A gran parte de los seguidores del género ortodoxo les hablas de un western en el actual siglo y ya empiezan con las dudas si es que se dignan a verla. Esto es cine, sin prejuicios, resulta que es francesa, rodada en buena parte en los Pirineos y por supuesto, en la cresta de la ola de las producciones del actual siglo. No hay necesidad de comparar "Los hermanos Sisters" con lo que se hizo en Hollywood hace sesenta o setenta años, ¿qué más dará?; la cuestión es valorar con objetividad (si eso es posible) y por supuesto, acorde a los gustos personales de cada uno.

Para mí es de notable. Se trata de una historia de supervivencia de dos tíos muy brutos, el oeste norteamericano se nos es ofrecido de forma desacomplejada, sin florituras y alejada de todo mito irreal. Nadie sabe si las condiciones de vida de entonces eran mejores o peores que lo que acostumbramos a ver en el cine, pero estoy casi convencido que la realidad se acerca más a lo que se ve aquí. Sin embargo, es preciso subrayar que todos nacemos de un vientre materno, todos tenemos la necesidad de recordar a quien nos trajo a este mundo y cualquier momento de la vida es bueno para volver a los brazos de mamá.

Son dos personajes inolvidables, pero además lo que me convence es la cantidad de giros en el argumento que vamos a encontrarnos. Si no te cuentan nada, si no sabes lo que va a pasar, es casi imposible imaginar lo que al final sucede. Dos trabajadores del gremio del gatillo van tras los pasos de otro: pues bien, bajo esa premisa es imposible imaginar lo que va a suceder después. Y esas sorpresas me encantan.

Lo cierto es que los dos hermanitos son muy especiales, ¿se quieren?, a su manera, rotundamente sí, ambos son distintos y quedan claras sus desviaciones, su carácter, sus vicios, sus defectos... Las imágenes que nos llevamos a las retinas son únicas...

Bienvenido el western del actual siglo si es así...

De todo lo que se ha dicho y de todo lo que se dirá me quedo con la fabulosa idea que Nolan, por mal que nos caiga, por muy chulito que sea, en esto de hacer cine es de los mejores. A nadie le gusta generalizar, porque no a todos caerá mal Nolan y nadie (eso es seguro) que escriba por aquí conoce al director de "Oppenheimer" para afirmar que tiene tendencias chulescas. Lo que sí es seguro es que este hombre controla.

¿La historia del físico que dirigió el proyecto que acabó materializando la primera bomba atómica merecía una película de tres horas?; desde luego a Nolan le pareció que sí, y la cuestión es que es indiscutible que los productores hicieron bien en apostar por su película, porque ha quedado claro que fue rentable, más allá de las estatuillas que ganó en el circo de Hollywood.

"Oppenheimer" va de muchas cosas, lo importante será para muchos ese maldito botón que una vez se aprieta no te pueden asegurar, la probabilidad no es nula, que no vaya a producirse un efecto en cadena que finiquitará el planeta entero, pero también hay un drama humano indiscutible, hay una realidad histórica y un juicio (en realidad dos) con muchas personas implicadas, muchísimos personajes con sus intereses, idas y venidas en el tiempo y un alto cargo que vendía zapatos que se cree que el gran Einsten pierde su tiempo pensando en él. Hasta aparece Richard Feynman tocando sus bongos...

Me apetecía escribir sobre "Oppenheimer". Nolan podría haber titulado su película por el nombre del protagonista, Robert, porque si te va el cachondeo es fácil acabar llamándolo OppenJaime, que suena mejor. El peso de la humanidad en sus manos, ya ves, para muchos un coñazo de película. Reconozco que es de notable como mínimo.

No conozco a Nolan en persona, pero creo que puedo entender que sea un chulo. Si es que lo es... Lo entiendo...

