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42 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
¿A quién puede matar un niño?
Hay un extraordinario grabado de Doré que muestra un infierno pavoroso, poblado por figuras humanas contorsionadas por el dolor y en su centro exacto, la figurita risueña de un niño que sostiene un tridente: el Diablo. La intención del artista no parece ser la de asociar la figura del infante a nuestra concepción del Mal en un sentido ético, sino la de expresar este Mal como la ausencia de moral intrínseca con que nace y crece el cachorro humano hasta recibir sus primeras nociones de lo que es bueno y lo que es malo. Si bien parece que el ser humano, por instinto, tiende a proteger y preservar a la especie, tan razonable es suponer que si su persona se ve de algún modo amenazada por elementos de esta misma especie, el comportamiento natural de un ser que todavía carece de unos principios básicos será el de eliminar a los causantes del peligro que pone en entredicho su natural inclinación a la supervivencia.

Y bajo estos inquietantes supuestos, se desarrolla la inquietante "El otro", una adaptación de la obra más conocida del autor de terror Thomas Tryon. Aquí, las dos vertientes innatas del hombre -el instinto de bondad y el instinto de maldad- se encarnan en las figuras de dos hermanos gemelos, Holland y Niles. El primero de ellos "es malo, pero no se da cuenta de que lo es". El segundo, trata de contener al primero, pero es en todo momento un ente subordinado a los propósitos de su hermano. Para complicar aún más la historia, Niles tiene el extraño poder o la capacidad de meterse en las mentes ajenas y experimentar lo que éstas experimentan, gracias a los consejos de su mística abuela, con la que le une una especial complicidad.

Explicar más ya sería adentrarnos en el terreno spoiler y habida cuenta de las revelaciones que se van sucediendo durante la película (aunque hay cosas muy previsibles), es mejor dejar que cada espectador lo descubra por sí mismo. En cuanto a los detalles de otra índole, decir que lo mejor sin duda es la interpretación de los niños gemelos Chris y Martin Udvarnoky, cuyos primeros planos, cambios de expresión, miradas y diálogos sostienen la mayor parte de la película. No volvieron a hacer películas jamás: no me extraña. La intensidad volcada por ellos en sus personajes supera sin duda la labor de cualquiera de los adultos que, por otro lado, resultan personajes mucho más secundarios (excepto la abuela, algo sobreactuada).

Y bueno, está la pregunta clave ¿provoca miedo?. Sí y no. No hay grandes sustos, el ritmo es lento y cadencioso, la cámara perezosea y se difumina, la apuesta del director por evitar lo explícito en todo momento puede aburrir a alguien que busque emociones fuertes...Pero tiene esa clase de atmósfera que te atrapa en su pulsión angustiosa y consigue inquietarte desde que comienza hasta que termina. Y hay que decirlo: ¡qué final!.

No apta para ir con prisas, es una obra imprescindible para completar el imaginario sangriento de cualquiera que se precie de ser un gourmet del cine de terror.
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76 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
TERROR ARTICULADO
La atávica rivalidad entre hermanos por la primogenitura puede enconarse especialmente entre gemelos, separados sólo por horas en vez de por años, y generar pasiones que duren, como suele decirse, “más allá de la muerte”.
La abuela que enseña al nieto un juego ancestral que en el fondo es una técnica de brujería, no cuenta con que esas inconcebibles pasiones lo potencien fuera de control, en complejo proceso psicológico que posibilita el impulso criminal.
El paroxismo alcanzado por el enconamiento, aun en niños de supuesta inocencia, la violenta lucha por la preferencia paterna y sus símbolos de autoridad (concretados en un anillo), es el esqueleto argumental, articulado en fuertes sucesos, de gran magnitud dramática. Y en grandes sorpresas, crear cuyas condiciones implica una tremenda dificultad, afrontada de lleno por Mulligan.

