¡Ay, mi madre!... Parecía que luego de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS este buen señor llamado Peter Jackson no podría seguir torturando espectadores, o por lo menos a este espectador. King Kong nunca me atrajo de manera particular, como sí ocurrió con Frodo y sus amigos. Por consiguiente, esta película, creía yo, daría cuando menos para un 3 ó un 4.

Qué va. Alguien debería haberle dicho a Jackson que en KING KONG la estrella es un mono gigantesco, y que a él es a quien los espectgadores quieren ver. El no lo tuvo en cuenta, y en primer lugar tenemos la mitad inicial, que jamás logré ver completa, porque cuantas veces lo intenté me ocurrió algo que rara vez suele ocurrirme con una película, por mala que ésta sea: me dormí. En esa primera mitad, interminable, Jackson presenta a los personajes, cuyas historias personales ni de lejos pueden competir con la del gorila tamaño familiar, la única que realmente interesaría en una película que lleve su nombre; y sigue a continuación el viaje en barco hasta la isla donde mora el simio de marras, plagado de accidentes, pero por desgracia ninguno fatal, como para adelantar el bienvenido happy end mediante un glorioso, magnífico naufragio. Como es sabido, luego de lo que parecen incontables siglos y varios kilómetros de celuloide, los personajes llegan a una isla desconocida, lo que nos lleva al segundo tramo de la película. Lo que sigue al menos no es tan aburrido, pero no se sabe si reír o llorar.

No da la impresión de que Hollywood tenga intenciones de filmar secuelas de esta película, que ni de lejos obtuvo el éxito de taquilla de, por ejemplo, HARRY POTTER o EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. En parte se entiende, porque se inspira en un libro que tampoco alcanzó siquiera la mitad del éxito de los susodichos, y que, es más, no he tenido la oportunidad de leer. Debo agregar que si de esta película depende, mi interés por leerlo tampoco será demasiado, si bien los libros no pueden ser juzgados por las películas que se hagan de ellos. El principal problema con ERAGON es que su protagonista no es interesante. Es un buen muchacho algo carilindo y aquí termina todo; o sea, uno más del montón. Su coequiper, la dragona Zaphira, tampoco tiene el carisma y encanto de Draco, de DRAGONHEART, por citar un ejemplo; de haberlo tenido, la sensibilidad personal pudo haberme llevado a favorecer más a este filme. Los malos tampoco resultan tan siniestros como podrían haber sido, para incrementar el suspenso y el interés. Si argumentalmente no es gran cosa, en lo interpretativo no podemos decir que sea un fiasco, pero un actorazo como John Malkovich tampoco tiene oportunidad de lucir, si bien en eso puede haber tenido un peso específico el papel con el que le tocó lidiar. Pero así y todo, si tenemos en cuenta la cruel vivisección que hizo Peter Jackson con EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, es preferible ésta. Cabe preguntarse, no obstante, si seguiríamos pensando igual tras leer el libro correspondiente. Quizás sea mejor quedarse con la duda.

Aquí, en Argentina, se la conocioó como LA HORA DEL ESPANTO. Ya ni me acordaba es ella. Cuando la proyectaban en los cines yo estaba impedido de verlo por hallarme cumpliendo con ese trámite llamado servicio militar, pero tan entusiastas eran las críticas que se le prodigaban, que moría por verla, lo que no pude hacer sino mucho más tarde, con gran impaciencia. Fue una desilusión, si la hubiera obviado no me perdía de nada. Al parecer no soy el único: ni como parodia, ni como filme de terror ni para adictos a lo vampírico me ha sido mencionado jamás, no ya como una gran película, sino como una más del montón, y en los videoclubes brilla por su ausencia. Eso sí, como no profanó ninguna gran obra literaria ni alcanzó espeluznantes niveles de estupidez cinematográfica, sino que sólo cumplió en algunos puntos, aburrió bastante y en algún momento tal vez se haya puesto un poco tonta, no vale la pena condenarla a la pna máxima, sino sólo dejar sentado que el olvido es para esta película una lógica sentencia.

