28 Críticas de los usuarios

Mi "mala" película preferida de Coppola, queriendo esto decir que evidentemente no es una de sus obras maestras, pero que en su momento me pareció muy bonita. Aunque artísticamente tiene poco interés (como casi todo lo que ha hecho desde los 80) y tiende demasiado al sentimentalismo, la tengo como una de las películas románticas más conmovedoras que he visto.

Igual que en Olvídate de mí, la historia trata de una persona que viaja al pasado dispuesta a cambiar su vida, el rumbo que tomó tras casarse con su infiel marido, etc, pero en el proceso redescubre su ya olvidado amor por él y esto le hace dudar sobre qué camino tomar, un camino que al principio de la narración le parecía clarísimo. Lo importante sobre esta película de Coppola es que la cuestión planteada no es con quién hubiese sido Peggy más feliz, si con el desastroso Charlie o con el prometedor poeta, puesto que en realidad ella nunca tiene la opción de escoger libremente entre los dos. La que debe hacerlo no es la Peggy adolescente, sino la Peggy adulta, que tiene en su memoria los años y años de recuerdos y de vida compartida con Charlie. Y lo que se confronta es el amor por Charlie forjado al cabo de esos años, con la fantasía adolescente que representa el poeta, al que apenas conoce de una noche de pasión y poco más. Si en la película de Gondry y Kaufman los protagonistas decidían amarse por la pura necesidad de amar, aunque conociesen lo que les iba a deparar el futuro, en ésta película (VER SPOILER).

Me gustó mucho la música de John Barry, que junto a la habilidad de Coppola consigue que la película sea asfixiantemente emotiva en algunos momentos. Lo peor, algunos de los actores jóvenes (ese Jim Carrey...), la poco creíble caracterización de Kathleen Turner como adolescente, y un final demasiado surrealista y tontorrón.

Interesante, irregular, atípica... exponente perfecto del Coppola ochentero; esa oscura etapa en que uno de los padres fundadores del nuevo Hollywood dirigía con mucho oficio y poca ambición, sin arriesgar más de la cuenta. No obstante, sería injusto calificarla, más allá de la coincidencia en el tiempo, de un simple "Regreso al futuro" para chicas. Coppola no busca tanto la comedia de contrastes entre épocas, como sí una mirada nostálgica sobre el propio pasado, a través del personaje de Peggy Sue (perfecta Kathleen Turner), que no es viajera del tiempo ni tampoco lo pretende. Por capricho de Dios, los alienígenas o una ruptura fortuita en el espacio-tiempo, Sue acaba teniendo la segunda oportunidad que el 99% de los mortales alguna vez haya anhelado: volver al último año de instituto con la madurez mental de una persona de mediana edad.

Algunas situaciones, por motivos obvios, resultan muy graciosas, pero las intenciones últimas de Coppola son bastante más elevadas, más agridulces, de lo que cabría suponer con semejante argumento. La moraleja se encuentra, quizá, en que no importa el orden de los factores, el producto no va a variar en demasía. A diferencia de la cinta de Zemeckis, donde el más mínimo cambio podía alterar el futuro con funestas (y descacharrantes) consecuencias, Coppola propone una línea del tiempo en que, a pesar de las pequeñas variaciones, el cauce tiende siempre a correr en la misma dirección, para que se cometan los mismos errores y los mismos aciertos, inseparables unos de otros.

Que cada cuál decida si se trata de una idea desaprovechada; ¿daba para más? Por lo que a mí respecta, no, pero creo que el último tercio queda algo deslucido, como si el guión tuviera dificultades en cerrar la película. En fin, impersonal para venir de quién viene, pero entretenida pese a todo.