Para encandilar al espectador, escoge contar la historia a través de una apariencia de los hechos, la percepción infantil, que no se corresponde con la realidad en que, para mantener hasta el final la película como artefacto enigmático, se inserta y camufla.
El artificio narrativo requiere del director un continuo funambulismo. Da su fruto porque el efecto aterrador, logrado sin abandonar un paraje rural y luminoso, es sutil, ajeno a truculencias burdas.
La enrevesada tarea narradora acapara el esfuerzo, y queda por ello renqueante el acabado formal, a ratos desangelado. El rendimiento cinematográfico se resiente porque la sofisticación del relato en la novela original obliga al virtuosismo: puesta en escena de relojería, diseño de cada plano con lupa y compás.
La ingente labor técnica exige enorme empeño, digno de mejor cosecha. Mulligan lo acomete con impecable honradez artística, buscando siempre refinar el género, y es de reconocer.
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45 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuando termina el juego empieza el terror
Nunca se me habría ocurrido que la imaginación de un niño fuera utilizada tan idóneamente como un elemento morboso para generar terror, pero horror de verdad. Ese que es plausible, que nace de la mente humana por traumas vividos y por predisposición.

Las cintas donde se utilizan a niños para causar miedo, siempre impactan. Y ésta no es la excepción, pues “The other” posee mucho de perturbación psicológica, de misterio y de sorpresa que sobresalta, de impactante contraste entre la inocencia de un crío y la maldad que subyace detrás de una figura aparentemente angelical.

Película sumamente sugerente en su envolvente atmósfera tétrica, donde la ingenuidad se mezcla con lo patológico de tal manera que estamos en presencia de una obra maestra del terror y del suspense.

Obviamente que este filme sirvió de base para otras posteriores películas exitosas del género (“The others”, “The omen”, “The Sixth Sense”, “Quién puede matar a un niño”). La cinta pareciera verse influenciada por antecedentes tales como los desplegados en “Psycho” para desarrollar un relato shockeante que se disfruta por su insana atmósfera repleta de misterio, de retorcido y enfermizo aroma disfrazado de engañosa candidez.

No sólo la propuesta es válida porque hay ratos realmente perturbadores, sino que siempre el filme va proponiendo malsanas sorpresas que impactan.

Trabajo espléndido de los hermanos Chris y Martin Udvarnoky para dar vida a esos hermanos gemelos que encierran un oscuro secreto. Extrañamente fue su única incursión el mundo del cine, y no le hemos podido ver nunca más en otra película para seguir sus respectivas progresiones actorales.

Filme tenebroso en sus variantes, con mucho aroma a tragedia y a inestabilidad psicológica. Muchas situaciones macabras y truculentas pero sugeridas, sin mostrar nada de sangre. Ello demuestra a las claras que el terror inteligente y efectivo no necesita explicitar la violencia.

Película con bajo presupuesto pero desbordante imaginación en la confección de un guión repleto de sobresaltos y giros narrativos. A mi gusto fue un placer haber encontrado otra gema más dentro del terror clásico, género que engloba esas obras perennes que siempre deberían tratar de ser emuladas en algo al menos por los fallidos productos que salen hoy día.
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33 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
GÓTICO AMERICANO
La década de los 70, en consonancia con su predecesora, supone una etapa de profunda crisis económica, política y moral en Estados Unidos. El malestar social (heredado de los 60 y acrecentado en los 70), la dislocación de los valores tradicionales, la oscuridad que se vislumbra en el panorama económico y laboral usamericano… se reflejan, de una u otra manera, en gran parte del cine de terror que nos lega el país anglosajón. En dicho ambiente de decaimiento, de desesperanza y frustración, ¿qué mejor expresión para vehicular los temores, inquietudes y miedos de una sociedad en descomposición que el género cinematográfico del terror?

Así, desde los 60, se empieza a gestar el llamado gótico americano, una nueva concepción del fantástico-terrorífico donde las fobias y angustias del ciudadano medio norteamericano, urbanita-capitalista, se materializan en imágenes y nuevos planteamientos, tanto estético-formales como argumentales. Surge una novedosa tipología de cine que pone en tela de juicio instituciones (familia, estado, religión…), roles, y, en definitiva, el stablishment socio-político imperante. Firmemente anclado a la realidad, con un verismo descorazonador y apabullante, el gótico americano muestra un nuevo cine, aterrador, que supuso dos décadas doradas para este vilipendiado género.

