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50 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
NI BLANCO NI NEGRO…
1) Preminger ha pasado a la Historia del Cine como maestro de la ambigüedad. La etiqueta da lugar a equívoco porque parece referirse peyorativamente a un estilo vaporoso, inconcreto, que dice las cosas a medias, cuando en realidad Preminger utiliza un lenguaje diáfano, lleno de precisión y detalles reveladores, para describir lo ambivalente de la naturaleza humana, sus abundantes matices y facetas, la cambiante tensión con que en todo momento se oponen pros y contras. Al revés que los estereotipos, que son de una sola cara, monográficos.

Una “femme fatale” no tiene por qué aparecer como vampiresa de voz gutural fumando en boquilla.
Un tipo duro, convencido de su inmunidad, puede resultar vulnerable y fácil de manejar tras las bravatas (recuerda al Mitchum de “Retorno al pasado”).
El medio de cultivo de una mente homicida no es por fuerza un hogar analfabeto y mísero. Puede ser un grupo familiar instalado en lujoso palacete, que compra vestidos caros un día sí y otro no, que tiene criado japonés que les prepara los cócteles, y que necesita un chófer.

2) Al llegar a esa apartada mansión, lugar de un confuso accidente casero, el conductor de la ambulancia, Frank, conoce a una joven y tarda poco en plantarle un bofetón (en plan terapéutico, eso sí). Según los clichés del cine negro, estamos ante el tipo duro, llamado a enloquecer a la protagonista, y más si tiene la pétrea fisonomía de Mitchum.
Pero ya desde el principio los esquemas van siendo desbordados: la señorita no es una cándida enamoradiza. Proyecta sobre su madrastra turbios odios. Habla de “ella” y la pinta como un ser siniestro y peligroso. Por supuesto, no lo parece.
La novia de Frank, que es perspicaz, trabajadora, despierta, cala a su rival al golpe de vista, en una escena de precisión absoluta, lo contrario de ambigua o vaporosa: cada palabra, cada pestañeo, cada pausa en la réplica…
Diana se muestra curiosa y preguntona, pero también maquiavélica y liante tras su fachada ingenua. Mientras toca dulcemente el piano urde sus confabulaciones. Esto no necesita explicación. Se ve, gracias al excelente trabajo expresivo de Jean Simmons y a los planos creados por el director.

3) ¿No hay sentimientos auténticos? ¿Todo es pura instrumentalización? El propio juicio es una investigación más sobre la verdad, no tan evidente. Fiscal y defensor argumentan con fuerza pareja ante el jurado.

4) Preminger evita la jerga psicoanalítica y va directo a lo que se ve. Prodiga escenas mudas de impecable factura, subrayadas por piano y orquesta románticos con aire a Rachmaninoff, apoyadas en los rostros de los magníficos actores.
Interludios emotivos: un personaje recorre la casa vacía, se hace patente que los demás no están. Las piezas de un tablero de ajedrez simbolizan el desenlace.
En silencio, sin parloteos, hablando las imágenes, en buena ley cinematográfica: ni blanco ni negro, sino todo lo contrario.
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76 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
LE FALTA ALGO DE BOUQUET
No es oro todo lo que reluce y el espectador busca y descubre, en cada primer plano de Jean Simmons, algo oculto, alguna perversidad que otra, porque lo de “Cara de Angel” está bastante claro que es una ironía y hasta Robert Mitchum se ha dado cuenta que algo no encaja y que la maquinaria mental de la niña rica no anda demasiado bien engrasada.

Claro que, uno se pregunta, ¿cómo se deja engatusar de esta forma? ¿Porqué no hizo las maletas cuando debía? ¡Vaya usted a saber! Exigencias del guión, tal vez. O quizás esa mezcla de ingenuidad, belleza y sensualidad le hizo perder el “oremus”. El caso es que el único culpable de ese deslizarse por la pendiente es él mismo. No hay excusas que valgan.

