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201 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
4
'Magical Girl' o cuando el artificio sustituye a la historia.
Mucho se ha hablado durante el 2014 de Magical Girl, la película de Carlos Vermut, ganadora de la Concha de Oro del festival de cine de San Sebastián, nominada a siete premios Goya, y bastante aclamada por la crítica y el público. Sin embargo hay opiniones bastante opuestas a la casi generalizada adulación hacia este film, y la mía es una de ellas. Expondré a continuación las impresiones que me causó esta película, y aviso, aparecerá más de un spoiler.
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499 de 811 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Dudas
Tengo dudas que no consigo disipar. No me refiero al supuesto significado de la trama porque, doy por hecho que muchas de las cosas que quedan en el aire, pueden interpretarse como a cada uno le plazca. Me refiero a mi propia opinión sobre la cinta. Por momentos me pareció buena y, a ratos mediocre. Hay actores que me han convencido y otros que me han dado pena.Contiene muchos tópicos y algo de postureo (palabra tan de moda ahora) y, momentos ciertamente brillantes. Como no soy quién para valorar aspectos técnicos, valoro impresiones globales y, me quedo en un 6. Quizás sea poco o, muchísimo. Dependerá de quién lo juzgue. El tan comentado final... Pues no sé si es así para dejarnos apabullados y que no pensemos en los fallos, desproporciones o incongruencias que esconde. O tal vez tiene en la mente de su autor una finalidad distinta. Habría que preguntárselo pero, dependería de su sinceridad y de nuestra confianza en ella el que consideráramos su respuesta honesta o, un mero guion aprendido.
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173 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Puro arrebato
"Magical Girl" es la confirmación rotunda de Carlos Vermut como cineasta mayor. No voy a decir que sea una película extraordinaria ni una Obra Maestra, porque no lo veo así, pero si me parece una de las propuestas más estimulantes que han surgido dentro del independiente español en bastante tiempo. Es la constatación de todo aquello que defendían los modelos lowcost con etiqueta de culto automático, como los #LittleSecretFilm o la propia obra previa de Vermut, "Diamond Flash", llevado a un nivel más alto, de depuración formal absoluta y con tantas ideas como fotogramas por segundo se suceden en pantalla, un film con personalidad, la intensidad adecuada y lo más importante de todo: una ejecucción prácticamente perfecta. Vermut consigue equilibrar el drama, la comedia, la intriga y el thriller, todo para crear un monstruo de género en el que no valen las medias verdades.

Vermut dirige y escribe un film en el que cada elemento en pantalla parece puesto ahí por algo, sacando partido de decorados que en otra película no pasarian de ser simplemente eso, confiriendo a los espacios una personalidad que va más allá de los propios personajes. Esa 'sala del lagarto negro', el vestido de la idol japonesa, ese bar de amigos de toda la vida, representan la extensión de unos nombres que aparecen en pantalla o se quedan en off pero que parecieran pulular por las imágenes como fantasmas. El film es además cíclico: tal como se abre (brillante arranque, por cierto) se cierra; la 'magical girl' se coloca en la misma posición dentro del metraje, y así sucede con todo. Ese cuerpo magullado como representación de la propia fragilidad de la fidelidad, la forma de ver el mundo desde el punto de vista de personas a priori civilizadas, con carreras a sus espaldas. El guión es modélico de verdad, y si bien podría aprovechar más algunos elementos, lo que hace lo salda con inteligencia.

Pero lo mejor de todo es que Vermut no se limita a cumplir. He creído advertir en su realización unos ecos al Lanthinos de "Canino" e incluso al Kaurismaki de "Contraté un asesino a sueldo", con esa realización tan precisa buscando encuadres simétricos, los planos medios, la construcción del plano para sacar provecho de cada elemento, el juego cromático, la creación de la intriga através de la simple disposición y del buen manejo de los tiempos muertos. El ritmo es perfecto (dura más de dos horas y, doy fe, no lo parece), funcionando de forma ágil pero el sentido de aturdir (las cosas se suceden con calma, no es una de acción de Hollywood); hay un tío con talento, habilidad, y capacidad. Sólo espero que su próximo largometraje no requiera de tanto tiempo para salir adelante y que siga trabajando con su equipo habitual, sin caer en la trampa de coger actores de renombre para impulsar su trabajo a costa de sacrificar lo que tan bien ha demostrado saber hacer. Si "Diamond Flash" fue una sorpresa, esta es la confirmación de que hay vida más allá de aquel debut. Deliciosamente macabra.
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227 de 309 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una vomitona a tiempo
Sería dificil (atendiendo al aviso de la web de no descubrir detalles del argumento) contar la trama, cuando ni siquiera la propia película la acaba de contar. Supongo que juega a eso, a dejarlo todo en el aire, a sugerir. Total, si la gente se lo puede imaginar, ¿para qué te vas a molestar en escribir una trama lógica y creíble? Además para eso necesitas saber escribir.