El Otro es un excelente ejemplo. Mulligan borda una brillante obra repleta de profundidad psicológica, película de gran destreza argumental y una excelente técnica visual. Narrada desde el punto de vista de un niño, la trama nos arrastra a su mundo esquizoide en el que, desdoblado, el infante distorsiona la realidad con terribles consecuencias. La niñez, la familia, la tradición… se desectructuran en esta obra, descomponiendo los pilares de seguridad que dichos fenómenos representan y quebrando los cánones tradicionalmente aceptados.

El ambiente campestre, idílico paisaje, se torna amenaza hostil con sus casas de tejados puntiagudos, su fosilizado modo de vida y sus arcaicas convenciones sociales. Oprime y aísla a los personajes en un claustrofóbico hermetismo, los aleja del mundo y engendra el escenario propicio que Mulligan persigue: una sociedad cerrada en sí misma, ajena al discurrir del mundo moderno y contexto adecuado para el desarrollo de la acción y los personajes.

Lo mismo que con este transfondo rural que define el aislamiento y soledad en la película, ocurre con su principal protagonista, un hermoso niño de angelical rostro, que, tras dicho engañoso aspecto, oculta la maldad. Bajo la beldad y los adorables modales del infante, pulsa un oscuro hálito, una torcida psique que rompe con la imagen tradicional de los impúberes como iconos de inocencia y bondad natural.

En definitiva, una película que consigue inquietar y, aunque a día de hoy el final se huele a distancia, en su momento conmocionó por su original planteamiento y su pesimista conclusión, genial y oscuro desenlace que hoy Hollywood no permitiría.
Gótico Americano, sí señor.
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33 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La otra infancia
Lastrada por alguno de los peores tics setenteros, con subrayados de énfasis discutible (sin renunciar por ello a la característica influencia clásica de R. Mulligan, más acusada en su caso que en otros directores de la época surgidos también de la tv), la película incide en un tono de suspense psicológico que, agradeciéndole las intenciones, resulta excesivamente obvio, mecánico e, incluso, didáctico.

La realización es útil a los fines de la ilustración, pero no siempre de la turbación (salvo algún plano de cierta fuerza expositiva). Entre otras cosas, creo yo, por el abuso de la metáfora y de determinados planos cargados de premonitorias intenciones, del afectado uso de la música y por la pretensión de cargar las tintas de un tono perturbado que acaba resultando exagerado y caricaturesco.

Mulligan desecha las opciones de drama de la peli y no apura las combinaciones que esta historia prometía (visión infantil de las cosas, drama familiar, suspense psicológico, etcétera). Uno de los motivos creo que es, además de la realización enfática mencionada, un trabajo discutible de guion. Y es que las referencias constantes al llamado “Gran Juego”, por ejemplo, solo aportan una forma de relleno al desarrollo de la trama.

Pese a todo, es una cinta que busca como principal objetivo un cierto clima. Eso, unido a la preocupación por el detalle en la puesta en escena, la colorida fotografía y las interpretaciones, configuran una película apreciable y recomendable.
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34 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
EL TERROR A TAZÓN
Existe una regla básica en el cine de terror: si el prota maligno es un niño, ha de llevar el pelo cortado a tazón. Si aparece un infante con peinado a raya, no debemos asustarnos, porque el crío es un bendito. Aquí sale uno con ese look y además lleva gafas, lo cual nos tranquiliza, porque los niños malignos jamás llevan gafas tampoco.

Teniendo esto claro, enseguida se comprende que el niñito que juega alegre al principio del metraje y su gemelillo la van a liar parda, ya que los dos, que obviamente, son iguales, llevan el pelo a tazón.

El problema de la peli es precisamente ese. El director hace una puesta en escena tan honesta que cada plano resulta un spoiler. Qué difícil sorprender al espectador cuando la cámara está adelantando acontecimientos. Hay que ser un poco más tramposo, hombre.

Lo que debería de ser un argumento sorprendente se convierte en una obviedad que se va desgranando según transcurre la historia, y no al final, como mandan los cánones. Pero, aún así, el argumento es lo suficientemente interesante como para recomendar la película a todos aquellos que quieran ver una buena peli de terror y no se decidan por ninguna en concreto.
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23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Trilogía del miedo
Caín y Abel
Dos hermanos que representan el bien y el mal, tan viejo como el Génesis. Dualidades de un mismo ente cuya naturaleza desdobla para salirse de los patrones morales, tan viejo como el ser humano.