Vale, estamos de acuerdo en que no es, ni de lejos, la mejor película de Coppola. Seguramente tampoco discutiremos en las lagunas argumentales que aparecen por poco que prestes atención al guión, ni que las edades de los actores/actrices escogidos no corresponden con el papel que interpretan (aunque soy de la teoría de que Coppola pretendía precisamente esto). Hasta aquí todos de acuerdo pero... es que Kathleen Turner está que se sale!
Ver a esta actriz en la pantalla siempre es un placer, la llena acaparando toda nuestra atención, y en este film no iba a ser menos. Borda el papel, le proporciona todos los tics de ingenuidad y experiencia que Peggy Sue necesita para ser feliz. Porque al fin de esto se trata ¿no?, de la busqueda de una felicidad que a veces tenemos tan cerca que no sabemos reconocer. Y es entonces, cuando pretendemos cambiar nuestras vidas, que nos damos cuenta de ello, como le ocurre a Peggy Sue. Y Kathleen Turner sabe cómo transmitir este sentimiento de encuentro consigo misma, con su vida y sus anhelos.
El otro protagonista, el por momentos infumable Nicolas Cage, estoy seguro que repartirá odios y fílias a partes iguales, pero que quereis que os diga, a mi incluso me ha hecho gracia en su papel de noviete dentrífico musical. Suerte que tito Francis le da un poco de manga ancha y se permite, para lo que suele ser el, ciertos histrionismos que llenan de ternura a un personaje que de otra manera sería más que odiable.
Destaco tambien la crítica nada velada de Coppola a ciertas capas sociales de su país, donde los caminos de la vida parecen establecidos desde bien jovenes y salir de ellos puede suponer poco menos que un drama. Ejemplo de esto el mini-monologo de Joan Allen espantada ante la posibilidad de "no poder hacer las barbacoas domingueras con sus amigas de toda la vida, y sus retoños". O el consumismo de la aparencia que muestra su padre con la compra de un coche que no pueden permitirse, mientras la madre vende sus joyas para "ir tirando".
Si no la has visto recuerda: Coppola siempre es Coppola y que, sobre todo, ¡sale Kathleen Turner!

La verdad es que hacía tiempo que la tenía y no me había puesto a verla por motivos de una larguísima lista de espera de otros films que estoy visionando, pero al fin le tocó el turno a Peggy Sue, y la verdad es que me pareció una cinta simpática, si bien no pasa de ser una comedia romántica en la que un misterioso viaje en el tiempo dará una segunda oportunidad a una persona que daba su vida por perdida, así como la de muchos que le rodean. No es que sea una obra maestra, pero se deja ver, ni tan siquiera es como "Regreso al Futuro", ya que esta tiene el color rosado de su historia, pero la ambientación es buena y hay algún que otro golpe bueno en la película. Buena, pero para pasar el rato, con moraleja final de: "nunca es tarde si la dicha es buena".

Un año después de Regreso al Futuro, Coppola estrenó esta otra peli de viajes en el tiempo, que carece de ciencia-ficción, de ciencia y casi hasta de ficción, ya que plantea la típica tribulación tan extendida en el género humano del qué hubiera sido de mi vida si en vez de hacer tal, hubiese hecho pascual.

La prota de lo que se arrepiente, y con razón, es de haberse casado con Nicolas Cage. Pero una cosa es que el espectador comprenda perfectamente la barahúnda mental de esta muchacha, y otra diferente es que le importe.

La peli es extraña por muchas cosas, destacando sobre todas que la gente tiene el mismo aspecto a los 18 que a los treinta y tantos. Bueno, eso, y el tupé de Nicolas Cage, que tiene tela. Además, no se sabe si es comedia romántica, melodrama simplón o peli de sobremesa, aunque agradable y con algún momento inspirado de sensibilidad contenida.

Las pelis de viajes en el tiempo sin cacharros de transporte ni científicos sonaos quedan muy insípidas, aunque las haga Coppola.

La vida para Coppola no resultó fácil después de los dos primeros “padrinos”. Había dejado el listón demasiado alto, para el público y sobre todo para la crítica. Filmó varios trabajos que alcanzaron reconocimiento (“Apocalypse Now”, “El padrino III”, “Drácula de Bram Stoker”…) y otros que pasaron más desapercibidos o fueron recibidos con cierta frialdad.

“Peggy Sue se casó” sería uno de ellos. Nominada a tres Oscars (la excelente interpretación de la entonces primera espada Kathleen Turner, el vestuario, y la maravillosa fotografía de Jordan Cronenweth, sin duda uno de los puntos fuertes del film), contaba además con una historia preciosa, una producción solvente, muy buenas interpretaciones de los pretendientes, tan distintos, de Peggy Sue (especialmente el atolondrado que clava Nicolas Cage, y el intelectual que borda Barry Miller) y el encanto propio de las fantasías, servido con pulso firme por el estupendo director.

Nunca me imaginé a mí misma viendo este film, sin embargo a mi madre le apetecía ver una película de su adolescencia-madurez, así que nada, medio a regañadientes acepté.
Me quedé sorprendida con dos cosas: Lo primero, con el peinado sin clasificar del señor Nicolas Cage, no me extraña que luego lo perdiera tan rápido. Y lo segundo con la impresionante interpretación de Kathleen Turner. Ella solita consigue meterte en la película, que cuando le coges el gustillo se torna en entretenida y sobretodo, muy, muy bonita.
Veánla sin prejucios, personas de menos de 25 años: a vosotros también os gustará.