Parece una decisión del autor, un golpe de osadía y de demostrar lo bien que urde historias sin falta de mostrar historia alguna. Puede parecer una habilidad pero, en mi opinión, no es más que la carencia absoluta de capacidad de contar de modo coherente y, sobre todo lógico, la más mínima trama con visos de realidad.

Lo realmente mágico de la película es el éxito que ha tenido de crítica y público. Me sorprende la falta de análisis crítico, tanto de unos como de otros. Supongo que yo soy el equivocado. Y no es solo que no me haya gustado, es que me ha ofendido, después de las miles de horas que he pasado ante una pantalla de cine a lo largo de mi vida, ese atrevimiento de creer que todo vale, que sacarse un conejo de la chistera es suficiente para conseguir el beneplácito del público.

No todo me parece malo. Tiene una buena puesta en escena, sobria y cuidada. Una buena fotografía. Algunos pasajes cuyas elipsis realmente dejan sugerencias turbadoras e inquietantes, como las visitas a la casa donde Bárbara se prostituye. Pero es en el choque con la realidad donde chirría de modo alarmante, para mi gusto. Los actores cumplen como autómatas, al igual que lo son los personajes. Bárbara Lennie está bien, aunque poco más tiene que hacer que posar en la mayoría de las escenas. Sacristán, un monstruo como siempre, está muy por encima del proyecto.

En el spoiler os cuento lo que, a mi juicio, debió ser la génesis de parte de la trama. Después, decirme si hemos vista la misma película.
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197 de 279 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
(2 + 2 = 4) La evidencia y lo desconocido
Mundo, Demonio y Carne. Estos son los tres epítetos que titulan a las tres partes de Magical Girl. No existen las máximas universales a la hora de calificar una obra maestra en el cine como tal, pero podría ser que algo que tienen en común es la falta de evidencia, el no poder dar nada en la obra por sentado, lo desconocido que hay detrás de la imagen y que es en sí mismo el “otro” guión de la película, ése que no está escrito pero tiene tanto poder como el que se dice.

Magical Girl, partiendo de una proverbial verdad (2 + 2 son 4), se lanza hacia lo desconocido, al ilusionismo de lo que está y de pronto deja de estar. A partir de los ojos de una niña enferma (la hipnótica Lucía Pollán), y del ferviente amor paternal de su progenitor (Luís Bermejo, la sutileza hecha hombre), la historia de Magical Girl se va ramificando hasta crear un cuadro completo de la realidad social de un país. Como daño colateral a una mujer trastornada (Bárbara Lennie, la mejor interpretación que ha habido en el cine español en mucho, mucho tiempo. Es difícil que un cuerpo pueda contar más de lo que cuenta esta extraordinaria actriz con su composición), el miedo a lo desconocido asola la narración, el argumento y la propia sala de cine. Y los efectos causados en un solitario hombre mayor (José Sacristán, ¿existe una voz y unos ojos más reveladores que los suyos en nuestra cinematografía?) hiperbolizan cada elemento expresivo, narrativo y simbólico de la película. En el corazón de todo ello, un hombre del que no sabemos nada, el particular mago de Oz de este universo tan aséptico como real (Miquel Insua, demostrando el poder de lo oculto, la fuerza de la ironía, el desasosiego de lo que no se sabe), que lanza en un soberbio monólogo las claves argumentales de una película tan extraña como universal.

Es difícil intentar racionalizar lo que ocurre en Magical Girl. Su vigor está en cada elemento de los planos, en cada decisión estética, en la fuerza a la hora de crear iconos (el vestido de Magical Girl, la puerta del lagarto negro, el diseño de vestuario y las cicatrices del personaje de Bárbara Lennie, la constitución española como símbolo, la copla…) y en la propia dispersión de la forma. Como decía al principio, tal vez la falta de evidencia sea la clave para calificar a una obra maestra, y esa es la mayor y más reconocible virtud de Magical Girl: el misterio que hay en todo lo que la compone. Todos sus actores son excepcionales porque hacen todo lo que debe hacer un actor para serlo, pero además, en sus interpretaciones está presente siempre aquello que los espectadores no sabemos ni llegaremos tal vez a saber, pero que es una verdad intachable para esos personajes. La soledad de Pollán y Bermejo; la sádica relación entre Bárbara Lennie e Israel Elejalde como su marido; el mundo, pasado y presente del personaje de Bárbara; el carácter omnisciente y nuclear del personaje de Insua; o la gran elipsis ausente, la pieza del puzzle que falta para el personaje de Sacristán entre la primera secuencia de la cinta y su protagonismo en la última parte; son las incógnitas que elevan a Magical Girl como uno de los grandes acontecimientos del cine reciente, piezas que “están pero no están” en una historia que es a la vez cine social, película de terror psicológico y pieza de cámara sobre sentimientos universales.