Atmósfera
Ya escabullí el bulto a la hora de explicar la atmósfera. En aquella ocasión era “La semilla del diablo” cuyo director consigue una atmósfera especial en sus películas. El mismo tipo de atmósfera que Mulligan con mucho oficio consigue aquí. Podemos decir que “El otro”, igual que la película de Polanski, responden a los patrones del cine de Terror pero llegando a ello a través de otros cauces diferentes pero complementarios del cine de terror.

La atmósfera es una conjunción de sonidos (más incluso que música), imágenes y guión que nos sitúan en la acción provocando un estado de ánimo. En nuestro caso, ambas películas (o en cualquiera de género del terror donde consiga atmósfera) recurren a la inquietud o el peligro por encima del miedo. Es decir, y para que nos entendamos todos, atmósfera es ambientación.

Si soy franco no sé si me repito pero vengo a decir lo que ya dijo el gran Alfred Hitchcock sobre el suspense en sus conversaciones con Truffaut:

“Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de la mesa y nuestra conversación es muy anodina, no sucede nada especial y de repente: bum, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena anodina, desprovista de interés. Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que un anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa de la escena. Tiene ganas de decir a los personajes que están en la pantalla: “¡No deberías contar cosas tan banales, hay una bomba debajo de la mesa y pronto va a estallar!

En el primer caso, se han ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso, le hemos ofrecido quince minutos de suspense.”

Hoy en día, las películas de terror han acabado convirtiéndose en productos de clichés completamente absurdos donde abundan los sustos de quince segundos. Las atmósferas y suspenses han quedado relegados a escasos directores y sí, diré una vez más que Shyamalan a pesar de no convencerme al cien por cien, al menos intenta crear atmósferas.

Abrónchense los cinturones porque esto continúa...
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21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los niños de Mulligan
Por lo visto Mulligan es dado a internarse en la naturaleza psicológica de más compleja interpretación en el proceso de aprendizaje de un ser humano

Asimilar normas, valores y sobretodo discernir entre el bien y mal durante la infancia es enfrentarse a porqués, extravagancias, personajes de cuento, payasos del circo, aventuras, más porqués, animales que hablan y demás aventuras. Un niño es un loco, inconcluso en su discernimiento moral, que necesariamente tendrá que referenciar o volcar a sus fantasías, irrealidades, juegos y amigos invisibles.

Mulligan lo hizo en “Matar a un ruiseñor”, convirtiendo a su niña protagonista en una inocente que absorbe los referentes morales de su padre, Atticus, no sin dejar de fantasear con el ser extraño que habita en la cabaña misteriosa. Y aquí, en “El otro”, vuelve a narrarnos, con la distinción que le caracteriza, -sereno, descartando toda aparatosidad y recursos artificiosos que tanto utiliza hoy el cine de “terror”-, una historia terrorífica pero sin sobresalto alguno, quizás sosegada por la visión infantil de sus protagonistas, -Holland y Niles, conductores del hilo-, y el entorno bucólico en que se desarrolla.

Hay más guiños generosos a aquella obra maestra del cine judicial: el neumático colgado del árbol como columpio, la vieja vecina cascarrabias, e incluso, el conflicto racial aquí convertido en argumento xenófobo contra un inmigrante italiano. Pero sobre todo, el regreso al lugar que más debió significar para Mulligan: una granja americana típica, de los años treinta.

No coincido por eso con quien interpreta que “El otro” es un producto setentero o con quien ve anacronismos en la figura de la madre o abuela de los gemelos. Con la novedad de que la película es en color, el estilo Mulligan es tan inconfundible como asimilado a sus años 30. Tampoco coincido en que sea predecible. La peli es sorprendentemente brutal para quien la vea por vez primera porque, aunque nos revolotee la mosca detrás de la oreja con que haya una mujer embarazada, Mulligan no da datos precisos ni deja pistas sobre las que rastrear un final brutal, sólo predecible, cuando a él mismo se le antoja darnos la clave jugando al gran juego y descubriendo lo que aconteció en aquel cumpleaños.

