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30 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Esto con Kennedy también pasaba
Por favor, dejemos a un lado el seguidismo y la mojigatez. Siempre está bien plantear el problema de la homofobia y denunciar los prejuicios en los que se apoya pero por qué todo debe ser excusa para atacar enfermizamente a Cuba. Porque ,por lo que veo, consciente o inconscientemente la película ha contribuido a fomentar prejuicios no sobre la homofobia (que a mi juicio alguno también) sino sobre la maltratada isla caribeña (maltratada por, dejemos las cosas claras, más de cincuenta años de bloqueo económico genocida de EEUU, mafias de Miami, desinformación y manipulación).
Ya desde la sinopsis de esta película, y luego mil veces repetida en las críticas, podemos leer las expresiones siempre unidas de ''régimen'' y ''homofobia''. Dando a entender que Cuba por socialista es homófoba y opresora. No seamos injustos, ni gusanos.
Como bien dice el periodista José Manzaneda ''Cualquier manifestación cultural y artística producida en Cuba es interpretada en clave política, de una manera casi obsesiva''. Exactamente lo que ha pasado aquí.
La película transcurre en los años sesenta, la sociedad cubana de aquel entonces, al igual que el resto del mundo, estaba marcada por la homofobia, repulsiva en cualquiera de sus formas y venga de donde venga pero seamos serios y justos y no la tratemos como si fuera un problema exclusivo de Cuba o menos aun una consecuencia de la Revolución, cuando lo cierto es que fue una lacra extendida por el mundo entero. Afortunadamente con el tiempo (y mucha lucha) los gays han ido conquistando derechos y reivindicando su dignidad consiguiendo dejar a la homofobia como una vergüenza del pasado, que por desgracia aun no se ha erradicado totalmente ni aquí en España, ni en Cuba ni en ninguna otra parte.
Pero precisamente en Cuba esta homofobia, tiene más que ver con los sacrosantos valores cristianos importados, o mejor impuestos, a América Latina desde Occidente que con cualquier principio moral comunista o ''castrista''. Como relata Galeano en ''Patas Arriba...'' en muchas tribus indígenas del Caribe y Latinoamérica la homosexualidad estaba aceptada y permitida, y fueron los conquistadores españoles los que llevaron a la hoguera o a los perros a aquellas mujeres ''depravadas'' y a aquellos hombres que según nuestro ilustre Núñez de Balboa merecían la muerte pues ''para ser mujeres sólo les faltaban tetas y parir''.
Tampoco es un organismo cubano ni socialista la Organización Mundial de la Salud que hasta el año 1990 consideró la homosexualidad como enfermedad y desviación mental.
Por tanto, recalco, la película refleja un momento histórico concreto aplicable a cualquier sociedad del mundo. Basta de decir que ''el régimen'' o ''el sistema'' cubano ahoga a los homosexuales. Y no porque esto no fuera cierto entonces sino porque es hipócrita. Hubo represión en este aspecto, totalmente condenable por supuesto (y yo la condeno). Pero esta represión de la que fueron objeto los homosexuales no fue un problema exclusivo de la Revolución o de Cuba.
Comparemos la historia de Fresa y Chocolate con la de la brillante Brokeback Mountain, esta película también trata la homosexualidad (y la homofobia) en la década de los sesenta. Veremos como en el país de las libertades, la sociedad también oprime y persigue a los gays, que si muestran su verdadera sexualidad corren el riesgo de perder su muy viril y americano oficio de cowboy e incluso su vida. Pero en este caso como se trata de EEUU nadie habla de represión, capitalismo, patriarcado o régimen. Incluso el propio presidente Nixon, en 1972, insistía en que la homosexualidad destruyó Grecia y lo mismo le pasó a Roma pues según él ''los últimos seis emperadores eran maricones''.
Otro de los problemas que aparecen en la película y que por estúpido consenso se acepta que persiste hoy día es el de la falta libertad de expresión. Problema al que tampoco eran ajenos por entonces en EEUU, recordemos el Código Hays o La Caza de Brujas. Y otro ejemplo más de este problema en el ''mundo libre'' cogiendo además el hilo de la homofobia: la censura de secuencias de Brokeback Mountain en los cines italianos, y esto en 2008 en un país que tiene poco de comunista (pero seguramente demasiado de capitalismo). Entonces gobernaba el país Berlusconi autor de frases como ''mejor que te gusten chicas menores que hombres''. Hoy gobierna allí Monti, un tipo puesto en el poder por la Banca sin ningún voto pero nadie habla de ''dictadura'' o ''régimen'' italiano.
Lo que yo me pregunto es cómo es posible hablar de falta de libertad de expresión en un país que financia y produce películas como esta, críticas con la Revolución Cubana y con su historia. Aunque eso sí, una crítica que resulta maniquea, con demasiados tópicos y lugares comunes lo que le que resta puntos al resultado final y le hace perder valor. Aun así la película no me ha disgustado, pero me ha decepcionado mucho. La historia es bonita e interesante, está bien narrada y los actores más que correctos pero en demasiados aspectos no me la creo. Una vez más se cae en el estereotipo y los homosexuales vuelven a ser caricaturizados. Aunque también es cierto que conforme avanza la película veremos que, por lo menos el personaje de Diego, no es de una pieza y ofrece matices aunque en general acaba cumpliendo con demasiados de los tópicos que pesan sobre los homosexuales.
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67 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La humanidad de Diego
Película codirigida por dos profesionales de gran nivel. Se basa en un relato corto de Senel Paz, que escribe el guión. Fue nominada al Oscar a la mejor película en lengua extranjera. Ganó el Goya a la mejor película extranjera de habla hispana. Obtuvo el Premio especial del Jurado del Festival de Sundance y del Festival de Berlín.

