18 Críticas de los usuarios

Hace años unos amigos viajaron a Holanda y, al volver, entre las fotos que me mostraron, la que más me llamó la atención fue unas que ofrecían la visión del mar del Norte absolutamente helado. Se me ocurre que el caso de esta obra bien se asemeja al de esas aguas pues parece que se ignora lo que en verdad ocurre bajo esa superficie aterida.

A simple vista vemos la historia de una universitaria que se adentra en el mundo de la prostitución de lujo. Este mundo se muestra como crudo y sumamente impersonal y está envuelto en un halo amenazador lo suficientemente sólido como para hacer comprender que ése no es un mundo asequible y que, al igual que en “Eyes Wide Shut”, es mejor no dar cuenta de esas fiestas a nadie. No es por lo tanto una representación acogedora y onanista a lo Jean-Claude Brisseau, ideal para recrearse en el morbo (las escenas de sexo ni se ven), si no que transmite esa atmósfera viciada y hostil que se respira en ciertas esferas, dónde hasta el placer, de tanto abusar de él, tiene que ser retorcido para resultar satisfactorio. Las imágenes, filmadas con una paleta en la que predominan los colores blancos, parecen envueltas en un halo onírico y aún hacen que la historia parezca más turbadora. Eso, unido a su rigor dramático, dan una buena película pero ver sólo eso es quedarse en la gélida superficie.

Cierto: la protagonista no despierta ninguna empatía. No creo que exista esa intención. La elección del título no es algo gratuito, es la alerta que sus verdaderas intenciones se ocultan en el subtexto. A esta Bella Durmiente no hay quien que la despierte y rescate porque vive en un mundo sin príncipes, cada vez más indolente, egoísta y exento de ideales. No estamos viendo la descripción del las escorts de lujo si no de las relaciones humanas en tiempos de la globalización. La distancia que toma la cámara, así como la simetría de gran parte de sus encuadres, acaso evidente muestra de su inspiración Pasoliniana, son la consecuencia de la temperatura que en líneas generales predominan en las relaciones. En un mundo dónde cada vez es más habitual mirarse sin verse, la proximidad y el afecto resultan insólitos. No por ello se nos muestra a Lucy como una víctima. También ella participa de esa comedia. En ninguno de sus empleos, la casa que comparte o la universidad vemos que tenga una relación verdadera. Lo único parecido a ello es Birdman, el amigo alcohólico, al que en verdad no ayuda y sólo frecuenta porque le parece manejable y sufre la misma adicción que la madre de Lucy, a la que ella esquiva e ignora. No es excepcional a sus semejantes.

Para mostrar a través de la cámara ese oscuro objeto del deseo, la cineasta a través del lozano cuerpo de una prostituta, se introduce en la mente de todos aquellos quienes, deseando amar, se quedan absortos ante la belleza de un cuerpo fértil y dormido. En este sentido el film nos remite a Yasunari kawabaka con “la casa de las bellas durmientes” (libro que recomiendo), en el sentido de que el deseo, la impotencia ante la absoluta vulnerabilidad y fragilidad, la desolación y desesperanza, la nostalgia y el coqueteo con la muerte se muestran de manera recurrente en esta historia.

En el libro de kawabata, una desconcertante joya de la literatura, llena de delicadas sensaciones e inolvidables imágenes cuidadosamente trazadas, leemos como ancianos adinerados pueden pasar la noche junto a hermosas jóvenes vírgenes desnudas profundamente dormidas. De pronto (digo de pronto), la cineasta quiso exaltar a través de planos de una duración casi infinita, lo que Yasunai impregna en su lectura.

Compitió en Cannes por la Palma de Oro pero lo único que obtuvo fue el rechazo de gran parte de la crítica. El debut en el largometraje de la novelista Julia Leigh tiene título de cuento de hadas ("La bella durmiente") pero en el fondo es más una pesadilla con muy poca chicha que aborda el tema de la prostitución de forma valiente, los primeros minutos, y torpe, los restantes. La morbosa Emily Browning (vista también este año en "Sucker Punch" de Zack Snyder) da vida a Lucy, una joven universitaria que decide costearse sus estudios metiéndose a prostituta. La degradación de su cuerpo va moldeando un relato que termina por quedarse completamente amorfo: no hay desarrollo y por tanto no hay cambio. Una línea recta que termina en un brusco muro llamado Insatisfacción.