Muy buena y sí, inquietante. Pero sin sangre a borbotones, gritos y demás paridas... por advertir a los amantes del gore, más que nada.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿DÓNDE TE ESCONDES, HERMANO?
Robert Mulligan, autor de la obra maestra “Matar a un Ruiseñor” filmó en 1972 otra adaptación literaria, esta vez “El otro” de Tom Tryon, una de las aproximaciones más crueles y perturbadoras al mundo de la infancia. La historia de los gemelos Holland Y Niles es una elegante y templado viaje a los rincones más inhóspitos de la psique infantil en el que la supuesta inocencia de tiernas edades deviene en inconsciente maldad velada.

Pese al cariz realista con el que está rodada, ciertos elementos sobrenaturales intervienen, hecho que suele echar por tierra muchas producciones de este tipo; aquí no es el caso, puesto que el saber hacer de Mulligan, confieren a este relato luminoso y escalofriante una calidad muy superior a la media. Si bien es cierto que ciertos desarrollos pueden pecar de previsibilidad, esto queda paliado por el notable sentido del gusto por un terror psicológico más proclive a la insinuación que no a la exhibición efectista. No esperéis gota de sangre ni un ritmo trepidante, sino un manto de fatalidad que va extendiéndose para desembocar en un tremebundo final, que nos sacude con un shock emocional de aúpa. Un gustazo, vaya.

Si sois fans de la intriga-terror tipo “Al final de la escalera” de Peter Medak, no os perdáis este notable cuento trágico, donde lo aparentemente idílico encubre una verdad putrefacta que emerge inexorable para devorarlo todo.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Al otro lado del cristal
Algunos hablan de “El Otro” como una película maldita, que genera culto debido a su tema y la manera de abordarlo. Se pierde esa moralidad absurda de “La mala semilla” y su componente de dedo divino lanzando rayos asesinos teledirigidos. Su potencial psicológico no nos ubica como jueces sino como simples e inmóviles espectadores. No es un retrato descriptivo repleto de sangre ni de violencia y, pese a ese aire de fábula, no hay efectos especiales que realcen tal efecto. El filme de Mulligan sigue siendo una pesadilla en un campo de sueños indómito que nadie ha conseguido superar. Nos hallamos ante ‘El otro’ terror. Un terror en off, apreciable pero no visible del todo… como si la mismísima muerte se encontrase a nuestra espalda y fuéramos conscientes del reflejo de su afilada guadaña por el rabillo de nuestros ojos.

Robert Mulligan adaptó la novela homónima de Tom Tryon con apenas un año de vida en papel y le otorgó imágenes alejadas de cualquier imposición preconcebida. Es cierto que el único precedente previo era “La mala semilla” (1956) de Mervyn LeRoy y quedaban años para que llegara el evil-baby crecidito de Rosemary en “La Profecía”. Pero los recursos que utiliza el director de “Matar a un ruiseñor” son psicológicos, nunca fantásticos. La película se formula sobre dos premisas: ese ‘Gran Juego’ que propone la abuela a Niles para ser los ojos de otro ser y el truco de magia para escapar de un encierro utilizado por el mago ‘chino’. Sobre esos dos elementos se genera una cinta de terror psicológica donde también el horror es escondido en ese personaje malicioso y asesino. Tal vez con el ‘accidente’ que provoca el infarto de esa solitaria vecina rompa el punto de vista preestablecido, aunque genera una secuencia atrevida y remarcable.