He aquí una de las pocas películas que me han gustado más que el libro que las inspiró, en este caso si mal no me acuerdo de Joan D. Vinge. Se trata de una historia romántica por muchas razones, por el hecho de transcurrir en pleno medioevo, por las maravillosas imágenes que se suceden a lo largo y por esa historia de los amantes separados por un hechizo que los condena a no poder estar juntos en su forma humana más que en dos brevísimos momentos del día, uno en el amanecer y otro en el crepúsculo. Richad Donner nunca fue santo de mi devoción, pero debo admitir que esta película suya es una joya. Debo admitir, sí, que la música de Alan Parsons suena un tanto fuera de lugar, en un período histórico tan ajeno a la electrónica. Pero es un detalle absolutamente soslayable en un filme como éste, cuya factura técnica es por lo demás impecable, y que por desgracia no es muy conocido.

No puede decirse que seas una mala película, pero está, creo, sobrevalorada. Gran parte de la fama que tiene obedece a su temática sensacionalista y morbosa, al hecho de que en la trama aparece el doctor Hannibal Lecter, que no sólo es un demente sino, además, antropófago. En cuanto a sus méritos, al menos en un ochenta por ciento descansan sobre Anthony Hopkins, cuya actuación en el papel del buen doctor es estremecedora. Pero Hopkins lo hubiera logrado incluso sin los detalles más truculentos que "adornan" al personaje. El argumento, me temo, hace agua, especialmente en lo que hace a la fuga de Lecter, ya que éste pierde demasiado tiempo tras poner fuera de combate a los guardias por ser alguien que debe huir. Se deja ver, pero una vez más comprobamos que los Oscars significan muy poco.

Parece mentira, por más que uno sepa que Hollywood no sólo es arte sino también negocios millonarios que no se prosternan ante la calidad, que no sólo se haya profanado a esta obra con innecesarias continuaciones, sino que además se haya hecho una de las tantas, quizás la más innecesaria remake de la industria del cine. Porque, ¿cómo una nueva versión puede superar la sorpresa del original? ¿Cómo se puede crear suspenso cuando ya se sabe de entrada de qué va la película y quién es el asesino? ¿Cómo puede haber misterio, si todo lo sabemos porque hubo una versión anterior? Pero todavía más: ¿quién puede borrarnos de la cabeza que hubo un "auténtico" Norman Bates y que cualquier otro es un vulgar imitador? ¿Cómo igualar en colores el encanto que otorga el blanco y negro a este tipo de películas? ¿Cómo alcanzar la fascinación tétrica que las tomas exteriores de la casa de Norman en la versión original producían en el espectador? Sólo hay una respuesta posible a todas estas preguntas:no se puede. PSICOSIS hubo, hay y habrá siempre una sola. Esta. Un perenne monumento al cine de suspenso, la obra más gloriosa del maestro Hitchcock.

¿Quién puede haber visto esta película y no recordar su jocosa música incidental, que hacía reír incluso antes de que el humor ocupara la acción? La agraciada y graciosa Audrey Hepburn es aquí Nicole, la hija de un coleccionista de obras de arte que ha asegurado una de sus obras por la cuantiosa suma de un millón de dólares. El gran problema: la obra va a ser examinada por peritos. Y es falsa. En cuanto se haga el examen pertinente, el buen padre irá a dar a la cárcel, y para evitarlo, como buena hija, Nicole intentará contratar los servicios de un ladrón a fin de robar la falsificación de marras antes de que se efectúe el peritaje...

No sé cuántas veces vi esta película, pero puedo asegurar que fueron muchas, y así la vea cien veces más, creo que siempre me la pasaré riendo a mandíbula batiente. La música incidental, ya lo hemos dicho, ayuda. Pero cabe aclarar que la desopilante trama y la expresividad del elenco hacen lo suyo. Absolutamente recomendable.