El miedo a lo desconocido hará que mucha gente no reconozca como obra maestra a esta película. Pero lo que Carlos Vermut ha hecho con su segundo largo está lejos de palabras y opiniones. Es una película en la que todo cuenta, y cuenta de todo. Es difícil llegar a una conclusión sobre su(s) tramas pero en ellas hay verdad, originalidad y magia. Magical Girl es melancólica y feroz. Es divertida a la vez que agónica y dura. Expone los grandes dolores que alguien puede sufrir (como aclaración, “mundo, demonio y carne”), sin concluir ni juzgar aquello que se nos muestra, y lo que deja a nuestra imaginación. Es un tiro en la cabeza a lo racional, a lo encorsetado, a lo que se presupone que es nuestro cine.
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157 de 235 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El ángel exterminador
Esto es una película rara y atípica. Tendrá difícil encontrar su público aunque merece más atención y parabienes que casi todas las demás cintas estrenadas durante el año: sencillamente es única, tremenda, feroz e implacable. No hay nada igual ni lo habrá en mucho tiempo: no habría cuerpo que lo aguantara. Lo que a primera vista se presenta como una película sobre el amor incondicional paterno-filial deviene en un aquelarre casi apocalíptico de venganzas, muertes, extorsión, sangre y manipulación de la peor calaña, siempre cogiendo al espectador con el paso cambiado, con las expectativas alteradas y con la emocionalidad subvertida hasta llevarnos con pasmosa facilidad al dolor y el saqueo emocional más descarado. Se te queda un mal cuerpo, un desasosiego, un envenenamiento masivo de las entendederas que te deja arrebatado y sin consuelo. ¡Menudo peliculón más infausto!

Las apariencias engañan y las mosquitas muertas son de temer. Y de las aguas remansadas más vale huir como de la peste bubónica, no sea que te atrapen y engullan. Con un férreo guión del propio director, Carlos Vermut, la película está perfectamente construida, estructurada y calibrada. Pocas veces el cine español ha mostrado con tanta pasmosa claridad lo importante que es tener un guión bien trabado, sin resquicios, sin huecos ni digresiones, donde la acción surge de los personajes que subyugan por su atroz verosimilitud y fulgor, pese a lo aberrante y esquinado de su venenosa y pérfida trama.

Llega mucho más lejos – y es mucho mejor y más retorcida – que la aclamada y reciente “Perdida”. Aquí la maldad surge del corazón de sus personajes y la manipulación más sibilina erosiona los pilares de una sociedad ensimismada y adormecida de convencionalismos y cortesía. Basta que falte una única pieza de un rompecabezas o coger a un indefenso bebé en brazos para que se abra el abismo de la locura y la perversidad. Basta que un padre quiera agasajar a su moribunda hija para que toquemos la vileza disfrazada de inocencia y fragilidad. Basta que queremos alcanzar lo imposible para perturbar el mundo y sembrar la anarquía.

Los actores (muchos de ellos curtidos en el teatro) sacan el máximo partido a sus personajes y crean un mundo tóxico y deleznable que intranquiliza y pervierte el orden establecido de la ortodoxia social. Una excelente muestra sobre las buenas intenciones y sus enlodadas consecuencias, deja un mal delicioso sabor de boca que perdura mucho más allá de la proyección. Memorable e indispensable. Una gozosa joya inclasificable.
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133 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
OH SIELOS, QUÉ HORROR!!!
No la he visto en el cine, y no recomiendo a nadie que pague por ver esto. No entiendo estas puntuaciones astronómicas, estas críticas maravilladas, estos Goyas (cuántos le han dado a esto? no me acuerdo pero creo que unos cuantos) y premios varios. Este truño está además generosamente subvencionado (aunque está rodado en la puñetera calle y en un par de habitaciones) y elogiadísimo por todas partes.