La acción tiene lugar en La Habana en 1970. Narra la historia de Diego (Jorge Perugorría), un intelectual de 40 años, homosexual, amante de los helados de fresa, que por una apuesta intenta, sin éxito, seducir a David (Vladimir Cruz), un joven militante comunista, heterosexual, que estudia socialogía en la Universidad de La Habana, aficionado a los helados de chocolate. La relación entre ambos, tirante al principio, se ve espoleada por el dirigente político Miguel (Francisco Gattorno), deseoso de hallar pruebas contra Diego. Pese a los engaños iniciales mútuos, entre Diego y David se establece una sincera y profunda amistad. La película plantea el problema de la homofobia, denuncia los prejuicios en los que se apoya y defiende la realidad natural de la homosexualidad. Diego encarna la figura del homosexual consciente, lúcido y culto, que afronta con buen ánimo el ambiente opresivo que vive en su ciudad. En este punto se muestra el grado de marginación de los homosexuales (Diego pierde la licencia de trabajo en todo lo relacionado con la cultura) en el marco cubano y en el más general de sociedades avanzadas que no han superado del todo viejos prejuicios. El tema no es nuevo, pero la película contiene elementos particularmente sugerentes: explica sin tensiones, razona con fundamentos, habla con serenidad, rehuye la confrontación, asume la intolerancia con fortaleza y quiere contribuir a ampliar el espacio universal de la no discriminación.

La música, dirigida por José M. Vitier en su primera experiencia cinematográfica, ofrece un fragmento de "Il Trovatore", de Verdi, interpretado por María Callas. Añade composiciones para piano de Ignacio Cervantes ("Adiós a Cuba", "Ilusiones perdidas") y de Ernesto Lecuona. Incluye una canción cubana interpretada por Beni Moré. La fotografía presenta juegos de luces anteriores, posteriores y laterales; azuladas, doradas y blancas. Prefiere los encuadres próximos. El guión, realizado por Senel Paz ("Malena es un nombre de tango", "Cosas que dejé en La Habana") se desarrolla con parsimonia y resalta la belleza de unos diálogos muy bien escritos. La interpretación de Jorge Perugorría es admirable y muy acertada la de Vladimir Cruz. La dirección crea el clima adecuado para que el relato llegue al espectador y le emocione.