Vamos a comenzar aclarando que lamentablemente no he leído el libro de Richard Matheson, ni vi las anteriores versiones fílmicas de la obra; por lo que en este sentido no me siento capacitado para hacer de esta película la mejor de las críticas. Por otra parte, el cine de acción decididamente no me va, salvo alguna que otra excepción, y como filme de vampiros tampoco me resulta atrayente. Si todavía a estas alturas queda alguien que ignore de qué trata esta película, el punto de partida es una epidemia resultante de un virus desbocado que transforma a seres humanos y animales en criaturas asesinas y vulnerables a la luz del sol, sin conciencia ni sensibilidad. El protagonista es un sobreviviente, y a priori el único: el último ser humano que camina sobre el planeta. Es inmune al virus, pero no a la soledad. Y ahí radica, creo yo, el gran acierto del filme. No se puede decir que el protagonista esté solo, porque en la ciudad hay cientos, miles de otros seres. Y no obstante, está solo, porque todos esos seres son hostiles. Conmueven los desesperados esfuerzos por resistir la soledad y acaso la consecuente locura; los reiterados intentos por encontrar alguien como él. Eso de estar aislado y hambriento de contacto humano es hoy un mal que padecen muchas personas. Es curioso que sea una película fantástica como ésta el mejor vehículo para expresar tal padecimiento.

Asombra un poco que pase inadvertido, porque este filme, además de la intriga y el suspenso habituales en Hitchcock, tiene una alta dosis de humor, algo que tratándose de él decididamente no es usual. En la ficción de LA TRAMA Barbara Harris es la mentalista (leáse farsante) Blanche Tyler, a quien acude una clienta adinerada para tratar de dar con el paradero de una persona. Debido a sus exiguas facultades como psíquica, Blanche fuerza a su novio a hacer de detective para encontrar a la persona en cuestión. Pero el gran problema es que la pista lleva al dúo hasta otra pareja, integrada ésta por dos astutos delincuentes que ciertamente no verán con muy buenos ojos que se inmiscuyan en su poco honesta vida privada... Qué sé yo si esta película puede compararse con un clásico como PSICOSIS, pero de lo que no me cabe duda es que está muy por encima de casi toda la filmografía habitual del género; amén de que es un dignísimo broche de oro para la carrera de un director que es ya toda una leyenda. Y por eso merece que se le conceda el máximo puntaje.

Sin duda fue la primera y la mejor película de ese subgénero que muestra a los difuntos reviviendo por causas no específicas y devorando con fruición digna de mejor causa al género humano. Luego vinieron otras, incluso una remake, pero ésta es insuperable. Romero tuvo el acierto de filmarla en blanco y negro y hacer que gran parte del argumento transcurra durante la noche, como se indica desde el mismo título. Se sabe, las mejores historias de terror se cuentan de noche. En la oscuridad nada parece imposible; hasta el menor ruido o la más vaga forma puede ponernos los pelos de punta. Que los muertos vivientes sean tan lentos que se puede huir fácilmente de ellos es algo que no nos importa, porque sólo reflexionamos sobre ello cuando la película ha terminado. Aparecen, y resultan sencillamente aterradores. Ni hablar si los vemos en pleno festín. LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES: una obra maestra copiada hasta el hartazgo (incluso por su propio creador) pero que no tiene y tal vez nunca tenga auténtico rival.

No se puede negar que este filme está un tanto sobreactuado, especialmente por parte de la aquí debutante Mía Sara, pero a veces no hay que ser tan rígido, sobre todo teniendo en cuenta que es un filme de Ridley Scott, director que nunca volvió a hacer una obra que me convenza del todo (aunque debo admitir que varios de sus opus no los he visto). Tampoco puede negarse que, detalles más, detalles menos, el argumento es simple, y que no aporte nada con su trama. Pero miente quien diga que alguna vez ha visto un Satán más espléndido que el que se ve en esta cinta, miente quien diga que ha visto duendes de celuloide más convincentes que los que aparecen aquí, y miente quien ponga en duda la espectacular belleza escenográfica de LEGEND. A veces no cuenta tanto qué se hace, sino cómo se hace. Y encima, aunque poco original, el argumento gusta a quien todavía tiene algo de niño en su corazón.