En el orden puramente cinematográfico, cabe decir que aunque la película tiene elementos destacables como por ejemplo la música de Tiomkin ó la labor en la dirección de Preminger no es, a mi parecer, la mejor obra de éste. Laura tiene un “algo” de lo que carece Cara de Ángel. Incluso Al borde del peligro ó Anatomía de un asesinato la superan. Y aunque nos deja escenas notables como por ejemplo el desarrollo del juicio ó la “confesión” en el despacho del abogado, tiene un algo previsible que la vacía un tanto de suspense y por ende de contenido.

Es de Preminger. Eso se nota. Pero aunque nos deja un buen sabor de boca, le falta algo de bouquet. Aunque como dice el refrán: “Sobre gustos no hay disputas”.
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63 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
No pude cerrar los ojos en toda la noche
Último gran film policíaco realizado por Otto Preminger. Escrito por Oscar Millard, Frank S. Nugent y Ben Hecht (no acreditado), desarrolla un argumento original de Chester Erskine. Se rueda en exteriores de Beverly Hills y alrededores y en los platós de RKO Studios. Producido por Howard Hughes y Otto Preminger par la RKO, se estrena el 11-XII-1952 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en Beverly Hills (CA) y alrededores en 1951-52. Frank Jessup (Mitchum), auxiliar de clínica y chófer de ambulancia, es contratado por Charles Tremayne (Marshall) como chófer doméstico. Seducido por la dulzura y la apariencia angelical de su hija Diana (Simmons), Frank queda atrapado en sus redes maléficas. Él es un hombre corriente, bonachón, con novia formal y aspiraciones modestas (montar un taller mecánico de coches). Ella, de 20 años, es caprichosa, solitaria, no tiene amigos, está enamorada de su padre, siente celos obsesivos de su madrastra y bajo una mirada celestial oculta una personalidad manipuladora, fría, malévola y psicótica.

El film suma cine negro, drama, crimen y romance. Como cine negro es un producto tardío que se inspira parcialmente en trabajos anteriores, como “Regreso al pasado”, “El cartero siempre llama dos veces”, “¿Ángel o demonio?” y otros. El guión parte de un original que Preminger puede rehacer y que se va completando a medida que avanza el rodaje. Ben Hecht tuvo una participación relevante en la concepción y definición de las líneas básicas de la historia, cuya redacción concreta asumen Millard y Nugent. Pese a ser una obra de encargo (de Howard Hughes), Preminger la trabaja con dedicación y convicción, estimulado por la libertad que recibe para recomponer el guión a su gusto.

La narración es depurada, analítica y sobria, evita las referencias psicológicas tan en boga en aquellos momentos. De acuerdo con los gustos del realizador, las imágenes hablan por si mismas, directamente, significando lo que muestran. Este modo de proceder le permite hacer uso de las sutilezas que conforman su estilo personal. Cuando muestra a Diana tocando el piano con la vista perdida en la nada, nos habla sin palabras de su desequilibrio y su locura. Cuando lanza una cajetilla vacía de cigarrillos al vacío, nos sugiere la gravedad de sus pensamientos. Cuando mira desde la ventana lo que sucede en la explanada de llegada, sabemos que ha tomado una decisión trágica. El decorado y el vestuario son igualmente manejados por Preminger para comunicar, por medio de detalles, combinaciones, contrastes y sombras, información que profundiza en el drama o anticipa su desarrollo. La igualdad cromática con la que muestra las figuras de Diana y Frank y la superposición parcial de sus imágenes, anticipan la identificación del destino de ambos. Se sirve del vestuario, entre otros elementos, para subrayar las diferencias que separan a Diana y Mary (Freeman). La película muestra a un Preminger pletórico de facultades e ilusiones.
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49 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¡Mitchum, espabila que siempre te la pegan!
Robert Mitchum interpreta a Frank Jessup, un enfermero y conductor de ambulancia que acude a una mansión para atender a la señora Tremayne, una millonaria casado con un viudo escritor que tiene una hija envidiosa y mala con avaricia.

Jean Simmons interpretó a la mala pécora de Diane Tremayne como mujer fatal. A las primeras de cambio ya nos muestran el lado manipulador y tramposo de Diane y desde el principio engatusa al cínico pero bueno de Robert Mitchum.