Paso a desahogar mi indignación en spoiler, por si alguien no la ha visto y le estropeo la trama.
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124 de 206 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuanto más la recuerdo más me gusta.
Vi Magical Girl solo tres días después de haber visto por primera vez la ópera prima de su director, Carlos Vermut. Por eso el salto cualitativo entre lo que se apuntaba e intuía en ella, y lo que ha conseguido en esta segunda película, me parece más llamativo si cabe.
En realidad han pasado tres años entre estas dos películas, tiempo más que suficiente para que Vermut, tras la inesperada revolución que supuso Diamond Flash, haya trabajado de manera más profunda y reflexiva en la creación de su nueva obra, algo que sumado a un presupuesto mucho mayor, le sirve para conseguir con Magical Girl una inesperada obra de madurez tan extraña como elegante, tan inquietante como luminosa.
Respecto al presupuesto, aclarar que, aunque es veinte veces mayor que el de su ópera prima (según los datos publicados), no deja de ser mucho menor que el de la mayoría de películas españolas que se estrenan. Algo que queda oculto tras un acabado visual sencillamente impecable.
En Magical Girl se cruzan las historias de dos personajes. Un hecho fortuito pone en contacto a dos personas. Un hombre derrotado en vida, parado y padre de una niña mortalmente enferma, que vive un presente aterrador, y una mujer casada, con notables problemas psíquicos, que arrastra las secuelas de un pasado tan extraño como, también, aterrador. Entrar a dar más detalles del argumento de Magical Girl es hacer un flaco favor a quien todavía no la ha visto, ya que uno de los mayores placeres de ver esta película es precisamente ese, dejarse envolver por su narración pausada y elegante para ir descubriendo los continuos recovecos de un relato sugerente e inquietante a partes iguales.
Ya desde el guion, del propio director, se aprecia una notable evolución con respecto a su primera película. La cantidad de ideas que se atropellaban en el guion de Diamond Flash se encuentran aquí perfectamente canalizadas, empujando siempre en una misma dirección, algo imprescindible para que el relato atrape con auténtica fuerza al espectador. Carlos Vermut, así lo ha dicho en las entrevistas, ha optado por no contar detalles del pasado de la historia, algo que lejos de crear confusión, solo contribuye a acrecentar la intriga y el misterio. Y aunque hable de intriga y misterio, incluso se ha hablado de cine negro, la agradecible sensación de estar ante un cuento/pesadilla, más onírico que real, no se me va en ningún momento. Y todo ello pese a estar la historia ambientada en un presente perfectamente reconocible.
Mejora sustancial también en la labor como director de Carlos Vermut. Las imágenes que ilustran este relato de trasfondo muy oscuro son, en cambio, luminosas, estilizadas, cristalinas. La puesta en escena, de una perfección casi milimétrica, aporta una contundencia a la película prácticamente incontestable. Deliciosos los detalles musicales que van del manga japonés al mismísimo Manolo Caracol, que con Niña de fuego se apunta uno de los grandes momentos de la película.
Los dos personajes principales están interpretados por un correctísimo Luis Bermejo, y por la fascinante Bárbara Lennie, diosa en el teatro, y que en cine consigue aquí su personaje más inolvidable. Junto a ellos un tercer, y decisivo, personaje. En sus manos está la resolución de la historia, y en su cabeza, seguramente, estarán guardados todos esos misterios que nosotros nunca conoceremos. José Sacristán consigue oro puro con este Damián que nos roba el corazón.
Tengo que confesar que acudí a la proyección de Magical Girl con ciertas reservas, y que el transcurso de la proyección (en su estreno en el pase oficial del Festival de San Sebastian) resulto un tanto accidentado, y que aun así estuve dos horas absorto ante lo que sucedía en la pantalla. Y si durante esas dos horas encontré alguna pequeña pega que poner a la película, a día de hoy ya no me acuerdo de cual era.
Así que desde este momento, y mientras no se demuestre lo contrario, toca seguir la pista a Carlos Vermut, una auténtica, y novedosa, personalidad en esto del cine.
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53 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Una pena.
Después de ver la película me sorprende la cantidad de críticas que la valoran. Solo agrego a las muy pocas criticas negativas que el guión me ha parecido pretencioso y absurdo. Las historias personales que recrea el guión no tienen ni profundidad ni coherencia, desde el punto de vista psicológico no convencen, no hay proporcionalidad ni justificación entre los comportamientos y los contextos o causas que se supone los fundamentan. Una pena.
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106 de 182 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Magical shit
No se puede negar que “Magical girl” es una película inquietante, que atrapa, perturbadora, casi hipnótica. Reconozco que me pasé buena parte del metraje sin apartar la vista de la pantalla y aguantándome las ganas de ir al baño porque no quería perder detalle.

Sin embargo, al igual que no tengo reparo en admitir esto, he de decir que el regusto final es el de una obra incompleta. Es como si Carlos Vermut no tuviera el menor interés en resolver los enigmas que ha ido planteando, o lo que es peor, como si no hubiera sabido cómo resolverlos. El caso es que cosas fundamentales de la historia quedan al final sin explicar; es más, es que prácticamente se obvian, y sin embargo, la impresión es que eran fundamentales para entender qué es lo que ha estado pasando.

Por ejemplo, alguien se ha enterado de qué es lo que pasó entre Damián y Bárbara para que él tenga esa obsesión por ella y para que haga todo lo que hace? Porque mucho me temo que ésa es la clave de toda la película pero todavía no he visto en ninguna crítica a nadie que sepa explicar qué pasa ahí. Cómo se puede dejar la clave de un misterio así en el aire. Y cómo se puede premiar a un director que hace justamente eso.

No, Vermut, eso no está bonito. Tú no puedes tener a un montón de espectadores fascinados con la historia que les estás contando para dejarlos al final con esa sensación de tomadura de pelo que, por desgracia, es tan frecuente en el cine actual. Las películas no pueden quedar con cabos sueltos; todas las pistas que se han ido dando en el guión tienen que tener un sentido porque si no sencillamente sobran, y en tu película, Vermut, sobran muchos de esos cabos que al final dejas sin atar, a la buena de Dios.