Queda claro si echamos un vistazo a una descripción mínima de su biografía que Cocteau era un hombre muy especial, que vivió muchos frentes artísticos y que para el cine, que es lo que nos interesa, debió usar apenas una parte del potencial total que poseía. Una pena, creo que si se hubiese dedicado de lleno a la cinematografía tendríamos a nuestra disposición una filmografía de la que "Orfeo", que es lo que importa aquí, es sólo una pequeña muestra. Cocteau nació cuando el cine era poco menos que un espectáculo de feria o de circo, nació en otro siglo, y aún así, aferrado a las letras (y al opio) fue capaz de parir un peliculón como "Orfeo", que adapta a su manera el conocido mito de un personaje, como él, en la película, muy especial.

A Orfeo le van las letras, a Cocteau también. Y como antes de que existiera el cine ya existían los cuentos de hadas, el que estuvo capacitado para subirse a la cresta de las nuevas olas sólo podía sacar adelante obras fascinantes. Claro, habrá quien acuse una película así de intelectual, como si eso fuese malo. Si Orfeo ama a Eurídice y coquetea con la muerte y el espectador del siglo actual tiene que acudir a la Wikipedia para orientarse un poco, entonces todo son quejas porque claro, ya nadie acude a los clásicos de la literatura. Bueno, ya casi nadie lee, así que hablar mitología suena a escupir en la cara.

En todo caso, adaptación asombrosa, con un Orfeo contemporáneo, con carácter, presuntuoso y presumido pero a la vez vulnerable. Una película enorme y especial de la que sólo podía hacerse cargo alguien con un bagaje cultural como Cocteau. No es cine para minorías, hasta un espectador limitado como yo puede sentir fascinación real, porque entretiene lo suyo y está al alcance de todos entender lo que sucede. Cocteau era un genio.

Voy a ser breve, porque a menudo dedicamos más tiempo y esfuerzos para explicar lo que no nos gusta, para rajar, para criticar, porque mola más ser el malo. Hoy no. Ha caído en mis manos "La estrategia de la araña" y me ha acabado por desmotivar tanto, que cuando llevaba la mitad mi desinterés era absoluto por la historia. La historia es no sólo lo que vemos sino también lo que sucedió, lo que Bertolucci nos quiso enseñar ciertamente ofreciendo pasado y presente... ¿Realmente tiene interés?; ¿de qué sirve saber si el padre de ese fulano tenía mil novias, miles de enemigos, amo y señor de la verdad y si merecía o no lo que le pasó?; ¿qué más da si era rojo, enemigo del fascismo o seguidor de Bob Esponja?; ¿y las escenas tienen que estar tan desconectadas?; ¿era necesario montar una película así?: pues eso, desmotivación mayúscula mientras avanzaba la película y un distanciamiento tan grande que no queda otra que suspender y a otra cosa... Esta Italia no me convence...

Lo que le pasa a Mike nos podría pasar a cualquiera. Bueno, tan exageradamente puede que no, pero al menos todos lo entendemos. Tener quince años y toparte con una mujer así, en plena ebullición sexual, te empuja a hacer locuras, y la clave para que "Zona profunda" se mantenga viva incluso hoy es precisamente eso, que además de sus bofetadas perturbadoras, vemos a un chaval que pierde la cabeza. Y eso es algo que siempre puede pasar.

Lo que ya es cuestión de gustos es si el ambiente de Londres que nos muestra Skolimowski es lo mejor que podemos echarnos a la cara, porque es una ciudad fea, diría que desagradable, turbia, no apta para quien busca la mejor nota de la belleza. Susan es el contrapunto, rodeada de feos, de mezquinos, ella es un cañón, un placer para los ojos, con su chubasquero amarillo y mostrándonos su cuerpo desnudo. Eso de ser textil nunca lo entenderé, meterse en una piscina o en la playa con bañador no es ni higiénico ni natural. Pero bueno, esto va de una piscina pública, todo muy limpio en apariencia, aunque la noche vuelve a todos unos zorros, las putas por ejemplo, los cines guarretes, ambientes insanos para cualquier quinceañero. Aunque Mike tira para adelante.