Película interesante, entretenida y brillante, realizada con escasos medios, bien interpretada y dirigida con maestría y pasión. Exalta la belleza de La Habana y contiene elementos documentales de gran interés.
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41 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Los hombres también lloran
En La Habana setentera, David, un joven estudiante universitario, sufre un desengaño amoroso. Un día se encuentra tomando un helado en una terraza al aire libre cuando se sienta en su mesa con todo descaro un muchacho parlanchín que grita a los cuatro vientos, con sus gestos y maneras, que es gay. Una comprometedora condición en el represor régimen castrista, para el que la homosexualidad era una desviación intolerable. Las intenciones de Diego son claras: quiere seducir al guapo David y despliega todas sus artes, llevándolo a su casa con triquiñuelas.
En un principio reticente y escandalizado, pero educado, David observa el modus vivendi de su insistente y nada disimulado galanteador. Culto, loco por el arte, enamorado de la lectura y de todo lo que es creado simplemente para deleitar la sensibilidad, y con una ardiente necesidad de transmitir su pasión por la vida. Un dúo abismalmente contrastado. El universitario, afecto a la revolución cubana, frente al artista bohemio.
Está visto que hasta las almas más dispares pueden encontrar puntos en común, y una dimensión en la que darse la mano para seguir andando juntos, por el viaje que emprenden los amigos. David y Diego aprenden a quitarse la venda y verse uno a otro como las personas especiales que son, por encima de los prejuicios.
Dos hombres valientes desafiando todo un sistema.
Una oda a la amistad en el corazón de La Habana.
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El comunista y el homosexual
¿Qué hay mejor que un buen drama? Está claro, un drama social que trate temas interesantes o necesarios. Esta película lo hace, ya que nos cuenta cómo dos hombres con ideologías opuestas, David (Vladimir Cruz), un joven estudiante afín al comunismo cubano, y Diego (Jorge Perugorría), un homosexual que aboga por un país más libre, inician una amistad que los marcará irremediablemente.

He de reconocer que me acerqué a esta película sin conocer demasiado sobre su trama. Tan sólo sabía que en su día había dado bastante de qué hablar. También he de reconocer que me acabó gustado más de lo que esperaba, sobre todo por la historia que narra y por las buenas interpretaciones que nos ofrecen sus protagonistas (Jorge Perugorría está estupendo y Mirta Ibarra brilla en cada una de sus intervenciones). Fresa y chocolate no es un trabajo sesudo que trate de sentar cátedra, pero consigue, con su aparente tono distendido, meter el dedo en la llaga y ofrecer un discurso tan inspirado como necesario.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Amistad entre polos opuestos.
Cuba, el comunismo y la revolución están a la orden del día, sobre todo en el mundo universitario donde hay estudiantes con un marcado apego por su país y por su régimen, y entre ellos está David. Pero en esas circunstancias también existen aquellas personas distintas, con una mayor cultura y una mente más abierta hacia todo lo que procede de fuera, como Diego, homosexual dedicado al arte y al mundo artístico y literario, deseoso de hacer algo por su país desde el ámbito más intelectual y creativo. Ambos son muy diferentes, pero el apoyo mutuo y la comprensión hará que nazca entre ellos una fuerte amistad después de cierta tensión inicial.
Francamente me ha sorprendido gratamente este film, por su gran humanidad, por la bonita relación entre ellos, las imágenes del casco antiguo de la Habana, por cómo se plasman y
tratan algunos aspectos de la vida de los personajes, por ejemplo la religiosidad o el amor a la literatura ( en el número de referencias a autores y obras importantes que hay en los diálogos de Diego), y por el hermoso final, a pesar de que tras él esté el rechazo de estos regímenes y sociedades hacia el que se sale de la regla general. Muy recomendable.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Desde un tolerante pedestal, una gran película
Probablemente, la más internacional película cubana, nominada al Oscar a mejor película extranjera y otra muestra del gran talento del veterano Gutiérrez Alea, aquí junto a Tabío por la enfermedad del primero. Es la historia de un homosexual y un joven comunista universitario, su amistad trabada paso a paso, sus sentimientos arraigados y distintos pero final y felizmente compartidos, son la base para, desde el púlpito de la tolerancia y la sencillez una noble y creíble crítica a la intolerancia. El trío protagonista borda sus papeles, con mención especial para Perugorría. En clave de comedia pero en el fondo un drama honesto y perfectamente identificable gracias a unos personajes con los que el espectador adquiere complicidad y cercanía. Gutiérrez Alea hace una crítica al sistema desde dentro del sistema, dejando un agridulce sabor de gran película.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sutil pero pura
Llego a esta película de la peor manera que se puede hacer: Un enlace de Youtube. Empezamos mal, no se ve de la mejor manera posible, pero por lo menos el sonido es bueno. Al principio me cuesta entrar a la película, pero lo consigo pasados 20 minutos y a partir de ahí, no me suelta. En el piso palanka hemos comparado su ritmo con el de películas de Almodóvar, la película consigue transportarte por sus escenas con excelentes transiciones y haciendo que los personajes evolucionen de forma natural y a la vez, sincronizada por la influencia de unos sobre otros.