Por eso, sin dejar de reconocer que tu historia es original y que aporta frescura al panorama cinematográfico patrio, y sin dejar de restar mérito a tus actores (maravillosa y fascinante Bárbara Lennie, conmovedor el viejo Sacristán), no tengo más remedio que decirte, querido Vermut, que tu “Magical girl” al final se queda en una simple, monda y lironda “Magical shit” como la copa un pino. Y que yo, más que darte la Concha de Oro, después de ver el final y quedarme con la boca bien abierta y la mandíbula patéticamente colgante, te habría soltado un contundente y enérgico “¡¡¡¡¡La concha tu madre!!!!!”.
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79 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Obra de culto instantánea
El cine es fondo y es forma, es impulso y es raciocinio, es una experiencia y al mismo tiempo una puerta a todo tipo de debates, pensamientos y reflexiones. Algunas películas nos sorprenden por su estilo, por su concepción visual o por sus aportaciones técnicas, pero su argumento resulta tremendamente conservador. Otras en cambio proponen nuevas temáticas, pero su lenguaje formal es tan familiar que en seguida desconectamos de lo que vemos en pantalla. Magical Girl, en cambio, parte de un nuevo 'fondo' y de una nueva 'forma' para crear un 'todo' inaudito. Por eso es una película imprevisible que se reformula con cada escena. Una obra que coquetea con todos los géneros con el objetivo de crear otro: el sello Vermut. Una cinta que pende del hilo del surrealismo, pero que al final se desvela como un cuento cargado de sentido(s). Un film que es un conjunto cerrado y a la vez una ecuación con incógnita imposible de resolver. Una historia que se construye plano a plano y que se autoinmola en uno de los finales más impresionantes que jamás hayamos podido ver. Una pieza de arte que apela a la inteligencia del espectador; que muestra mucho, pero que sugiere todavía más. Un título, en definitiva, llamado a ser una obra de culto instantánea.

Carlos Vermut teje una tupida red de personajes que inquietan al espectador. Todo en Magical Girl resulta reconocible y extraño. No sabemos qué estamos viendo, pero no podemos despegar los ojos de la pantalla. Descifrarla es un reto, pero también es una película que se puede disfrutar desde un punto de vista más primario, como ocurre con las mejores obras de Lynch. Y si se acceden a las alas más oscuras de su laberinto de pasiones, chantajes e influencias, nos daremos cuenta que Magical Girl es, en esencia, un ejercicio de cine negro con mucha crítica social debajo de su alfombra. De ella se obtiene una de las descripciones más impresionantes e implacables de la sociedad española de nuestros días. Porque Vermut habla de la paternidad, de la fidelidad, de la crisis, de la tensión entre lo material y lo emocional. También de cuestiones aparentemente tan alejadas como la tauromaquia y la literatura, la prostitución o la educación. Poco más puede decirse para que la audiencia llegue virgen a la película y la pueda disfrutar como se merece. No cuesta imaginarla como la gran obra maestra de ese cine español de bajo presupuesto y gran imaginación que ha irrumpido con fuerza en los últimos años. Si Rajoy la viese, dimitiría al día siguiente y entonaría un mea culpa público. Y si el citado Lynch tuviese ocasión de verla, no dudaría en declarar a Vermut como su alumno más aventajado. Véanla... y alucinen.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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87 de 145 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Debo de ser muy raro...
... o muy viejo, porque después de tantos años viendo cine, la película me ha parecido un soberano coñazo. Es exactamente lo contrario de lo que yo creo que es contar una historia que atrape, sustituyéndola por elipsis e interrogantes sin sentido que no se aclaran, de personajes hieráticos e increíbles. La historia me parecen pretenciosa, vacía y aburrida. No me ha emocionado ni Sacristán (la verdad es que le tengo manía) y casi lo único que me ha gustado ha sido Manolo Caracol cantando "La niña de fuego". Paso página y me dedicaré a ver películas de Billy Wilder, John Ford, Mankiewicz y similares. Me interesan mucho más, pero se ve que sobre gustos no hay nada escrito.
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81 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Profesores y educandos
1.
—Un primer vistazo apunta a Haneke; la factura glacial, el silencio haciendo angostos los espacios.
—Una escucha nos lleva a Tarantino, a su mejor versión; aquel de las impredecibles y feroces verborreas en bares y cafés; parlamentos desatados que eran, ante todo, el vaticinio de un golpe posterior.
—Una habitación que no veremos, y motivos y razones omisas, nos llevan a un terciopelo rojo bajo un lagarto negro, que, quién sabe, podría haber adornado el Club Silencio de Lynch.
—Hay una gélida soledad ambiental en la que juraría que uno oye como calla Antonioni.

Por suerte, Vermut no es sólo el misterio, el ritmo y la estética de ajenos. Su mundo, emergente aún, parece ser intransferible.

2.
"... la educación... ¡que es el pilar fundamental de toda sociedad crítica!"