Supera, a mi juicio, a varios productos más recientes y/o más renombrados de Disney, pero casi nadie recuerda esta espléndida película de dibujos animados, adaptación de "Las Crónicas de Prydain" de Lloyd Alexander. Es más, fue uno de los raros casos (pocos, pero los hay) en que me gustó más la película que el libro en el que se basaba. Fue también, como aseguran otros usuarios de Filmaffinity, una película atípica para Disney. Horrible, aseguraron algunos espectadores adultos, en ocasión de su estreno.

Y es que TARON Y EL CALDERO MAGICO tenía (tiene) un argumento en gran medida terrorífico, centrado en un siniestro y esquelético monarca que buscaba el caldero del título para revivir a un ejército de guerreros cadavéricos. Por supuesto, había momentos de humor que aliviaban la tensión, pero gran parte del público adulto concluyó, no tan desacertadamente,
que se trataba de una película demasiado oscura y tétrica para sus hijos. A la Argentina el filme llegó con algunas escenas de menos, que sí se vieron más tarde, en la versión en video. Concretamente, le fueron cercenados varias escenas de la resurrección del ejército de muertos
y también el prólogo que narra la historia del origen del caldero.

Francamente, teniendo en cuenta las cosas que se ven hoy por televisión, resulta risible que la Disney no se digne desempolvar esta película que merece que más gente se acuerde de ella. Hoy resulta de lo más inocente comparada con algunas de las actuales cintas de terror que se exhiben en cualquier horario. Y mejor hecha que muchas de ellas, me atrevería a decir. Algo que hará suspirar de alivio a muchos es que esta película no tiene ni una canción. He soportado esa manía de Disney por saturar de canciones todas y cada una de sus películas, alguna que otra hasta me gustó, pero celebro que haya alguna honrosa excepción, como es el caso.

Lo bueno de que la Disney reniegue de esta película, sin embargo, es que, por lo mismo, no será maltratada con una segunda parte muy inferior al original, como fue el caso de LA CENICIENTA, EL JOROBADO DE NOTRE DAME y tantos otros.

No coincido con aquellos que sostienen que a una película del género fantástico se le puede perdonar todo, por el solo hecho de que es fantasía. En algún punto, uno tiene que dejar de defender a capa y espada lo que es indefendible, lo que atenta contra la credibilidad del argumento. Vale la pena, creo yo, ejemplificar en esta película lo que intento decir. Esta película versa sobre una tarántula que adquiere proporciones gigantescas. La ciencia sostiene que, aunque esto fuera posible, una criatura así quedaría imposibilitada de moverse, porque se lo impediría su propio peso. Sin embargo, si uno se sienta a ver este tipo de películas tiene que olvidar o desoír la voz de la ciencia, o simplemente ver otra cosa. En un filme que trata sobre criaturas de proporciones gigantescas, uno debe partir de la premisa de que en dicha ficción una tarántula puede crecer, moverse cómodamente y devorar vacas, humanos y cuanto ser vivo acorde a su tamaño se ponga a su alcance. Lo que en el contexto del argumento resulta increíble es lo que inicia el gigantismo de la araña. Porque, ¿a qué científico en su sano juicio se le ocurriría experimentar nada menos que con un temible depredador como una tarántula? Conejos, ovejas, tal vez alguna rana; pero, ¿una tarántula? Ese es el único punto flojo que tiene la trama. Por lo demás, un clásico del terror, mucho más logrado que otros filmes sobre temas similares. La tarántula asusta de verdad; así hubiera querido yo que Peter Jackson hiciera a Ella-Laraña de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. No pudo ser. Como dato curioso, digamos que la araña en cuestión era toda una actriz, ya que fue la misma que apareció en EL INCREIBLE HOMBRE MENGUANTE y se llamaba, creo recordar, Tamara. ¿Qué tal, eh?