El guión es un punto fuerte, en el que se trata una crítica al sistema comunista de Cuba y su anterior persecución al colectivo LGTB (hay que recordar lo mucho que Castro se arrepintió después de haberse sobrepasado en este aspecto). Esta crítica no se trata deforma directa sino que se va construyendo en las conversaciones de los personajes sin acusar a sujetos en concreto sino más bien, perfilando una crítica más aguda, más general que pasa por una revolución cultural y social más que por una política en sí.

Su otro punto fuerte es su buenísimo sentido del humor y de la ironía. Yo me he reído mucho con la película aunque es verdad que en ciertas cosas tienes que estar muy metido en la ironía que propone para que "pilles la gracia". Sin embargo, si lo consigues, te encontrarás con un humor muy inteligente y bien expuesto, que no satura y converge con el buen ritmo de la película.

Los actores son dioses caídos del cielo y sobre todo Jorge Perrugoría. Diego es el personaje cenital de la obra y Jorge consigue transmitir su pureza y sus sombras, su inteligencia, su humor y sus preocupaciones y emociones más humanas. La elección de personajes es un acierto: Un artista homosexual, un joven comunista y una puta. La conexión entre los tres es naturalisima y consigue hilvanar el sentido de la obra.

En general una gran película de la que no esperaba gran cosa y que me ha sorprendido como pocas. Su sutileza quizá sea su mejor punto, no te deja nada sin tocar pero lo hace con una delicadeza exquisita, y tu entras hasta donde quieres. Ahí reside parte de su magia.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Comunismo democrático
Sólo por la interpretación de Jorge Perugorría ya vale la pena ver la película, ya que se sale de la pantalla, el resto del elenco es aceptable, igual que la dirección, y la música es horripilante. A la historia le cuesta arrancar pero te atrapará irremediablemente, el desenlace final es algo convencional.

Como dice mi primo, el comunismo sería el sistema ideal si el que estuviera al mando fuera una máquina.

Dr. Hackenbush.