Diane Tremayne es mala de principio a fin, a diferencia de otras mujeres de su estilo en este mismo género, no hay nada de bondadoso en ella. Jean Simmons está espectacular, lo mismo se puede decir de Mitchum.

Lo malo de "Cara de ángel" es que recuerda inevitablemente a "Retorno al pasado", y si tuviera que decantarme por alguna de las dos, escogería la dirigida por Jacques Tourneur, ya que tiene muchos más matices que la de Preminger. Aún así, sigue siendo una gran obra del cine negro.
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27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La importancia de los intérpretes
Y del director también, no se crean, puesto que aunque Preminger no llegue a perfeccionar o, ni siquiera, cuidar algunos aspectos en este film, sobresale por su interesante labor, sobretodo por el juego que otorga a las secuencias dramáticas acompañándolas, en ocasiones, de una banda sonora impresionante, de lo mejorcito que servidor haya podido oir, logrando que las imagenes sugieran mezclándose con intensidad junto con las piezas compuestas. Sin embargo, quizá le falta algo más de ritmo a un film que se podría haber resuelto en menos tiempo e, incluso, algo más de trabajo en otros aspectos como la iluminación, mayor cantidad de planos, etc...

Pero bueno, como ya dije, en cintas como esta es donde se reivindica la importancia de la labor que pueda realizar un buen actor, pues teniendo un guión que tampoco ofrece demasiado, sólo un magnetizante e inquietante juego a tres bandas en un principio y algún que otro destello durante el transcurso del mismo, dicha labor es verdaderamente importante y, se puede decir, que aquí sobresalen algunos carácteres como la sobria interpretación de Robert Mitchum, que aporta también entereza al proyecto, haciendo que parte del peso del mismo recaiga sobre sus notables aportaciones. En el lado opuesto, se encuentra Jean Simmons, puesto que no en todo momento sabe darle los matices indicados a su personaje, flaqueando en diversos puntos la caracterización del mismo, aunque en alguna que otra ocasión, también resuelva de modo interesante. En cuanto a los secundarios, Mona Freeman deslumbra en casi cada una de sus apariciones y Leon Ames, pese a los pocos planos que comparte en pantalla con los demás, cumple con creces.

En definitiva, una papeleta resuelta con rigor por un equipo bastante acertado, puesto que quizá, la trama no daba para mucho más y que, pese a su previsible final, el mismo es verdaderamente estremecedor. Quizá no sea imprescindible, pero bien merece ser vista.
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25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un punto de vista más femenino (7.6)
Interesante lo de otorgar tanto protagonismo a la mujer fatal, incluso lo de "humanizarla"; pero finalmente no me ha llegado tan hondo como otras películas negras en las que quedan esos cabos sueltos oscuros que es mejor no atar. De estas últimas también prefiero la fotografía, los ambientes asfixiantes, los diálogos profundamente sarcásticos y, por qué no decirlo, la hipnótica narración en off.
Hay un tramo que pertenece más al género judicial pero que es muy interesante. Tampoco es la primera película negra en la que se mezclan ambos géneros, pues se complementan muy bien.


Simmons: Pero yo le digo la verdad.
Abogado: La verdad es lo que decida el jurado.
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27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL ÁNGEL SOLITARIO
A pesar de no ser una obra totalmente redonda, estamos ante una gran película. Es admirable comprobar como se puede rodar un filme de este calibre partiendo de una historia sencilla que, contada de la manera adecuada, crece hasta llegar a cotas narrativas muy importantes. Cada personaje, cada hilo argumental, se sustenta en una básica explicación no desarrollada que permite no complicar el guión hasta el punto de que el director pierda la capacidad de acción; algo que ocurre con frecuencia hoy en día.

