muy manejados en su prolífica labor como los problemas metales (“Vértigo”, “Psycho”, o “Marnie”), sobre las falsas identidades (“39 escalones” o “Con la muerte en los talones”), los falsos culpables (“Falso culpable”, “Atrapa a un ladrón” o “Crimen perfecto”), incrusta elementos fetiches suyos como estaciones de ferrocarril o trenes (“Alarma en el expreso”, “Extraños en un tren” o “La sombra de una duda”), las escaleras (“Encadenados”, “Psycho” o “Frenesí”), navajas (“Frenesí”) o el vaso de leche (“Encadenados”), y por supuesto con protagonismo para un romance entre un galán y una bella rubia. Hace un plúmbeo análisis de los traumas infantiles, de la paranoia, de la amnesia, del mundo críptico de los sueños, los complejos de culpa, las represiones sexuales, pero esto desarrollado sin fuerza, ni garra. Se queda en una narración desigual en ritmo, con comportamiento de los personajes incoherentes, con una evolución un tanto caótica, avanzando a trompicones, con grietas en el guión más profundas que las del Titanic (algunas en spoiler), desde el forzado romance, que no se sostiene en su modo de presentarse, con un enfoque del psicoanálisis garrafón, para niños, nada sutil, con teorías que se sueltan sin ton ni son, no hay complejidad en algo que tanto lo es, se nos presenta como algo diáfano, con un tratamiento de la interpretación de los sueños bastante risible en sus significados, haciendo simple algo tan encriptado, cayendo en ocasiones en lo burdo, derivando en su falta de verosimilitud, el tiempo la ha maltratado, convirtiéndola en un esbozo de lo que pudo ser y no fue. A lo que se suma un clímax final atropellado, aturullado, hecho a toda prisa, dando igual cualquier nivel de realismo.

La puesta en escena, aparte del singular aporte del genio catalán Dalí, está bien, con la dirección artística de James Basevi (“Al este del edén” o “The searchers”), filmándose en Alta Lodge (Utah), Cooper Ranch-Los Ángeles (escena del picnic), Penn station (Nueva York), y la Grand Central Station (Nueva York), destacando sobremanera las dos secuencias oníricas con decorados creados por Salvador Dalí, colosal reflejo pesadillesco, aparece un hombre cortando con unas grandes tijeras un ojo de una cortina, claro homenaje de Dalí al cortometraje superrealista en el que él trabajó con Luis Buñuel , “Un perro andaluz” (1929), en realidad en el montaje que pretendía Hitchcock duraba 20 minutos, pero el productor O. Selznick creyó que rompía el ritmo y lo redujo a 2 minutos, estas escenas oníricas no fueron dirigidas por Hitchcock, si no por William Cameron Menzies, la escena de nieve eran en realidad copos son cereales. La fotografía es de George Barnes ("Rebeca" o “La Guerra de los Mundos”), en glorioso b/n, un hábil trabajo jugando en ocasiones con el expresionismo (sobremanera en los sueños), con los claroscuros, potentes primeros planos que emiten emociones y maximizan las actuaciones. Hay dos fotogramas en color, el rojo (spoiler). La música es del húngaro Miklós Rózsa (“El ladrón de Bagdad” o “Ben-Hur”), deliciosas y perturbadoras melodías acordes con el tono del film, maravilloso el solo de de violín ("Constance Meets Edwardes") que oímos cuando la Dra. Va a la habitación del supuesto Dr. Edwardes, de acentuado lirismo estimulando al espectador.

Ingrid Bergman demuestra lo gran actriz que es en un papel bastante confuso ella lo llena de humanidad y personalidad, además de aportar su belleza y elegancia, tan desdibujado veía su rol la actriz que en principio no quería hacer lo por ver de modo natural el romance con Peck, tuvo que convencerla el productor, fue la primera colaboración con Hitchcock, a las que seguirían “Encadenados y “Atormentada”. (sigue en spoiler)
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Psicoanálisis criminal
Extraña, atípica, pero por eso no menos interesante obra del maestro Alfred Hitchcock, cuyos decorados oníricos fueron diseñados por el mismísimo Salvador Dalí. El tema del suspense está envuelto en una trama psicológica, cuya clave es el sueño del protagonista. Uno de los mejores guionistas de Hollywood, Ben Hecht, escribe un guión bien planteado y bien estructurado, que posiblemente peca de ser demasiado concluyente, es decir, por las actuaciones tan afirmativas que se hacen de los sueños surrealistas creados por el pintor.

El maestro del suspense quiso rodar el primer film de psicoanálisis, según afirma el propio cineasta en el libro El cine según Hitchcock, y así lo hizo. Por ello trabajó con el guionista Ben Hecht, quien consultaba frecuentemente a psicoanalistas célebres. Pero Recuerda es una película no del todo conseguida, en la que todo resulta demasiado complicado y enrevesado y las explicaciones del final son excesivamente confusas.

Recuerda fue la tercera película en la que intervino el actor Gregory Peck, y fue quizás la que relanzó su carrera, junto a él una siempre bellísima Ingrid Bergman, que repetirían, esta vez por separado, con Alfred Hitchcock; por un lado Ingrid Bergman en Encadenados, y por el otro Gregory Peck en El proceso Paradine. Por último mencionar que la estridente música de Miklós Rózsa obtuvo el Oscar de mejor banda sonora.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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