Cualquier cosa por Susan... Cualquiera, sea lo que sea...

Ciertamente "Zona profunda" es perturbadora, consigue incomodar. El actor lo hace muy bien, podemos darnos la enhorabuena por llegar aquí medio siglo después y reivindicar un cine que en su momento estaría pensado para disgustar y abofetear. Y lo sigue haciendo. Sigue siendo rompedora. Y Susan seguirá siendo un cañón siempre....

He llegado aquí por casualidad, pero ya que estoy voy a teclear un poco. Dicen que era una de las películas favoritas de Rainer Werner Fassbinder, el director alemán, que miraba tanto a occidente como a lo que se hacía dentro del bloque al que pertenecía. Ignoro si lo que he visto ha sido (o fue) recortado por las malditas tijeras de la burocracia, aunque lo dudo, y sencillamente el montaje es el que es y me he comido una película que en su parte final da unos saltos que no he acabado de asimilar. Alguien que sale de la cárcel, definitivamente no se lo monta así.

En todo caso es una historia de personajes de actitudes extrañas, navega por la comedia y pasa muy de largo por el drama, con lo fácil que sería algo así. Nuestro protagonista es acogido por una mujer que también tiene sus dudas, pero se nota que es todo amor. Él es ambiguo, un tío limitado también, aunque hace cosas que no he acabado de entender. Estamos en la gran patria rusa, ellos beben vodka y no saben lo que es un huerto porque tienen hectáreas y hectáreas en las que trabajar. No sé qué debió ver Fassbinder aquí, los personajes chocan, hacen cosas raras, me cuesta saber y entender qué piensan, qué es lo que hacen y por qué y aunque no es un drama también me cuesta entender su humor, si es que lo hay. La metáfora del árbol rojo, tampoco lo capto. Pero bueno, tampoco es un desastre. Estoy convencido que seguirá sepultada y olvidada...

Estamos en el año 1975 y no se enseña ni un pezón. Ni falta que hacía, que no todo iba a ser quitarse de encima los complejos y excusarse en cualquier género para ofrecer el ansiado cuerpo desnudo que se había ocultado durante décadas. Con un título largo, de esos que explican demasiadas cosas y que recuerda al cine giallo italiano de aquella época, Mercero le mete mano al terror psicológico con "Manchas de sangre en un coche nuevo". ¿Quién no quisiera un coche impoluto, de gama alta, en la puerta de tu negocio, siendo jefe, para ir divino por la carretera y llegar a tu casa que es más una mansión de esas que no tienen ni los ministros?: es cuestión de lógica caramba, naces necio, sigues siéndolo durante tu vida y probablemente mueres sin saber que lo fuiste...

José Luis López Vázquez está inmenso, más allá de sus papeles de comedia típica española, del folklore y de esa etiqueta que todos conocemos, cuando lo apartaban de ahí y lo metían en papeles más serios era sencillamente un actor inmenso. Aquí hace de burgués, de hombre insatisfecho, porque quiso tener hijos y su mujer sólo piensa ya en lo material, es un hombre atormentado y desquiciado. Es un personaje de diez. La cuestión es que la película no da para más, y si se podía extraer algo más Mercero sencillamente se mostró incapaz. Con el título ya queda dicho todo. Hay crítica a la clase social alta, de acuerdo, pero no deja de ser una especie capítulo más largo de aquella estupenda serie de televisión de Chicho Ibáñez Serrador, "Historias para no dormir"... Buena película, pero creo que pudo ser más...