Siempre he pensado que esta historia no es una historia de una mujer fatal enloquecida, es una historia que refleja como ninguna la soledad. Simmons es un personaje atormentado, pero ese desequilibrio se debe, sin ninguna duda, a su entierro en vida a la sombra de su padre. Su mundo se reduce a un microcosmos habitado por su progenitor y su madrastra, en el que las pulsiones se multiplican y la locura surge con tal naturalidad que puede confundirse con la maldad. Nada importa para ella más allá de su voluntad; su aislamiento de la sociedad ha impedido que conozca las reglas del juego, la inmensidad del ser en el vacío se muestra aquí como la causa de la locura.

Está claro que no llega a la altura de otras películas “negras”, pero también está claro que esta obra tiene un trasfondo psicológico que la desvincula en parte del encasillamiento en ese género.

Una inquietante Simmons, con un semblante tan ambiguo que le hace pasar de ofrecer una mirada angelical a mostrarse como la reencarnación del mal en apenas unos instantes, imprime a la película un marchamo oscuro, vaporoso y sombrío; algo necesario en una obra de este tipo. Por eso mismo, porque su dualidad está muy marcada, tanto que el mismo Mitchum es consciente de ello; no parece muy creíble la escena de la maleta, en la que el cambio es demasiado radical, y la argumentación no se sostiene en absoluto. Aún así, sigo pensando que es una de las mejores películas de Preminger con unos diálogos magistrales y unas interpretaciones absolutamente turbadoras.
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15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No pasa de inquietante
Obra cumbre del cine negro, gran película de Otto Preminger... o soy yo, que después de haber visto varios cientos de películas (y muchas de cine negro) sigo sin apreciar los detalles de calidad, o es que este filme está sobrevalorado.

Calidad es innegable que la tiene. En un guión no excesivamente elaborado, Preminger saca todo el jugo posible a cada escena, utilizando el lenguaje cinematográfico como un profesional que es. Cada toma tiene su significado, nada está rodado al azar, y la película se enriquece de esos detalles para elaborar el marco psicológico de los personajes, el verdadero plato fuerte de Preminger. En este apartado, Frank (Robert Mitchum) se nos muestra como un sencillo conductor de ambulancias con aspiraciones no demasiado elevadas, que conoce a Diane (Jean Simmons), una mujer que adora a su padre y desprecia totalmente a su madrastra hasta el punto de desearle la muerte. Diane es una persona desequilibrada, lo que Preminger nos muestra a base de miradas perdidas e inquietantes en esa "cara de ángel".

La dirección de los actores es impecable, siendo la principal baza de la cinta, pero a pesar de ello Preminger no logra darle a la trama la inquietud necesaria en toda película del género. Quizás tenga un poco de culpa Mitchum, en un papel distinto a los que suele hacer. Aquí se muestra innecesariamente inexpresivo, lo cual es distinto a mostrar un rostro frío ante las cámaras. Esto, unido a la misma situación rocambolesca de la trama, resta realidad al relato.

Como en buena parte del cine clásico, "Cara de ángel" también tiene su leyenda en la que se dice que Preminger no estaba contento con el bofetón que Mitchum le da en una escena a Jean Simmons, haciéndoselo repetir varias veces hasta que ella llorara de dolor. Se cuenta que Mitchum, harto de Preminger, le soltó una sonora bofetada a éste diciéndole: "¿Así está mejor?"