"Sleeping Beauty" dedica demasiado tiempo a los silencios y evita lo que podría hacer que el film funcionase más allá de su primer acto: una introspección en el personaje principal, una explicación su forma de actuar, inmiscuirse en ese negocio o sencillamente, contar las cosas con un poco de gracia. Cuando la película arranca risas involuntarias entre bostezo y bostezo es que algo no va bien. Browning lo intenta pero es en vano: aquí no hay nada que levantar, la película va cuesta abajo y sin frenos a pesar de algún momento aislado con fuerza. Y es una pena porque los relatos sobre la prostitución, abordados de forma dramática o cómica, han funcionado en decenas de ocasiones en el cine. Este no se suma a esta lista y podría haberlo hecho acortando los tiempos muertos y mejorando algunas partes del guión. Ya habrá otra oportunidad.

Fria, áspera y agobiante. Así calificaría la película de Julia Leigh sobre el ¿descenso? de una chica a un mar de prostitución y humillaciones. Un film con un tempo lentísimo y con una Emily Browning soberbia (y con una belleza sobrecogedora).

Qué está pasando con el cine, me pregunto, por qué se ha hecho tan frecuente hacer películas raras en lugar de buenas. En qué habrá pensado la directora, también me pregunto, al elucubrar un engendro como éste.
Voy a tratar de explicar por qué esta es una película tan mala:
- Usa la elipsis de forma exagerada e inapropiada. Como consecuencia no se logra comprender a los personajes y tanto ellos como la historia nos resultan ajenos e indiferentes.
- No sé qué efecto se quiso lograr poniendo la cámara lejos. La ausencia del primer plano no hace más que reforzar la distancia que sentimos nos separa de sus personajes.
- El timing goza de tanto desequilibrio como la psiquis de los personajes. No hay tiempo dedicado a delinear en lo más mínimo la relación de Lucy con su amigo o con el dinero, pero si se sacaran las escenas en las hay gente desabrochándose la camisa, la película duraría 15 minutos menos.
- Siguiendo con el timing, toda la película parece una larga introducción, todavía nos sabemos a qué. Porque ni siquiera el final se hace entender.
Una pérdida de tiempo, un insulto no recomendable ni aún a los cinéfilos más extravagantes y mejor dispuestos.

la idea de "cine" nos remite siempre, de una forma u otra, a esa ilusión común de los "ojos que se atreven a ver, que pueden y quieren ver". Esto puede generar un encadenamiento de espejos: el ojo de la cámara que busca los ojos del espectador, o viceversa. Luego vendrán los planteos posteriores: imagen pura, imagen con contenido y, en este caso, el trasfondo detrás de la imagen.

Sleeping parte, y se fija con obsecuencia, en la noción más elemental y primaria: un cine que muestra. Imagen desnuda dentro de planos fijos cuasi constantes que por momentos buscan al espectador mediante travellings de lento acercamiento. A partir de esa postal inmediata el espectador puede, o no, interpretar lo que fuese.

La prota es la encarnación de esa idea matriz: puro cuerpo, pura forma. Nos deleitamos con sus curvas. El silencio acompaña a los secretos. Secretos hay a docenas porque la prota es una prostituta de lujo que, oh, detalle significativo, no puede ser penetrada. Son las reglas. Prota impenetrable, ni el espectador termina de entender sus decisiones, sus ambiguas reacciones. De aquella rubiecita a la peli toda: estamos ante un templo impenetrable. De allí nuevamente a los secretos, como extrañas desviaciones (sexuales y de las otras).

Cabe el debate sobre el morbo explícito de Sleeping: por momentos parece lo único válido en medio de tanto silencio, en medio de esa tramposa muestra de depuración estética. Más y más secretos.

Una peli virgen sobre una virgen impenetrable. Secretos que quedan "dentro" de ella. Son las reglas.