No es una historia original y la cámara está constantemente temblando. Con esas dos cuestiones claras en mi mente debería suspender "Suzhou River", pero hay algo que me ha acabado atrayendo que me acerca a la poesía, no se trata de una historia vulgar mil veces vista y a pasar página. Lo del temblor de cámara es imperdonable, eso es indefendible. No obstante me apetece defender el cine chino cuando quien anda detrás de la cámara se queja por la falta de libertad, o mejor dicho, la aplastante maquinaria de la censura constante. Que sí, tú puedes filmar lo que quieras que luego te lo vamos a negar todo. Tanto en China como en cualquier otro país que aplaste ideas, que limite al creador. Así que mi simpatía contrasta con todo, incluso con la realidad objetiva del contenido de esta película.... Porque explicado punto a punto, coma a coma, la historia es poca cosa...

Sin embargo algo de química aparece, esa magia del cine, en este caso un empujón que nos acerca a la poesía, con esa voz en off, idas y venidas en moto y una estética que nos acerca a lo feo, a las bombillas colgadas en un cable, a los callejones sucios y esos garitos en los que ningún occidental sentaría su culo ni un segundo... Y el río, evidentemente, testigo y protagonista, que engulle a quien hace falta, convirtiéndola en sirena, ahogando a quien sea... No niego que la poesía superó el mareo que produce tanto temblor de cámara, tanta primera persona, tanto tabaquismo y espacios sucios... Un cinco, no más...

Poca broma con los mafiosos, que empiezan robando una caja de cerezas viviendo en chabolas y si son buenos ya los tienes montados en el Audi más cañón y con una casa con piscina, más mansión que otra cosa. Te pueden decir que se dedican a la chatarra pero no te los creas, tanto si son franceses, de origen gitano, griegos o armenios. Creo que "Los lioneses" insiste demasiado en quedar bien con aquello que la palabra y la amistad es lo más lo importante, que si crecimos juntos, que si hace tantos años que nos conocemos, pero a la hora de la verdad el que usa la violencia y (a menudo, no siempre) las formas ilícitas para enriquecerte, se encuentra en una espiral de la que no vas a escapar nunca. Y no te puedes fiar de nadie.

Cierto es que entretiene una barbaridad y que de "Los lioneses" te podrás quejar de lo que sea, pero nunca de ritmo. Si vas hacia adelante y hacia atrás, si vuelves y vienes cada dos escenas, corres el riesgo de perderte, de volverte un poco loquito, porque ya no sabes si estás viendo una película o dos. Aunque eso da igual, porque en todo caso tanto el presente como el pasado es lo mismo, violencia, tiros, la policía detrás, traiciones y en definitiva lo típico entre mafiosos. Alguien se acuerda de aquellos romanos, los que trapicheaban con máquinas de escribir y acabaron enfangados en lo que todos. Los lioneses son más de robos y atracos, ya ves, diferentes ramas del mismo gremio. Al fin y al cabo, tanto unos como otros pueden acabar en el suelo en un charco de su propia sangre.

¿Funciona?; sí, rotundamente sí, el género de mafiosos siempre funciona por mal que se haga cualquier película, es como tener la carta ganadora. Mola más mirar atrás y ver los inicios, por una cuestión de estética si quiera... pero funciona...

Ahí quedan esos náufragos, al principio son unos cuantos hasta que poco a poco el grupo lo forman sólo tres. Cuestión que al empezar la película, si es que no te han contado nada, es difícil adivinar. Lo que me encanta de "Los que se quedan" es que precisamente ante esa ausencia de información todo es un descubrimiento, todo es verlas llegar, el espectador ignora los caminos que durante esas dos semanas de vacaciones invernales van a tomar los que se quedan...

El factor humano es el gran click de Payne, porque podría ir de una avalancha de nieve, meteoritos, psicópatas o cualquier acontecimiento de fácil descripción. Lo realmente difícil es ver lo que se consigue aquí, observar cómo los personajes van conociéndose entre ellos, dejando de lado sus prejuicios, adentrándose más profundamente, atravesando la epidermis y ofreciendo el alma sin adornos. Un personaje brutal como el de Giamatti es esencial, no sólo porque se muestra como un ogro que esconde una sensibilidad mayúscula, él es el epicentro del terremoto humano, es quien guía a su alrededor la historia y quien merece todos los elogios. Es un personaje brutal, que dice verdades como puños, que es honesto y único. Y autocrítico.