...igual se deja ver. Sigue siendo simpático. Si me preguntaban en el momento de su estreno, la hubiera calificado con un 10. No, creo que no da para tanto. Otras personas, hoy, comparten mi opinión. ¿Por qué ese cambio? Probablemente porque entonces, al menos en Argentina, había mucha necesidad de filmes más bien ingenuos como éste. Sigo rescatando el hecho de que después de mucho tiempo de que la cinematografía los mostrara como malvados, esta película ofrecía una imagen más benévola de los alienígenas. Estoy un poco harto de las heroicas fuerzas armadas saliendo a salvar el planeta de extraterrestres y/o monstruos surtidos: que Starship Troopers, que Independence Day, que Predator, que Alien, que estos dos en una misma película... ¿No será mucho? E.T. ha descendido en mis preferencias, pero no creo que siga bajando. Y sin duda, jamás podremos olvidar la escena de Elliot y E.T. en bicicleta, con una enorme Luna de fondo. No vale la pena comentar el argumento, ni cómo está hecha. Creo que ésta es una que vimos todos.

Solían encantarme las películas de piratas cuando era chico. Tampoco vamos a decir que alguna me cambió la vida, pero me entretenían. A la cabeza de dichos piratas de celuloide, no en el Caribe sino en el Mar de la Sonda y aledaños, se encontraba Sandokán, un personaje del que vería con mucho gusto alguna nueva versión cinematográfica. En lugar de Sandokán tenemos aquí a un puñado de parodias de pirata encabezados por Jack Sparrow, interpretado por Johnny Depp. No entiendo nada. ¿Por qué a lo largo de la película se mueve así, tan amanerado? Lo he visto en otras películas y no era para tanto. ¿Qué mente brillante tuvo la gloriosa idea de que lo interpretara de esa forma? No importa. Orlando Bloom es santo de mi devoción, pero cuando aparece por primera vez aporta el único momento realmente gracioso del filme, no vamos a decir aquí en qué consiste. Ahora vamos a hacer un mea culpa: cuando entré a verla, esperaba otra cosa de esta película. En efecto, creí que sería un híbrido de aventuras y terror. No sé qué es, pero seguro que no esto que yo esperaba. Imagino, como de alguna manera dije más arriba, que es una parodia; porque para filme de aventuras le sobra ridiculez. Dicho sea de paso, algunos de los momentos intencionadamente humorísticos los hemos visto en otras películas. Para confirmarlo, ahí tenemos cierta situación vista, entre otras, en la primer secuela de Evil Dead. Keira Knightley, eso sí, está muy bonita, como siempre. Pero ese detalle poco tiene que ver con el cine, ¿no?

Parece mentira que se la considere la peor película de todos los tiempos. No es para tanto. Entretiene, no le pidamos más que eso. Si el argumento es muy tirado de los pelos, también es cierto que los hay iguales, peores e incluso mucho peores. Por otra parte, Wood no contaba con los dinerales con los que grandes directores cuentan para respaldar sus obras. Posiblemente sea este detalle el que me despierta simpatías a favor de este filme. Algunas partes son risibles, pero volvemos a lo que decíamos antes: al menos entretiene, aunque no como se suponía que debía ocurrir...