Interesante, pero ni mucho menos lo mejor del cine negro.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El cine negro. Qué gran género.
Una gran obra representativa del fascinante género negro, de la mano de otro de los grandes directores de la Historia. Otto Preminger es un maestro, autor entre otras, de la fascinante " Laura", el soberbio drama judicial " Anatomía de un asesinato", o el estupendo drama político " Tempestad sobre Washington". Ésto, por citar sólo algunas y si no, echen un vistazo a su filmografía repleta de títulos interesantes que nos confirman que estamos ante otro genio del cine.
Ésta en concreto, nos ofrece una de las cintas características del género. Hombre encoñado atrapado en las garras de una mantis religiosa, quién aunque la ve venir de lejos, no llega a comprender la enorme toxicidad que desprenden estos seres y que, movido por la compasión que le despierta el desequilibrado personaje femenino con "cara de ángel", la infravalora.
Soberbiamente contada, con precisión y garra, el director no se anda con chiquitas. Sólo por el arranque de la película ya sabemos que estamos ante un film rotundo, donde en los tres primeros minutos de la película, antes de que el espectador se haya acomodado en su butaca, el director ya nos introduce de lleno en la cuestión, presentándonos a los personajes y el argumento y poniéndonos sobre aviso, encendiendo todas las alarmas acerca del peligro en el cual nuestro protagonista ( Robert Mitchum ), está a punto de caer. La tensión está servida.
Viendo estos arranques y esta forma de contar la película ( economía narrativa la llamaban), uno no puede menos que suspirar acerca de qué hemos ganado actualmente con las narraciones actuales que precisan dos horas más de metraje para contar lo mismo, metiendo eso sí, cantidad de conversaciones anodinas y prescindibles, junto con un montón de escenas cotidianas para tratar de dar ¿sensación de realismo?, al film.
No. A los clásicos no les preocupaba el "realismo". Ellos se conformaban con argumentos verosímiles, que dieran apariencia de realidad, mientras tuvieran guiones certeros con diálogos precisos y contundentes y jamás perdían el tiempo en tratar de contar algo que podía ser explicado en imágenes.
Cine de atmósfera, de tensión, de miradas y gestos y diálogos rápidos y cínicos. ¿ A qué perder el tiempo?.
Siéntense y disfruten de esta joya. No se arrepentirán.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Jean Simmons, una “femme noire”.
Es evidente que “Angel Face” pertenece a la última fase dentro del desarrollo en el género del cine negro, el movimiento que renovó el thriller americano a mediados del siglo pasado. Tras el ciclo de películas basadas en conocidos gánsters, detectives privados, los melodramas perversos, y el realismo callejero de la primera posguerra, esta fase casi terminal del “film noir” se caracteriza por la acción psicótica y los impulsos negativos de sus protagonistas.

Esta es una película que pertenece al cine negro por derecho propio, ello se debe en primer lugar a la dirección de Preminger: su tratamiento del argumento exhibe una mirada analítica y glacial, lejos del agradecido expresionismo del cine negro convencional, lo que contribuye a subrayar el vacío moral y la desolación en la que se mueven los personajes. La excelencia de la película reposa, en segundo lugar, sobre su magnífica pareja protagonista: Frank Jessup (un excelente Robert Mitchum) como chófer que se ve atrapado en la tela de araña de Diane (una fascinante Jean Simmons), Mitchum repitió la postura de indolencia ante la fatalidad que había hecho suya en “Retorno al pasado” de Jacques Tourneur, con magníficos resultados. Pero la gran sorpresa es ver como Simmons, hasta entonces relegada a papeles épicos o de ingenua, borda el personaje de la niña mimada Diane, fría calculadora, neurótica y peligrosa encarnación de la mujer fatal del cine negro.

Frank es un conductor de ambulancias y ex-piloto de coches de carreras que desea volver a los circuitos. Por una parte, Frank tiene un trabajo fijo, aunque sueldo escaso pero estable, y la inminencia de una boda con una compañera de trabajo. Por otro lado, tras la aparición de Diane, Frank ve la posibilidad de dejar su trabajo, pasar a servir a la rica familia como primer paso para conseguir conducir otro coche de carreras y aceptar el amor de una mujer adinerada. Frank se debate entre dos caras de la realidad: entre la grisura de lo cotidiano, y la hipnótica atracción de la ascensión social. Excelente guión con una acertada puesta en escena del maestro Preminger.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
No imprescindible, pero sí entretenida
Cara de ángel me ha entretenido, pero no la incluiría entre las mejores del cine negro, ni siquiera entre las mejores de Preminger. En algunos momentos falta ritmo, la interpretación de Mitchum carece casi por completo de credibilidad y de matices y el final es muy bueno, aunque algo previsible. Yo me quedo con la interpretación de todas las actrices, y en especial de Jean Simmons.
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La anatomía del destino
Aunque no llega a las inmortales alturas de "Laura", esta película de Preminger es una nueva lección de puro cine negro sin adulterar. Un cine negro de impecable factura que juega con la dicotomía belleza/maldad y presenta a unos personajes complejos que caminan por las lindes del abismo por el que se despeña toda cuestión ética ante la venenosa atracción por lo prohibido.