Mi nota: 7.43

Aunque evidentemente es un trabajo menor de Coppola, no deja de ser destacable. Creo que es una película donde mejor están Kathleen Turner y Nicolas Cage. Una mujer a punto de divorciarse, sufre un estado de coma y tiene la ocasión de volver a su pasado, a su casa, con sus padres, su hermana, sus abuelos aún vivos y con su marido, entonces novio. Allí descubre algunas verdades. Destacar la ambientación de la película pero por su puesto destacar la música que compuso el gran John Barry para esta película, una partitura de una sutileza e intensidad muy propia del autor de la banda sonora de "Memorias de África". En definitiva una película interesante y entretenida.

Esta película forma parte de una época dorada para el cine. Nacieron grandes actrices y actores y el cine se olvidó de ellos, inexplicablemente, entrados los 90. Peggy Sue no solo es dulce sino agradable de volver a ver, de escuchar cada una de las canciones que suenan y disfrutar con buenos actores como Kathleen Turner, gran actriz que tuvo su época y olvidada injustamente por la industria, bien porque no le hayan dado más papeles buenos o porque con lo que hizo tuvo suficiente para cubrir sus necesidades y el ego. Algo de lo que algunos actores deberían haber aprendido.
La pelicula está muy bien hecha y rezuma la maestría de Coppola en una de sus peores pelis.

Probablemente sin contar el fragmento de "Historias de Nueva York", con "Peggy Sue se casó" nos encontramos, entre las cintas que servidor a podido ver, ante la peor película dirigida por ese maestro llamado Francis Ford Coppola. En esa época de los 80 en la que el director lo paso algo mal tras el sonoro fracaso de la injustamente infravalorada "Corazonada", Coppola las paso putas aunque se saco alguna película preciosa aunque también algunas cintas menores y este bodrio que nos ocupa.

Al igual que el fragmento anteriormente citado, esta cinta es infantil y parece más de la hija mimada de papi que de su tremendo director. Nos encontramos ante una historia sencilla que podría funcionar si se hubiera tomado más en serio la historia y hubiera suprimido la multitud de estupideces que tiene y que hace que la película cojee en muchísimos momentos.

En cuanto a los actores, ninguno me ha convencido. Nicolas Cage, el enchufao, está en uno de esos papeles insoportables que suele interpretar normalmente. Kathleen Turner me saca de los nervios en contadas ocasiones y estoy de acuerdo en que su edad no es la idonea para que interpretará a una adolescente a partir del desmayo en la fiesta. Barry Miller es un sosete de mucho cuidado. Y luego un montón de secundarios conocidos que apenás salen como Helen Hunt o un Jim Carrey insoportable en el par de escenas que tiene.

Mal rodada por el director, una cinta tediosa mientras dura, sin ningún momento digno de destacar y en el que nada de nada le funciona al director. Una lamparón enorme en la carrera del director que es mejor olvidar que fue él quién la realizo y ponerse otras cosas suyas como esa trilogía tan especial que realizó y por la que estaré siempre agradecido a este director.

Obra menor, y no por eso la peor, del grandísimo Francis, esta vez sin Ford, Coppola, que con un reparto casi familiar y una historia sencilla, quiso aprovechar el tirón de "Regreso al futuro" para relatarnos un fantasioso cuento de hadas donde los viajes en el tiempo, y por supuesto el romanticismo nostálgico, son sus principales bazas.

Bueno, y también una Kathleen Turner en el mejor momento, en varios aspectos, de su carrera, que eclipsa al resto de sus compañeros, sobre todo a un Nicolas Cage que hace lo que puede en esta ligerísima comedia, que pese a su falta de ambición, consigue entretenernos a base de una entrañable y conservadora moraleja.

