Empiezo a escribir la crítica aun con la melancolía que me ha dejado la visualización de esta extraña película. No hagan caso a las sinopsis porque el argumento es lo de menos, y en cualquier caso no podrían expresar de qué va realmente el metraje.

El paso del tiempo y las oportunidades perdidas; la vida erosianando las ilusiones. La fantasía de volver atrás para cambiar las cosas; el redescubrimiento de otras que en realidad nunca cambiarías. La aceptación de la vida y el dar las gracias por lo bueno que uno tiene. Parece una lección de filosofía, ¿no? Pues eso es lo que me ha evocado este film que, en mi opinión, ahora no sería posible hacer (ni a nivel de producción, ni a nivel de guión y habría que ver si ni siquiera a nivel de actuación), lo que añade aún más melancolía al saco, y para rematar diré que no pienso volver a visualizarle. Demasiada carga sentimental. Una vez basta.

Realmente la película me ha dejado desconcertado. Me maravilla cómo concibieron algo así y sobre todo que lo llevaran a cabo. Quizás gracias a que concentra esa carga sentimental en la relación de pareja de los protagonistas se pudo vender como una historia de amor, etc. Pero en realidad el desarollo se podría haber llevado a cabo con otras relaciones (de hecho las familiares destacan también bastante en el metraje).

El fuerte de esta película es muy abstracto. No hay ninguna estridencia ni un desarrollo grandioso ni mucho menos lo son los escenarios; las actuaciones generan algo de extrañeza dada su (contenida) extravagancia. El argumento es un instrumento conductor más que un fin en sí mismo. Aquí el verdadero protagonista es el tiempo que pasa y las oportunidades y decisiones que configuran la vida de una persona.

Me hubiera gustado algo más de desarrollo de historia, ya fuera con subtramas o algo más de complejidad en la general. Tal y como está, es un poco precipitada, lo que sumado a la píldora sentimental me impiden recomendarla para el público en general. Me ha gustado, aprecio su calidad, de ahí mi nota, pero al final me ha hecho pensar mucho más que distraerme; y cuando me senté en el sillón no tenía como objetivo reflexionar sobre tales asuntos y menos aún llevármeles a la cama para darles aún más vueltas. Ahí queda el aviso y la recomendación.