Beck - Loser
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13 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sí pero no
Película intelectualmente tramposa donde las haya, pero tan bien narrada que deglutes las trampas como los protagonistas los helados, sin darte cuenta y con cierto gusto. Hablar de la competencia cinematográfica de Gutiérrez Alea a estas alturas está de más: es uno de los grandes del cine hispanoamericano. Aun así, creo que jugaba en este filme con algunas cartas marcadas, no sé si por él o por Senel Paz, el guionista y autor del relato de base. Las cartas marcadas son las siguientes: ahora resulta que los miembros del Partido Comunista Cubano, es decir la Revolución, no aprecian el arte de su país (ni siquiera lo conocen), concretamente su música y su arquitectura. Son los artistas disidentes (más que disidentes, sediciosos, diría yo), los que dan lecciones de cubanidad (de cultura general más bien) a los militantes del partido comunista, olvidando que fue precisamente la Revolución socialista la que frenó bruscamente un proceso rampante de colonialismo cultural, cuando no de aculturación, y sobre todo de indigencia cultural, para pasar a un proceso no sólo de alfabetización general y de educación en masa de la población sino de rescate de la cultura cubana e hispanoamericana. Ahora resulta que el “artista disidente” no puede mancharse las manos trabajando en otros quehaceres para ganarse la vida como hacen la mayoría de los artistas en el mundo del “libre mercado”; o el arte o la embajada enemiga: mayor egoísmo y egolatría no cabe. Porque, además, resulta que venderse (que es lo que viene a hacer este “artista” en el desenlace del filme) para seguir viviendo de sus creaciones sin trabajar de 8 a 4, es sinónimo de libertad; lo cual por otro lado no deja de ser ilustrativo y hasta cierto punto inconscientemente revelador de lo que es el capitalismo, ya que, efectivamente, en él los trabajadores, y los artistas entre ellos, tienen absoluta libertad de venderse (es más no pueden hacer otra cosa); la otra cara de la moneda está en quien compra suelen ser los burgueses, los cuales tienen mucha más libertad de comprar y por tanto de vetar y, en el mundo concreto de la creación estética, de censurar, además silenciosamente. Ya les gustaría a la mayoría de los creadores europeos “disidentes” y no tan disidentes disponer de las oportunidades que las instituciones culturales cubanas ofrecen al protagonista de esta cinta. Ya les gustaría a los creadores del mundo capitalista poder ser tan puros como el protagonista de “Fresa y chocolate”, algo completamente imposible, salvo si eres un pesebrero y un tragaaldabas. Ahora resulta que la legítima defensa de un gobierno frente a aquellos que colaboran con los que están deseando invadir el país es un acto intolerable de censura. Ahora resulta… y se podría seguir mostrando los trucos de tahúr del dúo Paz-Alea. Esto no quita, repito, para que todas estas pamplinas antirrevolucionarias estén muy bien envueltas en una narración competentemente armada, una dirección casi perfecta (como sólo sabía hacer en Cuba Alea), unas interpretaciones magníficas (sobre todo de Perugorría) y una música de Lecuona y Cervantes maravillosa (dejando al lado las odiosas comparaciones con Vitier, cuya partitura ha sido, desde mi punto de vista, injustamente atacada).
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El arte es para pensar y sentir
Hacerme pensar y sentir es lo que ha conseguido de mi esta película. Siguiendo el hilo de una simple historia de amistad entre un homosexual y un heterosexual, entre un librepensante y un adicto al régimen cubano, vamos penetrando en las verdades de una Cuba real, de una sociedad con unas personas que existen, del vivir en Cuba. Pero el director no sale a las calles ni a las plazas, solo unos pocos minutos y es muy interesante lo que nos ofrece; ni entra en las casas o en los edificios públicos para contarnos como viven los cubanos, al menos los cubanos que en este caso representan el intelectual homosexual y el estudiante revolucionario. Vamos viendo y descubriendo la realidad más que nada a través de la visión que tiene Diego, homosexual, de un país, de su país al que quiere por encima de todo. Lógicamente la interpretación de Jorge Perugorría consigue todos los matices para que conozcamos la realidad cubana de esos momentos, o más bien la realidad que el régimen quiso dar a conocer al mundo en esos momentos. Vista la situación actual de la sociedad cubana dudo que los afines al régimen castrista estén hoy día por las libertades a las que aspira Diego. Insito en que es la interpretación de Jorge Perugorría lo que eleva a arte para pensar y sentir a esta película. No es una película que se haya realizado con muchos medios pero si están bien aprovechados sobre todo porque cuidan mucho los aspectos artísticos: la luz, la fotografía, la ambientación, etc. Es así mismo una historia lineal que favorece el seguimiento del discurso social con la historia de amistad que se cuenta y el tiempo, en muy poco tiempo, está perfectamente condensado para que veamos los más importante que ocurre. El espacio es así mismo muy limitado, casi siempre la casa de Diego, pero una ambientación a base de elementos, muchos elementos, relacionados con el arte: libros, fotografías de escritores, esculturas, elementos religiosos, etc, hacen, con la situación idónea de la cámara, que el espectador abra su imaginación. Vale la pena verla.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Exquisita y delicada
Una película exquisita, deliciosa, de buenos diálogos, de amplios sentimientos. Derrama café, té y la bebida de los enemigos.
Te envuelve en un laberinto de metáforas que te sumergen en la más profunda necesidad de saber mucho más allá de cada uno de sus personajes. Amor, desamor, deseo, impulsividad, política y otras historias. Imprescindible.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La irrelevancia de la "irreverencia" o helado derretido
Puedo entender la alharaca que en su momento ocasionó la película, en parte por el elemento snob que mucho cuenta en estos casos y también por la novedad que implica ver algo de un país sobre el que todos parecen tener una opinión pero sobre el que muchos parecen saber poco.