Deja huella, definitivamente es una película que deja huella. Los mismos protagonistas jamás olvidarán esa Navidad que sí, que además ayuda y nos pone tontorrones, nos ayuda a ser mejores personas y no es posible escapar de sus valores universales. Ojalá se hicieran más películas en el siglo actual de este calibre. Ojalá la mitad de la mitad de la mitad del cine actual se pareciera a "Los que se quedan" de Payne...

Creo que a Víctor Erice después de tantos años sin dirigir realmente una película, y con la edad que tiene, no le apetecía dejarse nada en el tintero. Tal vez me equivoco, no he sondeado la red para buscar información, entrevistas y demás rollos, pero creo que debió plantear su "Cerrar los ojos" tal cual la vemos y tal cual nos ha llegado, sin una coma de más ni un suspiro de menos. Algo que no gustará a todos, algo que no ha gustado a todos. Esa ausencia de Coronado en la película, no hace falta saber sumar dos más dos, es su misma ausencia del panorama cinematográfico, ambos desaparecen, aunque Coronado parece que haya estado casi en otro planeta y Erice siguió otro camino haciendo documentales.

En todo caso se planta en el siglo actual, bien entrados ya, y se casca una película de casi tres horas, a quien le guste bien y a quien no le dará exactamente igual, ha hecho lo que le apetecía, a su ritmo, explicando las cosas a su manera y sin complejos. Eso me gusta, creo que no es ningún vendido, trabaja como quiere de forma innegociable. El resultado ahí queda, con más o menos nominaciones, premios y demás cualificaciones que creo que al director poco le importarán. Él no es el mismo del pasado, Coronado no es el mismo, son otras personas. Nosotros no somos los mismos de hace veinte años. No es poca la reflexión.

La perspectiva es importante, tanto si te llamas Alfred como si llevas encima otro nombre, cualquiera, menos popular. Claro, ante la figura de alguien que debe ser de los más nombrados de la historia del cine puedes estar condicionado, para bien o para mal, y hay quien acude a "39 escalones" ya con los cuchillos afilados dispuesto a ser el más valiente y dejarlo por los suelos. Por otro lado hay quien no pestañea porque el nombre propio es el que es. Ni una cosa ni otra. Cuestión de perspectiva, incluso hasta que no te dice nadie cómo tienes que mirar una película puede que no seas justo.

Si te dicen que hay que ver "39 escalones" como una película de intriga que es la leche, acabas decepcionado. Porque tiene más agujeros por escena que un campo de golf. La cuestión es que te digan: no, intenta verla como una comedia. Y entonces aparece la magia, las licencias artísticas que se toma no chirrían tanto y todo fluye mucho mejor. No olvidemos que el cine sonoro, tal cual, hacía escasos años que estaba rodando. Creo que ese click, ese cambio de perspectiva es imprescindible para poder disfrutar mejor un cine tan añejo.

Aplaudo y aplaudiré siempre a los valientes, hasta que me sangren las palmas de mis manos si hace falta, porque en esto del cine el que arriesga merece todo el respeto y si no valoramos a quienes abren caminos nuevos llevaríamos estancados décadas. Dicho esto (me parecía imprescindible), estoy obligado a concretar más, no sólo respecto a la obra y el camino específico que arrastra Peter Greenaway sino a la agotadora película que he visto. Me parece imposible que nadie acabe extenuado si es que la ven del tirón, es imposible no acabar roto y abrumado, superado, yo qué sé, es como beberse una botella de Vodka y pretender seguir igual como si fuera agua. Elogio hasta el infinito a los valientes.