Los dos personajes masculinos principales de 'Magical girl' son profesores. Ambos, por distintas causas, retirados de la docencia.

Damián, "cara-cerdo", "El Pitágoras", es burlado, al principio de la película, por Bárbara, una alumna que parece pasarse de lista. Luis, parado y en apuros, se aflige comprobando que le dan lo mismo por un manual de bricolaje que por las páginas de Cela.

En la cárcel, Damián ayudó a algunos reclusos a graduarse; intuimos que, profesor irredento, siguió siendo profeta fuera de su tierra. Bárbara, cuyo marido psiquiatra la mantiene con dosis bien medidas de medicación y dominación, tuvo un oscuro pasado en el mundo de la pornografía. Quizás de aquellos polvos, estos lodos de precariedad psicológica e imposibilidad de otra vía de subsistencia que no sea la manutención de su pareja.

'Magical girl' parece hacer, a su modo, un encomio de la Educación como única vía para alcanzar la libertad individual y una elegía del profesor sufrido, orador sin voz.

3.
"—Así somos los españoles, como las corridas de toros. ¿Y qué son las corridas de toros? La representación de la lucha entre el instinto y la técnica, entre la emoción y la razón. Tenemos que aceptar nuestros instintos y aprender a lidiar con ellos, para que no nos destruyan—".

Damián, adalid de esa culturización urgente de la España en crisis, no puede, como tantos, controlar su pasión. En este caso, esa pasión tiene su objeto en Bárbara [mata a Luis no por su presunta violación y su confesa extorsión, sino por puros celos al creer que ella se acostó deliberadamente con ese tipejo e, inferimos, no con él]. Luis, sabedor del valor de los libros, no puede mantener su integridad moral, su dignidad humana, si de alegrar los últimos instantes de su hija se trata, ya sea con algo tan ridículo como un disfraz de anime cotizado a precio de amatista.

Recuerdo, en este punto, el desenlace de otra película no tan (en mi opinión) afortunada, como es la 'Nymphomaniac' de Lars von Trier.

4.
—La mirada de Alicia, "Yukiko", desafiante, hacia una muerte que no por llegar antes de tiempo no era ya largamente esperada.
—El umbral del lagarto negro.
—Damián haciendo desaparecer los problemas de Bárbara, devolviendo ese gesto entre entrañable, misericordioso y bravucón del inicio de la película.

Veo, en estos instantes, momentos de Cine muy intenso.

5.
En ningún momento de 'Magical girl' comprende nadie los motivos, impulsos y necesidades reales de ningún otro personaje. Todos navegan en un marasmo de subterfugios, verdades veladas y convenientes disimulos.

Recuerda uno al Folantin de Joris-Karl Huysmans en 'A la deriva', cuando cita a Schopenhauer y exclama: "Lo que hay que hacer es dejarse ir a la deriva (...), cómo me equivoqué cuando quise modificar los hechos pasados, cuando quise ir al teatro, fumar algún buen cigarro, tomar tónicos y visitar a una mujer; cómo me equivoqué cuando dejé de ir a un mal restaurante para ir a otro no menos malo".

Cuánto se equivocó Luis, buscando, así, dinero para endulzar la vida claudicante de una hija que, por otro lado, no necesitó más que a su padre oyendo una dedicatoria en la radio.

Gracias.
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28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
ABSURDA
Superando el siete de media pensé que me encontraría ante una gran película y con lo que he tropezado ha sido con una burla absurda sobre una chiquilla enferma y su padre que se complica la vida por comprarle un traje de heroína nipona de dibujos animados...
Lo que han querido ver muchos de los críticos yo no lo he encontrado por ningún lado y mi coeficiente intelectual se encuentra en la media.
Un trabajo pausado que conduce la historia hacia un final fácil y desmadejado, reduciendolo todo a un olvidable esperpento.
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50 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un truco peligroso en manos de la bruja novata
Sigue buscando. Sigue rascando. Sigue llorando. Insistir, chantajear o dar pena, son algunos de los trucos más fáciles y comunes para conseguir lo que se desea. Satisfacer la demanda ya es más difícil. La responsabilidad del mago va más allá de sacar el conejo de la chistera cuando se le exige. No todos tienen entre las manos el poder suficiente para realizar el truco perfecto: dividir el cuerpo de un espontáneo del público puede acabar en tragedia, si no se ha practicado lo suficiente. Luis no ha practicado lo suficiente. Se lanza a la aventura de intentar conseguir el sueño de Alicia, su hija. Una niña con leucemia que quiere ser una magical girl. Y eso, en la vida real, es muy caro. En la búsqueda desesperada por ganar dinero, Luis se cruza con Bárbara, y de esta manera improvisará un truco chapucero que acabará salpicando sangre.