Más mini críticas en cinedepatio.com

“Peggy Sue se casó” es considerada como una de las obras menores de Ford Coppola; claro que las “obras menores” de Ford Coppola , debido a la altura de su filmografía, cobran un vuelo que no consiguen las obras mayores de otros autores. Mi opinión es que estamos ante una de sus mejores películas, sobresaliente por su falta de pretensión, por su sencillez de fábula no despejada aún así de una visión profunda e irónica.
La película narra el viaje de Peggy Sue, una mujer frustrada en su madurez y recién divorciada, a su adolescencia (se estreno al tiempo que “Regreso al futuro”, que planteaba premisas similares pero que estaba carente de la genialidad de este guión). Muchos, en alguna ocasión, nos hemos hecho la pregunta de qué haríamos si tuviéramos una segunda oportunidad; la respuesta que da Peggy Sue es la que todos daríamos: dado el presente del que viene, cambiar todo. Sin embargo, y ahí radica el acierto de la película, Peggy en este viaje melancólico que realiza poco podrá cambiar, pero si tendrá el premio de comprender todo lo que había vivido.
Pasado el shock de ver a una Kathleen Turner, ya treinteañera, como una adolescente de teenager, uno aprecia la actuación tan maravillosa que realiza, llena de instantes conmovedores en los que muestra, aún no perdiendo la memoria del presente que ha dejado, el hechizo que un adolescente siente ante la vida. A su lado, un Nicolas Cage intentando estar a la altura de esta gran actriz y consiguiéndolo por momentos; también podemos disfrutar de Barbara Harris realizando el papel de madre de Peggy Sue. Como curiosidad sale muy brevemente, lo que tenemos que agradecer, el indigesto Jim Carrey.
En resumen una película de esas que una vez vista calificaríamos de preciosa.

Es una película diferente y muy personal, alejada de la filmografia más impresionante y llamativa de Coppola.
El problema es que no me atrae y me aburre.
Es un viaje en el tiempo al pasado, una segunda oportunidad, para reconocer y discernir sobre su amor de juventud (ya que en la vida actual, tras 25 años de matrimonio, se acaba de divorciar).
Es una película sencilla que no funciona ni como drama, ni como comedia. Tampoco el guión ofrece giros interesantes y todo resulta bastante insípido, predecible y carente de ambición.
Interesante, poco más.

Es una copia descarada de "Regreso al futuro" mezclandola con partes argumentales de "Un yanqui en la corte del Rey Arturo" y "¡Que bello es vivir!". De lo peorcito de Coppola.

Sin embargo, lo peor de la película se lo reservo para Kathleen Turner. ¿Cómo demonios consiguió el papel? En 1986 Kathleen tenía 32 tacos. Es decir, que cuando interpreta a la adolescente ¡tiene 16 años en cada pata! Y eso no hay maquillaje que lo disimule. Su compañero de reparto, Nicolas Cage, por el contrario tenía 22 tiernos añitos. Y evidentemente fue mucho más fácil hacerle envejecer con el maquillaje.

Me gustó porque es una comedia fresca, divertida, trata de dar respuesta a preguntas que todos nos hacemos como "Qué habría sido de mí si hubiera hecho aquello que dejé de hacer". Peggy puede ahora cambiar el rumbo de las cosas. Es una gozada poder manejar un mundo adolescente e inmaduro con la mente y la experiencia de una mujer adulta y sabiendo como van a ser las cosas en el futuro. Amistad, primeros amores, primeras relaciones sexuales, aspiraciones artísticas, embarazo que cambia la vida a los protagonistas,... Todos estos ingredientes hacen de ésta una película deliciosa.

La típica fiesta de aniversario del fin de los estudios de una promoción. Año 1985. Graciosos, gamberros, empollones y sofisticados intelectuales evocan sus recuerdos y tratan de mostrar lo bien que les han ido las cosas.
Todos menos Peggy Sue (Turner) que, curiosamente, asiste a la fiesta con un vestidito de falta plisada que llama poderosamente la atención de todos por estar muy pasado de moda. De los años 60, concretamente de 1965 que es el año en que terminaron sus estudios, adonde, nada por aquí y nada por allá, se traslada en el tiempo ya con la experiencia y el conocimiento de los veinticinco años transcurridos.
Esta es la trama que se sigue con cierta dificultad pues, Peggy tratará de rehacer su vida tratando de evitar los errores cometidos pero complicándosela a los que la rodean y a los espectadores que andamos un poco mareados con esas idas y venidas en el tiempo.
No es una gran cinta pero es que, claro, viendo el nombre del director las expectativas son muy altas.
Comedia romántica con buena música, pero no mucho más. De hecho sobran escenas como la de los masones, auténticos fantasmones que han cambiado los mandilitos por largas túnicas y estrafalarios gorros morados.
Gustará a los aficionados al género de viajes al pasado, a las almas románticas y a los que disfrutan paladeando la música de los 60 entre los que nos incluimos.

Si existe un realizador capaz de realizar clásicos y filmes menores este, sin lugar a dudas, sería Coppola.
En esta ocasión, alejado de sus grandes producciones, nos hallamos ante un film que nos habla de lo que sería volver al pasado, descubrir todo lo que había a nuestro alrededor y que, quizás, en aquel momento no valorábamos.