Voy a ser sincero: las películas con un montón de heroicos soldados que salvan al mundo de monstruos y extraterrestres llenos de malvados planes para nuestro planeta y/o sus habitantes humanos me cansan. Apenas veo aparecer a los uniformados de turno me pongo a gruñir. De lo cual, por supuesto, esta película no tiene la culpa. Ya que estoy seré doblemente sincero: además de lo antedicho, Godzilla nunca me fascinó especialmente como personaje. De lo cual, tampoco tiene la culpa esta película. Pero de lo que sí tiene la culpa, es de no saber cuándo se ha llegado al límite con algo. La radiactividad agrandó a no sé qué lagartija, como (siempre en la trama) agrandó a ciertos gusanos de Chernobyl. Pero a estos últimos no los agrandó hasta hacerlos alcanzar el tamaño de anacondas, ¿no? Bien, no sólo eso, sino que además lo hace echar fuego. Ya parece mucho, casi demasiado. Pero hay más: la radiación lo ha vuelto hermafrodita y capaz de autofecundarse... ¿Alguna otra payasada? Una sola de esas tres sería aceptable, pero tanto absurdo viniendo en patota resulta demasiado. Encima, personajes interesantes, no hay, como para tratar de rescatar algo por ese lado. Godzilla procrea y uno desea que su progenie se devore a todo el elenco. Por cierto, no hay mucha diferencia entre las persecuciones de los godzillitas y las de los carnívoros de Jurassic Park. Que esta vez los reptiles sí hubieran alcanzado a sus presas humanas hubiera hecho una interesante diferencia. Y además, un final más rápido y más feliz.

Y no exactamente por el cambio climático, sino por los disparates únicos que se ven a lo largo de esta película. Ni sé por qué le puse un 5. Creo que fue porque ya me dio vergüenza siempre reprobar con un rotundo 1 a las películas de este director, por lo que haciendo un esfuerzo encontré algo interesante en la historia de ese padre encarnado por Dennis Quaid que afronta los rigores del desastre climático (Y desastre en serio!!!) movido por el amor y la desesperación de estar a muchos kilómetros de su retoño (Jake Gyllenhaal). Ahí encontré cierto interés que no encontré en GODZILLA ni en DIA DE LA INDEPENDENCIA. Pero, ¡por Dios!, ¿era realmente necesario mostrar escenas dignas de un dibujo animado e involuntariamente cómicas como en los momentos supuestamente de mayor dramatismo que se ven en esta película?

La verdad es que bien podría creerse que estos tres chicos desaparecieron, porque salvo un posterior reportaje a Heather Donahue, no volví a tener noticias de ellos. Me asombra la cantidad de gente que detesta esta película. Por supuesto, gustos son gustos. Para quien lo ignora (si queda alguien) la película se inicia explicando que tres estudiantes de cine, tratando de hacer una película sobre la leyenda de la bruja del título, se perdieron misteriosamente en un bosque. El filme consiste, se supone, en una selección de lo que ellos llegaron a registrar con la cámara de cine en su investigación, antes de esfumarse de forma tan enigmática. Hay mucha cámara movida (intencionalmente, para dar sensación de realismo), mucha oscuridad, muchos ruidos misteriosos, cero música incidental, cero efectos especiales. Si desde antes del estreno no hubieran aclarado que se trataba de una obra de ficción, muchos podrían haber creído que se trataba de hechos reales, aunque no buscaran explicaciones sobrenaturales, sino otras más factibles. En lo personal, me resulta más inquietante esta obra que muchas otras atestadas de efectos especiales y, por lo mismo, ajenas a cualquier intento de credibilidad. Pero como ya se dijo antes, gustos son gustos...

Entiendo que por fama y/o dinero a veces se hace cualquier cosa, pero yo no creo que por lo demás alguno de los involucrados en este bodrio tengan de qué estar orgullosos. Más bien, sospecho que varios de ellos deben haberse disputado la máscara de Jason para usarla y evitar ser reconocidos mientras caminan por la calle. Freddy Krugger supo provocarme varios estremecimientos a lo largo de sucesivos films, aunque el sexto de la saga era otro fiasco y ninguno pudo superar al primero de la serie, el dirigido por Wes Craven. En cuanto a la seguidilla de Jason, era pura morbosidad; nunca me gustó. A alguien se le ocurrió juntar a uno y a otro en esta película. Freddy resucita a Jason para poder resucitar a su vez, o algo así, y luego ambos se enfrentan en una lucha por el control del Infierno. Es tan disparatado y ridículo nada más cuando se habla de ello, que casi, casi me arrepiento de haber hecho trizas a otras películas poniéndolas al nivel de ésta. Casi.