Tedioso ejercicio estructurado en ciclos pero que se disfraza de escandaloso para poder impactar.
Con el estilo de Manoel de Oliveira, pero sin la mano del casi centenario director, Julia Leigh utiliza planos de escándalo cuando en realidad lo que se necesita es otra cosa. Diálogo tras diálogo, donde sus protagonistas esperan un turno para hablar, para luego no decirnos nada, el aburrimiento va haciéndose presente.

Lucy es una adolescente que para cubrir sus gastos de estudio decide ingresar en el submundo de la prostitución "elegante".
Estas prácticas no habituales consisten en que todas las noches se duerma la adolescente con drogas y que los clientes hagan con ella lo que quieran. Ella despierta por la mañana sin saber lo que le ocurrió la noche anterior. Todas las noches sucede lo mismo y de ahí su título "Sleeping Beauty" o "Bella Durmiente".

La reiteración de escenas similares y el recurso agotado hacen que se llegue a una situación sin destino.
Además, las charlas de sus protagonistas, acartonadas, plagadas de silencios y turnos voluntarios, aburren promediando el film.

La trama se va deshilachando hasta que no tiene más sentido, quedando únicamente el recurso del desnudo escandaloso que más que excitarnos nos da sueño.

En la selección a competición de Cannes 2011 coincidieron 'L'apollonide' del consagrado Bertrand Bonello y 'Sleeping Beauty' de la novel Julia Leigh, dos trabajos que no consiguieron colarse en el palmarés pero que comparten numerosos puntos de contacto entre ellas. Las dos cintas son los retratos de las relaciones que se establecen entre las prostitutas y sus clientes, y en ambos casos al director no le interesa tanto radiografiar unos personajes como describir las complejidades de un tiempo histórico: el París finisecular se colaba por las paredes del prostíbulo de 'L'apollonide', y en 'Sleeping Beauty' asistimos a la desconexión del individuo del S. XXI con respecto sus orígenes y su entorno.

Leigh cuenta por omisión y sus fotogramas parecen orquestrados con la precisión de un cirujano que juega a filmar los cuerpos vaciados de todas sus vísceras. Fruto de ese ejercicio de esterilización cinematográfica, estamos ante una película que no parece contar nada pero que esconde todo un mundo bajo sus capas. Leigh consigue un producto frío, distante, aséptico, oscuro y turbador. Su protagonista dista de ser un personaje: es un concepto, un ser que no conoceremos nunca, y el espectador atento debe reconstruir la rutina de la protagonista a partir de sus múltiples identidades y de los lugares por los que transita.

'Sleeping Beauty' es un interrogante, una turbación, la intuición de una historia antes que una historia con un planteamiento, nudo y desenlace. Un salto sin red que muchos calificarán de banal y de capricho estético: otros valoramos que sea un producto sin asideros ni concesiones, rugoso en su superficie y cargado de interrogantes en su interior. De una belleza subyugante, siempre y cuando uno esté dispuesto a no contar con la habitual respuesta final del cine de nuestros días.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com

Hay muchas películas con el tema de estudiantes que ejercen la prostitución para pagarse los estudios, el alquiler, la comida, etc...pero esta peli no tiene pies ni cabeza. No sé que quiso hacer la directora, si mostrar el submundo de la prostitución en Australia, de que muchos tipos están enfermos y hacen cualquier cosa con respecto al sexo, mostrar que una chica puede tener 200 trabajos a la vez y tener tiempo para estudiar también..Pues no sé, la pobre Emily Browning se la pasa más desnuda que vestida, pero si tuviera algún sentido estar así, pues sería otra cosa, pero es que te quedas sin nada. Historias que no tuvieron ningún sentido, ritmo lento, aburrido, dialogos estúpidos...en fín..un despropósito de película...