Se ha dicho que es una película gay. Lo dudo. Su tesis es muy pedestre: ya se sabe que los homosexuales tienen alma. Hay que reconocer que viniendo de una sociedad en la que en los setenta se encerraba a los gays en los campos de trabajo forzados de la UMAP (las tristemente célebres Unidades Militares de Apoyo a la Producción) reconocer...veinte años más tarde!!!...que los gays tienen derecho a existir, es un "avance". También se ha dicho que es una película crítica de la sociedad. Igualmente me lo cuestiono. Irreverente? Para nada. Su tesis es la "evolución" de la "revolución" que comprende los errores y reconoce -de nuevo- la condición humana de ciertos "elementos" de la sociedad.

Fuera de esto, es una película refrescante, entretenida. Tiene sus aciertos. Pero no es ni de lejos "la gran película", como tanto se ha dicho y repetido. Un divertimento con aciertos. Nada más. Nada menos.
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16 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La revolución no entra por detrás... o sí?
Desde luego revolucionaria es esta película hermosa, enamorada de la ciudad más bella del mundo, La Habana. Una película que, a muchos, nos descubrió a algunos de los mejores actores hispanos, Jorge Perugorría y Vladimir Cruz, un encuentro que hace sqaltar chispas y la gloriosa Mirta Ibarra.
Divertida, ácida, responsable, hermosa y sabrosamente nostálgica, ...
Copelia sigue estando allá, esperando que vayamos a tomar uno de los mejores helados del mundo, pero, como el resto de la ciudad, está a un segundo de venirse abajo.
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15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La Habana de los helados opuestos
El cine y en general el arte nunca han congeniado demasiado bien con las dictaduras, pero en muchos casos el ingenio se ha sobrepuesto a la fuerza para criticar, mostrar o incluso satirizar los problemas sociales , en España por ejemplo sucedió con Berlanga, y Cuba, la perla caribeña, no iba a ser una excepción.
El cine cubano nunca ha gozado de prestigio, ya sea por falta de medios, ya sea por la censura, aunque a partir de los 60 comenzó el denominado Nuevo Cine Latinoamericano, que aportó ideas y un aire fresco que llegó a su cénit de la mano de su máximo representante en Cuba, Tomás Gutiérrez Alea, con "Fresa y chocolate".
El contraste entre los protagonistas es el eje sobre el que se mueve el desarrollo de la cinta, un homosexual no muy querido por el régimen castrista, culto y romántico, y un universitario comunista fiel a la revolución con una aparente mentalidad cerrada y sin éxito en el amor. Entre ellos poco a poco y superando prejuicios se creará un vínculo que acabará convirtiéndose en una amistad casi fraternal superando las ideologías y la concepción de la realidad cubana. Una película que muestra el verdadero problema que padecen los homosexuales en la isla debido a las barreras que les imponen a su libertad sexual y expresiva, y también aunque no es el tema principal, la pobreza que asola la isla y que queda patente en los planos de edificios arrasados por la vejez.
Contada con una sensibilidad desprendida por sus diálogos y las fantásticas interpretaciones de sus actores, hacen que sea una película bonita y conmovedora, sin trampas y manipulaciones emocionales que tanto perjudican a gran número de cintas, los sentimientos que aquí aparecen se notan desde el principio que son verdaderos.