Por eso de tanto en tanto acudo a Greenaway, para reconocer lo diferente y lo raro, porque además otras veces he acabado contento y satisfecho.

Con Shakespeare se mete nada menos. Y claro, si no sabes de qué va acabas loco antes de sus primeros quince minutos. Cada plano es una locura, cada escena está medida en su más escondido detalle, es tan barroco y recargado que asusta. Estoy convencido que la mayoría que empiezan no acaban de ver el final de Próspero. Asusta, echa para atrás, es una película que te avasalla. Yo he tenido que verla por capítulos. No puedo dejar de decir que en mi vida había visto tantos culos y tanta entrepierna al aire en una película no porno, todos en pelotas, en cada escena, bailando, de figurantes, debajo del agua... Una absoluta apisonadora...

Por lo visto "Whisky a go-go" tiene un remake realizado hace unos años, ya en el actual siglo. Pocas ganas de verlo, ya he tenido suficiente con la original. Se trata de una película sin protagonista, porque al principio parece que ha de ser el sargento recién llegado, pero no, podría ser cualquiera, ya que todos los personajes funcionan bajo un denominador común que sí es protagonista absoluto. Es una comedia completa en la que todo destaca, la fotografía en blanco y negro, ese pueblo repleto de personajes curiosos y una ecuación con una incógnita ante los ojos del pueblo, varada en su costa, pero cuidado, que si toca descanso religioso no hay paisano que se atreva a mover un dedo.

Es cierto que no es una película de descojonarse, de risas locas, es un humor que destaca por su sutileza, ya se sabe, inglés de pura cepa. Estamos en las islas Hébridas, en plena IIªGM, y los que quedan en el pueblo son los que son. Todos pueden hacerte sacar una sonrisa de una manera u otra, desde el abuelo que está enfermo y beberá su líquido favorito de la botella que calienta su cama, a la madre estricta que aprovecha cierto jolgorio para meterse un chupito y acabar sonriendo. Hasta en las cañerías, cualquier lugar es adecuado. Hay quien habla de lucidez alcohólica, hasta otros nórdicos, cierto profesor, hablaba de déficit de alcohol en el cuerpo humano y cómo cierta graduación en la sangre sólo podía servir para ganar calidad de vida...

Me voy por las ramas. No importa. Estos escoceses que no tienen miedo a esconder su idioma no pueden vivir sin whisky y saben pasárselo bien. Una buena comedia que hará una ligera apología del alcoholismo, ya ves, eso servirá para que se escandalice más de uno. Esto es cine, larga vida al rock!!!

Vaya, tengo que hacer referencia a la película como tal y no sólo a aspectos extracinematográficos, después de escribir más de dosmil críticas por aquí no sé hacerlo bien: resulta que "Upon Entry" me parece una película mala tirando a floja porque su historia es intrascendente, no aporta nada de interés y es horrorosa. Ir a los usa a vivir y parar en la aduana no sirve... Más? También encuentro que el uso de la cámara es de amateurs y durante sus setenta minutos no consiguió reconciliarme con el cine del actual siglo...




Lee la sinopsis. No hay más...

Un poquito de tensión habrá... Un poco de mala leche... No sabemos lo que oculta él, si ella es realmente tan cuqui como parece o es un troll. Es verdad que con cuatro duros se pueden hacer grandes películas. Y también es verdad que con esos cuatro duros te puedes ir a cenar un bocata al bar de la esquina, una inversión que yo recomendaría antes que dedicarte a hacer una película así.

Llegan los premios esos del cine español y se llevará el de mejor director novel. O no. Nadie es adivino. Claro, venga, va, que son poco más de setenta minutos y la de Víctor Erice dura el doble. No es cuestión de tamaños, es que no hay más... y de donde no hay nada no se puede sacar nada...

Ellos lo hacen muy bien, de verdad, lo único positivo... Hablo de los polis eh, o lo que sea que son, que van interrogando de forma cruel e intimidatoria... No hay más...