El personaje de Katheleen Turner ofrece diferentes contrastes a medida que avanza el film, siendo ella la protagonista absoluta y es que Nicolas Cage no brilla en ningún momento. También recalcar los secundarios como: Joan Allen, Helen Hunt o Jim Carrey.

Mención especial ara la banda sonora: Una pequeña joya que nos regaló el maestro John Barry, que es la que le logra dar aquel toco melancólico que nos atrapa y que nos muestra los miedos y anhelos de la protagonista.

No se trata del mejor film del director, pero su visión se deja ver gracias a un guion bien hilvanado y como no por su protagonista y su magnífica banda sonora.

Gracias por haber completado en la trilogía de "Regreso al futuro" todas las carencias que tiene "Peggy Sue se casó". Decepción absoluta con Ford Coppola quien no sólo toma prestada la idea de la época a la que retorna la protagonista, sino que flojea en el guión (no se explican muchas cosas como sí hace Zemeckis en todo momento) y se equivoca en los actores. Kathleen Turner, por guapa que sea, no está creíble ni como mujer de edad madura ni como adolescente porque en 1986 era treinteañera. Por su parte al sobrino Nicolas Cage, aparte de estar sobreactuado, le sucede lo contrario. Era veinteañero, con lo cual le llevaba diez años a Kathleen y, por más capas de maquillaje que le pongan, tampoco parece envejecido. Y para colmo sale Jim Carrey en su faceta histriónica habitual. Lo más curioso es ver a Helen Hunt como hija.
En definitiva, fallida, anodina, y si la comparamos con "Regreso al futuro", carente de acción y aburrida.
No la suspendo porque se deja ver, que si no...

Tiene cierto aire a David Lynch y eso es un punto a favor. Nicolas Cage haciendo lo que hace siempre, poner caras raras sobreactuando.

Se nota la influencia de "Regreso al futuro" pero no para bien. En la línea de otras películas del director, tan irregular como sorprendente. Muchos momentos vacíos, algunos diálogos que no aportan nada más que metraje sinsentido.

La más floja de la filmografía de Turner sin duda, y eso es mucho decir. Su registro interpretativo recuerda mucho a "Tras el corazón verde" pero falta de chispa. En la película de aventuras mostraba su lado más romántico; en ésta sin duda, quiere hacer un alegato para revindicar la libertad de la mujer.

Una de las peores películas de Coppola al igual que la de Turner... pero merece una oportunidad

Empiezo a escribir la crítica aun con la melancolía que me ha dejado la visualización de esta extraña película. No hagan caso a las sinopsis porque el argumento es lo de menos, y en cualquier caso no podrían expresar de qué va realmente el metraje.

El paso del tiempo y las oportunidades perdidas; la vida erosianando las ilusiones. La fantasía de volver atrás para cambiar las cosas; el redescubrimiento de otras que en realidad nunca cambiarías. La aceptación de la vida y el dar las gracias por lo bueno que uno tiene. Parece una lección de filosofía, ¿no? Pues eso es lo que me ha evocado este film que, en mi opinión, ahora no sería posible hacer (ni a nivel de producción, ni a nivel de guión y habría que ver si ni siquiera a nivel de actuación), lo que añade aún más melancolía al saco, y para rematar diré que no pienso volver a visualizarle. Demasiada carga sentimental. Una vez basta.

Realmente la película me ha dejado desconcertado. Me maravilla cómo concibieron algo así y sobre todo que lo llevaran a cabo. Quizás gracias a que concentra esa carga sentimental en la relación de pareja de los protagonistas se pudo vender como una historia de amor, etc. Pero en realidad el desarollo se podría haber llevado a cabo con otras relaciones (de hecho las familiares destacan también bastante en el metraje).

El fuerte de esta película es muy abstracto. No hay ninguna estridencia ni un desarrollo grandioso ni mucho menos lo son los escenarios; las actuaciones generan algo de extrañeza dada su (contenida) extravagancia. El argumento es un instrumento conductor más que un fin en sí mismo. Aquí el verdadero protagonista es el tiempo que pasa y las oportunidades y decisiones que configuran la vida de una persona.

Me hubiera gustado algo más de desarrollo de historia, ya fuera con subtramas o algo más de complejidad en la general. Tal y como está, es un poco precipitada, lo que sumado a la píldora sentimental me impiden recomendarla para el público en general. Me ha gustado, aprecio su calidad, de ahí mi nota, pero al final me ha hecho pensar mucho más que distraerme; y cuando me senté en el sillón no tenía como objetivo reflexionar sobre tales asuntos y menos aún llevármeles a la cama para darles aún más vueltas. Ahí queda el aviso y la recomendación.