Un hálito de peligrosa dulzura parece emanar del rostro de Jean Simmons: su mujer fatal es un poco más dulce, más vulnerable, menos mundana que otras miticas malas pécoras del séptimo arte. Sin embargo es un faro y todo barco que lleve la fatalidad como bandera está destinado a ser atraído hacia su luz espectral. Así, el personaje de Mitchum, condenado desde el principio, no tiene más remedio que enredarse en esa aparente telaraña. Y al final...lo inesperado.

Preminger da clases de cómo crear atmósfera, cómo dirigir actores y cómo contar una historia. No es una clase magistral, pero él sigue siendo un maestro excelente. Buena.

P.D.: Hablando de ángeles, dedico esta crítica y las anteriores a uno de los más angelicales usuarios de FA, el genial angelito.
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
BILLETES DE UNO Y DE DOS DÓLARES
“- Ahora tú puedes preguntarme lo que quieras”, dice uno al otro de los protagonistas al comienzo de la película, cuando acaban de conocerse.

Yo sí tengo algo que preguntarles pero como sé que el destino nunca me dará la oportunidad de hacerlo, aprovecharé ahora para hacer dos minúsculas reflexiones:

1. La personalidad de cara de ángel resulta tan intrigante que su papel rebasa los límites de lo razonable.
2. Aunque se nota que la película está dirigida, en general, con buena mano, los hilos de su trama se enredan en una maraña poco verosímil.

Y ambas cosas, tratándose de una película de cine negro, de intriga, puede considerarse como un pecado original porque la convierten en artificiosa, en poco creíble, en forzada.

Resulta falsa.
Como un billete de tres dólares.
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11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
No es mi tipo de femme fatal
Sin duda es una buena película de cine negro, pero a mí me falla la "femme fatal". Quizá sea una interpretación muy personal ésta, sobre todo en un género tan poco delimitado como el del cine negro, pero yo entiendo a la mujer fatal como inteligente, individualista, maquiavélica, calculadora, que se aprovecha del más débil por su propio interés (pero un interés difícilmente identificable como bueno o malo)... La mujer fatal te atrapa y te maneja a su antojo porque ha sido machacada y su situación le ha llevado a comprender que la ley del más fuerte es la que impera en el mundo y ahora es su turno.

En Cara de Ángel directamente es mala, con un pasado no excesivamente turbio y con la que claramente te pondrás en contra. Esta mujer fatal no es víctima de algo en concreto y su actitud no responde a unos fines bien definidos; de hecho, parece que es por naturaleza propia, en una visión que, a mi parecer, roza el machismo. Tampoco tiene esa inteligencia especial y esa habilidad de manipular a su antojo, dependiendo más de eso, de su cara bonita y de buena persona. Ya digo que esto es una visión personal de lo que creo debe ser la femme fatal y en otras películas en donde veo a ésta me siento más satisfecho.