Todo espectador tiene derecho a ser puntilloso cuando le ponen delante un biopic, probablemente debe ser el género cinematográfico más fácil de señalar; y "Saben aquell" no escapa ni escapará de esa crítica. No hablo de que la película de Trueba esté bien o mal hecha, no hablo de lo objetivo, es más fácil que eso, se trata de mencionar a Eugenio en vida y opinar que era alguien triste o no, que cuidaba a su familia o no, que la noche le confundía y dirigirse a su biografía para señalar lo que hay de verdad y lo que falta.

Esto no es un documental, el que quiera ver en pantalla intervenciones de quienes lo conocieron, de sus hijos y familiares por lo visto la red está repleta de eso y todo lo demás. Esto es una película homenaje a alguien que no paró ni parará de hacer reír al inmenso público, alguien que en el escenario producía un magnetismo especial que ya conocemos, un icono al que Trueba ha colocado en el sitio que ha querido colocar. Es decir, si tenemos que valorar la película, con independencia del personaje, lo que es cine sin más, llego a la conclusión que es buena, que el actor Verdaguer lo clava y que hay sensibilidad y suficiente información como para quedar satisfechos. La recreación de esa Barcelona concreta, el uso del catalán como era y como lo vemos, la realidad que envolvía a Eugenio... Máximo respeto por una figura...

Pues eso, el que quiera ver un documental y no cine, se equivocó...

No es ninguna tontería pensar o especular en una posible filmografía de Fassbinder si hubiera vivido más, al menos si hubiera tenido veinte años más de carrera profesional, porque muriendo antes de los cuarenta nos dejó una buena cantidad de películas más que interesantes. No seguiré más por esa linea, pero no está mal pensar en lo que hubiera filmado de ver la caída del muro, la unificación de Alemania y las historias que hubieran surgido de su mente privilegiada. De mamá Küster me gusta lo de siempre en Fassbinder, su ausencia de complejos a la hora de enseñar personajes feos que actúan además de forma no muy correcta, con actitudes de moral dudosa y ya lo diré, con una estética única que en principio echa para atrás pero que te va empapando hasta que te das cuenta que todo fluye y te consume hasta el final.

Final, por cierto, que la versión que me ha llegado ofrece dos opciones. Mejor hablo de ello en la zona spoiler. Antes, mamá Küster sufre como un demonio, la alteración que sufre de su realidad familiar y de su entorno no se la merece nadie. Porque todo va a mal. Ella sufre, de repente se ve sola, mancillan el nombre de su marido, el calzonazos de su hijo se borra y de su hija mejor no hablar. Se merece ser feliz y punto. No sabe dónde ir, ¿quién no andaría perdido?; ¿quién no daría bandazos?; no es que Fassbinder se vaya a buscar la sensibilidad máxima y absoluta, ya ves, eso a él le daba igual probablemente... pero es una historia que merecía ser contada...

No sé explicar qué ha tenido que pasar a mi alrededor para ponerme delante de "La frontera del terror", que para empezar tiene un título de esos que resultan incomprensibles teniendo en cuenta la libre traducción. El título haría pensar que estamos ante una de terror, porque además la dirige Terence Young, pero no, es una producción claramente anti comunista, lo cual no aporta nada, podría ser mejor o peor siéndolo o no, con la certeza de la existencia de esa frontera que separaba el planeta entre dos mundos. Eso nos ha de dar igual. Estamos en plena guerra fría y claro, en una Albania ocupada ilegítimamente por los comunistas todos los males acababan de llegar. Y sigo objetando que eso no la hace peor, ahora voy, es regular tirando a mala por el uso de los niños, por la ausencia de química entre los dos protagonistas, porque son unas aventuras machistas y la acción me ha hecho dormir...