Puede que para el espectador actual que se quiera asomar a “El Otro” se encuentre marcado por el pasajero oscuro de Dexter Morgan e infinidad de cintas que harán que los giros narrativos les parezcan previsibles. No obstante, se retrata una supervivencia claramente psicológica y mental donde se marca una maldición y desasosiego en el espectador. Los personajes acaban convirtiéndose en fantasmas de su tragedia. Perdidos y atrapados al otro lado del cristal del que ya nunca podrán escapar.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El otro terror
Tiene razón Taylor al estructurar su crítica haciendo referencia a las fechas en que se rodara esta película, en el sentido de que, es cierto, hoy día sería casi inimaginable rodar una cinta como ésta, con una trama que avanza en progresión, al margen de burdos guiños al espectador que busque un producto más de susto fácil, y asentada, y tanto, sobre una atmósfera conseguidísima, atrapante y a caballo entre el idilio y la negra pesadilla. Es posible, pues, que no me importe si le hincho un poco la nota, a sabiendas de que, como esgrimen otros usuarios, la trama pueda pecar de previsible. Y es que si nos paramos a pensar en que dicha previsibilidad tiene por culpable ni más ni menos que la escasez de ideas propias en un género que encuentra poco más donde rascar, deudor de la reutilización incansable de fórmulas que ya saben a rancio, entonces, y por mucho que yo mismo aborrezca tal argumento como es el de "ponerse en situación", no queda sino la certeza de que en su tiempo El otro debió ser un puto bombazo.

¿Confirmo con esto la teoría de quienes la critican de poco novedosa desde la perspectiva actual? No, sólo intento comprenderlos. A mí, en cambio, no es sólo que el drama que aborda la cinta -porque señores, lo aquí expuesto es un dramón interesantísimo- me haya enganchado desde el principio, ni que la factura técnica me parezca en todos los sentidos irreprochable desde mi orgullosa ignorancia, ni que las actuaciones resulten de lo más solventes... No. Es que resulta que, cuando uno pensaba que lo había visto todo y que no podría sorprenderse ya ante nada, van y le plantan en la cara un final impresionante y, esta vez sí, terrorífico, que te deja con un mal cuerpo que justifica la escasez de sustos que se le piden hoy día a una cinta de terror, haciendo de la experiencia algo mucho más sabroso.

Esto es el otro terror. El de la psique humana. Un muy merecido notable.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Niles y holland.
226/26(20/06/09) Extraordinario y turbador film de terror del realizador Robert Mulligan, que nos sumerge en una atmósfera decadente, donde dos niños juegan inocentemente, entre juego y juego se suceden "accidentes" de personas. La cinta está envuelta en un clima inquietante creado por su idílico escenario, por momentos parece el edén donde Caín y Abel disfrutan, por su esplendorosa fotografía de Robert Surtees que consigue imprimir a los soberbios planos panorámicos un toque onírico y la maravillosa música de un genio, Jerry Goldsmith, todos estos elementos nos transportan a un universo infantil en el que la línea entre el bien y el mal no está definida, donde un niño jugando recrea en su cabeza a su gemelo muerto y a través de él desata la envidia, el egoísmo y la venganza. Lo que sucede es aún más macabro por el entorno, años treinta, casitas de madera, al borde de un rio y las cosas discurren lentamente mientras nos sitúa en la mente de un niño esquizofrénico con una mente perversa que manipula a su antojo la gente de su alrededor. La interpretación de los gemelos es antológica, creando a un ser terrorífico por su supuesta inocencia, pues esto causa más terror que cualquier Freddy Krugger o Jason, la imagen de la pureza, de la puerilidad cándida, el miedo a lo real, a lo que nos rodea, es más fácil creer que un retrasado (un monstruo de la naturaleza) ha secuestrado a un bebé que pensar que el culpable es un crío, de este prototipo de personajes se han ido copiando multitud de cintas de su estilo, valga como botón de muestra el Damien de “La Profecía”. Mulligan consigue dotar a la puesta en escena de un halo de cuento donde lo que sucede tiene todavía más horror, con escenas magníficas, como la de Niles contándole a la madre un cuento de terror en el que le avanza lo que su “gemelo” va realizar y la madre paralítica en una silla de ruedas sin poder moverse, ni hablar, sublime. Recomendable a los que gusten de Grandes relatos de terror. Fuerza y honor!!!
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Aquellos maravillosos años 70
Ésta es una de las críticas más difíciles que he tenido que escribir. Ni siquiera mi nota, la que verás es aún definitiva, es algo que debo masticar un tiempo más. Como aún no sé que decir exactamente, comienzo con una frase escrita por una buena compañera:

"Tiene esa clase de atmósfera que te atrapa en su pulsión angustiosa y consigue inquietarte desde que comienza hasta que termina."