Incluso para los que se preguntan qué de novedoso tendrá esta nueva versión libre del famoso cuento, les puedo adelantar que el titulo de la película es sólo un pretexto absurdo para atraer espectadores curiosos y generar polémica. La historia de esta chica que vende su cuerpo a hombres maduros poderosos y burgueses, no responde a ninguna teleología rebuscada o argumental con el famoso cuento. Julia Leigh “se pasa de viva” al promocionar su película como una versión contemporánea de la obra literaria, solo porque en el filme una joven duerme profundamente por causa de los placebos, mientras sus clientes manosean y ultrajan su cuerpo. Dentro de los múltiples problemas y errores de la película (muchos de ellos imperdonables por cualquier tipo de espectador), encontramos que desde los primeros minutos del metraje, la propuesta parece desprovista de vida, de intención y de sustancia. No hay nada, pero nada interesante o atractivo en Sleeping Beauty, ni el trabajo de su protagonista que trata insuficientemente de sobrellevar su mediocre personaje, ni en su argumento que parece destinado únicamente a proyectar morbo en vez de desarrollar una narrativa lineal que haga evolucionar la historia, y ni en la tramposa dirección de su directora, que trata de emular tendencias modernas tras las cámaras y termina disfrazando el vacio de algo más lamentable y horroroso que el mismo vació. El cine trata de demostrar y representar perspicacia y sutileza, enfocar desde un ángulo diferente los temas más polémicos que envuelven nuestra sociedad, Sleeping Beauty viola este dogma y se impone como una película que presume de sus enormes errores. Una película salida de tono, falta de elegancia, y desprovista de todo lo interesante y destacable que podemos encontrar en el buen cine. Mera charlatanería barata que desde ya se sitúa como lo más decepcionante del año. Lamentable.

Ante “Sleeping Beauty”, estamos presente ante una obra totalmente elegante que nos lleva hacia el placer de mezclar la sexualidad comercializada y la elegancia del engaño organizado por parte de una sociedad que oculta sus más profundos deseos.

Lucy nos cuenta la historia de una mujer ordinaria que carece de grandes comodidades que necesitan los estudiantes, a pesar de tener varios trabajos no posee la estabilidad económica que la prostitución sin duda alguna puede otorgar en un periodo corto de tiempo.

Actuaciones totalmente elegantes y desnudos justificados este film nos dará otra visión de lo que es la sexualidad por dinero y la necesidad, no llega a ser una película de culto pero aun así tiene su propia originalidad y erotismo. Destacar la actuación de la protagonista y la mujer que la prostituye.

Ciertamente esta película no es cómoda, ni pretende serlo. Nos coloca en un escenario áspero que va volviéndose más angustioso conforme avanza la película. Los escasos diálogos y la poca información sobre la protagonista ayudan a ello, todo es confusión, y entiendo que en parte su directora pretendía precisamente eso, confundir, incomodar, al espectador.

Pero comete el error de alejar tanto al espectador que terminas viendo la película con curiosidad por saber hasta donde llegará el viaje de Lucy, pero con poca empatía hacia lo que sucede. Emily Browning está genial en su papel, pero para cuando llega el final es difícil conectar con lo que le sucede.
Aún así una película interesante por su actuación y la ambientación.

La protagonista es una chica con diferentes trabajos para poder pagar la universidad. Como cualquier otro joven, disfruta de las drogas, alcohol y el sexo, y se encuentra en una relación tóxica. De repente, acepta un extrañísimo trabajo sexual, en el que se la droga hasta la inconsciencia para que los clientes hagan con ella lo que quieran, exceptuando la penetración.

Creo que se trata de la vieja moral de "no aprovechar de la oportunidad de la vida" (*), hecha millones de veces de mejor manera. El diálogo no es lo suficientemente absurdo comparado con lo extraño que es todo en la película, lo que en mi opinión no encaja con las situaciones y tono algo surrealista del film.

La actuación, supongo a propósito, "vacía", casi representativa del personaje. La película no tiene comedia, por lo que exige ser tomada en serio, y si bien es tan perturbadora como un episodio de "Black Mirror", no creo que se aproxime en calidad a las ideas y guiones de la serie. Y para mí, no funciona.

Esto es cine independiente, cine de arte, no debes esperar una "película" en el sentido habitual.

Esta película refleja "la visión de un autor especial"; "Imagen del mundo interior" del director o su personaje; centrarse en los pensamientos y sentimientos del héroe; falta de giros de la trama estándar o incluso falta de trama general.