Una pelea en el la taberna del puerto, sí... La curiosidad de ver al joven Connery, también... La certeza de que aquello no es Albania sino Málaga, o Granada, eso también... Y que se nota que hay demasiado esfuerzo para un resultado final muy trivial...

Después de una exhibición de tal tamaño te quedas con la boca abierta, sin respirar, añádale más tópicos como pedir por favor que te pellizquen para saber si es real o no, si este cine parido en el siglo actual es de este planeta, si la sensibilidad y el detallismo en cada plano puede ser cierto. Tantas y tantas dudas, tantas preguntas sondean mi cerebro que he colapsado y no sé si empezar elogiando a Michael Caine o a Keitel, aplaudir el valor de filmar la escena de la miss universo en pelotas en la piscina o callarme, poner un punto y final a mis palabras porque es más fácil hablar del cine mediocre (con lo que nos gusta rajar de las malas películas) que de obras sublimes y casi perfectas como "La juventud" del italiano Sorrentino...

Voy a seguir tecleando. Aunque explicar un diez no sea fácil. Acabo de ver una obra maestra, joder. Incluso la aparición del personaje de Maradona me ha dado igual, al fin y al cabo ya sabemos lo que supone el fútbol para los italianos. Nada que objetar, ni una coma, todo está tan bien puesto y dispuesto que incluso las canciones y la música no parece que puedan tener una mejor aparición. ¿Y la cámara?; el mimo y el cuidado de cada plano, los movimientos, la jodida fotografía que para los espectadores de sofá como yo nos la suele pelar es un diez. Lo que dicen, esos piquitos de oro, atravesar una vida para llegar a tu final y proclamar que la sensibilidad no va a pasar de moda nunca y que las emociones son todo lo que tenemos, tener un viejo amigo de toda la vida y sostener que entre ellos sólo se cuentan lo que realmente importa.

Yo tengo amigos con los que quiero seguir envejeciendo. No tengo ni tendré tanta pasta como para pagarme ni un fin de semana en un balneario como ese suizo, jamás veré lo que sus ojos ven. Pero dicen verdades como puños. Me gusta este cine que no deja ni un minuto en el aire. Todo son detalles. Todo es grandioso y te aplasta y te abruma.

La juventud queda atrás, claro, y qué?? Podemos aplaudir porque tuvimos lo que tuvimos.

Y si esto no es un diez...

Probablemente el animal asesino marino más famoso del cine es el escualo de Spielberg, símbolo del cine setentero y todo un boom comercial. Tras ese tiburón cabroncete todos sabemos lo que siguió, una especie de exploitation subacuática que incluía las pirañas, por supuesto. Y allá donde huele a dinero andan todas los productores, así que a esta película italiana habría que acompañarle por lo visto varias nacionalidades más. En todo caso estamos en un río brasileño, aunque parezca que es un litoral marítimo, y la cosa no empieza mal, como una película ejemplar de robos y atracos, con fuegos artificiales notables y un botín del gremio de la joyería que, según uno de los artífices, supone una fortuna que se tardó décadas en amasar.

Muchos personajes, la envidia y la traición que se acumulan en la atmósfera y un absurdo comportamiento de esos pececillos de mordida carnívora que dan tanto miedo como el mencionado tiburón de Hollywood. Sea como sea, si las escenas de fuegos artificiales están muy bien, las submarinas son pocas y cutres, de repente aparece un tifón que nos introduce en el cine de catástrofes (ya van tres subgéneros, o cuatro, los que quieran) mientras que yo no he dejado de acordarme del pobre Manolito, el personaje Piraña, al que le pusieron ese mote porque siempre tenía hambre... Es lo que tiene ser un chaval gordete en los años ochenta, qué crueldad...

La película entretiene, aunque en su momento y como dicen por ahí, a muchos se la colaron por la campaña comercial que conllevaba. Vista hoy gracias a una de las tantas plataformas audiovisuales existentes creo que tiene su gracia.