A Carlos Vermut, director de “Magical Girl”, le pasa lo mismo que a su protagonista Luis. No porque sea chapucero. Es un ilusionista en potencia. Lo tiene todo preparado para que esta película sea un golpe maestro. Minuciosamente hilado. Elementos como la banda sonora, dejarán al espectador tremendamente fascinado (el uso del sonido llama poderosamente la atención, por su simbolismo y poética en el tratamiento). Hay escenas que golpean directamente a los sentidos, sin atravesar ningún filtro. Diálogos cargados de sinceridad y críticos con la actualidad. Escenarios y secuencias bellísimas, que Vermut dirige con su batuta mágica. El joven cineasta ha ganado la Concha de Oro a la mejor película y director en el último Festival de San Sebastián. Se ha ganado a la crítica. Se lo merece. Pero. Pero Vermut (permítase la comparación desde mi humilde punto de vista) es como Harry Potter recién llegado a Hogwarts. Sorprende, todos lo quieren y lo esperan después de que su ópera prima “Diamond Flash” dejara a muchos con las ganas de otro encuentro. Vermut encabeza la expedición junto a nuevos directores en busca de la senda olvidada del cine español, esa que se desvía hacia el cine de autor y que pocos en nuestro país han sabido explotar.

A Carlos Vermut le queda mucho por mostrar. “Magical girl” entusiasma, pero no es redonda. Su misterio es un canto a la sutileza más despiadada: aquella que golpea desde el silencio interior las miserias de cada uno. Sutileza que finalmente queda rota de una manera, para algunos, magistral. En mi caso, no termina de arrastrarme, a pesar de haberlo esperado con ganas. “Magical girl” pretende cerrar el círculo y a la vez dejarlo abierto. Quizás de forma artificiosa, quizás como tenía que ser. En todo caso, el espectador más exigente deberá seguir buscando y seguir esperando la evolución de esta nueva promesa de la magia negra.

lauracarneros.wordpress.com
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34 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Absurdo disfrazado de pretenciosidad
Esta película no es más que un engaño: una trama mínima inflada de pomposidad para que parezca trascendente y profunda cuando en realidad la historia no tiene ningún sentido, y el modo de proceder de los personajes y sus motivaciones son tópicas hasta lo exasperante. Personajes absolutamente prototípicos que se dividen en dos, vistos hasta la saciedad y que sólo alimentan estereotipos de género y clichés espantosos: la mujer fatal, sea de la edad que sea, que manipula y vuelve locos a los hombres, y los hombres descerebrados que parecen guiarse únicamente por sus instintos más primitivos y son incapaces de desatarse de la influencia enfermiza y la manipulación ejercida por estas mujeres.
Un asco.
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38 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
No ha habido aplausos.
Voy a ser muy breve.

Voy a mil por hora este mes en Cineuropa Compostela viendo de todo, sobre todo lo que quiero, lo que puedo después y lo que me dejan si acabo el día con ánimos. Quien se fíe de mi criterio, hará bien o no, o lo que le plazca.

Magical girl: es pura pedantería. Es un complejo tras otro, es una copia, repetición, imitación. Es un director sin experiencia alguna cuyas dolencias se perciben desde que nos presenta una historia con un personaje, en concreto el padre, inerte, más inerte que su propia hija enferma de leucemia. Lo demás es abominable. No hay razones, sólo pretextos, señuelos y trucos.

Es alguien que quiere jugar a dramatizar psicológicamente con el espectador y que utiliza el cáncer, el sadomasoquismo o algo peor a lo bestia, para sojuzgarnos y hacernos cómplices de algo absurdo, terrible, sin guión, sin madurez, sin intérpretes a la altura, con tres localizaciones (2 y media en el portal del padre) y sin más sentido que tratar al espectador como un aunténtico ser endeble y sin criterio.

Es además un señor que no tiene idea de cine, es inexperto, pero que está aprendiendo. Eso sí, pretende aprender a lomos de los pura sangre... Eso es falta de humildad señor Vermut. Reléase la carta de Kurosawa a Bergman y por lo demás, take it easy.

Un poquito de humildad. No todos estamos tocados por el don de la genialidad pero con esfuerzo, tiempo y experiencia quizás.
Vermut puede ser alguien importante en unos cuantos años. Por ahora, hace honor a su apellido... para el Domingo después de la verbena.
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65 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Pretenciosa, aburrida, intragable
Me parece una película nefasta. Y para el que piense que es porque no veo cine o porque no me gusta el cine español o algo así, no es cierto, veo muchísimo cine y el español me suele gustar mucho. Es pretenciosa en el planteamiento, el guión, los planos, todo y, sin embargo, lo único que me llega es que la historia es una sandez que aburre muchísimo. Es una pena que nadie vaya al cine a gastar 9€ y 2 horas y pico de su tiempo en ver esto. Y que tenga semejante calificación en esta web me choca muchísimo.
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43 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Esta peli huele a tongo
Después de ver la película me he quedado flipando. ¿En serio a esta peli le han dado tantos premios y la ponen por las nubes?