Ésta es una verdad como un templo, y podría haber usado otras palabras para remarcarlo pero es mi pequeño homenaje a la persona que escribió la crítica que me hizo descubrir esta pequeña aunque inocente joya.

Esa atmósfera setentera es algo que añoro en el cine de terror, como eran capaces de ponerte nervioso con un sólo primer plano, como la carencia de efectos se cubría con buenos diálogos, como el uso de un niño sonriente y angelical provocaba más desasosiego que todos los monstruos, bichos y fantasmas que te podías imaginar.

Porque, amigos, no nos olvidemos que lo que más miedo da en el mundo real es la locura. De un loco todo se espera, de un loco nada aprecias, de un loco todo es incógnita. Pues, esta es una de las grandes cosas que tiene el filme, la buena manera de mostrarte la locura, tal y como es.

Su gran defecto es la inocencia que muestra en la primera hora, en donde pretende engañar a mí sólo me abruma. Durante una hora el filme vive de la atmósfera hasta que abandona lo previsible hacia un final memorable.

El final es una maravilla, el tempo es perfecto, los miedos iniciales quedan a un lado y te sumergen en 25 minutos de desasosiego primero y de angustia después.

Pudo haber sido uno de mis dieces, pero lo que comentaré en el spoiler y el "juego" al que juega con la abuela me parecen errores que no puedo pasar.
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13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
SUTIL Y ELEGANTE
Grandísimo trabajo de Mulligan en la peli de terror más sutil que he visto en mi vida. Creo que Amenábar y Shyamalan se inspiraron en este clásico de Mulligan para resolver la trama de uno de sus films más célebres respectivamente: Los Otros y El sexto sentido. De acuerdo, no tienen nada que ver con esta película, pero en mi opinión parten de una misma premisa: nada es lo que parece.
El otro me parece una obra genial, porque el guión es realmente duro, y la historia desoladora. Bajo la estricta moral rusa, una familia contempla las correrías por el campo de los (dos) polluelos de la casa, unos chicos de encantador aspecto. Pero en medio de sus inocentes juegos, se suceden escabrosos asesinatos, discrepancias familiares y hasta consejos de brujería de la abuela con pájaros de mal agüero. Y todo ello bajo una dirección milimétrica, limpia y soleada: en este film todas las piezas encajan como en un reloj suizo.
De verdad, no he visto una peli que difumine con tal maestría, la línea que separa la razón de la locura.
Tampoco os perdáis la novela, tan grande y sutil como su adaptación cinematográfica.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Que terrores aquellos... (Elchacalsiberianobeat, puntuación ****** sobre 10)
Analicemos:

Observe usted la cinta de Robert Mulligan “El Otro”, degústela con calma y cautela. Perciba. Piense.

Luego reflexione unos momentos.

Posteriormente observe Los Otros de Alejandro Amenábar. Practique el mismo procedimiento a esta. Pasó a paso.

Finalmente observe Rec de Balagueró. Una vez más, ponga a paso los prácticos consejos que se han citado en las anteriores películas.

Veamos:

• Es un hecho que la imaginación da para mucho, sobretodo si se trata de infantes. Es un hecho, también, que se trata de una clara influencia. Y porque no, es terror que ahonda en la menta. Un terror que explora, que profundiza. Un terror que en la actualidad, se ve anticuado y algo complejo para la sociedad actual. Nos hemos desviado hacia rumbos donde el terror ya no sugiere, ya no respeta, un terror que se da en tiempos acelerados. Un terror que es previsible y tópico… pero:

¿Alguien lo ha denostado?

Es una bendición que en toda regla haya la excepción. A mí me gusta Rec, por mucho que se trate de un terror más “vulgar” por llamarlo de alguna manera. Esta claro que El Otro posee mayor virtuosismo en todos lo sentidos, y que acojona. Es solo que me niego a encasillarme.

Nunca un final me había impactado tanto. Es broma, me esperaba ese impacto, pero vamos, que impacto!!!