La visualización de películas artísticas está pensada para espectadores que ya tienen una idea de las peculiaridades del cine como arte y un nivel adecuado de educación personal.

Una película típica tiene una trama, una resolución de problemas y un final. Esto no es aquí. Solo muestra un episodio de la vida de una estudiante que vive y trata de ganar dinero. Pero la escena en la que quema dinero nos muestra que no está haciendo todo esto por ellos ...

Esta película no trata sobre una niña pobre que intenta ganarse la vida. No sobre la difícil situación de los drogadictos y ni siquiera sobre los ricos amos de la vida. Dado que esta película pertenece a la categoría de películas de “autor” no comerciales, experimentales, no destinadas a una audiencia amplia, es muy probable que sea la encarnación del mundo de la visión del autor.

Y comprender lo que el autor tiene en la cabeza es tarea del espectador.

Cuando leí la sinopsis de esta película creí que me iba a encontrar con un drama sobre la vida de la protagonista basado en su adentramiento en el mundo de la prostitución. Lejos de relatarnos una historia coherente sobre el desarrollo del personaje, el film se centra en mostrarnos los aspectos más burdos, sin elegancia alguna y sin que quede demasiado claro qué es lo que está pasando (o quizás yo no la haya entendido en absoluto). Coquetea con historias secundarias y no ahonda en el tema central.

A nivel interpretativo, Emily Browning hace lo mejor que puede con el personaje tan etéreo que le ha tocado en suerte. Tampoco le podemos pedir peras al olmo, la chica es buena actriz, pero con semejante guión poco más podía hacer.

En definitiva, no llego a comprender muy buen qué ocurre en la película.

No entiendo la película; ¿Por qué la clasifican de erótica y dramática si no refleja nada de eso?
Me tragado 97 minutos de película a pesar de que su duración real debe ser de 104 minutos.
(Ahora bien, todos los reproductores donde la intenté ver tenían la misma duración) y no puedo sacar nada en limpio. Sí; La chica estudia en la universidad y se pluriemplea para conseguir dinero pero...¿Por qué en una escena quema un billete? ¿Clasifican esta película como erótica simplemente porque la chica es puta? Carece de escenas de sexo y de puntos morbosos, a no ser que en los 7 minutos de película que el reproductor debe haberse comido se haya desarrollado toda la chicha de la película. Los diálogos son planos y sin sentido; Decepcionante. Voy a cerrar la crítica antes de que me arrepienta del 4 que le colocado y le baje más puntuación.

Fallida, de principio a fin, una historia aburrida y sin ningún tipo de aliciente, (excepto, el de ver a Browning desnuda), una chica que se prostituye, de pronto aparece como una princesa a punto de ser besada por un grupo de tipos que dan rienda suelta a sus deseos, luego no recuerda nada y sigue así; si pretende impactar con intenciones de sexo desenfrenado.., se queda varada entre una vasta ausencia de cordura, y una autentica falta de interés por el espectador. Un film sin principio y fin, sin orientación ni rumbo, pesada y tediosa hasta el hastío, no te la levanta ni el felpudo de la Emily.

Motivado por la curiosidad no pude evitar visionar alguna escena de la película. Tras esto no dejo de comerme el tarro preguntándome si vale todo en esta profesión de la interpretación, si lo que prima es el despojarse de la ropa para poder interpretar, y vuelven a mi memoria ciertos clichés de actrices que para conseguir el papel se acostaban previamente con el productor/director como algo natural. ¿Quién se presta a esto? ¿Es alguien que no se tiene ninguna estima? ¿Es alguien que no tiene dignidad? Porque por debajo del actor está la persona, y no se puede interpretar hasta tal punto de denigrarse como lo hace Emily en esta película. Supongo que ahora Emily Browning acabará haciendo cine porno y luego se convertirá en prostituta. Lo de Julia Leigh es de pasar unos cuantos años en presidio reflexionado sobre lo que significa hacer cine, que nada tiene que ver con desnudar a los actores y ponerlos a hacer guarradas (para eso contrata a Rocco Siffredi).