Lástima que no se llevara el óscar a la mejor película extranjera, probablemente la política haya influido bastante, pero eso da igual porque cintas como ésta son necesarias, sobre todo porque acaban demostrando que la igualdad está por encima de las ideologías y las condiciones sexuales, y no, no es "Brockeback mountain" auqnue si es tan recomendable como ésta, sobre todo para aquellos que tanto simpatizan con regímenes tan repugnantes como el castrista, véase Willy Toledo.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Amo esta isla
FRESA Y CHOCOLATE, sin duda alguna el filme más conocido de Alea, ha merecido el aplauso del público y la crítica y el Premio Especial del Jurado del Festival de Berlín de 1994, entre otros galardones. A mi juicio esta significación se debe a que la película sintetiza algunas de las dimensiones y angustias más profundas de la cultura cubana en su dramática coyuntura actual. El filme gira casi exclusivamente sobre tres personajes, David, un joven estudiante de Ciencias Sociales con vocación de escritor, revolucionario ortodoxo e ingenuo; Diego, un homosexual que siente la cultura no sólo como goce sino también como responsabilidad; y Nancy, una mujer madura, agobiada por la soledad, que lucha como puede con la carga de sus días. Entre ellos se abre paso, en medio de una selva de prejuicios e incomprensiones, un conmovedor, apasionante triángulo amistoso.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Dulce amistad
Si algo ha tenido el cine cubano durante toda su existencia es la valentía que ha profesado demostrar su realidad de una manera natural y sin adornos, Fresa y Chocolate aquel éxito mundial tanto en festivales como en recibimiento popular es una prueba de ello. El filme tal vez no tenga el acabado estético más hermoso, pero nos muestra una naturalidad en su guion y fotografía muy loables, sus personajes (soberbias interpretaciones), el filme nos retrata como las diferencias depende de nuestro pensamiento y debilidades, de nuestras faltas de apertura y comunicación, de un orgullo banal. El desarrollo del filme nos endulza como la fresa y el chocolate, y terminamos teniendo estima por los personajes, por sus deseos, por sus sueños. Todo en un orden muy natural e imparcial, como me dijo el doctor cubano que me la recomendó es cine que debe de verse.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Los Amigos
Considero que esta es otra entretenida y aceptable película catalogada erróneamente de temática gay; pues si bien aborda el tema de la homosexualidad en uno de los personajes principales lo hace de manera secundaria, no obstante se centra en desarrollar más la historia de la amistad verdadera, la esencia del ser humano, el valor de la persona por sus convicciones y su manera de ser más que por sus preferencias sexuales. Honestamente es un filme que me ha dejado un gran sabor de boca pues nos demuestra que puede existir la amistad verdadera entre un heterosexual y un homosexual sin necesidad de que haya algún tipo de interés sexual de por medio. Existiendo una relación de reciprocidad, admiración y respeto más allá de los ideales políticos y preferencias sexuales; no por nada esta entrañable cinta estuvo nominada al Óscar como mejor película en lengua extranjera.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un acierto de película contra la homofobia
Dos personajes contrarios que se cruzan en la universidad y se hacen amigos.
David acérrimo comunista estudiante de Sociología en La Habana y Diego es artista, homosexual en contra del régimen de Fidel Castro.