Será que no estoy muy al tanto de lo que sucede en cine español de hoy en día. Será que es una respuesta a infinidad de cuestiones que se me han pasado por alto mientras vivo mi vida fuera de los círculos cinemátográficos. Quizás en estos tiempos el cine ya no va de contar historias concentradas, con detalles que muestren que hay una reflexión profunda sobre lo que esas historias dicen de los terrícolas. A lo mejor es que ahora lo que está bien visto es coger un tópico tras otro y ponerlos juntos a ver que pasa. Supongo que consiste en hacer un collage de escenas, situaciones y personajes cascados y sacarlos de su contexto, a ver que pasa. Todo ello aderezado, eso sí, con imagen en HD y con una buena banda sonora. La cosa es redonda si tienes amigos influyentes que te vendan bien tu peli. Bueno, si consiste en eso yo también le doy un 10, porque eso lo ha hecho perfectamente.

Pero el caso es que a mi no me convence nada. De hecho creo que el único consuelo que puede tener el director es que hay pelis peores. En fin, que no, que esta peli no se salva por mucha referencia cinematográfica superficial ni por muy buenos que sean Bach, Erik Satie y Manolo Caracol. De todos modos os habéis pasado los de las críticas exageradamente buenas, sois unos pesados.
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27 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El peso de lo irreparable
Seis y cuarto de la tarde. Después de haber estado vagando desorientada entre calles que, juraría, estaban sudando tanto o más que yo, crucé la puerta de la sala 5 de los Babel con una frase en la cabeza: “¿Me quieres, aunque sea mucho?”, y decidí, justo al sentarme en la butaca, que me iba a dejar guiar; seguiría a Vermut por cualquier rincón que me señalase, le permitiría sorprenderme de la misma forma en que lo consiguió su superhéroe aquella tarde en la que solamente esperaba poder tener dos horas de procrastinación. Y lo hice, confié en él. Confié en Carlos, y salí ganando.

Desde el primer plano intuí que aquella no era una cinta corriente. La distancia entre los personajes, la altura de sus miradas, los movimientos de sus manos, la modulación de sus voces; la colocación de los objetos, el color de la ropa, la luz de la habitación. Todo tenía un sentido, todo daba información, no sobraba nada, y el resto del metraje me dio la razón. A diferencia de lo que pude apreciar en Diamond Flash, el peso de cuyo guion recae, con diferencia, en los diálogos –lo cual no resta méritos a lo que Vermut fue capaz de “parir” con a penas 20.000€ en el bolsillo–, Magical Girl encuentra el perfecto equilibrio entre técnica y narrativa. Esta vez, tanto la cámara como los personajes giran en torno al conflicto central, justo lo contrario que sucedía con el secuestro de Alba que nos contaba la opera prima del director. Así, Cada evento, cada acción, cada palabra y cada objeto conviven para construir la red en la que Luis (Luis Bermejo), Bárbara (Bárbara Lennie) y Damián (José Sacristán) se ven atrapados, y la importancia de cada uno de estos elementos es tal que el más mínimo cambio es capaz de generar consecuencias irreparables.

Llegados a este punto, debo aplaudir el ejercicio de autoconocimiento al que Vermut parece someternos, y es que cualquier espectador puede sentir frustración al presenciar algunas de las escenas. Para mí, es un juego. La película nos ofrece la información justa y necesaria para transmitir lo que el director nos quiere contar; no peca ni de falta ni de exceso. Teniendo en cuenta esta premisa, la curiosidad, e incluso morbosidad, de las personas del público puede quedar al descubierto si, por ejemplo, entienden como necesario que se muestre aquello que sucede tras “la puerta del lagarto negro”, o como innecesario el desnudo de Bárbara. La producción habla por sí misma: Todo lo que ves, tanto en contenido y forma, es lo que quiere ser contado.

Retomando el hilo, cuando la trama comenzaba a edificarse fotograma tras fotograma, en mi cabeza se empezaba a discernir el recuerdo de una cinta. La congoja que la más humana de las desesperaciones que demostraban Luis, Bárbara y Damián conseguía producirme, me resultaba una sensación más que familiar. Y es que la historia bebe directamente del conflicto de Dancer in the Dark (Lars von Trier, 2000): El deseo de Luis por curar la enfermedad de su hija Alicia, el tesón de Bárbara por ocultar un doloroso secreto y la firmeza con la que Damián está dispuesto a proteger a Bárbara son comparables a la lucha que Selma llevó a cabo por evitarle la ceguera a su hijo Gene; se trata de relaciones que ponen a prueba el límite humano entre la razón y el instinto, entre cabeza y corazón, y que terminan por corromper a todo aquel que se deja envolver por ellas. Del mismo modo, la forma en la que Luis traiciona y condena a Bárbara para siempre solo por contentar a su hija recuerda a cómo Bill transformó la vida de Selma en un infierno para poder seguir consintiendo los caprichos de su mujer.

(Continúa en 'spoiler' por falta de espacio)
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34 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
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