Por otro lado, la historia está bien hilada, con un personaje encarnado en Robert Mitchum que va de chulete, de prepotente, de que puede tratar a las mujeres como quiere, pero que acaba recibiendo palos por sus hechos. Pero, sin duda, lo mejor será el final, un finalazo.
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cine negro en estado puro
Sin llegar a ser una de las obras claves de la historia del cine (al menos por lo que dicen las estadísticas), es una película fantástica en la que se entiende todo; es curiosa la habilidad de su director para llevarnos hasta el final y no permitirnos apartar la mirada de la pantalla. Magnífico guión perfectamente estructurado y magnífico Robert Mitchum, que resulta ser mucho más listo de lo que al principio parece. Y si el guión es bueno, los actores no le van a la zaga, ni la puesta en escena, propia de un maestro como era Otto Preminger. En definitiva, no se la pierdan.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ángeles con caras infernales.
Robert Mitchum y Jean Simmons si llenan la pantalla al encarnar a estos “angelitos” que no son mas que seres humanos tentados por el mal. Sobre todo ella, con su carita de miel. Y que detrás de esa fachada esconde el trastorno, la enfermedad, los disturbios que crecen como la hidra, como sarro que corroe el alma humana como una enredadera que tapa el brillo del espíritu real del ser humano. Pero ella no es la única culpable. Ya que un ser podrido por dentro, siempre llamará a su otro igual, a otro que esta a su altura. Aunque este se esconda detrás de una blanca bata de enfermero. A pesar de tanta fatalidad, me queda el consuelo de que aun quedan personas bellas por dentro y por fuera. Y que brillan bajo el rayo del omnipotente.
“Anoche soñé que ella no moría en ese auto que caía al desfiladero. Vi que un ángel la salvaba. Vi que la carita de ella no estaba sucia. Vi que ella me amaba otra vez. Y yo la perdone. Mi amada… descansa en paz”
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El eterno retorno de la femme fatale
Existen y han venido a la tierra para destrozar la vida de cualquier hombre desesperanzado que busque en ellas concederle un sentido a su vida que parece perdido.

Gran cita con el cine negro y un Mitchum colosal. Esperado desarrollo de acontecimientos y un desenlace tan negro como el propio género, pero que no por predecible resta un ápice de validez al film.

Se despide, atentamente, una triste colilla con trazas de carmín espachurrada contra un cenicero.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Peso pesado dentro del cine negro.
Cine negro en estado puro, el ofrecido en este film por Otto Preminger, que demuestra tenerle tomada la medida a este género, reafirmando con esta película el anterior éxito de "Laura".
Robert Mitchum va granjeandose una gran carrera (pese a las limitaciones interpretativas que tiene) gracias a papeles como los de este film, confirmándose que es un género que le viene como anillo al dedo (recordemos otros grande títulos con Mitchum por medio como "Regreso al pasado" o "La noche del cazador").
Jean Simmons impresiona con su aspecto angelical, al cual nos tiene acostumbrados en su fimografía, y que da nombre a la cinta. Fachada, sin embargo, que esconde únicamente malicia y perversidad, y que alcanza su cúlmen en uno de los finales más impactantes del cine negro.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El pobre Mitchum y la mala leche de esa mujer
Los enredos típicos del cine negro no es lo único de lo que se nutre "Cara de ángel", cuenta con dos grandes actores entre los que hay que destacar, sí, desde luego, la que tiene cara de ángel y que la lía desde el primer minuto. Se me ocurre decir que el pobre Mitchum se lo merece porque es un machista descarado, uno más en la época supongo, pero lo cierto es que su cara, si la de ella es de ángel, la de él es del tío más tontorrón posible.

Dicho esto, que ni dice ni aporta nada, pero me apetecía enormemente apuntar, señalaré que "Cara de ángel" está muy bien hecha, que se nota que tiene detrás a uno de los grandes, a Preminger, lo que sucede es que si a uno le cuesta simpatizar con los enredos del cine negro ya pueden haber mil críticas de diez, que nunca acabará por convencer del todo ninguna muestra del género. Hay lagunas y a la vez es entretenida, el inicio es sorprendente y el final es chapucero, Simmons se merienda a Mitchum y se llega a afirmar, tal cual, que el motor de un coche es fácil de manipular porque lo puede hacer una mujer... El resultado es demasiado elevado, deberíamos dejar de ser todos tan condescendientes con las películas del pasado. Y lo digo yo que le meto un siete sabiendo que ya me he pasado, hay que soltar lastre para que esto se eleve, si no, sólo, pasa de ser un título más.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
De film menor, nada.
Pasa por un film menor de Preminger, pero resulta una película muy notable, con Jean Simmons en plan "femme fatale" desinhibida y egoísta, que aboca a sus amantes (aquí otra vez un gran Mitchum) a un final no muy agradable precisamente (spoiler).
Preminger se recrea sin altibajos en la trama retorcida y directa, y en los brillantes, cínicos y abiertos diálogos. Magistral escena final.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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