Premisa básica de personajes contrarios, muy acertada con los temas que plantea (tolerancia, amor, libertad) mostrando la homosexualidad de forma positiva en Cuba, siendo la película más internacional del país.

Ganadora de numerosos premios (entre ellos Premio especial del Jurado en Sundance y el Oso de Plata, Premio Especial del Jurado en el Festival de Berlín) ; nominada al Oscar a mejor película internacional que debería haber ganado viendo las rivales en la categoría.

Lo mejor: La actuación de Jorge Perugorría.
Lo peor: La música.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un canto a Cuba, un canto a la amistad.
Fresa y Chocolate es una película dedicada a Cuba, no es una película dedicada a la temática homosexual como pensaba antes de verla, es una preciosa película a la amistad y al respeto.
Con una interpretación magistral por parte de Jorge Perugorría y también bastante aceptable por parte de Vladimir Cruz, se nos narra la historia de dos personas no solamente diferentes por sus tendencias sexuales sino también por sus ideas políticas.
A lo largo de la película se nos demuestra como uno y el otro quieren al país de la misma manera pero uno de ellos está totalmente equivocado y por su juventud e inexperiencia en la vida acaba reconociendo su equivocación y la importancia de los valores de las personas por encima de todo.
Una película entrañable y con bastantes momentos emocionantes donde se narra la situación de la Cuba actual tan conocida por todos donde muestra la dificultad de las personas por poder mostrar sus ideales e ilusiones.
Con un guión fabuloso y una dirección también muy buena se puede ver que es una película con pocos medios pero que las interpretaciones, guión y dirección hacen una película preciosa y recomendable para ver.
Una película dedicada con mucho amor y cariño a Cuba y un canto a la amistad.
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7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Excelente película
Mi primer contacto con un largometraje cubano ha supuesto una experiencia valiosa para mi bagaje cinematográfico. Se trata de un film de genero dramático que toca temas como la amistad, la homosexualidad, la tolerancia y la libertad. La película desarrolla con maestría la evolución de la relación de amistad entre los dos protagonistas, Diego (Jorge Perugorría) y David (Vladimir Cruz), que se conocen de forma trivial y espontanea. La historia se desarrolla en la ciudad de La Habana, cuya estampa se nos aparece en diferencias ocasiones, pudiendo admirar su belleza.

Que la película este categorizada en el género drama, no es algo casual, ya que aunque con tintes de positivismo debido a la fuerza del personaje de Diego, no deja de ser una historia dura y triste, que nos logra poner en el lugar del protagonista y consigue hacernos participes del ostracismo al que se ve sometido el personaje, y compartir su sufrimiento en su lucha por no ser diferente y construir una Cuba más libre, con espacio para todos. La interpretación magistral de Jorge Perugorría, hace que la película gane en realismo, veracidad y crudeza, y consigue poner en movimiento los sentimientos del espectador. Por otro lado, la lenta evolución del personaje de David, nos genera la intriga que hará que durante el visionado de la película estemos pendientes de comprobar por que derroteros trascurrirá el resto de la historia.

No hay que olvidar y agradecerle a esta película, las referencias a la cultura cubana y ello es gracias al excelente guión.

Una buena historia, una interpretación magistral de los actores principales y una temática interesante, sobre todo por el contexto en el que se desarrolla, hace que esta sea una de las películas que han logrado sacudirme y poner en movimiento sentimientos internos y es por ello que pase a ser no solo una de mis películas preferidas vistas durante este año, sino que pase a formar parte del selectivo club de películas casi perfectas.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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