Por momentos me recuerda a Frailty. Aunque por senderos completamente distintos.
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12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Más psicológico que terror.
En muy pocas películas la responsabilidad del peso de la narración recae sobre un niño, en este caso dos, los gemelos Udvarnoky, los cuales lo bordan, realizando unas interpretaciones perfectas, con unas miradas inquietantes. Es sin duda el ritmo demasiado monótono de la narración lo que hace, según mi humilde opinión, que esta obra no sea redonda pecando de ser excesívamente victoriana, el personaje de la madre parece sacado del siglo XIX.
El terror psicológico es muy difícil de conseguir, en mi opinión se precisa de una buena historia, en este caso la película de Mulligan la tiene, pero esto es cine no literatura, y el cine se nutre de imágenes y sonidos a parte de la historia, y es en este aspecto donde hace aguas.
A El otro, le faltan imágenes perturbadoras, de esas que se quedan en la memoria, que suplan la ambientación que un escritor le da a un relato de terror con el uso del lenguaje, Polansky, el genio del terror psicológico asimiló ese concepto a la perfección en obras como El quimérico inquilino, donde las imágenes sugerentes no significan casquería barata ni mucho menos. El otro, trata de recrear la dura vida de un chico que acaba de sufrir una desgracia familiar como es la muerte de su padre y el posterior estado de postración de su madre, obligado a vivir con sus estrictos tíos, al mismo tiempo nos sumerge en los miedos de tan difícil infancia, pero no consigue ni lo uno ni lo otro al ciento por cien, y siendo observador puedes desentrañar el secreto de la trama mucho antes de que se desvele. Aun así, el final es de lo más sugerente y sin querer menospreciar las buenas intenciones de este filme, tan solo quería intentar explicar porque esta película no me gusto más que la que menciono del director polaco.
Por último comentar lo mucho que me recordó la escena donde abuela y nieto juegan a “El gran juego” en El otro y la escena de El resplandor, donde el empleado del siniestro hotel le explica al chico en que consiste su poder.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Pasable
No me gustó esta película, no me resultó ni terrorífica ni espantosa ni nada, más bien muy aburrida y lenta, aunque con algo de misterio pero no lo suficiente para compensar todas las demás carencias.

El director de la película no supo o no quiso imprimirle velocidad a la trama y todo resulta tan lento y largo que me hicieron dar ganas de dormir.

Lo mejor fue la interpretación de los gemelos, muy buena, de resto todo de regular.

El final me lo imaginaba casi desde el principio de la película.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
SORPRENDENTE
Mi critica hacia esta pelicula es retroactiva. Imaginen a una niña de unos 12 años, creo que era viernes de madrugada y estaba sola viendo la tele. Empezó una pelicula, la llevaban dos niños de una edad parecida a la mía. Quedé impactada, el bien y el mal en su máxima expresión. El terror más absoluto se apoderó de mi. El final de la pelicula sorprendente.
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8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Peliculón sí, pero no puedes ni verla entera del sueño que te da.
Que sí que sí que para la época es un peliculón, se nota a la legua que innova en el género, pero para la época. Ahora se hace extremadamente aburrida más cuando ya has visto otras del género e incluso alguna parecido de hace poco, no voy a decir más.

John Ritter con veinticuatro añazos o así... eso es pa' verlo. A los demás no los conozco pero están bien todos. La historia está bien hilvanada, vamos que tiene su explicación. Por lo demás en la época en la que estamos ya se hace bastante soporífera y lo único que quieres es pasarla para saber el final, un tres.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Te gustó Baby Jane?
Terror en estado puro, no hay monstruos, ni zombies... hay seres humanos monstruosos, por eso da más miedo, cada uno llevamos dentro de nosostros un lado oscuro inconfesable.
Y eso es esta película, cualquier niño o adulto puede ser dos personas, con lo mejor y lo peor del ser humano, eso es lo que da pavor.
Podría ser tu hijo, tu hermano, tu vecino, todos estamos locos por dentro, ¿no hemos soñado alguna vez con cosas inconfesables?.
Y lo peor de todo es que la locura no siempre sale al exterior, de ahí los comentarios de algunos vecinos de asesinos muy peligrosos: "Quién lo diría, era muy educado, siempre te daba los buenos días".
Todos llevamos un asesino dentro de nosotros.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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